Termina hoy una semana que para mí ha sido de fiesta, y que sin haber parado de hacer cosas, por unos motivos u otros me ha cundido bastante menos de lo que pensaba. En cualquier caso, y antes de pasar a mis recomendaciones de esta semana, comentar que ha sido ocasión de disparar sobre cuatro rollos de película en blanco y negro.
Dos de ellos todavía están sin revelar y corresponden a la iniciativa FP4party que funciona en Twitter durante varias semanas del mes de diciembre. Esta que termina es la semana de disparar, la que empieza mañana es la de revelar, y la siguiente la de exponer los resultados. Sí, hay que fotografiar con película Ilford FP4 Plus, o sus antecesoras con el mismo nombre si quedan por ahí carretes caducados. De ahí el nombre.
Los otros dos son de la película Kodak TMax 400 de la que os hablé el lunes pasado. Y fueron expuestos en su mayor parte el miércoles en el Taller Escuela de Cerámica de Muel en una quedada analógica de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. Y en una pequeña parte, un par de días más tarde, paseando por Zaragoza. De estas últimas proceden las fotografías que ilustran la entrada de hoy. Las de Muel las dejo para un artículo monográfico sobre la experiencia, dentro de unos días.
Se nota que he estado de fiesta, porque tengo más recomendaciones que otras semanas. Veremos haber cómo escribo esto con cierta agilidad. En primer lugar, los de Lomography han echado la vista atrás y nos han recordado la relación simbiótica entre un fotógrafo, Alfred Stieglitz, y su compañera y musa, la pintora Georgia O'Keeffe. Stieglitz es uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX en Estados Unidos ya que llevó a la fotografía como arte a la modernidad y a su madurez, y contribuyó a abrirle paso en los museos de arte moderno y contemporáneo.
David Lynch es un director de cine muy especial, poco comprendido por el público en general, pero que ha sabido integrar cine y surrealismo de forma muy efectiva, e incluso en ocasiones comercial. ¿Quién no conoce a Laura Palmer? Como muchos otros directores y gentes del cine, también tira de cámara fija. Y en Another Magazine nos hablan de sus muy interesantes desnudos femeninos, en los que transporta su visión a la fotografía fija.
Philip Lorca diCorcia es uno de los fotógrafos más interesantes de la fotografía contemporánea. Norteamericana y mundial en general. Sus retratos en Times Square es una obra de referencia. En Albedo Media han dedicado un interesante artículo a repasar la obra de diCorcia, que conviene conocer.
Saltando de continente, nos vamos hasta la Europa oriental. En Vantage nos presentan la obra de un fotógrafo lituano poco conocido, Vitas Luckus, que terminó su vida suicidándose momentos después de haber matado a puñaladas a un agente de la KGB... Ahi es nada. Pero lo que importa aquí son las interesantes fotografías de Luckus, con un estilo documental, pero lleno de poesía y una extraña belleza.
A través de la cuenta en Instagram de Fotografiska, llego a conocer la obra de la fotógrafa china Chen Man, que también ha merecido algún artículo en algún otro medio. De ella, he llegado a leer que es la Leibovitz del gigante asiático. A mí, este tipo de comparaciones no me gustan demasiado. Porque de alguna forma ponen en segundo lugar a uno de los dos artistas, que es "como", negando su propia identidad. En cualquier caso, en la vistosa y colorida obra de Chen (este es el apellido), es difícil encontrar los límites entre la fotografía de moda y la fotografía conceptual. Lo que me cuesta más aceptar es que sus fotografías estén hechas con al Seagull con la que aparece en su fotografía del perfil en Facebook, pero quién sabe...
Txema Salvans es uno de los fotógrafos españoles más interesantes. Quizá carezca de la vistosidad de otros fotógrafos, pero sus documentos tienen bastante profundidad. Fue relativamente famoso su trabajo sobre la espera de las prostitutas en las carreteras del Mediterráneo español. Curiosamente, como nos cuentan en Albedo Media, el concepto se ha mantenido en una segunda serie, pero en la que las prostitutas han sido sustituidas por pescadores con caña en los embalses de la zona. El mismo concepto de espera, la misma desolación, la misma luz dura e implacable del sol hispano...
Otro fotógrafo de origen español, pero nacido en el Reino Unido en LensCulture, es Daniel Castro García. Fotógrafo que, en LensCulture, confiesa que, respecto a su propia identidad, ni se siente plenamente británico en su país de residencia, ni plenamente español en el país de sus raíces. Y por lo tanto, investiga con sus fotografías el concepto de ser extraño, a través de los inmigrantes africanos que llegan a las costas europeas del Mediterráneo. Bastantes de sus fotografías me han impresionado por su calidad formal y técnica.
Tanto en Artnau como en Booooooom nos presentan las fotografías de retratos de la barcelonesa Andrea Torres Balaguer en las que se nos niega sistemáticamente la visión del rostro de la persona. Mediante su ocultación por la pose, o mediante la utilización de técnicas mixtas junto con la pintura. Fotografías de factura sencilla pero muy elegante, y que se llenan de misterio por esa ocultación deliberada y sistemática de la identidad de la persona.
El collage, ya lo he comentado en varias ocasiones, es una técnica que me causa cierta fascinación. Y que aunque he intentado alguna vez, no he conseguido absolutamente nada satisfactorio. En Another Magazine nos presentan los collages de Sammy Slabbinck, realizados a partir de fotografías antiguas, en lo que me parece una forma apropiada del apropiacionismo en el arte fotográfico, al resultar una obra nueva y distinta a partir de la antigua. Variados, intrigantes y bellos los collages de Slabbinck.
Finalmente, como en todo principio de mes, ha llegado la nueva edición, el número 105, de Fraction Magazine. En esta ocasión me gustaría destacar dos trabajos. El titulado Lighght (no es una errata) del fotógrafo Douglas Lovell, en el que relaciona sus interesantes fortografías en blanco y negro con el mundo de la Cábala. A mí la parte cabalística me la trae un poco al pairo, pero no pocas de las fotos me han gustado. El segundo de los trabajos lleva el titulo My Faded Fantasy, en el que el fotógrafo Matthew Finley, partiendo de fantasías, de lo que se sueña cuando se está despierto, usando procesos fotoquímicos antiguos nos ofrece una serie de imágenes oníricas de desnudos masculinos y femeninos.
Ya comenté hace unas semanas que pasamos un rato de una tarde en el entorno de la presa de la Sotonera en Tormos, provincia de Huesca. Fuimos a ayudar a un amigo con un pequeño traslado, pero aproveché para llevarme un par de cámaras y terminar de probar el rendimiento de un par de materiales sensibles.
Yashica Mat 124G + Lomography Redscale XR
Este es el último rollo que me quedaba de los diversos que he usado estos meses atrás del tipo Redscale. Os recuerdo, se trata de una película negativa en color que se enrolla con la emulsión en posición invertida. De este modo, la luz llega a la película atravesando las capas de colorantes de forma inversa, lo cual, debido a la diferente capacidad de penetración de la luz en cada una de estas capas provoca variaciones en el rendimiento del color. La que hoy nos ocupa, la Lomography Redscale XR se puede exponer a índices de exposición entre 50 y 200. A IE 200, manifiesta una dominante rojiza muy intensa, mientras que a IE 50 esta es menor, aunque se mantiene una reproducción de los colores alterada con respecto a la película normal.
Tras un primer rollo hace unos meses que se estropeó durante el revelado, este es el primero de los tres siguientes que he disparado en situación de día francamente soleado. Los dos anteriores, uno similar a este y otro de KONO Reanimated Films, fueron expuestos en momentos de predominio de nubes, aunque con una luz relativamente abundante. Pero muy suave. En esta ocasión, como se puede apreciar en algunas de las tomas, el contraste es más fuerte, incluso si las fotos están realizadas en las últimas horas de la tarde.
Las fotografías fueron realizadas con la Yashica Mat 124G, que en esta ocasión aguantó el tipo mejor en las tomas a contraluz, bien es cierto que tomé la protección de usar la mano como parasol arrojando sombra sobre la lente frontal. Y siempre elijo un índice de exposición de 50 con el fin de minimizar las dominantes rojizas.
He de decir que, aunque en las pruebas realizadas con tiempo nublado o seminublado encontré situaciones interesantes en el rendimiento del color con esta película, como ya digo desviado de lo natural, en esta ocasión no me ha acabado de convencer. De hecho, los escaneos directos no me convencen nada, exigen un cierto tratamiento en el procesado digital para dar cierta coherencia cromática a la toma. Supongo que en situaciones muy contrastadas, las luces y las sombras se ven afectadas con distinta intensidad por la inversión de la emulsión y quedan, por decirlo de alguna manera, "desacompasadas" aromáticamente. Podría quedar un efecto que me gustase... pero no en exceso. Ya digo que en lo que veis hay un trabajo posterior en los programas de tratamiento digital de la imagen.
En fin, de momento no hago idea de volver a utilizar este tipo de material próximamente. No digo que en alguna ocasión en otras condiciones no lo pruebe,... pero de momento no.
Leica Minilux + Bergger Pancro 400
También adelanté algunos resultados hace unas semanas La película Bergger Pancro 400 la había venido usando desde que salió al mercado a principio de año en cámaras de formato medio con resultados de mi gusto. De hecho, prácticamente en estos momentos, por defecto uso la Pancro 400 cuando quiero usar película a su sensibilidad nominal o a IE 250-320, reservando la Ilford HP5 Plus para las situaciones que requieren IE 800-3200 con revelado forzado. La excepción va a ser lo que ya empecé a contar a principio de semana y seguiré contando próximamente, el rollo por metros de Kodak TMax 400 caducada que hemos usado estos días.
En esta ocasión, utilicé la Leica Minilux que me traje de Seúl, y que demuestra gran consistencia a la hora de medir la luz, permitiendo como resultado unos negativos perfectamente expuestos. Quizá tenga un celaje ligeramente en sobreexposición, de un tercio o así, y por ello los negros no aparecen tan profundos como cuando uso el material en formato medio y uso fotómetros más calados en la sensibilidad exacta, como es el de la Fujifilm GS645S Wide 60 o el Gossen Digisix que uso con la Hasselblad 503CX. Pero bueno, el resultado está bien, y nada impediría un procesado, tanto en laboratorio como digital que permitiera un mayor contraste en el resultado final.
Evidentemente, el grano es más marcado que en formato medio, y en general no alcanza el modelado de los tonos de dicho formato, pero eso sucede con prácticamente todos los materiales. Es que cuando hay información abundante todo sale mejor. Seguiré usándolo, supongo. Desde luego, se maneja con mayor comodidad para escanearlo que la Kodak TMax 400. Aunque quizá la falta de estabilidad dimensional de esta se deba a los años que lleva por ahí abandonada...
Hoy tocaba cine en mi Cuaderno de ruta... pero hay que ajustarse a las circunstancias. El miércoles vamos a Muel, a una escuela taller de cerámica, con la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ en salida de fotografía argéntica. Usaremos unos rollos de película por metros Kodak T-Max 400 caducada hace 6 años. Fecha de caducidad, 11-2011. Estuvimos cargándola en chasis reciclados el sábado. Como recientemente tuve la experiencia de usar un rollo de diapositivas caducado, sabía que con el tiempo la película pierde sensibilidad. Como quedaron unos retales de los dos rollos de película de 30,5 metros que usamos, un par de rollos con capacidad para unas poquitas exposiciones, los cogí para hacer unas pruebas antes del día señalado.
Mi hipótesis de partida es que la pérdida de sensibilidad con el tiempo es mayor en la película en color de tipo cromogénico, procesos C-41 (negativo color) y E-6 (diapositiva color), por la degradación de los colorantes acoplados a las sales de plata. Pero que esos 6 años desde que la película caducó, en una película en blanco y negro envasada como nueva y conservada sin grandes agresiones, no se iba a notar tanto. Así que hice dos pruebas. Uno de los carretes lo expuse ayer por la calle a su sensibilidad nominal, ISO 400, y el otro subexponiendo dos pasos, IE 1600, y forzando el revelado.
En el carrete a la sensibilidad nominal, IE 400, obtuve 4 negativos y ¾. Calculábamos 7 u 8, pero hay un desperdicio al principio y al final del carrete, y salen menos. Utilicé mi cámara Pentax MX, cuyo fotómetro es muy fiable, con mi recién llegado SMC-M 28/3,5, un pequeño gran angular que va muy bien. Me ha costado muy barato y está como nuevo. El revelado lo hice con Adox APH09, fórmula similar al Rodinal y que se usa igual a todos los efectos, en dilución 1+25 a 20 ºC durante 6 minutos.
El cálculo de la exposición lo hice apoyándome en el fotómetro de la cámara, pero comprobando lo que me decía con un fotómetro de luz incidente, el Gossen Digisix. Ambos concordaron en todas las ocasiones. El día estaba como para confiar en la exposición por estimación. Al sol, f/16 y 1/500. En la sombra, tres pasos menos, f/16 y 1/60. O similares. Nunca uso el f/16 si lo puedo evitar; f/11 o f/8. Los resultados son estos.
El resultado, impecable. Negativos bien expuestos, con un contraste bueno, salvo en la última de las exposiciones, que al estar realizada en pura sombra, necesitaría o un papel de mayor contraste en el laboratorio convencional, o aumentar el contraste en los procesos mixtos argéntico-digitales en el procesado digital. Lo esperado. Ninguna sorpresa. La película no ha perdido sensibilidad.
Luego fuimos al Museo Pablo Gargallo para utilizar el otro carrete a IE 1600. Obtuve 7 exposiciones de 10 calculadas; como digo, existe cierto desperdicio al principio y al final del carrete de unos tres fotogramas. Utilicé la misma cámara, pero en esta ocasión con un SMC-A 50/2, más luminoso. El revelado, en idénticas circunstancias, pero con un tiempo de 11 minutos para el forzado.
En esta ocasión, la medición de la luz fue siempre doble. Con la cámara y con el fotómetro de mano de luz incidente. Aquí no estaban siempre de acuerdo, dependiendo de la luminosidad del sujeto. En la práctica, los museos tienen una iluminación controlada, y para todas las fotos usé la combinación f/5,6 y 1/60. La excepción fue f/4 y 1/60. Aquí dividiré los resultados en tres grupos. El primero quedó bien sin problemas.
Estas tres fotografías corresponden a sujetos de tonos medios o ligeramente oscuros, salvo la última, que fue la que expuse a f/4 y 1/60. Recordemos que el problema de la subexposición con el revelado forzado es que aumentamos el contraste, con lo que recuperamos las luces y los tonos medios de la subexposición, pero es muy muy difícil recuperar las sombras profundas por la ausencia de plata. Como en estos fotogramas las sombras profundas no son muy abundantes, o cuando lo son, en el último fotograma, lleva un paso más de exposición, el resultado es bastante bueno.
Veamos otras fotografía...
La dama del espejo ha quedado razonablemente bien por que tal y como recibe la luz, hay muchas diferencias de tonos entre las distintas partes de la escultura. Pero apreciamos que las sombras esta un tanto empastadas.
Y veamos las tres fotografías que nos quedan...
Los tres motivos principales son de un negro profundo. Este es un caso en el que la medición incidente no es más adecuada. Y la ponderada al centro de la MX tampoco. A la sensibilidad nominal de la película, hubieran quedado bien. Pero subexpuestas dos pasos, las sombras han quedado demasiado empastadas para mi gusto. Aquí tendría que haber medido con la MX en medición de luz reflejada, pero acercándome y midiendo sólo el sujeto, sin el resto de la escena. Probablemente eso me hubiera dado uno o dos pasos más de exposición, que hubieran permitido tener una imagen más correcta.
La película funciona bien en subexposición y revelado forzado. Pero hay que tener cuidado con la medición. Ya se sabe, con película negativa, exponer para las sombras y revelar para las luces.
Semana tranquila desde el punto de vista fotográfico. Ha sido una semana que me he dedicado más a procesar trabajos anteriores que ha realizar nuevo. Ya veremos cómo se plantea esta que viene, en la que tengo fiesta, y, si el tiempo atmosférico no se pone muy desagradable, puedo tener ocasión de hacer fotografías más o menos abundante. De momento, está prevista una quedada el miércoles con la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, en la que aprovecharemos dos rollos de 30,5 metros (100 pies) de Kodak T-Max 400 caducada, enajenada de un instituto de educación secundaria de la ciudad que ya no utiliza este tipo de materiales para la docencia. Heme aquí reciclando viejos chasis de película...
En las próximas hora espero empezar a revelar un par de ellos, cargados con los retales finales de ambos rollos, que sólo daban para unos pocos fotogramas. Uno, que no ha dado más que para 4 o 5 fotos, lo he expuesto por la calle a su sensibilidad nominal. Con el otro, 7 u 8 fotos, he aprovechado que los primeros domingos de mes el museo Pablo Gargallo tiene entrada gratuita, y lo he expuesto allí a índice de exposición de 1600. Forzaré dos pasos. Así nos daremos una idea de las posibilidades de una película caducada hace 6 años. Ya que estaba en el museo, he aprovechado para tirar unos JPEG directos con la Panasonic Lumix GM5, que ilustrarán esta entrada.
Hace unos días, en el blog The Photobook obviamente dedicado a las novedades en materia de libros de fotografía, nos hablaban de uno con fotografías de Duane Michals de quien ya os he hablado en alguna ocasión en estas páginas. Este fotógrafo se caracteriza sobretodo por sus series de fotografías conceptuales, con un estilo muy personal. Pero no es a esto a lo que se dedica el libro, y el artículo del blog, sino a sus retratos. Excelentes y muy personales, también.
En Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red nos han hablado de un venezolano, Alfredo Cortina cuya obra fotográfica permaneció inédita durante su vida, que ocupó buena parte del siglo XX. El caso es que dicha obra tiene un gran interés tanto documental, como artístico. No sólo fotografió la realidad social de su país, sino que también practico la naturaleza muerta y la fotografía escenificada con interesantes resultados. Os dejo un vídeo sobre el personaje.
La República Popular Democrática de Corea, usualmente conocida como Corea del Norte, es uno de los países desconocidos y enigmáticos más conocidos del mundo. Muy hermético al exterior, no dejan de aparecer reportajes de fotógrafos occidentales que de una forma u otra nos traen imágenes del lugar. Y con una frecuencia desusada aparece en los noticiarios más diversos. Generalmente por las idas de olla de Kim III, hijo de Kim II y nieto de Kim I,... o como se llamen los dictadores del lugar, todos de la familia Kim. De una familia Kim. Nathalie Daoust es una fotógrafa canadiense que se especializa en sacar a la luz lo desconocido. En trabajos anteriores, relacionado con el sexo. En esta ocasión, se trataba de obtener fotografías de lugares distintos de los permitidos por el gobierno norcoreano, por lo que llevaba la cámara colgando del cuello, sin tocarla, pero con un cable disparador oculto, para ir disparando a escondidas. El tratamiento que otorga a las imágenes, es acorde a la clandestinidad con las que se tomaron. Nos lo han contado en AnOther Magazine.
Seguimos en la península de Corea. En Another Man Magazine creo que está emparentado con el anterior, nos hablan del trabajo del fotógrafo Park Jongwoo (nombre al estilo oriental, con el apellido primero), documentando la paradójicamente denominada Zona Desmilitarizada de Corea. Uno de los lugares más controlados militarmente del mundo. Es un lugar que podría haber visitado en mi reciente viaje a la República de Corea, o Corea del Sur. Pero como sólo se puede ver en viajes organizados, o sea, te enseñan lo que quieren que veas,... pues no fui. En cualquier caso, el detallado reportaje de Park es muy interesante, documental y fotográficamente hablando.
En un correo informativo de la PhotobookStore, llegó hace unos días una recomendación de un libro realizado por la fotógrafa japonesa Rinko Kawauchi y el fotógrafo coreano Seungwook Back, en el que las fotografías están realizadas con el teléfono móvil y proceden del intercambio de mensajes durante un cierto periodo de tiempo. No tiene mala pinta y me estoy pensando si lo compro. En cualquier caso, me sirvió para refrescar el interesante trabajo de Kawauchi que ya había conocido en alguna ocasión, y que tal vez os interese. No he encontrado una página web en internet sobre el coreano, salvo esta aunque hay una diferencia ortográfica en el nombre que no sé si indica otro fotógrafo, otra persona, o no.
Siguiendo en oriente, en Japón, en el mismo correo informativo de la PhotobookStore que tenía muchas referencias a fotógrafos orientales, aparecía el trabajo de la fotógrafa japonesa Emi Anrakuji. También me interesó mucho, siendo mucho más personal y críptica, y orientada a su preocupación por el cuerpo.
Seguimos todavía en extremo oriente, aunque ahora nos vamos a China. En el British Journal of Photography nos han hablado del trabajo de Feng Li, un fotógrafo flâneur. Palabra francesa, un flâneur, en el siglo XIX, era una persona usualmente desocupada y con tiempo libre, que se dedicaba a pasear sin rumbo fijo, por el mero placer de pasear y observar. Y Li hace eso y toma fotografías, que no son las habituales fotografías callejeras que tan de moda están. Recoge más bien impresiones, llegando a las situaciones extrañas, absurdas o surrealistas, con un estilo de fotografía muy directo, de apuntar, encuadrar, enfocar y flashazo acompañante. En color.
Saliéndonos ya de Asia, nos llegamos hasta Estados Unidos, donde la fotógrafa Lauren Greenfield documenta la realidad de una sociedad de personas que no es que sean ricas o acomodadas, sino que se esfuerzan en la medida de los posible en parecerlo. Lo vi en un vídeo del International Center of Photography, que os dejo a continuación.
Finalmente, una última recomendación que me llega desde la cuenta de Instagram de Fotografiska, y se trata del norteamericano Jason M Peterson una de las estrellas de la mencionada red social, donde cultiva un interesante estilo de fotografía documental en blanco y negro que me ha llamado la atención por sus cualidades estéticas principalmente, aunque también hay alguna que otra serie escondida entre la abundancia de publicaciones que tiene interés conceptual.
Y esto es todo por ahora... me voy a chapotear un rato entre químicos de revelado...
Después de un intento fallido por un problema en el revelado, del que no he hablado, el siguiente intento de probar las posibilidades estéticas de una película tipo "redscale", es decir con la película invertida de modo que las capas de colorantes con distinta sensibilidad a los colores queden en orden inverso, tuvo su gracia. Es cierto que volvió a presentar algún avatar no deseado ni esperado en el revelado, pero al menos las imágenes eran aprovechables, y el efecto del error tenía su aquel.
Como seguía teniendo dos rollos de película Lomography Redscale XR de formato 120, recientemente decidí exponerlos aprovechando mi recuparación de la Yashica Mat 124G. El primero de ellos, en el entorno de la huerta de Las Fuentes y el Tercer Cinturón, en Zaragoza.
La película Lomography RedScale XR es una película negativa en color que como ya digo tiene la emulsión invertida, y se puede exponer a sensibilidades entre IE 50 y 200. Supongo que la sensibilidad nominal es de ISO 200. Si se expone a esta sensibilidad, la capa sensible al rojo bloquea buena parte de la información procedente de otros colores, y las fotografías tienen fuertes dominantes de color rojo. Si se sobreexpone, por ejemplo a IE 50, que es lo que yo he hecho, llega más cantidad de luz al resto de las capas de colorantes. Entonces, la teoría dice que hay más variedad de colores, aunque estos se encuentran desplazados de lo que sería nuestra percepción natural de los mismos.
A pesar de que, como ya he dicho, expuse la película a IE 50, las copias digitalizadas que me llegaron de Carmencita Film Lab estaban muy rojizas. Desde luego ese no era el efecto que esperaba. Más adelante os pondré algún ejemplo. En Lightroom traté el color para eliminar en la medida de lo posible esa dominante rojiza, así como mejorar el contraste de las fotografías, muy bajo. Pero todo dentro de un límite. En el correo de remisión, el técnico de Carmencita me avisaba de la aparición de ciertos artefactos si se trata de corregir el resultado de forma excesivamente intempestiva.
Os cito literalmente lo que me dice Miguel, el técnico:
Los red scale de exposición tambien perfectos, en estos he observado unas manchas por todas las fotografías que se presentan cuando la película lleva tiempo caducada sobre todo en película en blanco y negro, estos carretes estaban en fecha? es mucho mas apreciable en roll2.
He esperado a realizar esta entrada hasta que me han llegado los negativos devueltos desde el laboratorio. Decidí ver qué trabajo de digitalización podía hacer yo con mi escaneo de sobremesa, el Epson Perfection V600 Photo, escaseando en modo avanzado con ajustes personalizados a color de 24-bits y una resolución de 2000 ppp. Os pondré el archivo tal cual me lo mandaron desde Carmencita Film Lab y como me ha quedado a mí.
Como veis, hay una diferencia notable de aspecto. Mi versión no está procesada en Lightroom ni en Affinity Photo, salvo para reducir el tamaño para la web. Está tal cual la he ajustado en el programa de procesado de Epson ajustando los niveles canal de color por canal de color. Este es el resultado pictórico que yo estaba buscando. Pero si observáis bien, en las zonas de sombras en la vegetación, en algunas zonas del cielo y en alguna de las esquinas se ven como unas manchas azuladas, artefactos de color a los que supongo que se refiere el técnico de Carmencita.
En no todas las fotografías aparecen con la misma intensidad.
No obstante, en las zonas de sombra también se pueden apreciar.
En la tarde en que están realizadas estas fotografías, como podéis apreciar, las nubes predominaban en los cielos de Zaragoza, aunque eventualmente se abrían y dejaban pasar más luz. Dentro de unos días os hablaré del segundo rollo, con unas condiciones de luz muy distintas.