A pesar de que ya hace unos cuantos meses que The Impossible Project cambió su marca y su imagen para pasar a llamarse Polaroid Originals, hasta ahora no había tenido ocasión de exponer en estas páginas ninguna foto tomada con esta marca. Entre los que tenía en la nevera almacenados, más los que compré cuando cambiaron la marca y ofertaron a precio inferior, todos ellos con la marca Impossible, apenas he tenido la oportunidad de probar las nuevas películas.
En las películas en blanco y negro, no anunciaron cambios especiales. Debemos entender que se trata básicamente de la misma película que con la marca anterior. Pero en lo que se refiere a la película en color, sí que anunciaron cambios. Nos contaron que habían conseguido una película más estable, con tiempos de revelado considerablemente más cortos, e incluso se atrevieron a hablar de mejor rendimiento de tonos y colores. Había que probarla. Y lo hice ya en el mes de noviembre. De hecho, estas fotografías que hoy expongo aquí, ya fueron apareciendo en su momento en mi cuenta en Instagram.
Mis impresiones... He de decir que me forcé un poco a tirar el cartucho, y no sé si elegí los mejores motivos. Lo intenté por lo menos. Ninguna maravilla aquí. Pero tengo la sensación de que los colores todavía están demasiado apagados. Frente a la versatilidad de la película en blanco y negro, te quedas con la sensación de que la de color no es una película polivalente. Que exige unos motivos y unas condiciones de utilización muy específicas. Ya veremos en el futuro.
Por cierto, utilicé la versión de formato Spectra, con la cámara Polaroid Image System SE, que da mejor calidad de imagen de las dos polaroids que tengo. Os dejo el pase de fotos.
Pues no tengo muchas recomendaciones seleccionadas este domingo. Algo típico de las semanas en las que estoy muy liado y tengo poco tiempo para las cosas de la red de redes. En fin, algo hay. Y creo que bastante interesante.
Acompaño con alguna de las fotos candidatas a participar en la #FP4Party de enero. Esta es una iniciativa que funciona en Twitter, y en la que ya participé en el mes de diciembre pasado. Condiciones para participar, dos. La primera es respetar los tiempos, una semana para hacer fotos, otra para revelar y digitalizar, y la tercera para exponer en twitter. La segunda es limitarse a utilizar película Ilford FP4 Plus. O sus predecesoras si quedan carretes por ahí ya caducados. La verdad es que después de un año probando muchas películas que eran desconocidas, me está sirviendo para darme cuenta de que las películas de Ilford son un valor seguro. Y las más fáciles de encontrar. Fotos hechas con la Leica Minilux y película revelada con TMax Developer, dilución 1+4, 8 minutos a 20 ºC.
Y qué bien va la Minilux, oye.
Siempre suelo empezar por los clásicos. Y en el blog Down the Road, uno de los varios que he incluido recientemente en mis agregadores de noticias dedicados sobretodo a la fotografía con película tradicional, nos proponen aprender fotografía documental, hoy en día los modernos la llaman muchas veces street photography, observando y entendiendo las fotografías de Berenice Abbott. Una fotógrafa que está justamente incluida en el olimpo de los fotógrafos clásicos norteamericanos y que hay que conocer. Es preciso.
Stuart Franklin no es un clásico, pero se inspira en los clásicos. En concreto, en los fotógrafos viajeros del siglo XIX que recorrían el norte de África y documentaban los agrestes paisajes y los tesoros arqueológicos de estos países. Franklin se centra en los templos egipcios y en los rocosos paisajes marroquíes, practicando con maestría el blanco y negro para centrarse en las formas y las texturas. Nos lo han contando en Magnum Photos. Su página en la agencia también es visitable.
Alex Webb es otro fotógrafo documental que también está vinculado a Magnum Photos. Y en las noticias de esta agencia nos hablan del trabajo documental de Webb en la ciudad de Estambul, un trabajo que se ha desarrollado por el espacio de siete años. Como es característico en el fotógrafo norteamericano, el color ocupa un lugar de privilegio en sus composiciones. Probablemente uno de los mejores coloristas actuales, que acompaña con composiciones arriesgadas y con su capacidad para observar y estar allí.
Cambiemos de tercio, abandonemos la fotografía documental y pasémonos al bodegón. Pero un bodegón muy especial, personal y saliéndose de los cauces más clásicos es el de la fotógrafa Suzanne Saroff (instagram). Unos fondos de colores uniformes, comestibles cotidianos, y unos cuantos vasos o copas llenos de agua son suficientes para generar una visión particular de los objetos. Con una iluminación uniforme y cuidada. Sencillo, pero eficaz. Lo hemos visto en Artnau.
La cuenta de Instagram de Fotografiska, el museo y centro de arte fotográfico de Estocolmo, me está sirviendo últimamente para conocer buenos fotógrafos, no siempre conocidos. Esta semana traigo dos.
En primer lugar, los paisajes urbanos o semiurbanos de la británica Polly Tootal (instagram), salpicados de vez en cuando por retratos en su entorno muy directos, muy claros, muy sencillos y eficaces. Me gusta mucho este tipo de fotografía, poco espectacular, pero que contiene muchos valores éstética, y también éticos, no siempre bien apreciados por el común de los aficionados, que se dejan arrastrar por los artificios que proponen hoy en día determinados lugares en la red de redes.
Y recientemente han comenzado a publicar trabajos de la italiana, aunque no lo parezca por su apellido, Alexandra von Fuerst (instagram). De hecho, nos cuentan que pasó un tiempo en Berlín antes de trasladarse a Londres, donde trabaja. Von Fuerst se centra en la figura de la mujer, sin desdeñar otros géneros, pero siempre con una mirada inquisitiva hacia lo femenino. Diríase, en una observación superficial, fotografía de moda, pero hay algo más. Y no faltan las imágenes de corte surrealista.
Y termino con una recomendación múltiple, la que nos hacen desde Lenscratch, que nos proponen un repaso al trabajo de siete fotógrafas actuales; Marky Kauffmann, Rania Matar, Nancy Grace Horton, Emily Schiffer, Tira Kahn, Blake Fitch, and Nadine Boughton. Son siete fortógrafas distintas, pero que estudian todas ellas a través de sus fotografías los distintos roles que se asumen o se atribuyen a las mujeres en las sociedades actuales. Como ya he dicho, no he tenido mucho tiempo esta semana para detenerme en la obra de algunas de estas recomendaciones, pero entreveo mucho potencial en este septeto. A ver si tengo tiempo de ir apreciándolo poco a poco.
Creo que ya lo he comentado alguna vez. Para un aficionado razonablemente serio a la fotografía, incluida la fotografía con película basada en los haluros de plata y otros procesos fotoquímicos, Lomography es objeto de una relación de amor y odio al mismo tiempo. Me explico.
Por un lado, hay que reconocerles que han jugado un importante más importante del que nos gustaría reconocer en mantener vivo un mercado que permita mantener la afición a la película fotográfica tradicional. También hay profesionales que siguen fieles a ella. Pero no entre los que consumen cantidades importantes como para justificar el interés de los fabricantes por suministrar equipo y consumibles. Los que trabajan a destajo, se ha pasado al digital, porque a la larga, e incluso a la corta, es más eficiente. Quedan aquellos que tratan la fotografía como una de las bellas artes, que siguen fieles a ella, y algún excéntrico que ofrece a sus clientes el aspecto final de la película tradicional en el reportaje social. O sea la BBC, bodas, bautizos y comuniones, especialmente si el cliente tiene posibles. Así que la cosa de la película tradicional es cosa de aficionados y artistas. Y Lomography ha hecho mucho por los aficionados. Dudo que haya hecho mucho por el arte... aunque a veces vendan esa idea.
Por otro lado, se han "especializado" en vender cámaras malas a precios caros. Han creado una inflación en el coste de los equipos, que quizá sea un poco artificiosa. Ellos venden sus cámaras a un precio excesivo para la calidad que tienen. Pero también han provocado que haya más demanda de segunda mano para cámaras decentes, las millones que hay por ahí, abandonadas por sus dueños que se contentan hoy en día con las fotos del teléfono móvil. También promocionan acabados cutres y chapuceros, como si fueran "artísticos". Polvo, rayas, pelos, goterones del revelado, filtraciones de luz,... cosas que ha quince años eran una demostración de zafiedad, hoy en día son... "cool".
Como decía,... amor y odio simultáneamente.
Bien. En su catálogo de cámaras o chismes, hay cosas que pueden resultar razonables. Y divertidas. Es innegable. Y este es el caso de esta ActionSamplear Clear que os presento hoy. Por menos de 30 euros, puede proporcionar diversión, alegría y quien sabe si alguna foto interesante. Por qué no.
Como veis en la foto de presentación, su característica principal es que tiene cuatro objetivos que producen cuatro imágenes similares, pero no idénticas sobre un fotograma estándar de 36 x 24 mm. Similares, porque todas apuntan al mismo sitio, y trasladarán a la imagen los mismos objetos. No idénticas, por dos razones. La primera es que entre las cuatro habrá un cierto error de paralaje, su punto de vista es ligeramente distinto. Lo cual se manifestará especialmente en los objetos cercanos. En la distancia, ese error se minimiza. La segunda es que el obturador va abriendo brevemente la apertura de cada una de ellas secuencialmente en este orden: amarilla, azul, roja y, por último, verde.
Es pequeñita. Podéis haceros idea del tamaño con el carrete de Bergger Pancro 400 con la que la he probado. Prácticamente, bolsillera. Y podéis ver que en el interior hay cuatro tabiques que dividen el área de proyección de cada lente, evitando que se mezclen las imágenes. Ya aviso que hay bastante gente que se carga estos tabiques, porque el efecto es mejor sin ellos. A la vista de mis pruebas, y de lo que he visto a otros compañeros de afición, tienen razón.
Lo que hay que manejar de la cámara es elemental. Un visor de visión directa, azul clarito, que se repliega sobre la parte superior de la cámara. Un botón disparador, el amarillo, que al menos en mi ejemplar va bastante duro, provocando un retardo en el disparo. Esto es importante, porque la gracia de la cámara es usarla en situaciones de acción, para que el movimiento del sujeto se refleje en las cuatro imágenes del fotograma. Pero si no es reactivo,... es difícil controlar la cosa. Una rueda de avance de la película, rosa, y una palanca de rebobinado, verde. Para qué más. Un cordón permite sujetarla a la muñeca.
Pero,... cuáles son los resultados...
Como ya he comentado, he utilizado un carrete de Bergger Pancro 400 para probarla. El revelado lo he hecho con TMax Developer, a una dilución 1+9, nueve minutos a 20 ºC. Pero... Pero. Lo cierto es que desde hace un mes es la primera vez que uso este revelador, que es reutilizable un determinado número de ocasiones. Se supone que un litro de preparado, 1+4, admite entre 15 y 20 carretes una vez preparado, según el tipo de película. Y que conviene desecharlo al mes de haberlo preparado, guardándolo mientras protegido de la luz. El caso es que hace unos días lo usé con una Lomography 100 Earl Grey, que lo dejó coloreado de verde. Lo tendría que haber desechado en ese momento, pero lo he usado de todas formas. Y el negativo ha quedado con muchas impurezas. He sido un idiota vamos. Revelar a revelado... pero una chapuza.
Observad el lateral derecho de esta última foto y veréis los restos de impurezas. Además, como ya había observado hace unas semanas, la Pancro 400 tiene una estabilidad dimensional. Se retuerce como una culebra. Por lo que es complicado manipularla una vez revelada, lavada y seca. No digamos mantenerla plana en el escáner. El caso es que es más fácil que se adhieran pelillos y partículas de polvo. La gloria de un "lomógrafo", vamos. Una pena, porque es una película que había probado y usado previamente en formato medio, donde no había apreciado este problema. Tienen distinta base. La película de medio formato usa como base el PET (Tereftalato de polietileno), mientras que la de 35 mm usa el acetato (de celulosa). Bergger jura y perjura que ambas llevan una capa para mantener la estabilidad dimensional, pero en la de 35 mm obviamente no funciona. Si buscáis por ahí, no soy el único que se queja.
Como veis, la he usado en diversas situaciones. He de decir que aquellas en las que se marcan más las diferencias entre los cuatro fotogramas, que implican a personas, no se ven aquí. O son niños, cuyas imágenes no publico, o adultos que prefieren no salir, o que no sé si les apetece, en un blog como este. Estas son las que más gracia e interés tienen ya os lo advierto.
Las cuatro lentes que lleva tienen una focal de 26 mm. Dado que cada una de las imágenes es una cuarta parte del fotograma, para encontrar la focal equivalente en el caso de que la imagen ocupara el formato completo, basta multiplicar por 2. Equivalen a cuatro objetivos de 52 mm, focales estándar. Hay que decir que el área de cada una de las cuatro imágenes es similar a la de un sensor micro cuatro tercios, aunque las proporciones no son las mismas. La apertura es fija a f/8, y la velocidad de obturación que se anuncia es de 1/100 segundo. Según esto, con una película de ISO 100 o 125 bastaría para fotografiar en situaciones que van desde el día soleado y despejado hasta un nublado no muy denso.
El caso es que yo he utilizado un negativo en blanco y negro con una sensibilidad nominal de ISO 400, y me han quedado unos negativos muy poco densos. Al verlos, me quedé con la impresión de que la subexposición iba a ser palmaria. Pero lo cierto es que al digitalizarlas no me he encontrado con sombras empastadas. En todos los negativos era posible apreciar detalle incluso en las sombras más densas. Desde luego, a mí esta película no me deja mal nunca. También pensé que la mala calidad de la solución reveladora podría haber influido. La dilución y tiempo empleados no aparecen en la hoja de especificaciones de la película, las he obtenido del Massive Developer Chart en Digitaltruth.
Lo que sí puedo decir es que la nitidez es bastante floja. Si además mueves la cámara para variar los encuadres durante la toma, todavía se pierde más nitidez. Pero no creo que nadie use esta película por su nitidez. En fin. Un divertimento. Ahora me queda eliminar los tabiques para mejorar el aspecto de las copias finales, y probarla con un carrete en color. Probablemente un Fujicolor Superia Xtra 400, que suele comportarse muy bien en todo tipo de circunstancias. Ya os contaré.
Nuevamente tengo un hueco para incluir una serie completa de un cartucho de película instantánea. En realidad, en esta ocasión son dos. Ambos han pasado ya por el trámite previo de ser publicados en mi cuenta en Instagram, dedicada a la fotografía instantánea.
Mientras el proyecto Impossible Project recibió ese nombre, ahora es Polaroid Originals, y ante el hecho innegable de que sus películas era un proyecto en desarrollo, con imperfecciones, utilizó dos estrategias para vender. Cultivar el aspecto artístico de sus materiales, por un lado, y promocionarlos como material lúdico, por otro. Incluso una combinación de ambas. Por ello, fueron frecuentes las series especiales. De ellas, unas que aparecía a finales de enero o principios de febrero eran las dedicadas al año nuevo chino. El año pasado presentaron la serie Lucky 8, que tenía un vistoso borde rojo en sus fotos. Menos en una de cada cartucho, que era dorada. La posición en la que aparecía esta estaba determinada, según ellos, por el azar. Y de ahí lo de la "fortuna". Cuando uno compone artísticamente con un soporte con el borde rojo intenso, tiene que incluir motivos que le vayan. Pero claro, nunca sabes cuando te va a salir la dorada... y hay que tenerlo en cuenta.
Cuando el proyecto adquirió su nombre actual tras la adquisición de la marca registrada Polaroid, empezaron a vender las series bajo marca Impossible de oferta. Y yo me hice con algunos cartuchos. Varios en blanco y negro, de los que todavía tengo que mostraros algunos, y un par de Lucky 8.
El primero de ellos lo expuse durante la quedada de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ para visitar la exposición de Nadav Kander, que se siguió de un paseo por el casco histórico de la ciudad, a principios de noviembre. El mismo día que la Ektachrome 100 caducada.
Os pongo aquí un pase de fotografías con las ocho instantáneas de ese cartucho. La dorada salió en séptimo lugar.
El segundo de ellos es más reciente. Y lo expuse durante el fin de semana en el que coincidieron el Salón del Cómic de Zaragoza 2017 y el estreno de la última entrega de Star Wars. Es un fin de semana que desde que volvió la saga galáctica de algún modo incluye nuevas tradiciones en las que un invitado especial es mi sobrino Diego.
También os dejo las instáneas en un pase de diapositivas. Como me gusta preservar la intimidad de los niños, veréis que están modificadas en aquellas en las que sale el peque. Como curiosidad, la dorada también salió en séptimo lugar. ¿Al azar? Para ser riguroso, tendría que tener experiencia en una serie más larga...
Primeras recomendaciones fotográficas del año 2018. Y también las últimas del 2017, ya que el domingo pasado lo dediqué a los resúmenes del año y no hubo recomendaciones. No tengo mucho tiempo para extenderme, así que intentaré ir rápido.
En cuanto a las fotografías acompañantes, las que he ido realizando estas dos últimas semanas tardarán unos días en estar disponible, así que tiraré de archivo. En concreto, algunas fotografías más de las que hice con la pequeña medio formato Olympus Pen EE3 con película Fujicolor Superia XTra 400, ya que me sorprendieron muy gratamente.
Hoy tengo varios clásicos en cartera. Y el primero de ellos no es un fotógrafo sino un pintor. Surrealista. Mi preferido. Y el de muchos. René Magritte. Pero es que, como nos cuentan en Flavorwire, como buen surrealista probó de todo tipo de salsas y también realizó películas experimentales y fotografías. Merece la pena echarles un vistazo.
Hay fotografías que, más allá de sus posible valores estéticos, tienen un enorme valor por el "aquí y ahora" de cuando se tomaron. Y algunas de ellas son las de Yoshito Matsushige, realizadas en Hiroshima el mismo día en que los norteamericanos arrojaron la bomba atómica. Con su cámara de medio formato, 6x6, con negativos revelados con el agua sucia de un riachuelo. Muy defectuosas, pero únicas. Y de gran valor. No hizo muchas. Cinco. No pudo, ante la vista del sufrimiento que le rodeaba. Nos lo contó Wayne Bremser.
Creo que nunca he hablado en estas páginas de Angus McBean. Y eso que tengo un libro suyo que me gusta mucho y hojeo con frecuencia. Lo compré en Lisboa. Muy barato. McBean se especializó en ser fotógrafo de teatro, en Londres. E inmortalizó a muchos grandes intérpretes y obras teatrales del West End. Me encantan sus retratos de Vivien Leigh. Y sus obras de carácter surrealista. También hizo una portada para The Beatles. Nos lo recordaron en On this Date in Photography, el día de Navidad.
Interesante experiencia la que nos cuentan en Magnum Photos. Sobre dos de sus buenos fotógrafos. Alex Majoli y Christopher Anderson (instagram). En un proyecto conjunto en la ciudad china de Shenzhen. Lo comparan a un diálogo similar al de los músicos de una sesión de jazz, pero con fotos. Miradlo vosotros mismo. Yo os dejo aquí un vídeo sobre el proyecto.
En Feature Shoot nos hablan sobre un trabajo muy notable del fotógrafo neoyorquino Andres Serrano, siempre incómodo, siempre directo, siempre denunciando. Y si el trabajo se denomina "Tortura", no hace falta ser un lince para saber de qué va. Fotografías de personas actuales que han sido torturadas, junto con lugares famosos por las torturas practicados en ellos, u objetos destinados a la tortura a lo largo de la historia. Una denuncia clara y concisa.
En un tono menos drástico, con más humor, aunque también con el lado irónico o negro de las calles, en Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red nos presentan a Todd Gross (instagram). Fotógrafo que se hizo famoso a través de los blogs... blogs que eran sin palabras, sólo fotos. También conocido como Quarlo, tras un viaje de ida y vuelta pasando por la toma digital, ahora sólo usa película fotográfica.
Vamos un poco al paisaje. Los vastos paisajes del oeste americano han estimulado siempre la imaginación de las gentes y han atraído a los fotógrafos. Más cuando estos han nacido allí, como es el caso de la fotógrafa Alexis Hagestad (instagram), apegada a su Montana natal. Nos lo han mostrado en Booooooom.
Sigo con frecuencia una serie de sitios donde se habla de fotografía con película tradicional. No los suelo mencionar porque están más destinado a los aficionados que otra cosa. Pero en esta ocasión me han llamado los paisajes de Johann Bottos, nativo italiano asentado en Austria que fotografía justamente lo que hay entre ambos países, es decir, los Alpes. Pero en riguroso blanco y negro con película tradicional. Los paisajes son bellos. Y los datos sobre cómo los realiza, inspiradores. Y nos lo han presentado en Emulsive, uno de esos sitios que mencionaba.
Y como cada principio de mes, nos ha llegado el nuevo número, el 106, de Fraction Magazine. En esta ocasión, como de costumbre, presentan cuatro porfolios que, indudablemente, tienen buena calidad. Muy en el estilo de esta revista en línea. Pero ninguno de ellos ha conseguido llamarme la atención en especial, más allá de la buena calidad global de las obras. Pero bueno, echad un vistazo y decidid vosotros.