Hoy tenemos una serie de recomendaciones fotográficas realmente variadas, aunque intentaré agruparlas de forma racional. Como siempre, antes de ir con ellas, os dejo el enlace al tablero de Pinterest de esta semana, que también viene muy variado. Con fotografías que proceden de los artículos referenciados más abajo, y otras muchas más encontradas por la web.
En lo que se refiere a las fotografías acompañantes, durante el mes de octubre estuve paseando tanto con la Pentax MX + SMC-A 50/2 como con la Leica M2 + Zeiss Biogon-C 35/2,8 cargadas con película Kodak Portra 160. En la actualidad, se impone en muchas ocasiones la utilización de su hermana la Portra 400, por su flexibilidad de uso, combinada con sus buenos resultados. De hecho, la Portra 400, con una sensibilidad nominal de 400 ISO, da también muy buenos resultados expuesta a un índice de exposición de 200 (1 paso de sobreexposición), e incluso a 100 (2 pasos de sobreexposición). Desde este punto de vista, ¿tiene sentido o ventaja el uso de la Portra 160 con una sensibilidad nominal de 160 ISO? Yo no lo tengo claro, al menos para mis necesidades. Cuando acabe con el lote de carretes que adquirí de este tipo de película, volveré a la Portra 400, que como digo suelo exponer a un índice de exposición de 200, sabiendo que si la luz escasea se puede volver a su sensibilidad nominal.
Las circunstancias en las que usé la película fueron muy variadas.
Empezaremos con un grupo de recomendaciones como de costumbre de lo que denomino fotógrafos clásicos o de épocas pasadas.
En Siéntate y observa... tienen un artículo que ya publicaron hace un tiempo sobre las opiniones de Brassaï a propósito de las fotografías de Lewis Carroll. Como muchos sabréis, Lewis Carroll, Charles Dogson fue su nombre real, fue un clérigo inglés que escribió dos obras cumbre de la literatura fantástica, Alicia en el País de las Maravillas y su continuación Alicia a través del espejo. Es conocido que para su escritura se inspiró en la niña Alice Liddell, cuyo aspecto conocemos perfectamente porque Carroll práctico con asiduidad la fotografía, especialmente el retrato, y nos ha dejado numerosos documentos gráficos. Se ha especulado sobre las tendencias sexuales del clérigo... incluso sugiriendo algunos tendencias pedófilas,... pero lo cierto es que nada de esto está demostrado, y creo que lo mejor que se puede hacer es disfrutar de sus excelentes fotografías como se pueden disfrutar sus escritos.
Otra clásico de la fotografía, en esta ocasión del paisaje es Ansel Adams. Pues bien, Adams fue invitado a fotografiar uno de los campos de internamiento para ciudadanos estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial. En The Atlantic nos muestran un selección de fotografías de este trabajo, sobre este vergonzoso hecho de la historia del país que se dice así mismo defensor de las libertades, y que tantas acciones ha realizado a lo largo de su historia para que dudemos de esta afirmación. The Atlantic denomina las imágenes como "subversivas"... yo no diría tanto. Pero sí que son un testimonio importante de las condiciones de vida de estas gentes durante el conflicto, incluso si algunas de las fotografías recogen los aspectos "más amables" del episodio.
Pasemos ahora al retrato. El fotógrafo noruego Bjørn Sterri ha venido reflejando la naturaleza de sus relaciones familiares en los últimos años, nos cuentan en L'Oeil de la Photographie, en una serie de retratos que en muchas ocasiones incluyen al propio fotógrafo. Retratos en blanco y negro, desprovistos de elementos superfluos, de carácter muy íntimo, tomados tanto en su lugar de origen como durante sus vacaciones por Europa. También sirven para analizar el impacto del paso del tiempo en la familia.
Otro tipo de relaciones familiares, las de los gemelos idénticos, son las que preocupan a la fotógrafa Kristina Varaksina, que ha colaborado con el diseñador de escenarios Espen Gjertzen Øydvin, y con dos niñas que han actuado como modelos en las conceptuales escenificaciones preparadas por ambos artistas. En Petapixel nos hablan del proyecto "You are my twin" y nos cuentan cómo se ha llevado a cabo. Ha exigido mucho trabajo realmente, a pesar de la aparente sencillez de las imágenes.
El retrato también tiene presencia en esta edición de mis recomendaciones semanales. Me ha llamado mucho la atención el trabajo de Marc Erwin Babej, que ha realizado una serie de retratos de chicas entre los 20 y los 29 años. Todas ellas me parecen a mí guapísimas. Sin embargo, para estos retratos, que nos muestran en L'Oeil de la Photographie, ha contado con la colaboración de una cirujana plástica que ha marcado con un rotulador las zonas del rostro de las chicas que modificaría para alcanzar un rostro "perfecto". Absurdo. Y por ello me parece especialmente interesante el trabajo de Babej que nos muestra ese absurdo en la búsqueda de la belleza "perfecta" como un bien absoluto en si mismo. Nos reconforta saber que ninguna de las chicas fue operada con posterioridad.
James Springall trabaja con el collage, utilizando en su serie "Censorships" fotografías de modelos desnudas en actitudes claramente eróticas o pornográficas, de los años 50 o 60 del siglo XX, cuyos órganos sexuales son censurados a la vista del espectador con postales de barcos (juego de palabras en inglés entre "censorship" (censura) y "censor ship" (barco censor)). Algunos ejemplos de los collages de Springall nos los presentan en el Tumblr de Cross Connect Magazine. Y no deja de ser una reflexión sobre las actitudes pasadas o presentes hacia el sexo o el erotismo que pueden darse en las sociedades actuales.
No puedo dejar de aportar alguna recomendación al tema del bodegón o la naturaleza muerta, hoy en forma de fotografías de flores o inflorescencias, en riguroso blanco y negro que podemos encontrar en LensCulture, realizadas por la fotógrafa Kristin Linnea Backe para su serie "Bloom". Cuidadosos estudios sobre la forma, la luz, y la textura.
Pasemos ahora al tema del paisaje. Los de Simon Deadman que nos muestran en el tumblr de Fotografia Magazine pueden relacionarse con los coloristas americanos del movimiento de la New Topographics, aunque Deadman es australiano. Paisajes alterados por el hombre, cuando no directamente urbanos, cuidadosamente compuestos, con una excelente gestión de la luz y del color. Un estilo de fotografía, que a pesar de la aparente banalidad de sus temas, a mí me gusta bastante.
Algún enlace, que hoy ya no lleva a ninguna parte, me permitió conocer el tumblr de Chris Amat, donde encontramos algunos paisajes del oeste americano procedentes de un viaje en tren por la inmensidad de este lugar. Dejando aparte la belleza de los paisajes, con o sin figuras, y el interesante trabajo del fotógrafo, resultan también inspiradores de cara a planificar futuros viajes.
Para quienes estén interesados en la fotografía considerada como una de las bellas artes, en Lightbox de Time nos presentan dos artículos a propósito de la publicación de un libro sobre la presencia de la fotografía en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) desde 1960 hasta la fecha. El primero de ellos se queja de que frente a las tendencias anteriores a este periodo o al principio de este periodo buscaban esos autores que nos mostraban su maravilla, su preocupación o sus emociones desencadenadas por lo que veían y que trasladaban a sus fotografías, en la actualidad se entiende a la fotografía considerada como expresión meramente artística o conceptual, alejándose de esas emociones transmitidas por el mundo. En general, este primer artículo parece que no está muy satisfecho con la evolución de la fotografía en el prestigioso museo. El segundo, también repasando los contenidos del libro, también insiste en el tema, percibiendo que frente al anclaje social de la fotografía de épocas pasadas, en la actualidad nos encontramos ante una fotografía más aislada, más experimental, pero a veces más muda, y que además está siendo arrasada por la avalancha de imágenes derivadas de la revolución digital y de las comunicaciones.
Para terminar, y en estas reflexiones finales sobre la fotografía, me ha parecido curioso un artículo aparecido en American Photo, antigua prestigiosa revista de fotografía que ha desaparecido en su formato de papel original, en el que nos muestra el trabajo de la artista Claudia Angelmaier, de la serie Photo Poetics, en la que las fotografías como realidad material en papel son los sujetos principales de las fotografías de la autora. Adquiriendo con ello nuevos significados. Muy interesante.
Comenté hace un par de semanas mi viaje a Barcelona para asistir a un taller de fotografía con cámaras de gran formato. También os conté que además de la pequeña cámara digital que uso para documentar lo cotidiana, me lleve la Leica M2 que usé con película negativa en blanco y negro, Kodak Tri-X 400, tanto para documentar el taller, como algunas escenas urbanas y paisajes en los desplazamientos al mismo. Pues bien, al día siguiente al taller, domingo, tenía previsto volver a Zaragoza pero por la tarde. Dándome la ocasión de pasear por la ciudad condal. Confiando en que la luz del otoño estuviese agradable. Y aunque llevaba siempre encima la pequeña Panasonic Lumix GM5, también llevé una cámara de medio formato con negativos en color.
La cámara que me llevé fue la Fujifilm GS645S Professional, cámara de formato medio para película en rollo tipo 120 o 220 (esta última prácticamente extinguida). En los rollos de tipo 120 ofrece 15 fotogramas de 6 x 4,5 cm (54 x 40,5 mm más bien). Si los hubiera, en los de tipo 220 se podrían obtener el doble, 30 fotogramas. Es una cámara que ya he comentado en estas páginas, que me traje de Nueva York hace dos años en un viaje a esa ciudad americana. Con posterioridad necesité ajustar el telémetro de coincidencia que no iba bien. En la actualidad funciona, aunque no está pensado para una actividad desenfrenada. Si las situaciones lo permiten enfoco por zonas, usando la escala de profundidad de campo de su objetivo fijo de 60 mm de longitud focal, aproximadamente equivalente a un 38 mm en una cámara para película perforada de 35 mm con negativo de 24 x 36 mm. El negativo tiene una superficie 2,5 veces superior a la de este último formato.
La película utilizada durante esta mañana fue la Kodak Portra 400, una película auténticamente polivalente, con una gran latitud de exposición, que nos ofrece unos colores muy agradables, no excesivamente saturados, suaves. También tiene un buen control del contraste, por lo que es muy adecuada para la fotografía callejera. Normalmente la uso con un índice de exposición de 200, que ofrece algo más de saturación en los colores. Pero cuando la luz falta se puede usar sin problemas con un índice de exposición equivalente a su sensibilidad nominal de 400 ISO, e incluso con un paso de subexposición, índice de exposición de 800, sin graves pérdidas. Una sobrexposición mayor no conlleva mayor problema, pero si subexponemos más, los negros y los colores se van estropeando... aunque a algunos les gusta el efecto.
En las horas que estuve paseando por Barcelona, lo hice sobretodo por el distrito de la Ciudad Vieja, en el Borne y el llamado Barrio Gótico de la capital catalana. He de decir que para mayor comodidad a la hora de exponer, al contrario de lo que es mi costumbre con esta película, no la ajusté a un índice de exposición de 200 sino a su sensibilidad nominal de 400 ISO. En las estrechas callejuelas barcelonesas hay momentos en los que la luz se hace escasa.
El objetivo Fujinon 60 mm f/4 tiene como veis una velocidad limitada. Esto tiene varios motivos. Por un lado, porque una luminosidad mayor incrementaría bastante su tamaño. Por otro lado, dada la menor profundidad de campo con la que trabajamos en el formato medio, luminosidades mayores obligarían a un telémetro con más base para una precisión suficiente con aperturas mayores. Hay que tener en cuenta que a f/4 este 60 mm ofrece una profundidad de campo equivalente a un f/2 a 38 mm en una cámara para el formato de 24 x 36 mm. El precio que hay que pagar es que cuando la luz escasea nos vemos pronto en dificultades. Quizá para un paseo como el de este domingo, con momentos en los que la luz llega con dificultad a las calles de la Ciudad Vieja de Barcelona, hubiera venido bien la Portra 800.
En cualquier caso, finalmente, salvo algún fotograma subexpuesto, la cosa quedó bien.
El principal problema que tengo con esta cámara es que si no presta mucha atención el horizonte no me queda horizontal. Y para que queden bien las fotos, salvo que el efecto sea buscado, tengo que enderezar las copias digitalizadas en el ordenador. Por lo demás, apenas están ajustadas las digitalizaciones de los negativos que he recibido de Carmencita Film Lab, donde mando revelar los negativos en color, y donde me suelen hacer un buen trabajo, con interesantes comentarios sobre cómo estaban los negativos. En alguna ocasión, algún pequeño ajuste de contraste o luminosidad. Pero poca cosa.
Y es un gusto la sensación que dejan las fotografías realizadas con un tamaño de negativo semejante. A usar más.
Hoy quiero comentar algunos libros que se han sumado a mi biblioteca de libros de fotografía. Dos de ellos, de autores japoneses, se vinieron conmigo de Barcelona, ciudad en la que dediqué parte de una tarde a visitar algunas librerías. El tercero, del norteamericano Todd Hido es una recomendación que leí hace unos días revisando mis recomendaciones de cada semana.
Acompañando este artículo, subiré algunas fotografías que recibí ayer recién reveladas. Hace unas semanas estuve practicando la naturaleza muerta, a propósito de un par de hermosos Boletos edulis que compré en mi frutería habitual. Recordar que tengo un tablero en Pinterest donde recopilo naturalezas muertas que me llaman la atención o me inspiran.
El caso es que de aquellos bodegones hice varias pruebas. Además de algunas pruebas de luz con una cámara digital, hice algún carrete en blanco y negro con la Hasselblad, e hice algunas fotografías en negativo color, Kodak Portra 160, con la Pentax MX. Algunos ejemplos de estas últimas son las que acompañarán la entrada de hoy.
Stop Time - Hiroshi Sugimoto
Sugimoto es un fotógrafo que ya me llamó la atención hace algunos años. Algunas series famosas son sus fotografías de los dioramas de naturaleza del American Museum of Natural History, sus bellas exposiciones de larga duración de salas de cine antiguas, sus minimalistas paisajes de mares de todo el mundo, y otras de naturaleza más conceptual o abstracta, casi siempre en blanco y negro. También ha flirteado con procesos fotoquímicos alternativos. Aunque japonés nacido en Tokio, es un fotógrafo que está radicado en Nueva York desde hace cuatro décadas.
El libro que aquí os comento nos llega desde Italia, siendo el catálogo de una exposición retrospectiva que se ha celebrado este año en la ciudad de Módena. Esta bellamente encuadernado y la calidad de impresión es notable. Los textos que comentan la obra del fotógrafo están en inglés e italiano.
Kyoto, A Landscape Meditation - Hiroshi Masaki
Mientras estaba decidiendo si compraba el libro anterior, me fijé en este otro libro, también de un fotógrafo japonés que comparte el nombre de pila con el anterio, Hiroshi Masaki. Parece que la inspiración para realizar esta serie y este libro le llegó a Masaki mientras paseaba con su cámara por el distrito de Higashiyama en Kioto, uno de los barrios mejor conservados del Kioto tradicional, que cuenta con algunos templos budistas y santuarios sintoístas notables.
A partir de aquí, Masaki nos ofrece una colección de fotografías en un bello blanco y negro, de contraste marcado pero no agresivo, que juega hábilmente con los las luces y las sombras, con las formas y las texturas, que nos ofrecen los templos y santuarios así como sus jardines y dependencias menores. Las fotografías contrastan con el habitual colorido con el que se nos suele representar fotográficamente los hitos culturales y naturales de la antigua capital imperial nipona. Y lejos de las vistas nutridas de turistas que nos suelen ofrecer estos lugares, se nos presentan en soledad, como preparados para la meditación y la simbiosis con el entorno. También bien presentado y excelentemente impreso, para captar los ricos matices del blanco y negro que nos ofrece el fotógrafo.
Todd Hido on Landscapes, Interiors, and the Nude
Hace unas semanas, en mi anterior entrada sobre libros, os hablaba de un volumen que me traje, editado por Aperture, en el que Alex y Rebecca Norris Webb nos enseñaban mucho de cómo es su proceso creativo, cada uno en su estilo. El libro que traigo hoy, esta vez del fotógrafo Todd Hido, pertenece a la misma serie, The Photographer Workshop Series. Creo que poco a poco iré comprando todos los libros de esta colección. No son muy caros y enseñan mucho.
Como indica su título, las especialidades de Hido son los paisajes, la fotografía de interiores y el desnudo... Bueno... esto es una simplificación. Sus paisajes corresponden a esas excursiones nocturnas por las aparentemente anodinas urbanizaciones residenciales norteamericanas, donde sabe encontrar la atmósfera y el ambiente adecuados para, sin mostrarnos a nadie, nos habla de los moradores de esas urbanizaciones. Sus interiores son habitaciones de hotel, o de moteles de carretera, u otras estancias, muchas veces con cierta desolación, pero que nos hablan también a pesar de las ausencias de quienes las ocuparon o de las historias que allí pudieron suceder. Finalmente, en esas mismas estancias, con un dominio de la luz y del color envidiable, y que encontramos en toda su obra, encontramos sus retratos, a veces desnudos, que tienen algo de interpretación, de momento de una historia, con ese ambiente cinematográfico que impregna el trabajo de muchos fotógrafos contemporáneos, pero que en el caso de Hido tiene una personalidad propia.
Hido trabaja con película negativa. Fundamentalmente con formato medio, con una estupenda Pentax 67, pero no hace ascos a la formato pequeño con película perforada de 35 mm, e incluso usa una cámara de baja calidad intrínseca del ya desaparecido formato 126. Mucho que aprender de Todd Hido.
Comenzaremos las recomendaciones fotográficas de este domingo con el enlace al tablero de Pinterest con las fotografías recolectadas esta semana. Muy abundantes y muy variadas en esta ocasión, ya que van desde los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial hasta los modernos retrato de fotógrafos contemporáneos.
Las fotografías que tenían que acompañar hoy a estas recomendaciones semanales tenían que ser pequeños paisajes de un soto fluvial no lejos de Zaragoza. Pero los atentados de París del viernes por la noche están condicionando las conversaciones y el estado de ánimo de muchos, por lo menos de la gente de mi entorno. Por ello, he cambiado de idea. Y me he ido al año 1989, año de mi primera visita a la capital francesa. Cuando yo hacía apenas tres o cuatro meses que había comprado mi primera cámara réflex, una Pentax P30N, con un objetivo SMC-A 50/2, y otro 28 mm, cuyo modelo no recuerdo, que me dejaron para el viaje. Nada supera la sensación de sorpresa y maravilla como la primera vez que ves algo... En fin... Las fotos de hoy son testigos de la primera vez que vi algunos de los lugares más emblemáticos de la Ciudad Luz.
Por supuesto, la tragedia de los asesinatos terroristas en París ha dado lugar ya a una abundante documentación fotográfica que da testimonio de lo sucedido y de los sentimientos de las gentes de la ciudad, y de todo el mundo. En In Focus de The Atlantic tienen una magnífica colección de fotografías tomadas en los momentos en los que sucedieron los atentados o poco después. En Lens de The New York Times podemos recoger el testimonio de Jerome Delay, que cogió su bicicleta y se dirigió a los lugares de los mismos, para recoger la situación de drama y duelo tras los asesinatos. Finalmente, de nuevo en In Focus de The Atlantic, volvemos para recoger las muestras de solidaridad en todo el mundo con la capital francesa.
Los conflictos y las guerras forman parte inherente a la historia de la humanidad y, por supuesto, de la fotografía. En buena parte del mundo, el 11 de noviembre es una jornada de recuerdo por los fallecidos en la guerras, especialmente del siglo XX. Recordemos que las hostilidades de la Primera Guerra Mundial finalizaron a las 11 de las mañana del 11 de noviembre de 1918. Nos cuentan en The British Journal of Photography como Tom Reeves utiliza la cámara de gran formato que se usaba en el negocio familiar, Edward Reeves Photography, hace 100 años para reproducir los retratos que hizo a los soldados que en aquellos momentos iban a la guerra, con personas que actualmente están en servicio en el ejército británico.
En L'Oeil de la Photography, siguiendo con el tema de los conflictos bélicos, nos cuentan como Yan Morvan recorre el mundo buscando los campos de batalla de algunas de algunas de las que fueron más decisivas en las guerras y en la historia. Si Morvan utiliza una cámara de gran formato para realizar la fotografías de la serie, nos cuentan también como una pequeña compacta digital inicialmente, algo más complejo después, también digital, le sirven para documental el entorno y el proceso de la toma de imágenes en una especia de cuaderno de ruta.
Fotografiar los crímenes. Difícil de hace cuando están ocurriendo, tampoco es fácil cuando acaban de suceder, aunque la omnipresencia de cámaras en nuestro mundo actual lo hace más fácil. Cada cual puede ser "reportero",... o eso nos venden. Pero en los años 40 del siglo XX eso no era así, y si alguien se especializó en el tema como nos cuentan en Feature Shoot, fue Weegee, sobrenombre con el que se conoció a Usher Fellig. Estilo crudo, directo, con el flash apuntando directamente a la escena y su Speed Graphic de gran formato previamente ajustada para tomar la fotografía.
Hace unas semanas os hablé de Masahisa Fukase, fotógrafo que sublimó la separación de su esposa, que le sumió en la depresión y el alcoholismo, con una serie de fotografías de cuervos, que se consideran un hito en la fotografía expresionista. En el tumblr de Japan Camera Hunter nos ofrecen algunas imágenes de la serie que nos harán comprender mejor el tono de la misma.
La fotografía de arquitectura es una disciplina que no deja de atraerme, aunque es más difícil de lo que parece. Tiene sus propias claves, aparte de una variedad muy notable de aproximaciones. En esta semana me he encontrado varias de ellas que pueden ser interesantes. Como por ejemplo el formalismo geométrico de la serie The Space Between de Mark Yankus que nos presentan en In The In-Between.
Una aproximación muy distinta, como nos cuentan en Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red, es la del español José Beut, que ya sea en blanco y negro en color, juega más con la abstracción, sin renunciar a poner la arquitectura en perspectiva con la inclusión de elementos humanos en sus fotografías.
Finalmente tenemos la aproximación a la arquitectura como decadencia, y en Proof de National Geographic optan por mostrarnos las fotografías del fotógrafo Danila Tkachenko, que se aproxima a las ruinosas estructuras de la antigua Unión Soviética, dispersas por la inmensa geografía de los territorios que la conformaron, y en paisajes desolados por la nieve y el frío invernal.
Pasémonos al lado más humano de la fotografía. Una de las "víctimas" secundarias de la tragedia parisina ha sido la feria de fotografía Paris Photo 2015, que debía celebrarse en estos días, con su fecha de clausura en el Grand Palais prevista para hoy domingo. Debido al luto por los asesinatos, cerró ayer por orden del Ministerio de Cultura francés en señal de luto. En L'Oeil de la Photographie nos mostraban el trabajo de algunos fotógrafos que se iban a presentar en la feria. Y me atrajeron mucho los elegantes desnudos en blanco y negro de Jean-Baptiste Huynh, que combina con la fotografía de vegetales. Excelente gestión de la luz, de las formas y de las texturas.
También en blanco y negro es el trabajo de Rachel Jump, que nos muestran en Lenscratch. Esta joven fotógrafa tiene una aproximación frecuente entre muchos fotógrafos norteamericanos actuales, que exploran la idea de hogar, de pertenencia, de familia o de amistad, así como las ausencias que marcan la vida de cada cual. Supongo que está asociado a un estilo de vida en la que con frecuencia uno ha de desarraigarse para seguir su carrera profesional. No sé si estas son las motivaciones de Jump, pero algunas de sus fotografías más aparentemente simples me han llamado la atención, y por ello la incluyo aquí.
Uno de los objetivos para hacer estas recopilaciones de recomendaciones semanales, no el único, es que si uno quiere mejorar sus fotografías tiene que aprender de los mejores. En el blog Miradas Cómplices extractan comentarios realizados por Joel Meyerowitz, un fotógrafo que me ha interesado especialmente en las últimas semanas, que aparecen en uno de los documentales que se han realizado sobre Vivian Maier. Además de mostrarnos una estupenda selección de obras de la niñera fotógrafa. Desde luego son comentarios ilustrativos y pedagógicos.
En el blog de Eric Kim, un fotógrafo que se dedica fundamentalmente a la fotografía documental callejera, ha aparecido un artículo en dos partes (primera, segunda), en el que Kim nos cuenta lo que ha aprendido del fotógrafo Todd Hido, a propósito de su lectura del libro de la Photography Workshop Series de la editorial Aperture sobre la fotografía de Hido. A mí me ha sorprendido un poco... porque la fotografía de Hido y Kim no se parecen gran cosa. Yo prefiero la de Hido, cuyos "retratos" nocturnos de zonas residenciales me encantan. Pero en las dos partes del artículo se cuentan cosas interesantes, realmente. Como extra, os dejo un vídeo (en inglés) que podemos encontrar en Youtube, en la que vemos cómo trabaja Todd Hido con su Pentax de medio formato con negativos en 6x7.
Hace unas semanas, en uno de mis paseos habituales de domingo en los que recorro mercadillos o rastros en mi ciudad, Zaragoza, encontré en el de los anticuarios de la plaza de San Bruno algunos ejemplares de cámaras de formato medio de Agfa, anteriores a la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, apenas me dio tiempo a examinar una, que me pareció interesante, pero que tenía una serie de desperfectos que impedía su puesta en marcha inmediata. Hubo otras que atrajeron mi mirada, pero en ese momento no tenía ni tiempo ni liquidez para un vistazo más detenido.
Este domingo pasado volví, con la intención de comprobar si todavía estaban por allí disponibles. Y encontré el siguiente modelo de cámara, que posteriormente he identificado como una Agfa Billy Jgetar 8.8, fabricada probablemente entre 1928 y 1931. Probablemente en este último año, porque el objetivo viene identificado como Jgestar 8.8 y no como Jgetar 8.8. Jgetar o Jgestar se leerían como Igetar o Igestar.
La marca de la cámara por lo tanto es Agfa, pertenece a su serie de cámaras Billy, de las que sería uno de los primeros sino el primer modelo, y su objetivo sería un Jgetar o Jgestar con apertura máxima f/8.8. También se podría encontrar identificada como Agfa Billy I, aunque este nombre se utilizaría posteriormente para otros modelos. Sería una cámara “popular”, para uso generalizado, sin muchas complicaciones. Usa película de tipo Agfa B2, similar y compatible con la Kodak 120. Produce 8 negativos de 6 x 9 cm en cada carrete. En realidad los negativos son algo más pequeños, estaríamos hablando de 55 x 87 mm aproximadamente, con lo que la relación de aspecto estaría más cerca del 1,6:1 que del 1,5:1.
Veamos el objetivo, que suele ser uno de los aspectos más interesantes de estas cámaras, y que condiciona en gran medida su uso.
Viene identificado como “Anastigmat”, denominación que en la época se solía aplicar a los diseños basados en el triplete de Cooke, con tres lentes. Este tipo de objetivos fueron muy frecuentes en las cámaras económicas pero dignas hasta los años 60. Podían tener unas prestaciones dignas, especialmente en el centro del campo, y corregían aceptablemente buena parte de las aberraciones ópticas más comunes. En los bordes y las esquinas del campo es esperable una apreciable merma del rendimiento, pero que forma parte de la estética de las fotografías de la época.
Como se ve, no se indica la longitud focal del objetivo. Pero todo señala a que esta es de 100–105 mm, equivalente a la diagonal del fotograma. Una focal estándar para este formato, vaya.
La apertura máxima es muy modesta, f/8,8. Esto permitía tres cosas. Por un lado realizar un objetivo compacto, que permitiera plegar sin problemas las cámara para su transporte. Por oro lado, que se minimizasen las mermas de calidad del objetivo. Finalmente, disponer de una profundidad de campo suficiente para el enfoque por estimación, que luego explicaré. Están indicadas también las aberturas de f/12,5 y f/18; probablemente se admiten todos los valores intermedios por el desplazamiento continuo de la palanquita de accionamiento del diafragma.
Una cuestión sobre los valores. La escala a la que estamos habituados hoy en día, f/2,8 — f/4 — f/5,6 — f/8 — f/11 — f/16, se utilizó inicialmente de forma preferente en Estados Unidos, mientras que en Alemania era habitual la serie f/3,5 — f/4,5 — f/6,3 — f/9 — f/12,5 — f/18. En realidad da igual una que otra, todo es cuestión de costumbre. Pero al final se impuso la americana. En esta cámara, de todos modos, tenemos la alemana.
El obturador admite tres velocidades de obturación, 1/25–1/50–1/100, más la posición B. Con estas condiciones de exposición, y teniendo en cuenta la escasa sensibilidad de las películas de la época, la cámara estaba pensada para ser usada al aire libre, con sol o con nublados moderados. Lo de disparar a mano alzada a 1/25 lo veo delicado, aunque supongo que con entrenamiento será posible. En cualquier caso, lleva rosca para fijar a trípode, así como otra para utilizar con un cable disparador, que puede ser recomendable incluso para fotografiar a mano alzada, para evitar trepidaciones.
Enfoca por zonas, admitiendo dos posiciones; “nah” (cerca) para enfocar a sujetos situados a una distancia entre 2 y 5 metros y “fern” (lejos) para los situados entre 5 metros e infinito. Retratos y paisaje, vamos. Es curioso, pero es efectivo y fácil de usar, dados los diafragmas de trabajo que vamos a usar.
Para encuadrar, disponemos de un visor de tipo “réflex”.
Este visor consiste en lo siquiente. Una lente en el frontal recoge la luz de la escena, que es rebotada por un espejo en 45º hacia una lente superior. La cámara se sitúa a nivel de la cintura, y el fotógrafo compone mirando desde arriba. El visor está articulado para permitir la composición en vertical y horizontal. La salida de la lente superior tiene forma de cruz, para los dos formatos. La imagen se ve invertida lateralmente, como en las reflex con visor de capuchón como las Hasselblad o las Rolleiflex.
No es fácil de utilizar en condiciones de poca luz y bajo contraste. Pero esta cámara no está pensada para eso, así que…
Otro problema es conseguir que la imagen quede correctamente enderezada. No es fácil, aviso.
La cámara, mediante un fuelle, tiene un objetivo retráctil. En posición de transporte, plejada, queda como una caja rectangular, con una pequeña asa, fácil de transportar en bolso, e incluso en el bolsillo de un abrigo o un gabán. Discreta.
En el frontal, apreciamos la rosca para el trípode, y la placa con la marca “Agfa” se puede levantar para formar una pata que permita colocar de forma estable la cámara sobre una superficie como una mesa o lo que sea, y usar con un disparador de cable la velocidad más lenta o la posición B (ver la primera fotografía del artículo).
En la trasera, vemos la típica ventana roja para comprobar el número de exposiciones. La película se avanza con un dispositivo de giro en un lateral. No hay ningún tope que avise de que hemos terminado de avanzar el fotograma, hay que mirar el número que aparece en la ventana roja. Y nada impide que se produzca una doble exposición si te olvidas de avanzar la película.
Veamos algunos ejemplos de fotografías realizadas con este ejemplar. Película Kodak Tri-X 400 revelada con HC-110 durante 6,5 minutos a 20 ºC. Los negativos no me quedaron muy densos, pero no había subexposición de las sombras. Dada las condiciones de iluminación, bastante decentes, me imagino que fotografiar con las sensibilidades de la época tuvo que ser algo delicado.
En condiciones de luz con poco contraste, la imagen queda muy plana. En este caso, tras escanear el negativo, aumenté el contraste en Adobe Photoshop Lightroom. Como se ve, en la zona más luminosa del cielo, se produce una pérdida de contraste adicional. Hay que tener cuidado, como pasa con muchos objetivos de la época que no estaba revestidos, con las fuentes de luz intensas que ocasionan reflejos internos.
Con una luz suave pero mejor que en la fotografía anterior, pasamos a la posición de enfoque cercano para fotografiar esta escultura en la plaza de España de Zaragoza. Sin mayor problema que la necesidad de aumentar un poquito el contraste, esto es una tónica general, y enderezar la fotografía que había quedado, como casi todas, algo inclinada.
Esta situación de alto contraste, sin embargo, se ve beneficiada por las características del objetivo, sumadas a la latitud de exposición de la película. Estamos hablando de un objetivo de hace 85 años, con un objetivo muy sencillo,… las prestaciones en el centro son honorables, dadas las circunstancias.
Una nueva prueba en la posición de enfoque “cercano”, que nos muestra que la cámara no se defiende nada mal en las distancias cortas. Hay una cosa que conviene señalar. El gran tamaño del negativo, 5,5 veces más grande que el formato llamado hoy en día pedantemente “full format” (qué ridícula esta denominación en comparación con el tamaño de estos negativos), contiene una cantidad de información impresionante. Los escaneos de los negativos están realizados a una resolución modesta, pero la óptima de mi modesto escáner, 1800 píxeles por pulgada. Con esa resolución obtengo un fichero digital de 24 megapíxeles, que no está nada mal. Aunque esto permitiría hacer ampliaciones de 40 * 60 cm, esto no haría más que poner de manifiesto las limitaciones del objetivo. Pero ampliaciones más modestas son posibles, con una calidad razonable. Estas son las grandes ventajas de los formatos más grandes.
Las hojas de estos árboles son una prueba difícil de superar para el Jgestar 8.8 de la cámara. Si bien el centro de la imagen está razonablemente nítido, el entramado fino de las hojas de los árboles o del granulado del suelo, sufre la falta de definición en las esquinas. Y eso que estaba utilizando el diafragma a su posición más cerrada, f/18. Con semejante tamaño de negativo, no hay que preocuparse por la difracción, que llegaría con diafragmas mucho más cerrados si fuesen posibles.
Para terminar, una de las pruebas más difíciles para una cámara como esta es hacer fotos a contraluz y con el sol, aunque sea parcialmente, metido en el encuadre. Lo normal es que estos objetivos antiguos y no revestidos se lleven mal con estas situaciones, haya importantes pérdidas de contraste y luces parásitas. La pérdida de contraste se produce, aunque el archivo digital permite recuperarlo con posterioridad. Conlleva una cierta pérdida de definición como se ve en las hojas de la parte superior, que se suman a la pérdida de definición por estar en el borde del campo. Luces parásitas, no. La chica aparece un poquito borrosa debido a su propio movimiento. Con una velocidad máxima de obturación de 1/100 s es difícil congelar el movimiento.
Y esto es lo que ha dado de sí de momento la experiencia con esta cámara. La seguiré usando. Conociendo sus limitaciones, puede ser muy divertida en algunos momentos, como lo son otras cámara clásicas o antiguas de las que dispongo. Como otras veces digo, no hace falta gastar mucho dinero en aparatos nuevos y malos de plástico, por muy de moda que estén, para disfrutar de la fotografía con película tradicional. Mejor rescatemos las cámaras antiguas que todavía están en uso.