Esta semana también aparecen descolocadas mis recomendaciones semanales, que han pasado al lunes porque ayer por la tarde de este último domingo fue "menos tranquila" de lo que pensaba. En primer lugar, como de costumbre el tablero de Pinterest con las fotografías que me han interesado en los últimos días. Alguna vez ya lo he advertido. En estos tableros, recojo fotografías que me llaman la atención durante la semana, y pueden ser del género que sea. Retratos, reportaje, paisajes... Los bodegones van a parar a un tablero específico. Y en las últimas semanas, antes de la ceremonia de los Oscar, era fácil encontrar alguna fotografía de gentes del cine. Y sí, también hay algún desnudo. Procuro evitar aquellos que tienen un carácter de explotación sexual de la persona o los marcadamente pornográficos. Pero el resto, si tienen características estéticas o conceptuales interesantes, pueden aparecer. He recibido alguna queja de que debería advertir de que hay desnudos... pero es que yo no considero este género distinto de los demás ni vergonzante. Eso es un problema de quien observa, no de quien propone. Ni siquiera considero que, con los condicionantes que he puesto antes, se deba privar a los menores de la contemplación natural del cuerpo desnudo. Excepciones,... la explotación de las personas. Por supuesto. Paradójicamente, cuando Pinterest me avisa de que a alguien le gusta o ha guardado uno de mis pines, con una frecuencia mucho mayor de la que se dan en mis tableros, es una fotografía de desnudo. Esta visto que los seres humanos, o no llegamos o nos pasamos. Y nos falta mucha naturalidad ante el mundo...
En cuanto a las fotografías acompañantes de estas recomendaciones de hoy, proceden de la mañana de este domingo, que pasé en compañía de mi sobrino Diego de siete años. A primera hora de la mañana, acudimos con Fotógraf@s en Zaragoza a la exposición sobre George Méliès patrocinada por la cinemateca francesa que hay en el Caixaforum de Zaragoza. Y luego nos pasamos por las salas del IAACC Pablo Serrano, queríamos subir a la terraza. Pero estaba cerrada al público. No sé si será por el desagradable asunto de unas adolescentes que se tiraron desde arriba... una pena...
Esta semana nos moveremos principalmente por el terreno de lo conceptual. Empezando por la figura que rescatamos entre los clásicos, el checo František Drtikol. Nos lo recuerdan desde Oscar en fotos, donde dedican una galería a la fotografía de desnudo de este autor, que incluye tanto modelos desnudas en carne y hueso, como desnudos realizados a partir de recortes en papel o cartón, jugando con la luz, la forma y la profundidad de campo. A caballo entre el pictorialismo y el art deco, sus fotografías me parece que tienen también la influencia de los surrealistas, si no en el fondo, al menos en la forma. Juega mucho con las escenografías, y sus composiciones están muy muy meditadas.
Sigo mirando con atención el bodegón. Y esta semana desde Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red nos ha llegado la propuesta de conocer el trabajo del belga Frederik Vercruysse. Los bodegones de este fotógrafo tiene composiciones formales muy geométricas y a la vez muy minimalistas, buscando una armonía en las forma y los tonos más que en las texturas y las luces. A caballo su trabajo entre el bodegón de autor y la fotografía de producto, son sus composiciones las que más me han llamado la atención.
Cuando pensamos en los paisajes marinos, solemos imaginar idílicos atardeceres o amaneceres, con playas vírgenes o magníficos roquedos y acantilados. Pero la serie que encontré en el tumblelog HLDKY del fotógrafo Marc Wilson nos muestra unos paisajes brumosos en los que las rocas y acantilados naturales se ven sustituidos por las construcciones de cemento y hormigón, muchas veces ruinosas que el ser humano ha dejado. Y a pesar de todo son bellas fotografías, que reflexionan sobre el impacto del ser humano sobre el paisaje, tema que me interesa desde hace varios años. Para su trabajo The last stand (la última posición) Wilson recorre las costas de Inglaterra, Francia o Dinamarca, buscando los restos de intervenciones humanas, muchas veces con origen en los conflictos bélicos, y que dejan dañado el paisaje. También es muy interesante su serie A wounded landscape (un paisje herido), en la que busca las huellas físicas sobre el paisaje de los genocidios llevados a cabo por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Una desconcertante fotografía que apareció en el tumblelog de Marc Peter Drolet me llevó a conocer el trabajo del japonés Naoyuqui Ogino. En una serie realizada en unos estudios cinematográficos, Ogino reflexiona sobre los límites entre la realidad y los sueños o los mitos, entre los terrores reales y los imaginados. Entre el simulacro y lo auténtico. También sobre la desaparición de estas fábricas de mitos que fueron los estudios cinematográficos tradicionales, que se han ido transformando, y muchas veces desapareciendo, por las nuevas formas de hacer cine. Pero hay unas cuantas series más que podéis visitar en su página web, con una estética muy cinematográfica y muy simbólica.
Desde L'Oeil de la Photographie nos llega el trabajo de Hans Breder, que se encuentra a caballo entre la escultura viviente, la performance y la fotografía. Con influencias claras de algunos fotógrafos clásicos de principios de siglo XX, pero con un engarce claro en las tendencias del arte conceptual de la segunda mitad del siglo, los juegos de formas que establece entre los cuerpos desnudos de sus modelos, los espejos y los escenarios en los que realiza sus fotografías, dan nuevos significados a lo que estamos presenciando.
Y termino con la obra de una artista de mi ciudad, Luisa Rojo, que desde Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red nos recordaron la semana pasada. Es una pena que su página web sea tan simple y no ponga más en valor su obra, una obra valiente, en la que experimenta con procesos muy distintos, muy alternativos. Y no en el sentido que se da hoy en día a la palabra. Fue pionera en nuestro país del "copy art", los originales artísticos trabajados en fotocopiadoras, lo que ha dado que también se denominara a esta variante del arte contemporáneo "xerox art". Son muchos los materiales a partir de los cuales trabajar, pero uno de los posibles es la fotografía, que se puede ampliar, variar los tonos, multiplicar... intervenir de formas diversas para llegar a una nueva obra con nuevas formas y significados. Por habitual, pero interesante... y al alcance de muchos. Sería planteable, aunque no sean fotocopiadoras propiamente dichas, acercarse ha dicha forma de expresión con nuestros equipos multifunción de sobremesa.
Durante la semana pasada, entre 22 y el 25 de febrero de 2016, de 19:30 a 21:00 de la tarde (algo más se estiraba la sesión todos los días), estuve realizando un taller de macrofotografía con la Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza (ASAFONA). Hace un par de meses que he empezado a relacionarme y ser miembro de esta asociación, "empujado" casi literalmente por un par de colegas con quienes coincido también en Fotógraf@s en Zaragoza. He de decir que siempre me he sentido atraído por la fotografía de paisaje, aunque le he dedicado más tiempo al paisaje alterado por el ser humano que al paisaje natural propiamente dicho. No tanto por la botánica y los animales, terrenos donde me siento un poco "pez", nunca mejor dicho. Y la macrofotografía hace tiempo que es una disciplina por la que he sentido curiosidad, más por las posibilidades estéticas que por la inquietud científica, eso sí.
He de decir que me costó un poco entrar en la dinámica de la actividad. Cada organización tiene su cultura, sus formas de hacer las cosas, y no conocía todavía los modos de la asociación. Siempre soy introvertido hasta que voy cogiendo confianza. El curso lo impartió José Benito Ruiz, fotógrafo profesional que se dedica a diversas vertientes o géneros de la fotografía, con una gran presencia de la fotografía de naturaleza en su actividad, y que también dedica una generosa parte de su actividad profesional a la docencia y a la escritura de libros sobre fotografía. Me he quedado con una duda... ¿José Benito... es un nombre compuesto, o es nombre y apellido? La gente le llamaba más Benito que otra cosa...
Como digo, me costó entrar en la actividad, especialmente porque el primer día lo dedicó sobre todo a repasar conceptos generales sobre fotografía, desde enfoques plenamente válidos e interesantes, pero distintos a los que he usado yo para formarme como aficionado a la fotografía desde los tiempos de la Spectrum hace 22 o 23 años. Pero en el momento en que entró en material, la macrofotografía con especial hincapié en el medio natural, mi capacidad de meterme en los conceptos se ponían sobre la mesa aumentó muchos enteros. Más cuando dijo, y demostró con imágenes, que su interés personal iba más por los aspectos artísticos o estéticos de la fotografía que por los científicos. Aunque supongo que como profesional estará a lo que demande el cliente.
Me hizo especial ilusión cuando recomendó la obra de Karl Blossfeldt, un fotógrafo alemán a caballo entre el siglo XIX y el siglo XX que acumuló una obra de enorme interés en la fotografía de formas vegetales. Recuerdo que tuve ocasión de visitar una exposición sobre la obra de Blossfeldt en el certamen Huesca Imagen en algún momento de la segunda mitad de los años 90.
Lo cierto es que los materiales con los que vamos a trabajar nosotros no serán los mismos que utilizaba Blossfeldt. Me puedo imaginar al alemán con su cámara de banco de gran formato, encuadrando y enfocando minuciosamente sus muestras vegetales, con un exquisito sentido estético. Nosotros solemos usar las modernas cámaras digitales de objetivos intercambiables. Lo cual es peligroso porque en ocasiones nos hace correr más de la cuenta.
La cámara de las que tengo que mejor calidad puede darme para macrofotografía casi con toda seguridad es la Canon EOS 5D Mark II. Aunque el único objetivo específicamente macro que tengo para este sistema, un viejo Cosina MC 1:3,5 100 mm Macro que alcanza la escala de reproducción 1:2, tuvo un accidente y no funciona bien. Con una lente de aumento complementaria alcanza el 1:1. Tampoco es gran cosa... aunque ofrece unos resultados más que dignos siempre que no se use a plena apertura. Opté por llevarme para las prácticas el Canon EF 1:2,8 200 mm USM II con un juego de tubos de extensión Kenko de 12, 20 y 36 mm.
Tengo también un Pentax SMC-A 1:4 100 mm Macro que funciona con mis cámaras Pentax, también con una escala de reproducción nativa 1:2, al que se le puede acoplar la lente de aumento del Cosina para una escala 1:1. Y un Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 1:2,8 45 mm, para cámaras micro cuatro tercios, que alcanza de forma nativa la escala 1:1, pero tiene una distancia mínima de enfoque poco favorable.
En cualquier caso, para este curso decidí pensar en grande y me llevé el equipo Canon EOS que ya he comentado. Porque el último día de curso, repartidos por grupos hicimos algunas prácticas con las socorridas orquídeas que se venden en grandes superficies. También me llevé mi flash chino para la Canon, que vino bien. Y el trípode, claro.
Primero probé con diversas configuraciones del 200 mm con uno o varios tubos de aproximación, y utilizando el flash desde distintas orientaciones, siempre convertido en luz difusa con una plancha de policarbonato alveolar, como método barato de conseguir una luz controlada y suave.
Algunos resultados interesantes se produjeron cuando cambiamos la luz instantánea del flash por la luz continua de una linterna Omersub Moonlight. Aunque no perfectos, los resultados me parecieron más interesantes. Sin el follón de todo el conjunto de personas participantes que iban y venían, pasaban y traspasaban, pensando un poquito, hubiéramos conseguido una composición y un esquema de luz satisfactorio.
Y también cambiando el feo fondo que eran las paredes del salón de actos de la Agrupación Artística Aragonesa, donde se celebraba el curso.
Un curso que apenas llega a las ocho horas de duración da para lo que da. Lo importante es la generación de ideas, y la adquisición de alguna solución a los problemas de la práctica. Lo siguiente es practicar... hasta morir. Y así, tal vez logremos dominar algo de la técnica.
Mañana 28 de febrero de 2016 es día de óscars. Aunque la "fiabilidad" de la Academia de Hollywood es más bien baja, para quienes somos aficionados al cine en sus múltiples vertientes es un día de "fiesta". Por lo tanto, mañana dedicaré mis esfuerzos blogueros al cine y, por ello, adelanto mis recomendaciones semanales al sábado. Y empezaremos como todas las semanas con el tablero de Pinterest que recoge las fotografías que me han llamado la atención esta semana en mis paseos por la red de redes.
Las fotografías acompañantes corresponden al Casco Histórico de Zaragoza y están realizadas con película tradicional, Kodak Portra 160, y la cámara Pentax MX calzada con el SMC-A Pentax 1:1,7 50 mm. Algunas fotografías de este carrete ya aparecieron en el artículo sobre la película Cinestill 800T en el Museo Pablo Gargallo.
En esta semana, en primer lugar tenemos que lamentar el fallecimiento del fotógrafo Peter Marlow, anunciado por Magnum Photos, agencia a la que pertenecía. Quizá no es excesivamente conocido, aunque algunas de sus fotografías han alcanzado una relativa celebridad. Era británico, y fue en el Reino Unido donde realizó gran parte de su obra. Creo que merece la pena conocerla un poco. Informaron en varios sitios, pero yo sugiero la nota que publicaron en Xataka foto.
Fotógrafos buenos hay en todas partes. Conocidos por los aficionados, de bastantes países. Por el gran público, se suelen resumir en un pocos puntos del mundo occidental. Hoy traigo un caso especial, por inhabitual. Nos hablaron de ella en Yorokubu, y se trata de la fotógrafa brasileña Lita Cerqueira, que además es mujer y de orígenes africandos. Muchos números para ser desconocida. Sin embargo, esta bahiana nos ofrece una gran cantidad de imágenes realmente buenas y significativas en dos campos principalmente. Los grandes cantantes de Brasil, de la Bossa Nova, por un lado, y las gentes modesta y trabajadoras de Salvador de Bahía, de origen africano casi todas ellas, a las que dignifica y dota de una gran belleza.
En L'Oeil de la Photographie nos hablaron de Jehsong Baak, fotógrafo americano de origen surcoreano que reside en París. Vamos, un ciudadano global. Retratos en blanco y negro, un blanco y negro contrastado, con gran dominio de la luz, que se introducen no pocas veces en el campo de la fotografía conceptual. También practica el reportaje, y se recorre las calles de las ciudades del mundo.
Otro fotógrafo que entra plenamente dentro del ámbito de la fotografía conceptual también nos lo traen desde L'Oeil de la Photographie. Se trata del fotógrafo marroquí Mounir Fatmi, con lo cual nuevamente nos vamos a países cuyos autores son menos conocidos. También fotografía en blanco y negro, escenificada, cargada de simbolismo.
En las últimas semanas han aparecido de vez en cuando referencias a fotógrafos que dirigen su mirada hacia los acelerados crecimientos de las jóvenes adolescentes de muchos países o etnias. Que a muy temprana edad se ven obligadas a casarse y comienza a tener hijos, alcanzando bajos niveles de educación y, por lo tanto, de oportunidades de desarrollo personal. En esta ocasión, en un artículo de LensCulture nos hablan de las chiquillas gitanas húngaras que fotografía Tamas Schild que ven su entrada en la edad adulta acelerada por las costumbres propias de su etnia.
No recuerdo dónde me apareció un vídeo de la joven fotógrafa Berta Vicente. Una chica muy joven, 21 o 22 años, barcelonesa. Creo que la recomendó alguien que sigo en Facebook, pero no estoy seguro. Esta chica comenzó muy jovencita y creo que le falta todavía para madurar sus temas y hacerlos universales... de momento se le nota mucho esa juventud, que tienden a contemplarse mucho el ombligo, hacia su misma persona o hacia las que le rodean de forma más inmediata. Pero creo que tienen muchas habilidades compositivas, un buen dominio de la luz, y algunos retratos realmente notables. Creo que es alguien a seguir.
Y me ha hecho mucha gracia, y también me ha hecho pensar, el artículo de Feature Shoot sobre el hombre del sombrero. Aparentemente, fotografías de personas diversas en actitudes relajadas, posando para el fotógrafo, a lo largo de diversas décadas del siglo XX, y que aparecen amenazadas por la ominosa sombra de un hombre con sombrero que se cuela en el encuadre... Aparentemente... La realidad es que durante décadas, los hombres del siglo XX en muchos países tenían que llevar sombrero. Y la sombra no es más que la del padre, marido, novio, hijo de las personas fotografiadas, que sigue la regla más oída durante todo el siglo para hacer fotos. Dejar el sol a espaldas del fotógrafo para proporcionar una iluminación uniforme del sujeto fotografiado y evitar luces parásitas y perdida de contraste en objetivos de gama baja, muchas veces in revestimientos para evitarlos. Eso hacía que la sombra del fotógrafo se colase de vez en cuando en el encuadre. Pero nos sirven para reflexionar sobre la importancia del contexto en la fotografía. Sin un pie de texto explicativo, sin un contexto adecuado, resultan imágenes relativamente desasosegantes, amenazadoras. Cuando en realidad son fotos resultantes de la diversión, de las vacaciones, del cariño, del recuerdo,... del amor.
Cada año, la revista Photo District News (PDN) elige una selección de 30 fotógrafos emergentes, jóvenes, que recomienda seguir como los nuevos talentos que darán que hablar en un futuro en el mundo de la fotografía. Y los reúne en una página común para poder conocerlos, PDN's 30. No he tenido tiempo de repasarlos pero os dejo los enlaces para que los conozcáis. Quizá la semana que viene dedique las recomendaciones semanales a una selección de los 30, los que más me hayan gustado. Ya veré. Que me parece que va a ser un fin de semana muy liado.
Esta ha sido una semana tranquila... que también es verdad que de cara a esta recopilación de recomendaciones fotográficas comenzó en lunes en lugar del domingo pasado. No hay muchas cosas, pero sí interesantes. En cualquier caso, como todas las semanas, comenzaremos por mi tablero en Pinterest, con fotografías que me han gustado o me han llamado la atención por algún motivo.
Las fotografías que acompañan hoy a esta entrada no son nada complicada... simplemente el resultado de ir caminando al atardecer por las calles de Zaragoza, cerca del entorno suburbano, donde la ciudad empieza a perder definición y aparece poco a poco eso que llamamos "el campo". Como siempre llevo encima la Panasonic Lumix GM5, que abulta muy poquito, especialmente con el Panasonic Lumix G 1:2,5 14 mm ASPH, que es muy chiquitín...
En estos tiempos se está revalorizando la figura del fotógrafo ruso, Roman Vishniac, de etnia judía, que documentó la vida de los judíos europeos en los años 30, antes de la catástrofe humana y humanitaria que supuso para estas personas el antisemitismo alemán y la Segunda Guerra Mundial. Nos lo cuenta Oscar en fotos. Vishniac escapó de varias persecuciones antisemitas, puesto que previamente su familia abandonó rusia tras la revolución bolchevique que también desencadenó algún que otro progromo. Pero la Alemania que los acogió tampoco resultó una buena solución a largo plazo, y tuvieron que salir de forma muy azarosa del continente para instalarse en Estados Unidos, donde permaneció el resto de su vida. Con el tiempo, dejó el reportaje y se interesó por la macrofotografía en color.
Georgia O'Keeffe es una pintora y artista visual norteamericana muy interesante, que siempre estuvo relacionada de una forma u otra con fotógrafos o con el mundo de la fotografía. Empezando porque se casó con el fotógrafo Alfred Stieglitz. En Lenscratch nos hablan de la obra de tres fotógrafos, Eliot Porter, Todd Webb y Myron Wood, que recogieron el entorno y el mundo de la pintora, especialmente en su relación con Nuevo Méjico donde se trasladó a vivir en 1929 y durante el resto de su vida. Como veréis, no sólo fue una gran pintora, sino que inspiró el trabajo de otros.
No suelen aparecer por estas páginas referencias a fotógrafos portugueses, pero hoy nos detendremos un momento en el trabajo de la fotógrafa y artista visual Helena Almeida, que mereció la atención esta semana de L'Oeil de la Photographie. Almeida es básicamente una artista conceptual para quien la fotografía no es más que un medio para representar sus ideas. Sus fotografías, en las que suele ser protagonistas, vienen a ser reflejos de planificadas performances ante el objetivo de la cámara, cuyo obturador es disparado muchas veces por un ayudante, o su marido, y no por ella misma. Después, pueden sufrir nuevas alteraciones o añadidos, como pintura u otros elementos.
Más de una vez he traído aquí la obra de fotógrafos que toman como sujeto de sus fotografías a otros fotógrafos. En esta ocasión es el holandés Koos Breukel (MEWE), quien nos ofrece en Lens Culture una colección de retratos de otros fotógrafos, muchos de ellos de su propia nacionalidad, pero también con presencia de destacados artistas del resto del mundo y recogidos a lo largo de años. En todos estos retratos, nada hay en los mismos que nos hable de la profesión de la persona retratada, teniendo muchos de ellos un carácter muy intimista y profundo. Me encanta poner cara a las personas de las que muchas veces sólo conocemos su obra. Tenía ganas de conocer la mirada de gente como Rineke Dijkstra, o Ata Kandó ya anciana, o una coqueta y misteriosa Inez van Lamsweerde, o la delicadeza de Miyako Ishiuchi... por poner algunos ejemplos.
Ya comenté en su momento mi interés por la fotografía estenopeica y especialmente en lo referido al taller sobre la misma que realizamos con Fotógraf@s en Zaragoza, bajo la guía de Beatriz Aisa. Una de las técnicas de las que nos habló Beatriz fue de la solarigrafía; larguísimas exposiciones en las que recogemos el paso del sol por la bóveda celeste. Y tiene algunos ejemplos muy hermosos de esta técnica, como esta fotografía realizada en el valle de Tena, en los Pirineos aragoneses. Pues bien, en The Phoblographer nos hablaron esta semana de solarigrafías. En concreto las del polaco Tomasz Kędzierski, en las que no deja de buscar situaciones y composiciones arriesgadas, colocando también sus cámaras en puntos donde no dejan de estar a riesgo, ocasionando un cierto número de fallos. Pero cuando salen merecen la pena. Muy interesante.
Me enteré de la existencia de un nuevo sitio en internet llamado Women in Photography... Es obvio para quien tenga unos mínimos conocimientos de inglés que va de mujeres en el mundo de la fotografía. Lo seguiré, a ver si traigo por aquí alguna recomendación de vez en cuando sobre estas mujeres. De momento, me llamó la atención el proyecto de la fotógrafa Venelina Preininger sobre el estilo y la gracia de las mujeres japonesas en Tokio. En su página web encontramos también interesantes y bellos paisajes en blanco y negro que me han gustado mucho.
A veces se producen cadenas de acontecimientos... es como cuando tiras la primera pieza del dominó y luego van cayendo. Un día comentas con una compañera aficionada a la fotografía sobre un objetivo con montura M42, una cosa lleva a la otra y, casi un año más tarde, te pasa un adaptador de dicha montura a bayoneta Pentax K, lo cual te lleva a hacerte con un Super-Multi-Coated Takumar 1:2 35 mm al que le tenías echado el ojo, que es una pena no usar también con tu Canon EOS de formato completo, por lo que te haces con un adaptador para esa montura... publicas los resultados en tu blog y al día siguiente te viene a ver un antiguo vecino con la cámara de su padre. Esta cámara con este objetivo.
Se trata de una Praktica MTL 5, una cámara fabricada en Dresde, en la antigua República Democrática de Alemania, totalmente mecánica, con objetivos para montura M42. El objetivo, un 50 mm estándar, nos llama la atención. Se trata de un Carl Zeiss Jena DDR Tessar 1:2,8 50 mm. Veámoslo de cerca.
Tras la guerra mundial, la empresa Carl Zeiss, que tenía su sede en Jena, ciudad que queda en el sector soviético, se divide en dos. Una queda en la ciudad alemana oriental, bajo el control estatalizado del gobierno comunista, y la otra se instala en Oberkochen, en zona occidental. Tras ciertas disputas legales, las marcas tradicionales de Carl Zeiss quedan en poder de la empresa occidental. Pero son utilizadas también en la zona de influencia soviética, donde el derecho sobre marcas y patentes no tiene efecto. Eso sí, si la empresa Pentacon que fabrica las Prakticas quiere vender en occidente, no puede venderlas con un objetivo Carl Zeiss Tessar. Por lo tanto, el objetivo que tenemos aquí tuvo que ser comprado en algún lugar detrás del telón de acero.
Tras una rato de reflexión, la persona que me ha traído la cámara deduce que su padre la debió de comprar en su viaje de novios que hicieron en un viaje organizado por algunos países del antiguo bloque comunista en 1984. De ahí la inscripción Carl Zeiss Jena DDR Tessar, que si hubiese sido vendido en un país occidental se hubiese llamado algo así como Aus Jena T 2,8/50, por lo que hemos podido deducir.
Como podemos ver en las dos fotos que hemos presentado hasta ahora, la disposición de los mandos de la cámara es la tradicional de las réflex mecánicas para película tradicional. De hecho, la cámara tiene una concepción que podemos considerar anticuada para la época en la que se fabricó, en la primera mitad de los años 80. El disparador está en una posición, en la cara frontal de la cámara, que a mí me parece un poco incómoda. Pero eso sí, dispone de un previsualizador de la profundidad de campo que siempre viene bien. La cámara transmite una sensación de solidez mezclada con cierta tosquedad y falta de cuidado en los detalles.
Lleva un compartimento para pilas, desgraciadamente de las antiguas de mercurio que ya no se fabrican por su toxicidad. Existen alternativas, pero es un poco rollo conseguirlas. No obstante, la pila sólo sirve para alimentar el fotómetro, que consiste en una aguja indicadora de sobre o subexposición en el visor. Sin pila, la cámara funciona sin problemas, pudiendo medir la luz con un fotómetro externo, o estimando la luz al viejo estilo Kodak.
Hablemos un poco del objetivo. Es un Tessar. Es decir, un sencillo diseño, un triplete acromático, en el que una de las lentes se ha desdoblado en un grupo de dos lentes cementadas, 4 lentes en total en 3 grupos. Es un diseño de Carl Zeiss de 1902, que tuvo mucho éxito, al permitir objetivos de tamaño compacto, pero de buena nitidez, especialmente en el centro de la imagen.
El principal problema de los Tessar, que fueron muy populares y cuyo diseño fue copiado por muchos fabricantes de objetivos, es que no admite aperturas muy grandes, siendo f/2,8 en el formato de 24 x 36 mm lo máximo que se suele alcanzar. A cambio, es barato de fabricar, y por su reducido número de superficies aire-vidrio, menos propenso a la perdida de nitidez y de transmisión de la luz por los reflejos internos que otras fórmulas más complejas. Por lo menos, hasta que se popularizaron los revestimientos antirreflejos en las lentes de los objetivos. Sus características generales son una nitidez en el centro de la imagen bastante aceptable o buena desde las aperturas más abiertas, mientras que la nitidez en las esquinas está condicionada a cerrar 2 o 3 pasos el diafragma. El f/2,8 puede ser utilizado para retrato desde su apertura más abierta, pero para arquitectura o paisaje conviene usar como mínimo un f/5,6, ya que su nitidez en las esquinas dejará que desear.
Este objetivo fabricado en la Alemania Oriental tuvo muchas variantes y se fabricó en una diversidad de monturas, siendo está variante totalmente negra y con montura M42 de las últimas versiones, si no la última. No aprovecharon la posibilidad de hacer un objetivo compacto, y de hecho, en la fotografía anterior lo vemos junto a un SMC-A Pentax 1:2 50 mm. Este es un objetivo basado en el esquema de los Planar, pero simplificado, en cualquier caso más complejo que el Tessar, y con una mayor apertura. Tendría que ser más grande que el Tessar, pero de hecho es más pequeño. La ventaja del Tessar es que su lente frontal está tan hundida en el barrilete, que no necesita un parasol para protegerlo de las fuentes de luz laterales que le pudieran hacer perder nitidez.
A la cámara se le puede poner, como se ve en la fotografía, cualquier otro objetivo con montura M42. Por ejemplo el Super-Multi-Coated Takumar 1:2 35 mm que mencionaba antes. En ambos casos, tanto el Takumar como el Tessar, son versiones avanzadas de la montura M42, que permiten un cierto automatismo del diafragma. Se enfoca y se mide la luz a plena apertura, y al accionar el disparador, se cierra el diafragma. Utilizados con los adaptadores correspondientes, hay que usarlos sin este automatismo. Se enfoca a plena apertura, se diafragma a la apertura de trabajo y entonces se mide la luz antes de hacer la fotografía.
No he tenido ocasión todavía de revelar ningún carrete hecho con la Praktica, que me ha quedado donada en depósito. Para que alguien la utilice. Su valor económico residual es muy bajo. Pero he probado el Tessar con algún cuerpo digital. Con la Pentax K-S1, los 50 mm funcionan como un teleobjetivo corto, y tienen un interés relativo... más bien escaso. Desde luego, van mucho mejor cualquiera de los dos 50 mm Pentax que tengo, el SMC-A 1:2 50 mm y el más complejo aunque antiguo SMC-M 1:1,7 50 mm. Pero con tal de que no abuses de su uso a grandes aperturas, ofrece unos resultados dignos.
Hay que ayudar a los archivos RAW de la cámara en Lightroom para darles un poquito más de saturación y contraste, porque si no quedan un poco sosos en caso de que se tomen en situaciones de luz con bajo contraste.
El Tessar tiene una mayor resistencia a la pérdida de contraste por la presencia de luces intensas frontales en el fotograma de lo que yo pensaba.
Las zonas desenfocadas, el "bokeh" de marras, no tiene una calidad excesivamente notable, pero tampoco es una catástrofe. En algunas imágenes se quiere apreciar un efecto de "remolino", parecido al de los Petzval antiguos, que se están poniendo de moda últimamente. Pero es algo que me he encontrado... no lo he investigado en profundidad.
Una de las sorpresas más agradables del Tessar es su distancia de enfoque mínima de solo 35 cm, frente a los 45 cm más habituales de otros 50 mm. Esto hace que la escala de reproducción pase de 1:7 a estar próxima al 1:4. No es que estemos en el terreno del macro todavía, pero sí que es una situación cómoda para la fotografía de aproximación.
Esto me hizo pensar que podía probar el objetivo en casa con el adaptador para montura Canon EF en un bodegón. Veamos el Tessar montado sobre la Canon EOS 5D Mark II.
Monté la mesa para realizar bodegones junto al ventanal del salón de mi casa, que ofrece una suave luz de las ventanas orientadas al norte, y coloqué un panel blanco reflecto para rellenar las sombras en el lado opuesto. Y me fui a la nevera a buscar unas cuantas alcachofas. También consideré que era el momento de probar un preajuste para Lightroom que prometía una gradación de grises suave y progresiva, similar a la desaparecida diapositiva en blanco y negro Agfa Scala 200.
A plena apertura, resulta difícil conseguir profundidades de campo adecuadas, aunque el enfoque, utilizando la ampliación en visión directa sobre la pantalla trasera, es relativamente cómodo. Por lo tanto, en el resto de la prueba utilicé diafragmas de f/8 cuando utilizaba el objetivo sin más, y de f/22 cuando añadía algún tubo de aproximación. Os dejo algunos ejemplos con los resultados. La nitidez, a esas aperturas, me pareció bastante digna.
Tras haber pasado una entretenida tarde con las alcachofas, que fueron a para a la cazuela a la hora de la cena, estaban bien buenas, también decidí dar una oportunidad al color, fotografiando un regalo que me hicieron mi hermana y mi sobrina para mi cumpleaños y con el que acabo este artículo. Espero, dentro de unos días o pocas semanas, contaros como fue el funcionamiento de la cámara con algún carrete de película tradicional.