En primer lugar, me he quedado sorprendido al comprobar que esta semana he marcado un grupo realmente reducido de posibles recomendaciones para lo que suele ser habitual. Normalmente, desecho unas cuantas de las que he guardado en Getpocket, y hablo de las que me parecen más significativas o han atraído más mi atencion. Pero en esta ocasión, hablaré de las siete que he guardado.
El número de fotografías guardas en mi tablero de Pinterest de la semana también están un poco por debajo de lo habitual en los últimos tiempos. Pero hay un número suficiente como para que puedan resultar interesantes un grupo variado de aficionados a la fotografía.
En cuanto a las fotografías acompañante... Ayer os comentaba algunos carretes de película del último lote que mandé a revelar a Carmencita Film Lab. Entre ellos había uno del que no os hablé puesto que no entraba dentro del tema de objetivos y cámaras con montura M42, principalmente de la Europa del Este. Y es que por una vez, un carrete de película tradicional en blanco y negro lo envíe a revelar a Carmencita en lugar de procesarlo yo integramente. Quería probar a ver que tal. Se trata de un Fujifilm Neopan 100 Acros que expuse durante un paseo mañanero hace un par de meses, más o menos, con la veterana Leica IIIf que llevaba montada la segunda versión del Canon 50 mm f/1,8 para montura de rosca de 39 mm. La adecuada para la cámara alemana.
He de decir que los resultados son buenos, pero no acabo de reconocer en los archivos digitalizados el aspecto de gradación muy progresiva de grises que suele dar la Acros. Y eso que ya digo que no los encuentro mal. Simplemente, no lo esperado. De todas formas, aquella mañana la luz era muy dura y el contraste elevado.
Para fotografía en blanco y negro interesante y llena de matices, la del alemán Peter Keetman. En Oscar en fotos nos traen una galería y un breve comentario biográfico de este fotógrafo. Aunque formado en la Bauhaus y en la Nueva Objetividad de antes de la guerra mundial, la segunda, tras este conflicto su fotografía coqueteo con la abstracción y se le adscribió a la fotografía subjetiva, en el que el punto de vista creativo se superpone al utilitarista. Y eso que son muy reconocidas sus series de fotografías industrial. Un buen fotógrafo para aprender de composición y de reconocimiento de formas y patrones.
Nos vamos a hora al mundo del glamour y las bambalinas. En algún sitio he encontrado un enlace que me ha llevado a un artículo en Nowness que ya tiene un tiempo sobre el fotógrafo George Hurrell. Fotógrafo en activo durante buena parte del siglo XX, siempre vinculado al mundo del cine y la televisión, su época dorada coincide con la época del Star-System en los grandes estudios de Hollywood. Basado este sistema en la atracción que las grandes estrellas de la interpretación ejercían sobre el público, fue un momento idóneo para que grandes fotógrafos inmortalizaran a muchas de ellas con fotografías de gran calidad, de factura muy cuidada, que servían para elevar a un estado divino a los simples mortales que alcanzaban la fama a través de la gran pantalla y los sistemas propagandísticos de las grandes productoras. El plus de Hurrell está quizá en que realmente muchas de las estrellas que pasaron ante su objetivo alcanzaban esa imagen de dioses y especialmente diosas, de gran sensualidad, y erotismo en muchos casos, con un aura de seres inalcanzables.
Más de una vez he comentado de mi preferencia por la fotografía en color, aunque hoy este artículo me esté saliendo hasta ahora muy en blanco y negro. Y especialmente me gusta traer a estas páginas a los pioneros que impulsaron el medio en una cultura que identificaba el blanco y negro con lo profesional y artístico y el color con la fotografía familiar y los aficionados. En esta ocasión os traigo a través de un artículo en OldSkull las Kodachromes de Fred Herzog, fotógrafo alemán que tras diversas peripecias en el momento de la Segunda Guerra Mundial, acabó enrolándose de marinero en un barco, y finalmente en la ciudad canadiense de Vancouver, donde se instaló. Y allí empezó a documentar la vida de la ciudad a través de la fotografía. En color. El maravilloso color de la Kodachrome de la época.
En un orden de cosas casi similar, aunque nos volvamos a pasar al blanco y negro, Rafael Roa nos recuerda el trabajo de un fotógrafo documental, Paco Gómez, que a pesar de su influencia en la fotografía de su época y posterior tengo la sensación de que no es muy conocido. Su enfoque de la fotografía en las calles tiene mucho que ver con lo mínimo, y con una creatividad alejada de la agresividad hacia las personas con la que hoy en día se suele identificar el género. A conocer y reivindicar. No confundir con el Paco Gómez más actual del que tal vez convenga hablar otro día.
La contaminación de los mares con plásticos es un problema mucho más grave e importante de lo que habitualmente nos parece. Por ello tiene especial valor el trabajo de la fotógrafa británica Mandy Barker. Como nos cuentan en Feature Shoot, durante un viaje por el Pacífico Septentrional recorrieron un conjunto de playas en los alrededores de Hong-Kong en los que recogió una cantidad notable de desechos plásticos que le permitieron realizar un conjunto de bellas y al mismo tiempo siniestras naturalezas muertas. La variedad es tal, que incluso se agrupan por temáticas de lo más diverso.
En alguna ocasión he hablado en estas páginas de la malograda Francesca Woodman. Y parece que la joven fotógrafa norteamericana hizo escuela. En esta ocasión, también en Feature Shoot, nos presentan el trabajo de la fotógrafa eslovaca Viktória Kollerová. En esta ocasión, la fotógrafa se presenta a sí misma como sujeto de sus imágenes, pero fundiéndose hasta casi desaparecer con el medio o el paisaje en el que realiza sus fotografías, usando las texturas, la luz y la posición de su propio cuerpo desnudo. Por supuesto, el uso del blanco y negro ayuda al efecto al despojar su cuerpo del característico color de la piel humana en personas de origen europeo.
Y por último juntaremos dos de mis aficiones, la fotografía y el cine, en un único artículo. En Lenscratch nos hablan de la Society of Motion Picture Still Photographers. Es decir, en el entorno de la producción de películas fotográficas, la sociedad que agrupa a los llamados foto fijas o fotógrafos de plató. Un grupo de profesionales de la fotografía poco conocido, poco reconocidos, pero que son responsables de muchas fotografías que todos reconocemos, creyendo que se trata de fotogramas extraidos de nuestras películas favoritas, cuando no. Cuando se trata del trabajo de fotógrafos que tienen que trabajar muchas veces con discreción y desconocidos del gran público. Pues echad un vistazo, que las fotografías son estupendas.
En los dos últimos meses habéis podido comprobar que he estado probando y usando cámaras y objetivos de antaño, con algunos elementos en común. O bien están fabricados durante la Guerra Fría en los país del bloque europeo oriental, o en el caso de los objetivos, tienen montura de rosca M42.
Veamos los presuntos implicados en este comentario de hoy.
Como vemos tenemos la cámara fabricada en la antigua República Democrática Alemana Praktica MTL5, con su objetivo acompañante, un Zeiss Jena Tessar 2,8/50. También tenemos un SMC Takumar 1:2/35 fabricado por Asahi Pentax, que he utilizado en las fotografías que presento hoy bien unido a la Praktica, bien a una Pentax MX, con el adaptador correspondiente. Este objetivo es japonés; es el único no originado tras el Telón de Acero. Y tenemos el minúsculo Industar-50-2 3,5/50, de fabricación soviética, en origen acompañado de la Zenit E que ya os comenté que había dejado de funcionar, y que en las fotos de hoy he usado sobre la Pentax MX con el adaptador correspondiente.
Los enlaces anteriores dirigen a los artículos en los que mostraba los resultados de los objetivos montados mediante los adaptadores correspondientes sobre cámaras digitales.
Mientras preparaba el artículo tras la llegada de los archivos digitalizados tras el revelado, como tengo por costumbre, por Carmencita Film Lab, tuve la ocasión de leer un artículo en Petapixel que, además de hacerme gracia, me hizo pensar en los criterios actuales para comprar material fotográfico, y dentro de él los objetivos, y los criterios de antaño para ello. En esas 11 tonterías que los fotógrafos dicen sobre su material, hay varias que afectan a las ópticas que me parecen interesantes como reflexión:
La gente se fija más en el "bokeh" que en el sujeto de interés, el que está enfocado... Una tontería como un piano de grande. Por "ideal" que sea el carácter de las áreas desenfocadas de la fotografía, si el sujeto principal es banal o malo, la fotografía será banal o mala. No digamos ya cuando la gente se "enchocha" con un objetivo por su capacidad para producir un "bokeh" con "efectos especiales"... que tan cansinos pueden llegar a ser si se abusa de ellos. Sean por grandes aperturas, como las "pompas de jabón" o "los remolinos de la zona desenfocada", o por estrechas aperturas, como las "estrellitas" debidas a la difracción.
El mito de determinadas focales en la actualidad. Véase el 85 mm, siempre con una apertura de f/1,4 o mayor. La mayor parte de las fotos importantes de la historia de la fotografía se han hecho con focales distintas de estas y con diafragmas mucho más cerrados. Retratos incluidos. De verdad.
El famoso "punto dulce" de los objetivos, que empieza a ser tan mítico como el "punto G" de la anatomía femenina. Mira. Si los objetivos estuvieran pensados para ser usados en su "punto dulce", no tendrían una apertura variable. La apertura variable sirve para dos cosas; para gestionar la profundidad de campo y la estética de nuestra foto, o para aumentar o disminuir la cantidad de luz que le llega a la superficie sensible, si es necesario. Si necesitamos aislar el sujeto principal del fondo, abriremos todo lo que necesitemos el diafragma, sea como sea la nitidez a esas aperturas. Si necesitamos toda la profundidad de campo posible al realizar un paisaje, cerraremos el diafragma lo que necesitemos y que la difracción se las apañe sola.
El objetivo está "desfasado" u "obsoleto"... Pues no. Los objetivos son como son. Y salvo que se deterioren o se estropeen, lo más probable es que cumplan la misión para la que fueron fabricados de por vida. Mucho más duraderos que las cámaras. Y si estaban bien cuando se compraron, y cumplieron bien con su tarea, seguirán haciéndolo. No importa que hayan salido al mercado otros más avanzados con mejor solución a las aberraciones ópticas y mayor nitidez. Como decía Cartier-Bresson, la nitidez es un concepto burgués, y no define la calidad global de una fotografía.
Se podrían hacer más comentarios, pero estos que he señalado me parecen los más interesantes. Todo el material utilizado en las fotografías de este artículo está mejorado por productos posteriores, e incluso por productos comentarios fabricados con más rigor. Esto último aplicable al material de la antigua Europa Oriental de forma casi universal. Pero con todo este material, ha habido personas, fotógrafos o aficionados a la fotografía, que han sido capaces de realizar fotografías artísticas, interesantes documentalmente, emortivas o entrañables. Muchas de las fotografías tomadas por gente que arriesgaba su integridad física durante la invasión de Budapest por los soviéticos en 1956 o cuando se machacó la primavera de Praga en 1968, usaron este tipo de material. Y hoy nos parecen documentos fotográficos imprescindibles. A mí me gusta mantener una memoria histórica. En el concepto noble e interesante del término, no en el manido y desprestigiado por los políticos.
En cada una de las fotografías que muestro en este artículo se indica la combinación de cámara y objetivo que se ha utilizado. De entrada decir una cosa. Las fotografías más interesantes que he obtenido usando esta cámara y estos objetivos son aquellas en las que la luz era más idónea o el motivo encontrado era más interesante y mejor encuadrado. Y no tiene nada que ver con el material que estaba usando en ese momento. Por ejemplo, es mucho más cómodo, sencillo y ágil de usar cualquiera de estos objetivos con la Pentax MX que con el talabarte de de la Praktica MTL5. Pero las fotografías tomadas con la Praktica y el Takumar 35 mm a la caída de la tarde probablemente son más interesantes que las tomadas con la Pentax MX y el Takumar 35 mm en las horas centrales del día.
Otro ejemplo, el Industar-50-2 y el Tessar 50/2,8 de Zeiss Jena son ambos similares en su diseño óptico; cuatro elementos en tres grupos, copiando la fórmula de los Tessar de Carl Zeiss. El fabricado en Jena es dos tercios de paso más luminoso y su distancia mínima de enfoque es la mitad que el Industar. Pero si haces las fotos en la rosaleda del Parque Grande a la caída de la tarde, con unas bonitas rosas, probablemente habrá más partidarios de esas fotografías realizadas con el objetivo soviético, que de las modestas flores obtenidas con la óptica alemana al mediodía. ¿Me estoy explicando?
Dicho todo lo cual, una inspección crítica de las fotografías realizadas nos hace ver un hecho que ya podíamos suponer. El Takumar 35 mm es mucho mejor objetivo que cualquiera de los otros dos. Es mucho más sólido, con una fórmula óptica más compleja y mejor corregida y muy utilizable, incluso con cámaras modernas, aunque a grades aperturas, con las réflex digitales, las esquinas sufren en exceso por el viñeteado y otras cuestiones.
No es este el único articulo sobre estas cuestiones que tengo pendiente... Y en los próximas días, seguramente durante este fin de semana largo que disfrutamos en Zaragoza, veremos más ejemplos de fotografías realizadas con material antiguo sobre película tradicional.
Lo confieso. Que se denomine fotografía "analógica" a la fotografía con película y otros procesos fotoquímicos más o menos tradicionales es algo que odio. Lo de "analógico" y "digital" tiene su origene en el mundo de la electrónica, en función del tipo de codificación de la señal, bien nos movamos en el mundo del sonido, de la radio, de la imagen o de lo que sea. Pero aquí estamos en dos tipos de tecnologías distintas. La tradicional fotografía con procesos físicoquímicos y la actual fotografía con procesos electrónicos digitales. Pero bueno, como el calificativo se ha agarrado por culpa de internet al personal como una garrapata, pues hablaré del II Encuentro "analógico" de fotografía que se celebró, o estamos celebrando, en Zaragoza en estos días.
El I Encuentro fue una actividad propia de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ); pero en esta segunda edición se ha abierto la puerta a una participación conjunto de esta asociación y el grupo no organizado formalmente, coordinado mediante redes sociales, Fotógrafos en Zaragoza (FeZ). En realidad aquella es hija de este, aunque ahoran sigan caminos paralelos, con eventuales puntos de contacto. Más que nada porque hay buenos aficionados que participan en ambos grupos. Son dos formas de relacionarse entre personas con interés común en la fotografía, no incompatibles entre sí.
El pasado domingo 24 de abril de 2016E, un grupo de personas nos juntamos en el entorno de la Expo de Zaragoza con nuestras cámaras para película tradicional. Más antiguas o más modernas; propias o heredadas de nuestros ancestros; compradas hace años nuevas o recuperadas de segunda o tercera mano recientemente. Algunas de formato medio, alguna de fotografía instantánea, las más de formato pequeño, para palícula de 35 mm y negativo de 24 x 36 mm. Lo que los modernos de la electrónica digital llaman ampulosamente "full frame"... formato pequeño en el mundo de la película tradicional.
Con una mañana ventosa, pero con sol radiante hasta que algunas nubes se empezaron a acumular, los motivos arquitectónicos presentes, y el contraste producido por la dura luz de las horas centrales del día se llevan mejor con la fotografía en blanco y negro que con el color. De todos modos, como la intención es seguir el encuentro con actividades de laboratorio, se había aconsejado a los asistentes cargar sus cámaras con película negativa monocroma.
Yo me llevé, no obstante, tres cámaras:
En las imágenes anteriores tenéis ejemplos de las fotografías realizadas con mi Pentax MX, cámara réflex mecánica de 1977, en la que estaba probando un veterano Meyer-Optiks Görlitz Trioplan V 50/2,9, de lo que os hablaré otro día. Alguna de las fotografías, como la de la Torre del Agua, está tomada con un Meyer-Optiks Görlitz Primoplan V 50/1,9, primo hermano del anterior, que me prestaron momentáneamente. La usé con un carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, película negativa en blanco y negro de grano fino.
También me llevé la Olympus mju-II, cámara compacta con exposición electrónica, de óptica fija 35/2,8, que usé con un carrete de Kodak Portra 400, película negativa en color. Esta tardaré todavía un tiempo en tenerla disponible.
Finalmente, me llevé también la Voigtländer Perkeo II, coqueta y sencilla cámara de los años 50 del siglo XX, con objetivo retractil de fuelle, de formato medio para negativos de 54 x 54 mm. La usé con un par de carretes Ilford FP4 Plus 125. He de decir que el obturador de la cámara empezó a dar problemas al final de la mañana, y no sé si la tendré que retirar de circulación.
Los carretes en blanco y negro los revelé con Ultrafin Plus con una dilución 1 + 4 durante 7 minutos, tanto el Acros como los FP4 Plus. Los resultados han sido unos fotogramas un poco más densos de lo que esperaba, pero muy explotables, y con un grano muy fino.
El miércoles 27 de abril nos juntamos para revelar los carretes, de forma que los más experimentados echasen una mano a los más novatos. La sensación es que salvo algunos accidentes en el momento de la toma, hubo una generalidad de carretes correctamente expuestos y aprovechables. De momento, un éxito. Dentro de unos días, procederemos a experimentar la ampliación sobre papel fotográfico.
No obstante, yo hice previemente el revelado en casa. El revelador que usamos para el conjunto fue el versatil Kodak HC-110, pero a mí me apetecía utilizar un revelador de grano fino como el Ultrafin Plus. Y además, eso me daba más libertad para echar una mano a la gente.
Como ya he dicho, mi Perkeo II empezó a dar muestras de avería, en el armado del obturador que hay que realizar tras avanzar la película. En concreto, la palanca de armado del obturador, no volvía a su posición de reposo. A mí me daba la sensación de que el obturador no actuaba. El caso es que sí, y como consecuencia obtueve por accidente varias exposiciones múltiples, que han quedado curiosas. Lamentablemente, en un momento dado se atascó completamente, y en estos momentos la cámara no funciona. Ya veremos qué se puede hacer.
Ese mismo día se celebraba el día internacional de la fotografía estenopeica. Yo no cogí ninguna de estas, porque las que tenía en activo se llevan mal con el viento que hacía ese día. Pero no faltaron los ejemplares de cámaras estenopeicas, algunas muy espectaculares y muy elegantes.
En su conjunto, una experiencia muy satisfactoria, que todavía no ha terminado, y de la que tal vez os cuente alguna cosa más. Animaos vosotros también a recuperar vuestras veteranas cámaras de película tradicional. Son estupendas.
Este domingo redacto las recomendaciones semanales por la tarde, después de haber dedicado toda la mañana a la fotografía activa. Un grupo de gentes involucradas en la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) y/o Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) nos hemos juntado para rescatar viejas cámaras para película fotográfica tradicional y fotografiar juntos por el área de la Expo Zaragoza 2008. Unos poquitos estamos familiarizados con este tipo de fotografía desde tiempo ha, mientras que otros se atrevían hoy a recuperarla y con más o menos inseguridad a utilizar sus cámaras luchando contra los reflejos adquiridos con la toma de imágenes digital. Pero de eso hablaré otro día... cuando tengamos los carretes revelados y disponibles. Os dejo con una de la media docena de fotos que he hecho con una pequeña cámara digital que me he llevado. Por recordar el entorno
Por supuesto, hoy también tenemos el tablero de Pinterest de la semana, con las fotografías que me han gustado o me han llamado la atención por algún motivo en estos últimos siete días de navegación esporádica por internet. Hay algunas que me parece muy interesantes... no os las perdáis.
En cuanto a las fotografías que acompañarán el resto de la entrada, tengo que recordar que ayer fue el día de San Jorge, festividad oficial de la Comunidad Autónoma de Aragón. Lo cual, unido al buen tiempo, hizo que las diversas actividades festivas estuvieran muy animadas. No es que sea ni un pálido reflejo de lo que era antes de que comenzase la crisis en el año 2008... pero menos da una piedra.
Yo he estado probando un pequeño y entretenido objetivo de hace unas décadas del que os hablaré dentro de unos días. De momento, sabed que el pequeño Meyer-Optik Görlitz Trioplan V 50/2,9 iba ayer montado sobre la ya veterana Canon EOS 40D, una cámara que salvo por el hecho de que su mecanismo de captura digital y su electrónica está hoy en día muy superada está muy bien hecha y es agradable de usar. En un momento dado entramos en el Museo Pablo Gargallo, del cual ya os he mostrado fotografías en otras ocasiones, que estaba en jornada gratuita de puertas abiertas, e hice unas cuantas fotografías a las obras del maestro de Maella.
Desde hace unos años, uno de mis libros favoritos es The Nature of Photography de Stephen Shore, que al castellano se tradujo un tiempo después de comprarlo yo en versión original en inglés como Lección de fotografía. En su portada hay una fotografía de un barco trasatlántico muy característica. Y nunca me acuerdo quién es su autor. Bien, pues esta semana en Vantage nos han recordado que es de Kenneth Josephson, un importante fotógrafo conceptual que es poco conocido y que creo que esto es injusto. Por eso, lo traigo aquí y os animo a conocer más de la obra de este artista norteamericano.
Llevamos unas semanas discutiendo sobre donde y cuándo nos vamos de vacaciones, y este año parece que nos está costando decidirnos por motivos ajenos a mi voluntad... nuestra voluntad... quería decir. Lo siento. En cualquier caso, esta semana han coincidido dos artículos sobre viajes en tren muy diferentes. Uno de ellos en Quesabesde, de la fotógrafa alemana Tamina-Florentine Zuch que se ha hecho 20.000 kilómetros de viaje en tren por la India, mezclándose con sus gentes, y con resultados fotográficos excelentes. Prometedora fotógrafa documentalista. El otro nos llega desde The New Yorker, las fotografías se las debemos a McNair Evans, y nos habla de las gentes que usan los trenes de pasajeros de Amtrak en Estados Unidos. El tren de pasajeros, que en su momento fue clave para el desarrollo del país, actualmente es poco usado y tiene escaso prestigio frente al avión. Pero está ahí, y es usado por una cierta cantidad de estadounidenses.
En estos días se han hecho también públicos los Sony World Photography Awards 2016, que algunos definen algo así como los "oscar" de la fotografía... o como sea... Hay muchas fotos y fotógrafos interesantes, pero yo que he estado en un particular estado de humor esta semana, me he fijado sobretodo en los desérticos y polvorientos paisajes que la belga Maroesjka Lavigne ha realizado en Namibia, un país que recibe el nombre a partir del desierto que ocupa la mayor parte de su superficie. Y que desde luego no está exento en absoluto de belleza. Yo me fijé en el artículo que le dedicaron en L'Oeil de la Photographie.
Esta semana he marcado como interesantes, curiosos o anecdóticos varios artículos que tienen que ver con la mujer o con el cuerpo de la mujer. Vamos a darles un somero repaso.
En Plataforma de arte contemporáneo ha aparecido un artículo dedicado a la feminidad tal y como es capturada por la mallorquina Marta Pujades, una fotógrafa joven, todavía en sus veintitantos, pero que me ha parecido en lo que he visto de ella muy inquieta y muy interesante. Habrá que estar al tanto.
En Feature Shoot tenemos el particular trabajo de 3cm (instagram), nombre de batalla del taiwanés Yung Chen Lin. Los cuerpos de mujer literalmente cosidos, atravesados por gruesos hilos de color rojo, en imágenes convencionalmente bellas, pero que al mismo tiempo nos trasladan la idea de sufrimiento o dolor, al mismo tiempo que identificamos el rojo de los hilos con la sangre que no vemos.
En otro orden de cosas, y aquí mezclamos hombres y mujeres, en Bokeh by DigitalRev nos presentan el trabajo realizado por el fotógrafo Patrick Struys bajo el título Porn Portraits. Sí, "retratos pornográficos". Este fotógrafo, utilizando un pedazo camarón de medio formato realiza unos retratos sencillos, de personas aparentemente desnudas, que están visualizando películas pornográficas. Los retratos son para todos los públicos. Lo importante son los gestos, las reacciones, la variedad de ellas, desde las que denotan sorpresa o diversión, hasta las que muestran incredulidad o desagrado. Sencillo, pero interesante.
Y ya que estamos, en American Photo, antaño excelente revista de fotografía hoy arrinconada a la existencia virtual en internet, nos hablan del cambio que se ha producido en una revista icónica en la cultura popular; Playboy. Esta revista se ha dedicado durante décadas a vender un estilo de vida al alcance de pocos de sus lectores. Suponiendo que estos se dedicaran a leerla, puesto que entre sus artículos se intercalaban reportajes de modelos desnudas, en los que poco había que leer. Todo quedaba muy a la vista. Todo. Pues ya no. Desde hace un mes, no más desnudo. Siguen saliendo chicas, pero ya no muestran sus "vergüenzas" sino que las insinúan. Pero además han cambiado el estilo de las fotografías... ¿Una reorientación de la revista buscando respetabilidad? ¿Un reflejo del conservadurismo que está introduciéndose en las sociedades occidentales, principalmente en Norteamérica? ¿O sencillamente que no pueden competir con internet como dispensador de carne femenina y buscan otra clientela para subsistir? Nunca han sido santos de mi devoción. Siempre he opinado que tratan con poco respeto a la humanidad, tanto a mujeres, convertidas en meros objetos de deseo, como a hombres, convertidos en seres sin cerebro obsesionados con tetas y culos. Y no me considero nada mojigato.
Y finalmente, otra visión de la mujer la del japonés Yoshiro Tatsuki, con fotografías en las que se muestra una versión tradicional de la mujer japonesa basada en los cuentos de ficción tradicionales, pero introduciendo elementos modernos, sorprendentes o fetichistas, en imágenes muy narrativas. Y bellamente realizadas. Las hemos visto en L'Oeil de la Photographie.
Comentaba hace unos días mi compra de la cámara soviética, fabricada en la época de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, la Zenit-E. Ya comentaba que después de comprarla detecté problemas con el obturador, por lo que había probado el objetivo, Industar-50-2, con la Canon EOS 5D Mark II, pero no había tenido ocasión de probar la cámara.
Recordemos el aparato con su objetivo...
Por lo que he podido leer, el conjunto del mecanismo que arma el obturador y la cortinilla de tela del mismo son bastante delicados. En principio, yo no hice la maniobra que causa la mayor parte de los problemas. Gracias a mi familiaridad con una mucho más prestigiosa Leica IIIf, sé que el ajuste de la velocidad de obturación para la fotografía hay que hacerlo después de avanzar la película al mismo tiempo que se arma el obturador. Si se ajusta la velocidad de obturación antes en la Zenit-E parece que hay un grave riesgo de que la cortinilla del obturador se desajuste. Yo digo que no hice esa maniobra, porque a pesar de ser un cámara fabricada en torno al año 80, su rueda de velocidades de obturación parece más propia de las cámaras de mitad de siglo XX. Sin embargo, al ajustar la posición "bulb", "B", empezaron los problemas. No obstante, el sábado por la mañana conseguí que volviese a funcionar.
En tal estábamos, que le puse un carrete de Fujifilm Acros 100, le monté el Industar-50-2 y, aprovechando que la mañana estaba con nubes y claros y la luz no era muy dura a pesar de estar cerca del mediodía, me fui a hacer unas fotografías por los alrededores del Tercer Cinturón de ronda de Zaragoza y el camino de Miraflores.
El revelado lo hice según los tiempos recomendados con Tetenal Ultrafin Plus durante 6 minutos y medios, con agitación durante un minuto y posteriores agitaciones suaves durante 5 segundos cada 60 segundos. Nunca he sido partidario de la agitación muy fuerte. Y menos con una película de grano fino con amplia gradación de grises, que no conviene estropear con meneos exagerados.
El fotómetro de la Zenit-E es un fotómetro de selenio, que no necesita pilas, y que se encuentra sobre el objetivo. No tiene medición a través del objetivo. Como suponía, la célula de selenio se encuentra bastante agotada y aunque da una medición, esta produciría una sobreexposición muy importante. Como olvidé coger el fotómetro de mano, optó por estimar la exposición.
Ya sabéis... si el cielo está despejado y soleado, la exposición correcta para una película de ISO 100 como la Acros sería f/16 y 1/100 s o cualquier otra combinación equivalente. Como la Zenit-E no tiene posición 1/100 s, con ajustar 1/125 s, que es la más cercana ya es suficiente.
Como podréis comprobar en las fotografías que acompañan esta entrada, estuvo nublado la mayor parte del tiempo, por lo que siguiendo la regla cerré el diafragma dos pasos, y en la mayor parte de las ocasiones usé f/8 y 1/125 s, o combinaciones similares según la gestión de la profundidad de campo que quisiera hacer. Es decir, f/11 y 1/60 s o f/5,6 y 1/250 s serían combinaciones igualmente válidas.
Como el visor de la Zenit-E no es muy bueno, durante la mayor parte del paseo utilicé el enfoque por zonas o en la hiperfocal gracias a la útil y generosa escala de profundidades de campo que proporcionan los 300 º de giro de la rueda de enfoque del Industar-50-2. Salvo en casos en los que se necesiten profundidades de campo pequeñas o lugares con poca luz, lo mejor es disparar con este objetivo a f/8, apertura a la que da una calidad razonable. Por debajo de f/5,6, las esquinas se degradan mucho aunque el centro del fotograma sigue siendo muy aprovechable. Entonces lo mejor es usar el f/3,5 y el f/4 sólo cuando esas zonas vayan a estar desenfocadas por la escasa profundidad de campo, o si no queda más remedio.
Al final de la jornada, y tras el revelado del carrete tal y como he indicado, me encontré con unos excesivamente densos pero perfectamente explotables, que se han digitalizado en el Epson Pefection V600 Photo sin problema. Probablemente el obturador de la cámara no es nada preciso, ya he comentado que daba problemas, y ofrece velocidades de obturación más lentas de las que promete.
Finalmente, una vez en casa, después de extraer el carrete, volví a colocar si darme cuenta el control del obturador en posición "B",... y la cortinilla del mismo volvió a fallar. Y esta vez parece que de forma definitiva...
Mala suerte. Pero el objetivo me ha sorprendido porque da bastante mejor calidad de imagen de la que pensaba. He enviado un carrete en color a Carmencita Film Lab tomado con este objetivo y la Pentax MX con un adaptador. A ver que tal queda. Pero la combinación es extremadamente compacta, y más cómoda de utilizar que el 40/2,8 "Pancake" de Pentax... que será mejor objetivo, pero tampoco es el mejor conjunto de lentes que ha juntado Pentax, y es más incómodo de usar al enfocar. Ya os contaré.