Entre el fin de semana pasado y este tenía la misión de ayudar a una persona a entender los conceptos más básicos de la macrofotografía. El pasado fin de semana la idea era utilizar teleobjetivos de Canon más complementos como el duplicador de focal y los tubos de extensión. Como hizo bastante airecillo, acabamos haciéndolo en casa. Nada enseñaré, porque hicimos unos ejercicios de demostración muy aburridos.
Para este fin de semana, la idea era utilizar objetivos macro específicos, no sabía si el 45 mm "PanaLeica" con la Olympus OM-D E-M5 o el 100 mm Pentax con la Pentax K-S1. También, incluir en la práctica el uso de lentes de aproximación. El caso es que el miércoles pasado, mientras preparaba un poco el material, entre los objetivos encontré uno que tenía completamente olvidado. Curiosamente, fue el primer objetivo que compré para mi primera cámara réflex, la Pentax P30N. La cámara, que no conservo, venía con un SMC-A 1:2 50 mm de kit, que sí conservo. Estamos hablando de 1989 - 1990. Durante años, antes de que se popularizaran los objetivos de focal variable, vulgarmente llamados zooms, los aficionados solían construir sus equipos con el cuerpo de cámara, el 50/1,7 mm o similar con el que la compraban, un 35/2,8 mm como gran angular, y un 135/2,8 mm como teleobjetivo. Desde mi punto de vista, no era demasiado equilibrado. El 35 y el 50 mm estaban demasiado cerca... y entre el 50 y el 135 mm parece que hay sin embargo demasiado espacio sin cubrir. Pero supongo que para las marcas eran las piezas más económicas con una calidad razonable que podían ofrecer al aficionado. No hablo de profesionales, que son otro cantar. Los objetivos más amplios que el 35 mm eran muy costosos de producir si se buscaba calidad. Y los teleobjetivos más luminosos, aunque fueran de focal más corta, también. Y un 135 mm permitía sobrevivir sin tener que comprar un 85 - 100 mm y un 200 mm, al quedar entre medias. Así que de segunda mano, por poco precio compré el 135 mm de Ricoh, el XR Rikenon 1:2,8 135mm que os muestro montado sobre la actual Pentax K-S1.
La cámara es bastante compacta, sin embargo el conjunto queda bastante equilibrado. Hay que decir, que puesto que el sensor de la K-S1 es de formato APS-C, el 135 mm "ve" aproximadamente como un 200 mm en formato completo.
En aquellos momentos, un f/2,8 de apertura máxima se consideraba luminoso. Y de cara a uno de los principales uso de este tipo de objetivos, el retrato, os sugiero que cojáis una calculador de profundidad de campo. Un 135 mm a f/2,8 tiene una profundidad de campo similar, pero ligeramente inferior, que uno de esos deseados 85 mm f/1,4. Y cuesta bastante menos. Eso sí. Si los retratos los hacemos en interiores con poco espacio, son menos prácticos. No tenemos sitio suficiente para recular...
El jueves, antes de que llegara el día de hoy, previsto para pasar un rato con esa persona interesada en practicar la macrofotografía, me fui al final de la tarde a probar el 135 mm de Ricoh con la K-S1. Os recuerdo que en esta cámara actúa como un 200 mm en formato completo. Los objetivos y las cámaras de aquella época de Ricoh usaban la montura K desarrollada por Pentax en los años 70. Y eran plenamente compatibles en modos manuales y en prioridad al diafragma. Si el objetivo lo permitía, en la posición de diafragma automático (prioridad a la velocidad o exposición programada completa) la compatibilidad no era total, si no recuerdo mal. En cualquier caso, mi 135 mm no permite esa posición. Y para poder medir correctamente la luz con la K-S1 hay que usarlo en modo M semiautomático. Curiosamente, hoy en día Pentax no existe como tal empresa, sino que es una marca adquirida y fabricada por Ricoh. Pero las cámaras mantienen la compatibilidad más o menos completa con la línea original de Pentax y no los Rikenon de Ricoh... creo. Bueno... con los modos en los que el diafragma es seleccionado por el usuario, ya digo que no hay problema.
He decir que el conjunto es agradable de usar, aunque hay que tener mucho cuidado al enfocar. La fidelidad del color es discutible. Pero eso, he de decir, pasa con todos los cuerpos de cámara de Pentax que he probado. Utilizando como utilizan sensores de Sony suelen tener una nitidez bastante notable, pero el procesado interno de la cámara produce colores que no me parecen del todo fieles, aunque agradables. No es algo que me preocupe mucho, no dedicándome a la fotografía de producto o a la reproducción de obras de arte. De hecho, al procesar los archivos digitales suelo usas preajustes en Lightroom que imitan el rendimiento de películas fotográficas tradicionales, y por lo tanto siempre introducen alguna "infidelidad" en los colores.
Mi recuerdo de los primeros años 90 cuando usaba el objetivo con cierta frecuencia es que a plena apertura es un poco "tierno". Y que para obtener resultados majetes hay que diafragmar al menos un paso, a f/4. Si ya fotografiamos a f/5,6 o f/8 la cosa mejora, y los resultados son muy dignos. Y aun así, en objetos relativamente próximos, la profundidad de campo es escasa y los destacamos con facilidad del fondo. El 135 mm a f/8 tiene la mitad de campo que un 50 mm a f/2. Por poner un ejemplo.
Dicho lo cual, es interesante usarlo para aislar el sujeto principal, por eso es tan excelente retratero. Y aunque el diafragma de 8 palas es totalmente poligonal, con lados completamente rectos, la verdad es que luego en la práctica no se nota mucho.
Me ha llamado la atención que tiene una notable resistencia a las luces intensas de frente. En la ocasión en que he aprovechado un contraluz para introducir el sol en el encuadre, diafragmando a f/22, su mínima apertura, me ha generado una bonita estrella de difracción, como es lógico de 8 puntas. Recordemos que las estrellas de difracción que conseguimos cerrando mucho el diafragma tienen siempre un número par de puntas. Si el diafragma tiene un número par de palas, el número de puntas es igual al número de palas del diafragma. Si este tiene un número impar de palas, el número de puntas de la estrella de difracción es igual al doble del número de palas. Por lo demás, además de alguna luz parásita de forma claramente octogonal, esperable, no ha habido una gran perdida de contraste, quedando un contraluz muy nítido.
Como suele suceder con este tipo de objetivos, la distancia mínima de enfoque sueles ser aproximadamente igual a la distancia focal pero en centímetros. Algo arriba, algo abajo. Si este objetivo tiene una distancia focal de 135 mm, la distancia de enfoque mínima marcada en el aro de enfoque, totalmente manual, no hay enfoque automático de ningún tipo, es de 1,5 metros, o 150 cm, aunque el aro se detiene por debajo de esta distancia. A esas distancias, los desenfoques que produce, el famoso bokeh, es muy armonioso.
Los teleobjetivos son también muy apropiados para aislar partes de la escena, y por lo tanto son útiles para jugar con el grafismo de las mismas. El único problema es que por su limitada profundidad de campo habrá que utilizar diafragmas muy cerrados, con el fin de que la escena salga nítida. Y si hay poca luz puede ser un problema.
Con una cámara de formato completo, un 135 mm habría que dispararlo a una velocidad de obturación como mínimo de 1/125 segundos. Incluso mejor por encima de esa velocidad, para evitar trepidaciones. Pero con una APS-C, la velocidad recomendable partiría de 1/200 segundos. Y con tomas digitales, casi mejor a 1/400 segundos. Salvo que la cámara disponga de un sistema de estabilización óptica competente, como es el caso de la Pentax K-S1, que me ha permitido tirar a 1/50 segundos con bastante fiabilidad.
Llegado el día de hoy, he optado finalmente por llevar el equipo Pentax a nuestras "prácticas" macro. No hablaré de lo que hemos hecho con el 100 mm, un objetivo que uso con cierta frecuencia. Muchas fotografía realizadas con ese objetivo han aparecido ya por aquí. Pero nos hemos llevado también el Rikenon 135 mm y un par de lentes de aproximación. Con el 135 mm hemos usado una lente de Hoya de 2 dioptrías con diámetro de filtro de 58 mm. El diametro de filtro del objetivo es de 55 mm, pero dispongo de adaptador, así que la hemos podido usar sin problemas. Como curiosidad, antes de ser vendida a Ricoh, Pentax perteneció a Hoya Corporation durante un tiempo, breve, al final de la primera década del siglo XXI.
Si la ampliación del objetivo a su mínima distancia de enfoque, pongamos 150 mm, es de 1:9 (x 0,11), al colocarle la lente de aproximación la nueva distancia mínima de enfoque baja a unos 106 cm, con una ampliación de 1:2,5 (x 0,4 aprox.). Lo cual no está nada mal. En principio. Pero...
Con el diafragma a plena apertura, e incluso a f/4, la definición es entre regular y mala. A veces da la sensación de que está desenfocado. O que tiene un efecto de difuminado como los que se producen en los objetivos de tipo "soft focus". Si a esto sumas que la profundidad de campo es extremadamente reducida,... pues menos mal que en digital lo único que gastas al hacer las fotos son ciclos de obturador... porque hay que tirar muchas fotos, si no llevas un trípode... que nos hemos olvidado. Por otra parte, aunque no se notaba al pasear, una muy ligera brisa no hacía más que incordiar.
Cuando hemos llegado a la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, donde la brisa se notaba mucho menos, la luz era más abundante, y nos hemos decidido a diafragmar como mínimo a f/8, las cosas han mejorado bastante. De todos modos, la lente de aproximación de Hoya, aunque digna, no es la mejor que puedes usar. Es de un solo elemento, y las buenas lentes de aproximación llevan por lo menos dos.
Como resumen, decir que es un objetivo interesante a tener en cuenta... aunque no sé muy bien en qué ocasiones. Para mí es una focal un poco demasiado larga. Para macro... el 100 mm dedicado de Pentax es una solución más adecuada, que además llega a 1:2 sin ayuda, y a 1:1 con la ayuda de la lente de Cosina de 3,33 dioptrías que tengo, y que tiene mejor calidad que la de Hoya. Lo que pasa es que su diametro de filtro es de 49 mm y no se puede colocar en el Rikenon. Y para retrato... pues si alguna vez se me ocurre usarlo con la Pentax MX para película tradicional... Porque para usar el equivalente a un 200 mm en digital, prefiero usar el EF 200/2,8 L USM de Canon, que es mucho mejor, montado sobre la EOS 5D Mk. II. Pero bueno... ahí esta. Lo dicho. Esa focal de 135 mm siempre me ha parecido que se quedaba en tierra de nadie.
Este sábado por la mañana amaneció nublado. Incluso de madrugada debieron de caer algunas gotas sobre Zaragoza. El caso es que, aunque las nubes se abrieron poco a poco, tuvimos una mañana de luz suave, difusa. Una buena ocasión para salir con alguna cámara de fotos, frente a la mayoría de los días de verano en los que la luz es excesivamente dura, contrastada, con colores poco saturados.
De todas formas, hacía un tiempo que le estaba dando vueltas a sacar de nuevo a pasar mi cámara más antigua. La Agfa Billy Jgetar 8.8, fabricada en algún momento entre 1928 y 1931. Recordemos algunas de las características de la cámara.
Cámara de formato medio para pelícla tradicional en carrete de tipo 120, y fotogramas de aproximadamente 6 x 9 cm. 8 fotogramas por carrete.
Tres posiciones de diafragma entre f/8.8 y f/18.
Tres velocidades de obturación: 1/25, 1/50 y 1/100 s.
Dos posiciones de enfoque: Nah (cerca, 2 - 5 metros) y Fern (lejos, aproximadamente en la hiperfocal).
Un objetivo ANASTIGMAT-JGESTAR que sólo tiene 3 elementos, los cuales carecen de revestimientos de ninguna clase. Esto produce un rendimiento flojo en las esquinas y un contraste muy bajo en la imagen.
Después de repasar el stock de película presente en mi frigorífico, que necesita un cierto nivel de reabastecimiento, decidí usar una película para un uso que no le es propio. Cogí un carrete de Ilford XP2 Super. Esta es una película en blanco y negro pero de tipo cromogénico. Es decir, pensada para ser revelada en procesado C41, como la habitual pelicula cromogénica en color. No obstante, tomé una serie de decisiones personales, con la confianza de que el resultado sería bueno.
Utilizaría un índice de exposición de 200, en lugar de su sensibilidad nominal de ISO 400.
La revelaría en una solución B de HC110 de 1+31 (o 1:32), durante 5,5 minutos que es la duración recomendada para un índice de exposición de 400. Lo que buscaba era asegurar unas sombras bien expuestas con el IE 200, pero aumentar el contraste de los negativos utilizando el tiempo de revelado superior al necesario. De esta forma, compensaría de alguna forma el contraste limitado del objetivo. Por lo menos, el contraste general. El microcontraste de la imagen es más difícil de levantar de esta forma.
No era mi intención en ningún momento perder el aspecto propio de una fotografía realizada con una cámara que tiene casi 90 años. Tras el revelado confirmé que los negativos, salvo uno, el del grafiti que habéis podido ver antes que estaba muy transparente, tenían una densidad adecuada. El contraste seguía siendo bajo, pero con un pequeño ajuste, sin forzar la máquina, en el programa de escaneado, se extendía desde sombras densas pero con detalle hasta luces no empastadas. Por cierto, la fotografía del grafiti está un poco blanda de enfoque, probablemente porque tendría que haber ajustado la posición "nah" (cerca) en lugar de la posición "fern" (lejos), a la que están hechas el resto de las fotos.
Una vez digitalizados los negativos, tienen muy pequeños ajustes de luminosidad y contraste en Lightroom para darles un aspecto más homogéneo a la serie, y se han limpiado las impurezas en Affinity Photo. Pero he buscado conservar el rendimiento original de la cámara. El procesado global se ha realizado con más calma y atención al detalle que en los primeros carretes que hice con esta cámara.
Salvo la primera de las fotografías que os presento, que estaba muy inclinada, por lo que la enderecé en Lightroom y luego le apliqué el borde negro en Snapseed para Mac OS X, todas las demás están sin reencuadrar, y con los bordes negros originales de la película al escanearla. Se nota los que son originales por una indentación negra en las esquina superior izquierda de cada fotografía.
Como era previsible, el aspecto general de las fotografías es muy suave. Aunque agradable. Se acomoda muy bien a las condiciones de luz en las que se hicieron las fotografías. El detalle en el centro del fotograma es razonable, a lo que ayuda el gran tamaño del fotograma original. Estamos hablando que con una resolución de escaneo muy moderada, 1800 píxeles por pulgada, he obtenido ficheros que superan los 25 megapíxeles. Aunque el rendimiento del conjunto es bajo, grandes tamaños de fotogramas conllevan gran cantidad de información que supera esta desventaja. Las esquinas de los fotogramas, de todos modos y como era previsible, flojean mucho.
También el grano de la película está muy contenido. La XP2 Plus a un IE 200 y con su revelado C41 tiene un grano muy fino. Pero con un revelado convencional en blanco y negro y más largo de lo que a lo mejor necesita para conseguir más contraste, lo normal es que el grano se haga más presente... Pues bien... no ha supuesto ningún problema ni ninguna molestia.
Balance general,... bueno. Estamos ante una cámara de hace casi 90 años como ya he dicho. Pero desde luego, el conjunto de decisiones que he tomado para usarla han sido adecuadas. Y el paseo, y sus resultados fotográficos, sin ser obras de arte, disfrutables. Espero que esta experiencia le sirva a alguien de guía en el caso de que se quiera aventurar en la azarosa experiencia del uso de cámaras clásicas o antiguas. Único defecto no deseado, en el último de los fotogramas que so presento, podréis ver una filtración de luz en el lado derecho de la fotografía.
Después de dos semanas, por el viaje a Suecia (y algo de Dinamarca), vuelve esta sección habitual de recomendaciones fotográficas de cada domingo. Y empezaré por el tablero de Pinterest de estas dos semanas.
En cuanto a las fotografías acompañantes, esta semana he estado utilizando cámaras de película tradicional, fundamentalmente blanco y negro aunque también color. Pero todavía no están disponibles las fotos. Algunas se están escaneando mientras escribo esto... pero todavía no. Como también estuve probando una nueva aplicación para el teléfono móvil, Blackie, para fotografía en blanco y negro con un razonable nivel de control en el momento de la toma.
Es poco convencional que yo utilice el teléfono móvil como cámara. Para qué lo voy a usar si puede llevar encima sin mucho problema aparatos mucho más versátiles y de calidad y que ahora se conectan fácilmente el teléfono en el caso, poco frecuente, en viajes si acaso, de que quiera enviar una imagen de inmediato. Así que hoy voy a hablar de aparatos fotográficos poco convencionales para trabajos poco convencionales. Entre alguna otra cosa.
Por ejemplo, hablemos un poco de Bill Cunningham, fotógrafo que durante décadas ha documentado la moda neoyorquina para The New York Times. Hasta hace bien poco se le veía con una Nikon para película tradicional. Pero es que cuando empezó llevaba una simple Olympus Pen, ni siquiera de las de objetivos intercambiables, una D2 o D3 según lo que se puede ver en algún artículo. Cámara de medio formato, 18 x 24 mm, para reflejar la moda de la capital del mundo.
En Jot Down, ahora que terminan los Juegos Olímpicos, aseguran que la mejor fotografía del mundo del atletismo es aquella que realizó Tony Duffy del legendario salto de longitud de Bob Beamon en Méjico 1968. Hoy en día se utilizan notables equipos de cámara y teleobjetivos que cuestan muchos miles de dólares para estas disciplinas. Pues bien, aquella fotografía de Duffy fue realizada con una Nikkormat, una cámara de la gama para aficionados y más económica de Nikon. Eso sí... no estoy de acuerdo en lo que dicen en el artículo sobre que era una cámara pequeña. Y de hecho, las Nikkormat, Nikomat en Japón (es así como se pronuncia el nombre), estaban construidas como tanques. Pero eran la gama de aficionados. El objetivo era un 300 mm, y ese sí que era de gama alta. Pero de enfoque manual. Que estamos hablando de 1968.
Me ha gustado el artículo de 35mmc dónde nos cuenta Nicholas Koh cómo opta para realizar un reportaje en el desierto del Gobi por una Contax G2, un sistema ya desaparecido. Incluso la marca Contax, otrora prestigiosa, ha desaparecido del mercado hace ya años. Un sistema ligero para viajar, con ópticas de gran calidad, firmadas por Carl Zeiss, y muy fiable. También para película tradicional. Ved las fotos y opinad.
He estado viendo los vídeos en Youtube de FullBleed. Muy interesantes. En inglés... pero nos cuentan cosas de fotógrafos, algunos conocidos, otros menos, que son muy instructivas. Me ha gustado el vídeo dedicado a Laura Pannack sobre su serie The Walks (Los paseos)... y es que, cuando tantas veces nos dicen que para pasear por las calles hay que llevar cámaras discretas y ligeras, Pannack opta por una Hasselblad... Os dejo el vídeo.
Interesante lo que nos cuentan en PetaPixel de la iniciativa Cafe Art, por la cual se repartieron 105 cámaras de un solo uso de Fujifilm a personas sin techo de Londres. Y han seleccionado las mejores para realizar un calendario. Las fotos llegan a ser realmente buenas. Y si creéis que por ser personas sin techo son poco fiables, de las 105 cámaras se recuperaron 99, un 94% largo, con más de 5000 fotografías de las calles de Londres.
En este verano he dedicado algún carrete a la estenopeica con película negativa en color y blanco y negro. Los resultados... no están mal, pero... El caso es que en The Phoblographer he podido ver las fotografías de Kenneth Leishman, paisajes realizados con cámaras estenopeicas con película negativa color. Fenomenales. Una cosa tengo clara... además de trabajar mucho para conseguir tener una visión que se acerque a la de esas fotografías... estaría bueno que el estenopo de las cámaras fuera un poquito más estrecho que los que yo tengo. Del f/135 de mis cámaras al f/235 de las Zero Image 69 hay una diferencia en la nitidez de la imagen, sin perder el aspecto ensoñador de la fotografía estenopeica.
En Juegos Olímpicos anteriores fue conocido el caso del fotógrafo David Burnett que fotografiaba ocasionalmente con una cámara de gran formato, con película negativa en blanco y negro de 9 x 12 cm. Pues bien, en los recientes juegos de Río, Jay L. Clendenin ha utilizado para hacer los retratos de los deportistas una cámara de gran formato de 20 x 25 cm, utilizando directamente papel fotográfico, para ahorrar costes. Nos lo contaron en DSLR Magazine. Y el vídeo lo podemos ver en Los Angeles Times...
Después de todo, igual tenemos que hacer caso de las cinco verdades incómodas de la que nos hablan en Format Magazine...
El équipo importa... aunque no siempre en el sentido que imaginamos.
Photoshop no siempre es tu amigo.
A veces, no todo es el talento, también la capacidad de adaptación a las circunstancias.
La fotografía es más fácil de lo que nos gustaría admitir, lo difícil es tener ideas, proyectos y creatividad.
Necesitamos confiar en la tecnología... aunque no necesariamente la última. Sino la que se adecue a esas ideas, proyectos y creatividad.
Tengo un poco olvidado el tema del bodegón o naturaleza muerta. A ver si este otoño le dedico un tiempo. Mientras, para inspirarme, tiraré de las recomendaciones de Cada día un fotógrafo, donde estos días atrás nos hablaban de Olivia Parker, interesante fotógrafa de naturalezas muertas.
Finalmente, decir que ha aparecido el número 89 de Fraction Magazine. No voy a destacar ningún porfolio en esta ocasión... simplemente pasaros por allí y decidid vosotros mismos qué es lo que más os gusta.
Los museos dedicados de forma exclusiva a la fotografía no es que abunden. Van apareciendo poco a poco, y no suelen ser muy conocidos. No suelen tener exposición permanente, sus colecciones son cuidadosamente guardadas y archivadas, aunque eventualmente exponen partes de sus fondos siguiendo líneas temáticas diversas. En general, su actividad se basa en las exposiciones temporales, con fotografías de fondos ajenos, y en la actividad cultural que desarrollan en torno a ellas. En España son raros e incógnitos.
Entre los que conozco, la mayor parte de ellos en Europa, Fotografiska en Suecia es uno de los más activos y con más encanto.
De trayectoria relativamente corta, se abrió en 2010, no es propiamente un museo. Carece de colección propia, y es más bien un centro sobre la fotografía contemporánea de carácter comercial. Situado en un antiguo edificio aduanero para el control de mercancías en los muelles de Estocolmo, de estilo "art nouveau", dispone además de una nutrida tienda, que vende todo tipo de mercaderías promocionales, libros, muchos libros,... y fotografías, por supuesto. Tiene bar-café y restaurante, muy animados, especialmente cuando hace buen tiempo. Y es muy visitado. Suele estar muy ambientado.
Lo visité por primera vez en 2011, cuando llevaba poco más de un año abierto, y en esta segunda visita 5 años más tarde he podido apreciar cómo el centro está integrado en la vida de la capital sueca. El plano de la ciudad que ofrecen los hoteles y las oficinas de turismo de Estocolmo lleva este año 2016 una vista de Fotografiska, como lugar que ya se considera emblemático de la ciudad.
Y lo que es más importante, las exposiciones suelen ser de alto nivel. Vamos a ellas, las que visité el pasado 13 de agosto de 2016.
NICK BRANDT - INHERIT THE DUST
Probablemente, la exposición más interesante y de más nivel fotográfico de las que había en estas fechas de mediados de agosto. Se trata del nuevo trabajo del británico Nick Brandt, un fotógrafo que fotografía fundamentalmente en África, habiéndose enfocado en documentar la vida salvaje del gran continente ancestral, abogando por su protección y denunciado los desmanes que se cometen contra la misma.
Si las anteriores series del autor se caracterizaban por la belleza y majestuosidad de los animales en libertad, con fotografías en blanco y negro de gran calidad, en esta ocasión la acción de denuncia es mucho más incisiva. Grandes fotografías de carácter casi mural que nos presentan paisajes urbanos o suburbanos de las urbes africanas, muy degradados, donde antes hubo vida salvaje floreciente. Y donde ahora mal viven sus habitantes humanos en unas sociedades en las que el progreso económico se acompaña de fuertes incrementos en las desigualdades sociales, como es propio de los desarrollos capitalistas descontrolados.
En todas las fotografías, el fotógrafo con sus ayudantes colocó un mural de una foto realizada por él para otras series, y descartada en su motivo por distintos motivos, y que en su momento pudo habitar en los entornos ahora degradados. No hay trucos digitales. Las gigantes fotografías a tamaño natural de elefantes, jirafas, leones, chimpancés,... se imprimieron y se pegaron sobre grandes tableros que se colocaron cuidadosamente en el paisaje degradado de forma armoniosa. Después con una cámara de formato medio para película tradicional en blanco y negro se tomaron series de fotografías que se tras un escaneado de alta calidad, se ensamblaron cuidadosmente para la imagen final. Sin más retoque digital que los ajustes necesarios de luminosidad y contraste tras el escaneado. El "como se hizo" se expone y se cuenta en un documental.
Supongo que esta exposición se irá moviendo por el mundo. Si en algún momento está cerca de donde os encontréis, no lo dudéis. Id a verla. Os impresionará. Mucho. Tanto por los aspectos formales como por sus conceptos y denuncias. Arte con mayúsculas.
ÅKE ERICSON - NON GRATA
La segunda exposición que visité está dedicada a un fotógrafo local, Åke Ericson, periodista gráfico que residen en Estocolmo y que presenta un trabajo sobre la discriminación que sufre el pueblo gitano en diversos países de Europa, con especial gravedad en algunos países del centro y el este de Europa, donde las débiles y poco consolidadas socialmente democracias establecidas tras las dictaduras de inspiración soviética no han conseguido regular la situación de estas personas. Países en los que también están produciéndose brotes de extremismo nacionalista, a veces de orientación fascista, que no ayudan tampoco a mejorar la situación.
En el tono de muchos reportajes que se pueden ver actualmente con contenido de denuncia social, contiene no obstante algunas imágenes notablemente potentes, y presenta algunas realidades que pueden parecernos más graves incluso de lo que nos temíamos. Es un trabajo bueno y valiente.
LA IMAGEN DE LA GARBO
Greta Garbo es un icono de la cultura popular mundial. Greta Garbo es un ídolo de la cultura de su país natal, Suecia, y de la ciudad donde vio la luz, Estocolmo. Por lo tanto, no es raro encontrar manifestaciones culturales en la capital sueca sobre una de las actrices más carismáticas de la historia del cine. Procedente de una colección privada, nos encontramos en Fotografiska con una exposición dedicada a la imagen fotográfica de la actriz, que tras una carrera prematuramente terminada, se sumió en una vida de discreción y misterio.
La mayor parte de las fotografías proceden de los archivos de la Metro Goldwin Mayer, productora con la que trabajó la actriz sueca en Hollywood. Por ello no es fácil saber a qué fotógrafo atribuir cada una de las imágenes. Eran fotógrafos a sueldo de los estudios, y no solía aparecer en los créditos de las fotografías. Pero se nos informa que la mayor parte de ellas son atribuibles a Ruth Harriet Louise (entre 1924 y 1930 aproximadamente), y a Clarence Sinclair Bull, hasta el final de la carrera de Garbo, por lo que son sus fotografías las que dominan la exposición.
BRYAN ADAMS - EXPOSED
No, no es un fotógrafo que se llama como el cantante. Es el cantante que también se dedica a fotógrafo de vez en cuando. Con la cantidad de amiguetes que tiene Bryan Adams en el mundo de la farándula, al canadiense no le resultó difícil empezar a hacer sus pinitos en el campo de la fotografía de moda y celebridades, y que algunas revistas de cierto prestigio en estos campos comenzasen a publicar sus fotografías.
Con una técnica razonablemente buena, Adams nos propone una colección de retratos de caras conocidas en los que se aprecian influencias claras de los grandes del medio como puedan ser Helmut Newton, Richard Avedon, o incluso Irving Penn, pero sin que aporte gran cosa más allá. Buen artesano capaz por lo tanto de emular a los mejores, nos presenta una exposición que interesa a la gente por la cantidad de caras conocidas. Si le pones la pimienta de algún desnudo, es ya un tópico la presencia con poca ropa en este tipo de exposiciones por parte de Kate Moss, y si tenemos en cuenta el notable tamaño de las copias, pues tienes el espectáculo montado.
Entendámonos, no quiero en absoluto menospreciar el trabajo del cantante, ya que las fotografías no son malas ni mucho menos y hay algunas que te enganchan la vista, en las que el fotógrafo parece haber captado algo más del carácter famoso que tiene en frente. Pero hay muchos buenos fotógrafos en el munde de la moda y el famoseo que pueden estar a su nivel, pero con menos proyección por falta de nombre a priori.
Eso sí, junto a "Exposed", en una sección de la exposición, encontramos "Wounded", una serie de retratos de veteranos del ejército británico heridos en acto de servicio, y que aportan algo más. Por lo menos hay ahí un reto más complejo, correctamente resuelto, y elementos de reflexión más allá de lo anecdótico del resto de la exposición.
HANNAH MODIGH - HURRICANE SEASON
Otra fotógrafa local; sueca quiero decir. De Hannah Modigh me sonaba su trabajo sobre la adolescencia y la juventud del cual en algún momento ya hablé en estas páginas. En esta ocasión, nos lleva al estado de Louisiana, a sus regiones costeras, aquellas que con más frecuencia se ven azotadas por los huracanes que se forman en las inmediaciones del golfo de Méjico.
Es un trabajo que no pretende ser un trabajo periodístico, un reportaje al uso, sino un acercamiento, un retrato de una sociedad, en general sin muchos medios económicos, que vive constantemente bajo la amenaza de los fenómenos climatológicos de carácter disruptivo. Que constantemente ponen en jaque el modo de vida de estas gentes, parte del profundo sur de los Estados Unidos. Con un tono un pelín distante, pero muy directo, más que una narración nos propone una serie de vistas de una realidad física y social.
AAPO HUHTA - JOVEN FOTÓGRAFO NÓRDICO DEL AÑO 2016
La última de las exposiciones corresponde a la pequeña sala dedicada a Aapo Huhta, fotógrafo finlandés emergente, y que presenta su trabajo Block, ensayo fotográfico en el que nos muestra paisajes urbanos con el ser humano en soledad, o anonimizado, dando un tono distópico a nuestra realidad cotidiana.
Como habéis visto, nos llevó un rato el realizar la visita al conjunto de las exposiciones, la fotografía con la que iniciaba este artículo está tomada a la salida, con una luz crepuscular, en torno a las nueve de la noche. Cuando llegamos era media tarde.
Aun tuvimos ocasión para tomar una cerveza en el bar cafetería del centro, y a regalarnos con una no demasiado asequible cena en el restaurante del mismo. En cualquier caso, visita obligada para todos los aficionados a la fotografía que se acerquen a la capital sueca, y recomendable para los no aficionados. Con horarios muy extensos. Normalmente cierra a las 10 de la noche, con días de la semana que se prolonga hasta la una de la madrugada. No hay excusa para decir que no se encuentra tiempo.
La primera semana de agosto me ha arrastrado a un cierto grado de apatía melancólica. Y ayer sábado, un día en que durante la mayor parte estuve más reflexivo que activo, ayudo poco a mejorar la cosa. Cierto es que por la tarde-noche disfrute de la compañía de amigos,... beber unas cervezas con unos, cenar con otros... Pero esta mañana me he levantado en un estado de modorra estival bastante considerable. Y hojear las noticias, muchas de las cuales eran de ayer no me ha mejorado precisamente el ánimo. Por ejemplo, la mayor parte de la prensa de ayer, un 6 de agosto, como efeméride destacada preferían hablar del supuesto difuso 25º aniversario de la World Wide Web, cuyo nacimiento fue más un proceso de años que el efecto de un acto un determinado día, que sobre el lanzamiento de la primera bomba atómica sobre Hiroshima... Difícil decir hoy en día cual de los dos acontecimientos ha tenido más efectos sobre nuestras vidas. La Web es un hecho constante actualmente, pero lo otro... no deja de ser una amenaza latente sobre el progreso científico, tecnológico y humano que representa el primero. Y para colmo, los Juegos Olímpicos, que a estas alturas conservan del espíritu que animó Coubertin a reinventarlos entre cero y nada. El espectáculo de intereses económicos y políticos muchas veces inconfesables disfrazados de buenismo deportivo me produce bastante asquito...
Como veis... no llevo muy buen rollito en la cabeza estos días. Así que dejaré de desvariar, y me dedicaré a mis recomendaciones fotográficas de cada domingo, que sufrirán una interrupción, venturosamente, la semana que viene. De momento, el nutrido tablero en Pinterest de la semana. Como además, el otro días recibí un mensaje de una señora que se decía cristiana de algún lugar del medio oeste americano criticando que en algunas de las fotos de uno de los tableros se veía algún pecho y yo no lo avisaba, aviso ahora que en compensación creo que de forma inconsciente en el de esta semana hay más desnudos de lo habitual, y más pícaros. "Ala a cascala" con sus iras estúpidas... Panda de amargados.
En cuanto a las fotografías acompañantes, ya comentaba antes de ayer que estoy dedicando un cierto tiempo a llevarme bien con la Nik Collection de software para el tratamiento de fotografías digitales. Y con unas fotografías hechas ayer en un paseo por el Parque Grande en un intento por escapar de la modorra que he comentado, utilicé un objetivo antiguo, el Helios 44M 58/2 en la Canon EOS 5D Mk II, con una lente de aproximación eventualemente, y luego he estado aplicando Silver Efex Pro, cuya misión es facilitarnos la vida a la hora de convertir nuestras imágenes digitales a blanco y negro.
Pero aunque hoy esté de "blanco y negro", con un toquecito de virado cálido eso es cierto, muchas veces he confesado que siento debilidad por las buenas fotografías en color, y siempre me intereso por los precursores que trabajaron para que tuviera el mismo estatus que el blanco y negro en el mundo de la fotografía, sea artística o documental. Por eso traigo aquí el artículo de The New Yorker sobre el fotógrafo Paul Outerbridge, un pioneo de la fotografía en color en los años 30. Épocas duras en las que se veía el color como un capricho de aficionados, mientras que los fotógrafos "serios" sólo trabajaban en blanco y negro. Lo cual es irónico, porque en aquellos tiempos la fotografía en color era rara y cara. Para colmo, Outerbridge utilizaba sus técnicas de fotografía en color para hacer fotografía erótica. ¡¡¡Mujeres desnudas en actitud pícara!!! Si la señora cristiana airada se entera...
Esta de moda encontrar fotografías en desvanes, maletas, armarios, contenedores de basura,... joyas en potencia de la historia de la fotografía, más o menos ignotas hasta el momento. Será por eso que la familia Larson ha destapado los negativos del abuelo, Frank Larson, como nos informa en Creative Boom. A ver si interesan como los de las niñeras pobres u otros y la cosa va bien... Fuera de coñas, las fotografías no tienen el mismo impacto que las de la niñera, pero son muy simpáticas e ilustran bien la vida del Nueva York de los años 50.
Oscar Colorado nos ofreció como casi todas las semanas una galería de algún ilustre de la fotografía. Y en esta ocasión combinaban dos de mis aficiones, la fotografía y el jazz, puesto que se trataba de una galería y minibiografía dedicada a William Gottlieb. Estupendo, oye.
Y ya noto yo que hablo poco de Irving Penn, lo cual es paradójico, porque probablemente es uno de los más excelentes retratistas de la historia de la fotografía. Algunos dicen que el mejor, y no me atrevería yo a contradecirles. El caso es que como en Design You Trust han dedicado un artículo a retratos en blanco y negro de celebridades realizados por Penn, aprovecho yo para animaros a conocer su extensa obra.
Vámonos un rato al paisaje. Dos estilos muy distintos. En el blog de HLDKY nos mostraron unas cuantas fotografáis de la serie American Prayer de Pavel Tereshkovets. Una serie en la que el bielorruso afincado en California contrasta su visión de Estados Unidos frente a la que se vende habitualmente. Pero tiene otras series que también son sumamente interesantes...
En el boletín de noticias que recibo todas las semanas de parte de Olivier Duong, generalmente dedicado a la fotografía documental, preferentemente en las calles, aparece un enlace a la web There's No One Here, un proyecto del fotógrafo Chris Leskovsek sobre el paisaje natural y humano de Nueva Zelanda que se aparta totalmente y de forma interesante de las ideas preconcebidas que tenemos al respecto. Especialmente desde que se dedicaron a rodar películas allí en nuestras antípodas.
Wolfgang Tillmans es uno de esos fotógrafos alemanes que ha priori dan mucho miedo porque, aunque muy cotizados, suelen ser muy aburridos. La verdad es que Tillmans, que tiene una educación más basada en la de los británicos que en las de sus compatriotas, se sale un poco de esta norma. Yo creo que es un fotógrafo que hay que conocer, muy diversos, y en American Suburb X (ASX) nos han propuesto esta semana que lo hagamos empezando por algunos de sus más característicos y emblemáticos retratos.
Un par de interesantes propuestas que nos llegan desde Feature Shoot. La primera de ellas es un trabajo sobre la infancia, y especialmente sobre el mundo de sus juegos. Sin embargo la visión que nos ofrecen Francisco Díaz y Deb Young (The International Collaboration Project), es a la vez un reflejo de lo lúdico pero también de lo complejo e incluso de los misterioso o siniestro que pueden ser los niños en sus juegos y en sus relaciones. Por cierto, ambos fotógrafos son de distintas nacionalidades, nortemericano y neozelandesa, y trabajan juntos en la distancia. Complicado ¿no?
Más directo es el trabajo que nos proponen de la irlandesa Megan Doherty, una fotógrafa muy joven que opta por situar a su mundo de relaciones, las chicas y jóvenes de su comunidad, y sus intentos de salir del aburrimiento, de las rutinas y de mediocridad en la que se sumen sus vidas. Retratos de una vida entre el descaro y el desvalimiento, de alguna forma.
Los totalitarismos de la primera mitad del siglo XX hicieron mucho daño en mucha gente. En Lens Culture nos muestran el porfolio de Michael Vince Kim sobre los coreanos de Kazajistán, un grupo étnico que tras haber huido de la opresión japonesa en Corea hacia el lejano oriente ruso, fueron obligados por Stalin a reasentarse en la república centroasiática en medio de grandes penálidades y no poca mortalidad. Subsisten como grupo. Mantienen sus costumbres, aunque están perdiendo el idioma, que de todas formas ya no es mutuamente inteligible con el coreano de Corea del Sur.
Terminaré dejándoos un par de vídeos. El primero nos lo proponen en Fstoppers, y es un crítica a la ética de algunos fotógrafos de prensa que no siempre actúan con la ética debida... en esta ocasión mostrándonos como muchas veces los supuestos enfrentamientos entre activistas palestinos y tropas israelíes tiene más de teatro y escenificación para la prensa que de realidad. Lo cual es una pena porque el conflicto es real y no conviene que se degrade como noticia por cosas como esta.
El segundo vídeo es más amable, y nos llega desde Yorokubu. Y aunque tiene su origen en el análisis de la imagen cinematográfica, sin duda tendrá interés para el fotógrafo avispado que quiera mejorar sus composiciones, y darles más personalidad e intensidad. Se trata del plano aberrante o plano holandés, es un encuadre cinematográfico en la que el horizonte no se encuentra en la horizontal sino con un ángulo de inclinación más o menos amplio respecto a la misma. Se utiliza para crear tensión psicológica... y por supuesto no se puede aplicar a cualquier imagen. Incorrectamente aplicada esta técnica de encuadre no nos da planos aberrantes sino torcidos. Curiosamente, aunque se le llama "holandés" del inglés "dutch", quienes lo usaron originalmente fueron los expresionistas alemanes, "deutsch". Degradación de la palabra con el tiempo.