La fotografía como afición y otras artes visuales

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Recomendaciones semanales - del 19 al 25 de junio de 2017, PhotoEspaña en Zaragoza

Esta semana, aunque he recogido una diversidad de artículos o noticias relacionadas con el mundo de la fotografía, lo cierto es que me voy a centrar en las tres exposiciones que se pueden visitar en Zaragoza en estos momentos y que lucen el logotipo del certamen PHotoEspaña 2017. El más importante certamen de fotografía del país. Aunque sus actividades se celebran principalmente en Madrid, espero ir dentro de unas semanas de visita, también se reparte en pequeñas cantidades por el resto de la geografía peninsular. Y en Zaragoza también nos toca algo, aunque en ocasiones sean exposiciones de "reciclaje" como veremos.

Las fotografías que acompañan la entrada de hoy corresponden a los paseos hacia y por las exposiciones. En una semana de calor agobiante, nos hemos dirigido a visitar las mismas hacia la caída de la tarde con la esperanza, vana, de que el calor se hubiera aliviado. Por lo menos la luz de la ciudad había mejorado a esas horas.

Pero antes de pasar a las tres exposiciones que se celebran en Zaragoza, recordaré que el domingo pasado hablaba de la dedicada a Duane Michals que había visitado en Barcelona a la vuelta de mi viaje por Noruega. Justamente, esta semana han publicado en Albedo Media un artículo en el que lo comentan y explican de forma mucho más adecuada a lo que yo soy capaz, y por ello os traigo aquí la recomendación de leer el artículo.

De las exposiciones que se han traído a  Zaragoza con motivo de la edición actual de PHotoEspaña, sin lugar a dudas la que ha recibido más publicidad y honores es la dedicada a la reportera gráfica Joana Biarnés, en el excelente espacio expositivo de la Lonja. Exposición que ya tuve ocasión de ver el año pasado en Madrid, en la edición anterior de PHotoEspaña. Lo que hablaba del reciclaje. En cualquier caso, debemos alegrarnos de que nos la hayan traído a la ciudad, porque es realmente una exposición interesante. Además ha coincidido con que en una de las actividades del III Encuentro fotográfico de Aragón, el ciclo de cine documental "Mujer, cámara, acción", se ha proyectado el documental dedicado a esta fotógrafa, que de alguna forma la rescató del olvido durante su realización. Existe una versión reducida en castellano de dicho documental en TVE, que os dejo aquí enlazada.

Joana Biarnés, una entre todos

He de decir que la exposición merece mucho la pena, por la calidad de las fotografías así como por el reflejo que supone de la casposa España de la década final de la dictadura franquista. Casposa incluso si son fotografías que se realizaron para el diario Pueblo, a la Cadena del Prensa del Movimiento, que se supone que ofrecía una imagen amable de la dictadura. De este hecho deriva una de las principales quejas que tengo sobre el documental y sobre la verborrea "políticamente correcta" de los medios y los políticos actuales. El documental y muchas de las declaraciones que se hacen sobre la fotógrafa tienen una carácter fundamentalmente hagiográfico, con nulo contenido crítico. Considero a Biarnés una excelente y meritoria profesional de la fotografía, puesto que su trabajo lo demuestra. Pero su afinidad con tantas personas afines al franquismo es algo que no se discute, sino que se trata casi de forma anecdótica.

En otro tono de cosas, en el Centro de Historias se celebra la exposición por el 40º aniversario de la Galería Spectrum Sotos de Zaragoza, una de las instituciones más importantes de formación y promoción de la fotografía en nuestra ciudad, aun considerando que es una galería privada que por supuesto busca ser rentable. El primero de los artículos de estas páginas, que escribí allá por el 30 de marzo de 2014, ya hace más de tres años a lo tonto modorro, trataba precisamente de cómo me inicié en la fotografía de forma seria realizando un par de cursos en estas galería unos años después de haber comprado mi primera cámara réflex. Muy respetada dentro del mundillo fotográfico en Zaragoza, creo que la única crítica habitual que he oído hacia sus actividades es que los cursos no son baratos, debe mucho a su director, Julio Álvarez Sotos. En la exposición, encontraremos en las paredes expuesta la obra de algunos de sus principales profesores, y en un vídeo, la de los alumnos más destacados de la última década. Así como objetos que muestran la evolución en las actividades formativas de la galería. Hay que verla.

La tercera de las exposiciones la encontramos también en el Centro de Historias, y ha sido la última en ser inaugurada. Está dedicada al artista conceptual chino Cang Xin, conocido principalmente por sus performances, que suelen ser acompañadas de fotografías de altísima calidad tanto formal como conceptual, que componen la base de la exposición. Yo ya estaba familiarizado con algunas de sus fotografías, que sirven de vehículo a sus expresiones artísticas en las que usa su propio cuerpo y persona para dar un poco de frescura a la reprimida oficialmente escena artística china. No es fácil ser artista libre en una dictadura, incluso si es una dictadura "comunista" de la que quieres ser amigos todos los líderes políticos y empresarios del mundo capitalista. Ironías del mundo y de la especie humana. A mí me ha gustado mucho, siendo la que más me ha aportado de novedad y reflexión de las tres exposiciones.

Más allá de lo que acabo de comentar sobre las tres exposiciones, poco más que añadir, aunque sí que me gustaría rescatar algunas cosas de los enlaces que había marcado por la semana.

Hasta cierto punto coincidencia de temas en dos medios distintos. En L'Oeil de la Photographie dedicaron una artículo a La Cité Chocolat (La ciudad chocolate), un trabajo coordinado por Daniel Traub con los chinos Wu Yongfu y Zen Xianfang, fotógrafos ambulantes en Cantón, mastodóntica metrópoli china en la que encontramos un barrio, Xiaobeilu, en los que hay una mayoría de población de origen africana, lo cual es raro de ver en el gigante oriental. Una comunidad poco conocida y poco comprendida.

Curiosamente, en The New Yorker sacaron esta semana un artículo dedicado a los mejicanos de origen africano. Una minoría también muy poco conocida y poco reconocida, a partir del trabajo de la fotógrafo francodanesa Cécile Smetana Baudier. Un trabajo también muy interesante.

Hemos hablado de Joana Biarnés ampliamente, y algo que he contado es que su exposición ya la vi el año pasado en Madrid. En aquellos momentos compartía espacio expositivo con otra de las exposiciones más valoradas y de moda en la edición pasada de PHotoEspaña, la dedicada a Cristina de Middel. Una fotógrafa que poco antes se consideraba emergente, y que de repente estaba en boca de todo el mundo, parecía que poco a poco había ascendido al olimpo fotográfico español. Y sí que ha debido de llegar a algún sitio importante como artista porque justamente desde hace un año he empezado a escuchar voces que la empiezan a poner a caldo. Incluso por parte de alguno que en algún momento escribió alabanzas de la alicantina (creo que es alicantina o de esa provincia). Pero con la tradición de cainismo que arrastramos en nuestro país, no sería de extrañar que mientras rescatamos a una fotógrafa olvidada y la colocamos en un pedestal, derribemos a quien estando en activo parece llegar a algún sitio, incluso con reconocimientos internacionales. Hace bien poco pude ver obra reciente suya en el Foto Museum de la Fotostiftung Schweiz en Winterthur (Suiza). Hace unos días escribía de Middel para Clavoardiendo Margazine, un artículo con el irónico título Detesto escribir, un artículo en el que hace un repaso del panorama de la fotografía española actual, mencionando a un buen número de colegas tanto de su propia generación como de anteriores. A ver si no nos olvidamos de ninguno, y luego le tengamos que hacer homenajes cuando ya se nos vuelvan octogenarios preguntándonos "¿Cómo se nos había pasado este fotógrafo/a tan bueno/a?". El burro que tropieza dos veces con la misma piedra. O tres, o tres docenas.

Aprendiendo el retrato en 1992 - Curso Básico 1 en Galería Spectrum

Si ayer mismo terminaba la serie de artículos sobre el Taller de retrato organizador por Fotógraf@s en Zaragoza, también me dedicaba al mismo tiempo a la tarea, un poco aburrida aunque al final interesante, de recuperar viejos negativos y diapositivas, digitalizarlos, y poner esas fototografías de nuevo en circulación. Y entre los negativos que ayer iba digitalizando mientras escribía sobre el taller de retrato, se encontraban los negativos de mis cursos en la Galería Spectrum, de los que hice dos. El Curso Básico 1 entre noviembre de 1992 y febrero de 1993 y el Curso Básico 2 entre noviembre de 1993 y febrero de 1994.

En aquellos momentos, no existía a nivel de productos de consumo las cámaras digitales. Se oía hablar de cámaras que registraban electrónicamente la imagen, grabándolas en discos de diversos tipos, y con distintas tecnologías. Por ejemplo, Canon y Sony hablaban de las cámaras de "still video", que generaban una señal más similar a la del vídeo analógico que al vídeo o la fotografía digital. Así que los fotógrafos, profesionales o aficionados, tirábamos de cámaras para película tradicional. Los que nos iniciábamos en el arte y la técnica fotográfica, solíamos adquirir las llamadas cámaras escuela. Cámaras baratas, de tamaño contenido, usualmente vendidas con un 50 mm a una apertura máxima rondando el f/1,7 a f/2, con los mandos básicos para hacer fotografías, y generalmente de enfoque manual. A finales de los ochenta y principios de los noventa, ya era frecuente que en lugar del 50 mm vinieran con un objetivo de focal variable del tipo 35-70 mm, 28-70 mm, 28-80 mm o similiar. Yo compré en 1989 una Pentax P30N con un SMC-A 50/2. Típica cámara de aprendiz. No existen este tipo de cámaras hoy en día. Las cámaras de gama baja están más pensadas para ser utilizadas habitualmente con modos automáticos que utilizando de forma manual los parámetros de enfoque y exposición de la fotografía. Con esta combinación de cámara y objetivo realicé la mayor parte de las prácticas del Curso Básico 1 de la Galería Spectrum. Para el Básico 2, ya contaba con una Canon EOS 100 (no una EOS 100D, que ni siquiera la imaginábamos).

Realizamos tres prácticas de retrato. Pondré aquí algunos ejemplos de las mismas. Me gustaría nombrar a quienes aparecen retratados, fueran alumnos del curso o modelos traídos por Spectrum para las clases, pero no los recuerdo, ni los tengo anotados por ninguna parte. Tampoco les he podido pedir permiso. Voy a asumir que entenderán que el artículo lo escribo como experiencia, de buena fe, y sin interés económico o egoísta de ningún tipo. Pero si alguno lo ve y no quiere estar,... pues que me lo diga.

La primera práctica la realizamos entre nosotros, y nos sirvió para familiarizarnos un poco con la iluminación, que fundamentalmente eran fuentes de luz continua de tungsteno. Como trabajábamos con película negativa en blanco y negro, daba igual el equilibrio del color. Y como la luz continua es menos potente que los flashes, más barata a cambio, usábamos película negativa de 400 ISO, Ilford HP5 Plus. Veamos primero algunas de las que hice en la sesión con los compañeros de curso. Algunos de los cuales eran verdaderamente estilosos. Yo era de los torpes a la hora de posar...

Vistas hoy en día, de forma retrospectiva, me parece que no estaban nada mal. Eramos novatos, muy novatos, manejándonos con las luces,... pero éramos gente joven, mayormente entre los 18 y los 30 años, y una vez que cogimos confianza fuimos adquiriendo desparpajo. Nati Gascón, la profesora, nos animaba mucho a imaginar, a no sujetarnos a los estándares o a los cánones. Aunque eso cuesta.

La segunda sesión fue con un modelo masculino, cuya principal dificultad era fotografiar las gafas. Fue la sesión más técnica, menos imaginativa. Quizá la más "sosa"...

Y la tercera sesión fue con modelo femenina. Una chica muy dinámica, muy imaginativa, que motivó mucho al grupo de alumnos, que además nos habíamos ido sacudiendo las inhibiciones. Esto permtió que variáramos más el tipo de tomas... Que pasásemos con facilidad de planos generales a planos de detalle, de la clave alta a la clave baja... por algún motivo preferíamos esta última,... y que nos divirtiéramos mucho. Muy bien.

En aquellos momentos, la capacidad de retoque estaba mucho más limitada que hoy en día. No es que no hiciéramos nuestros pinitos en las reservas y los quemados bajo la luz de la ampliadora en el momento de la copia, pero ni nos planteábamos las capacidades de intervención sobre la imagen y el físico de los modelos que se dan hoy en día con Photoshop y similares. Intentábamos que en la cámara, en el carrete, la fotografía quedase lo mejor expuesta posible, con una composición buena que recortábamos algo al ampliar, y las manipulaciones en el laboratorio tenían más que ver con el control del tono y el contraste que con otra cosa. Se hacía de otra forma.

Por otra parte, da la sensación de que hoy en día la formación se dirige más hacia las técnicas de fotografía comercial. El retrato social, de moda, de producto sobre figura humana,... pero en aquel momento, el estímulo era imaginar, conceptualizar,... aunque técnicamente la iluminación y la toma no fueran tan perfectas. Lo digo, no tanto por mi experiencia reciente, que ha sido muy satisfactoria a pesar de las limitaciones de un grupo de 20 personas interactuando, sino por el conjunto de los resultados que veo cuando me asomo a Facebook donde mucha gente pone sus trabajos. No es ni mejor, ni peor. Distinto.

En el Curso Básico 2 dimos un paso más allá en el retrato, realizando un par de prácticas de desnudo. De esas sólo pondré un ejemplo. Evidentemente sin que se pueda identificar a la modelo, que desconozco por completo si aceptaría salir o no de forma reconocible casi 22 años más tarde... Ahí si que nos sentimos cohibidos... pero aun así también fuimos capaces de sacar alguna foto curiosa.