Os contaba hace unos días en qué había consistido y cómo había disfrutado del taller de fotografía con cámara de gran formato que se realizó en Vilassar de Dalt (Barcelona) organizado por Revela-T. Las fotografías que documentaban gráficamente el relato estaban realizadas por mi pequeña cámara digital Panasonic Lumix GM5 con el G 20/1,7 ASPH, una combinación ligera y potente en situaciones de escasa luminosidad, a pesar de que ni la cámara ni el objetivo se encuentran estabilizados.
Pero a mí me parecía un poco una herejía el llevar únicamente una cámara digital al taller, cuando la animada gente que lo organiza abogan por el uso de las tradicionales películas de haluros de plata, con o sin colorantes acoplados por capas para dar color a la imagen. Así que me llevé también la Leica M2. Con el Zeiss Distagon-C 35/2,8 ZM. La elección del objetivo fue un tema difícil. Porque este objetivo está muy bien desde muchos puntos de vista, pero es poco luminoso. Y se defiende mal en interiores. La otra opción era el Zeiss Planar 50/2 ZM. Más luminoso, pero más cerrado en su ángulo de visión. Y por otra parte, lo que gano en luminosidad, casi lo pierdo por el hecho de precisar una velocidad de obturación más rápida. Así que opté por el ángulo de visión del 35 mm, que me parecía más apropiada y polivalente.
En cuanto a la película,... pues la tarde anterior aproveché para aprovisionarme en Casanova Foto (que caros son los condenados) de Kodak Tri-X 400, así que eché tres carretes a la bolsa, de los cuales usé dos.
Enseguida comprobé que en interiores no iba a tener mucha luz... más bien poquita para la combinación de película y objetivo que llevaba. Así que en esas tomas tiré por la del medio. Ajusté el diafragma a f/2,8 y la velocidad de obturación a 1/50 s. Lo cual suponía que estaba subexponiendo, según las situaciones entre uno y tres pasos. El revelado que suelo realizar cuando llevo cámara antiguas, con exposiciones imprecisas o con una variedad de exposiciones diversa y mal controlada, es el revelado desatendido con una revelador compensador. Idealmente algún clon actual del Rodinal. Pero como no tengo en estos momentos, lo he realizado con Kodak HC-110, en una solución 1+160 (4 ml de jarabe revelador en 640 ml de agua). En alguna ocasión lo he hecho a 1+120 (6 ml de jarabe en 720 ml de agua), pero sinceramente no acabo de encontrar la diferencia. Aunque es mejor hacerlo con formatos medios. Como luego se amplían menos, el grano queda más discreto. Siendo un revelado compensador, los fotogramas correctamente expuestos no quedan mal. Si acaso, con un grano más marcado de lo habitual. Y para los subexpuestos,... pues es como si hiciese un revelado forzado.
El primer rato de la mañana del taller fue sobretodo en interiores. Y reconozco que no tenía muy claro que podía salir de allí. La sensación de que la luz era demasiado escasa... era bastante fuerte. Pero algunas cosas salieron. Aunque el escaneado de los negativos me ha dado algún que otro dolor de cabeza. Como no seas hábil, se deteriora mucho la imagen en los negativos subexpuestos,... que es lo que son los negativos forzados. Colocan los valores medios y las luces más o menos en su sitio, pero a las sombras no hay quien las rescate. Dice el viejo refrán del idioma castellano que "de donde no hay no se puede sacar".
Cuando salimos al exterior, bien para practicar en el jardín del museo-archivo de Vilassar, bien cuando fuimos a comer, la cosa fue mucho mejor. La luz extra les sentó muy bien a esos fotogramas.
Por la tarde, pronto empezamos a perder luz por el atardecer, pero la combinación de cámara, objetivo y película, se comportó bien con las escenas iluminadas arficialmente.
Bueno,... y hasta aquí dio de sí. Espero que os haya parecido interesante.
Revela-T es un festival de fotografía dedicado a la fotografía tradicional con película fotográfica y otros procesos químicos. Tienen un blog, y allí se definen a si mismos de una forma mucho más clara que lo que yo pueda hacer, con decálogo de principios incluido. Desde hace unos meses les voy siguiendo en Facebook. Y hace unas semanas publicaron una noticia en la que anunciaban de organizar una serie de talleres periódicos, fuera de las fechas habituales de su festival, siendo la primera un taller de fotografía con cámara de gran formato.
A mí, este anuncio me pilló en unas condiciones de ánimo muy particulares. Y dado que las fechas del taller me pillaban bien, decidí que me tenía que airear, y que además siempre me había apetecido trastear con una cámara de este tipo. Una cámara técnica, con desplazamientos y basculamientos, con negativos de al menos 9 x 12 cm (4 x 5"). Incluso pensar en si este tipo de fotografía podría ser de alguna forma para mí. Me inscribí. El taller en sí me pareció muy asequible. 50 euros, más 20 por la comida en un restaurante del lugar. El lugar... claro. Que no lo he dicho. De entrada pensé,... ahí al lado de Barcelona. Igual hasta se puede hacer el viaje en el día con el AVE. No tal. Vilassar de Dalt está cerquita de la ciudad condal, pero las combinaciones de trenes en sábado difícilmente permiten el viaje en el día. El taller se celebraba en el museo-archivo de la localidad, donde además de algunos chismes curiosos por aquí y por allá, tenía un ambiente muy tranquilo y agradable para realizar el taller. Y donde nos esperaban algunos aparatos fotográficos apasionantes, de los cuales utilizaríamos algunos.
Daba igual, el que tuviese que hacer noche... Podía pasar el fin de semana en Barcelona... tengo amigos que me podrían acoger al menos desde el viernes hasta el domingo. Luego las cosas no han salido exactamente como planeaba, pero tampoco han ido mal. En mi Cuaderno de ruta se puede ver algo de mis paseos aparte del taller.
Vamos al tema fotográfico. El taller fue impartido por dos fotógrafos con experiencia en el formato, Joan Porredon y Faustí Llucià. Tras una presentación teórica sobre este tipo de cámaras realizada por Joan, pasamos a las primeras prácticas con Faustí... pero sin cámaras. O mejor dicho. Con una cámara muy grande... un cámara oscura en la que se convirtió una de las habitaciones del museo-archivo. Y allí mismo también nos presentó a la primera de las cámaras, una de las dos Sinar que había disponibles.
Después, se sacaron las cámaras al jardín, y nos repartimos entre ambos profesores según gustos, apetencias o ganas de variar, para ir trasteando con los aparatos, ponerse un poco a los mandos de los mismos y, eventualmente, hacer alguna fotografía, por iniciativa personal o colectiva. Así estuvimos desde media mañana hasta el final de la tarde, con una interrupción de un par de horas para comer en un restaurante de la localidad.
Para poder tener resultados con rapidez, se trabajó con papel fotosensible en lugar de negativos. Así no era necesitaban ampliadoras y estas cosas. Simplemente hacer un negativo en papel, y luego positivar por contacto sobre otro, todo en un laboratorio improvisado.
Lo de menos fueron los resultados, aunque los resultados de algunos de los retratos que se realizaron con una cámara de formato de 20 x 25 cm (8 x 10"), fueron notables. Todo con mucha paciencia. Que el ISO del papel fotosensible no va más allá de 3,... probablemente menos, por las pruebas que se hicieron.
Pero me traje tres "papelitos", un negativo y su copia positiva en 9 x 12 cm, y otro de 6 x 6 cm realizado con una Flexbody de Hasselblad. Esta no cuenta como cámara de gran formato, pero sí como cámara técnica. Si llego a saber que iba a estar allí, me hubiera llevado algún respaldo de mi Hasselblad con película negativa.
Es lo de menos los resultado. Además se pegaron algunos de ellos con un papel y se estropeó la emulsión. Pero bueno. El día fue muy divertido e instructivo. Porque independientemente de que me convierta al gran formato, que pensándolo con pausa en estos momentos es algo que dudo, sí que sirve para aprender más o mejor los conocimientos sobre técnica fotográfica.
Y muchas gracias a la gente de Revela-T por su amabilidad y la organización.