Indudablemente, con la irrupción de las medidas excepcionales para intentar frenar la epidemia de enfermedad producida por coronavirus, mi "producción" fotográfica se va a ver afectada. Quizá no tenga tanto de que hablar sobre mis propias fotografías durante una temporada. Pero eso será más adelante. Porque ahora sí que tengo algunos modestos trabajos que proceden de mi actividad en las últimas semanas. Como por ejemplo este que os presento hoy. Muy colorido. Especialmente en tonos rojos.
Hace unos meses ya estuve muy entretenido, fotográficamente hablando, durante una visita al Museo del Fuego y de los Bomberos de Zaragoza. Este es un museo municipal. Y los primeros domingos de cada mes, los museos municipales de Zaragoza tienen entrada libre gratuita. Y si hace buen tiempo, es un buen plan ir paseando hasta alguno de ellos, visitarlo, hacer unas fotos, y luego tomarnos un aperitivo antes de volver a casa a comer. Si hay niños por medio, el Museo del Fuego y de los Bomberos es una buena opción. Si no, hay algún otro más interesante para nosotros.
Para una buena parte del museo, si vas con película fotográfica en lugar de un equipo digital, una sensibilidad de ISO 400 está bien. Durante la mayor parte de la superficie, puedes usar unos parámetros mínimos de f/4 y 1/60 segundo, que vienen bien para usar con objetivos entre 28 y 50 mm de focal, que pueden ser los más convenientes desde un punto de vista de su versatilidad, en este entorno. Por supuesto, se puede experimentar y conseguir buenos resultados con otras combinaciones. Pero hay algunas salas, algunos objetos fotográficamente interesantes, que están en entornos con menos luz. Y ahí, una sensibilidad de al menos ISO 800 conviene.
Este pasado 1 de marzo, primer domingo de mes, fuimos al museo un grupos de amigo, que hace 20 años solíamos aprovechar los domingos por la mañana para ir a sesiones matinales de cine. Los "más aventajados", aquellos que se casaron antes y tienen hijo más mayores, ya tienen "la dicha" de ser abuelos. Y como se trajeron a su nietos, dos rapaces bastante movidos de 7 y 5 años que yo no conocía, optamos por los bomberos... claro. Y yo opté por llevarme dos cámara. Una con película negativa en blanco y negro, de la que os hablaré dentro de unos días, y otra con película negativa en color de la que os hablo hoy; la Pentax MX calzada con el SMC-M 50/1,4 y un carrete que tenía por casa de Fujicolor Natura 1600.
Ya tenía alguna experiencia con esta película, con bastante buenos resultados. Di por hecho que podía exponerla a un índice de exposición (IE) de 800, lo cual evitaría cualquier posible subexposición, con problemas en las sombras y tonos oscuros, y con una disminución del inevitablemente aparente grano para estas sensibilidades. Mi intención era confiar la exposición al competente fotómetro de medición ponderada central de la Pentax MX. Pero me encontré con la sorpresa de que las pilas estaba agotadas. Como llevaba encima el pequeño Gossen Digisix, tampoco me preocupé mucho. Funciona bastante bien para medir la luz reflejada por la escena y, si quedan dudas, también permite la medición de luz incidente. Siempre he pensado que es uno de mis mejores accesorios fotográficos. Junto con el más especializado y preciso, pero menos portable, Sekonic L-408 Multimaster, que permite un medición selectiva de la luz incidente, utilización con flash externo y varios refinamientos más.
El resultado fue bueno en líneas generales, pero con algún pero. En escenas con un bajo contraste, con una iluminación uniforme, teniendo en cuenta la sobreexposición sistemática de un paso, y con una medición cuidada en los tonos adecuados de la escena, los resultados son buenos. Buena reproducción de los colores, buena saturación y un grano visible pero contenido. Otra cuestión es cuando la escena es muy contrastada y tenemos tonos oscuros en las sombras. El día estaba soleado, el museo está en el claustro de un antiguo monasterio, y aunque tamizado por un techo desplazable, algunas zonas de más luz había, que genera un contraste, no excesivo, pero que hay que gestionar con cuidado. En estas escenas, el rendimiento general de la película era bueno en lo que se refiere a tonos, saturación y contraste, pero con la aparición de una gran cantidad de grano, y no muy agradable al digitalizar, en las zonas más oscuras de la imagen. El mejor aspecto de estas fotografías se consigue llevando las sombras en el proceso digital a una mayor profundidad, aun a costa de cierta pérdida del detalle en las sombras.
Las posibles soluciones a este problema pasan por exponer este tipo de escenas a un IE de 400. O reservar la película de alta sensibilidad para donde no quede más remedio, y usar los ISO 400 de un Kodak Portra 400, una Fujicolor Pro 400H o incluso una honorable y más saturada Fujicolor Superia Xtra 400. También estaría considerar las películas de ISO 800, si se encuentran, tanto la Lomography Color Negative 800 como la Kodak Portra 800. Lo de la Lomography Color Negative 800, teniendo en cuenta mis experiencias previas con esta película me parece una opción a considerar seriamente.
Hace un par de sábados, por la mañana, salí con la intención de "entrenar" un poco la vista con la Hasselblad 500CM, y probar qué tal va la película Ilford Delta 400 cuando la sobreexpones un paso, acortando el revelado subsiguiente para reajustar los tonos. El sol estaba ya alto y podías esperar escenas de gran contraste, con luces brillantes y sombras profundas. Por lo tanto, quería comprobar el efecto este tipo de escenas cuando aplicas la técnica mencionada, que lleva consigo una disminución del contraste del fotograma.
Me fui a pasear por el Parque Grande de Zaragoza, y esperaba encontrar escenas como estas.
Escenas en las que el contraste aparente era alto, y que efectivamente quedan con una gradación de tonos más amplia y más matizada con el acortamiento del revelado.
Por cierto, los datos técnicos de la toma y el revelado. Expuse esa mañana dos rollos de formato 120 de Ilford Delta 400 Professional a un índice de exposición de 200. Un paso de sobreexposición. La medición de la luz fue con el Sekonic L-408 Multimaster... hasta que se le agotó la pila. Después... como ya tenía suficientes referencias de las condiciones de luz, seguí fotografiando estimando a ojo la exposición. No me equivoqué gran cosa. El revelado lo hice según las recomendaciones del Massive Dev Chart, con Kodak HC-110 diluido a 1+31 (dilución B), durante 5 minutos a 20 ºC. Hubiera preferido un tiempo un poco más largo, aunque hubiese sido con una dilución mayor, por ejemplo 1+47 (dilución E), pero no encontré ninguna propuesta de tiempo. Y aunque se suele decir que con el HC-110 los tiempos son proporcionales a la dilución, no me atreví a improvisar. Otro día.
El caso es que en estas estábamos cuando en el parque me encontré con esto...
La Asociación Cultural Aragón-Japón estaba celebrando el "hanami". "Hanami [花見
]" significa, más o menos literalmente, "ver flores". Y en este contexto se refiere a la actividad típica de la primavera en Japón, que en la cultura popular se asocia a la floración del cerezo, las famosas "sakura [桜 o さくら]", la flor de Prunus serrulata, o cerezo ornamental japonés. Desde hace unos pocos años, esta asociación, en colaboración con el ayuntamiento, ha ido plantando este tipo de cerezos en una zona del parque que, un poco pomposamente, han denominado "jardín japonés". Los arbolitos son todavía muy jovencitos, durante el invierno parecen un colección de estacas, aunque ya proporcionan bonitas flores. Por ejemplo, estas que tomé al día siguiente con una cámara digital.
Y el "problema" fue la cámara. La Hasselblad 500CM con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF T* y usando el visor de capuchón, para componer a la altura de la cintura y con la imagen volteada lateralmente, no es el equipo más apto para empezar a hacer fotografías con un cierto grado de acción. No hay mucho tiempo para enfocar cuidadosamente, se puede usar la escala de profundidades para enfocar por zonas, pero no es fácil, y... bueno, al encuadrar.... Vamos, que no me la llevé pensando en hacer un reportaje.
Además podemos hacer unas consideraciones. Conviene llevarse en la bolsa con la Hasselblad y el 80 mm un filtro gris de densidad neutra. La máxima velocidad de obturación de la serie 500 de Hasselblad, la que usa objetivos con obturador incorporado central, está limitada a 1/500 segundo. Por lo que usando a plena luz de día película de ISO 200 - 400, es complicado usar aperturas muy amplias. Con lo cual, es difícil aislar al sujeto principal gestionando la profundidad de campo, salvo que te acerques mucho.
También estuvo el problema de que en algún momento se vino encima alguna nube, que disminuyó la luz y el contraste de la escena, o los participantes se situaron a la sombra. En ese momento, el contraste que proporcionó la Delta 400 a IE 200 y con tiempos de revelado recortados fue excesivamente bajo. Siempre se pude mejorar en el procesado digital, pero a costa de que el grano, que en muchas fotos pasa completamente desapercibido en estas condiciones, empieza a hacer más notable. Se pierden algunas de las ventajas de este tipo de procesado.
Bueno... las condiciones no fueron ideales, pero hice fotos. Y me lo pasé bien. Aunque no fuera planificado. Quizá al año que viene, si estoy al tanto, iré con un equipo más adecuado. Y en color... por las indumentarias de las chicas.
Para aquellos que sigan estas páginas directamente o a través de los enlaces a las mismas que aparecen en mi Cuaderno de ruta, en Twitter o en Facebook no será ningún secreto que últimamente la película Ilford XP2 Super 400 ha vuelto a ser, ya lo fue durante algún tiempo hace 20 años, mi preferida como película todo terreno. Sea en forma de cámara de un solo uso, con una prestigiosa Leica o con una compacta Olympus, siempre obtengo buenos resultados.
Recientemente volvía a cargar uno de estos carretes en la Leica M2, calzada esta con el Summicron 35 mm f/2 ASPH, objetivo de gran nitidez, probablemente uno de los mejores si no el mejor 35 mm para el formato 24 x 36 mm.
Hace unas semanas me la llevé a un paseo por los Pirineos aragoneses, caminando desde Zuriza hasta el paraje de Taxeras, al pie de la sierra de los Alanos. Uno de mis rincones favoritos de la cadena montañosa que une España y Francia. El día estaba muy luminoso y el contraste podría ser relativamente elevado. No tanto como en verano, ya se empieza a apreciar que el sol va más tumbado sobre el horizonte. Pero el día estaba relativamente radiante.
No importa. Como ya he comentado en otras ocasiones, la XP2 tiene una gran latitud de exposición, y digiere muy bien los contrastes, manteniendo la textura tanto en las luces como en las sombras. Quizá me faltó el filtro amarillo, para mejorar el contraste de los cielos. Aunque es una película bastante pancromática.
De todos modos, no hice muchas fotografías ese día con la M2. Por lo que, con el carrete bastante entero todavía, volvió a viajar al domingo de la semana siguiente. En esta ocasión al circuito de motocross de Motorland Aragón, donde se celebraban algunas pruebas del campeonato de España de esta disciplina del motociclismo.
He de recordar de nuevo que esta película de Ilford es única en estos momentos por ser una película en blanco y negro cromogénica, que se revela en cualquier laboratorio comercial con proceso C-41, que es el habitual para las películas negativas en color. Por lo tanto, es relativamente fácil encontrar un sitio para revelarla. También se puede revelar con química tradicional en blanco y negro con buenos resultados. Pero su gran latitud de exposición y su fino grano se consiguen especialmente con el proceso C-41. Este carrete me lo han revelado en Revelatum Revelado Analógico.
Como decía, la película tiene una latitud muy amplia, y el fabricante nos dice que se puede exponer a índices de exposición entre 50 y 800 sin problemas, con su óptimo en su sensibilidad nominal ISO 400. Eso sí, son muchos los que opinan que su óptimo está más bien en un índice de exposición de 200, puesto que manteniendo la nitidez global, el grano es más fino. Cuando se expone a IE 400 u 800, los resultados son buenos, pero en las sombras se aprecia el incremento del grano, mientras que en las luces apenas se nota. El grano no es feo, pero el desequilibrio en la estructura entre luces y sombras no siempre es lo mejor.
Por ello, yo suelo usarla exponiendo a un IE 200, sabiendo que si falta la luz puedo subir un tanto. En exteriores, esto supone que si le pones un diafragma de f/11 y una velocidad de exposición de 1/250, puedes tirar sin problemas a la hiperfocal y siempre que haya algo de sol, intenso o flojito. Si se nubla, todavía aguanta, aunque es mejor bajar un paso la exposición. Es casi como usar una cámara desechable, pero con una calidad de imagen de primer nivel. No te preocupas del enfoque, ni de medir la luz, sólo de conseguir el mejor encuadre.
Por supuesto, si es necesario, puedes corregir estos parámetros, afinar el enfoque con el telémetro de la Leica, e incluso hacer alguna foto en determinados interiores relativamente bien iluminados. Se puede usar sin problemas la cámara a f/2 y 1/30, sin que trepide. Por lo que considerando un IE de 400 u 800, hay mucho margen. No se dio el caso en estas excursiones.
En fin... que seguiré usando esta película durante mucho tiempo. Especialmente en excursiones y viajes. Muy polivalente.
Este año ha sido la decimotercera edición del Festival Asalto de arte urbano en Zaragoza. Aunque ya no usa el cardinal para definirlo, sino que simplemente es el Festival Asalto 2018. Este año se pueden ver las obras en uno de los clásicos obreros de la ciudad, el barrio Oliver, antaño uno de los más periféricos de la ciudad, pero que cada vez está más integrado en la ciudad.
Como el año pasado, la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ nos hemos reunido para dar un paseo fotográfico entre las obras de arte de este año, algunas todavía en proceso de finalización. Fue el pasado domingo día 16 de septiembre.
Este año he llevado dos cámaras. Siempre llevo una digital para instantáneas que se puedan compartir con rapidez en redes sociales y esas cosas. Pero la que realmente centró mi atención fue la veterana Leica M2, a la que acompañaban dos objetivos; un moderno y magnífico Summicron 35/2 ASPH, y un veterano Elmar-C 90/4. Este último fue diseñado para la pequeña Leica CL, tiene una calidad de imagen bastante buena, no obstante, y hay quien dice que puede dar problemas de enfoque por algunas diferencias físicas entre la montura de este objetivo y los clásicos para la montura M. Nunca los he percibido. Ni aun a plena apertura. Si alguna deficiencia observáis, yo la achaco a mi propia torpeza, o a que el visor de las Leicas no es el óptimo para usar teleobjetivos, y uno se despista de vez en cuando.
Como material sensible, me llevé algunos carretes de blanco y negro, de los cuales usé finalmente uno de película Fujifilm Neopan 100 Acros. Los elevados niveles de luz de una soleada mañana de finales de verano hacían innecesaria una sensibilidad más alta. Y las características de esta película hacen que se trague muy bien el contraste de la luz del sol de las horas centrales del día, con buen detalle tanto en luces como en sombras, y una buena gradación de grises.
Lo revelé en Kodak HC-110 a dilución B (1:32) durante 5,5 minutos a 20 ºC, que es el tiempo recomendado. Un poco justo de tiempo para mi gusto, me gusta manejarme con tiempos de por lo menos de 6 minutos, para una mayor consistencia en los resultados. Las desviaciones azarosas tienen menos impacto que con tiempos de revelado cortos.
Una novedad que he incluido este año en el procesado ha sido que la digitalización de los negativos la realicé con la función de alta resolución de la Panasonic Lumix G9 a la que calcé con el DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH. Con esta función, en la que el sensor de 20 megapíxeles realiza microdesplazamientos en tomas múltiples de un sujeto necesariamente estático, permite obtener archivos de 80 megapíxeles. Como no apure el encuadre de los negativos, el tamaño aprovechable de los mismos quedó entre 50 y 54 megapíxeles. Pero tengo un problema. Mi ordenador de sobremesa es muy antiguo. Es un iMac de 27 pulgadas que tiene ya 9 años de antigüedad, y se vuelve bastante asmático con los archivos de imagen por encima de los 30 megapíxeles de tamaño. No digamos los 50 u 80 megapíxeles. Así que al final, no ha resultado práctica esta resolución y no he podido evaluar adecuadamente los resultados.
No obstante, al mismo tiempo que los archivos grandes, la cámara puede guardar, y así lo ajusté, un archivo normal de 20 megapíxeles. Que me ha dejado unos negativos aprovechables de 13 megapíxeles, que son los que he utilizado para mostraros las imágenes. Los archivos se digitalizaron en formato RAW e importados al ordenador con Adobe Photoshop Lightroom 6.14, aunque fueron invertidos a positivos tras ser convertidos en archivos TIFF de 16 bits en Affinity Photo 1.6.7. En este software se ajustó también el contraste y luminosidad para dejarlos lo más fieles, en la medida posible, a lo que es el material sensible.
La combinación de cámara, objetivos y película que me llevé no me ha fallado nunca. Apenas tuve que tirar de fotómetro externo, la cámara no lleva uno interno, puesto que las condiciones de luz en exteriores fueron constantes y fáciles de estimar con la regla del "soleado f/16". Dos pasos más para los contraluces, y tres pasos más de exposición para las sombras. Sencillo, fácil e inmediato. Y en cuanto a los parámetro de exposición, siguiendo el consejo de Weegee para la fotografía de reportaje, "F/8 and be there". "F/8 y estar allí". El enfoque a la hiperfocal, o por zonas en los sujetos cercanos, usando la escala de profundidad de campo del 35 mm. Con el 90 mm, usando el telémetro de la cámara. Técnica básica fotográfica. Sin complicaciones.
Algunos detalles técnicos de la parte fotográfica de la excursión. En esta ocasión, mi intención era exponer la película a su sensibilidad nominal, ISO 400, en lugar del índice de exposición IE 800 que usé en Muel. Quería evitar los negros bloqueados de aquella ocasión. Por lo tanto, me llevé mi equipo más luminoso para película tradicional; una cámara Canon EOS, en esta ocasión la EOS 650, con los objetivos EF 28/1,8 USM, EF 50/1,4 USM y EF 85/1,8 USM. Sólo usé los dos primeros. No sentí necesidad de usar el tele corto.
Como he dicho, la película la expuse a su sensibilidad nominal ISO 400; como ya acabé la botella de revelador específico Kodak TMax, en esta ocasión utilicé el fiable ADOX APH09. Como ya he comentado en alguna ocasión, esta es una variante de la fórmula del clásico Rodinal, en concreto la que se usó para comercial este revelador hasta la Segunda Guerra Mundial, según he leído. Se usa con las mismas concentraciones y tiempos que el Rodinal. En esta ocasión, 6 minutos y 15 segundos a 20 ºC con agitación continua por inversión del tambor durante los primeros 30 segundos y luego cuatro inversiones cada minuto. El tiempo propuesto es 6 minutos, pero como lo revelé al mismo tiempo que los rollos de Fujifilm Neopan 100 Acros que os mostré hace unos días, para los que el tiempo propuesto era de 6 minutos y 30 segundos... pues me quedé a medio camino, suponiendo que no sería grave. No he tenido mucho tiempo últimamente para ser fino...
El principal riesgo de no ser preciso era generar un contraste excesivo. Pero lo cierto es que el Rodinal y sus variantes no producen negativos tan contrastados como el revelador Kodak TMax. Y además las escenas que fotografía durante toda la mañana no tenían ninguna excesivo contraste. Ni las tomadas en interiores, ni en los moderadamente nublados exteriores. Más preocupación me produjo que los rollos de Acros se quedaran excesivamente escasos de revelado, pero no hubo consecuencias graves.
Lo cierto es que el resultado final fueron unos negativos con un contraste más suave del que había esperado a la vista de mis experiencias previas con esta película, con detalle en toda la gama de tonalidades, fáciles de escanear y de ajustar en el procesado digital. El grano es muy contenido, a pesar de la mala fama en este aspecto del Rodinal y sus derivados, teniendo en cuenta que es una película de ISO 400, en formato de película de 35 mm. La única pega que el encuentro a esta película es la escasa estabilidad dimensional, que hace que sea difícil de manipular y de escanear.
Por lo demás, una mañana muy agradable en la que la fotografía quedó un poquito en segundo plano. Porque lo que realmente nos hizo pasar un rato realmente muy divertido fue el taller de grabado, muy ameno y satisfactorio, que realizamos en Fuendeverde, un aula taller de naturaleza del pueblo, donde también se realizan talleres de grabados en combinación con el museo del grabado del pueblo.
Así que ya solo me queda dejaros la estampa resultante de mi trabajo. Espero que os guste... ¿La reconoceís?