Desde hace unas semanas venimos celebrando el III Encuentro Analógico en la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook), con algunas charlas donde se comentan diversos aspectos, posibilidades y conceptos de la fotografía argéntica, con la película tradicional basada en los haluros de plata, con o sin colorantes acoplado. Es decir, en blanco y negro o en color.
Este pasado domingo 23 de abril, día de San Jorge, realizamos una excursión mañanera a Muel, donde anduvimos paseando por la ermita de Nuestra Señora de la Fuente, con pinturas atribuidas a Francisco de Goya, y que se asienta sobre una presa de origen romano, y por el parque municipal donde hay un salto de agua del río Huerva, que si hay suerte lleva bastante agua y es vistoso. Si no,... es menos vistoso.
No. No aparece el salto de agua. Las únicas fotos que le hice fueron en blanco y negro.
El objetivo de esta excursión colectiva es dar la oportunidad a los participantes en el encuentro para exponer sus carretes, especialmente si son en blanco y negro, que luego durante el mes de mayo serán revelados, y algunos de los negativos ampliados. No es obligatorio venir a la excursión. Hubo gente que no pudo venir que los fotografiará por su cuenta y luego acudirá a las actividades de laboratorios. Pero especialmente para los menos conocedores de las técnicas de fotografía con película tradicional, es una buena ocasión para informarse de aquellos con más expriencia.
Para la ocasión me llevé tres cámaras. Dos con película en blanco y negro, la Plaubel Makina 67, de formato medio, y la Olympus Pen EE-3, de medio formato, que no es lo mismo aunque lo parezca. La primera tiene un negativo de tamaño diez veces superior a la segunda. La idea es que a estas alturas ya hubiese tenido revelado los negativos en blanco y negro,... pero un "accidente", o más bien torpeza de mi parte, hizo que me quedase sin fijador, y hasta que no me ha llegado una nueva botella... pues este fin de semana los terminaré de revelar.
La tercera cámara fue una Fujifilm Quicksnap Fashion CF, con película negativa en color de 400 ISO. Traducido al castellano, una cámara de un solo uso Fujifilm, cargada con un carrete de 27 exposiciones de película que con toda probabilidad es Fujicolor Superia X-Tra 400, con flash (CF). Lo de "fashion" supongo que porque el cartón decorativo es mono. Antes de entras en las características de esta cámara, decir que su mejor comportamiento ha sido en retratos.
Como veis, la mejor opción es colocando a las personas en relativo contraluz, evitando que el sol se cuele en el objetivo para evitar pérdidas de contaste, a menos de tres metros de distancia y usando el flash incorporado en la cámara, alimentado por pila de tipo AAA incorporada también, como flash de relleno.
La cámara tiene una sola apertura y una sola velocidad de obturación. En la página de Fujifilm España no vienen las especificaciones. Pero en la de Fujifilm Global, aparece una Quicksnap Superia muy similar, en la que las especificaciones indica una lente de focal 32 mm (esperable), apertura f/10 y velocidad de obturación de 1/140. Lo que pasa es que ese modelo viene con película Superia X-Tra 800. De hecho, una variante de la misma con carcasa estanca al agua la usé en el viaje a Canadá, para visitar las cataratas del Niágara. Bueno, pues salvo la carcasa estanca al agua, que lleva flash y que la película es de 400 ISO en lugar de 800 ISO, supongo que ahí estamos.
La lente es un menisco de plástico muy sencillo. Bastante nítido en el centro, pero bastante flojo en el campo y las esquinas del fotograma. Por ello, es más adecuada para retrato en las condiciones que he mencionado, que para paisajes. pero también hice algunos.
Tradicionalmente se dice que las película de Fujifilm tienden a ser frías (con dominantes azuladas) y las de Kodak cálidas (con dominantes amarillentas). Pues bien... no ha sido ha sido con el producto que me han entregado. Para disponer de ellas cuanto antes, este carrete, en lugar de mandarlo a algún sitio donde los traten con especial cariño, lo he dejado en una tienda de fotografía que tengo muy cerca de casa. Siempre me da miedo. Antaño perteneciente a la cadena "Foticos", me hicieron varios desaguisados. Por lo que les llevaba carretes a revelar muy de ciento a viento. Ahora pertenece a otra gente. Suelen atender al públicos dos personas, dos chicas, que son muy amables, muy majas,... pero el laboratorio donde hacen las "cosas" me sigue dando miedo.
Les pedí que me hicieran el revelado del carrete, un juego de copias de 13 x 18 cm de tamaño, y digitalización a la mayor resolución posible. Que no llega ni a 4 megapíxeles. Y por algún motivo que desconozco no tiene las proporciones del negativo (3:2), sino que son más bien 7:5, más similar al de las copias de 13 x 18. Pero el caso es que ni siquiera las versiones del escáner y de la copia son iguales... Veamos un ejemplo. La primera es la escaneada por el laboratorio. La segunda es la escaneada por mi a partir de la copia en papel.
En la versión en papel el grupo está mas centrado, siendo del mismo tamaño, que en la versión escaneada, en la cual está más a la derecha. Si observáis las columnas y las sombras del fondo, notaréis también las diferencias. Y los observadores notaráis que hay una mancha longitudinal recta que atraviesa la foto. Y que está también en la versión escaneada. Y que aparece en las primeras tres fotos del carrete. Agggg,... ¡chapuceros son!
Pero vamos a lo positivo. La experiencia con esta sencilla cámara es positiva. Es divertida de usar. Con luz abundante, y evitando situaciones de extremo contraste, da unos colores bastante agradables. Funciona mejor en retratos, buscando composiciones que permitan situar a las personas en el centro del fotograma para aprovechar el punto dulce del menisco que ejerce de objetivo. Y mejor con luz en la espalda, pero protegiendo la lente a toda costa del sol, o lateral, y sin miedo a usar el flash, que no alcanzará más allá de los tres metros.
Pero bueno, como celebraban San Jorge los vecinos de Muel en el parque, preparando parrillas y ranchos, y montando puestos de artesanos, incluso hice alguna incursión en el reportaje y en el robado. Hay que atreverse con todo.
Viajar a una lugar como la cataratas del Niágara es un momento importante en un viaje. Un espectáculo de naturaleza pero que al mismo tiempo tiene un fuerte componente de icono de la cultura popular pone presión al aficionado a la fotografía que no sabe ir a ninguna parte sin su(s) cámara(s). Sientes la obligación de que todo tiene que ir bien. La expectativa a tu alrededor es de fotos necesariamente estupendas. Incluso si eso no es necesariamente así de forma inmediata. Hay muchas cosas que pueden ir mal.
Yo no me puedo quejar, y el día nos ofreció oportunidades diversas. Incluso tuvimos un magnífico arco iris por la tarde. Por supuesto, mis cámaras principales durante el viaje son mi equipo micro cuatro tercios, y mi compacta Leica D-Lux (typ 109). Cámaras digitales que van muy bien, pero que tienen alguna limitación como ahora comentaremos.
Visitar un lugar como las cataratas del Niágara implica una serie de ritos. Uno de ellos, poner una capa impermeable de color chillón y montar en un barco que te lleva a una corta distancia bajo las cataratas. Otro de ellos, especialmente si estas en el lado canadiense, recorrer las galerías tras y bajo la catarata de la herradura, y sentir caer casi sobre ti el agua. El tercero, el sentir el agua que te llega mientras paseas, dependiendo de los vientos dominantes.
La siguiente reflexión es que los equipos fotográficos electrónicos digitales no se llevan especialmente bien con el agua. El número de elementos de los que se componen que se pueden ver afectados por la corrosión son numerosos. Y menos mal que estamos hablando de agua dulce y no salada, que si no la cosa es peor. Algunos equipos están tropicalizados, lo que los hace resistentes a las salpicaduras de agua y a la intromisión de la arena y el polvo. La Olympus OM-D E-M5 es una cámara de estas. Pero necesitas que TODO el equipo esté tropicalizado. En el momento en el que los objetivos, o el flash, o el componente que sea no cumple con las especificaciones necesarias, estás poniendo tu equipo en riesgo.
Existen carcasas impermeables que permiten la fotografía submarina, pero cuestan su dinero, y si no es tu actividad habitual, resultan un gasto ruinoso. Además de incrementar sistemáticamente el peso de tu equipaje. Y uno ha optado por equipos de este tipo para ir ligero. Asi qué, ¿cuál puede ser la solución? ¿Cómo llevar una cámara impermeable sin caer en la bancarrota ni cargar con más tarros de la cuenta? Pues tirar de las tecnologías más tradicionales.
A principios de los años 90 se comenzaron a comercializar por los distintos fabricantes de película las cámaras de un solo uso. Cámaras de plástico, con un objetivo sencillo también moldeado en plástico, con o sin flash, recubiertas por cartulina de vistosos colores que les dan un aspecto informal, y que llevan un carrete de al menos 400 ISO, negativo en color (Ilford ha comercializado o comercializa también algún modelo en blanco y negro), con o sin flash, con una combinación de apertura y velocidad de obturación que las hace adecuadas para la fotografía a la luz del día, con sol o un nublado no excesivamente ominoso. Con el flash, también puedes tirar en interiores, aunque yo recomiendo reservarlas para exteriores usando el flash como luz de relleno. Dada la latitud de exposición y la calidad de las películas modernas, cualquier error de exposición quedaba fácilmente absorbido.
No tardaron en salir cámaras de este tipo, de un sólo uso, con carcasas de plástico impermeables, idóneas para llevárselas a la playa, a un parque acuático, a la nieve, o a cualquier circunstancia en que el agua o la arena fuesen una amenaza. Con película de 800 ISO, pueden utilizarse incluso en modestas inmersiones hasta 5 o 6 metros de profundidad. Pues bien, una de estas cámaras impermeables, una Fujifilm QuickSnap Waterproof que compramos en Kingston, nos llevamos para nuestra visita a las cataratas del Niágara.
La compramos como digo durante el viaje, el día anterior a la visita al Niágara, por lo que no ocupó espacio en los desplazamientos. Disparamos las 27 exposiciones del carrete en las horas que estuvimos en Niagara Falls. Al terminar el carrete, desmontamos la cámara, extrajimos el carrete, tiramos los restos del aparato en un contenedor de reciclaje de plásticos, y el carrete lo pusimos a buen recaudo en el equipaje. Un carrete no ocupa tan apenas lugar. Están muy bien pensadas. Cuando te las venden, la película está toda fuera de la carcasa del carrete, y conforme vas haciendo fotos y avanzando la película, esta se va introduciendo en la misma, quedando protegida. En caso de accidente y rotura, las fotografías realizadas no se velan.
Con 800 ISO, las imágenes presentan un grano evidente, más notorio en situaciones de luz escasa, pero que en general no molesta. El objetivo es un sencillo menisco de moldeado en plástico, tal vez un doblete acromático, ahora no lo recuerdo. En cualquier caso, con una apertura de f/10, la calidad óptica tiene ciertas limitaciones, pero es honesta. Y está preenfocada a la distancia hiperfocal. Tiene una distancia focal de 32 mm, que está bien como todo terreno, y una velocidad de obturación de 1/125 segundos que debería evitar el riesgo de trepidación. En condiciones soleadas, la película Fujifilm Superia X-Tra 800 que carga se sobreexpone, lo que lleva a un grano menos aparente y unas imágenes más saturadas. Lo cual no es malo. Bajo el agua, en la sombra o en días nublados, la reserva de sensibilidad viene de maravilla para poder seguir haciendo fotos de calidad razonable.
Salvo la primera de todas, las fotografías de este artículo están tomadas con una cámara de este tipo, que envié a revelar a mi laboratorio habitual de confianza Carmencita Film Lab, a quienes informé en el formulario de solicitud de trabajo de las circunstancias de la toma. Especialmente para garantizar un escaneado respetando las circunstancias de luz y tono. Han hecho un excelente trabajo.
Yo tenía miedo de una cosa. El carrete, de alta sensibilidad, ha atravesado tres controles de seguridad; en el aeropuerto de Toronto, en el de Montreal y en el de París. Quizá por la radiación electromagnética de alta energía podría aparecer algún velo en los fotogramas. Pero no ha sido así.
Creo que el múltiple objetivo está conseguido, entre las cámara digitales y la desechable QuickSnap Waterproof; conservar un recuerdo adecuado del viaje, tener unas fotografías presentables con dignidad ante cualquiera y, uno fundamental, divertirse como un loco haciendo fotos. Con una solución de baja tecnología, pero eficaz si sabes lo que tienes entre manos. Si conoces sus puntos fuertes y sus limitaciones.
No voy a insistir demasiado en que el material no importa, que lo que importa es el fotógrafo. En este caso, el material importa. Lo que hay que tener claro es que el adecuado no tiene por que ser ni el más claro ni el tecnológicamente más avanzado.