En los últimos tiempos he tratado de simplificar la utilización de mi equipo fotográfico. Al ser en cierto grado coleccionista de cámaras que funcionan, en ocasiones "me lío" con el equipo con el que salgo a fotografiar. Y eso tiene consecuencias negativas en la calidad de mis fotos. Las cosas como son. Por lo tanto, he iniciado desde hace unos meses un plan para definir qué cámara o tipo de película, cuando uso tecnologías no electrónicas, voy a usar en cada ocasión. Por ejemplo, en lo que se refiere a la película en blanco y negro, prácticamente he reducido mis compras a productos Ilford, porque no serán los más baratos, pero son los más fáciles de adquirir y los que desde mi punto de vista presentan una mejor relación calidad global para el precio que tienen. Con la película negativa en color, todavía no he llegado a una solución definitiva. Las películas más avanzadas me gustan más las de Kodak (gama Portra y Ektar 100), mientras que en el caso de las películas más asequibles, más de aficionado, tiendo a preferir la gama de las Fujifilm Superia. Desde los problemas con la Rollei 80S en formato medio durante el verano pasado, prácticamente no he usado otras marcas.
Lo que sí he afianzado como costumbre es que de las dos compactas para película tradicional que me gusta utilizar, una de ellas, la Minox GT-E, la dedico a película en blanco y negro, mientras que la otra, la Leica Minilux, la dedico a película negativa en color. Es una forma de no liarme. Una lleva un tipo de película, la otra, otra. No me equivoco. Hasta esta primavera, la película negativa en color que venía usando con la Minilux era Fujifilm Superia 400. Pero decidí que era el momento de usar otras películas.
En el mes de abril cargué la Minilux con un carrete de Kodak Portra 400, película de gama alta, habitualmente usada para retrato pero apta para un uso polivalente, de grano fino para su sensibilidad nominal, especialmente si se expone con uno o dos pasos de sobreexposición, cosa que hacen muchos fotógrafos. Así, la mayor parte de los fotogramas de ese carrete están expuestos a un índice de exposición de 200 en lugar de a su sensibilidad nominal ISO 400.
Los resultados son buenos. Siempre he pensado que muy torpe tiene que ser un fotógrafo para obtener malos resultados con esta película. Hay mucho margen para el error en la exposición. Hay que evitar la subexposición, pero con un índice de exposición de 200 y una sensibilidad nominal de ISO 400, es algo que difícilmente va a suceder. ¿Cuál puede ser el motivo para no usar sistemáticamente esta película? Que es más cara que otras. Es un 60 % más cara que la Fujifilm Superia XTra 400, por ejemplo.
En el mes de mayo, cargué la Leica Minilux con un carrete de Kodak Ektar 100 para la excursión que hice con la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ a la Bardena negra o Bardena aragonesa, en las Cinco Villas. Esta película, con una sensibilidad nominal de ISO 100, tiene unas características muy distintas a la Portra 400. Además de la menor sensibilidad, acompañada de un grano más fino, ofrece imágenes más contrastadas y más saturadas, por lo que se considera adecuada para paisaje. Se recomienda exponerla con precisión a su sensibilidad nominal. Y especialmente evitar la sobreexposición en caso de retratos por los tonos rojizos, muy poco naturales, que adquieren los tonos de piel de las personas.
Lo cierto es que en la excursión a las Bardenas, la película funcionó bien, aunque las condiciones de luz no fueran las más idóneas para el lucimiento de la película. Día de sol radiante, sin una nube, luz dura, muy plana. Con fuertes contrastes en determinadas ocasiones. Pero bueno, evidentemente es un buen material sensible. Aunque yo no me veo usándolo muy frecuentemente, dada la polivalencia de otras películas. Es más barata que la Portra 400, eso sí.
Como no acabé el carrete en la excursión a las Bardenas, la terminé en el patio del Museo de Zaragoza, donde hay algunas copias de conjuntos escultóricos muy conocidos, y me gusta el resultado que ofrecen. Como la mayor parte del material negativo, conviene exponer para las sombras, asegurando el detalle en las mismas.
El revelado de ambos carretes fue realizado Malvarrosa Film Lab, donde ofrecen un servicio de escaneado de la superficie integral del negativo hasta los bordes de los mismos, como se puede comprobar.
Justo el día en que la marca sueca de cámaras fotográficas Hasselblad decidía presentar su cuca X1D (enésima cámara en cuyo nombre aparece una combinación de estas letras y número), decidí que a la salida de Fotógraf@s en Zaragoza al pantano de Búbal, con comida tradicional a base de migas y ternasco en Jaca, me iba a llevar mi Hasselblad 503CX. Me llevé los tres objetivos, y los tres los usé; todos firmados por Carl Zeiss, el Distagon 50/4, el Planar 80/2,8 T y el Sonnar 150/4. Junto con mis dos tubitos de extensión por si convenía acercarse a algún motivo. Y así fue.
Primero y antes que nada, os presentaré a los presuntos implicados de esta historia. Los aficionados a la fotografía de FeZ.
Me llevé película de dos tipos... tres en realidad. Por un lado la Kodak Ektar 100, película negativa en color que ofrece un saturación aumentada de los colores y se ve más apropiada para el uso en paisajes. Dos carretes, 24 exposiciones en total, fueron los que usé en primer lugar de este tipo de película. Recientemente había escuchado a Matt Day hablar maravillas de esta película (en inglés) en las condiciones en las que íbamos. Paisajes a horas "inconvenientes", cuando el sol ya está alto sobre el horizonte, la luz es dura, y encima es verano con sus calimas que dan un tono azulado a todo por la dispersión de la luz.
Todos los revelados realizados por Carmencita Film Lab en tamaño XL, es decir unos 25 megapíxeles. Han empezado a ofrecer un revelado XXL que creo que permitirá obtener archivos de entre 40 y 50 megapíxeles a partir de los negativos de formato medio. De momento no necesito tanto.
Lo cierto es que sin que la sensación sea negativa, los resultados producidos por la Ektar me causan cierta desazón. No son del todo positivos. Probé también alguna fotografía de aproximación... para ver que tal.
Las sombras se salvan por poco. Esta película tiene una dinámica, una latitud de exposición, más limitada que otros negativos en color. He decir que en el 90% de los casos medí la luz por estimación... es decir, día soleado con una película de 100 ISO es igual a una exposición de f/16 y 1/125 s. En realidad, la mayor parte de las fotografísa están tomadas a f/8 y 1/500 s, una solución similar, con algunas a f/11 y 250 s si precisaba más profundidad de campo. No es posible usar f/5,6 o menores, puesto que la velocidad de obturación máxima del obturador central de los objetivos Carl Zeiss es de 1/500 s. Salvo en algún caso que estimé la exposición para las sombras, multiplicando por 2 o por 4 la exposición.
Cuando terminé los dos carretes Ektar, pasé a la Kodak Portra 160, una película de uso más general y que se lleva muy bien con los retratos. Pero sigamos con los paisajes y las fotografías de aproximación.
Con una dinámica más amplia y un menor contraste, me siento mucho más cómodo con esta película en estas circunstancias de toma. Supongo que en un amanecer o un atardecer, con los tonos cálidos del alba o el ocaso, y un contraste más ajustado, la Ektar 100 funcionará mejor. Pero en las horas centrales del día, definitivamente, esta Portra 160 es de elección para mi gusto.
Pero las Portra, tanto las 160 como las 400, fueron inventadas en un principio para retratos, aunque ahora se hayan convertido en su evolución en unas películas todo terreno. Hice algunos retratos. La mayoría en interior. Y ahí, estas películas son excelentes. Cuando terminé con las 24 exposición de los dos carretes de Portra 160, aún puse uno de Portra 400, que cuando hay luz suficiente disparo a un índice de exposición de 200. Y sin problemas.
Por supuesto, realizar retratos no posados sino improvisados con una Hasselblad, especialmente en interior o semiinterior, tiene su complicación. Con exposiciones de f/2,8-f/4 y 1/60 s, hay que tener mucho cuidado de conseguir enfocar con precisión. A f/2,8 la profundidad de campo es equivalente a un f/1,4 o más abierto en el formato pequeño de 24x36. Y 1/60 s es el límite para usar a mano el objetivo estándar del Hasselblad, el 80 mm (focal equivalente en 24x36, 45 mm aproximadamente). Pero en cualquier caso, es divertido.
Me despido con unas flores. Y hasta la próxima. Fue un día espléndido. Un buen principio de vacaciones.
Un objetivo razonablemente luminoso, un carrete de negativo color ISO 400, y experiencia en velocidades de obturación bajas es todo lo que hace falta.
Siempre me ha maravillado una cosa. Hoy en día, suspiramos por cámaras fotográficas digitales con capacidad de ajustar la sensibilidad del sensor a índices de exposición (IE) bien altos. Recientemente, el mundillo de los tecnófilos fotográficos saludaban la llegada al mercado de la Nikon Df, cámara digital de aspecto retro, de la que se dice que puede ser disparada a un IE de 204.800. Como alguien dijo, diríase que el principal motivo de interés de los fotógrafos modernos son los gatos negros que rondan de noche por las carboneras con las ventanas cerradas.
El caso es que si retrocedemos en el tiempo, podemos ver fotografías realizadas por fotógrafos documentalistas en condiciones de luz realmente limitadas, a mano alzada, y en épocas donde la sensibilidad de las películas rondaba los 320 — 400 ASA (ISO en la actualidad), y que en caso de necesidad se exponían a IE uno o dos pasos por encima, forzando el revelado posterior. Es decir, prolongando el tiempo de revelado.
Una de las ventajas que se han otorgado a las cámaras telemétricas sobre las cámaras réflex es su aptitud para se disparadas a velocidades de obturación inferiores a las de estas últimas. Al no disponer de un mecanismo de espejo que puede producir trepidación de la imagen, en lugar de seguir la regla de seguridad de disparar como mínimo al inverso en segundos de la distancia focal en milímetros del objetivo, se podría disparar a velocidades más lentas. Lo anterior referido al formato estándar de película perforada de 35 mm. Así por ejemplo, con una focal de 50 mm, se recomendaría no bajar de una velocidad de obturación de 1/50 segundos en una cámara réflex, pero un fotógrafo entrenado podría obtener resultados aceptables, no trepidados, con velocidades de 1/30 a 1/15 segundos. Incluso menos para los más mañosos. Con las cámara digitales esta regla no se considera válida. Los sensores digitales perdonan menos las ligeras trepidaciones de la cámara, y habría que multiplicar por dos los valores anteriores, para todos los casos. Por tres en el caso de los sensores con más resolución espacial. Pueden bajar los valores, cuando se dispone de un mecanismo de estabilización de la imagen, bien sea acoplado en el objetivo, bien en el sensor de la cámara.
Una de mis cámaras favoritas, aunque aun no hace un año que me hice con ella, es la Leica M2. Una telemétrica fabricada en el año 1961 que es sumamente agradable de utilizar, muy precisa en su enfoque por telémetro, e idónea para entrenarse en las técnicas de nuestros ancestros para hacer fotografía documental en condiciones de luz escasa. Os cuento una experiencia con fotos.
En primer lugar os presento la cámara. Como digo, según su número de serie, está fabricada en 1961, tiene más de 50 años, pero está en un estado impecable. El objetivo que lleva habitualmente es un Carl Zeiss C Biogon 35/2,8 ZM, moderno de fabricación pero con una concepción clásica, con el que me hice para acompañar por defecto el aparato. El visor de la cámara presenta marcos para encuadrar las focales de 35, 50 y 90 mm, lo cual me conviene a mi parque de objetivos compatible con esta Leica totalmente mecánica.
Vista desde arriba se observa todo lo que se necesita para hacer fotografías. En el objetivo, una rueda para seleccionar la apertura del diafragma en tercios de paso, y una rueda de enfoque con una generosa escala de profundidades de campo, muy útil para no perder el tiempo enfocando. En el cuerpo, una rueda de selección de velocidades de obturación entre 1 y 1/1000 segundo, más posición B y la velocidad de sincronización del flash de 1/50 segundo, simbolizada por un rayito rojo. No tiene fotómetro. O se usa un fotómetro externo o se estima la exposición. Más clásico, imposible.
Aunque muchos consideran el mando de rebobinado un “coñazo” por su lentitud, a mí me parece una monada. En la actualidad se puede encontrar en la Leica MP, cámara que se puede comprar nueva, y que es básicamente como la M2, pero con fotómetro y algún refinamiento cosmético más. Su visor también admite objetivos de 28 mm de longitud focal. Pero eso puede considerarse como una ventaja o un inconveniente, según gustos. Se usa básicamente igual, pero cuesta casi siete veces más de lo que me costó a mí la M2.
Levantando la tapa trasera podemos ver las entrañas de la cámara. Esta tapa permite un enhebrado de la película más cómodo que con las cámaras de montura de rosca anteriores.
Como la experiencia que narro tiene que ver con la fotografía con luz escasa, va a llevar montado un objetivo Canon S 50/1,8 de segunda generación. Objetivos para montura de rosca M39, compatibles con las Leicas de rosca, y también con las de la serie M con tal de incluir el adaptador correspondiente. Su mecanismo de enfoque se acopla con el telémetro de coincidencia, por lo que la funcionalidad de la cámara es total.
Su calidad óptica no es tan reputada como los Leitz de su época, pero no funciona nada mal. Desde luego tiene buen rendimiento a diafragmas medios de f/5,6 y f/8, pero también se puede usar a plena abertura salvo con el sol de frente. Y tiene algunas ventajas sobre los Leitz. Por ejemplo, el ajuste del diafragma no está en la parte superior del objetivo, sino a 45º en dirección a la ventana del visor. Eso hace que cuando encuadras, por la ventana del visor puedas ver qué abertura estás usando. Con muchos Leitz, eso no pasa.
Para esta prueba de fotografía con luz ambiente escasa, bien nocturna, bien en interiores, opté por cargar la Leica M2 con un carrete de Kodak Portra 400. A partir de ahí, y puesto que sistemáticamente íbamos a encontrarnos en situaciones de luz escasa, situamos los parámetros de exposición en el diafragma más abierto, f/1,8, y con la velocidad de obturación mínima de 1/30 segundo. Si se apreciaba algo más de luminosidad, a 1/60 segundo para evitar trepidaciones. Claro que una velocidad tan lenta no puede fijar el movimiento de una persona al caminar.
La película Kodak Portra 400 tiene mucha latitud de exposición. Dejando más o menos fijos los parámetros podemos asumir que en determinados momentos estamos con una exposición correcta para un IE 400, su sensibilidad nominal, pero en ocasiones sobrexpondremos y en otras subexpondremos.
En lo que se refiere a escenas nocturnas el resultado ha sido razonablemente bueno en lo que se refiere al contraste y los colores. Sin embargo, ha habido un cierto número de imágenes trepidadas. Yo no me puedo considerar un fotógrafo ducho a la hora de disparar a mano alzada con velocidades lentas. Tampoco muy torpe, pero no puedo evitar tomas movidas, salvo si tengo tiempo para preparar el disparo.
Si las fotografías anteriores corresponden a un sábado por la tarde-noche, al día siguiente domingo fuimos a las tiendas de libros y arte del entorno del patio de las Armas, coincidiendo con el mercadillo que se celebra el segundo domingo de cada mes. Aquí, asumiendo mejor iluminación la exposición fue de f/2 y 1/60 segundo. En general, también quedaron correctamente expuestas, siendo aceptables los resultados incluso cuando se detecta que el IE fue mayor que la sensibilidad nominal de 400 ISO.
Con un poquito de entrenamiento, se pueden afinar mejor la combinación de valores de diafragma y velocidad de obturación para mejor rendimiento de la película y con menor número de tomas trepidadas. En cualquier caso, queda demostrado que no hay que tener tanta ansiedad por los IE elevados, si bien es cierto que con cámaras digitales, al necesitar velocidades de obturación más rápidas, el ISO a ajustar en la cámara necesitará ser uno o dos valores más elevados. En cualquier caso, no más de 1600 o como mucho 3200 ISO. Que ya es bastante. ¿Para qué 204.800?
Comienzo ya la última entrada relacionada con el primer módulo del taller de retrato organizado por Fotógraf@s en Zaragoza. El haber optado para las prácticas con modelo bajo luz ambiental de interiores y exteriores por un conjunto de películas tradicionales en lugar de la tecnología digital al uso, me ha permitido ampliar mucho la experiencia, y enriquecerla considerablemente, como habréis podido comprobar los que habéis seguido esta serie de artículos. Quedan dos módulos más, que se celebrarán el 23 y el 24 de mayo, ya veremos qué cuento de ellos.
Tras la experiencia de usar dos tipos distintos de película negativa en blanco y negro, a altas sensibilidades en interior y a sensibilidades medias (bajas las consideran muchos hoy) en exterior. Me quedaban los carretes en color, película Kodak Portra 400 (también la hay en 160 y 800 ISO), que llevé como complemento. He de decir que, como su nombre insinúa, originalmente esta película negativa en color se concibió como especializada para retrato, mientras que la marca americana dejaba la Ektar 100 como película más adecuada para paisaje, en el marco de la fotografía profesional o para aficionado avanzado. Es cierto que la formulación de la Portra se ha ido modificando para que quede adaptada a un uso más general.
Me llevé al taller mi cámara Pentax MX con un SMC-M 50/1,7 cargada con un carrete de 36 exposiciones de Portra 400. Han salido menos. No sé muy bien por qué. Pero lo esencial está ahí. Cuando uso esta combinación, suelo ajustar el exposímetro de la cámara a un índice de exposición de 200, en lugar del 400 nominal de la película. La amplia latitud de exposición de la película lo permite sin problema, obteniéndose fotografías con grano más reducido y colores algo más saturados. Os pongo aquí algunas fotografías realizadas unos días antes del taller.
Todos los negativos en color han sido revelados y digitalizados en Carmencita Film Lab, y ya adelanto que han hecho un excelente trabajo.
No obstante, por esa amplia latitud de exposición, no dudo si llega el caso en exponer algunos fotogramas a índices de exposición más bajos, sabiendo que luego en la copia o en el escaneado es fácil recuperar unos tonos y unas texturas aceptables hasta un IE 800 (algunos dicen que más). En fin, lo que hago es olvidarme del fotómetro en interiores, abrir a f/2 y ajustar la velocidad de obturación a 1/60. Y que salga el sol por Antequera. Veamos un ejemplo.
Como la primera parte de las prácticas del taller de retrato con luz ambiente fueron interiores, utilicé esta estrategia para hacer alguna foto de Sara (Sarini Modelo Imagen), la estupenda modelo que nos ayudó en estas prácticas. Veamos algún ejemplo.
Cuando se utiliza la película con un índice de exposición más alta que su sensibilidad nominal de 400 ISO, los colores quedan menos saturados, y hay riesgo de que las sombras queden deslavazadas. Por supuesto, el grano de la película es más evidente. La fotografía anterior puede tener un índice de exposición de 1600 (no lo calculé exactamente).
Ya en exteriores, a con un índice de exposición de 200, la película brilla en toda su potencialidad, y ya depende exclusivamente de la habilidad del fotógrafo el aprovechar las circunstancias que se le ofrecen. Eso lo juzgaréis vosotros con los ejemplos que pongo.
Finalmente, tras utilizar los carretes de película negativa en blanco y negro que ya he comentado, cargué el respaldo de la Hasselblad 503CX con otro carrete de Kodak Portra 400, éste con la intención de utilizarlo a sus sensibilidad nominal de 400 ISO. El objetivo usado fue el tele corto Carl Zeiss Sonnar 150/4 C.
En dos situaciones disparé fotografías. En la primera de ellas, con Sara en situación estática, sentada en un banco. Estas no supusieron mayor problema que mis propias limitaciones en la habilidad para componer o aprovechar la buena pose. Con un negativo de aproximadamente 55 x 55 mm estamos hablando de una superficie de material sensible 3,5 veces superior a la de un negativo de 24 x 36 mm o un sensor digital del mismo tamaño. Esto tiene la gran ventaja de que recoges una cantidad de información mucho mayor, algo que se nota y se agradece, y la desventaja de que la gestión del enfoque es más delicada, por su menor profundidad de campo. Las fotografías que aquí muestro fueron expuestas con diafragmas f/8 a 1/500 segundo, y a pesar de todo se aprecia la limitada profundidad de campo. Eso sí la gradación de los colores, la suavidad de los tonos y la cremosidad del desenfoque son envidiables. No he realizado ningún tratamiento digital sobre la digitalización del negativo que he recibido de Carmencita Film Lab, salvo algún ligero recorte para eliminar algún elemento superfluo en los bordes del fotograma.
La segunda situación en la que usé este carrete fue con la modelo en movimiento, simulando el caminar por una pasarela con sus giros y esas cosas. Aquí he de decir que la Hasselblad no se adapta bien a este tipo de fotografía. Hay que estar muy experimentado en su uso y tener mucha capacidad de anticipación, así que el número de éxitos ha sido pequeño. Y las que han quedado bien tienen un aspecto más estático que otra cosa.
Considerando el conjunto de la experiencia, de las cuatro entradas que he realizado, he extraído mis propias conclusiones:
Evidentemente, como fotógrafo de retrato, aun habiendo consiguiendo algunas fotografías que me gustan, tengo mucho campo para la mejora. Es una disciplina en la que es especialmente importante la atención al detalle. Además de tener un sentido de la estética y la composición, también hay que tener un técnica bien asentada.
Nunca había sido muy aficionado al forzado de la película negativa en blanco y negro, por el miedo que nos metieron haya a principios de los 90 en la Spectrum a perder la textura en las sombras. Pero me gustan las posibilidades de la Tri-X para usarla con índices de exposición altos. El revelado con HC-110 fue fácil y conservó el detalle en el negativo sin que el grano se hiciese demasiado escandoloso. A utilizar con más frecuencia.
Encantado con la Fujifilm Neopan 100 Acros. Cantidad de detalle, grano muy fino, una gama de grises de aspecto infinito. Tendré que acostumbrarme a tener en casa de todas formas un revelador de grano fino, menos enérgico que los reveladores todo terreno que suelo utilizar. El Ultrafin Plus se acabará cuando termine el envase actual, así que tendré que plantearme otras alternativas.
La película Kodak Portra 400 es y seguirá siendo durante mucho tiempo mi película en color preferida. Me gusta mucho su escala tonal y sus colores. Especialmente con la agradable luz con la que estuvimos trabajando buena parte de la mañana del día del taller. Y el resultado me resulta más agradable que la intensa nitidez que te puede dar un buen sensor digital. No ha de extrañar que en el procesado de los archivos digitales use preajustes (presets) que intente reproducir el aspecto de la película tradicional para dar un poco de organicidad a la imagen. En estos momento me siento atraído a utilizar más mis cámaras para película tradicional.
Espero que esta serie de artículos os haya gustado. Volverán después del 24 de mayo.
Pero me preguntaba en qué medida el objetivo de la pequeña PERKEO II, un COLOR-SKOPAR 80/3,5 con una fórmula similar a los afamados TESSAR de CARL ZEISS tendría realmente buen rendimiento con negativos en color. Los años en que se fabricó la cámara fueron una época en la que a nivel aficionado o doméstico dominaba el negativo en blanco y negro, y el revelado en color resultaba caro. Por lo tanto, los fabricantes no necesariamente se esforzaban en las cámaras de su segmento más doméstico en calzarles objetivos especialmente competentes en este campo. Bien es cierto que en este caso el nombre del objetivo proclamaba su competencia.
Por lo tanto, hace unos días cogí unos carretes de formato 120 y me fui con ella a dar un paseo por los alrededores del camino de MIRAFLORES en ZARAGOZA, aprovechando una tarde en la que por primera vez en el otoño había una luz que no tenía la agresividad de los días de verano.
Es una zona suburbana, propicia a practicar el paisaje alterado por el ser humano, y además próxima a una vía férrea, por lo que eventualmente se puede jugar con los elementos ferroviarios e incluso con el paso de algún convoy. Bien entendido que la PERKEO II no está pensada para la fotografía de acción precisamente.
Mi técnica habitual con los negativos KODAK PORTRA 400 es, siempre que las condiciones de luz lo permiten, exponerlos a un índice de exposición de 200, con el fin de conseguir unos tonos ligeramente más saturados, con un grano más fino. El revelado lo confié como vengo haciendo últimamente a CARMENCITA FILM LAB, pidiéndoles un digitalizado de los negativos a una resolución muy moderada. En torno a los 9 megapíxeles. No necesitaba más para los propósitos de probar el rendimiento de la cámara.
Las fotografías están expuestas en esta entrada tal como me llegaron del laboratorio, sin ninguna modificación de contraste, tono o luminosidad. Sólo una de ellas ha sido enderezada por tener el horizonte demasiado inclinado. El resultado ha sido unos negativos con un contraste suave, adecuado a las condiciones de luz, ligeramente cálidos, pero que también restituyen bastante bien el ambiente de la tarde en que se tomaron y perfectamente utilizables. Muy agradable.
Incluso me permití el lujo de pillar un tren al vuelo. Desde luego que la cámara se puede utilizar y la utilizaré con negativos en color. Todo el cuestión de buscar la situación y el momento adecuado.