Si echáis un vistazo hacia atrás en este blog, veréis que esta ha sido una semana muy activa y productiva, y para bien. Pero llega el domingo, y hay que ver lo que la red de redes tiene que ofrecernos tanto en noticias sobre el mundo de la fotografía como en descubrimiento de nuevas fotografías y nuevos fotógrafos. Empezaremos dejando aquí el enlace al tablero en Pinterest de la semana, donde encontraréis un colección de fotografías que me han interesado.
Respecto a las fotografías de la semana, seguiremos con una tanda derivada en cierta medida de la de ayer. Si ayer os mostraba las fotografías en blanco y negro que hice en Islandia con la pequeña Olympus mju-II y película Kodak Tri-X 400 Pro, las fotografías de hoy corresponden a los últimos fotogramas del cuarto y último de los carretes que ultimé ya de regreso en Zaragoza, así como a un carrete de Ilford FP4 Plus que llevaba desde hacía unas semanas en la Minox 35 GT-E. Esta también es una cámara pequeña, muy compacta, con una óptica fija de 35 mm 1:2,8, pero que tiene una filosofía de utilización distinta de la mju-II. Veo que no os he hablado de ella en estas páginas... así que tendré que hacer un artículo al respecto. Que las Minox fueron cámaras importantes para mí durante años.
Si generalmente comienzo mi recorrido con algún fotógrafo que considero clásico, en esta ocasión quiero hacer una reflexión sobre un concepto, qué es o consideramos una fotografía o imagen icónica.
Estas últimas semanas han sido turbulentas en las noticias y en el mundo. En el mundo, turbulencias las hay constantemente. Que se abran paso hasta los titulares de las noticias, menos. Así que diremos que han sido semanas turbulentas en el mundo occidental,... ya que parece que las tribulaciones del resto del mundo importan menos, o son de segunda categoría. No. No todos los muertos son iguales, al igual que los vivos tampoco son todos iguales.
Como consecuencia de los excesos policiales en Estados Unidos contra los ciudadanos afroamericanos, hubo en este país una serie de manifestaciones que han dado lugar a todo tipo de imaginería y literatura,... y desgraciadamente a más muertes, ya que alguna acabó con más muertes, esta vez en el lado de la policía. En el tumblelog de SuperMassiveBlackHole vi una imagen que de repente empezó a recibir el calificativo de "icónica" en muchos medios. En ella vemos a una mujer, una manifestante afroamericana, de aspecto digno y elegante, vestida con un simple y vaporoso vestido de verano, sin armas de ningún tipo, que se mantiene de pie y firme ante un grupo de policía fuertemente equipados con material antidisturbios que acuden a retirarla de la calzada. Detrás, hay una línea con más policías fuertemente equipados. Es una fotografía potente, en la que apreciamos la desproporción de medios para el fin pretendido, así como la diferencia de actitudes ante la situación. Una buena fotografía periodística, sin duda. Pero ¿icónica?
De entrada, nos resulta familiar, en American Suburb X (ASX) publican un artículo sobre la misma en la que inmediatamente hacen referencia a la fotografía de Marc Riboud de 1967 en la que una joven de 17 años armada con una flor, se opone a una línea de soldados de la Guardia Nacional de los EE. UU. armados con fusiles y bayonetas, que han acudido a reprimir una manifestación contra la guerra del Vietnam. La fotografía del francés realmente se ha vuelto una fotografía icónica. Pero han pasado décadas, ha permanecido en la memoria de la comunidad, incluso con la perspectiva y los cambios en los valores de la sociedad que han acontecido desde entonces. ¿Podemos asegurar que la oportuna y actual fotografía de Jonathan Bachman será dentro de 4 o 5 décadas recordada y considerada como icónica? Más en un momento en el que el número de fotografías que se generan cotidianamente es inmenso.
Da la impresión de que se banalizan los conceptos. En este caso el concepto de "icónico". Sucede lo mismo con otros conceptos. Hace unos años estaba con dos amigas en el cine, esperando a que empezase la proyección de una película de ciencia ficción. Y escuchamos la conversación que llevaban dos chavales jóvenes acompañados de una chica de su edad a la que intentaban encandilar con sus conocimientos "cinéfilos"... la chica era muy mona, ciertamente, no era de extrañar el pavoneo de los dos maromillos. De repente, uno de ellos le dijo a la chica que esa película que íbamos a ver era "más de culto" que otra que había visto recientemente. ¿Una película es "más de culto" cuando estás en el día de su estreno y todavía no sabes cómo va a resultar, ni cómo va a ser acogida, ni su recorrido con los años? ¿Qué entendería aquel chaval por "película de culto"? Como anécdota... no puedo recordar ni aunque me maten del nombre de la película. Todo ese impacto nos dejó. Dejando aparte el comentario de mi amiga Maite que soltó un "este chico es tonto, y si encandila a la chica con sus chorradas, es que es más tonta todavía". Vamos a dejarlo en que eran jóvenes y carentes de referentes culturales. No seamos bordes, Maite. Pero refleja lo que quería decir sobre las desviaciones de estos conceptos de "fotografía icónica", "obra de referencia", "película de culto"... u otros que se deberían aplicar siempre con un sentido de impacto histórico de una obra de arte.
Tras este comentario que me apetecía hacer, voy un poco rápido con las recomendaciones:
En L'Oeil de la Photographie, que están a punto de entrar en modo verano, dedicaron un día a las fotografías de Pierre Jamet en el entorno de las actividades del Frente Popular frances en 1936, especialmente documentando los campamentos de jóvenes, con imágenes muy refrescantes, que reflejan alegría de vivir, y un desparpajo y libertad que se vería interrumpida por las guerras por venir.
Ya hace unos años que me gusta bastante el sudafricano Pieter Hugo, especialmente después de visitar hace cuatro años una exposición suya en el Museo de l'Elysée en Lausana. Muy comprometido con la turbulenta realidad de su país, pero sin abandonar su personal forma de hacer fotografía, en Art Ruby, blog dedicado al arte contemporáneo, nos invitan a ver sus obras más recientes, que tienen que ver con el mundo de los adolescentes. Que pena que su página web sea tan austera.
Mi visita reciente a Islandia me ha despertado el interés por los paisajes. Más de la habitual. Y esto me ha hecho fijarme en algunos artículos que de otro modo igual me hubieran pasado más desapercibidos. En Proof de National Geographic, encontramos el trabajo de Magda Biernat, que pone en paralelo fotografías en color de icebergs procedentes de los deshielos de los glaciares árticos o antárticos, con fotografías en blanco y negro de asentamientos humanos en esas latitudes, mostrando la fragilidad de los ecosistemas y de las relaciones del ser humano con la naturaleza, amenazadas por el cambio climático.
La visita a las playas islandesas también me dio para reflexionar sobre la estética del mar y de las olas, el movimiento en especial, tanto si lo queremos fijar, como si lo difuminamos. Y casualmente, en Feature Shoot nos han mostrado en esta semana el trabajo del australiano Warren Keelan. Bellas imágenes, muy dinámicas, en las que se diría que las olas son el resultado de cepillar con cuidado la superficie marina. Muy bellos paisajes marinos.
Hace unas semanas se celebró el día mundial de la fotografía estenopeica. Yo estuve liado aquel día y no pude salir a celebrarlo como hubiese sido oportuno. Pero tengo pendientes de enseñaros algunas estenopeicas recientes, y de salir a fotografiar con un aparato nuevo. Pero de momento, me apetece con un artículo de Film Shooters Collective, en los que vemos las cámaras estenopeicas de algunos fotógrafos y sus obras. Las flores de Chris Faust me han encantado.
Finalmente, en Japan Camera Hunter me ha gustado el articulo dedicado a Cahute, un laboratorio de Helsinki especializado en realizar retratos con cámara de gran formato, en papel directo positivo, son únicos, procesado con Caffenol, revelador artesanal que se elabora uno en su casa a partir del café. Estupendo resultados, con obras únicas, realmente.
El fenómeno comercial de la "lomografía" ha hecho confusas algunas cosas. Esta gente de Viena que se hicieron con los derechos de ciertas marcas de la antigua Unión Soviética se han "apropiado" de todo aquello en fotografía que "huela" a "baja calidad", para convertirlo en un fenómeno "hipster" y "postmoderno". Y muy rentable para ellos, que venden artículos de escasa calidad a precios claramente excesivos. Pero lo cierto es que antes de que ellos pusieran de moda la fotografía "lo-fi", de "low fidelity"... es decir de baja calidad, hubo un sin fin de productos fotográficos, en general cámaras hechas de plástico y sin mucho cuidado para venderlos por cuatro pesetas, en todas partes. Ya os conté en su momento mis andanzas con la cámara de Indiana Jones.
Recuerdo que cuando viajamos a Estambul, conocimos a un tipo con el que tomamos algún chisme que cuando viajaba no cargaba con equipo fotográfico. Era 1992 y no existía lo digital, ni los teléfonos móviles realmente móviles. En aquel momento, en cualquier destino turístico podías comprar una cámara de plástico por unos pocos dólares y carretes fotográficos en abundancia. Aquel tipo se compraba una de estas cámaras, hacía sus fotos y la tiraba a la basura cuando terminaba el viaje. No acarreaba más material fotográfico en su equipaje que los carretes realizados en el viaje de vuelta. Por aquel entonces salieron al mercado las cámaras de un solo uso, que no eran más que el reconocimiento a esta forma de andar por el mundo.
En todo este maremagnum, conocíamos la existencia de las Holga y otras marcas de cámaras chinas que tenían la peculiaridad de utilizar película de medio formato. Estas tenían sus ventajas y sus inconvenientes. La ventaja es que para un tamaño de copia requerido era necesario ampliar menos el negativo. Y también se ampliaban menos los defectos. Como consecuencia, fotografías que exhibían numerosos defectos, pero que tenían más calidad que los aparatos malos de 35 mm. El inconveniente es que la película de medio formato salía más cara. Menos exposiciones por carrete y más caro el revelado y las copias.
Luego estaba el característico aspecto de las fotografías tomadas con una Holga tradicional de medio formato y negativo de 6 x 6. Fuerte viñeteo, zona central razonablemente nítida pero imagen muy degradada en los bordes, y si tenías suerte (buena o mala dependía del sentido "artístico" de cada cual), alguna invasión de luz en la cámara oscura del aparato con "efectos especiales" impresvisibles. El caso es que algunos fotógrafos serios empezaron a interesarse por aquellos aparatos, a usarlos y a sacarles partido. Ahí tienes a David Burnett realizando una parte de su trabajo periodístico con una Holga 120N. O a Susan Burnstine, más dedicada a la fotografía como una de las bellas artes, que empezó jugando con Dianas y Holgas, y ha acabado construyéndose sus propias cámaras de plástico para película tradicional. Pero nada de esto tiene que ver con el estilo de fotografía que proclaman los "lomógrafos". Burnett puede permitirse el lujo de fotografiar al vicepresidente de los EE.UU. y candidato presidencial con una Holga. Pero desde luego su estilo de fotografiar no es "a la mecagüendiez", como proponen los vivales austriacos.
En el mes de noviembre, a pesar de la teórica bonanza de las cámaras de este tipo y del repunte en el uso de película fotográfica, la empresa fabricante de las Holga anunció que cesaba sus operaciones. Cielos... las Holga camino de convertirse en un clásico y yo sin ninguna en mi colección. Porque además una cosa distinguía las Holga de casi todas las cámaras impulsadas por los "lomográficos"... su precio es mucho más ajustado a la realidad de lo que ofrecen. Pero ahora seguro que suben los precios. De hecho, creo que ya están subiendo. Me metí en internet, busqué y encargué dos. Ya ha llegado una. Os hablaré de ella.
Se trata de la Holga 120WPC. Destripemos el nombre. Holga, la marca. 120, el tipo de película sensible que usa. WPC = Wide Pinhole Camera; Cámara super gran angular estenopeica. Sí. Una estenopeica. Yo esperaba que hubiese llegado antes del taller que os contaba hace pocos días. Pero llegó más tarde. Mala suerte. En el taller aprendimos que una de las buenas cosas de la fotografía estenopeica es que te puedes hacer tu propia cámara con materiales desechables. Pero no desechemos la posibilidad de utilizar este aparato. Os lo describo con fotos.
El día que llegó la cámara no necesité recogerla en la oficina de correos como de costumbre. Estuve enfermo unos días y me pilló el cartero en casa. Le alegró verme. Y me dio el pésame por el fallecimiento de mi padre,... hace más de un año,... Mi padre le cogía mis paquetes cuando yo no estaba en casa. Éramos vecinos, mi padre y yo, y el cartero lo sabía. Le tenía cariño a mi padre. Bueno... son las cosas de ser del barrio de toda la vida. Las buenas cosas.
Después de comer, como no tenía fiebre y me sentía animado, decidí probar la cámara sin salir de casa. Puse la máscara para 6 x 9 cm. Los negativos obtenidos realmente tienen 54 x 92 mm, lo que hace que su aspecto se parezca más al 16:9 de las televisiones que al 3:2 que sugiere lo de 6 x 9. Como me equivoqué al colocar el contador de exposiciones, no pude hacer las 8 exposiciones previstas, me tuve que contentar con seis.
Algunas de ellas, el "paisaje" desde mi balcón o de mi balcón.
Características típicas de la fotografía estenopeica. Profundidad de campo infinita y una nitidez que depende del tamaño relativo del estenopo. Con f/135, no se puede esperar un nitidez súper. Pensemos que alguna de mis cámaras caseras del taller tenían un f/500. Para un diámetro absoluto parecido. ¿Por qué? Porque aquellas tenían una distancia focal de entre 80 y 100 mm. El doble o más que los 40 mm de esta cámara.
También hice algunos bodegones... Uno de ellos, sin querer, por error también, con una doble exposición. Hay que acordarse de avanzar la película, si no superpones unas imágenes unas sobre otras.
Para un negativo de 54 x 92 mm, tenemos un ángulo de visión de unos 97 º, equivalente a una focal de unos 16 mm en el formato tradicional de 24 x 36 mm. Lo que nos produce dos efectos. El primero es un viñeteado muy pronunciado en los bordes, de causas diversas. Por ejemplo, aplicando la ley del coseno elevado a la cuarta potencia que predice la caída de iluminación en los laterales del campo. También porque si el estenopo es un f/135 para esos 40 mm de distancia al centro del negativo, en los extremos más distantes, con una distancia de 67 mm, sería un f/223. En el caso de haber usado la máscara de 6 x 12, con una distancia a los extremos más distantes de 77 mm sería un f/257. Son casi dos pasos de luz menos que al centro. Se nota también en que al contrario de lo que estamos acostumbrados, los bordes están más nítidos que el centro.
En interiores, con poca luz y con diafragmas tan reducidos, usando película negativa en blanco y negro, en este caso Kodak Tri-X 400, se plantea otro problema; el fallo de la ley de reprocidad. Si el fotómetro de mano que utilicé para medir la luz me daba que para f/32 y un IE 400 tenía que dar una exposición de 2 segundos, para f/133, que es aproximadamente 4 pasos más, no corresponde 16 segundos... sino... 2 minutos y me quedé ligeramente corto... Cuestión de paciencia, la fotografía estenopeica.
En cualquier caso, como averiguamos en el taller de fotografía estenopeica, este tipo de fotografía sirve para aprender o afianzar los concepto fotográficos básicos a base de bien. Una hora de uso es como un curso intensivo y avanzado de fotografía básica. No sé... el caso es que cuando terminé de hacer las fotografías... me subió de nuevo la fiebre. Dejé los tarros como estaban... y hasta el día siguiente no revelé el carrete con las fotografías que veis aquí.
Bueno... esto de la fotografía estenopeica, continuará. Y ahora,... a ver si llega la segunda Holga.
Esta entrada es una adaptación personal de un artículo que escribí para el blog de Fotógraf@s en Zaragoza. Ambos tienen muchas cosas en común, pero también tienen diferencias. Principalmente porque las fotografías de esta versión son exclusivamente mías, mientras que en la anteriormente enlazada había fotografías y referencias a las de todos los participantes en el taller. Ya digo, esta es más personas.
Aquí os cuento como transcurrió el taller que Fotógraf@s en Zaragoza (Flickr; Facebook) organizó el pasado 16 de enero de 2016, en el que un grupo de afortunados afrontamos la aventura de practicar la fotografía en su estados más primitivo y puro; la fotografía estenopeica.
Pero antes de pasar a contaros el taller, vamos a explicar un poquito lo que es la fotografía estenopeica. Una cámara estenopeica es una cámara fotográfica que como cualquier otra es una cámara oscura en una de cuyas paredes interiores situamos una superficie sensible a la luz capaz de registrar una fotografía, mientras que en otra de ellas, en lugar de un objetivo, un sistema de lentes que deja pasar la luz y la dirige a la superficie sensible, lo que tenemos es un orificio muy pequeñito, muy fino. Este orificio sumamente estrecho, el estenopo, permite que la escena que se sitúa ante la cámara aparezca enfocada en toda su profundidad cuando se revela a partir de la superficie sensible.
El principal inconveniente que tiene este sistema es que la nitidez de la imagen no va a ser nunca tan elevada como los modernos sistemas ópticos que calzan las cámaras fotográficas desde hace décadas. Pero ya lo dijo Cartier-Bresson, la nitidez es un concepto burgués. Abajo la burguesía, viva la revolución... fotográfica. Por contra, la fotografía estenopeica tiene dos grandísimas ventajas. La primera es que cualquiera puede construirse su propia cámara por muy poco dinero, con objetos reciclados que normalmente irían a la basura. Veamos unos ejemplos.
Sip. Una caja de cartón y un par de latas de distintas formas, en cuyo interior hay una pieza rectangular de papel fotográfico tradicional, sellada contra las fugas de luz con cinta aislante negra, y con un obturador hecho también de cinta aislante colocada sobre el pequeño estenopo por el que pasará la luz en el momento de hacer la fotografía.
La segunda gran ventaja es que las fotografías que conseguimos son una mezcla de conceptos científicos, de sensibilidad artística y de azar, que no pocas veces escuchamos durante el taller denominar como "magia". Aunque hay mucha y buena ciencia detrás de estas fotografías. El arte es algo que tiene que salir de la imaginación y el ingenio de cada uno. El azar... es cuestión de suerte. Conviene poner nombre a las cámaras, sentirlas como algo vivo con quien mantenemos una relación; la "Naranjita", la "Chocolatera" o la "Canela". Es algo que pronto aprendimos de Beatriz Aisa, a quien tuvimos la suerte de conocer hace unos meses en una estupenda mesa redonda en la que tuve el privilegio de participar, y que tiene buena parte de "la culpa" de que el taller fuera un éxito, donde aprendimos y nos divertimos a partes iguales y en proporciones considerables.
Comenzó la mañana fría. Desplazarse hasta el Centro Joaquín Roncal en el que se celebró el taller a 3 ºC, pero con una sensación térmica de -3 ºC por culpa del cierzo, tan fiel a su cita de mediados y finales de enero en Zaragoza. Pero el buen ambiente humano y las colosales galletas de Caramina nos hicieron entrar en calor en un abrir y cerrar de ojos.
La mayor parte de la mañana, hasta el mediodía pasado, la dedicamos a construir nuestras cámaras. Todos habíamos llevado al menos una caja o un bote de cartón u hojalata a partir de los cuales improvisaríamos nuestros personales aparatos fotográficos, cada uno según sus preferencias.
Preparar el orificio donde colocaríamos la plaquita de aluminio con el estenopo, pintar el interior de la cámara con pintura negra mate para evitar las luces parásitas, lijar las plaquitas de aluminio para hacer más sencillo agujerear el estenopo, disponer el lugar donde colocaríamos el papel sensible a la luz sobre el que realizaríamos la fotografía,... De paso aprender cómo calcular la distancia focal de nuestro sistema, la apertura f/ equivalente de nuestro estenopo, la tiempo de obturación necesario para hacer la fotografía,... conceptos claves que muchas veces dados por hechos... porque vienen en las especificaciones técnicas de nuestras cámaras. En este caso teníamos que aprender a calcular las especificaciones de nuestras cámaras. Más adelante, cada uno habrá de aprender a diseñar su cámara para unas especificaciones dadas. En esta mañana nos iniciamos, pero queda mucho margen al aprendizaje.
Finalmente, con las cámaras preparadas, sólo quedaba una última operación antes de salir a fotografiar. Cargar las cámaras con papel sensible en el cuarto oscuro. Vamos,... en un baño sin ventanas. Y el papel es ortocromático, no es sensible a la luz roja, por lo que no es necesaria la oscuridad total. Una luz roja ilumina las operaciones y nos permite hacer alguna fotografía a pesar de la precariedad luminosa.
Una vez cargadas las flamantes estenopeicas, teníamos hasta las cinco de la tarde para hacer nuestras fotografías y comer. Para evitar tiempos de exposición muy largos, la mayor parte de ellas se hicieron a pleno sol, con tiempos de exposición entre los 20 y los 32 segundos. Pero algunas a la sombra precisaron tiempos de hasta cuatro minutos y aun quedaron oscuras.
Pero os dejo algunos momentos de ese divertido mediodía.
La última de las imágenes representa mi último intento. La cámara es la caja naranja. Debajo hay otra cámara en forma de tambor de Beatriz, que nos sirve de apoyo y para elevar el punto de vista, y sobre la "Naranjita" una cámara compacta que hace peso para evitar que una posible ráfaga de viento desplace la "Naranjita" durante la toma. Calculamos una tiempo de exposición entre 2 y 4 minutos, pero, como veréis más adelante, aun fue escaso.
Tras la comida, de vuelta a la tarea. Al cuarto oscuro para revelar las fotografías. Lo paradójico es que el cuarto oscuro lo montamos en el cuarto de ordenadores para edición ¡¡¡digital!!! del Centro Joaquín Roncal. A partir de ahí, la emoción de ver aparecer las imágenes en la bandeja de revelado, calcular a "ojímetro" el momento en que la densidad de los negros y las luces es la adecuada, y al baño de paro y luego al fijador. Todo un arte que hay que practicar con frecuencia para controlarlo.
Luego se lavan las copias, que quedan como negativos, Las fotografías finales aparecerán más adelante, cuando cada cual haya escaneado sus negativos y los haya invertido en el ordenador.
En estas dos últimas fotografías, que son la misma, se ve cómo a partir del negativo en papel que obtenemos, podemos obtener un positivo al digitalizarlo de algún modo. En este caso, simplemente fotografiando con una cámara digital, y posteriormente invirtiendo el resultado, tanto en los tonos, como volteando horizontalmente la fotografía. Al final del taller Beatriz intento obtener un positivo por contacto. Pero las posibilidades de regular adecuadamente la intensidad de la luz y el tiempo de exposición eran malas, y nos quedamos con la idea general de la técnica, sin conseguir una buena copia.
Y una vez narrada la historia del taller, que espero que os haya resultado interesante y os animéis a disfrutar de la experiencia cuando surja, sólo queda disfrutar de los resultados, En nuestro caso, como el original era un negativo, hemos digitalizado de alguna forma la imagen. En mi caso, sobre un escaner plano de sobremesa que hace un trabajo digno desde hace años.
De las tres cámaras que hice, la primera. la "Chocolatera", con una toma de una de las puertas del Pilar, no salió. Supongo que el estenopo se obturaría con el pegamento con el que adherimos la lámina de aluminio que lo contiene, impidiendo el paso de la luz.
Las otras dos sí que salieron.
En esta primera, mi la idea era retratara una de las majas goyescas del monumento a Francisco de Goya en la plaza del Pilar de Zaragoza. Al principio tenía algo de miedo a que dado que sólo estábamos a unos dos metros y medio o tres metros de la figura, pudiera quedar cortada la cabeza. Pero lo cierto es que la longitud focal efectiva de la cámara era menor de lo calculado, el ángulo de toma mayor, y aunque acerté a la hora de centrar verticalmente la figura, quedó amplitud de sobras. La imagen me parece agradable.
La segunda fotografía, con la "Naranjita", arriesgué un poco más ya que situé la cámara a unos dos metros de la escultura del muchacho observando la desaparecido Torre Nueva en la plaza de San Felipe. Antes habéis podido ver la fotografía con el dispositivo montado. También tuve cuidado de que no quedase la cabeza cortada, e intenté ajustar la altura de la cámara con cuidado. Me fue por los pelos, pero quedó bien encuadrado. En lo que llevábamos de mañana, habíamos estado fotografiando con sol, nos habíamos estado manejando con exposiciones de uno 30 segundos. Aquí estábamos a la sombra, lo cual implica al menos tres pasos de exposición de diferencia. Eso nos situaba en 4 minutos de exposición. Aun nos quedamos cortos a pesar de que nos cercioramos de la exposición con un fotómetro de mano. Supongo que, o bien el papel fotográfico tiene un fallo de la reciprocidad que hay que compensar, o mi estenopo era más fino de lo que calculé. Aun así, tras escanear la imagen quedó razable. Eso sí, con alguna luz parásita... cuyo origen no he podido desvelar.
Bueno... espero que os haya parecido interesante. A mi me lo resultó y mucho. Y ahora estoy pensando en cómo diseñar una cámara estenopeica que me satisfaga. Quiero una cámara que me permite colocar papel fotográfico de 20 x 25 cm totalmente plano, no quiero efectos panorámicos ni la curvatura de la proyección cilíndrica, con una visión gran angular, y un estenopo que me de una apertura relativa de aproximadamente f/250... Luego, lo usaría con papel fotográfico del tamaño mencionado que invertiría en el escáner, o buscaría el papel positivo directo de Ilford Harman para copias directas en papel baritado de buena calidad.
Hasta la próxima. Os dejo con una simpática foto de grupo mientras lavábamos las copias negativas obtenidas de las cámaras.
Como el domingo pasado estaba de viaje, nos saltamos esta sección semanal que hoy comprenderá un intervalo de dos semanas. Por lo tanto habrá abundancia de recomendaciones, que intentaré ordenar de una forma coherente.
En primer lugar un aniversario. Hace 20 años se produjo un hecho atroz, las inusitadas matanzas de carácter étnico en Ruanda, un auténtico genocidio a base de machetes que produjo masacres de violencia casi inimaginable a finales del siglo XX. Inimaginables sino fuera porque se producen hechos igualmente horribles con más frecuencia de la que nos gusta admitir. Se han visto muchas imágenes de aquellos hechos y de sus secuelas, en los que murieron casi un millón de personas en tres meses. Aquí lo recordaré con la visión de ALEXIS CORDESSE sobre la tragedia ruandesa, en la que nos ofrece retratos de personas que participaron de forma activa en la masacre, así como paisajes de aspecto idílico en los que sucedieron estas masacres. Vía L'OEIL DE LA PHOTOGRAPHIE.
Es bueno recordar fotógrafos que han llegado a ser verdaderos clásicos de la fotografía. Uno, español, del que nos acordamos poco, es el catalán EUGENI FORCANO, un autodidacta premio nacional de fotografía en 2012, con poderosas fotografías, siempre dirigidas hacia las personas. Vía PHOTOGRAPHS ON THE BRAIN.
Otro clásico de la fotografía documental norteamericana es GARRY WINOGRAND, que en la actualidad expone una retrospectiva en su país natal. Algunas de sus fotografías son casi icónicas. También es un fotógrafo a revisar con frecuencia por aquellos aficionados a lo que los modernos llaman street photography. Lo que yo decía, fotografía documental. Vía PROOF de NATIONAL GEOGRAPHIC.
Desde luego, pocos pueden negar la importancia de NAN GOLDIN en el panorama de la fotografía contemporánea. La mencioné hace pocos días como participante de la exposición colectiva que pudimos contemplar en Florencia, , hace unos días. Con sus fotografías niños llenos de alegría y sensación de libertad. Fotografáis que se pueden encontrar en su nuevo libro EDEN AND AFTER que ya se puede encontrar en las librerías. Yo ya lo he visto por ahí. Pensando en incluirlo en mi biblioteca. Vía LIGHTBOX de TIME.
Parece que esta de moda la fotografía estenopeica. Hoy día 27 de abril se celebra en todo el mundo un día dedicado a esta modalidad fotográfica. He podido encontrar en estos días un par de artículo en THE PHOBLOGRAPHER sobre la obra de dos fotógrafos que usan esta técnica. En el primero de ellos, encontramos las fotografías en blanco y negro de ALAN THOBURN, paisajes marinos llenos de ensoñamiento y melancolía. En el segundo de ellos, también dedicado al paisaje pero entornos muy variados, mar, montaña, ciudad,... BENJAMIN POSTLEWAIT utiliza unos sutiles y matizados colores para ofrecernos también unos paisajes desprovistos de la agresividad frecuente en los saturados paisajes que solemos ver obtenidos con técnicas más convencionales.
Estos sutiles colores me llevan a una recomendación reciente que apareció en excelente blog dedicado a la fotografía en película tradicional, SALES DE PLATA, y se trata del libro SIGHTWALK de GUEORGUI PINKHASSOV. Un libro que también tiene una pinta excelente y que no me importaría tampoco añadir a mi biblioteca.
Y si estamos con un fotógrafo que documentó las calles de la antigua Unión Soviética, porque no dedicar un espacio de tiempo a las idílicas fotografías que los jerarcas de la antigua RDA (Alemania oriental) encargaban a los fotógrafos MARTIN SCHMIDT y KURT SCHWARZER, para documentar el paraíso comunista en el que según ellos se había convertido el país. Dos cosas. Las fotografías son buenas, realmente buenas, en el entorno de la época en la que se tomaron. Las fotografías son mentira, son publicidad institucional, o sea que son mentira. Pero sabido todo ello, merecen la pena verse. Vía L'OEIL DE LA PHOTOGRAPHIE.
El desnudo es una especialidad tan apasionante como compleja y difícil. Es difícil hacer algo novedoso, es complejo conseguir las sencillas imágenes que desprovean al cuerpo humano de lo superficial y nos transmitan sensaciones auténticas. En estas dos semanas he encontra en L'OEIL DE LA PHOTOGRAPHIE un par de porfolios que me han parecido interesantes. El primero de los porfolios es de la fotógrafa MARIE-CLAIRE MONTANARI, con fotografías en blanco y negro de encuadres muy cuidados, y estilos ya clásicos, en las que nunca vemos el rostro de las modelos. Fotografías de encargo en muchas ocasiones de mujeres que quieren reafirmarse a si mismas o que quieren guardar recuerdo de lo que un día fueron. El segundo pertenece a un lector que mandó su porfolio a la redacción para su valoración. Un trabajo muy personal, con técnicas tradicionales de película, fotografías instantáneas, en blanco y negro y color, el de JEAN-PIERRE DOMINGUE, que también merece la pena un vistazo.
Introduzcámonos un poco en la fotografía más actual. Como la fotografía conceptual de KENNETH JOSEPHSON, que ha reflexionado mucho sobre las cualidades físicas de la fotografía, incluyendo muchas veces en sus encuadres copias fotográficas que complementan la escena tomada. Vía CADA DÍA UN FOTÓGRAFO/FOTÓGRAFOS EN LA RED.
El fotógrafo italiano GIOVANNI COCCO nos propone introducirnos en el circense mundo de la representación burlesca, a través de un color saturado y contrastado. Os dejo un vídeo. Vía ART PHOTO COLLECTOR.
Un paisaje también muy matizado y de colores suaves, poco contrastados, nebLinosos es el de SARKER PROTICK en sus viajes por el siempre conflictivo Bangladesh. Vía PROOF de NATIONAL GEOGRAPHIC.
Dicen que cuando hay un exceso de información, termina por no haber información alguna. Y en SALES DE PLATA nos hablan de esto cuando nos cuentan cómo HIROSHI SUGIMOTO decidió fotografiar las salas de cine con su cámara de gran formato en larga exposición desde que comenzaba la película hasta que aparecía el FIN en la pantalla. El resultado, salas suave y débilmente iluminadas, con una pantalla inmaculadamente blanca por el acúmulo de imágenes que se habían sucedido sobre ella durante la proyección. Un interesante proyecto que conocí hace tiempo, pero cuyo autor había olvidado.
En Japón se están poniendo de moda los robots de aspecto humano, aunque sus capacidades y utilidad sean escasas de momento. La fotógrafa LUISA WHITTON los fotografía en su integridad o en partes, ofreciéndonos una curiosas sensación de extraña humanidad en estas máquinas que intenta replicar al ser humano. Aunque estén lejísimos de conseguirlo, no importa la apariencia que muestren. Vía FEATURE SHOOT.
Finalmente, los archivos de tipo GIF, pensados para ofrecer imágenes en movimiento en la web, llenaron las páginas de los años noventa en internet de un gusto hortera y arruinaron la usabilidad de muchas de estas páginas. Pero hoy en día es un formato que está siendo usado por muchos fotógrafos y artistas visuales para impulsar su creatividad y dar un nuevo impulso a su obra. Creo que os podríais pasar por la SAATCHI GALLERY para conocer algunas interesantes propuestas.