Durante mi escapada a Berlín y otras ciudades alemanas del pasado mes de agosto, me desplacé con dos amigas a Braunschweig donde, además de encontrar tiempo para visitar la ciudad durante una tarde muy agradable, estuvimos ayudando con unas cuestiones a una joven pareja que se ha trasladado a la ciudad alemana para trabajar e intentar salir adelante con más dignidad hacia su cualificación académica y profesional que en su país. Él, el sobrino de una de mis amigas. Ella, su pareja. Y una chica que se fija mucho en todo lo que le rodea, muy inquisitiva, en el buen sentido de la palabra. Y que estuvo interrogándome bastante sobre mi Pentax MX y sobre los porqués de utilizar en esta época película tradicional y procesos fotoquímicos.
Agradecidos por la ayuda prestada, poco antes de salir de viaje a Japón me llegó un paquete de regalo con película fotográfica procedente de la Lomography Shop. La gracia del asunto es que las películas hacían referencia a nuestra reciente estancia en Alemania. El paquete venía con cinco carretes de 35 mm de Lomography Berlin Kino 400, cinco rollos de formato 120 de Lomography Potsdam Kino 100, y un paquete con tres rollos de formato 120 de Lomography Color Negative 800. Aunque estuve tentado de llevarme la Berlin Kino 400 a Japón, lo cierto es que sin haberla probado, decidí dejarlo pasar y usar Ilford HP5 Plus 400 con la Minos GT-E... que se me olvidó incluir en el equipaje. Y entre unas cosas y otras, no tuve tiempo de probar ninguna de las películas.
Nada más volver de Japón, y con el tiempo muy agradable en Zaragoza, además estábamos en plenas fiestas patronales, puse un carrete de Berlin Kino 400 en la Pentax MX, calzada con el SMC-M 50/1,7 con un filtro amarillo Heliopan #8, y decidí pasear haciendo fotografías en distintas situaciones de luz.
El revelado lo he hecho según las recomendaciones incluidas en Kodak HC-110, dilución B (1 + 31), durante 7' a 20 ºC, con la tradicional agitación continua durante los primeros 30 segundos, y luego 4 inversiones tranquilas cada minuto. La digitalización de los negativos, como vengo haciendo desde hace un tiempo, con la Panasonic Lumix G9 calzada con el Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH en modo alta resolución. Una vez recortados los excedentes del encuadre sobre el fotograma, tengo archivos digitales de 50 megapíxeles.
Mis impresiones sobre la película son buenas. Me gusta el resultado obtenido. La película presenta un bajo contraste, dicen que proporciona el aspecto de las película del Neuer Deutscher Film (Nuevo cine alemán) de los años 70, con una suave gradación de grises. El grano está presente, más que con otras películas de la misma sensibilidad, pero menos de lo que esperaba. Tiene un aspecto agradable y no afecta de forma notable a la nitidez de la imagen que es buena. Tengo la sensación que la sensibilidad ISO 400 declarada oficialmente es un poco optimista, y que es probable que se encuentre más en ISO 250-320. Pero es una sensación, no tengo medios para comprobarlo; se basa en mi experiencia previa con la cámara y el revelador usado. En cualquier caso, con el suave contraste y amplia gama de grises que proporciona la película, en ningún momento he tenido sombras empastadas, salvo un fotograma claramente subexpuesto por las prisas para captar el momento.
Dicen que la película procede de excedentes de Orwo, que fue el principal fabricante alemán de película fotográfica durante la época de la República Democrática Alemana, antes de la reunificación alemana. Dicen. También se ha anunciado recientemente que no va a ser un lote único, sino que se va a fabricar nueva película bajo esta denominación, con mejoras en la captación del detalle en sombras y luces.
La pregunta sería... ¿estaría yo dispuesto a seguir usando esta película en un futuro? Pues sí... si tuviera un precio razonable. He mirado en la tienda Lomography, la película se vende de cinco en cinco carretes, y el precio es tal que el coste individual de cada carrete está en casi nueve euros. Más los gastos de transporte. Claramente excesivo, dado que no aporta realmente nada especial sobre otras soluciones más modernas, más capaces, con características similares y más baratas. Y que puedo encontrar con cierta facilidad en mi ciudad, sin tener que pagar gastos de transporte, como la Ilford HP5 Plus 400. Y es que es lo que tiene Lomography. Que suelen vender tajo bajo a precio de "lomo" ibérico... Y aunque hacen mucho por mantener la afición a la película tradicional, la verdad es que le echan un poco de morro a la vida.
De alguna forma, lo que tengo que contar hoy aquí no es una novedad. En los últimos años ya me he llevado cámaras para película tradicional en viajes, generalmente con película en blanco y negro. Y este es el segundo viaje que hago en el plazo de un año en el que la cámara principal es la cámara para película tradicional y no la cámara digital, que en esta ocasión, la Fujifilm XF10, ha sido la cámara de apoyo.
Después de la satisfactoria experiencia de hace un año en el lago Constanza y el Rin, parecería que repetir el equipo era lo más lógico. La Leica M2 con el Summicron 35/2 ASPH es capaz de ofrecer unas fotografías excelentes, sólo limitadas por la capacidad del fotógrafo. Un equipo discreto, con una óptica de muy alta calidad, con la rapidez que ofrece el enfoque por telémetro de coincidencia, o con la posibilidad de enfocar por zonas, gracias al campo de visión moderadamente angular de un 35 mm. Pero la Leica M2 tiene un pequeño contratiempo. No lleva un fotómetro incorporado. En el tipo de viaje que hice el año pasado, la cuestión no es especialmente importante. Con la mayor parte de las fotos en exteriores, y con una luz natural muy estable. Es muy fácil tirar de la regla "soleado f/16", que nos dice que si una película tiene una sensibilidad ISO ###, en exteriores con sol abundante en la espalda del fotógrafo la exposición correcta será un diafragma f/16 y una velocidad de obturación de 1/### segundos. A partir de ahí es fácil estimar otras situaciones de iluminación al aire libre. El sol lateral o velado o cuando empieza a caer sobre el horizonte al atardecer, aumentamos un paso la exposición según la regla base. Si se nos nubla, aumentamos dos pasos. En la sombra con sol despejado o si llueve, aumentamos tres pasos. En calles en sombra muy estrechas, aumentamos cuatro pasos... Y otras situaciones que vas aprendiendo con el tiempo.
Pero en Berlín, en un entorno urbano diverso, con luces más cambiantes, con interiores o semiinteriores bien iluminados pero en los que es más difícil establecer la equivalencia, que la cámara lleve un fotómetro incorporado y fiable es importante. También es importante que tenga un tamaño contenido, como la M2. La Pentax MX reúne estas condiciones. Es un poquito más grande, por culpa del relieve del pentaprisma sobre la parte superior de la cámara. Hablando de objetivos, el SMC-M 28/3,5 y el SMC-A 50/2 que me llevé, son más grandes que los objetivos de Leica. Pero son bastante contenidos de dimensiones. Y desde luego no tienen el prestigio de la calidad óptica del Summicron mencionado, ni de lejos, pero eso no quiere decir que sean malos objetivos. En absoluto. A diafragmas entre f/4 y f/11 dan una calidad asumible por cualquiera, y son usables a plena apertura. El equipo me quedaba los suficientemente contenido en volumen y peso, que hasta me animé a echar en la mochila el SMC-A 100/4 Macro. Aunque lo he usado poco.
Como material sensible, lo que me suelo llevar a los viajes últimamente es la Ilford XP2 Super 400, que con su revelado cromogénico, me ofrece bastante nitidez y un grano contenido. Especialmente porque la expongo a un índice de exposición de 200 cuando hay luz suficiente. Y sólo subo a IE 400, la sensibilidad nominal de la película, o a IE 800, el límite recomendado de subexposición, cuando no queda más remedio por las circunstancias de la luz. En esas condiciones, el grano aumenta, pero siguen siendo fotografías aprovechables. Hasta tal punto me merece confianza el equipo, que solicité de Carmencita Film Lab el revelado con escaneado XXL, que me proporciona ficheros digitales con una resolución espacial próxima a los 40 megapíxeles, por si alguna de las fotos me apetece ampliarlas a buen tamaño. Si ningún problema para una ampliación a 70 x 50 cm, no con las fotos tomadas en situaciones más precarias, pero sí en las realizadas con buena luz y buena nitidez. Incluso, teniendo en cuenta que las grandes ampliaciones se contemplan a distancias mayores, he comprobado que se podría llegar al 90 x 60 cm sin ningún problemas. Es un mito lo de que necesariamente hay que imprimir a 300 o 360 píxeles por pulgada, y 200 píxeles por pulgada o 80 píxeles por centímetro pueden ser aceptables cuando se gestiona bien el archivo y la impresión.
También me llevé un par de filtros Heliopan, un Yellow 8 y un Red 25, para mejorar el contraste. El filtro amarillo lo usé casi con carácter general, desapareciendo del frontal del objetivo sólo cuando la luz se hacía escasa y todos los fotones eran bienvenidos. El filtro rojo lo reservé para tomas en exterior en los que encontré especialmente importante destacar las nubes del cielo azul, o donde quise mejorar la separación de los tonos de color, que hubieran tendido al gris uniforme sin el filtro. No me llevé filtros el año pasado, y lo lamenté en varias ocasiones.
En general estoy satisfecho. Aunque en general acabas obteniendo unas fotografías bastante contrastadas. Gracias a la sobreexposición de un paso en la mayor parte de las fotos, por el IE 200, muy luminosas. Pero me estoy planteando introducir modificaciones en un futuro cercano. En menos de cuatro semanas estaré de viaje a Japón, donde me llevaré un cámara para película tradicional como cámara secundaria. Probablemente la Minox 35 GT-E, que es muy compacta y capaz. Aunque es posible que me lleve un stock de película Ilford HP5 Plus en lugar de la XP2 Super 400, para conseguir un contraste menor y mayor riqueza tonal. Probablemente, si intuyo que las fotos van a merecer la pena, también confiaré el revelado y, sobretodo, el escaneado a un servicio comercial. A mí no me quedan mal. Pero las fotos son demasiado preciosas como para arriesgarme a un desliz en mis métodos caseros. Pero de todo eso ya os contaré dentro de un tiempo.
Cuando decidí probar la nueva diapositiva de Kodak a finales del año pasado, compre también algunos carretes de Fujichrome Provia 100F. La película inversible en color puede dar unos resultados magníficos, pero tiene una muy limitada latitud de exposición, por lo que una correcta medición y análisis de las condiciones de luz son fundamentales para obtener un buen resultado. No siempre disponemos de cámaras sofisticadas, con mediciones puntuales que nos pueden servir para medir el contraste de la escena y los valores correctos finales de apertura y velocidad de obturación, o un fotómetro externo que nos permita lo mismo. Durante muchos años, los fotómetros incorporados en las cámaras réflex se limitaban a hacer mediciones promediadas de la luminosidad global de la escena, en muchas ocasiones con una ponderación al centro, que contaba más que la periferia del cuadro a la hora de proponer una medida de luz. Pero el fotógrafo tenía que poner de su parte a la hora de decidir la exposición correcta, evaluando si el motivo de la escena era fundamentalmente claro u oscuro, no es lo mismo medir un paisaje nevado que una locomotora de vapor de color negro, así como el contraste de la global, antes de tomar la decisión sobre los parámetros finales de la escena.
Recientemente, hice varios paseos por la desembocadura del río Gállego, uno de los principales afluentes del río Ebro por su margen izquierda, de los que nacen en los Pirineos. Dicha desembocadura se encontraba cuando era niño a poca distancia de las afueras de Zaragoza. Hoy en día, prácticamente la ciudad ya ha llegado hasta ella, aunque no la ha englobado y tiene un paisaje con un interés razonable. Entre el azud del río Ebro, y el puente sobre el Gállego en el barrio de Santa Isabel, en la avenida de Cataluña, es un paseo muy agradable, especialmente cuando la primavera se nos adelanta, y las tarde del mes de febrero son templadas e invitan a la actividad en exteriores.
Para uno de estos paseos opté por llevar conmigo un par de cámaras para película tradicional; la Pentax MX con un SMC-M 28/3,5 y el SMC-A 100/4 Macro, y la Leica Minilux. En la primer cargué, la película diapositiva, la Fujichrome Provia 100F, mientras que en la compacta de la marca alemana, aunque fabricada en Japón, cargué un carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, del que hablaré otro día. A pesar de ser una cámara que tiene al menos cuarenta años, el fotómetro de la Pentax MX es muy fiable. Tiene una medida promediada ponderada al centro, en la que el círculo central pesa el 75 % y el campo periférico un 25 % a la hora de proponer la medición correcta. Siendo las últimas horas de luz de la tarde durante el paseo, hubo situaciones en las que el contraste entre la luminosidad del suelo y la del cielo era acusada. Y lo cierto es que la sensibilidad nominal de la película, ISO 100, hubo algún momento que se me quedó escasa. No llevaba trípode.
El revelado y digitalizado de las fotografía lo encargué a Carmencita Film Lab, que me informaron a la vuelta del resultado que en general las diapositivas estaban bien expuestas, con una cierta tendencia a la subexposición, esto ha sido una constante en mi vida como aficionado a la fotografía, que sólo resulta molesta en alguna escena muy contrastada con sombras muy profundas, y que ocupan mucho espacio en la imagen.
También realicé algunas tomas al día siguiente, en el que el grupo de fotógrafos estenopeicos de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ nos juntábamos para realizar unas fotos de grupo con vistas a la exposición que inauguraremos, si todo va bien, el próximo 9 de mayo, en la sala de exposiciones de la Casa de los Morlanes, perteneciente al Ayuntamiento de Zaragoza. Quedaron muy bien.
Siempre me gustaron más los colores que ofrecían las películas de Fujifilm que las de Kodak, y de momento nada me ha hecho cambiar de opinión. Es una pena que la marca japonesa esté maltratando a los aficionados y profesionales que trabajan con película tradicional, eliminando productos de su catálogo o incrementando constantemente los precios, en una estrategia que parece destinada a justificar, en un plazo no demasiado largo, su salida del negocio. Sólo le interesa lo digital, y las rentables Instax. Que estarían muy bien, si fabricasen cámaras decentes para las mismas. No lo son, las actuales en catálogo.
He de confesar que me desconciertan las gamas de películas negativas en color de las principales marcas que todavía fabrican este tipo de producto. Especialmente, cuando encuentras una serie de películas en la sensibilidad ISO 200, teóricamente de gama baja o normalita, de precios económicos, y que reciben una multiplicidad de denominaciones. En un momento dado, desconozco cuáles son las diferencias entre ellas, o si incluso son las mismas películas con distintas denominaciones y envasados.
Así, encontramos que Kodak tiene dos películas negativas de este tipo, la ColorPlus 200, que ya he utilizado en alguna ocasión y la Gold 200. Parece que son dos emulsiones distintas, en la que la segunda, la Gold 200 tendría un grano más fino y algo más de saturación, y es más cara. Pero no faltan las opiniones de quienes han observado que la Gold 200 es más fácil de encontrar en América y la ColorPlus 200 en Europa y otros continentes, por lo que podría ser una segmentación de la marca por mercados geográficos. Yo he probado los dos, quizá la Gold 200 que es la que he usado en esta ocasión sea más saturada, pero no tengo clara que tenga más calidad intrínseca. O incluso que ese gran más fino lo sea a un nivel significativo.
También Fujifilm parecía tener una duplicidad similar con su C200 y su Superia 200, pero esta última aparentemente ha desaparecido del mercado y los catálogos. Pero aquí lo podemos liar todo de nuevo si consideramos que parece demostrado que la C200 se comercializaba también como Agfaphoto Vista 200,... aunque esta variante también parece que ha desaparecido del mercado.
No me extenderé mucho. Hace unos pocos meses, tuve la oportunidad de comprar unas cuantas Kodak Gold 200 a buen precio y las voy usando en mis paseos por la ciudad. A final de año, cargué un carrete de esta película en la Pentax MX, que me ha acompañado en distintas situaciones en las primeras semanas del año. En artículos previos sobre la FP4Party, he hablado de fotografía en distintos lugares, donde también me acompañó la MX con la Gold 200. Bien en las actuaciones musicales de Las Armas, o bien paseando por la rivera del Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza.
Siempre se ha dicho que las películas Kodak en color están sesgada hacia los colores cálidos, especialmente el amarillo, mientras que las Fujifilm lo hacen hacia los colores fríos. El revelado realizado por Revelatum Revelado Analógico, de bastante buena calidad en su nitidez y limpieza, sí que peca de un exceso de amarillo, que no sé si atribuir a las características de la película o a las preferencias del operador. En cualquier caso, en alguna de las fotos que aquí os presento he tratado de corregirlo algo, pero todavía se pone de manifiesto.
Resumiendo, una película razonable, aunque siempre me ha parecido que la sensibilidad ISO 200 está ahí en medio, en tierra de nadie entre los 100 y los 400. Si buscas más calidad, y unos tonos más matizados, para trabajos con más exigencia, yo optaría por las películas de ISO 160 que tanto Fujifilm como Kodak tienen en catálogo, la Fujicolor Pro 160NS, que puede que esté fuera de catálogo ya, o la excelente Kodak Portra 160. También se puede optar por usar las películas profesionales de ambas marcas de ISO 400, con una sobreexposición de un paso, algo que hacen muchos fotógrafos, y que mejora el grano de las mismas, la Fujicolor Pro 400H o la Kodak Portra 400.
Como era previsible, la cámara que adquirí hace unas semanas como nueva cámara digital principal de mi equipo, especialmente para viajes, la Panasonic Lumix G9, se ha mostrado una cámara muy competente, a la que me costará extraer todas sus posibilidades puesto que sus especificaciones en determinados aspectos están por encima de mis necesidades. Como sucede la mayor parte de las veces con las cámaras que uno compra.
Tras usarla durante unas semanas para familiarizarme con ella, y especialmente durante el breve viaje a Roma en semana santa, decidí probarla con distintos objetivos de enfoque manual.
OBJETIVO OJO DE PEZ
Entendámonos, no dispongo de un objetivo ojo de pez en toda regla. Dispongo de la modesta "galleta" de plástico de Olympus 9 mm f/8 Fisheye Body Cap, con sus tres posiciones de enfoque, infinito, hiperfocal y 20 cm, y su ángulo de visión modesto para ser un ojo de pez de 140º. Pero con la distorsión y la estética propia de los ojos de pez. Por si alguno no lo recuerda, me lo traje de Japón en 2014, y lo uso muy poco, pero alguna vez me ha proporcionado alguna foto interesante.
Si no lo amplías en exceso, cuidas la escena que escoges y, en ocasiones, corriges algo en el procesado la curvatura cuando esta es molesta, los resultados son curiosos. Como se puede observar en alguna de las escenas que tomé en una tarde de nubes y claros, con algún arcoiris eventual por los chaparrones dispersos.
Pero una cuestión debe quedar clara, la nitidez, la definición óptica de este chisme está por debajo de lo que sería exigible en un objetivo mínimamente serio. De todos modos, nos puede servir para estimar el comportamiento de los ojos de pez con esta cámara.
Objetivos muy apropiados para retratos, como podéis ver, lo mas propio es utilizarlos en la distancia hiperfocal. Dado que la profundidad de campo es enorme, es una forma de olvidar un problema. No obstante, gracias al resaltado de los bordes que ofrece la cámara cuando se usa en modo de enfoque manual, se puede usar cómodamente a la distancia más corta de 20 cm, en la que no conseguiremos que toda la escena esté enfocada.
Ya he dicho que eventualmente, se puede intentar corregir mediante software en el procesado digital la distorsión curva de los extremos del campo. Y de esta forma conseguir el efecto de un gran angular extremo rectilinear. Procesado con Adobe Lightroom, el grado de corrección que ofrece este programa no es suficiente para corregirlo de forma completa en un paso, por lo que hay que hacerlo generando nuevos ficheros de imagen, corrigiéndolo en varios pasos. O bien, utilizar un programa similar al Affinity Photo que uso yo, otros usarán Adobe Photoshop u otros, y hacerlo en un paso. No queda mal. Comparemos imágenes.
Como veis, la pérdida de información no es grande, y se pierde sobre todo por la parte superior e inferior. Y obtenemos una visión gran angular amplia. Eso sí, los 20 megapíxeles de los que partíamos quedan reducidos a unos 8 megapíxeles, tras la corrección completa. Pero no nos engañemos. La flojedad de este objetivo, o juguete, es tal, que eso no afecta gravemente en este caso a la pérdida de información real en la imagen. Con otros objetivos ojo de pez de buena calidad, sí que habrá sacrificio de información. Por lo tanto, véase como solución de emergencia. No puede sustituir a un gran angular rectilinear digno de mención, salvo en un uso esporádico.
Pero bueno, aquí queda la experiencia para quien interese.
OBJETIVO HELIOS 44-2 58 MM F/2
Probablemente uno de los objetivos más fabricados de la historia, esta soviética copia de los Biotar de idéntica focal y apertura de Carl Zeiss Jena, fabricado por millones y millones en distintas declinaciones, tiene una característica clave. Si la copia de la que dispones está decentemente fabricada, no va mal. Pero es tener suerte dados (los ausentes) controles de calidad de la fabricación soviética.
Mi copia, que me costó tirada de precio, tiene la popular montura de rosca M42, y con un adaptador se puede usar con la mayor parte de las cámaras de objetivos intercambiables sin espejo.
Claro, los 58 mm de la focal, que en el formato estándar de película de 35 mm corresponde a un objetivo normal un poco largo, para el formato micro cuatro tercios se convierten en un teleobjetivo corto que casi entra en el terreno de los teleobjetivos medios.
Lo estuve usando durante una mañana en el Parque Grande de Zaragoza sin muchos problemas. Como digo, el resaltado de los bordes enfocados cuando la Lumix G9 se usa en enfoque manual ayuda notablemente a conseguir resultados nítidos. Una lente de aproximación mejora las capacidades del objetivo a la hora de hacer fotografía de aproximación, y el desenfoque cuando la aproximación es importante es muy armónico y placentero. El sistema de estabilización óptica, que te pide que introduzcas la focal del objetivo cuando no la detecta automáticamente, permite fotos nítidas sin problemas.
Cuando nos separamos un poco del sujeto, especialmente si diafragmamos para conseguir una adecuada profundidad de campo, las fuentes puntuales de luz del fondo presentan formas poligonales, con los nueve lados correpondientes a las nueve palas del diafragma.
Dando por hecho que la nitidez del objetivo no puede igualar a los actuales, puede ser divertido su uso en determinadas circunstancias.
OBJETIVO ASAHI PENTAX TAKUMAR S.M.C. 35 MM F/2
Otro objetivo para montura de rosca M42, pero con un pedigrí mucho más respetable, ya que esta versión "super-multi-coated" estaba llamada a competir con los distagones de la misma focal de Carl Zeiss. De la chachi, la de la Alemania Occidental, no los más simplones de Jena, en la Oriental. Este objetivo lo compré para un uso esporádico con la Canon EOS 5D Mark II. Veamos un par de ejemplos reciente con esta cámara.
Con más de 45 años a sus espaldas, no es rival para los objetivos modernos, pero diafragmado a f/8, que puede ser una apertura adecuada de trabajo para estos objetivos, da un resultado muy respetable. Los más observadores notaran un cierto tono cálido en estas dos imágenes. Recordemos que algunos objetivos Takumar llevaban lentes fabricadas con vidrios con tierras radioactivas. Nada peligroso para la salud; pueden generar un cierto amarilleo con el tiempo. Se puede corregir sin problemas cuando trabajas en digital, aunque a mi me gusta dejar un poquito del tono cálido en la imagen. El contraste general de la imagen suele ser más suave que en objetivos modernos, pero bueno.
En la festividad del Primero de Mayo, antes de acudir a una comida familiar, se lo calcé con el adaptador correspondiente a la Lumix G9, con lo que queda un objetivo que en lugar de ser un angular moderado como está pensado, funciona como un tele cortito. Equivalente a un 70 mm en formato completo.
Lo usé de vez en cuando ese día con el diafragma completamente abierto, y ahí si que se nota la antigüedad de la óptica, que no siempre se lleva bien con la elevada densidad de píxeles del sensor de la G9. Aproximadamente el mismo número de píxeles que en la 5D Mark II, pero en la cuarta parte de superficie. Aunque con ocho años de diferencia en la concepción del captor de imagen.
Como en el caso de la réflex de Canon, si se diafragma el objetivo la cosa mejor mucho. Ya se decía hace décadas, cuando lo que predominaba era la película de 35 mm, que no hay objetivo que diafragmado a f/8 diese malos resultados. Pues eso. En este caso no cierro tanto el objetivo, me suelo parar en torno a f/5,6, para evitar el efecto de la difracción en un captor de imagen más reducido.
Pero bueno, también tiene su gracia... ¿no os parece? Eso sí, una advertencia. En este paseo, en una ocasión el resaltado de bordes en enfoque manual me jugó una mala pasada. En una escena con un contraste muy elevado entre las zonas oscuras y las zonas claras de la imagen, un contraluz a todo los efectos, me apareció el resaltado en los bordes cuando estos no estaban realmente enfocados, y la imagen se arruinó. Os la muestro.
Queda claro que el resaltado de los bordes, o "focus peaking" que dicen los modernos, está muy bien, pero es una ayuda. No es definitivo.
Resumen de todo lo visto,... En primer lugar, ningún objetivo de antaño os va a dar la misma calidad de imagen que un objetivo moderno dedicado al sistema. No estaban diseñados para el uso con captores digitales, y las limitaciones de la física hacen que objetivos buenos o muy buenos para el uso con película son flojos o muy flojos con cámaras digitales.
Si alguno de ellos os cubre una focal que uséis poco, o en circunstancias esporádicas, os puede cubrir la papeleta sin invertir en objetivos nuevos que pueden ser caros. Es lo que me pasa a mí con el Takumar 35 mm. Para Canon tengo un 28/1,8 y un 40/2,8... además del zoom EF 24-105/4 L USM. Así que lo de comprar el típico 35 mm luminoso al precio que están me daba pereza. Para usos esporádicos en lo que no me valga cualquiera de ellos, los 95 euros del Takumar ya me valen, frente a los 600 euros o más de uno objetivo moderno.
Y por supuesto, siempre se pueden usar creativamente aprovechando sus deficiencias... Eso, a gusto de cada cual.