Creo que ya lo he explicado con anterioridad. Cuando decidí retomar la afición por la fotografía con película tradicional, fui optando por películas en blanco y negro de tecnología tradicional, de grano cúbico, que son en principio más tolerantes a la variabilidad en el tratamiento que las películas más modernas de grano tabular. Pero con el tiempo me ha empezado a entrar ganas de reencontrarme con estas emulsiones más modernas, más nítidas, de grano más fino, aunque no necesariamente mejor valoradas por los profesionales y aficionados.
Revisando retrospectivamente mi actividad en los años 90, he comprobado que efectivamente fui un gran aficionado a las películas de la gama Delta de Ilford. Y que entre estas, la Delta 400 me acompañó con frecuencia por el mundo a bordo de mis compactas viajeras; la Minox 35ML primero, y la Olympus mju-II después. Veamos algunos ejemplos de un viaje a Oviedo por unas jornadas científicas de la Sociedad Española de Epidemiología en 1997.
Si no recuerdo mal, fueron tomadas con la Minox 35ML, una cámara a la que le tuve mucho afecto hasta que en un viaje por Bélgica, en un tren entre Lieja y Lovaina el año 2001, se me deslizó del bolsillo... y nunca volvió a mí.
Recientemente he vuelto a probar las cualidades de esta película que a mí me gusta mucho.
Para este reencuentro opté por el formato medio, utilizando como cámara la Hasselblad 500CM con un Carl Zeiss Distagon 50/4 T*. Un inciso. Hace unos años adquirí una Hasselblad 503CX que he venido usando con cierta frecuencia y con gran satisfacción. Pero al mismo tiempo, un conocido me dio un cuerpo de Hasselblad 500CM que funcionaba mal... o no funcionaba en absoluto. Esto era un poco aleatorio. Hace unas semanas, la 503CX se me quedó bloqueada sin que pudiese encontrar forma de desbloquearla. Consultado con un "manitas" que me presentaron recientemente, las miró las dos y me dijo que la que era más fácil de arreglar era la 500CM,... y lo hizo. Así que ahora es esta mi Hasselblad de uso habitual, mientras que la 503CX... ya veremos cuando y cómo la arreglo.
En los últimos meses había estado usando un frasco de revelador Kodak TMax para mis reencuentros con las películas modernas de grano tabular. Pero,... se me agotó antes de llegar a estos dos rollos que expuse con la Hasselblad. Así que he usado de mi revelador tradicional, el Rodinal (versión Adox APH09), a una dilución 1+25, revelando durante 9 minutos a 20 ºC, con un ritmo de agitación convencional de inversiones continuas durante medio minuto al inicio, y cinco inversiones cada minuto durante el resto del revelado. Seguramente que con el revelador TMax, con una Ilfotec DD-X o con un Tetenal Ultrafin T-Plus, mejor adaptados a estas películas de grano tabular, hubiera obtenido resultados mejores. Pero no me quejo de los resultados obtenidos. Siempre he pensado que, si bien es cierto que el grano es más aparente cuando se revela con Rodinal, los resultados generales son bastante aceptables e incluso agradables. Y que realmente el contraste quedaba más contenido con determinadas películas. Aunque la dilución 1+25 no es la más apropiada como revelado compensador. Pero los 20' recomendados para una dilución de 1+50 no me "apetecían". Y el revelado semidesatendido a diluciones de 1+100 o superiores lo prefiero para películas de sensibilidad media-baja.
Los resultado obtenidos me parecen bastante aceptables. Nunca he encontrado tan "difíciles" de gestionar las Delta de Ilford como las TMax de Kodak. No tienen tantas "necesidades" en materia de precisión en los tiempos de revelado, ni necesitan prolongar los tiempos de baño en el fijador. Tienen una estabilidad dimensional mucho mayor que las Kodak, lo que hace más sencillo su manejo tanto en la platina de la ampliadora como en el portanegativos del escáner, siendo más sencillo evitar que se les adhiera el polvo, y conseguir una planeidad adecuada en la extracción de las imágenes por cualquier método.
La gama tonal es amplia, y el contraste de las imágenes es acorde a la naturaleza de la luz. Bien contrastada cuando la escena es contrastada, no es fácil bloquear las sombras o empastar las luces. Cuando el contraste de la escena es bajo, la imagen tiene margen suficiente para mejorarlo, tanto en el cuarto oscuro como en el procesado digital, si en este último caso hemos tenido la precaución de digitalizar a 16 bits.
A mí me gustaban... y me siguen gustando este tipo de emulsiones. Y su precio está parejo a las de grano cúbico tradicional de su misma marca... así que siendo cuestión de preferencias, me veo usando estas Delta con cierta frecuencia.
Hace un par de semanas cargué un carrete de película Fujifilm Neopan 100 Acros en la Leica M2 y dediqué parte de una tarde de sábado y de una mañana de domingo a hacer paisajes. No paisajes naturales. Paisajes humanos.
La Acros es una película moderna de Fujifilm, con una sensibilidad nominal media, ISO 100, y un grano fino. No conozco los datos tecnológicos exactos, pero entiendo que fue la respuesta de la multinacional nipona a las películas de granos planos, tabulares, de Kodak e Ilford. Las TMax y Delta, respectivamente. A mí es una película que me ha gustado siempre desde que la probé, aunque ciertamente tiene un contraste muy suave, y puede no funcionar con cualquier motivo. En esta ocasión la revelé con mis últimas reservas de revelador TMax a dilución 1+4, durante 5 minutos y medio a 20 ºC. Es decir, un revelador que debería colaborar a que mantuviese una fina granulación, con un buen detalle.
En la tarde del sábado me acerqué a los alrededores de la estación de Casetas, un barrio de Zaragoza a 16 kilómetros del centro de la ciudad. A la Leica M2 le puse un objetivo gran angular, el Voigtländer Snapshot-Skopar 25/4 MC. Un objetivo que da una calidad de imagen bastante respetable para lo modesto de sus pretensiones, aunque las imágenes obtenidas con él tienden a tener un contraste moderado.
Como se puede apreciar, la tarde estaba con nubes y claros. Las fotografías en las que el sol estaba presente o la luz era más intensa tiene un contraste agradable en general. Sin embargo, aquellas en las que el sol era cubierto por las nubes y la luz disminuía considerablemente, tienen un contraste muy suave. Que en esta ocasión no funciona mal, especialmente con las decrépitas locomotoras que la Asociación de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía de Zaragoza (AZAFT) tiene al aire libre, por no encontrar acomodo en la nave donde guarda su material más conservado.
Al día siguiente, domingo por la mañana, con tiempo soleado, volvía a coger la cámara para dar un paseo por el casco histórico de Zaragoza. En esta ocasión le puse el Leizt Elmar-C 90/4, un objetivo que uso más bien poco últimamente. Y sin embargo, es un buen objetivo a pesar de ser uno de los teleobjetivos más sencillos de la marca de Wetzlar.
Fue diseñado para la pequeña Leica CL, la cámara con bayoneta M pensada para el aficionado de los años 70, que fue rápidamente eliminada de catálogo, por que se comía las ventas de sus hermanas mayores más prestigiosas de la serie M. Por alguna diferencia en la bayoneta del objetivo, se ha dicho que no es apropiado para usarlo en una cámara de la serie M, que no enfocaría con precisión. Nunca he tenido ningún problema al respecto.
Cierto es que no es fácil de usar. Ningún teleobjetivo es fácil de usar con las cámara de la serie M, por el pequeño recuadro que hay que utilizar en el visor para encuadrar. Especialmente en distancias cortas, si vas deprisa con el enfoque, puedes errar. Pero se debe más a las prisas que a la imprecisión del sistema de enfoque por telémetro de coincidencia.
En esta ocasión, el dominio de los contrastes que tiene la Acros es favorable ya que sirve para controlar las fuertes diferencias de luminosidad dentro de la ciudad cuando hay un día soleado, en las horas centrales del día. Obtenidendo sin ningún problema, y si la medición es cuidadosa, amplio detalle entre las altas luces y entre las sombras más profundas.
Terminamos el paseo en las Armas, donde había un mercadillo muy animado con puestos de alimentación y de otros productos. Y donde iba a actuar una big band venida de Madrid, a la que esperamos con impaciencia. Si la habían traído ex profeso de la capital sería porque tendría calidad... Nos llevamos un chasco. Aunque voluntariosos, eran más bien flojitos. Así que nos fuimos a tomar el aperitivo antes de irnos a comer a casa.
Tercera party consecutiva en Twitter celebrando las virtudes de la Ilford FP4 Plus, o sus ancestros, si es que a alguien le queda por ahí algún rollo. No voy a entretenerme aquí con las características de la película, que ya comenté en ocasiones anteriores. Al fin y al cabo, recientemente comenté las fiestas de diciembre y enero.
En esta ocasión, el elemento común a los dos rollos de formato 120 que hice fue la utilización de un filtro rojo, Heliopan #25, con el fin de mejorar el contraste de las imágenes, especialmente para dar un poquito más de fuerza a los cielos, que en un momento dado podían estar un poco modorros. Aunque considerada pancromática, no deja de ser una película mucho más sensible a los colores azules que a los rojos. En estos, en sensible a los naranjas y el rojo no excesivamente profundo.. Oficialmente, sensible entre los 360 nm y los 670 nm, o sea, que prácticamente comienza su sensibilidad en el ultravioleta.
El primer rollo lo expuse con la cámara de cajón Agfa Synchro Box. Calculé, con tino, que para un día despejado como el que estábamos, en un paseo fotográfico con algunos compañeros de Fotógraf@s en Zaragoza, con una velocidad de obturación que ronda el 1/25-1/30 segundo, si le aplicaba a la película un índice de exposición de 200 en lugar del ISO 125 nominal, los tres pasos que se pierden con el filtro permitirían una exposición a f/16.
Para evitar las fotografías trepidadas me llevé un trípode ligero pero competente, y usé un cable disparador. A pesar de todo, alguna de las fotos, véase la anterior, quedó un poquito trepidada, aunque pudo ser por el viento, ya que el efecto de movimiento no se aprecia en todos la longitud de los troncos. Sólo en la parte superior. Hay que decir que esa foto, y alguna otra, recibieron una doble exposición, porque la velocidad exigida era el doble. Así que abrí dos veces seguidas el obturador.
En general, quedé satisfecho con los resultados, aunque el encuadre con la Agfa Synchro Box es muy aproximativo, por el fuerte error de paralaje entre el visor y el objetivo.
El segundo rollo, al día siguiente del anterior, un domingo por la mañana, lo expuse con la Fujifilm GS645S Wide 60 Professional. También con el filtro rojo. Y también con un índice de exposición de 200, que para compensar el efecto del filtro implica reglar el fotómetro a IE 25.
Aunque llevaba a mano el fotómetro Sekonic L-408 Multimaster que me agencié de segunda mano en navidades, la verdad es que el fotómetro incorporado de la Fujifilm es bastante competente, y sistemáticamente estimaba con él exposiciones similares o idénticas a lo que me sugería el fotómetro de mano. Ambos, pues, herramientas fiables si sabes leer la escena.
Como ya habréis leído en un par de ocasiones, en lugar de usar la sensibilidad nominal de ISO 125, decidí exponer la película para un índice de exposición de 200, lo cual implicaba aumentar algo el tiempo de revelado. Así pues, en lugar de los 8 minutos recomendados para esta película con el revelador TMax a una dilución de 1+4 y 20 ºC, revelé con el procedimiento habitual durante 9 minutos.
Estos contengo con el resultado. Con una medición cuidada no se bloquearon las sombras en ninguna foto, o por lo menos no de forma apreciable, el contraste general es bastante agradable, y con el tamaño de los negativos de formato medio el grano no sufrió un aumento preocupante tampoco. Todo muy contenido. Si las circunstancias lo recomiendan, algo a repetir cuando convenga.
En fin, creo que durante al menos un mes van a descansar estas fiestas en Twitter, por lo menos a las que se asocian con un determinado tipo de película. Tal vez en abril vuelvan. Creo que el año pasado dedicaron alguna a las Ilford Delta y a las Kodak TMax. Si tengo película de la correspondiente, o me entero con suficiente antelación para pedir existencias, participaré. Porque es divertido y te da un excusa para salir a hacer fotos.
Aparte de esta serie que os presento hoy, y que previamente ha ido apareciendo en las últimas semanas en mi cuenta en Instagram, ya no me queda más que un cartucho de película instantánea bajo la marca Impossible Project. Después, todas serán ya, supongo, Polaroid Originals. Da igual. Mi sospecha es que en blanco y negro poco o nada ha cambiado de momento.
En cualquier caso, las fotos de hoy que podréis ver en el siguiente pase de imágenes, corresponden a un domingo por la mañana frío y lluvioso. Como esta película se lleva muy mal con las temperaturas frías, no se revela igual de bien, conforme iba exponiendo las fotos las iba introduciendo en un bolsillo de mi chaquetón impermeable. El problema es que, como me estuve moviendo a buen paso para librarme del frío, la transpiración hizo que se humedecieran, y que se revelaran con imperfecciones. Pero aquí están. Hechas con la Polaroid Image System SE, formato Spectra.
Durante el año 2017 fui realizando una labor de revisión de distinto tipo de material sensible, especialmente películas en blanco y negro, con el fin de acostumbrarme a revisar y conocer las características y capacidades de cada tipo de película, y tener un mejor criterio a la hora de adquirir el material de acuerdo a mis necesidades.
En color, la oferta es más limitada y las cosas son habas contadas. En estos momentos tengo ya la decisión tomada. Como película todo uso, todo terreno, la Fujifilm Superia XTra 400 me da lo que necesito, aunque sólo está en película de 35 mm. Una reserva suficiente de sensibilidad, un grano razonablemente fino aunque yo no la llamaría película de grano fino, y unos colores agradables y relativamente vivos. Una película alegre. Para paisajes, con grano más fino, no me cabe la menor duda de que la Kodak Ektar 100 es casi obligatoria. Y para retrato es de rigor la Kodak Portra 400. Que podría ser una opción como película polivalente, aunque con colores menos vivos que la XTra 400, si no fuera porque es apreciablemente más cara. De elección, eso sí, en formato medio, donde el producto de Fujifilm no está disponible. Para las altas sensibilidades... Fujifilm tiene algún producto interesante, y siempre se puede usar la Portra 400 forzándola.
En blanco y negro, las opciones son mucho más variadas, y la elección no está tan clara. Probé muchas el año pasado. Para mi fotografía infrarroja, las Rollei Retro 80S y Superpan 200 son de rigor. Van bien y tienen un precio razonable. Pero en el resto, cuesta decidirse por una película en concreto. Comprobé hacia final de año que me había centrado en mis pruebas en las películas de tecnología tradicional, de grano cúbico, y que salvo la Fujifilm Neopan 100 Acros y algún carrete de Kodak TMax 400, hacía décadas que no probaba las de tecnología más moderna, con grano tabular. La Acros me gusta mucho, aunque a veces es poco contrastada, y justa de sensibilidad. La TMax 400, como la mayor parte de las Kodak, para quienes hacemos un proceso mixto fotoquímico-digital, es una pesadilla para escanear por su escasa estabilidad dimensional. Vi que tenía que retomar las Delta de Ilford. Desde 1997, en un viaje a Oviedo, no había usado ninguna. En aquella ocasión fue una Delta 400.
Adquirí por lo tanto unos cuantos rollos de Ilford Delta 100 y 400, en formato medio, y el día 30 de enero, un día que me cogí libre en el trabajo y subí de excursión a pasear por el valle de Tena, en los Pirineos aragoneses, cogí los rollos de Delta 100 y la Hasselblad 503CX con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 T* CF y me dispusé hacer unos cuantos paisajes. Normalmente uso un filtro amarillo, pero no en esta ocasión. En la montaña, cuando está totalmente despejado, los cielos son suficientemente oscuros para que con una película como esta no sea necesario para envitar unos cielos excesivamente blanquecinos y lavados.
Uno de los rollos, por un error al cerrar el tambor de revelado, se veló parcialmente. Nueve de los doce negativos quedaron inservibles. También esto provocó alguna irregularidad en el revelado, que se aprecia en algún negativo del resto, aunque en el proceso mixto, en la parte digital, he corregido algunos y han quedado aprovechables. Nunca hay que bajar la guardia, y nunca hay que dudar en comprobar dos veces que todo el material queda convenientemente ajustado.
Lo primero que me quedó claro es una cosa. Si la semana pasada os hablaba de mis pruebas con la Rollei Ortho 25 Plus, he de decir que con la finura de grano y la nitidez que ofrece la Delta 100, no merece la pena el inconveniente de usar una sensibilidad tan escasa, por lo menos en formato medio. Quizá con película de 35 mm pueda ser planteable que haya más diferencia, pero para las ampliaciones que hago yo, ya me vale. Como recientemente había usado la Ilford FP4 Plus, también he percibido la diferencia a favor de la Delta 100 en nitidez y limpieza de la imagen. A cambio, se nos recuerda que debemos ser más cuidadoso en la medición de la luz y la exposición de la imagen. Para estas fotografías use el Sekonic L-408 Multimaster que compré en navidades para medir cuidadosamente la luz. A veces con medición incidente de la luz, a veces con medición parcial, comprobando el contraste de la escena, con la medición reflejada en un ángulo de 5º. Se me olvidaba decirlo, en todo momento el índice de exposición ha sido coincidente con la sensibilidad nominal de la película, ISO 100.
Como revelador, he usado el Kodak TMax Developer, del que disponía de una cierta cantidad, que es el revelador desarrollado por Kodak para películas de grano tabular. Lo usé a la dilución recomendada 1+4, durante 7 minutos a 20 ºC. Treinta segundos de inversiones continuadas de forma inicial y cuatro inversiones cada minuto hasta el final del revelado. Nunca hago las inversiones con excesiva energía. Soy más bien calmado. Me dicen, aunque desconozco las fórmulas químicas de ambos, que el TMax Developer es similar al DD-X de Ilford, que es el revelador recomendado por la marca británica para estas películas.
Qué conclusiones puedo sacar. Pues que me he sentido muy cómodo con esta película. Los negativos, salvo los estropeados por la filtración de luz, tenían un aspecto estupendo, con sombras con detalle y con luces sin bloquear. Hay que decir que las condiciones de luz fueron de luz radiante, en horas centrales de día. Y en las escenas había desde extensiones de nieve iluminadas por el sol, hasta algún bosque de coníferas de hojas perennes muy oscuras. Sin mayores problemas, todo quedó integrado en la escena sin pérdida de información por ninguno de los extremos.
La película tiene una muy buena estabilidad dimensional y se mantiene plana en el soporte del escáner sin problemas, lo que colabora a una buena nitidez final. Dejados a la exposición automática del programa de escaneado, ya hubieran tenido los archivos resultantes un buen aspecto. No obstante, digitalicé en archivos Tiff de 16 bits, agustando los negros y los blancos extremos de modo que se consiguiese el mayor rango dinámico posible en los tonos. No fue problemático. Luego tuve que hacer algún ajustes, nada intempestivos, con el contraste para dejar las imágenes como las percibí en el momento de la toma. Como ya había previsto, aun sin el filtro amarillo, los cielos azules se mantuvieron en tonalidades medias sin ningún problema. De haber habido nubes en el cielo, estas hubieran quedado perfectamente separadas. Pero no las hubo.
He de decir que quedé muy satisfecho. Y en esos momentos, practicamente puedo decir que esta película se va a convertir en mi película de grano fino de elección. Quizá para el uso con cámaras antiguas, más imprecisas, igual use alguna película de grano cúbico tradicional, quizá la Ilford FP4 Plus, que puede perdonar un poco más posibles errores en la exposición, pero ahí está. Comparada con la Fujifilm Acros, que es la que más me gustaba hasta ahora, la principal ventaja que encuentro en la japonesa es la ausencia de error en la ley de la reciprocidad para exposiciones largas. Pero aparte de eso, creo que la Delta 100 es mi favorita. Tengo la sensación de que ya lo fue en tiempos, he estado revisando las películas que usaba a mediados de los noventa y ahí está muy presente, y lo volverá a ser. La única pega real que encuentro... que es más cara que otras. Pero es un producto de muy buena calidad.
Recientemente, a través de Twitter, Ilford Photo hizo una petición de exponer en este medio fotografías de paisaje realizadas con sus materiales etiquetándolas de una determinada manera, y la fotografía que está sobre estas líneas fue seleccionado para un pequeño artículo en su blog oficial (Friday Favourites #landscapes), como ejemplos de uso de película Ilford en paisaje. De las cinco fotografías publicadas, en una no consta la película utilizada, de las otras cuatro dos están realizadas con Ilford Delta 100 y otras dos con Ilford Pan F+. Esta última, una película de ISO 50. Lo cual da una idea de la adecuación de estas películas a este propósito.