Entre el día 2 y el 11 de octubre he estado recorriendo una parte de la República de Corea, país más popularmente conocido como Corea del Sur, para distinguirlo con su precisión de su incómodo vecino la República Democrática Popular de Corea o Corea del Norte. El día 1 salí de España y me lo pasé viajando, y el 12 hice el recorrido en sentido inverso, en ambas ocasiones vía Amsterdam, usando vuelos de KLM y Korean Air. El avión de esta última, un Airbus 3algo0 entre Schiphol e Incheon, uno de los más cómodos y agradables que jamás haya volado. Tomo nota.
El país no es muy grande. Toda la península de Corea tiene el tamaño aproximadamente de la isla de Gran Bretaña. Pero tiene casi 50 millones de habitantes, así que está muy poblado. Y tiene una historia y una cultura muy rica aunque muy desconocidas en comparación con las potencias locales, china y japonesa. Esta última, además, ha puesto bastante empeño en diversos momentos de la historia, el más reciente en la primera mitad del siglo XX, en destruir y reducir a la nada a la cultura coreana, con una actitud que tiene un tufo racista considerable. Los nipones son muy cultos, honorables y educados... salvo cuando no lo son.
A pesar de estos avatares, Corea tiene una serie de lugares reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Cultura de la Humanidad, algunos de los cuales he visitado en todo o en parte, y os traigo aquí.
Palacio de Changdeokgung en Seúl
En Seúl hay varios palacios, cinco creo, de la época Joseon (pronúnciese algo así como "choson"), de los cuales he visitado cuatro. De ellos, el más vistoso es el de Changdeokgung, que además incluye un jardín que probablemente motiva la inclusión del palacio en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad. He de decir que la visita al palacio por sí mismo merece la pena. Parece mentira en un momento dado, que recorriendo sus estancias entre arboledas y jardines, estés en medio de una de las mayores metrópolis asiáticas, que es lo mismo que decir del mundo.
Desgraciadamente, coincidió la visita con la víspera de una fiesta nacional coreana, y en unos días en los que los monumentos nacionales eran gratuitos para todos los visitantes. Por lo tanto, aunque pocos turistas, había muchos coreanos disfrutando de sus fiestas en familia. Y la visita a los jardines es en números reducidos. Ante la avalancha de visitantes, me quedé sin poder acceder. Pero como digo, la visita en sí mismo, está muy bien.
Y a cambio, pude observar a la diversidad de gentes del país, así como ver numerosos ejemplos de personas vestidas con el tradicional hanbok, especialmente chicas y mujeres.
Santuario de Jongmyo en Seúl
Situado no lejos del palacio del Changdeokgung, este santuario es el más antiguo de los santuarios confucianos reales del reino de Joseon. En el se llevaban a cabo las más importante ceremonias de estado. Grande pero austero, tiene gran valor cultural. Y está situado en un gran parque, también en medio de la ciudad de Seúl.
Fortaleza Hwaseong en Suwon
Suwon está cerca de Seúl. A 30 km en tren o poco más. 30 minutos de recorrido, que se deben más a las paradas que a lo que está en movimiento el convoy. Pero visitar la fortaleza de Hwaseong en Suwon, así como otros lugares de interés en la ciudad lleva su rato. No es una pequeña ciudad periférica ni nada de eso. Es una capital de provincia con un millón de habitantes largos. De hecho, prácticamente hay una continuidad urbana entre la capital y Suwon. Pero la orografía de la península de Corea es compleja, y por todos lados surgen colinas y pequeñas montañas, que motean de verde la geografía urbana. Pequeños o grandes parques naturales que hace que los más urbanitas de los coreanos puedan vestir sus galas montañeras los días de fiesta y dedicarse a hacer senderismo desplazándose hasta el punto de partida en el metro o en el autobús urbano.
Por las colinas que rodean parte del núcleo urbano de Suwon se extienden las fortificaciones de Hwaseong, convirtiéndose en un recorrido sobre la muralla de casi seis kilómetros de longitud. En la muralla van a aparecer puertas, torres de vigilancia, puestos de arqueros, puertas secretas y pabellones. Hay que ir bien calzado y bien hidratado para hacer el recorrido completo, que puede llevar buena parte del día. Y que luego se puede complementar con una visita al palacio real de Hwaseong Haengung, en el interior de la zona fortificada. Muy nutrido también en el día de fiesta nacional.
Gruta de Seokguram y templo de Bulguksa
Situados en la laderas de unos montes a unos 15 o 20 kilómetros al sur de Gyeongju, antigua capital del reino de Silla, son dos de los monumentos más notables del arte y arquitectura religiosa de Corea, especialmente del budismo, religión abrazada por la clase dominante durante siglos en los reinos que se sucedieron en esta península del extremo oriente, hasta que el confucianismo procedente de China fue tomando fuerza en los mismos. No es que el budismo carezca de influencia, siendo como es una de las religiones con mayor poder político del mundo, aunque formalmente prediquen su desapego a las cuestiones terrenas.
En la gruta de Seokguram hubo que lidiar con la sorprendente incoherencia que observo en los templos budistas. En teoría el budismo es una religión no vinculada a dios de ningún tipo. Sin embargo, observo que los fieles y guardianes de estos templos observan una notable idolatría hacia las imágenes de sus budas y boddishattvas, que suele llevar implícita la prohibición de fotografiar, con más intensidad en unos casos que en otros. En la mencionada gruta, la vigilancia era estrecha, pero conseguí llevarme alguna imagen para ilustrar el lugar.
Más relajado era el ambiente en el armonioso templo de Bulguksa, donde todo era más tranquilo y amable. Lo cual se agradece. Sobretodo porque me había quitado de encima las aglomeraciones de gente de los días anteriores. Para los coreanos era día de labor, y los turistas extranjeros son pocos en estas fechas. A pesar de que por temperatura y escasez de lluvias hacen de ellas una época ideal.
Zonas históricas de Gyeongju
Como ya he dicho, Gyeongju fue la capital del reino de Silla, un reino que unificó políticamente la península de Corea durante buena parte del primer milenio de nuestra era y los tres siglos iniciales del segundo. Dicen que en su momento de mayor esplendor llegó a tener un millón de habitantes. Buena parte del patrimonio cultural se perdió en la invasión japonesa del siglo XVI que causó estragos en la península. Pero todavía se conservan restos interesantes. Planificar la visita a esta zona es complejo. Todavía no sé si como lo hice estuvo bien o mal. Además de Bulguksa y Seokguram, visité en el núcleo urbano de Gyeongju los túmulos funerarios de la antigua Silla y la pagoda de Bunhwangsa. Haber visto más cosas hubiera obligado a dedicar más días, y perder otras experiencias. En los viajes hay que tener claro el coste de oportunidad de tu tiempo. En fin. No estoy descontento, aunque hubiera otras formas de planificar el viaje que también hubiesen tenido sus ventajas... e inconvenientes.
Material fotográfico utilizado
Hace tiempo que viajo ligero por el mundo. Con cámaras de formato micro cuatro tercios, que son ligeras y competentes, hace tiempo que digo que un angular moderado y teleobjetivo corto son suficientes. Siempre llevo algo más como redundancia. En esta ocasión dos cámaras y cuatro objetivos, que abultan muy poquito. La Panasonic Lumix GM5 ha ido casi siempre unida a al Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 ASPH o al Panasonic G 20/1,7 ASPH. Dos objetivos con una diferencia de focal suficiente para que, aunque pudiera haber elegido sólo por uno de ellos, me adaptase al entorno en que me moviese. La Olympus OM-D E-M5, que está empezando a dar señales de estar mayor, solía ir unida siempre al Olympus Micro Zuiko Digital 45/1,8. De esta forma, no tenía que cambiar de objetivo en la cámara. Según la focal necesitada, usaba una u otra cámara, fácilmente accesibles en la bolsa de bandolera. La E-M5 también era la cámara principal cuando la luz era escasa y necesitaba el estabilizador de imagen. Pero he usado más la GM5 porque su capacidad de conexión inalámbrica con el teléfono móvil permite usarlo para compartir imágenes durante el viaje.
También he llevado el pequeñísimo Pansonic G Vario 12-32/3,5-5,6, que venía de kit con la GM5. Es un objetivo sorprendentemente nítido para sus características, que además me ha permitido extender mi capacidad de gran angular y aporta estabilización a la GM5 aunque perdiendo luminosidad. Pero no lo uso de continuo porque, a pesar de las correcciones por firmware que hace la cámara, tiene unos niveles de distorsión muy notables, y molestos en la fotografía de arquitectura. Pero no está mal, y algún uso le he dado. Y es muy pequeñito. Se pierde en un bolsillo.
Espero que este resumen os haya resultado interesante. Así que os dejo con este retorcido árbol que ha crecido en uno de los túmulos funerarios de la ciudad de Gyeongju, y que está tomado con el pequeño zoom, con una de sus focales intermedias, menos habituales para mí.
Sigo con esta serie de artículos sobre el Patrimonio de la Humanidad según la Unesco que comencé después de mi viaje a Japón. Y en esta ocasión nos vamos a Canadá, donde también hemos visitado algún lugar declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la agencia de las Naciones Unidas responsable de promocionar y proteger la educación, la ciencia y la cultura.
Hoy os presentaré el primero de ellos. Se trata del Canal Rideau, una notable obra de ingeniería de la primera mitad del siglo XIX que, a pesar de su nombre tan francés, atraviesa la provincia anglófona de Ontario desde el río Ottawa, en la ciudad del mismo nombre y capital de la federación hasta el lago Ontario en Kingston.
Su origen fue de naturaleza defensiva. Durante buena parte del siglo XIX, la Norteamérica británica, hoy en día parte de Canadá, temió la agresión y la invasión de los Estados Unidos de América. Dado que su vía de comunicación principal entre las ciudades de Quebec y Montreal, más orientales, y Kingston y Toronto, más occidentales, era el río San Lorenzo, existía el temor de un bloqueo por parte de sus vecinos que poseían la orilla sur de esta vía de comunicación acuática. Por ello se generó una red de canales que permitía la comunicación y el tráfico de mercancías alternativo en la provincia británica de Canadá, evitando posibles bloqueos.
Hoy en día tiene un uso fundamentalmente turístico y lúdico, pero conserva buena parte de las estructuras que se construyeron en sus momento por trabajadores de origen fundamentalmente francés e irlandés, que trabajaron en ocasiones en penosas circunstancias.
Nosotros sólo visitamos su extremo norte, en la ciudad de Ottawa, donde un llamativo sistema de esclusas salva el desnivel entre el río Ottawa y el nivel del curso principal del canal. Aunque visitamos Kingston, no lo visitamos propiamente. Aun así, se podría decir que el lugar donde embarcamos para visitar las 1000 islas, que coincide con la desembocadura del Cataraqui en el San Lorenzo, es el extremo sur del sistema del canal, que aprovecha el curso de varios lagos y ríos en su recorrido.
En estas últimas semanas, aparte de las recomendaciones semanales de los domingos, la actividad de este blog ha estado centrada en el taller de retrato de Fotógraf@s en Zaragoza. Hemos dejado este durante unas semanas, hasta que lleguen bien avanzado mayo el segundo y tercer módulo del mismo. Pero con motivo de un viaje por trabajo a tierras gallegas a finales de la semana pasada, tengo la excusa perfecta para retomar la serie dedicada al Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Dos lugares declarados patrimonios de la humanidad por esta institución supranacional he visitado en tan corto viaje.
La ciudad de Santiago de Compostela es indudable famosa por ser centro de peregrinación para el mundo cristiano, asociada a los mitos sobre el denominado apostol Santiago el Mayor, uno de los doce que se supone que acompañaron a Jesus de Nazaret en su predicación de carácter mesiánico en la Palestina de principios del siglo I de la era común.
Pero lo importante no es eso, lo importante es que el movimiento de gentes en la edad media que provocó estas peregrinaciones, en una época en la que para la mayor parte de las personas el mundo se reducía a unos cuantos kilómetros del lugar donde había nacido o se aposentaba de adulto, sirvió de correa de transmisión de cultura y saberes. Aquello que se desarrollaba y se aprendía en el norte y centro de Europa, llegaba al sur mediante la peregrinación. Los saberes de la península ibérica se transmitían al resto del subcontinente cuando los peregrinos volvían a sus lugares de origen.
Y así, una serie de mitos de escaso rigor histórico pero sancionados como "verdaderos" por las jerarquías religiosas, muy influyentes en los siglos difíciles que siguieron a la caída de la civilización clásica, en los que se despoblaron ciudades, aumentaron las hambrunas y las enfermedades, hubo un derrumbe demográfico, y se perdieron conocimientos científicos y de ingeniería, sirvieron para que se produjera un movimiento de ideas que contribuyo a la progresiva recuperación de la cultura y la civilización.
Así pues, Compostela, recibió un acopio de gentes y de dineros que permitió que entre sus calles se construyeran magníficos edificios religiosos, pero también que con el tiempo se fundara una universidad que da mucho carácter al conjunto de la ciudad. La existencia de otras ciudades con más dinamismo económico e industrial permitieron también que el casco histórico de la ciudad no se viese sometido a las presiones urbanísticas que otras ciudades españolas sufrieron, conservando su carácter y su belleza. Si sumas a ello una gran restricción para el acceso de vehículos a este casco históricos, nos encontramos en un lugar absolutamente privilegiado en el que merece la pena pasear si buscar un destino especial, perderse en el dédalo de callejuelas, sabiendo que finalmente encontraremos algún lugar donde refrescarnos con alguna cerveza, algún alvariño o mencía, aplacar el gusanillo con alguna porción de empanada de sardinas o pulpo a feira. Os dejo unas cuantas fotografías más.
Hemos dicho que Santiago de Compostela fue consecuencia de la edad media, como época que devino del derrumbe de la civilización clásica, representada por el Imperio romano. Eso es lo que trajo el misticismo y la religiosidad exacerbada, en un mundo mucho más incierto y peligroso que el de las urbes romanas.
Y como contraposición viene bien conocer esta torre de señales, este faro, que representa perfectamente lo que se perdió con la caída de la civilización clásica. Un sistema social ordenado, en la que los mecanismos políticos del imperio permitían la construcción de infraestructuras, vías, puertos, faros,... para sostener la actividad comercial entre las ciudades del imperio. Civilización viene de civitas, ciudad en latín.
Lo cierto es que el monumento y el lugar me sorprendieron. Las imágenes que había visto previamente no le hacen justicia. El entorno es de gran belleza y la torre tiene una especial gracia, a pesar de que ya no veamos su forma original, sino su restauración del siglo XVIII, que también tiene su mérito. Pero sobre todo es bello el entorno.
Entorno que se complementa con distintos elementos de tipo cultural y artístico, como el parque de esculturas que rodea el faro y el promontorio en el que se encuentra. Y la relativa absurda rosa de los vientos, que incluye los llamados pueblos celtas, pero si que aparezcan correctamente orientados en su interior, y sin que podamos realmente creernos que las afinidades entre la Galicia española y la "galias" del occidente europeo pueden tener más que ver con lo común a las culturas subyacentes europeas en todo el continente, que con el hecho de pertenecer a una cultura celta común. Los celtas penínsulares quedaron claramente aislados culturalmente de sus colegas galos y bretones muy pronto en la historia y durante mucho tiempo. Pero esto probablemente será considerado herejía por el oficialismo histórico, y hará que yo caiga mal a no poca gente... Demasiados dogmas...
En cualquier caso, accedemos al interior de la torre, y vamos subiendo sus escalinatas hasta la terraza superior para apreciar las vistas. Aunque realmente, lo interesante es intentar orientarse en su interior y desentrañar el saber de la ingeniería civil romana que permite construir tan magnífico edificio con una sabia disposición interior de muros y vanos, que permite que la torre esté construida para durar, y que nos haya llegado hasta nuestros días.
Antes de despedirnos del lugar, aprovecharemos que son las dos únicas horas de luz e incluso algún rayo de sol que vamos a disfrutar de nuestra visita a la capital coruñesa. Cuando abandonemos el parque que rodea la torre, comenzará a llover, y yo no parará en todo el día. Mientras, contemplamos sorprendidos alguna de las esculturas del parque, debatiendo si se trata de una figura femenina, por sus voluminosos pechos, o una figura masculina, por lo que nos sugiere su cabeza y su rostro. O todo a la vez, o nada al mismo tiempo.
Inicié tras mi regreso de las vacaciones en Japón una serie de artículos de modo informal sobre fotografías en los lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Puede ser patrimonio cultural, natural, o incluso situaciones mixtas. Incluso se puede plantear el tema del patrimonio inmaterial...
En cualquier caso, después de recorrer en el otoño pasado los sitios patrimonio de la humanidad que visitamos en Japón, e intercalar nuestra visita a Córdoba a mediados de octubre, ahora, recién llegado de una corta estancia en el norte de Italia de cuatro noches, tres días y medio aprovechables si descontamos los desplazamientos, me he dado cuenta que prácticamente de forma constante hemos estado rodeados de lugares declarados patrimonio de la humanidad. Porque la riqueza cultural de Italia se antoja a veces infinita. Cuando menos inabarcable en términos prácticos en el intervalo vital de una persona. Hagamos un recorrido, aunque sea somero por los lugares.
Verona
Ya conocíamos esta ciudad. La visitamos hace casi once años. Pero la elegimos con lugar de alojamiento, por sus buenas comunicaciones con el resto de lo que hemos visitado, en un radio de unos 100 o 110 kilómetros alrededor.
Verona es conocida por muchos por ser la ciudad en la que William Shakespeare sitúo su famoso drama romántico "Romeo y Julieta". Pero es mucho más importante que eso. Una de las principales ciudades de la región del Véneto, estuvo asociada durante mucho tiempo a la República Serenísima de Venecia, región de Italia con una inmensa riqueza cultural. Citando literalmente:
Fundada en el siglo I a.C., la histórica ciudad de Verona conoció dos períodos de auge: el primero bajo el gobierno de la familia Scaliger entre los siglos XIII y XIV, y el segundo bajo la dominación de la República de Venecia entre los siglos XV y XVIII. Verona es un ejemplo excepcional de plaza fuerte que ha conservado un número considerable de monumentos de la Antigüedad grecorromana, la Edad Media y el Renacimiento. (UNESCO/BPI)
Os dejo un par de fotografías, de la Piazza delle Erbe y de la Arena romana, como ejemplos de la riqueza cultural de la ciudad.
Mantua
Mantua es una ciudad perteneciente a la Lombardía, aunque situada a 45 minutos con el tren regional desde Verona. Ha sido una de las sorpresas agradables del viaje, porque es mucho más interesante de lo que habíamos imaginado. La declaración de patrimonio de la humanidad incluye a la localidad de Sabbioneta, cerca de Parma, y reconoce los méritos y el interés del urbanismo renacentista. Citando literalmente:
Situadas al norte de Italia, estas dos ciudades son representativas de dos aspectos del urbanismo del Renacimiento. Mantua constituye un ejemplo de renovación y extensión de una ciudad ya existente, mientras que Sabbionetta, situada a unos 30 kilómetros, es ilustrativa de las teorías renacentistas sobre la planificación de la ciudad ideal. Aunque algunas partes de su tejido urbano son regulares, el trazado irregular de Mantua atestigua las distintas etapas de su crecimiento desde la época del Imperio Romano. Esta ciudad posee numerosos monumentos medievales –entre los que figura una rotonda del siglo XI– y un teatro barroco. En cambio, Sabbionetta, construida en la segunda mitad del siglo XVI por orden de Vespasiano Gonzaga Colonna, se puede definir como una ciudad de un solo periodo con un plano en forma de damero. Ambas ciudades aportan un testimonio excepcional de las realizaciones urbanísticas, arquitectónicas y artísticas del Renacimiento, dictadas por la visión y las ambiciones de la familia gobernante de los Gonzaga. La importancia de los dos sitios estriba en el valor de su arquitectura y en su eminente papel en la difusión de la cultura renacentista. Los ideales de ésta, promovidos por los Gonzaga, han quedado plasmados en la morfología y la arquitectura de ambas ciudades. (UNESCO/BPI)
Aunque la parte que más nos gustó, dejando aparte el Palazzo Te, fueron las calles porticadas del núcleo de origen medieval de la ciudad de Mantua.
Módena
Los aficionados al buen comer conocen Módena por el vinagre balsámico; los tiffosi del automovilismo como lugar de peregrinaje por ser la ciudad natal de Enzo Ferrari. Pero lo que motiva su inscripción como patrimonio de la humanidad es el entorno urbano de la catedral. Quizá ha sido el destino menos llamativo de los que hemos visitado, pero si cae a mano y se pasa por ahí, conviene para un rato. Citando literalmente:
Construida en el siglo XII por dos grandes artistas, Lanfranco y Wiligelmo, la magnífica catedral de Módena es una obra de arte suprema de los comienzos del arte románico. Junto con la plaza y la esbelta torre aledañas, este edificio atestigua el vigor de la fe que animó a sus constructores, así como el poder de la dinastía de los Canossa que ordenó su construcción. (UNESCO/BPI)
Incluyo un detalle del interior de la catedral, y una escena callejera en la Piazza Grande.
Vicenza
Esta ciudad del Véneto, a 50 kilómetros de Verona y unos 70 de Venecia, empieza a ocupar ya un lugar importante en mi corazón. Es la segunda vez que la visito, y en las dos ocasiones he tenido la oportunidad de ser acogido con mucho cariño en el hogar de algunos de sus más estupendos habitantes, que han dado muestras de una simpatía y una hospitalidad exquisitas. Pero la belleza de esta ciudad que impulsó su declaración como patrimonio de la humanidad está muy asociada a los edificios que en ella quedaron, que salieron de la mente del arquitecto Andrea Palladio, nacido en la vecina Padua.
La declaración como patrimonio de la humanidad incluye muchas de las villas que Palladio construyó para los plutarcas venecianos en toda el área de influencia de la República Serenísima, actualmente región del Véneto. Algunas de estas villas las pude visitar hace dos años en la navegación que realizamos por el canal del Brenta. En cualquier caso, citando literalmente:
Situada en el norte de Italia, Vicenza fue fundada en el siglo II a.C. y prosperó bajo la dominación veneciana, desde principios del siglo XV hasta finales del XVIII. La obra de Andrea Palladio (1508-1580), basada en un estudio profundizado de la arquitectura romana clásica, dio a la ciudad su sello excepcional. Las construcciones urbanas de este arquitecto, así como las villas campestres que edificó en toda la región del Véneto, tuvieron una influencia decisiva en la arquitectura de los siglos posteriores, dando lugar a un peculiar estilo arquitectónico –el palladianismo– que se extendió por algunos países europeos como Inglaterra, y también por América del Norte. (UNESCO/BPI)
Algunos de los lugares que incluyó nuestra visita fueron la Basílica Palladiana (palazzo della ragione de la ciudad, muy hermoso), el Teatro Olímpico, de clara inspiración romana, algunas de las dependencias de la Iglesia de la Santa Corona, donde sorprendimos a la orquesta sinfónica de Vicenza ensayando la Sinfonía Inacabada de Schubert, o la Galleria d'Italia en el Palazzo Leoni Monatanari, convertido en museo y salas de exposiciones.
Y podría haber sido más... en la lago de Garda
Uno de los días los dedicamos a recorrer navegando el lago de Garda, uno de los bellos grandes lagos italianos de origen glaciar en el norte de la península, en las estribaciones de los Alpes. Y de lo que me he enterado después es que bajo el nombre de "Palafitos del entorno de los Alpes" hay declarado patrimonio de la humanidad, cito literalmente...
Este sitio comprende 111 lugares con vestigios de asentamientos humanos prehistóricos en palafitos, esto es, viviendas edificadas sobre pilotes. Situados dentro de la zona de los Alpes y en su entorno, esos vestigios datan del periodo comprendido entre el quinto milenio y el siglo V a.C. y están situados a orillas de lagos, ríos y pantanos. Las excavaciones arqueológicas, efectuadas solamente en algunos lugares hasta la fecha, han proporcionado elementos que dan una visión de la vida diaria del hombre del Neolítico y de la Edad de Bronce en la Europa Alpina, así como de su interacción con el medio ambiente. En Suiza se hallan cincuenta y seis de los lugares que integran el sitio. Estos asentamientos humanos, que forman un conjunto único de vestigios arqueológicos excepcionalmente bien conservados y extraordinariamente ricos en el plano cultural, constituyen una de las más importantes fuentes para el estudio de las sociedades agrarias primitivas de la región. (UNESCO/BPI)
Pero no lo sabíamos y no visitamos nada de esto en las localidades en las que pudimos hacerlo, como Peschiera del Garda y Sirmione de las que os dejo una fotografía de cada una. Pero no, no puedo anotarme este lugar como uno más de los que he visitado, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Situada a poco más de 40 kilómetros al sur de KIOTO, NARA es una pequeña y coqueta ciudad, muy tranquila y agradable, que fue capital de JAPÓN durante unas décadas en el siglo VIII de la era común.
Es un conjunto de sitios dispersos por una amplia zona, en su mayor parte convertida en parque o incluso en las estribaciones boscosas de los montes cercanos. Por todos los lados pululan los tranquilos ciervos sica, que aunque no domesticados, están acostumbrados a la presencia de los visitantes que los alimentas con las galletas de ciervo que se venden en puestos por toda la zona. De los lugares que configuran la lista los principales que visité yo fueron los templos budistas de TŌDAI-JI y KŌFUKU-JI, y el santuario sintoísta de KASUGA-TAISHA. Así como algunas de las zonas naturales que los envuelven, que también son objeto de protección.
Os dejo unas cuantas fotografías. En primer lugar KŌFUKU-JI y su gran buda dorado.
Un buen rato cuesta recorrer las dependencias de TŌDAI-JI que también alberga un enorme buda sedente, y es objeto de abundante peregrinación por parte de los nipones.
El lugar que más nos gustó fue KASUGA-TAISHA, probablemente por la mayor sencillez y elegancia de los lugares sintoistas, y porque estaba mucho más animado.
Espero que os haya gustado esta serie. Que quizá vaya aumentando con otros lugares, también patrimonio de la humanidad según la UNESCO, que he ido visitando a lo largo de mi vida viajera.