Como ya comenté cuando os presente mi cámara de formato medio digital, o lo que Fujifilm denomina pretenciosamente "gran formato" (large format), a pesar de mi experiencia de años con cámaras digitales de objetivos intercambiables, desde diciembre de 2005, para sacarle partido a la nueva cámara habrá que pasar por un proceso de aprendizaje y aclimatación. Hace 16 años de mi Canon EOS D60 de segunda mano. Parece que fue ayer cuando apareció la fotografía digital en nuestra afición y resulta que llevo ya el mismo tiempo con digital que el que pasé antes de sumarme a la forma de registro de la imagen dominante en la actualidad (abril de 1989 - diciembre de 2005 vs diciembre 2005 - enero de 2022, para cámara de objetivos intercambiables). Por supuesto, quienes seguís estas páginas sabréis que sigo activo en la fotografía con película tradicional... pero es un dato, ¿no es así? Vamos con un par de aspectos del nuevo equipo que me surgieron de inmediato. Con alguna imagen de ejemplo.
En primer lugar, los formatos de imagen y la añoranza de los modos panorámicos que parece ser mantiene Fujifilm. Las primeras cámaras réflex digitales que manejé sólo tenían un formato de imagen; el original del sensor de imagen que solía ser el de los negativos más frecuentes con película tradicional de formato 135, 3:2. Es el formato que se impuso cuando lo adoptó Leica en los años 20 del siglo XX tras el diseño de la Leica original de Oskar Barnak. Un formato que hace mucho tiempo que no me convence en exceso, pero que tampoco me molesta. Demasiado alargado... especialmente para composiciones verticales. Algunas marcas como Canon, en sus cámaras de gamas más altas, y conforme empezaron a ser utilizables encuadrando a través de la pantalla trasera, empezaron a permitir el formato 5:4, que siempre ha sido muy querido por los profesionales puesto que se adapta bien a las necesidades editoriales.
Y luego están los sistemas de objetivos intercambiables sin espejo, que desde el principio han tenido sencillo la posibilidad de ofrecer distintos formatos, ya que estos aparecen en el visor electrónico de forma directa, sin las constricciones de la visión réflex adaptada a un formato previo determinado. Y los formatos habituales han sido el 4:3, 3:2, 1:1 y 16:9. Curiosamente, el 5:4 ha sido menos popular. Y finalmente llegamos al sistema GF de Fujifilm, con grandes sensores, que se estira y nos ofrece una pléyade de formatos preconfigurados; los cinco mencionados anteriormente más el 7:6 y... aquí venimos a lo que vamos, el 65:24.
El 65:24 es un formato que encontramos en una cámara de "formato medio" de Fujifilm, que por las dimensiones de su fotograma sí que deberíamos considerar de gran formato independientemente de que trabaje con película tipo 120 de 6 cm de ancho. Esta cámara son las variantes de la Fujifilm G617/GX617, cuyo fotograma tenía una superficie similares a una hoja película de gran formato de 12 x 9 cm, pero con una relación de aspecto como la comentada. Y otra cámara más, que en estos momentos está cotizadísima en el mercado de segunda mano, las variantes del desarrollo conjunto entre Hasselblad y Fujifilm para sus Xpan/TX, y que permitían obtener un negativo de 65 x 24 mm sobre película de tipo 135, biperforada de 35 mm de ancho. Unas cámaras que tuvieron una vida más corta de lo previsto, en parte por el advenimiento de la tecnología digital, en parte porque para su fabricación se usaba con profusión un metal pesado, no recuerdo si el mercurio o el plomo, y las regulaciones ambientales de la Unión Europa y otros países más o menos civilizados del mundo prohibieron.
A mí, este formato, que en el mundo del cine sería un 2,71:1, más alargado todavía que el 2,37:1 del cine, siempre me ha parecido excesivo y difícil de gestionar. Aunque también es cierto que ofrece margen para recortes posteriores convenientes. Para mí, como fotografías panorámicas, me siento cómodo entre el 16:9 (1,78:1) y el 2:1. Aunque el 2,37:1 se adapta bien a la impresión de una fotografía en doble página en los libros de fotos de mis viajes que elaboro a mi regreso de ellos. No obstante, por probar, estuve hace unos días paseando con este formato ajustado en la Fujifilm GFX 50R. Hay que tener en cuenta que el formato se aplica de forma estricta en los archivos JPEG generados en la cámara, pero que los archivos RAF (el raw de Fujifilm) conservan los 51 megapíxeles del sensor completo.
También incluí otra cuestión. La distancia mínima de enfoque del 50 mm f3,5 es muy discretita, con un escala de reproducción de aproximadamente x 0,11. Lo cual, unido al tamaño del sensor, lo hace poco apto para la fotografía de aproximación. Un problema que también tienen los antiguos objetivos de formato medio para mi Hasselblad 500CM. Por ello, inmediatamente comprobé que con un adaptador de rosca filtro de 62 mm, la del objetivo Fujinon, a 49 mm, la de mi lente de aproximación favorita Cosina de 3 1/3 dioptrías,esta podía ser usada sin problemas de viñeteo mecánico para hacer fotografía de aproximación. y así es... es algo que se puede hacer sin problemas. Aunque hacerlas a mano alzada es un desafío muy superior al de usarla con una cámara con un sensor más pequeño. Con la lente de aproximación, la escala de reproducción alcanza el x 0,33, que no está mal. Bueno os he dejado fotos para que lo veáis y juzguéis, aunque las condiciones de luz no fueron buenas. Y el tiempo muy frío para tener el pulso firme.
La fotografía panorámica, es decir, aquella en la que su lado horizontal es considerablemente más largo que el vertical, tiene su encanto. Ya desde que el cine cambió sus proporciones del estándar de la academia (1,375:1) a los panorámicos que se han estabilizado en torno al 2,39:1, aunque los hay muy diverso, o desde que los televisores cambiaron sus proporciones de pantalla del 4:3 al 16:9, y ya se propone el 21:9 (aproximación al real que sería 64:27), la visión de la imagen en amplios panoramas a resultado muy atractiva. En fotografía ha habido varias propuestas para estos formatos.
Es habitual que las cámaras digitales, especialmente los sistemas sin espejo, ofrezcan el formato 16:9, que sería un mínimo. Y que es tan habitual que ya pocos lo consideran un formato panorámico. El formato 2:1 también se ha dado. Especialmente en respaldos para cámaras de gran formato que usaban película de medio formato, para una imagen de aproximadamente 12 x 6 cm. En realidad más bien 11,2 x 5,6 cm o así. Los Lomography ofrecen un zarriete de plástico con este formato. Muy célebres fueron dos panorámicas extremas. Jugando en las grandes ligas, la familia de la Fujifilm GX617, con negativos de casi 6 x 17 cm, con un ratio de 2,83:1 aproximadamente. Y muy popular, hasta el punto de que tiene unos precios de segunda mano absolutamente idos de madre, las Hasselblad X-Pan y sucesoras, fabricada por Fujifilm, que también las fabricaba con su propia marca como Fujifilm TX-1 y TX-2, con un negativo de 24 x 65 mm, y un ratio de imagen 2,7:1.
Sinceramente, a mí estos ratios de imagen cercanos al 3:1 me parecen excesivamente extremos, y siempre me han apetecido más los que oscilan entre el 2:1 y el 2,5:1. Por ejemplo, cuando hago panorámicas con cámaras digitales y luego las llevo a mis libros de fotografía, las suelo ajustar a una proporción 2,38:1, que se ajusta muy bien a las páginas dobles de los libros que encargo en Blurb. En cualquier caso, de vez en cuando me he planteado el disponer de una forma de hacer panoramas sobre película fotográfica, que no sea recortando en exceso la superficie de película disponible. He probado en alguna ocasión con adaptadores de película a 35 mm hechos con impresoras 3D, pero aunque he obtenido cosas curiosas, la falta de imprecisión en el encuadre... y que según con qué formatos no fuese realmente panorámico... pues me dejaban algo insatisfecho.
Recientemente comprobé que alguien en Italia vendía un combo con el adaptador para el carrete, el eje receptor adaptado para la película de 35 mm, y una máscara para el visor que permitía un encuadre preciso, para el sistema Hasselblad V. La imagen resultante ocupa todo el ancho de la película, incluido donde se encuentran las perforaciones, pero con la máscara, sabes lo que ha salido en el espacio entre ellas, con unas dimensiones de 24 x 56 mm, con unas proporciones 2,33:1 que entran dentro de lo que son mis preferidas. Así que lo encargué, y lo recibí recientemente.
Va bien. Aprovechar del todo la longitud de la película de 35 mm implica tomar ciertos riesgos. Primero, no pasar toda la película hasta que se frene en el fotograma 1 del respaldo, porque pierdes mucha longitud de película. Pero hay que imaginarse cuánto hay que pasar para que no empieces a fotografiar en la zona velada del principio del rollo. Segundo, cuando llegas al fotograma 12, ya no te deja disparar más. Si el rollo es de 24 exposiciones, probablemente pierdes poco. Pero si es de 36 exposiciones, pierdes película como para 5 o 6 fotogramas más. Por lo que tienes que llevar una bolsa oscura, estanca a la luz, introducir en ella la cámara, extraer unos milímetros el respaldo, lo que libera el bloqueo al disparo, y volver a cerrar. Y seguir fotografiando exactamente en el mismo punto. Pero claro, hay que asegurarse de que no entra nada de luz... para evitar veladuras.
Lo he probado con un rollo de Ilford FP4 Plus revelado en Kodak HC-110 1+19, 5 minutos y 15 segundos a 21 ºC, y ha quedado bien... quizá un poco sobreexpuesto, porque decidí usar el fotómetro del visor PM 51, que es más cómodo que el visor de capuchón para encuadrar en horizontal. Hay que considerar que por la forma en que corre la película por el respaldo de la Hasselblad, la cámara es cómoda para fotografías verticales. Y bastante incómoda para las horizontales. Recomiendo un trípode, o bien una empuñadura con disparador incorporado, lo que significa gasto. Pero si no os arriesgáis, como me ha pasado a mí, a que algunas tomas están trepidadas o con el horizonte inclinado, por lo que luego se pierde imagen al recortar más para enderezar la imagen. Pero en general queda bien. Y se pueden obtener imágenes interesantes. También en vertical.
La tecnología asociada a la captura electrónica de la imagen fotográfica con destino a archivos informáticos que conservan la información en un formato digital permitió desde el principio de esta tecnología la creación de imágenes fotográficas más grandes a partir de varios archivos originales. Tradicionalmente se le ha llamado fotografía "panorámica" porque con frecuencia se ha utilizado para formar imágenes panorámicas; aquellas en las que se recogen escenas, generalmente paisajes, amplias con una longitud varias veces superior a su altura. Recuerdan a las películas de cine en las que tenemos amplios formatos de ratio 2,37:1 e incluso. Obsérvese que la mayor parte de los estándares actuales se acercan en sus proporciones al resultado de dividir las potencias de 4 por las potencias de 3.
Así tendremos 4/3 = 1,33, el más popular formato televisivo hasta hace unas décadas, 4^2/3^2 = 16/9 = 1,78, el más popular formato televisivo actual, y 4^3/e^3 = 64/27 = 2,37, formato televisivo que se ha propuesto ya para el futuro, que usan algunas producciones, y que se aproxima al formato de muchas producciones cinematográficas.
Pero la unión de imágenes digitales no se limita a estas tomas panorámicas. Pueden tener como objetivo el aumentar el campo de visión conseguido a partir de un objetivo con focal más larga de lo que nos conviene. Y con matrices de fotografías tanto en el sentido lateral como en el sentido arriba abajo obtenemos una fotografía con mayor campo de visión. Y sobre todo, muy importante, más grande, con más información. Hay quien incluso simula el aspecto de la fotografía de formato medio con sensores de imagen de los llamado de marco completo, full frame, o sea, el formato pequeño de 36 x 24 mm de toda la vida. Al principio, conseguir estas imágenes era complejo y precisaba software específico más o menos difícil de usar, pero actualmente hay muchos procesadores y gestores de imágenes que tienen funciones de unión de fotogramas muy sencillas de usar.
La fotografía panorámica no ha sido ajena a la fotografía con película tradicional. Han existido cámaras en las que las dimensiones del fotograma han tenido este carácter panorámico. Para película de 35 mm se fabricó la muy deseada Hasselblad Xpan I y II, fabricada por Fujifilm que también tenía su variante, Fujifilm TX-1 y TX-2, y un formato de fotograma de 65 x 24 mm . O las Widelux con obturador de barrido y un formato de 56 x 24 mm. Fujifilm también tuvo en formato medio la Fujifilm GX617, con ese formato aproximado de 17 x 6 cm, algo menos en realidad, y un tamaño casi "monstruoso". Creo que también hubo alguna Widelux de formato medio. Ha habido cámaras de formato medio de 12 x 6 cm aproximadamente, y algunos respaldos para cámaras de gran formato que aprovechaban los rollos de formato medio para este tipo de fotografía.
Y por supuesto, han existido artistas fotográficos que han realizado collages con fotografías individuales, de todo tipo, para construir panoramas o fotografías más complejas y más amplias. Pero con las peculiaridades de los collages.
Hace unos años tuve la ocasión de visitar en Fotografiska, museo de la fotografía en Estocolmo, una exposición de Nick Brandt que me gustó mucho, tanto por su mensaje, como por su estética, como por su concepción, filosófica o técnica. Para realizar las grandes fotografías de la exposición, Brandt usaba cámaras de formato medio de formato 7 x 6 cm, que luego escaneaba a alta resolución y unía en fotografías de mayor tamaño. Os dejo el vídeo que explica su realización.
Esto me ha hecho comprobar la factibilidad de la utilización eventual de una técnica similar con mis medios. Resultado de la cual han sido las fotografías que se pueden ver a lo largo de esta entrada.
Cogí mi Pentax MX con mi recientemente adquirido SMC-M 50/1,4 y la cargué con un carrete de Lomography Berlin Kino 400. Y fui exponiendo, a la sensibilidad nominal de la película, series de tres fotografías contiguas, con los mismo parámetros de exposición. Revelé, según recomendaciones del fabricante de la película, en Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 7 minutos a 20 ºC. Y luego digitalicé en el Epson Perfection V600 Photo los tríos de fotografía utilizando exactamente los mismos ajustes para cada una de las tres fotografías en la pestaña de niveles, evitando la exposición automática por parte del escáner. Sólo hubo discrepancias de luminosidad en una foto de uno de los tríos, probablemente porque en el momento de la toma una nube dejó pasar más luz que en las dos primeras fotografías del trío. Es en la del puente sobre el río Ebro... y con un tratamiento sencillo mediante máscaras, no se nota. Todas las fotos han sido unidas en Adobe Lightroom 6.14 sin mayores problemas. Menos una que no quiso reconocer que tal unión era posible, y que sin embargo Affinity Photo lo consiguió sin más.
En Lightroom hay tres tipos de proyección para componer la nueva fotografía; esférica, cilíndrica y perspectiva. La cilíndrica viene bien para las tiras únicas de fotos en horizontal o vertical que conforman un panorama. Tiene el inconveniente que deforma las líneas rectas de la arquitectura. La esférica conviene cuando no sólo se toma una fila de fotografías en horizontal, sino una matriz de varias filas, y también tiene el mismo inconveniente. La perspectiva no genera deformación de las líneas rectas de los edificios, pero genera una deformación de los extremos, que es muy desagradable cuando la amplitud de la vista es grande. Como estas son composiciones de tres fotografías en vertical, el resultado final no se desvía mucho de la proporción original de la cámara 3:2. Cuando hay edificios he usado la proyección en perspectiva, cuando no los hay y es más orgánica la imagen, he usado la cilíndrica.
El resultado ha sido bastante mejor de lo que pensaba, aunque la calidad de las fotos está lastrada por el hecho de que... una de dos, o yo he estado muy torpe midiendo la luz y he subexpuesto o, como supongo, esta película conviene exponerla a un índice de exposición más bajo de la sensibilidad nominal. La proxima vez a IE 250, manteniendo el tiempo de revelado recomendado.
No es que vaya a usar esta técnica habitualmente. Lo cierto es que si me apetece componer panoramas o fotos grandes a partir de fotogramas más pequeños, utilizaré la captura electrónica. Que todo es mucho más sencillo. Pero si puntualmente me surge la necesidad... pues ya sé que es factible y no demasiado complicado. Ya me diréis que opináis.
No es frecuente que traiga por aquí artículos dedicados a la fotografía con captura electrónica y procesado digital. Normalmente me resulta más interesante y estimulante los procesos tradicionales fotoquímicos con película fotográfica tradicional. Pero eso no quiere decir que los tenga proscritos. Y si en un momento dado, aprendo o intento hacer algo más o menos nuevo o diferente, no me importa comentarlo.
Hace un año ahora que sustituí como cámara viajera principal mi Olympus OM-D E-M5 por la Panasonic Lumix G9. Una cámara que me tiene muy satisfecho, con la única pega notable... que hubiera preferido un modelo algo más pequeño o ligero, y con forma más similar a las telemétricas o cámaras de visor directo que a las réflex. Pero también es cierto que en determinadas ocasiones, la inercia que proporciona y la comodidad de su agarre, suponen una ventaja en la realización de las fotografías.
No es infrecuente que con ella haya realizado fotografías compuestas, de formato panorámico o no, que se realizan a partir de varias fotografías individuales. La resolución de la cámara, 20,5 megapíxeles, resulta suficiente para el 98 %, por poner una cifra muy alta, de los usos que le doy. Una foto bien ejecutada técnicamente, bien procesada, puede imprimirse sin mayores problemas a tamaños de hasta DIN A2 o similares. Siempre teniendo en cuenta que una fotografía grande se observa siempre a mayor distancia que otra más pequeña. Pero con el uso de varias fotografías para unirlas en una única, es fácil alcanzar tamaños aptos para imprimir en tamaños de hasta DIN A1 o similares. Es decir, manejando imágenes con una resolución espacial de 40 o 50 megapíxeles.
Pero la Panasonic Lumix G9, como otras cámaras del formato micro cuatro tercios, y que ahora se empieza a extender a otros formatos mayores, gracias a su sistema de estabilización integrado en el cuerpo de la cámara, en el captor de la imagen, mediante un sistema de microdesplazamientos de este, permite componer una fotografía de muy alta resolución a partir de varias de tamaño ordinario. Así pues, la Lumix G9 permite obtener fotografías de 80 megapíxeles. Esta técnica tiene algunas constricciones. Básicamente se limita a situaciones en las que la cámara está sólidamente unida a un trípode para evitar trepidaciones o desajustes en el encuadre, y a que los elementos de la fotografía que se están moviendo no aparecerán nítidos, lo cual puede ser un inconveniente... o no. Ahí ya interviene la intención creativa del fotógrafo.
Mi uso de esta técnica es esporádico, tendiendo a anecdótico. Como no suelo precisar semejante necesidad de ampliación... pues no me molesto en ello. Pero no obstante, siempre es conveniente entrenarse en las posibilidades de las herramientas que usas, por si algún día te viene bien. Y mi objetivo en esta ocasión era generar panoramas de alta resolución a partir de los fotogramas individuales de 80 megapíxeles. Estamos hablando de fotografías finales que podrían ser imprimidas a tamaños que rondan los 2,5 metros de anchura por 1 metro de altura.
En un paseo el sábado pasado, muy bien aprovechado porque también llevé una cámara con película en blanco y negro de la que ya hablaré otro día, me propuse elaborar tres panoramas con tres ópticas diferentes.
La primera, el puente de la autopista Z-40 sobre el río Ebro cerca de La Cartuja Baja (Zaragoza), la hice con el objetivo Olympus M.Zuiko Digital 12-40/2,8 a una focal de unos 28 mm, es decir un focal estándar un poquito larga (equivalente a un 56 mm en el formato de fotograma de 24 x 36 mm). La apertura de trabajo fue f/5,6 para un tiempo de exposición para cada fotograma individual de 1/60 segundo.
La segunda, en la huerta de Las Fuentes, en las afueras de la ciudad de Zaragoza, use un objetivo Ricoh Rikenon 135/2,8 con montura Pentax K y el consiguiente adaptador de montura, lo cual supone la utilización de un teleobjetivo largo (equivalente a 270 mm en el formato de fotograma de 24 x 36 mm). La apertura de trabajo fue f/8 para un tiempo de exposición para cada fotograma individual de 1/15 segundo.
La tercera, realizada desde la pasarela del Azud del Ebro en la ciudad de Zaragoza, fue un atardecer mirando hacia el oeste con el objetivo Panasonic Lumix G Vario 35-100/4-5,6 ASPH, ajustado a la focal de 100 mm (equivalente a 200 mm en el formato de fotograma de 24 x 36 mm). La apertura de trabajo fue f/8 para un tiempo de exposición para cada fotograma individual de 1 segundo.
En todas ellas utilicé mi trípode Manfrotto de la serie 109 de fibra de carbono, no recuerdo ahora exactamente el modelo exacto, ya tiene 10 años por lo menos. Es un trípode ligero, pero muy estable, cuyo principal inconveniente es que la rótula de bola que tiene funciona muy bien con carácter general, pero no está bien adaptada para la realización de panoramas, en los que es muy importante que tanto el trípode en su conjunto como la cámara estén perfectamente ajustados respecto al horizonte. No basta con que esté la cámara. Si el trípode está algo inclinado con respecto al horizonte, nos generará problemas de ajuste a la hora de combinar los fotogramas individuales, con pérdida de información importante, e incluso la posibilidad inadvertida en el momento de la toma de recortar algún elemento importante de la composición si esta está muy ajustada. Así que no valen las prisas. Aunque a las horas del atardecer, las condiciones de luz pueden varias más deprisa de lo que imaginamos, especialmente si hay alguna nube en el cielo.
Globalmente, la experiencia la considero satisfactoria. Los objetivos de Olympus y Panasonic, aunque juegan en distinta liga de calidad entre sí, ambos dan buena calidad de imagen a las aperturas de trabajo seleccionadas. Siempre me entran dudas de si f/8 en el 35-100 mm puede dar algún problema con la difracción. En las luces puntuales aparece alguna estrella que otra. Pero por su poca luminosidad, el uso de f/5,6 a la focal de 100 mm supone trabajar con la máxima apertura. Si bien tiene una nitidez muy utilizable, el contraste es un poco bajo. El objetivo Ricoh acusa su edad y, aunque da una nitidez razonable, aunque inferior a los otros dos, lo que más descoloca es su rendimiento de los colores, difíciles de ajustar después en el procesado digital de la imagen.
En ninguno de los panoramas compuesto he tenido problemas de desajuste de la imagen. Incluso en las exposiciones de 1 segundo, la máxima permitida por la Lumix G9 para el modo de alta resolución, no he observado ningún problema de imágenes fantasmas por alteraciones en el encuadre de las fotografías individuales. El trípode tiene estabilidad suficiente para la tarea. Otra cosa es los elementos móviles en la imagen. En el caso del agua del río Ebro... el efecto es interesante y aporta valor estético. Con respecto a otros elementos móviles en el encuadre, algunos desaparecen, se mueven demasiado deprisa, y otros generan puntales pérdidas de nitidez que no afean la imagen, son perfectamente asumibles. En lineas generales, considera la experiencia adecuada, aunque tuve que pelear bastante con la posición adecuada del trípode para conseguir las imágenes adecuadas. Pero bueno... todo es cuestión de práctica.