La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / miles aldridge

Recomendaciones semanales - del 16 al 30 de julio de 2017

La semana pasada esta sección dominical dedicada a mis recomendaciones fotográficas se dedicó a las exposiciones de PHotoEspaña. Por lo tanto, para este último domingo de julio, tengo acumulados enlaces de prácticamente toda la segunda quincena de julio. Espero poder irlos exponiendo sin que se haga muy pesado.

En cuanto a las fotografías acompañantes,... pues he tenido visita foránea este fin de semana. De esas que cuando llegan el viernes se te calienta el corazón, y que cuando se van el domingo, te queda una vacío muy dentro. Pero que se le va a hacer, mejor disfrutar durante un par de días que nunca. El caso es que ayer salimos por la tarde a encontrarnos con alguien que veranea en la provincia de Huesca. Y nos acercamos al castillo de Loarre. No entramos. Eran más de las siete y media cuando llegamos. Fue un paseo. Mi cámara digital fracasó estrepitosamente... porque olvidé ponerle tarjeta. Menos mal que eché a la bolsa la Pentax MX con un carrete de negativos en color y la Polaroid Image System con un cartucho de Impossible Project en blanco y negro. Os dejo algunas fotografías de este último, y os recuerdo que mi cuenta de Instagram está dedicada en exclusiva a la fotografía instantánea.

Empecemos primero por lo más antiguo cronológicamente, que no tiene porque serlo socialmente. Alice Austen fue una fotógrafa que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX, y que a los 18 años ya dominaba el oficio aunque nunca fue una profesional porque no era concebible en esa época que una mujer se dedicase profesionalmente a la fotografía. Sin embargo, sus fotografías eran mucho más frescas, espontáneas y modernas que los de sus contemporáneos. Existe la sospecha de su naturaleza homosexual, derivado del contenido de muchas de sus fotografías con mujeres que muestran afecto entre sí, realizan actividades que rompen las normas de la época o se disfrazan de hombres. Pero dadas las restricciones de esa época, es difícil de decir, o si las etiquetas simples actuales valen para definirlas. En cualquier caso, lo hemos visto y leído en Artsy y nos ha interesado.

Durante este verano, en Magnum Photos están saliendo reportajes de fotógrafos que emprenden viajes importantes y los reflejan en sus fotografías. En estas dos últimas semanas hemos podido conocer el viaje por carretera a Nueva Orleans del francoiraní Abbas cuando tenía 24 años y que resultó en su primer ensayo fotográfico, y el viaje de Dennis Stock a California en 1968, año especialmente revuelto en la historia del siglo XX. Ambos están muy bien, me gusta mucho este género de la road photography, y alguna vez he pensado en practicarlo yo un poco. Coger unas vacaciones el coche y recorrer un territorio, parando de vez en cuando a fotografiar algo que me parezca significativo o representativo. El problema es que no me gusta mucho conducir. ¿Quizá practicar la railroad photography? Eso estaría bien, aunque hoy en día los trenes van demasiado rápidos...

El mejicano Oscar Colorado nos ha realizado varias propuestas interesantes en las dos últimas semanas. Series fotográficas comentadas en profundidad y biografías de fotógrafos siempre interesantes. Recomiendo mucho seguir el blog de este profesor universitario de fotografía.

Si el pasado domingo hablaba de la obra de Antoine D'Agata en la que se sitúa a sí mismo y su atribulada vida en el centro de su obra fotográfica, no podemos olvidar que probablemente la fotógrafa más destacada en este aspecto es Nan Goldin con su seminal serie La Balada de la Dependencia Sexual, que supuso un antes y un después de cómo afrontar el reportaje fotográfico en los años 80.

Otra fotógrafa destacada en su campo es la francesa Sarah Moon (Marielle Warin), y su etérea fotografía que abraza un pictorialismo conntemporáneo para una forma distinta de afrontar la fotografía de moda. No siendo este un género que me atraiga especialmente, hay varios motivos para ello en los que no entraré ahora, y no siendo el pictorialismo mi estilo fotográfico favorito tampoco, la obra de Moon siempre me ha parecido muy interesante. Ya sabéis, la nitidez es un concepto burgués... dijo Cartier-Bresson.

Por último, ha presentado la galería dedicada a Takuma Nakahira, un fotógrafo japonés de los que asumieron las propuestas visuales de la revista Provoke. Are, bure, boke,... grano, barrido y desenfoque. Y un fuerte contraste, para una fotografía muy enganchada a la realidad social y política del país en los años 60. Un fotógrafo muy crítico y muy comprometido políticamente.

Me gusta desde hace ya un tiempo el trabajo de la fotógrafa británica Olivia Arthur. Y si ya en ocasiones había encontrado motivos para ello, su presencia el año pasado en la exposición homenaje a Inge Morath en la que recorría el Danubio acompañada de otras fotógrafas ganadoras del premio que lleva el nombre de la fotógrafa austriaca organizado por Magnum Photos. En las páginas de esta agencia ha aparecido estos días un artículo dedica a Little Mogadishu, sobre la vida de las mujeres emprendedoras en la comunidad somalí en Estados Unidos. Tienen mucha alma las fotos de Olivia Arthur, si perder su visión precisa de la realidad.

Joan Fontcuberta hay quienes lo aman y hay quienes lo odian. Estamos en un país muy cainita. Unido al hecho de que fuera de nuestras fronteras mantiene cierto prestigio, me hace sospechar un poco de los que lo odian. Pero es cierto que de vez en cuando toma caminos arriesgados. A través de Facebook llegué a un artículo de El nacional.cat, que hablaba del reportaje sobre las vedettes del Molino realizado por un olvidado fotógrafo de los años sesenta y setenta, Ximo Berenguer. Ahora sabemos que se trata de fotos tempranas en la carrera de Fontcuberta, y que el tal Ximo Berenguer es un invento suyo. Una provocación para poner en solfa a los medios de comunicación actuales en la era de la posverdad. Es decir en la hora en la que muchos sueltan sus mentiras y nadie las pone en duda. A mí sí me convence el planteamiento, aunque no faltan como he dicho las voces críticas o dubitativas contra el fotógrafo catalán con crudeza. Pero realmente es necesario luchar duramente contra las falsedades de la época y contra la connivencia que los medios de comunicación tradicionales muestran. Y que conste que arriesgo a las iras de alguien por enlazar un artículo publicado en un medio catalán proindependentista, lo cual quiere decir que también sucumbe con frecuencia diaria en el engaño de la posverdad.

Pero pasemos a cuestiones más ligeras. Chris Lowell (Instagram) es un actor frecuente en las series de televisión norteamericanas al que últimamente hemos podido ver en GLOW, cuya primera temporada comenté recientemente en mi Cuaderno de Ruta. Pues bien, hay que añadirlo a la nómina de gentes del mundo de la interpretación a las que gusta hacer sus pinitos con la cámara de fotos. Nos lo han contado en Lomography Magazine. Armado con una Hasselblad 503CX o una Leica M7, y película Kodak Tri-X 400, hace unas fotografías que no están nada mal. Incluso nos ha ofrecido unas fotografías tras las bambalinas de GLOW. Y están bastante bien, incluso en color. O en blanco y negro.

También en el Lomography Magazine nos sorprendieron con unas curiosas fotografías de Miles Aldridge en las cuales los personajes de Game of Thrones cambiaban de época y de ambientación, trasladándonos más a las décadas de la posguerra mundial con la fuerte saturación de la Ektar 100 usada con una Rolleiflex 6001. Originalmente aparecieron en Time.com, y aunque tienden ligeramente al kitsch, como buena parte del trabajo de Aldridge, no me disgustan nada.

Hace unas semanas os hablaba de cómo recuperamos el contenido de un carrete de 50 años de antigüedad encontrado en un Kodak Duaflex II. Pues bien, en PetaPixel nos cuentan una historia parecida de cómo alguien se encuentra un rollo de Kodachrome en el interior de una Zeiss Ikon 520/2, yo tengo una cámara muy similar. El fotógrafo que las recuperó, Martijn van Oers nos cuenta superficialmente que recuperar los fotogramas fue un proceso que requirió "conocimiento, sincronización, paciencia y exactitud"... pero no nos dice cómo lo hizo. Desde nuestra experiencia, exige ciertas habilidades, pero al alcance de cualquiera que no sea un absoluto chapucero. Sí que hace falta cierto conocimiento, pero las otras tres virtudes son relativas. Desde luego exactitud o precisión, no. Vamos, que se da su propio autobombo.