Sigo muy atareado, con cosas diversas. Hay una serie de cosas que quiero hacer y no me da tiempo. Para colmo, ha hecho una semana horrible de lluvia y tiempo feo, que sólo se ha arreglado al final de la misma. Algo la hemos disfrutado. Y sólo al final de la misma he podido dedicar tiempo a la fotografía. Un taller de fotografía con drones del que os hablaré en cuanto tengo un momentico, y un taller de fanzines fotográficos, esta mañana hemos estado haciendo fotos para el mismo, del que también os hablaré en su momento.
Curiosamente, tengo una buena colección de recomendaciones para este domingo. Pero no tengo mucho tiempo. Que me han invitado a ver una película en el cine. A ver si nos da tiempo a llegar. Seleccionaré algunas de ellas, aunque sea de forma somera. Y lo ilustraré con un tema que siempre me ha fascinado. Las escultura de ángeles en piedra... de las que en Roma tenemos un montón, con especial concentración, qué casualidad, en el Ponte Sant'Angelo.
Y hablando de "angelicos", hay una fotografía que me he encontrado de vez en cuando por la red de redes que siempre me ha gustado mucho, de unos niños jugando en una de las playas del desembarco de Normandía en 1947, sólo tres años después de que dichas playas se convirtieran en un infierno. Realizada en color, con formato medio cuadrado, me ha parecido siempre muy notable. Pero nunca había sabido quién la hizo. Esta semana me la he vuelto a encontrar en Historical Times. Y me he puesto a buscar de quién era. Es de "Chim", pseudónimo con el que se conocía a David Seymour, uno de los fundadores de la agencia Magnum Photos, del cual sí que sabía que después de la guerra había realizado un proyecto para documentar la situación de la infancia en la desvastada Europa. Lo que no conocía era que el proyecto empezó o fue inspirado por el viaje que hizo en la primavera de ese 1947, cuando hizo el recorrido entre las playas de Normandía y Berlín siguiendo la ruta de lo que había sido la guerra unos años antes. Y que hubiese hecho unas fenomenales fotos en color, raras en aquel momento.
Pero la fotografía relacionada con los conflictos bélicos no es de ahora. En cuanto fue posible, los fotógrafos siguieron a los ejércitos en campaña. De los más antiguos fotógrafos en una guerra es Roger Fenton, que en 1855 se desplazó con el cuerpo expedicionario británico a la península de Crimea, en una de las guerras más absurdas conocidas. Suponiendo que alguna no lo sea. Y además cruel. Sus fotografías, posadas, tenían un componente propagandístico y comercial, pero desde luego nos valen como documento histórico. Lo hemos visto en How to See Without a Camera.
Robert Frank es probablemente el referente fundamental de la fotografía documental y callejera de los Estados Unidos. El más americano de todos. Nació en Suiza. De su labor recorriendo los Estados Unidos y fotografiando a sus gentes, se ha hablado mucho. Pero en Old Skull nos hablan de un trabajo muy desconocido del suizo. El que hizo fotografiando las calles de Nueva York desde las ventanillas de los autobuses urbanos en movimiento. Algo que nos puede parecer muy tonto hoy, pero que en el ecuador del siglo XX, con películas menos sensibles, con cámaras más primitivas, la cosa no era tan banal. Y las fotos son excelentes. Claro. Y coherentes con su estilo y trayectoria.
No conocía yo a la artista contemporánea Eleanor Antin, que ha dedicado buena parte de su obra al arte conceptual, siendo la performance su forma de expresión favorita, performances que ha reflejado fielmente en sus fotografías. Su obra más famosa, 100 Boots, desarrollada entre 1971 y 1973 le llevó a fotografiar ese número de piezas de calzado en distintos puntos de la geografía americana, y a remitir por correo copias de las fotos a cientos de personas. Creo que tengo que aprender más sobre esta autora. La idea nos la ha proporcionado AnOther Magazine.
Una entrada en Facebook, no recuerdo quién la publicó, me lleva a una necrológica en la sección de arte de The Sidney Morning Herald, en la que nos comunica el fallecimiento de la autraliana de origen griego Polixeni Papapetrou. En 2012, a Papapetrou le dijeron los médicos que le quedaban entre días y semanas de vida por culpa de un cáncer que le habían diagnosticado cinco años antes y del que pensaba que estaba curada. Aun vivió durante otros cinco años. Cinco años especialmente creativos especialmente en relación con su hija Olympia. El caso es que un repaso a su obra, casi siempre fotografía escenificada que reflexiona sobre el concepto de identidad, y con frecuencia con niños y adolescentes como protagonistas, me parece muy notable. Una pena que haya fallecido joven.
Cualquiera que siga esta sección con cierta atención y frecuencia, no será mucha gente, sabrá que tengo cierta debilidad por los fotógrafos japoneses. En el canal de youtube de Eīhwaz han publicado esta semana un vídeo con la obra de Masao Yamamoto, y sus pequeñas pero interesantes obras fotográficas, llenas de simbolismo y personalidad propia. Muy minimalista. Os dejo aquí el vídeo.
En British Journal of Photography nos proponen conocer la obra de la fotógrafa checa Tereza Zelenkova, una fotógrafa relativamente joven que basa su fotografía, fundamentalmente en blanco y negro, en la inspiración por los mitos y leyendas, situándolos en lugares que le son cercanos, sean bosques, ciudades, casas, interiores, cuevas,... A mí me ha parecido bastante interesante.
La semana pasada hablaba de un fotógrafo que fotografiaba el paisaje desde lo alto, Hans Strand, y esta semana, por recomendación de Creative Boom tenemos otro. Se trata de Tom Hegen que se ha dedicado a fotografiar las salinas en activo a través de Europa. Una de las industrias más antiguas de la humanidad y que da lugar a intervenciones notables sobre el paisaje y un grafismo interesante en las imágenes. Y es que con lo del taller de fotografía aérea con drones,... me fijo más en estas cosas.
Y para finalizar, tenemos el número 109 de Fraction Magazine. Y alguno de sus porfolios me ha llamado la atención. Por ejemplo, el trabajo The City Beneath the Sky de Marc Yankus, que nos presenta una peculiar forma de ver la arquitectura típica de Nueva York, bajo la forma de paisajes alterados. Y algo surrealistas. Y desprovistos de gente. Que eso sí que es raro en la Gran Manzana.
Como el domingo pasado dediqué el artículo de esta serie a los "cacharros" fotográficos presentados en la Photokina 2016, las recomendaciones de esta semana se han acumulado en las dos últimas semanas. Quizá de una forma un poco caótica, aunque les intentaré dar cierta estructura. En cualquier caso, a continuación el tablero de Pinterest que si se corresponde exclusivamente a la última semana, entre el 25 de septiembre y el 2 de octubre.
Las fotografías que van a acompañar la entrada de hoy son una prueba técnica que estuve haciendo hace unas semanas. Antaño nos decían que se podía forzar la película negativa en blanco y negro y la película diapositiva en color o en blanco y negro. Pero no la película negativa en color, porque aparecían alteraciones de los colores potencialmente desagradables. Con las emulsiones modernas, nos dicen que esto no es así.
Forzar una película consiste en aumentar el tiempo de revelado recomendado. Con eso se consigue, en primer lugar, aumentar el contraste. Por lo que puede ser adecuado en situaciones de luz muy plana. Pero con frecuencia se usa para fotografiar en condiciones de poca luz con película de sensibilidad insuficiente. Si una película de 400 ISO se utiliza con un índice de exposición 1600, subexposición de dos pasos, se puede aumentar el tiempo de revelado de modo que los tonos medios y las luces se sitúan en su lugar. Aunque las sombras sea difícil recuperarlas, porque donde no hay materia no puede obtenerse imagen. El otro efecto secundario es que el grano de la película se hace más grande y notorio.
El forzado lo he practicado ocasionalmente con película negativa en blanco y negro, pero nunca con negativos en color. Así que cogí un carrete de Kodak Portra 400 y lo puse en la Canon EOS 100 calzada con el EF 40/2,8 STM. Y me puse a hacer fotos. Estos son los resultados.
En cuestión de unos días salgo de viaje hacia extremo oriente. Ya os contaré. Quizá por eso en las recomendaciones de hoy hay varias que tienen que ver con esa región del mundo. En primer lugar, en L'Oeil de la Photographie, hace unos días nos mostraron tres artículos (1, 2 y 3) con fotografías de la revista Provoke, una revista que nació en los años sesenta como reacción a los cambios que se estaban produciendo en Japón en la posguerra. Revista contestataria que produjo algunos notables fotógrafos modernos japoneses con unos estilos propios muy interesantes, como Takuma Nakahira, Yutaka Takanashi, Daido Moriyama, Koji Taki o Yusuke Taki.... entre otros. También permitió mostrar el auge de la "performance" en aquel momento en el país nipón. Duró poco pero dejó legado.
En Clavoardiendo nos han hablado de otro fotógrafo japonés contemporáneo, Masao Yamamoto. Fotografía de pequeño tamaño con el minimalismo propio de la cultura japonesa aplicado tanto a paisajes, como retratos, como desnudos o bodegones. Está en una exposición en Avilés.... ay, me pilla un poco a desmano.
En L'Oeil de la Photographie nos han traído esta semana un par de artículos sobre Xiao Quan, fotógrafo chino que de alguna forma nos recuerda al esfuerzo de August Sander por retratar a la sociedad de su país. Si aquel fue la Alemania de entreguerras, este es la China, llena de contradicciones de la actualidad. En el primero de los artículos nos muestran los retratos de personas importantes en la cultura y las artes chinas actuales. En el segundo son las gentes comunes y diversas las que se hacen protagonistas. Ambos son interesantes. Y me gusta que haya humor en muchos de los retratos. Humor sano, en complicidad con los propios retratados.
Dejemos el extremo oriente. En Cultura Inquieta nos hablan de una serie de fotografías no publicadas y desconocidas de Dennis Hopper. El conocido actor fue también un notable fotógrafo. Y aquí lo tenemos con imágenes realizadas al vuelo, con cámaras de un solo uso, reveladas en tiendas normales y corrientes, lejos de los circuitos profesionales. Blanco y negro, con escenas propias de cualquiera que quiera conservar recuerdo de viajes, situaciones familiares, entre amigos,... pero reflejando también la cultura de ansia de libertad que marcó el final de los años 60. Hopper tuvo muchas cosas que decir a lo largo de su vida, y se supo expresar de muchas formas. Contrasta de todos modos ese ambiente de libertad y ausencia de represión de las fotografías de esa época con su evolución posterior a posturas derechistas y consevadoras en política.
Susan Meiselas es una fotógrafa de la agencia Magnum que sin duda ha mostrado a lo largo de su vida su compromiso social y político. En vísperas de las elecciones presidenciales norteamericanas, donde uno de los candidatos, el más conservador, está usando el racismo y la xenofobia para atraer el voto de los sectores más intolerantes de la sociedad norteamericana, la fotógrafa como nos cuentan en el propio blog de Magnum Photos ha realizado un reportaje de la ceremonia de naturalización masiva de 298 nuevos ciudadanos de Estados Unidos, celebrada en el emblemático lugar de la Isla de Ellis, por donde entraron muchísimos inmigrantes en el país. Porque es irónico usar el arma de la inmigración en un país donde la casi totalidad de los habitantes son hijos de inmigrantes. Los nativos fueron casi totalmente exterminados por estos.
Y siguiendo con Estados Unidos, se siguen produciendo situaciones de tensión social por las muertes violentas de ciudadanos afroamericanos por actuaciones de las fuerzas de policía, que cada vez desencadenan más protestas bajo el eslogan "Black Lives Matter". En Format Magazine nos hablaron hace unos días de las protestas que se desencadenaron en Charlotte, Carolina del Norte, y que fueron documentados por el fotógrafo Justin Smith, que dota a las fotografías de un aspecto formal que las emparenta con las fotografías que conocemos de la lucha por los derechos civiles en los años 50 y 60 del siglo XX. Muy serenas, y muy expresivas, con un uso magnífico del blanco y negro.
Ayer hablaba en una entrada vespertina de mi Cuaderno de Ruta del momento de envejecer visto desde el punto de vista del cine. En Cada día un fotógrafo nos hablaban hace unos días de la fotógrafa Jane Paradise, que también incide en su obra en el envejecimiento, especialmente el de las mujeres, a las que dota de un aire mixto de belleza y melancolía. Interesante como reflexión sobre el envejecimiento en las sociedades modernas.
Un poco de paisaje entre tanta reflexión social. En L'Oeil de la Photographie nos han hablado de los paisajes en blanco y negro de Michael Kahn, que me han recordado a los de uno de mis favoritos, Michael Kenna, nombres muy parecidos. Sus estilos tienen elementos comunes pero también diferenciadores. Con una preferencia de Kahn por los paisajes marinos y menos por las larguísimas exposiciones de Kenna. También gusta de trabajar con aparatos mecánicos de formato medio 6 x 6. Es decir, Hasselblad.
Creo que ha gustado mucho esta semana el artículo de Fernando Puche en DSLR Magazine titulado "La fotografía no es analógica ni digital", en la que nos anima a no clasificar las imágenes fotográficas por la tecnología del momento de la toma, sino a reflexionar sobre las características que les dan significado o sentimiento, las que las convierten en producto de la creatividad y en potenciales obras de arte. Trascendiendo los elementos tecnológicos.
Curiosamente, eso me ha recordado una iniciativa del Rochester Institute of Technology que se publicó hace unos días. Un grupo de fotógrafos se subió a una terraza con el fin de fotografiar en la ciudad de Rochester el emblemático edificio Kodak. Y utilizaron una diversidad de medios. Una cámara de gran formato se usó para exponer una placa de colodión húmedo de 28 x 35 cm. Dos cámaras de gran formato para película de gelatino-bromuro de 12 x 9 cm similares a las que hubiera usado George Eastman en la década de los años 80 del siglo XIX. Y cámaras para película moderna de formato 135, 120 y gran formato de 12 x 9 cm y 25 x 20 cm exponiendo película Kodak Portra 160. Dos cámaras digitales documentaron todo el proceso. La torre fue iluminada por un grupo de voluntarios a pie de calle que apuntaron con los flashes y diodos de sus teléfonos móviles, con linternas, o con flashes de mano al edificio durante unos cuantos minutos, mientras los fotógrafos realizaban su exposición. Muchas formas de hacerlo, un solo sujeto, una diversidad de visiones. Creo que tiene que ver con lo que cuenta Puche.