He pasado cuatro días en la capital italiana. Entre el miércoles y el domingo de la Semana Santa de este 2018. Estoy recién llegado, como quien dice. Entendámonos, el objetivo de este viaje no era hacer turismo o culturizarme. Era ver y charlar con gente a la que uno quiere, que ve muy poco y que echa de menos. Pero una buena forma de hacer eso es pasear. Teniendo cuenta en no caer en una tourist trap, difícil en Roma, aunque menos de lo que parece. Y si llueve, incluso si amenazan tormentas, visitar alguna exposición o museo, que nunca faltan. No son baratos en Roma, salvo alguna excepción. Se pasan un puñado. Ley de oferta y demanda. Tienen a mucha gente visitando la ciudad... se lo cobran.
Primera tarde de lluvia, el viernes, y primer refugio expositivo; la exposición Magnum Manifesto, que en estos momentos va circulando por varios continentes. En Europa está en Roma, en el Museo dell'Ara Pacis. Donde no dejan hacer fotos en las exposiciones temporales. En la exposición permanente, sí.
La exposición pretende ser un, como se puede deducir de su nombre, "manifiesto", una declaración ética y programática de los valores que impulsaron la creación de la agencia y su realidad presente. Al mismo tiempo, recorre la historia de la misma y del mundo desde que se creó hasta la actualidad, dividiéndola en cuatro etapas históricas. Está bien. Es muy entretenida. Pero quizá demasiado autocomplaciente y propagandística para una institución que debería hacer del escepticismo y el sentido crítico, también autocrítico, su bandera.
Pronóstico de lluvia todo el día para el sábado. Chubascos por la mañana y tormentas, más torrenciales, por la tarde. A primera hora de la mañana nos refugiamos en la Galleria Nazionale d'Arte Moderna.
Encontramos una sección dedicada al arte contemporáneo africano, que nos gustó bastante. Luego, como suele suceder con muchos museos dedicados al arte moderno y contemporáneo, la exposición de los fondos propios del museo no toma el carácter de exposición permanente. Periódicamente, van cambiando y rotando las obras, con presentaciones distintas de las mismas.
En la actualidad, la presentación puede desconcertar al visitante. No hay ordenación cronológica. Ni por movimientos o estilos. Incluso aquí y allá encontramos algún préstamos del museo arqueológico. Más bien hay una agrupación por temas o conceptos. A veces por contrastes. Que unas veces son más evidentes que otras. Falta alguna orientación en forma de textos explicativos. La exposición está bien; pero podría estar mejor comisariada.
La fotografía es una arte del final de la era moderna y de la era contemporánea. Por lo tanto, tiene su presencia en la muestra. Como tal arte, con personalidad propia, como a través de las influencias que recibe de otras artes o a través de la influencia que ejerce en ellas.
Como sucede en muchos museos italianos, sus fondos artísticos son fenomenales, pero resultan algo fríos y poco acogedores para el visitante. Visitar museos es cansado para las piernas. Que no haya lugares para sentarse en el centro de las salas para contemplar las obras, me parece extraño en estos días.
Paseamos por Villa Borghese, enfrente de la Galleria Nazionale d'Arte Moderna, aprovechando que ha mejorado la mañana. Entramos, porque nos pilla a mano y es gratuito, en el museo dedicado al escultor Pietro Canonica. No esta mal, pero sin entusiasmos.
Después de comer, y comenzando de nuevo a llover, nos acercamos tirando de transporte público al Museo centrale del Risorgimento, ubicado en el horrible Vittoriano, hoy en día más conocido como Altare della Patria más que como faraónico monumento a la memoria de un rey. Pero no vamos a ver sus fondos propios, sino tres interesantes exposiciones. Dos de fotografía y una de pintura. A la de pintura, muy notable y concurrida, no le dedicará mucho tiempo. Pero se trata, nada más y nada menos, que de uno de los padres del impresionismo, Claude Monet, aunque no se quedase en ese estilo toda su vida, ni mucho menos. Sus últimas obras son más expresionistas que otra cosa, en mi humilde opinión.
También había por allí una exposición de fotografía dedicada a Terry O'Neill. Un buen fotógrafo, no es de los que más me maten, pero su obra es curiosa porque se ha dedicado a fotografiar a los famosos de la cultura popular a diestro y siniestro. Así que... muy entretenido.
Cerraré esta entrada comentando la exposición que probablemente más he disfrutado. La que más interesante me parece. Se trata del artista chino Liu Bolin (escrito al estilo chino, con el apellido en primer lugar). Habitualmente es considerado fotógrafo, e indudablemente la calidad técnica de sus fotografías es notable. Pero básicamente es un artista conceptual, que hace de un estilo muy determinado de performance, la ocultación camaleónica en el paisaje pintando sobre sus ropas y su cuerpo, así como el de otras personas, una forma muy personal de expresarse. Muchas de sus obras tienen un fuerte contenido sociopolítico, lo cual tiene mérito, dada la censura que reina en China, donde no parece encontrar la oposición de las autoridades. Lo he leído varias veces; no es imposible opinar en China, siempre que no te metas con el partido y la esencia del régimen. Pero de otras cosas sí. No sé; puede. Es lo que he leído. En cualquier caso, me ha encantado ver estas obras, que conocía en revistas y en internet, en copias impresas de gran formato y gran calidad que te dan un fuerte impresión del mensaje de la obra de Liu.
Cierto es que Liu Bolin tampoco le hace ascos a trabajos comerciales, más integrados en esa sociedad que de fondo critica, aunque siendo fiel a su estilo. Bueno... supongo que tendrá que comer y ganarse algunas pesetillas. Yuanes o dólares, mejor. Y realizar sus obras exige un equipo considerable. Por lo menos las más recientes. Quizá cuando empezó todo tenía un nivel más modesto.
Iba a decir que las de hoy, día de Navidad, lo cual quiere decir día de modorra total, son las últimas recomendaciones fotográficas semanales del año. En un sentido estricto, es así, puesto que el próximo domingo es 1 de enero de 2017. Pero también hay que considerar que esta semana que viene transcurre fundamentalmente en el ya anciano 2016... así que en realidad, mis últimas recomendaciones del año, vendrán a principio del siguiente. Bueno... todo esto es en realidad una tontada, pero ya digo que el día de Navidad, para mí, suele equivaler al día de la modorra suprema. Para empezar os dejaré uno de los tableros en Pinterest que he ido creando en estas últimas semanales. Serán retratos o autorretratos de fotógrafos, unos más conocidos, otros menos, con o sin su herramienta de trabajo, la cámara fotográfica. Cuando digo fotógrafos me refiero a fotógrafos que efectivamente se dedica a ello, no meras personas que se retratan o se autorretratan con cámaras fotográficas. No, fotógrafos de verdad.
Las fotografías que acompañan la entrada de hoy son de ayer mismo, día de Nochebuena. Había hecho mis deberes en los días anteriores, compras diversas y esas cosas asociadas con estos días, así que esa mañana la pude dedicar a mi mismo y a mis cosas. Y salí a ellas armado con la Leica ME. Y le puse el Summicron 50/2 retráctil. Recuerdo la historia de este objetivo. Este Summicron es como los objetivos de Leica deberían ser, como los concibió su creador Oskar Barnack, compactos, ligeros, retráctiles, para ir ligero por el mundo, al mismo tiempo que con buena calidad de imagen. Este Summicron fue el primero de este nombre, en los años 50 del siglo XX, y también tuvo una versión no retráctil. Pero tiene dos defectos. La lente frontal está hecha de un material muy blando y se raya con facilidad, y como otros objetivos de la época, los lubricantes del objetivo se van evaporando, y esos vapores se depositan en las lentes del objetivo, creando una sensación de neblina en las imágenes.
El ejemplar que yo tengo está en un excelente estado de conservación, no está rayado, pero sí tiene el problema de la neblina. Cuando me lo ofrecieron, conociendo los problemas que presentaba el modelo, con seis décadas de antigüedad, dije que lo compraría pero tras la oportuna prueba. Me lo dejaron para mi viaje a Lucerna y Zúrich en agosto del año pasado, 2015, y pude comprobar que tenía el problema. No me interesó comprarlo. Una pena porque por el precio propuesto, hubiese una excelente adquisición. El objetivo era puntero en su época. Hoy, seis décadas después, hay muchos 50 mm que están a su nivel, de muchas marcas, pero sigue siendo un buen objetivo. Evidentemente con el problema de la neblina, su capacidad de resolución óptica disminuye. El caso es que en vísperas de la Navidad pasada, la de 2015, su dueño me lo volvió a ofrecer... gratis. Y entonces sí lo acepté. Lo uso poco, cuando las condiciones de luz permiten explotar sus defectos como una virtud. Luz suave, calima o niebla ligera en el ambiente, sol muy bajo... aporta a las imágenes una estética que, si no se abusa de ella, no está mal. Y ayer era un día de esos.
De todas formas, con el frío que hacía tampoco estuve de lo más inspirado, pero me traje algunas fotos del paseo que os voy a ir presentando en esta entrada. Pero vamos a las recomendaciones de hoy.
La primera cámara popular pensada para el público general fue la Kodak nº 1. Y con ella nació el eslogan más famoso de Eastman Kodak:
"You press the button, we do the rest."
"Usted pulsa el botón, nosotros hacemos el resto"
Fue el inicio de una filosofía que hizo que durante décadas, el gigante de la fotografía hoy venido a menos, fabricase fundamentalmente cámaras de gama baja para el común de la gente. Que no querían ser fotógrafos, pero querían generar sus recuerdos visuales. Y esta era una forma económica de hacerlo. Y que a Eastman Kodak le permitía vender abundante película y papel fotográficos, su principal fuente de ingresos. Cuando llegó la tecnología digital, no supieron hacer evolucionar el modelo de negocio, y hoy son una pálida sombra de lo que fueron. El cualquier caso es que aquella Kodak nº 1 tenía una peculiaridad. Las fotografías que devolvía Eastman Kodak eran circulares, como es realmente la proyección de la imagen del objetivo fotográfico. En Lomography Magazine nos recuerdan el encanto de aquellas copias con la imagen redonda. Se puede encontrar en Flickr Commons bajo dominio público.
Dos estupendos fotógrafos que conviene recordar.
En el apartado Theory and Practice de Magnum Photos han publicado un artículo dedicado al centésimo aniversario del nacimiento del fotógrafo Werner Bischof. Algunos fotógrafos ilustres han elegido algunas de sus fotografías, magnífica la del santuario Meiji de Tokio, y las comparan con las realizadas por ellos que denotan la inspiración de Bischof. Merece mucho la pena el artículo. Y la fotografía del malogrado fotógrafo suizo, que falleció prematuramente a consecuencia de un accidente de tráfico, también.
En Albedo Media (DSLR Magazine) han recordado la vida y obra de Rodney Smith, fotógrafo norteamericano de estilo muy personal, muy influido por el surrealismo, del que creo que ya os he hablado en alguna ocasión. Sus fotografías de moda, realmente tienen otro aire, muy imaginativo, y pueden ser fuente de inspiración para quienes quieran salirse de caminos trillados en el arte del retrato y la representación de la belleza.
Otro fotógrafo que, aunque vivito y coleando todavía, se ha convertido en un clásico, es el ucraniano Boris Mikhailov, que tuvo una especial habilidad para reflejar en sus fotografías la vida cotidiana de la extinta Unión Soviética, lo cual, como él mismo fotógrafo dice en el vídeo que os pongo a continuación y que ha publicado esta semana el canal de Youtube de la Tate, era un acto político en sí mismo en cada disparo del obturador de la cámara. Especialmente cuando se refiere a su famosa "Serie Roja", que lo era no por su ideología política sino por la dominancia de este coloren las fotografías.
En PhotoEspaña pudimos ver algunas de sus fotografías. Y es un fotógrafo cuyo conocimiento es obligatorio para todo aficionado.
Pasemos ahora a algunos fotógrafos contemporáneos, empezando por Donato di Camillo a quien nos presentan en Yorokubu. Di Camillo es un fotógrafo que comenzó su carrera, mejor dicho hizo sus primeras fotos, a los 43 años tras una estancia en prisión. Y a partir de ahí nos ofrece su visión de las gentes menos glamurosas de la ciudad de Nueva York. Y lo hace bien.
Me han interesado los retratos de carácter conceptual de la fotógrafa Lubna Abdelaziz, joven autodidacta egipcia, que profesionalmente se dedica al diseño gráfico. Normalmente, su estilo de fotografía no consigue atraerme mucho, pero los contenidos y las mujeres que aparecen en sus fotografías me parecen conceptualmente superiores a los de otros fotógrafos y fotógrafas jóvenes actuales que usan, o abusan, de una estética similar. Nos lo contaron, y nos mostraron sus fotografías, en On Art and Esthetics.
Me suena que la fotógrafa inglesa Harley Weir (Tumblr) ya ha sido comentada en estas páginas. Bueno. Da igual. En Albedo Media (DSLR Magazine) le han dedicado un artículo esta semana situándola como una de las fotógrafas del mundo de la moda más interesantes de la actualidad, especialmente teniendo en cuenta que es una mujer joven que no ha cumplido aún los 30 años. A mí, que no soy especialmente aficionado a la fotografía del mundo de la moda, me parece que las fotografía de Weir transmiten algo más que la superficialidad y los conceptos trillados que habitualmente percibo en ese mundo.
En Clavo Ardiendo nos descubren a una fotógrafa japonesa, que ya lleva un tiempo trabajándose esto de la fotografía, pero que probablemente no sea excesvamente conocida. Se trata de Emi Anrakuji. Puede que también haya salido por aquí previamente, porque su historia me suena, pero es que me interesa. Tras sufrir un tumor cerebral, el arte, y la fotografía en concreto, le permitieron ir saliendo adelante en su recuperación. Su trabajo es autorreferente, utilizando su cuerpo como sujeto de sus fotografías. Algunas de ellas tienen un carácter fantasmal, oscuro, mientras que otras tienen un cierto erotismo clandestino, que la fotógrafo parece negar. Incluye entrevista el artículo.
En numerosas ocasiones en manifestado mi preferencia por el paisaje en blanco y negro, ejecutado con sencillez, preferentemente en formato cuadrado. Pocos elementos, líneas claras y sencillas, eventuales exposiciones largas, contrastes marcados. Uno de los fotógrafos más elegantes en este estilo paisajístico, que nos limpia las ideas del abuso actual del paisaje digital con procesados excesivamente agresivos, es Hengki Koentjoro, y su campo de actuación, Indonesia. Nos lo mostraron en Feature Shoot.
Magnum Photos ha tomado una iniciativa que me parece muy interesante. Ha editado un manual titulado Europa: An Illustrated Introduction to Europe for Migrants and Refugees (Europa: Una introducción ilustrada a Europa para inmigrantes y refugiados). Busca ser una guía para ayudar a esos recién llegados al viejo continente a comprender mejor el lugar al que llegan. Pero también, gracias al texto y a las fotografías de los asociados de Magnum Photos, es una reflexión sobre este fenómeno que tan profundas consecuencias puede tener para la sociedad europea y para el mundo en general. Y el caso es que se puede descargar gratuitamente para que cualquiera lo pueda leer y hojear, en formato electrónico. En inglés, árabe, farsi y francés. Está en formato ePub. También se puede encontrar en PDF en varios lenguajes al mismo tiempo. O podemos ver las fotografías del libro.
Y quiero terminar comentando una nueva fuente de información que he añadido esta semana para adquirir mis habituales recomendaciones sobre fotografía semanales. Se trata de Boooooom, y es un sitio en internet dedicado a la difusión de diversas disciplinas del arte contemporáneo, la fotografía entre ellas. Y lo voy a seguir. Os dejo a continuación los útlimos fotógrafos a los que han dirigido su foco.
Semana de calor y modorra. Aunque ya visteis en la entrada de ayer que ha habido ocasión para salir con la cámara algún rato. En cualquier caso, hoy toca hablar de las cosas que me han interesado en el mundo de la fotografía durante la semana, tal y como me las he encontrado por la red de redes. Y en primer lugar, como de costumbre, el tablero de Pinterest de la semana.
En cuanto a las fotografías... blanco y negro con película tradicional. Al viaje reciente por Escandinavia me llevé además de la cámara digital, una compacta para película tradicional, la Minox 35 GT-E. Pero tuve un problema con las pilas de alimentación... y dejé de usarla a las pocas horas de empezar a pasear por Malmö el día en que llegamos. De todos modos, recuperé el carrete de Kodak Tri-X 400 cuando regresé, y lo introduje en la Olympus mju-II. Más fiable, aunque se pueda intervenir menos en los parámetros de toma. Me gustaría que al menos se pudiera modificar el índice de exposición y no tener que morir al palo de la codificación DX de la sensibilidad nominal de la película en valores ISO.
Como de costumbre, empiezo por los fotógrafos más antiguo. Y me resultó muy interesante el artículo que dedicaron en DSLR Magazine (o Albedo Media, que ya no sé muy bien como se quieren llamar el Valentín Sama y compañía) a Joan Vilatobà, fotógrafo pictorialista catalán, activo entre finales del siglo XIX y principios del XX. Aunque no soy muy fan del pictorialismo, estoy de acuerdo en lo que dicen en el artículo de que la fotografía de Vilatobà presenta elementos que harían que no desentonase demasiado hoy en día.
En el blog de Camerafilia, dedicado sobretodo a los chismes fotográficos, nos han presentado esta semana a Alfred Gescheidt, fotógrafo que se caracterizó por su habilidad para realizar fotomontajes de gran realismo, mucho antes de que Photoshop y compañía popularizasen la modificación brutal de las fotografías. El caso es que sus fotomontajes nos llevan a un mundo de surrealismo aplicado a la fotografía comercial y al mundo de la publicidad. Eso sí, sin perder el humor y el buen rollito. Me ha gustado.
Hace tiempo que soy consciente que tengo una laguna notable en mi biblioteca fotográfica. No tengo ningún libro de Diane Arbus, lo cual se podría considerar como imperdonable. Estoy buscando a ver cuál me convence. Para añadir leña al fuego, recientemente se ha publicado un libro con sus trabajos más tempranos, fotografías poco conocidas de la fotógrafa, pero que ya empezaban a marcar la senda que luego habría de recorrer, haciendo de ella una de las autoras con más personalidad en la historia de la fotografía. Nos lo han mostrado en aPhotoEditor.
Existe la tendencia a que busquemos nuestra inspiración como fotógrafos en los acontecimientos, lugares, personas u objetos extraordinarios, fuera de lo común. Sin embargo, hay fotógrafos que consiguen sus mejores trabajos centrándose en las situaciones y los objetos más mundanos del ser humano corriente y moliente, tal y como nos cuentan en Vantage. Y para afianzar su tesis nos proponen revisar el trabajo de cinco fotógrafos en concreto, contemporáneos: Jason Shulman, Ilse Leenders, Stephanie Gonot, Glenna Gordon y Jordi Huisman. Creo que sí, que merece la pena revisar estos trabajos, muy diversos, y algunos muy originales.
No recuerdo dónde encontré la recomendación para visitar el vídeo de Joyce Tenneson que os dejo enlazado a continuación. Esta fotógrafa ha trabajado durante décadas con una monstruosa cámara Polaroid 20x24 que produce copias instantáneas de 51 x 61 cm aproximadamente. Su estilo es muy característico. Los rollos místicos y espirituales de los que hablan no me van especialmente, pero sus fotografías me gustan. Una gran delicadeza en las formas, las texturas y los colores.
Aunque las técnicas de toma de imagen sean muy distintas, las fotografías de Justine Tjallinks, tal y como nos muestran en la edición del fin de semana de L'Oeil de la Photographie, me recuerdan a las anteriores. De nuevo, retratos con una iluminación, unos colores y unas texturas muy delicadas. Esta vez a favor del sujeto, personas albinas de origen caucásico. Mientras que hemos visto en África numerosos reportajes que informan de la mala vida que llevan los albinos en ese continente, en las sociedades occidentales, donde el albinismo es extraordinariamente raro, puede considerarse como bello. Aunque delicado... no dejan de ser personas cuya visión y cuya piel es delicada ante las agresiones ambientales. La fotógrafa holandesa es capaz de reflejar tanto la belleza como la fragilidad en estas personas. Su trabajo abarca más colectivos y merece la pena ser revisado en su conjunto.
El arte a partir de la apropiación de obras previas es un concepto discutido y discutible. Pero en ocasiones da lugar a obras notables. Otras a burdas operaciones de carácter comercial. En Feature Shoot nos han mostrado esta semana el trabajo de Weronika Gesicka, que durante horas ha revisado antiguos archivos fotográficos de los años 50 y 60 del siglo XX, para luego modificarlas dándoles un aire que se mueve entre lo surrealista y lo absurdo, mientras nuestra mente tiene que despertarse y activarse para distinguir lo anómalo de lo aparentemente banal o cotidiano. Interesante.
Finalmente, también en Feature Shoot tiran del archivo de Magnum Photos para mostrarnos que el fenómeno de los refugiados, tan de moda actualmente por la "amenazante" afluencia de los mismos a Europa, es algo que viene sucediendo en diversas partes del mundo desde hace décadas. Y aunque muchos fotógrafos lo han documentado y han mostrado sus consecuencias, parece que la especie humana no está especialmente dispuesta a aprender de sus errores. En fin... Los propios europeos han olvidado que entre 1914 y 1945 fueron ellos mismos refugiados en masa con frecuencia.