Laowa C-Dreamer 7,5 mm f/2 de Venus Optics para M4/3
La mayoría de las fotografías que hago con mi equipo micro cuatro tercios (M4/3) corresponden a focales comprendidas entre angulares medios o moderados a teleobjetivos cortos. Si hace mal tiempo y el pongo al cuerpos de la Panasonic Lumix G9 el Olympus M.Zuiko Digital 12-40/2,8, equipo resistente a la lluvia y a otras inclemencias del tiempo, poco necesito más. Y si hace buen tiempo, muchas veces me conformo con llevar un par de ópticas fijas, el Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 ASPH y el Olympus M.Zuiko Digital 45/1,8. También me bastan. En los últimos tiempos he usado con más frecuencia que antes el Panasonic Lumix G Vario 35-100/4-5,6 ASPH, pero sobre todo ha sido para componer paisajes de alta resolución con varios fotogramas realizadas con una focal teleobjetivo, pero que al unirse conforman una imagen propia de una focal más corta. Es lo que hay. Pero de vez en cuando, generalmente en interiores o en determinados paisajes, hecho de menos alguna focal más corta, lo que se llama un super gran angular. Cuando visité Japón me compré, por poco dinero, el Olympus Body Cap 9 mm f/8 Fish Eye, objetivo de plástico, vendido más como accesorio que como óptica, pero que incluye una lente gran angular de apertura fija, y cierta capacidad para enfocar dentro de unos intervalos. Me ha sacado de algún apuro en alguna ocasión, he conseguido hacer algunas fotografías muy expresivas, pero su calidad general es muy limitada, en nitidez y resolución. Sin entrar ya en la conveniencia o no de la geometría propia de un ojo de pez.
El hecho de que use de vez en cuando este 9 mm de Olympus, y que me sintiese insatisfecho con los resultados en más de una ocasión, hicieron que se me pusiese la mosca detrás de la oreja sobre la posibilidad de hacerme con un super gran angular. Pero tenía que tener unas condiciones. La geometría del ojo de pez está bien, pero a la larga cansa; mejor rectilinear. Habría de tener un óptica razonable, de vidrio óptico, con aro de diafragma. Con focales muy cortas, me da igual que sea de enfoque automático o manual; pero en este último caso, mejor con una escala de distancias. Incluso con intervalos de profundidad de campo para enfocar por zonas. Y que no me hiciese un roto en la libreta de ahorro, puesto que al fin y al cabo, no es una focal de uso continuado.
Hace un tiempo vi la posibilidad. Se trata de un objetivo de Venus Optics, una empresa con sede en Hong Kong, pero que manufactura en la China continental, y que lleva un tiempo adquiriendo un cierto prestigio con objetivos con buenas cualidades ópticas, construidos sólidamente en metal, con focales muy específicas, que cubre nichos no siempre bien cubiertos por otras marcas, y cuyas ópticas más cortas, los super grandes angulares, tienen fama de tener niveles de distorsión muy escasos. Incluso se promocionan como de distorsión 0. Lo cual es mucho decir para focales tan cortas, que es difícil que no presenten un mayor o menor grado de distorsión en barril o, pero todavía, más difícil de corregir durante el revelado, en bigote.
En un momento dado, apareció un objetivo exclusivo para M4/3, un Laowa C-Dreamer 7,5 mm f/2, que me llamó la atención. Por varios motivos. Está diseñado exclusivamente para M4/3, mientras que otros objetivos son diseñados para el fotograma completo o para el fotograma APS-C y simplemente tienen una montura adaptada. El caso es que estos últimos no siempre son óptimos para M4/3. La focal es realmente corta. Equivale a un 15 mm en el fotograma completo (24 x 36 mm). Está construido en metal, con todas las condiciones señaladas anteriormente. Es muy luminoso. Un diafragma f/2 hace que sea planteable, con ese ángulo de vista, incluso apuntar al cielo para fotografías astronómicas, con cierta comodidad.
Lo recibí el sábado por la mañana, y he dedicado una parte del sábado por la tarde y del domingo por la mañana a probar el funcionamiento, y obtener mis primeras impresiones. Realmente está solidamente construido, de metal, con una rosca para filtros de 46 mm, aunque el aro que monta mi polarizador es excesivamente recio y produce un viñeteo mecánico. Pero no es infrecuente que estos grandes angulares extremos carezcan de la posibilidad de montar filtros, o exijan dispositivos especiales. La rueda de enfoque manual, el objetivo es totalmente mecánico, sin contactos eléctricos de ningún tipo, gira bien, sin ningún problema. Pero no es muy comunicativa. Tiene grabadas algunas distancias de enfoque, entre la mínima de 0,12 metros y los 0,5 metros. Pero de ahí pasa al infinito. La rueda gira más allá de la marca de infinito. Con las enormes profundidades de campo que dan estos objetivo, es difícil evaluar todavía la precisión del enfoque.
Tiene una escala de profundidad de campo, pero como es objetivo es pequeñito y ligero, no tiene espacio para las marcas de todas las aperturas, que van de f/2 a f/22 en pasos completos. Un poco absurdo el f/22. No es necesario para nada. De hecho, dudo que lo use nunca por encima de f/8. Es introducir tontamente una disminución de la nitidez por culpa de la difracción. En cualquier caso, una vez que encuentras haciendo pruebas el punto de hiperfocal para f/5,6... se convierte en un objetivo de apertura fija, que sólo modificas cuando quieres hacer fotografía de aproximación. La escala de reproducción a la distancia de enfoque mínima es normalita, 0,11:1 o 1:9 (nueve milímetros en la realidad se reproducen como un milímetro sobre el captor de imagen).
Pero bueno,... todo esto está muy bien. Pero, ¿y la calidad de imagen? Teniendo en cuenta que me ha costa algo menos de 500 euros, y que as focales similares en otras marcas sería bastante más caras si existiesen, no está mal. Se observa una pérdida, esperable, de nitidez en las esquinas a máxima apertura. Un viñeteo apreciable a estas mismas aperturas, y una distorsión en barril, fácil de corregir en el procesado digital. Pero globalmente tiene una calidad bastante buena, muchísimo mejor que el body cap de Olympus que venía utilizando. No reproduce los colores con la misma calidad que los Olympus, algo fríos pero fieles, o los Panasonic, algo más cálidos pero fieles. Me da la impresión, pero ha de confirmarse con el uso futuro, que también tiende a tonos cálidos, algo menos fieles que los de Panasonic, pero razonables. Como digo, impresiones iniciales que hay que confirmar.
Como se puede ver en las imágenes que ilustran el artículo, estuve paisajeando el sábado por la tarde, con imágenes en blanco y negro y en color, montado sobre la Panasonic Lumix G9. En seguida te familiarizas, ajustas el enfoque a la hiperfocal, y de lo único que te preocupas es de componer correctamente, que no es fácil con una focal de estas características. El domingo por la mañana, lo monté sobre la Olympus OM-D E-M5, con el fin de hacer reportaje callejero. Y el uso no es tan sencillo,... o es que esta noble cámara ya acusa demasiado el trote que le he dado. Si uno de los motivo de comprar la Lumix G9 fue algunos problemas de fiabilidad, concretamente el hecho de que de cada 20 fotos una quedaba negra como si no se abriese el obturador, en esta ocasión me ha sucedido con una de cada 10 fotos o con más frecuencia.
Luego está la cuestión de que las condiciones de luz eran muy contrastadas, había que corregir constantemente la luz buscando un punto óptimo, teniendo en cuenta que según la información del histograma parecía que o bien te cargas parte de las sombras o de las luces. Mejor preservar las luces. Luego el compruebas que el archivo raw tiene más latitud de exposición y salvas la situación. Pero se nota que la G9 es una cámara más avanzada que la E-M5. Eso sí... cuando callejeas, la amplitud del ángulo de vista hace que mucha gente ni siquiera sospeche que entra en el cuadro de la foto cuando encuadras para hacer la foto.
Mis impresiones generales son bastante positivas. No será un objetivo para uso continuo, ya he dicho que mis focales preferidas son otras, pero sí que intentaré sacarle partido. Y divertirme con su uso. Que no será difícil.