Fotográficamente, en lo personal, esta semana ha estado más animada por la llegada de resultados fotográficos que por las fotos que he hecho realmente. Recuerdo a todos que desde hace unas semanas, mi cuenta en Instagram, que estaba dormida, no tenía más sentido que poder acceder al trabajo de alguna gente, se ha convertido en mi repositorio de fotos realizadas con película instantánea. Básicamente, película Impossible Project expuesta con un par de veteranas cámaras Polaroid, una muy simple de la serie 600, y otra de mejor calidad de la serie Image System, o Spectra en los Estados Unidos.
Y en cuanto a las fotografías que acompañan las recomendaciones de esta semana, proceden de un carrete en color que he expuesto a lo largo de unas semanas con la Olympus μ(mju:)-1 que rescaté hace unos meses. No he quedado muy contento, ya veis. A pesar de que un carrete de Kodak Portra 400 tiene sensibilidad para dar y vender en las condiciones en que he fotografiado, tengo la sensación de que tiende a usar las aperturas más abiertas, con demasiado viñeteo y con una calidad en las esquinas flojita. Pues no. Estaba totalmente equivocado. Los defectos son ciertos, pero porque están hechas las fotografías con la Vivitar Ultra Wide & Slim, cámara que entra prácticamente dentro de la categoría de las cámaras de juguete.
Empecemos como es habitual por los fotógrafos más históricos. Me han parecido muy interesantes las fotografías del suizo Jules Jacot Guillarmord, nacido en los años 60 del siglo XIX (diecinueve, sí), y que fu un pionero del himalayismo en la primera década del siglo XX, llevando consigo una cámara con lentes estereoscópicas, que en cualquier caso nos permiten tener unos fotogramas cuadrados en blanco y negro de las montañas y las nieves del Himalaya muy interesantes, así como documentos gráficos de aquellas expediciones pioneras. Lo vimos en L'Oeil de la Photographie.
En Cultura Fotográfica han dedicado un artículo a un fotógrafo al que hay que recordar periódicamente. Se trata del alemán Karl Blossfeldt. Este escultor y profesor de arte enseñaba a sus alumnos a familiarizarse con las formas a través de las plantas y otros objetos naturales. Primero dibujando, luego pasó a fotografiar estas plantas, con una técnica sencilla pero tremendamente eficaz. Una ventana orientada al norte como iluminación, una cartulina de tonos neutros, blanca, negra o gris, como fondo y su cámara de placas ortocromáticas de 9 x 12 cm enfocando la planta. También trabajo la macrofotografía con objetivos de su invención.
Hace unos días comentaba en mi Cuaderno de ruta la última película dedicada al gorila cinematográfico por excelencia. La protagonista femenina es una fotógrafa, reportera gráfica en los años finales de la guerra del Vietnam. En la película aparece con una Leica M3, un objetivo Leitz Summicron 35/2 con "gafas" y un fotómetro Leicameter. En 1973, ese equipo fotográfico estaba obsoleto entre los fotógrafos de guerra, que solían depender más de las réflex Nikon, aunque alguno siguiese llevando alguna Leica. Pero me llamó la atención lo similar que es dicho equipo al que luce una reportera gráfica de guerra real, Dickey Chapelle, en una fotografía publicada en Camerafilia. Publican en dicho blog algunas otras entradas con fotografías realizadas por esta fotógrafa en Vietnam; como no etiquetan las entradas con el nombre de la fotógrafa, no puedo poner un enlace colectivo a todas ellas. Cierto es que hay varias diferencias entre Chapelle y la fotógrafa de ficción de la película. La ficticia sale con vida de Vietnam, mientras que Chapelle murió en 1965, época en el que el equipo descrito era más probable. La fotógrafa de la película es antibelicista y Chapelle era anticomunista y apoyaba la intervención americana en Indochina. Los militares odian a la fotógrafa de ficción, y los soldados querían a Chapelle que siempre los retrataba favorablemente. Era veterana de los conflictos bélicos ya que en la Segunda Guerra Mundial ya estuvo en Iwo Jima y Okinawa, como corresponsal de National Geographic. Fue la primera fotógrafa de guerra americana en morir en acción bélica.
En más de una ocasión he traído aquí recomendaciones realizadas por el mejicano profesor de fotografía universitario Óscar Colorado. Esta semana, por ejemplo, había seleccionado el artículo con los retratos y las naturalezas muertas realizadas por la fotógrafa norteamericana Marie Cosindas, que trabajaba con película Polaroid de 4 x 5 pulgadas, generalmente con una Linhoff con un respaldo para película instantánea. No el tipo de composiciones que más me gustan, quizá demasiado recargadas y pictorialistas para mi gusto, aunque un dominio de los colores absolutamente magistral. Pero es que además Colorado ha comenzado una nueva serie de vídeos sobre historias de la fotografía en su canal de Youtube que prometen mucho. El primero me ha parecido interesante y divertido. Os lo dejo aquí, y habla del fotógrafo Yousuf Karsh y el premier británico Winston Churchill.
Y seguimos hablando en español, porque en Clavoardiendo nos han hablado de los retratos de Eduardo Momeñe, que ha publicado un librito de la colección Photobolsillo de La Fábrica. Y no está mal conocerlo. Bueno,... es que además hay un retrato de Emma Suárez, y eso ya me predispone. Cómo quiere la cámara a esta mujer. Entonces y ahora.
Un par de recomendaciones relacionadas con la fotografía y el cuerpo. Aunque con temas y estilo muy distintos.
En primer lugar, en L'Oeil de la Photographie nos hablan de la fotografía y el particular estilo del finés Arno Rafael Minkkinen, cuya obra se basa en el autorretrato desnudo, y siempre integrado, camuflado incluso, en el paisaje, o aportando un particular grafismo a sus elegantes imágenes en blanco y negro. Aunque también hay alguna cosa en color.
En DSLR Magazine (o Albedo Media, sigo sin tener claro cómo se llaman ahora), nos hablan del trabajo de Kathy Shorr, que se ha preocupado del problema de las secuelas de las armas de fuego. Esta fotógrafa americana ha ido buscando y contactando con personas que han recibido los disparos de este tipo de armas en una variedad de situaciones, y las ha retratado, en unas ocasiones mostrando las secuelas de las heridas, en otras no, respetando siempre a las personas que deciden posar para ella. Merece la pena entrar en Shot, la web del proyecto.
Son muchas las referencias que existen a casos de niños ferales o salvajes. Son personas que han pasado buena parte de su infancia aislados del contacto humano, abandonados o enclaustrados por diverso motivos por sus propios padres u otros adultos, de forma más o menos mítica, en ocasiones criados por animales. Como nos cuentan en Creative Boom, la fotógrafa Julia Fullerton-Batten, recrea en sus fotografía una serie de casos intentando interpretar y comprender los sentimientos de estos niños. La idea me parece interesante, aunque las fotografías quedan un poco como escenarios de una película más o menos mítica, triste... o de terror.
Siguiendo con los chavales, vamos a un proyecto más esperanzador. En L'Oeil de la Photographie nos hablan del proyecto Entre les tours, en el que en un barrio de una población cercana a Lion han dado a uno grupo de adolescentes durante dos semanas unas sencillas cámaras para película tradicional, unas Holga, y les han permitido expresarse. Unos han reflejado el paisaje, otros han retratado a sus amigos y compañeros,... a cada uno se le ha propuesto trabajar sobre un tema en concreto que surgía de ellos mismos. Los resultados con chicos de esta edad siempre son especialmente sorprendentes y ricos.
Terminaremos con un trabajo que nos presentan en Lens Culture sobre uno de los más fenomenales fiascos ambientales de las últimas décadas. Cuando yo era niño nos hablaban en el colegio del mar de Aral, una superficie de agua en el Asia Central, en territorio de la antigua Unión Soviética, hoy Kazajistán y Uzbekistán, que hoy en día está casi desaparecida como consecuencia de los trasvases de aguas entre los ríos Amu-Daria y Sir-Daria. Lo cual ha llevado a la ruina de las gentes que vivían del lago, pescadores en su mayoría, y que ha dejado una llanura salina y estéril. Se están haciendo esfuerzos de recuperación, mediante la construcción de una presa. El reportaje es del fotógrafo Didier Bizet.
Primera semana de enero y he recopilado una amplia variedad de posibles recomendaciones fotográficas para este domingo, que me han obligado a escoger de forma selectiva. He optado por las propuestas más arriesgadas, menos conservadoras, mas incardinadas en el arte moderno o contemporáneo. Hay que salirse de vez en cuando de las zonas de confort y recorrer nuevos caminos. Por supuesto, podréis encontrar una recopilación de fotografías y otras obras con vínculo fotográfico en el tablero de Pinterest de esta semana. Quiero recordar que en estos tableros semanales se acogen todos los géneros de la fotografía, y que eventualmente pueden aparecer desnudos u otro tipo de obras que a determinadas les pudieran resultar molestas u ofensivas, generalmente por motivos religiosos sin descartar otros. Allá ellos. Pero quedan avisados, que nadie proteste después. Nunca incluyo obras que creo que pueden ser intrínsecamente ofensivas o denigrantes para un grupo o grupo de personas, bajo mi criterio. Eso sí. Pero eso no necesariamente tiene que ver con el cuerpo humano.
Las fotografías de esta primera semana completa del año proceden de mi deambular por la ciudad. En una semana anómala, de temperaturas altas, de tiempo casi primaveral, no habitual ni adecuado para estas fechas de principios de enero. Pero es lo que tenemos... es el planeta que estamos con(de)struyendo entre todos.
Empecemos por los clásicos, aunque en este caso los clásicos representen opciones diversas y vanguardistas de la visión fotográfica.
Robert Mapplethorpe ya nos dejó hace tiempo, a la temprana edad de 42 años, víctima de las "pestes" del siglo XX. Pero a pesar de su relativa juventud en el momento de fallecer, nos dejó una obra variada y compleja. Mucho más clásica en las formas de lo que muchos quieren reconocer, sus contenidos fueron indudablemente transgresores en su época, reivindicando formas alternativas de la sexualidad, pero tratando una diversidad de temas y objetos. Entre los medios utilizados, como muchos fotógrafos y otros artistas de su época, utilizó las polaroids, como nos comentan y muestran en L'Oeil de la Photographie.
Contemporánea de Mapplethorpe, pero todavía vivita y coleando, tenemos a Sarah Moon, nacida Marielle Warin, fue en su juventud modelo de moda, para posteriormente dar el paso a la fotografía de moda y, con el tiempo, iniciar un trabajo en el ámbito de una fotografía más personal, con aproximaciones estéticas a la pintura expresionista, y a ciertos trabajos cinematográficos. También ha realizado cortometrajes y documentales. Ha trabajado tanto en blanco y negro como en color, aunque quizá sean estas últimas sus obras más características. También nos han hablado de su obra en L'Oeil de la Photographie.
El retrato es uno de los géneros fotográficos más trillados y, por lo tanto, en el que más difícil es encontrar obra que te llame la atención de forma notable. En LensCulture apareció esta semana el trabajo de Dagmar van Weeghel titulado For Sarah - The African Princess/Part I, inspirada por la mujer africana que pasó de ser una niña esclava a ahijada de la reina Victoria de Inglaterra. Un conjunto de retratos en clave baja que me han parecido difíciles de ejecutar, pero que están realmente muy conseguidos. Parece que va a haber una segunda parte con retratos en clave alta, como una continuación de la historia de aquella joven que murió joven después de haber llevado una extraña vida.
En el tumblelog de My Modern Met encontramos otra modalidad de retrato, muy en voga en estos tiempos, el autorretrato. Nos deriva la entrada a un artículo en el que se nos habla del fotógrafo Tommy Kha que se fotografía a sí mismo siendo besado por extraños, pero sin realizar ningún tipo de respuesta ni física ni emocional a esa acción. Fotografías en color, realizadas de noche, que nos proporcionan una ambiente entre lo extraño, lo desasosegante y lo humorístico, el propio autor pretende emitir una crítica hacia los estereotipos sobre los hombres asiáticos, de aspecto neutro, afeminados, asexuados o sumisos.
Otro tumblelog, el de Slow Show, nos trae la obra de Julia Fullerton-Batten, remitiéndonos también a otro artículo en Art-Spire en el que entre otras fotografías nos muestra algunas de la serie Teenage Stories. Esta serie consta de de un fotografías escenificadas de chicas adolescentes en parques que representan lugares reales en miniatura, convertidas en nuevas Gullivers en un Lilliput de aspecto actual. Si en un principio estas imágenes convierten a las adolescentes en modernas Alicias en un particular país de maravillas, también tienen un tono desasosegante por el aspecto cotidiano, a veces de las escenas, y macabro en otras.
Vuelve a estar fuertemente de moda Star Wars, la Guerra de las Galaxias, como la llamábamos en nuestra adolescencia, con el estreno en 1977 de la primera de las películas de esta saga tan incorporada de forma universal a la cultura popular. Y los artistas modernos y contemporáneos desde los años 60 a esta parte no se ha abstenido nunca de tomar elementos, ya universales, de la cultura pop para incorporarlos a sus obras. Los "soldados de asalto" (stormtroopers) son uno de los elementos más utilizados en esta apropiación de estos elementos de la cultura popular a la obra artística original. Su aspecto uniforme, su absoluta despersonalización, la asepsia de sus blancos, inmaculados uniformes, se ha convertido en un icono paradigmático de la despersonalización de la persona en la vida moderna, condenada muchas veces a ser una pieza más en el engranaje económico del mundo globalizado, bien como productor, bien como consumidor. Jorge Pérez Higuera opta por colocar a "stormtroopers" como protagonistas de sus fotografías de individuos realizando actos cotidianos. Desayunando, orinando, comprando en el supermercado, visitando una tumba en el cementario,... Apareció en uno de los porfolios de los lectores de L'Oeil de la Photographie.
La fotografía es un arte que puede ser un medio en sí mismo, o ser una parte más del proceso de creación artística, acompañado de otros medios, a través de técnicas mixtas, más o menos elaboradas. Uno de los medios fotográficos más adaptados a la experimentación, desde mucho antes de la aparición de las técnicas digitales, son las polaroids. En L'Oeil de la Photographie nos muestran el trabajo de Ellen Carey, que aúna en una misma imagen sus autorretratos sobre polaroids de gran formato (20 x 24 pulgadas; 50 x 60 cm) superpuestos con motivos abstractos de carácter psicodélicos. Pero repasando la página web de la artista, antes enalzada, encontraréis muchos más trabajos interesantes, tanto en el campo de lo conceptual como de la abstracción, tomando como base siempre las polaroids de gran formato.
El collage es otra de las técnicas del arte moderno que está fuertemente relacionado con la fotografía, aunque tiene un lenguaje propio. Muy amado como medio de expresión por los surrealistas y sus sucesores, en el tumblelog de Photojojo nos derivan al trabajo del belga Sammy Slabbink (un tumblelog que a partir de ahora voy a seguir), que realiza sus obras a partir de antiguas fotografías de viejas revistas y moviéndose, como no, en los terrenos de ese surrealismo que impulsó esta forma de expresión artística.
Una estupenda reflexión de cómo llevar la fotografía más allá de los límites tradicionales es el artículo que dedica Yorokubu a Marco Antonio Portela. Fotógrafo conceptual brasileño, estira las normas de la fotografía hasta romperlas por completo y crear obras en las que la fotografía está presente, a veces por omisión, pero queda en un segundo plano, tras los conceptos que justifican ese "hacer trizas la fotografía tradicional" del título del artículo. Uno empieza manipulando la fotografía desde el momento de la toma, rompiendo las normas tradicionales de exposición y composición, para seguir por el procesado en el laboratorio, hasta asumir incluso formas artísticas que Portela asigna a sí mismo a las corrientes sucesoras del dadaísmo, siempre deseoso de romper con lo establecido para crear algo nuevo. No sé si será de todos los gustos, pero a mí algunas de las obras me parecen muy interesantes.
Terminaré la entretenida entrada de recomendaciones de este domingo, una con la que mejor me lo he pasado releyendo y elaborando, para comentar la aparición del nº 82 de Fraction Magazine, correspondiente a enero de 2016. Tenemos los tradicionales porfolios de fotógrafos "americanos" que reflexionan sobre su identidad o su entorno, entre los cuales puedo destacar A Sincere Place of Freedom de la neozelandesa (de ahí las comillas en "americanos") Niki Boon, en el cual percibimos las influencias de Sally Mann y su mirada a la infancia en libertad y con naturalidad. Pero me ha llamado especialmente la atención el porfolio <name deleted>, un conjunto de obras de David Ondrik realizado con técnicas mixtas sobre papel de arroz, y que encajan muy bien por sus características en el conjunto de recomendaciones que he traído aquí hoy.