Hace unos días os presentaba los primeros resultados obtenidos con objetivos con montura compatible con Canon EF para formato de sensor de 24 x 36 adaptados con el adaptador Fringer EF-GFX sobre la Fujifilm GFX 50R. No hubo un veredicto general. Depende del objetivo que usemos, los resultados finales serán más o menos apetecibles. Algunos objetivos son perfectamente usables en cualquier modo de la GFX 50R, otros necesitan algún recorte en las esquinas por el viñeteo, y también los hay que sólo son utilizables en el modo recortado en el que sólo se aprovechan los 30,5 megapíxeles centrales sobre una superficie de 24 x 36 mm en lugar de los 33 x 44 mm totales del sensor. Y luego, la imagen en las esquinas puede ser buena/aceptable o regular/mala según los casos. Estas experiencias me sirvieron para decidir qué usar y qué no usar. Ahora vamos con una prueba similar, pero añadiendo accesorios entre el objetivo y la cámara con el adaptador Fringer; otros adaptadores, tubos de extensión, duplicadores de focal.
Durante dos o tres caminatas en fin de semana fui probando distintas combinaciones. Las fotografías anteriores están hechas con el Canon EF 50 mm f1,4 USM, sin más accesorios. Resultados correctos, para un objetivo correcto, pero que a estas alturas no despierta entusiasmos a nadie. Sólo interesante si realmente necesitas esa apertura f1,4. Porque por lo demás, el GF 50 mm f3,5 que me venía con la Fuijfilm le da varias vueltas en calidad.
Pero le puse también uno de los tubos o aros de extensión Kenko para fotografía macro o de aproximación con objetivos de montura Canon EF. Tengo un juego de tres tubos, de 12 mm, 20 mm y 36 mm. No recuerdo cual utilicé, probablemente el de 20 mm. También con el multiplicador de focal 2x de Canon, de primera generación. Este multiplicador de focal no se puede montar directamente sobre el 50 mm. Es mecánicamente imposible por colisionar la lente posterior del objetivo con la frontal del multiplicador de focal. Pero si intercalas un tubo de extensión, desaparece el problema. No se puede enfocar a infinito, pero se puede hacer fotografía de aproximación.
Consideremos que con un tubo de extensión de 20 mm y este objetivo se alcanza una escala de reproducción 1:2. Y con el multiplicador de focal estamos por lo tanto en 1:1. Territorio macrofotográfico, sin duda. Otra cuestión es la calidad de imagen. Cuidado con los fondos abigarrados, que es una combinación que no produce el desenfoque más agradable, necesariamente.
Y decidí ponerme más aventurero. Así que tire de un Olympus G.Zuiko 21 mm f3,5 con un doble adaptador. El adaptador OM-EF, para poder montarlo sobre una Canon EOS, más el Fringer EF-GFX para poder montarlos sobre la GFX 50R. Fuertes viñeteos, y calidad de imagen en las esquinas muy discutible. Pero quien sabe... Y con el recorte a 30,5 megapíxeles, me hace un papel parecido que sobre una Canon EOS o una Canon RF con adaptador EF-RF.
Al día siguiente... volvía a salir con una serie de ópticas diversas. Por el mero placer de la comparación divertida, no porque vaya a usarlo, hice alguna foto con un 50 mm f3,5 distinto del GF 50 mm que venía con la GFX 50R. Veamos...
El pequeñito es el soviético Industar 50-2 50 mm f3.5 con montura de rosca M42 y adaptador M42-EF. Es minúsculo comparado con el GF 50 mm. Y ambos tienen la misma luminosidad máxima. Obviamente, su calidad óptica no es comparable. Y ni siquiera me atreví a apuntar con el Industar a contraluz. Aunque he de decir que tampoco se produjo ninguna catástrofe especial en las imágenes obtenidas. Y el objetivo cubre el formato de la GFX 50R salvo un cierto viñeteo óptico en las esquinas. Lo habitual, vamos, con cualquier otro objetivo EF que haya probado.
Decidí darle una oportunidad a un viejo zoom Canon EF 70-210 mm f3,5-4,5 USM. Un objetivo con prestaciones aceptables a partir de f5,6, buenas a partir de f8, aunque con un contraste menor de lo que se lleva hoy en día. Aunque se puede ajustar en el software de procesado.
Las dos fotografías anteriores son un ejemplo de resultados decentes con esta óptica. Y una aplicación de un teleobjetivo de focal variable como este es la de componer grandes fotografías a partir de un mosaico o "panorama" de varias de ellas. A continuación vemos cómo quedó una fotografía de campo amplio a partir de seis fotografías cuadradas, para evitar el viñeteo de las esquinas, con una focal de 116 mm según los datos Exif del archivo. La foto no es gran cosa como motivo fotográfico, pero en la calidad técnica intrínseca de la imagen hay poco que objetar. Si alguna zona se ve poco nítida es por la limitada profundidad de campo del conjunto.
Hasta aquí bien. Pero vamos a empezar a poner en apuros al sistema. Y para ello vamos a poner uno de los tubos o aros de extensión Kenko para fotografía macro o de aproximación con objetivos de montura Canon EF. Tengo un juego de tres tubos, de 12 mm, 20 mm y 36 mm. No recuerdo cual utilicé, probablemente el de 20 mm. No lo apunté. Tratándose de un teleobjetivo, tal vez el de 36 mm, por el menor efecto de los tubos de extensión con los teleobjetivos. El principal problema con esta combinación es que se pierde alguna de la información que deberían transmitir los contactos eléctricos. No registra bien los datos Exif. El funcionamiento del enfoque automático es indiferente, porque en este tipo de fotografía el enfoque es manual acercándose o alejándose del sujeto. Y ya que estamos,... ¿por qué no poner también entre el tubo de extensión y el adaptador el multiplicador de focal 2x de primera generación de Canon? Veamos dos fotos, la primera sin el multiplicador, la segunda con él.
Hay un viñeteo pronunciado en las esquinas, pero la proporción de imagen utilizable es grande. Como digo, adiós a buena parte de los datos Exif. Y sin trípode, y sin estabilizadores de imagen ni en la óptica ni el cuerpo, con estas ampliaciones,... es complicado. La escala de reproducción conseguida es de 1:3 con el tubo de 36 mm, y de 1:1,4 con el tubo de 36 mm y el duplicador. No está nada mal. No tenía pensado usar habitualmente este objetivo con esta cámara... pero no lo desdeño, siempre y cuando evitemos las máximas aperturas.
Vamos con un objetivo que sí que me gustaría usar con la GFX 50R. Me refiero al Canon EF 200/2,8L USM II, uno de los mejores objetivos que tengo para montura Canon EF. Primero, un par de fotografías sin más complemento que el adaptador Fringer, necesario para poder usarlo. Sin problemas. Perfectamente usable.
A continuación, le puse el multiplicador de focal 2x de Canon para su montura EF. Es el modelo de la primera generación, que compré de segunda mano por una cuarta parte del precio de uno de los modelos más modernos. Y a priori mejores ópticamente. Pero era el que existía cuando salió al mercado el EF 200/2,8L USM de segunda generación... y en aquel momento se consideraba un duplicador excelente.
He de decir que inicialmente me llevé una triste sorpresa. Ninguna transmisión de datos Exif, no funcionaba el enfoque automático, no funcionaba la selección de apertura y había un fuerte viñeteo mecánico, que me obligaba a usarlo en modo recortado, sobre los 30,5 megapíxeles centrales. Y resultando una focal 400 mm f5,6, difícil de encuadrar y enfocar sin trípode ni estabilizador de imagen. Hice algunas fotos...
... hasta que comprobé que las cosas empezaban a funcionar correctamente. No había hecho correctamente los contactos al montarlo sobre el adaptador. En un segundo intento, sin forzar nada, todo empezó a ir mucho mejor. El enfoque automático funcionó, bastante más lento que en un sistema dedicado, pero correcto. La selección de apertura funcionó, por lo que el viñeteo, al cerrar uno o dos pasos el diafragma, desaparecía en gran medida, pudiendo usar el sensor completo, aunque en relaciones de aspecto de 7:6 o 16:9 para evitar el viñeteo residual en las esquinas. Y con una calidad de imagen más que razonable. El encuadre y el enfoque a mano alzada siguieron siendo complicados, pero no imposibles.
Por lo tanto, podemos afirmar que, afortunadamente, este estupendo 200 mm de Canon es una opción perfectamente razonable para la Fujifilm GFX 50R mientras no tenga objetivos dedicados. Incluso puedo decir que mis prioridades de adquisición de estos nuevos objetivos dedicados futuros serán distintos, al tener de momento bien cubierto el teleobjetivo medio. Con los tubos de extensión y el multiplicador de focal, puedo hacer fotografía de aproximación con escalas de reproducción también en el ámbito del 1:3 sin multiplicador, y 1:1,5 con multiplicador, siempre con el tubo de extensión de 36 mm. O 1:4 y 1:2 respectivamente con el tubo de 20 mm, y no mucho menores con el tubo de 12 mm.
Hace unos días os hablaba de mi primera experiencia utilizando la Fujifilm GFX 50R, cámara digital de formato medio, con objetivos Carl Zeiss para Hasselblad V mediante un adaptador Hartblei. Que no fue mal, pero siempre teniendo en cuenta que son objetivos diseñados para un sistema de película tradicional hace varias décadas. Ahora voy con otro adaptador y otro sistema de objetivos, el Fringer EF-GFX para adaptar ópticas con montura Canon EF y compatibles, las que montan las Canon EOS que vengo utilizando desde 1993.
Una aclaración importante. No he comprado la GFX 50R para usar ópticas de otros sistemas. Para mí el sentido está en usar principalmente sus propias ópticas, las que están diseñadas para sacar buen partido del sistema, de las que de momento sólo tengo una, el GF 50 mm f3,5. Pero estas ópticas son caras. La siguiente que me gustaría tener cuesta cerca de 2000 euros. Y hay que ahorrarlos. Pasará un tiempo. Por ello, mientras tanto, no está mal considerar la posibilidad de aprovechar la inversión realizada, si la calidad final de la imagen merece la pena.
El Fringer EF-GFX está reputado, por lo que he podido leer, como el adaptador que mejor funciona para este fin. Como la mayor parte de ellos está fabricado en China, pero es más caro que la mayoría, está bien fabricado, la estética del adaptador se funde bien con la cámara (las ópticas Canon EF no tanto), las comunicaciones electrónicas funcionan bien, conservando la transmisión de datos EXIF, el enfoque automático y determinados automatismos. Y para poder ajustar el diafragma tiene un aro de selección que funciona bien y hace que las ópticas EF sean más agradables de usar en este aspecto que en su sistema original. Pero... ¿unas ópticas pensadas para cubrir un formato de 24 x 36 mm pueden funcionar bien sobre un sensor de 33 x 44 mm? ¿Una diagonal de 43 mm frente a una de 55 mm? Lo iremos viendo con fotos.
La primera foto procede de usar un Tamron 35 mm f1,8 sobre la GFX 50R con el adaptador Fringer. Y la pongo para comentar una cuestión de las Fuijfilm GFX. Además de las numerosas posibilidades de relaciones de aspecto que se pueden usar sobre el sensor completo, 4:3, 5:4, 7:6, 1:1, 3:2, 16:9 y 65:24, de la que la que aprovecha el total es la primera, 4:3, tiene un modo de sensor recortado con una relación de aspecto fija, no modificable, 3:2, que tiene el mismo campo de visión que un 24 x 36 mm. Es el recuadro de imagen dentro de la línea roja. Y en el caso de la GFX 50R, ese recuadro tiene 30,5 megapíxeles. Más que mi Canon EOS RP, o que la EOS R6, o muy similar a la EOS R. Es decir... nada desdeñable. Es curioso que exista esta opción, porque Fujifilm no tiene un sistema para estas dimensiones de sensor que aprovechar... Quizá quería favorecer la migración de fotógrafos con otros sistemas al suyo, manteniendo sus ópticas. Aunque ellos no fabrican adaptadores.
Vamos con otra cuestión importante.
Si observamos la montura de las ópticas EF, vemos que hay de dos tipos. Las que tienen una ventana circular que nos permite ver toda lente posterior en su integridad, y las que tienen una ventana rectangular, que recorta la visión que tenemos de la lente posterior. Y que también recorta la imagen que viene de ella. Y aquí vamos a uno de los problemas importantes que tienen las ópticas pensadas para el formato 24 x 36 mm; el viñeteo. Las esquinas de las imágenes generadas por las GFX está ensombrecido por dos tipos de viñeteo posibles.
El viñeteo mecánico, cuando la óptica tiene una de estas ventanas trasera rectangulares. Y esto no hay quien lo arregle a posteriori. Cerrar el diafragma del objetivo lo único que hace es que los límites de la zona ensombrecida sean más nítidos.
El viñeteo óptico, cuando la óptica tiene una gran ventana trasera circular. Se produce por la progresiva caída de la intensidad de la luz hacia los bordes del campo y las esquinas. Es un viñeteo que se elimina en gran medida al cerrar el diafragma del objetivo. Y también se puede eliminar o paliar en el procesado de la imagen digital. En cierta medida, se da en todos los objetivos, incluso dentro de su sistema, siendo más o menos evidente según las focales y la apertura máxima. Cuidado... hay ópticas con ventana trasera circular que también pueden producir viñeteo mecánico.
En las primera imagen que he puesto, se puede apreciar el viñeteo óptico del Tamron 35 mm usado a su máxima apertura. Veamos un ejemplo de viñeteo mecánico con un EF 24-105 mm f4 a 24 mm y su máxima apertura, frente al mismo objetivo, sobre el sensor recortado y a f8.
Veamos un ejemplo de viñeteo óptico corregible. Las dos siguientes fotos son la misma. Una de ella es la versión JPEG tomada directamente en la cámara con el EF 40 mm f2,8, mientras que la siguiente está procesada sobre el archivo RAW en Capture One. Como se ve, en la segunda el viñeteo ha desaparecido. También veremos a continuación dos fotografías similares tomadas con el mismo 40 mm, una a f2,8 y la otra a f11.
No es obligatorio corregir el viñeteo óptico... sólo cuando molesta. A veces viene bien para centrar nuestra atención sobre el sujeto principal de la imagen. Pero vamos con otro problema sin solución.
Es conocido que en la mayoría de las ópticas, existen excepciones, la calidad de la imagen, la nitidez por la resolución óptica, es inferior en los bordes y esquinas de la imagen que en el centro. Si nos vamos a un sistema que está pensado para cubrir un área de 24 x 36 mm, puede que aunque cubra el 33 x 44 no lo haga en condiciones. Por ejemplo, el EF 40 mm ya mencionado. En las dos siguientes fotografías, no sé si la imagen para el blog permitirá ver las diferencias, la que está realizada con el sensor recortado, aun a f2,8 tiene nitidez suficiente en el granulado del pavimento de la acera. Sin embargo, la que está a sensor completo, aun cerrando a f8, en la esquina, el granulado del pavimento de la acera se ve borroso. No usaría este objetivo con el sensor completo para aplicaciones que necesiten precisión y nitidez, como un paisaje natural. Pero para reportaje, en determinadas circunstancias, sería asumible.
Vamos con los objetivos que he probado hasta el momento.
Me llamó la atención hace unos días que, del moribundo sistema EF de Canon, sólo quedan en catálogo nueve ópticas de focal fija. Siete de ellas son de la serie L, la más prestigiosa y profesional, y una es el simple EF 50 mm f1,8 STM, que tiene pocos años de existencia. Pero también queda el EF 85 mm f1,8 USM, un objetivo que está en catálogo desde julio de 1992, hace casi treinta años. Pero que siempre ha gozado de prestigio entre los usuarios del sistema. Aunque yo hubiese preferido el muy similar, pero más raro, EF 100 mm f2 USM, acabé por comprar el 85 mm de segunda mano. No lo uso mucho, pero le tengo mucho cariño para hacer retratos. Que no suelen aparecer por aquí, por que las personas retratadas prefieren no verse en redes sociales o similares. Así que lo probé con la GFX 50R.
Tiene viñeteo mecánico en las esquinas, por lo que conviene usar relaciones de aspecto que las eviten como la 5:4, la 16:9 o la 1:1. La 4:3 y 3:2 a sensor completo se ven afectadas.
Decir que me gustan las fotos panorámicas construidas con este objetivo, con la apertura máxima, para una menor profundidad de campo, mimetizando hasta cierto punto estéticas de formatos grandes. Por ejemplo, el siguiente panorama son cuatro fotografías con una relación de aspecto 1:1.
Y por supuesto, se puede usar sin problema con el sensor recortado. No tiene el mismo contraste que ópticas más modernas, pero la resolución es buena. Pocos notarán las diferencias con ópticas más modernas y prestigiosas, aunque existan. Eso sí, en las fotos con el sensor completo, su estética es más la de un 70 mm en formato 24 x 36 mm, que la del 85 mm original. Con lo que casi lo prefiero con el sensor recortado, o para los panoramas que he mencionado.
Una de las ópticas que más ilusión me hacía que funcionasen bien es el Tamron 35 mm f1,8 que ya he mencionado. Una óptica estabilizada, mucho más luminosa que los objetivos Fujinon GF, protegida contra la intemperie, bien construida,... que queda bien puesta en la GFX 50R. Y he de decir que si bien a máxima apertura la calidad en las esquinas se resiente considerablemente, el viñeteo es controlable, y cuando cerramos el diafragma tiene una calidad suficiente en todo el campo. Por lo que es uno de los objetivos más usables, dándonos un gran angular equiparable a un 28 mm luminoso para el formato 24 x 36 mm. Ya me merece la pena el adaptador, con lo que llevo probado hasta el momento.
Me llevé el sábado por la tarde la cámara con el Canon EF 24-105 mm f4L IS USM para dar un paseo por el Recinto Expo 2008. Como ya sabía y he mostrado con anterioridad, hay que usarlo con el sensor recortado, por el importante viñeteo mecánico, especialmente en las focales angulares. En la posición tele, quizá podría usarse con el sensor completo. En cualquier caso, la calidad de imagen que ofrece sobre los 30,5 megapíxeles del sensor recortado es muy buena. Perfectamente utilizable. El conjunto es voluminoso y no ligero, pero queda equilibrado y se usa con comodidad. En estos momentos, para muchas aplicaciones, me garantiza mejor calidad de imagen que este objetivo sobre la EOS 5D Mark II o sobre la EOS RP, por la mayor calidad del sensor de la GFX 50R, más moderno y con una dinámica mucho más amplia.
Del 40 mm ya he comentado cosas, poco más queda que añadir. Lo paseé por el museo de Zaragoza, en una exposición sobre la estancia de Goya en Roma, antes de ser un pintor reconocido, y viene bien, aunque como objetivo de reportaje, donde la nitidez en las esquinas sea poco importante. Como en todos los objetivos anteriores, usado sobre el sensor completo de la GFX 50R, el ángulo de visión que proporciona es mayor que con las Canon EOS. Y así, en lugar de funcionar como un estándar corto, se convierte en un angular moderado.
Poco me queda decir de momento. Aunque el adaptador no es barato, hasta que reúna fondos para mis siguientes objetivos Fujinon GF, aumenta notablemente las capacidades fotográficas de mi cámara de formato medio. Y por lo tanto es una inversión razonable. Funciona bien. Está bien construido. El firmware es actualizable a través de su puerto USB... Ya está. Si todo va bien, el próximo fin de semana querría probarlo con otros chismes añadidos a los objetivos. Como los anillos de extensión para macrofotografía o el multiplicador de focal sobre el EF 200 mm f2,8L USM. Ya os contaré.
Voy usando la Fujifilm GFX 50R. Con parsimonia. No es una cámara para usar cotidianamente o para cualquier cosa. Para eso son más convenientes otras más ligeras. Y además en la mayor parte de las ocasiones no necesitamos los 51 megapíxeles de información que suministra esta cámara de formato medio digital. Pero cuando la uso estoy satisfecho. Como en un reciente viaje en el día a Olite, cuyas fotos podéis ver en mi Cuaderno de ruta (y aquí).
Cuando la compré, con su Fujinon GF 50 mm f3,5 (me voy a ahorrar el resto del largo nombre del objetivo, lleno de absurdas siglas), era consciente que tardaría en tener otro objetivo dentro del sistema. Es mucho gasto. Pero no me importa en exceso. En la excursión a Olite quedó probado lo que ya suponía... que por mucho que nos vendan la necesidad de equipos muy amplios y más o menos sofisticados, durante décadas la gente viajó por el mundo con una sola longitud focal y eso no les impidió hacer fotos estupendas. No obstante, en casa tengo muchas ópticas de otros sistemas. Y una de las ventajas de los sistemas sin espejo es que se les puede adaptar cualquier óptica con una distancia de brida superior a la del sistema. La distancia de brida es la distancia entre el plano de la montura del objetivo y el plano de la superficie sensible. Así que cualquier objetivo para cámaras réflex y algunos para cámaras sin espejo puede ser adaptado a la GFX 50R.
Algo que he hecho en más de una ocasión con cámaras de sistemas con sensores más pequeños, en la GFX 50R surge un inconveniente. El sensor es más grande. Y las ópticas están diseñadas para cubrir un círculo con un diámetro de imagen determinado. Por lo que lo más probable es que la mayor parte de ellas generen un viñeteo más o menos intenso en la fotografía. Pero,... bueno... existen los sistemas de formato medio para película tradicional, que suelen cubrir un fotograma más grande que el de la GFX 50R. Como los tres objetivos que tengo para Hasselblad V, que cubren un fotograma de 54 x 54 mm, dos veces mayor que el de la Fujifilm, con una diagonal 1,4 veces mayor que la del sistema GF.
Existen varias marcas, la mayor parte de ellas chinas, que hacen adaptadores para ópticas con montura Hasselblad V sobre cámaras con montura Fujifilm GF. Pero opté por la solución de Hartblei, que fabrica en Ucrania aunque comercializa a través de Alemania, evitando los sobrecostes de aduanas, por vender desde la Unión Europea. Es el adaptador que más valorado está, un cilindro hueco de aluminio anodizado negro, muy consistente, y que presume de tener un tratamiento interior que evita por completo las luces parásitas por reflejos internos. Y no es necesariamente más caro o mucho más caro que los mejores adaptadores chinos, por lo que ahorrándonos las aduanas... incluso sale más barato.
Hay que decir que lo considero una prueba inicial para valorar la posibilidad de algo más sofisticado. Tanto Hartblei como alguna marca china fabrican adaptadores con movimientos de desplazamiento de la óptica, aprovechando el mayor tamaño de la superficie cubierta por las ópticas para Hasselblad. Lo cual es idóneo para fotografiar arquitectura, evitando la convergencia de líneas por los contrapicados de cámara. Algunos permiten también la basculación de la óptica, modificando el plano de enfoque. Como en las cámaras técnicas de gran formato. Pero no son baratos. A la hora de invertir en uno de ellos, hay que asegurarse de que merece la pena. Porque por buena reputación que tengan los objetivos Carl Zeiss para Hasselblad, se diseñaron para un sistema muy distinto que el Fujifilm GF.
Por ejemplo, hay muchas personas que creen que los objetivos de formato medio son superiores en resolución óptica a los de las cámaras para película de 35 mm. Pero eso no es así. Como el tamaño del fotograma que obtenemos con una cámara de formato medio es mucho mayor, el grado de ampliación que sufre la copia final suele ser inferior, por lo que puedes alcanzar un resultado mejor con una óptica con menor resolución óptica que con un sistema para película de 35 mm. Sin embargo, en el mundo digital, la densidad de los píxeles hace que no puedas permitirte estos lujos, como regla general. Si la GFX tuviera la densidad de píxeles que tiene mi Canon EOS RP, sólo tendría una resolución espacial de 43 megapíxeles. Aunque si tuviera la de la Panasonic Lumix G9, tendría una impresionante resolución espacial de 129 megapíxeles. Por lo tanto, en general las ópticas para sistemas digitales tienen que estar preparadas para situaciones muy exigentes.
De las tres ópticas Carl Zeiss que tengo para Hasselblad, hay una que no me interesa adaptar. Es un Distagon 50 mm f4 C T*, coincidente en longitud focal con el objetivo que traía la cámara. Y no hay duda; el Fujinon es mejor que el Distagon. Pero el Planar 80 mm f2,8 CF T* y el Sonnar 150 mm f4 C... que funcionan como teleobjetivos con la GFX 50R sí que pueden ser interesantes. Son estos los que probé hace unos días.
El 80 mm es el objetivo más moderno de los tres, con la fórmula óptica más actualizada, y con los multirrevestimientos de las lentes que han dado a las ópticas Carl Zeiss su merecida fama de objetivos muy contrastados, y que viene indicado por la apelación T*. La llevé en un amplio paseo un sábado por la mañana en el que fui por paisajes urbanos diversos, para terminar con unas cuantas fotos en la terminal ferroviaria industrial del Polígono Cogullada en Zaragoza. En general, podemos decir que fue el primer contacto, en el que pude comprobar que el uso de estos objetivos es engorroso. Hay que acordarse de cerrar el diafragma manualmente, porque si no, da igual lo que le indiquemos... hará las fotos a plena apertura. En general, las fotos resultaron bastante nítidas y contrastadas, pero no tanto como con la óptica nativa de Fujifilm. Se aprecia claramente la distancia generacional entre ellas.
Por la tarde el puse el 150 mm. Este objetivo es el más antiguo de los tres, su fórmula óptica tiene décadas, y sus lentes, según creo, tienen revestimiento antirreflejos, pero sencillo. De ahí que no luzca la etiqueta T* en su nombre. Aunque a veces cuando lo menciono se me olvida y se la pongo. Pues no. No es pata negra. Es más antiguo. Nunca me ha supuesto un problema en realidad. Lo usé en un paseo por el recinto Expo 2008 al atardecer. Una caminata tranquila entre el puente de la Almozara y la parada del autobús urbano de la línea Circular 1 frente a la Torre del Agua. Coincidiendo con un bello y cálido atardecer. El objetivo mostró lo que los fanáticos de las marcas llaman "carácter". Es decir mostró todas sus debilidades y su incapacidad para competir con las ópticas modernas. Sufre mucho en contraluces, y en general tiene un contraste y una resolución claramente por debajo de cualquier óptica moderna y de la del propio 80 mm comentado con anterioridad. Lo cual no quiere decir que las fotos no puedan ser interesantes. Pero hay que ser conscientes de sus limitaciones. Curiosamente, me resultó más sencillo de manejar que el 80 mm, una vez adaptado a la Fujifilm GFX. Con la Hasselblad 500CM es al contrario; la óptica CF, más moderna, es más sencilla de manejar que la óptica C, más antigua.
¿Cuál es mi veredicto final? Usaré de vez en cuando el adaptador con estas ópticas, seguramente. Entendámonos. Están a la zaga de las ópticas modernas, pero diafragmados a f8 o f11 producen fotografías perfectamente utilizables, suficientemente nítidas para la mayor parte de los espectadores, cuyo valor dependerá de la capacidad del fotógrafo para realizar imágenes significativas. Pero de momento queda en suspenso la posibilidad de comprar el adaptador con desplazamientos, mucho más caro. Porque no tengo claro que la calidad de las ópticas sobre el sensor de la GFX 50R acompañe las necesidades de la fotografía de arquitectura. Reconozco que tengo que probar también el Distagon 50 mm, que es de una generación intermedia a los dos anteriores. Es de la serie C, como el Sonnar 150 mm, pero tiene los multirrevestimientos T* de las lentes como el Planar 80 mm. y por ser la focal más corta, sería el más adecuado para la fotografía de arquitectura en la mayor parte de las ocasiones. Y próximamente probaré un adaptador para ópticas Canon EF. Muchas de ellas cubren un círculo de imagen muy próximo al del sistema GFX. Y en cualquier caso, la GFX 50R tiene un modo "35 mm" en el que sólo usa un rectángulo de 24 x 36 mm con una resolución de 30 megapíxeles que no está mal. Si funciona bien, hasta que vaya pudiendo adquirir otras ópticas del sistema, puede ser un adición interesante al equipo, especialmente para usar las ópticas L de que dispongo, el EF 24-105 mm f4L USM, que me proporcionaría focales grandes angulares y teleobjetivo corto, y el EF 200 mm f2,8L USM, que me proporcionaría un teleobjetivo medio. Incluso algo más con el duplicador de imagen. Ya os contaré.
Quizá el título de la entrada sea exagerado. Una excursión en el día desde Zaragoza a Olite en Navarra, y regreso en el día, no sé si califica como "viajar". Son unos 140 km en tren ida y vuelta, y pasar la tarde en la población navarra. Más o menos lo he contado grosso modoen mi Cuaderno de ruta. Pero, aunque no la adquirí como cámara de viaje, quería investigar cómo se comporta la Fujifilm GFX 50R de formato medio digital en ese ámbito de la fotografía. Vamos a ver cuáles son mis impresiones.
Primero. La calidad de imagen. Ningún secreto. La calidad de imagen es muy alta siempre que la técnica del fotógrafo que use uno de estos chismes sea buena. Si eres descuidado a la hora de enfocar o de seleccionar tus parámetros de exposición, la calidad de la imagen también sufre más que con formatos de sensor de captura más pequeños. Así que no se puede ser descuidado; errores no muy importantes se notan más. Ayer, en un entorno turístico relativamente concurrido... alguno que otro cometí. Pero si todo va bien... pues la imagen tampoco es del todo placentera. Es demasiado "perfecta" y poco expresiva. Salvo que tengas un luz espectacular, lo cual, mientras viajas, sucede a veces sí y a veces no... tendrás que currártelo un poco en la aplicación de procesado de la imagen digital. Y "ensuciarla" un poco... Yo he usado para el revelado básico Capture One 22 Express. Para la corrección de perspectivas, Affinity Photo 1.10. Para "ensuciar" la imagen, la simulación de Kodak Portra 160NC de Color Efex Pro 4, de la Nik Collection.
Segundo. Un único objetivo, una única focal. Esta cámara con el único objetivo que tengo para el sistema, es llevadera. He llevado a cuestas equipos más pesados. Pero si le sumase más ópticas, ninguna tan ligera como el GF 50 mm f3,5... sería oneroso para la espalda. Lo cierto es que no eché de menos otras focales. Supongo que si las llevas las usas, se te ocurren situaciones para hacerlo. Pero como no las llevaba, y lo sabía, aunque no pensase en ello, solo veía en el ángulo de visión del objetivo. Esto me pasa hace ya un tiempo. Especialmente desde que prefiero las focales fijas. Veo en función de la focal que llevo. En unos días os hablaré de usar otros objetivos con otras distancias focales... pero otro día será.
Tercero. Modo de exposición. No voy a cambiar a estas alturas las fórmulas que me han ido bien desde siempre. Cuando hay buena luz, modalidad de prioridad a la apertura (A o Av, según sistemas), ya que esta define en gran medida la estética de la toma, al gestionar la profundidad de campo. Pero aquí viene una de las advertencias asociadas al sistema. Se nota bastante en los resultados que tienes poca profundidad de campo. Y a veces de forma desagradable. Hay que tener cuidado sobre dónde enfocas y como gestionas las áreas desenfocaras de la escena. Cuando la luz escasea mucho, suelo optar por la modalidad de prioridad a la velocidad de obturación (S o Tv, según sistemas). Ajustas la velocidad mínima para evitar trepidaciones en la imagen, y dejas que la apertura caiga donde pueda... y enfocas con el mayor cuidado posible, por lo dicho de la escasa profundidad de campo. Puntualmente, en determinadas escenas, modo manual. El ISO lo suelo ajustar a automático con un máximo de ISO 3200.
Cuarto. Ergonomía de la cámara. Conforme la vas usando, te vas acostumbrando a donde encontrar los principales ajustes sin mirar, y en general es bastante buena. Tiene algún botón puesto donde no debería, por lo que a veces lo pulsas sin querer. Pero en general, bien. Todavía tengo que decidir cómo personalizar los distintos botones de función configurables. Pero necesito más experiencia. El principal problema que he tenido ha sido el visor electrónico. Es muy nítido, sin duda. Pero también demasiado contrastado. Puede ajustarse la luminosidad y el color... pero no he encontrado como ajustar el contraste. La única solución que encuentro es seleccionar un estilo, una simulación de película que dicen, muy poco contrastada. Pero eso es un rollo, porque suelo tirar en Raw + JPEG, usando los JPEG, de pequeño tamaño para subir a redes sociales mientras viajo. Y por eso me gusta que la foto quede bien desde la cámara... En fin... iremos viendo.
Quinto. Simulaciones de película. En pocas palabras... no he encontrado todavía una que me acomode del todo. De las incluidas o de las configurables. Creo que, al fin y al cabo es porque no hay una que valga para todo. Quizá la simulación PROVIA/Estándar o la simulación CLASSIC NEGATIVE, sean las más convenientes. No me gusta nada la simulación VELVIA para paisaje; sí que me gustan las simulaciones ACROS + filtro amarillo o naranja para blanco y negro. Pero no suelo usarlas, porque de color puedes pasar a blanco y negro, pero no al revés.
Sexto. Batería. Sólo tengo una. No sé si necesito más. Bueno... siempre hay que tener al menos una de repuesto. Disparé mucho más de lo que necesitaba para las fotos que quería, por ver cómo se iba agotando la carga. A pesar de ello, sólo hice 195 disparos. De las cuatro barras del indicador de carga, han desaparecido dos. Si la progresión es lineal, habría que pensar que me puede quedar 150 disparos más. Normalmente, suficiente para un día de viaje. Pero todavía no sé si es lineal la progresión del indicador. En la mayor parte de las cámaras, no. Así que pueden ser menos. En un viaje normal, creo que no necesitaría usar más de una batería al día, pero debería llevar un repuesto por si acaso.
Resumiendo... ¿Podría usar esta cámara para ir de viaje? Seguro. Y lo disfrutaría. Pero... ¿es lo más idóneo? Mmmmmmm... teniendo en cuenta que la explotación que hago de las fotos de viaje no necesita de los 51 megapíxeles de esta cámara, probablemente sería ineficiente. Pero no descarto que lo haga en alguna ocasión. Ya veremos en cuales.
Como ya comenté cuando os presente mi cámara de formato medio digital, o lo que Fujifilm denomina pretenciosamente "gran formato" (large format), a pesar de mi experiencia de años con cámaras digitales de objetivos intercambiables, desde diciembre de 2005, para sacarle partido a la nueva cámara habrá que pasar por un proceso de aprendizaje y aclimatación. Hace 16 años de mi Canon EOS D60 de segunda mano. Parece que fue ayer cuando apareció la fotografía digital en nuestra afición y resulta que llevo ya el mismo tiempo con digital que el que pasé antes de sumarme a la forma de registro de la imagen dominante en la actualidad (abril de 1989 - diciembre de 2005 vs diciembre 2005 - enero de 2022, para cámara de objetivos intercambiables). Por supuesto, quienes seguís estas páginas sabréis que sigo activo en la fotografía con película tradicional... pero es un dato, ¿no es así? Vamos con un par de aspectos del nuevo equipo que me surgieron de inmediato. Con alguna imagen de ejemplo.
En primer lugar, los formatos de imagen y la añoranza de los modos panorámicos que parece ser mantiene Fujifilm. Las primeras cámaras réflex digitales que manejé sólo tenían un formato de imagen; el original del sensor de imagen que solía ser el de los negativos más frecuentes con película tradicional de formato 135, 3:2. Es el formato que se impuso cuando lo adoptó Leica en los años 20 del siglo XX tras el diseño de la Leica original de Oskar Barnak. Un formato que hace mucho tiempo que no me convence en exceso, pero que tampoco me molesta. Demasiado alargado... especialmente para composiciones verticales. Algunas marcas como Canon, en sus cámaras de gamas más altas, y conforme empezaron a ser utilizables encuadrando a través de la pantalla trasera, empezaron a permitir el formato 5:4, que siempre ha sido muy querido por los profesionales puesto que se adapta bien a las necesidades editoriales.
Y luego están los sistemas de objetivos intercambiables sin espejo, que desde el principio han tenido sencillo la posibilidad de ofrecer distintos formatos, ya que estos aparecen en el visor electrónico de forma directa, sin las constricciones de la visión réflex adaptada a un formato previo determinado. Y los formatos habituales han sido el 4:3, 3:2, 1:1 y 16:9. Curiosamente, el 5:4 ha sido menos popular. Y finalmente llegamos al sistema GF de Fujifilm, con grandes sensores, que se estira y nos ofrece una pléyade de formatos preconfigurados; los cinco mencionados anteriormente más el 7:6 y... aquí venimos a lo que vamos, el 65:24.
El 65:24 es un formato que encontramos en una cámara de "formato medio" de Fujifilm, que por las dimensiones de su fotograma sí que deberíamos considerar de gran formato independientemente de que trabaje con película tipo 120 de 6 cm de ancho. Esta cámara son las variantes de la Fujifilm G617/GX617, cuyo fotograma tenía una superficie similares a una hoja película de gran formato de 12 x 9 cm, pero con una relación de aspecto como la comentada. Y otra cámara más, que en estos momentos está cotizadísima en el mercado de segunda mano, las variantes del desarrollo conjunto entre Hasselblad y Fujifilm para sus Xpan/TX, y que permitían obtener un negativo de 65 x 24 mm sobre película de tipo 135, biperforada de 35 mm de ancho. Unas cámaras que tuvieron una vida más corta de lo previsto, en parte por el advenimiento de la tecnología digital, en parte porque para su fabricación se usaba con profusión un metal pesado, no recuerdo si el mercurio o el plomo, y las regulaciones ambientales de la Unión Europa y otros países más o menos civilizados del mundo prohibieron.
A mí, este formato, que en el mundo del cine sería un 2,71:1, más alargado todavía que el 2,37:1 del cine, siempre me ha parecido excesivo y difícil de gestionar. Aunque también es cierto que ofrece margen para recortes posteriores convenientes. Para mí, como fotografías panorámicas, me siento cómodo entre el 16:9 (1,78:1) y el 2:1. Aunque el 2,37:1 se adapta bien a la impresión de una fotografía en doble página en los libros de fotos de mis viajes que elaboro a mi regreso de ellos. No obstante, por probar, estuve hace unos días paseando con este formato ajustado en la Fujifilm GFX 50R. Hay que tener en cuenta que el formato se aplica de forma estricta en los archivos JPEG generados en la cámara, pero que los archivos RAF (el raw de Fujifilm) conservan los 51 megapíxeles del sensor completo.
También incluí otra cuestión. La distancia mínima de enfoque del 50 mm f3,5 es muy discretita, con un escala de reproducción de aproximadamente x 0,11. Lo cual, unido al tamaño del sensor, lo hace poco apto para la fotografía de aproximación. Un problema que también tienen los antiguos objetivos de formato medio para mi Hasselblad 500CM. Por ello, inmediatamente comprobé que con un adaptador de rosca filtro de 62 mm, la del objetivo Fujinon, a 49 mm, la de mi lente de aproximación favorita Cosina de 3 1/3 dioptrías,esta podía ser usada sin problemas de viñeteo mecánico para hacer fotografía de aproximación. y así es... es algo que se puede hacer sin problemas. Aunque hacerlas a mano alzada es un desafío muy superior al de usarla con una cámara con un sensor más pequeño. Con la lente de aproximación, la escala de reproducción alcanza el x 0,33, que no está mal. Bueno os he dejado fotos para que lo veáis y juzguéis, aunque las condiciones de luz no fueron buenas. Y el tiempo muy frío para tener el pulso firme.