Cuando yo pensaba que entrando en agosto internet se iba a poner más soso en lo que se refiere a noticias o artículos sobre fotografía, me he encontrado con una semana con variedad de cosas interesantes. Espero que os gusten.
Las fotografías acompañantes... A ver. Esta semana se ha producido un cierto debate en uno de los grupos de fotografía que me a priori me resultaba relativamente banal. Y creo que la gente da importancia a cosas poco importantes. La cuestión fue provocada por un enlace a un artículo de un señor que abogaba por fotografiar en digital guardando la imagen en archivos JPG en lugar de los archivos con datos brutos (RAW) como la mayor parte de los "entendidos" recomiendan. Lo cierto es que el debate ha acabado llamándome la atención no por el tema, ya digo que me resulta banal, sino por los dogmatismos que descubres en la gente. Usando expresiones para referirse al otro, al que opina distinto como "absolutamente erróneo", "totalmente equivocado", "no sabe de lo que habla y es un vago"... o cosas parecidas. Aunque he entrecomillado, no necesariamente cito literalmente, pero me acerco. Como digo, me sorprende. Porque esto son meras herramientas que no tienen nada que ver con la esencial de la fotografía. Nada. El único motivo por el que puede convenir y conviene disparar en RAW es porque luego hay mucha más flexibilidad a la hora de ajustar la luz, el contraste y el color de la imagen sin perder demasiada información. Pero la mayor parte de la gente que conozco obtiene peores resultados al tratar sus archivos brutos que lo que conseguiría usando el JPG que le proporciona la cámara. Y fotografiar en JPG de forma seria, lejos de ser de "vagos" exige un profundo conocimiento de la cámara y de las circunstancias de la toma, especialmente la calidad de la luz, ya que hay que tomar decisiones a priori sobre la misma que luego será difícil de corregir en el procesado. La cosa está clara. O piensas y trabajas antes de hacer la foto (JPG), o lo haces después (RAW). El caso es que en el caso de los datos en bruto también hay que pensar antes, porque si partes de un churro de foto, por mucho que proceses es fácil que al final siga siendo un churro.
Dicho lo cual, suelo guardar las fotos con los datos en bruto (RAW), por una cuestión de conveniencia. El caso es que ayer acompañé a unos amigos a conocer las saladas de Sástago y, aunque fundamentalmente hice fotos con película tradicional, hice unas cuantas con la Leica D-Lux en blanco y negro y JPG, con un filtro amarillo puesto ante el objetivo. Que son las que acompañan la entrada de hoy. Por cierto que estaban sin agua... un sentimiento raro... ver estas cuencas endorreicas así.
Ha sido el 80º aniversario de la muerte de Gerda Taro durante la guerra civil española. Son diversos los medios, prácticamente todos extranjeros, aunque el hecho se produjo en nuestro país, que se han hecho eco de la efeméride y han recordado la figura de la fotógrafa. Mi primera noticia del aniversario creo que me llegó del International Center of Photography. Hay que recordar que "Robert Capa" comenzó siendo la marca bajo la que se vendían las fotos de esta fotógrafa alemana y del fotógrafo húngaro Endre Ernő Friedmann, quien a la muerte de Taro se quedó ya para siempre con el nombre. Y aunque los estilos de ambos parecen claramente diferenciados, no es de descartar que alguna foto atribuida al segundo fuera realizada por Taro.
En el blog de Camerafilia, además de sus habituales entradas sobre bellos aparatos fotográficos, hemos podido ver dos series de fotografías dedicados a dos interesantes fotógrafos, La primera serie estuvo dedicada al fotógrafo afroamericano Gordon Parks, que yo ya conocía bastante bien, y que estuvo siempre en primera línea para reivindicar a la comunidad afroamericana en los Estados Unidos y sus derechos civiles. La segunda serie, sin embargo, ha estado dedicada a una fotógrafa que yo no conocía. Se trata de Laura Gilpin y es una fotógrafa que participa de esa fenomenal tradición de fotógrafos norteamericano paisajistas y etnógrafos que nos han legado magníficas imágenes de las culturas ancestrales del país y de sus impresionantes paisajes, gracias a la maestría con la que manejaban sus cámaras de gran formato, su conocimiento de la composición y de la luz. También destacó por su platinotipias, una técnica fotográfica de gran belleza.
Por un lado tenemos a David Hurn. Hurn es un fotógrafo galés que en un momento dado abandonó las verdes colinas y acantilados de esa región occidental de la isla de Gran Bretaña por los secos y áridos paisajes de Arizona, en una serie de viajes que rompían por completo la imagen del mundo tal y como se había criado. A más de 8000 kilómetros de su domicilio en Cardiff, el mundo le ofrecía un paisaje físico y humano radicalmente distinto e igualmente atrayente para su ojo fotográfico.
Aunque fuera de la serie On the Road, no deja de ser un gran viaje el que nos muestran con las fotografías de Ian Berry, que recorrió la antigua ruta de la seda entre China y Occidente en 1996. Recientemente las intenciones del gigante asiático de impulsar una gran ruta de comunicación entre Pekín y Alemania. Un paso más para las obvias intenciones chinas de ser la potencia dominante en el mundo. Es lógico que la serie no pertenezca a la serie mencionada, ya que el viaje no se ha realizado por carretera sino fundamentalmente por tren. Lo cual, hoy en día, con la inestabilidad de muchos países del recorrido igual es más difícil que hace 20 años.
Vuelvo a rescatar a Antoine D'Agata, que ha aparecido en las dos últimas ediciones de mis recomendaciones semanales, esta vez a propósito de un artículo de Albedo Meida, que hace un repaso a su serie de viajes a Méjico en los últimos 30 años. De lo que conozco de la obra de D'Agata, esta serie es una de la que más me gusta, de las que más me impresiona. Probablemente porque es más integral, y además de las personas, casi siempre de entornos marginales, y de su tendencia a situarse en el centro de la acción, nos proporciona también referencias al paisaje y al ambiente. Un ambiente siempre duro, difícil, hostil a la persona.
Y cambiando totalmente de tercio. Desde hace un tiempo me está llamando cada vez más la atención el paisaje nocturno. Llevo pensando una temporada en hacer un proyecto personal sobre la cuestión. Pero todavía no he decidido cuáles van a ser las características del mismo. De momento voy intentando inspirarme viendo la obra de fotógrafos de nivel. Esta semana, por ejemplo, en Booooooom he podido contemplar los paisajes nocturnos de William Broadhurst, realizados en la hora azul y con una estética espléndida. Llevo ya un tiempo siguiendo el tumblr de este fotógrafo.
Cada vez me gustan más los artículos y porfolios que publican en LensCulture. No hace mucho hablé del libro que recientemente han publicado con las mejores fotografías publicadas en esta revista de fotografía virtual. En esta semana han aparecido varios artículos que me han gustado, de los cuales he seleccionado dos.
Por una lado, nos hemos llegado hasta Dubai, donde el fotógrafo Nick Hannes es entrevistado sobre su visión sobre este emirato del Golfo Pérsico, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Entre la más rancia y conservadora cultura islámica y la modernidad de sus infraestructuras realizadas gracias a los pingües beneficios que se obtienen del petróleo. Abundancia de estética kitsch, contradicciones notorias, algunas rozando el absurdo, y una cuidada estética e imagen muy clara para unas fotografías que van un poco más allá de lo documental.
Con una estética muy distinta, partiendo de un cuidado trabajo con una cámara de gran formato a la hora de seleccionar el enfoque y la profundidad de campo, en un blanco y negro contrastado, el brasileño Claudio Edinger nos muestra una imagen muy distinta de la ciudad de Río de Janeiro de las que estamos acostumbrados a tener y a ver. Aunqeu no deja de transitar por todos los tópicos asociados a la ciudad carioca.
Y como muchos están de vacaciones, y los que pueden y les gusta viajan, me traigo de Photolari su recomendación de 21 "fantásticos" fotógrafos de viaje para inspirarse. Creo que estos amenos y decididos periodistas del mundo de la fotografía caen en las tendencias habituales y en las modas con más facilidad de lo que ellos mismos creen. Mucha estética tipo "500px" entre su selección, sitio en el que al final todas las fotografías parecen tópicos vistos una y otra vez, por espectaculares que sean, aunque hay algunos nombres que realmente me parecen muy interesantes.
Ami Vitale es una fotógrafa de viajes que me gusta mucho. Una fotógrafa viajera con gran capacidad de empatizar y acercarse a las personas de distintas culturas y entornos. Habitual de National Geography, sin salirse del estilo que marca esta publicación, creo que tiene una personalidad propia más acusada que otros fotógrafos en nómina de esta antigua revista de viajes y descubrimientos.
Michele Palazzo es otro de los fotógrafos de la lista que han despertado mi interés. Sin duda porque su fotografía en la calle se sale de los senderos mil veces trillados que actualmente se ven constantemente en eso que los modernos han dado en llamar como si nunca se hubiera practicado antes, la street photography.
Pete Muller se sale también de la tónica general, siendo un fotógrafo que realmente se introduce en los problemas y en la denuncia de los conflictos de los lugares a los que viaja. Algo parecido le pasa a Zoran Marinovic, que más allá de su ostentosa calificación de "embajador" de una conocida marca de material fotográfico, sus proyectos son más reportajes documentales sobre distintos conflictos sociales y políticos que fotografía de viaje propiamente dicha.
Michael Wolf también podemos considerar que tiene una visión más distintiva, centrada en la vida en las ciudades, desde distintos puntos de vista, estéticas, y aproximaciones al problema.
Entendámonos, el resto también están bien. Pero son más comerciales, más "a la moda", más intercambiables unos con otros.
La semana pasada esta sección dominical dedicada a mis recomendaciones fotográficas se dedicó a las exposiciones de PHotoEspaña. Por lo tanto, para este último domingo de julio, tengo acumulados enlaces de prácticamente toda la segunda quincena de julio. Espero poder irlos exponiendo sin que se haga muy pesado.
En cuanto a las fotografías acompañantes,... pues he tenido visita foránea este fin de semana. De esas que cuando llegan el viernes se te calienta el corazón, y que cuando se van el domingo, te queda una vacío muy dentro. Pero que se le va a hacer, mejor disfrutar durante un par de días que nunca. El caso es que ayer salimos por la tarde a encontrarnos con alguien que veranea en la provincia de Huesca. Y nos acercamos al castillo de Loarre. No entramos. Eran más de las siete y media cuando llegamos. Fue un paseo. Mi cámara digital fracasó estrepitosamente... porque olvidé ponerle tarjeta. Menos mal que eché a la bolsa la Pentax MX con un carrete de negativos en color y la Polaroid Image System con un cartucho de Impossible Project en blanco y negro. Os dejo algunas fotografías de este último, y os recuerdo que mi cuenta de Instagram está dedicada en exclusiva a la fotografía instantánea.
Empecemos primero por lo más antiguo cronológicamente, que no tiene porque serlo socialmente. Alice Austen fue una fotógrafa que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX, y que a los 18 años ya dominaba el oficio aunque nunca fue una profesional porque no era concebible en esa época que una mujer se dedicase profesionalmente a la fotografía. Sin embargo, sus fotografías eran mucho más frescas, espontáneas y modernas que los de sus contemporáneos. Existe la sospecha de su naturaleza homosexual, derivado del contenido de muchas de sus fotografías con mujeres que muestran afecto entre sí, realizan actividades que rompen las normas de la época o se disfrazan de hombres. Pero dadas las restricciones de esa época, es difícil de decir, o si las etiquetas simples actuales valen para definirlas. En cualquier caso, lo hemos visto y leído en Artsy y nos ha interesado.
Durante este verano, en Magnum Photos están saliendo reportajes de fotógrafos que emprenden viajes importantes y los reflejan en sus fotografías. En estas dos últimas semanas hemos podido conocer el viaje por carretera a Nueva Orleans del francoiraní Abbas cuando tenía 24 años y que resultó en su primer ensayo fotográfico, y el viaje de Dennis Stock a California en 1968, año especialmente revuelto en la historia del siglo XX. Ambos están muy bien, me gusta mucho este género de la road photography, y alguna vez he pensado en practicarlo yo un poco. Coger unas vacaciones el coche y recorrer un territorio, parando de vez en cuando a fotografiar algo que me parezca significativo o representativo. El problema es que no me gusta mucho conducir. ¿Quizá practicar la railroad photography? Eso estaría bien, aunque hoy en día los trenes van demasiado rápidos...
El mejicano Oscar Colorado nos ha realizado varias propuestas interesantes en las dos últimas semanas. Series fotográficas comentadas en profundidad y biografías de fotógrafos siempre interesantes. Recomiendo mucho seguir el blog de este profesor universitario de fotografía.
Si el pasado domingo hablaba de la obra de Antoine D'Agata en la que se sitúa a sí mismo y su atribulada vida en el centro de su obra fotográfica, no podemos olvidar que probablemente la fotógrafa más destacada en este aspecto es Nan Goldin con su seminal serie La Balada de la Dependencia Sexual, que supuso un antes y un después de cómo afrontar el reportaje fotográfico en los años 80.
Otra fotógrafa destacada en su campo es la francesa Sarah Moon (Marielle Warin), y su etérea fotografía que abraza un pictorialismo conntemporáneo para una forma distinta de afrontar la fotografía de moda. No siendo este un género que me atraiga especialmente, hay varios motivos para ello en los que no entraré ahora, y no siendo el pictorialismo mi estilo fotográfico favorito tampoco, la obra de Moon siempre me ha parecido muy interesante. Ya sabéis, la nitidez es un concepto burgués... dijo Cartier-Bresson.
Por último, ha presentado la galería dedicada a Takuma Nakahira, un fotógrafo japonés de los que asumieron las propuestas visuales de la revista Provoke. Are, bure, boke,... grano, barrido y desenfoque. Y un fuerte contraste, para una fotografía muy enganchada a la realidad social y política del país en los años 60. Un fotógrafo muy crítico y muy comprometido políticamente.
Me gusta desde hace ya un tiempo el trabajo de la fotógrafa británica Olivia Arthur. Y si ya en ocasiones había encontrado motivos para ello, su presencia el año pasado en la exposición homenaje a Inge Morath en la que recorría el Danubio acompañada de otras fotógrafas ganadoras del premio que lleva el nombre de la fotógrafa austriaca organizado por Magnum Photos. En las páginas de esta agencia ha aparecido estos días un artículo dedica a Little Mogadishu, sobre la vida de las mujeres emprendedoras en la comunidad somalí en Estados Unidos. Tienen mucha alma las fotos de Olivia Arthur, si perder su visión precisa de la realidad.
A Joan Fontcuberta hay quienes lo aman y hay quienes lo odian. Estamos en un país muy cainita. Unido al hecho de que fuera de nuestras fronteras mantiene cierto prestigio, me hace sospechar un poco de los que lo odian. Pero es cierto que de vez en cuando toma caminos arriesgados. A través de Facebook llegué a un artículo de El nacional.cat, que hablaba del reportaje sobre las vedettes del Molino realizado por un olvidado fotógrafo de los años sesenta y setenta, Ximo Berenguer. Ahora sabemos que se trata de fotos tempranas en la carrera de Fontcuberta, y que el tal Ximo Berenguer es un invento suyo. Una provocación para poner en solfa a los medios de comunicación actuales en la era de la posverdad. Es decir en la hora en la que muchos sueltan sus mentiras y nadie las pone en duda. A mí sí me convence el planteamiento, aunque no faltan como he dicho las voces críticas o dubitativas contra el fotógrafo catalán con crudeza. Pero realmente es necesario luchar duramente contra las falsedades de la época y contra la connivencia que los medios de comunicación tradicionales muestran. Y que conste que arriesgo a las iras de alguien por enlazar un artículo publicado en un medio catalán proindependentista, lo cual quiere decir que también sucumbe con frecuencia diaria en el engaño de la posverdad.
Pero pasemos a cuestiones más ligeras. Chris Lowell (Instagram) es un actor frecuente en las series de televisión norteamericanas al que últimamente hemos podido ver en GLOW, cuya primera temporada comenté recientemente en mi Cuaderno de Ruta. Pues bien, hay que añadirlo a la nómina de gentes del mundo de la interpretación a las que gusta hacer sus pinitos con la cámara de fotos. Nos lo han contado en Lomography Magazine. Armado con una Hasselblad 503CX o una Leica M7, y película Kodak Tri-X 400, hace unas fotografías que no están nada mal. Incluso nos ha ofrecido unas fotografías tras las bambalinas de GLOW. Y están bastante bien, incluso en color. O en blanco y negro.
También en el Lomography Magazine nos sorprendieron con unas curiosas fotografías de Miles Aldridge en las cuales los personajes de Game of Thrones cambiaban de época y de ambientación, trasladándonos más a las décadas de la posguerra mundial con la fuerte saturación de la Ektar 100 usada con una Rolleiflex 6001. Originalmente aparecieron en Time.com, y aunque tienden ligeramente al kitsch, como buena parte del trabajo de Aldridge, no me disgustan nada.
Esta semana voy a dejar en reserva para el domingo que viene los enlaces que tengo guardados con recomendaciones fotográficas de todo tipo, y pasaré a contaros la visita que hicimos ayer 22 de julio de 2017 a algunas de las más destacadas exposiciones del festival PHotoEspaña 2017, que marca el 20º de este festival fotográfico en el calendario de actividades culturales principales en nuestro país.
Organizado el viaje desde la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ), el grupito que nos reunimos para hacer el viaje no fue numeroso, seis personas, pero sí interesante e interesados por la fotografía. Como no ando con mucho tiempo, iré rápido. Además, algunas de las cosas que vimos ya las he ido comentando en semanas anteriores. A al menos las he mencionado.
Tras un pequeño madrugón para coger el AVE de las siete de la mañana a Madrid, cercanías a la puerta del Sol, y poco después de las nueve de la mañana tomando el café/chocolate/té en la calle de San Bernardo mientras hacíamos tiempo a que abrieran las exposiciones a las diez.
Pinchazo en la Real Academia de San Fernando, en la calle de Alcalá, que ya había clausurado su exposición, pero de inmediato nos plantamos en el Espacio Fundación Telefónica, calle Fuencarral casi esquina con la Gran Vía, para ver la exposición que conmemora los 100 años de Leica. El aniversario ya pasó hace un tiempo, pero la exposición sigue recorriendo el mundo y ha llegado a nuestro país. Aunque esperaba ver un montaje a mayor grandeza de la legendaria marca, la verdad es que los responsables de la misma se han contenido a la hora del bombo y platillo, y nos ofrecen un recorrido por la historia de la fotografía en el siglo XX, con sus principales momentos y géneros, que tiene mucho de didáctico. Aparte de que está llena de obras maestras, algunas conocidas y otras no tanto. Fotógrafos con mucho nombre y otros con menos, pero que pocos desmerecen la excelencia colgada de las paredes de la sala de exposiciones. Nos gustó bastante.
Un poco más hacia abajo en dirección a Cibeles, paramos en la sala de exposiciones de Loewe, también en Gran Vía, donde empezamos a notar la mano de Alberto García-Alix, invitado por la organización a marcar las directrices principales del programa oficial de este año. Y así, en la pequeña pero apañada sala de exposiciones de la conocida marca de moda recorremos la obra del norteamericano Minor White, un fotógrafo muy elegante, cultivador de una estética muy cuidada, que es capaz de encontrar en los lugares u objetos más anodinos, a los que dota de significados diversos. Siempre digo que es un fotógrafo del que tengo que conocer más, porque cuando veo obra suya me gusta realmente, pero no he visto la suficiente.
Llegados ya al Círculo de Bellas Artes, en la calle Alcalá, una de las sedes principales del festival, encontramos abierta dos de las tres exposiciones programadas. La tercera está cerrada por un "problema técnico".
"Loaded Shine" de Paulo Nozolino es la primera que visitamos. El portugués presenta una serie de 20 fotografías en gran tamaño a partir de negativos de 35 mm, en la que un juego de luces sutiles, de origen artificial las más de las veces, del flash de su cámara, juega con sombras profundas para representar ideas o conceptos que surgen entre la fuerte estructura de los granos de plata que surgen de la fuerte ampliación de estos negativos. Para verla muy despacio, quizá.
Uno de los platos fuertes del festival es la segunda de las exposiciones que visitamos en el CBA, ese "Corpus" del francés Antoine d'Agata, que recorre tres décadas de su experiencia como persona y fotógrafo, a través del sexo y el consumo de sustancias psicoactivas. Una exposición explícita, dura, a veces repetitiva, que quizá se pueda atragantar a quien la intente digerir de una vez, aunque también valiente y osada. No apta en cualquier caso para personas de mente cerrada. Ya advierten en la entrada que la naturaleza explícita de las fotografías y los vídeos de la exposición pueden "herir la sensibilidad del espectador".
Momentánea visita a la terraza del CBA, donde no reinaba la paz que había experimentado en otras visitas. Unos chiringuitos veraniegos y una música con excesivos decibelios no ayuda a disfrutar del lugar, por lo menos para mí. Así que nos dirigimos a la Casa de América, en la esquina de Cibeles con Recoletos, donde nos llevamos la decepción de que han adelantado el cierre de las exposiciones allí programadas. No obstante, encontramos que su terraza-restaurante es un buen lugar para comer. En el interior se está fresquito y tranquilo. Y además llega el momento del día. Además de nosotros seis y el camarero sólo llegan otras dos personas, otras dos comensales, una de ellas una de las mejores actrices que han circulada por las pantallas grandes y pequeñas y por los escenarios de nuestro país. Se trata de Charo López, con quien sucede uno de los momentos simpáticos del día. Son muchos los papeles inolvidables que nos ofreció en su carrera, pero por algún motivo a mí siempre me viene a la memoria esa tía María de Secretos del corazón, llena de humanidad y de amor.
Se hace duro hacer la digestión con el calor del verano madrileño, menos riguroso de lo que esperábamos afortunadamente, pero nos dirigimos a continuación al Centro Cultural de la Villa, en la plaza de Colón. Tres exposiciones nos esperan.
La más amplia y conocida es el amplio trabajo de Cristina García Rodero sobre Lalibela, lugar donde se congregan comunidades cristianas etíopes desde la edad media, y que ha registrado con su cámara en distintos momentos desde el año 2000 hasta la fecha. García Rodero ha dedicado buena parte de su carrera a documentar las tradiciones vinculadas a las creencias, sean supersticiones, tradiciones populares o religiones diversas, y las relaciones de la gente con la muerte, por lo que este trabajo se enmarca perfectamente en el cuerpo principal del trabajo de la fotógrafa española de la agencia Magnum Photos. Grandes fotos de factura muy cuidada, de composiciones primorosas, con una blanco y negro lujoso, con cuidadas escalas de grises y fina atención a las texturas fuesen de las piedras, de las telas o de la piel de los fieles y monjes.
En una de las salas, el trabajo "Carbono" de Gil Antonio Munuera, abstracciones con técnicas fotográficas sobre material de carbono, que pretenden que reflexionemos sobre nuestras interacciones con la materia y la naturaleza, con la luz y con la oscuridad.
La otra amplia exposición es "Pensar en futuro, nuevos relatos fotográficos", selección de fotografías de diversos autores procedentes de visionados de porfolios relacionados con la capital de Senegal. Obras muy diversas, en general comprometidas socialmente, que a ratos nos atraen y nos gustan más, y otras menos, pero dentro de una buena calidad general.
Tras un paso por la Biblioteca Nacional de España, donde se ponen a disposición del público para su consulta una colección de los últimos trabajos editados en materia de libros de fotografía, nos trasladamos a Cibeles, a Centro Centro, donde encontramos dos exposiciones.
Una es uno de los platos fuertes del festival, el "Café Lehmitz" del sueco Anders Petersen. Una obra ya clásica de documentación de la "parroquia" que frecuentaba el café de este nombre a final de los años sesenta en el barrio de Sankt-Pauli de Hamburgo. Siempre asociado con el entorno de la prostitución y los estratos más marginales de la ciudad hanseática, genera una fauna humana a la que Petersen dota de rostros y de emociones. Realmente, un trabajo notable.
También encontramos el trabajo de la mejicana Teresa Margolles, "Pistas de baile". Es una crítica a la operación de arrasado por la piqueta del centro de Ciudad Juárez, operación por la cual se quiere adecentar la cara de la ciudad, pero sin resolver los problemas de sus gentes. Distintos miembros de la comunidad trans de la ciudad, posan sobre las baldosas que quedan en los solares donde se encontraban las cantinas y las salas de baile de la ciudad.
Finalmente, nos dirigimos a la última escala del día antes de dirigirnos a la estación a coger nuestro tren de regreso a Zaragoza. Es el Jardín Botánico, donde tradicionalmente se muestran un par de exposiciones del festival y se suele instalar la librería o la tienda de recuerdos del mismo.
Por un lado, visitamos la exposición dedicada a Elliott Erwitt y las fotografías de sus dos viajes a Cuba. Las del primero, con mucha más enjundia, en 1964, metiéndose y fotografiando en el entorno próximo de los líderes de la revolución, retratando en diversas ocasiones a Fidel Castro y Ernesto Guevara, en un momento en el que las relaciones entre el país caribeño y EE.UU. ya estaban seriamente deterioradas. Las del segundo, invitado en 2015 por una conocida marca de licores cubana, más anecdótica.
Por otro lado, Peter Fraser analiza la relación del mundo con las matemática, adhiriéndose a la tesis de la naturaleza intrínsecamente matemática del universo. A la que yo no me adhiero. Las matemáticas modelizan el universo desde mi punto de mi vista, pero no necesariamente lo rigen. En cualquier caso, vistosas fotografías en color de gran formato, en el que cabe pararse detenerse a reflexionar sobre los aspectos matemáticos, las más de las veces geométricos, que inspiran al autor.
Queda un tiempo para visitar la tienda y comprar un par de libros de los que hablaré otro día y salir paseando del jardín botánico con tiempo para llegar sin agobios a coger el tren en Puerta de Atocha.
Lo mejor de todo es que es la primera vez en que visito las exposiciones de PHotoEspaña con un grupo de aficionados a la fotografía como yo. Normalmente lo he hecho por mi cuenta o acompañado de alguna de mis amistades en la capital. Que también está muy bien. Pero esta ocasión creo que ha sido más enriquecedora por la capacidad de dialogar y comentar sobre la marcha, por la posibilidad de que la visión de los otros nos hiciera descubrir aspectos de las obras que a lo mejor se nos hubieran escapado. Espero que podamos repetir en años venideros.
Se nota que estamos ya en pleno verano. Las noticias y novedades fotográficas en la red se vuelven más leves, menos frecuentes, más repetitivas. La gente tira de "fondo de armario" para rellenar sus páginas, incluso a pesar de que es época de festivales fotográficos en muchos lugares del mundo, especialmente Europa. El caso es que no sé si esto es así o no, o si es una mera excusa para decir que he llegado a este domingo con un reducido número de artículos seleccionados para las recomendaciones de cada semana.
Eso sí, tengo fotos propias. Se hace dos semanas salíamos en grupo a visitar las exposiciones de PhotoEspaña en Zaragoza, ya he revelado los dos carretes que hice con la Hasselblad 503CX armada del Carl Zeiss Distagon 50/4 T*. Uno de ellos con película de baja sensibilidad, para las tomas en exteriores, Ilford FP4 Plus en Rodinal 1:100, revelado desatendido a 20 ºC. Otro de ellos, para interiores, Ilford HP5 Plus a IE 3200 en Rodinal 1:25, revelado durante 18 minutos a 21 ºC. Definitivamente, el revelado desatendido es mucho más interesante para controlar el contraste con películas de baja o media sensibilidad, que como revelado "del vago" o para forzar película. Sin embargo, el uso de Rodinal en su forma habitual más concentrada y con una buena agitación ha funcionado muy bien para forzar la HP5 Plus. Cada vez tengo más claro el comportamiento a seguir.
Surrealismo, surrealista,... un sustantivo y su adjetivo derivado que son sometidos a abuso semántico constantemente. Con frecuencia aplicados a situaciones u obras que simplemente son absurdas, o raras, o meros caldos de cabeza, pajas mentales, sin embargo ha tenido un ideario y unas guías muy claras desde los tiempos del Manifiesto del surrealismo de Breton. Aunque viene influido por su antecesor el dadaísmo, de ahí su asociación con lo absurdo y lo contracultural, el surrealismo es un movimiento mucho más político y comprometido, con influencias del marxismo y el psicoanálisis freudiano. Dos teorías por las que no siento especial atracción o simpatía en estos momentos, ambas creo que estaban o están equivocadas en cuestiones importantes, pero que ayudan, especialmente el segundo, a que el artista surrealista se mueva con comodidad en el mundo de los símbolos y sus significados. El problema puede venir de si el receptor del mensaje comparte el código que le permita descifrar el mensaje del artista surrealista o no. En cualquier caso, siempre me ha atraído, especialmente cuando se aplica a la fotografía. En Yorokubu, esta semana nos han hablado de cómo ser un creativo surrealista. El regreso de Twin Peaks a la televisión ha provocado un renovado interés por el surrealismo; no se puede dudar de la adscripción a este movimiento, a su manera, de David Lynch. En su artículo, la gente de Yorokubu no entra a profundizar en qué es el surrealismo, pero sí que hacen un buen repaso de las técnicas utilizadas por los surrealistas. En todo tipo de medios de expresión artística. Y creo que es muy interesante.
El viaje y la carretera son dos elementos muy importante en la fotografía norteamericana. E incluso en fotógrafos de todo el mundo que han sentido la necesidad de recorrer las interminables rutas de Estados Unidos en viajes de descubrimiento. No es de extrañar dada la inmensidad continental del país, con diversidad de paisajes naturales y humanos. No hace mucho hablábamos algo de cómo Inge Morath reflejó uno de sus viajes en compañía de Cartier-Bresson. Otro europeo, alemán en este caso, Thomas Hoepker, también salió a la carretera, influenciado por Robert Frank, suizo, y se hizo el recorrido de costa a costa. En Magnum Photos no están mostrando estos viajes fotográficos, y no dudaré en irlos reflejando en estas páginas, porque son realmente impresionantes.
Si todo va bien y nada lo impide, el sábado que viene me voy en viaje en grupo a visitar exposiciones a PhotoEspaña en Madrid. No sé si nos dará tiempo a visitarla, espero que sí puesto que se encuentra en un lugar céntrico y por el que vamos a pasar con casi total seguridad, pero una de las exposiciones que más están interesando es Café Lehmitz del sueco Anders Petersen, como nos informan en Albedo Media. Dedicada a los marginados de la sociedad de Sankt Pauli, barrio "del pecado" en Hamburgo, nos sumergen en un mundo sórdido, pero no por ello menos humano. Y todo con la coherencia y el sello que imprime la clásica Kodak Tri-X.
Blank Paper es una escuela de fotografía. También es un colectivo de fotógrafos, formado en estos momentos por Julián Barón, Ricardo Cases, Alejandro Marote, Óscar Monzón, Mario Rey, Fosi Vegue y Antonio Xoubanova. Como colectivo se conformaron en 2003... y desde entonces se han considerado como una parte importante de la nueva generación de fotógrafos emergentes en España. Casi 15 de ser "emergente"... No sé si no deberíamos revisar los conceptos o la semántica del léxico español. Ya en 2014 fueron objeto de atención del British Journal of Photography en aquel número veraniego dedicado a la "Spanish Armada", calificándolos de vanguardia en el mundo de la fotografía, bajo el grito que sacudió a las islas Británicas hace algo más de cuatro siglos, "The Spanish are Coming!".
En cualquier caso, en Yorokubu han decidido que ya no son "emergentes", que ya están ahí para tomar el relevo de los de siempre. Y por si quedaba laguna duda, ahí están en Arles, en exposición pública de sus méritos.
En estos momentos son muchos que hablan de que los teléfonos móviles han llegado para desbancar a las cámaras fotográficas tradicionales como herramientas para hacer fotografía. Nos olvidamos que lo que llevan esos teléfonos es... una cámara fotográfica. Limitada. Útil, pero limitada. Pero puestos ya, porqué conformarse con un teléfono móvil si podemos usar el coche como herramienta de creación fotográfica. Por qué no. Durante mi último viaje por las islas Lofoten, el "coche fúnebre" que nos pusieron en la agencia de alquiler de vehículos llevaba una cámara posterior que facilitaba las maniobras de marcha atrás. Y aunque se le podía achacar poco contraste y escasa resistencia a la intromisión del sol en el encuadre, no se veía mal. En Creative Boom nos hablan del experimento de Barbara Davidson que ha realizado una de sus últimas series a partir de las cámaras a bordo de un coche sueco. Y no están mal... Pero una vez más te quedas con la misma sensación... La calidad de las fotos ¿no dependerá más de la inteligencia del fotógrafo y su capacidad de entender la herramienta que maneja que de la herramienta en sí misma? Va a ser que sí.
Por otro lado, la iniciativa tiene no poco de maniobra publicitaria para la marca de coches sueca. Motivo por el que no la menciono aquí.
José Garrido es el fotógrafo del Museo de Zaragoza. Y hace ya casi dos meses, algunos miembros de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) tuvimos la suerte de pasar con él la mañana de un domingo. En la que estuvimos en el museo, pero no visitamos propiamente el museo. Lo que hicimos fue enterarnos y comprender cuál es el trabajo del fotógrafo de un museo. Aunque sea de los que trabajan con medios modestos como José. Ambos somos empleados públicos en la misma administración pública, aunque sea en departamentos muy distintos. Pero ambos sufrimos la tendencia a la cutrez que tradicionalmente muestra en sus centros, servicios y proyectos.
Sinceramente, no me voy a extender mucho en describir la visita, aparte de agradecer a José su hospitalidad, claro. En el enlace que a las páginas de AFZ que he puesto antes podéis leer la crónica que Emilio Molins hizo de la visita ese mismo día por la tarde. Y a mí poco me queda que añadir o aportar a los que Emilio contó.
Pero, claro está, cuando voy por el mundo, llevo algunas de mis cámaras. Y tuve la ocurrencia de que ese día podía ser el adecuado para probar alguno de los carretes de Cinestill 800T en formato 120 que me quedaban, pero en esta ocasión subexponiendo la película y solicitando un forzado, un revelado más prolongado de la misma, a la hora de procesarla.
Sinceramente, después de la visita, tardé un tiempo en terminar el carrete y llevarlo a revelar. Pasaron muchas cosas, me entretuve como muchas de ellas, y un poco quedó en la reserva. De hecho, en estos momentos no recuerdo si el forzado de la película fue de un paso (IE 1600) o dos (IE 3200).
El caso es que por fin he podido encontrar un momento para mostraros estas fotografías. La cámara que utilicé fue la Plaubel Makina 67. Y se confirmaron dos cosas. El fotómetro puntual de la Makina permite un control exquisito de la exposición; si sabes lo que estás haciendo, no fallas. La Cinestill 800T procede del mundo del cine, donde los forzados son frecuentes, y es especialmente apta para este fin. Resultados impecables.
Pero... Pero... Pero algo fue mal. A los pocos días. Como la conversación con José Garrido fue tan amena, lo cierto es que ni siquiera terminé el carrete de película aunque sólo sean 10 exposiciones en formato 6x7. Así que volví a acudir al museo por mi cuenta unos días más tarde y... algo falló en el obturador incorporado en el objetivo de la cámara. La vuelvo a tener en dique seco, esperando un momento propicio para mandarla a reparar. A pesar del excelente estado en que parece estar, del cuidado con la que la manejo y de las virtudes que muestra, se está manifestando poco fiable mecánicamente... Una pena. A ver si cuando la mando a reparar, en su momento, ya queda en buenas condiciones para una buena temporada. Porque la combinación de óptica, fotómetro y formato hace que las fotografías que resultan sean una delicia.