En los últimos años, el segundo de los tres días de balance fotográfico del año lo dedicaba a la fotografía fotoquímica, sobre película fotografíca tradicional u otros soportes más o menos similares. Lo que algunos llaman, a mi no me gusta, fotografía "analógica". La película tradicional ha cobrado tal peso en mi afición que esta distinción me parece ahora poco importante. A efectos prácticos, la forma en que practico la fotografía es como sigue.
La función de "bloc de notas" la tienen asignadas mis pequeñas cámaras digitales, de las que siempre llevo alguna encima. No. No me he pasado al teléfono móvil. Podría valer, pero siguen teniendo algunas limitaciones que me molestan.
La fotografía de viajes, como las que visteis ayer, la realizo con cámaras digitales. Aunque en el viaje a Dinamarca en Semana Santa me llevé también una pequeña Olympus Pen EE3 de medio formato.
La fotografía creativa fuera de los viajes la practico fundamentalmente, aunque no exclusivamente, sobre soporte fotoquímico. Hay excepciones... Por ejemplo, algo de fotografía deportiva o macrofotografía... en estos campos he usado digital. Pero fundamentalmente, películas tradicionales en blanco y negro o color.
Así que este año esta segunda entrada la voy a dedicar a la fotografía que he practicado en compañía de otros. Sobre película tradicional o sobre soporte digital, da lo mismo. Vamos a ello.
CURSOS Y TALLERES
Empezamos en enero con el segundo taller de fotografía estenopeica. Que fue tan interesante o más que el primero. Probablemente por dos motivos; porque ya conocíamos el asunto y porque el grupo que nos reunimos fue muy cohesionado y estaba muy motivado.
Del propio grupo, y tras unas conversaciones con Beatriz Aísa, la profesora, acordamos la organización de un taller de cianotipias que realizamos a principio de junio. También fue muy divertido, también con un grupo, que sin ser idéntico, hubo algunas variaciones, estuvo también muy motivado y colaborativo.
Además de estos dos talleres, podría comentar las actividades realizadas en el ámbito del "Encuentro Analógico" de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. Pero esto le dejaré para más adelante. Simplemente reseñaré con dos ejemplos, uno digital y otro con película en blanco y negro, el taller de macrofotografía que realizamos a principios de abril también con AFZ.
Me ha sorprendido al repasar las fotografías del año que, aparte de algunos caFeZicos y alguna visita a alguna exposición, ha habido pocas actividades "oficiales" de este grupo que tiene poco de oficial, ya que fundamentalmente se mueve a través de las redes sociales. Pero caFeZicos y visitas a exposiciones no son actividades de hacer fotos; de hablar de fotografía sí, pero no pensadas para hacer foto.
Entiendo que los animadores del grupo echaron un considerable esfuerzo en la preparación del Tercer Encuentro de Fotógrafos de Aragón, en el que participé parcialmente, porque me coincidieron algunas de sus actividades con mi viaje a las Lofoten. Pero si que estuve en el paseíco, que viene a ser el día grande del encuentro.
Y también me acerqué a la foto colectiva de la celebración navideña en diciembre. Aunque no pude quedarme a la chocolatada posterior. Un fin de semana muy ajetreado.
Aparte de estas dos activides, José Miguel "Masjota" Aznar propuso a través de FeZ una salida nocturna a los Monegros para foguearnos con la Vía Láctea.
Y a través de una iniciativa de Miguel "Miguelón" Sanz que publicó en el Facebook de FeZ también participé en un calmado y agradable paseo un domingo por la mañana por la desembocadura del río Gállego.
Pero no he encontrado nada más. Otros años ha habido más quedadas y excursiones para hacer fotos... Este año, o ha habido menos, o me han pillado mal. No sé muy bien.
Desde febrero de este año soy formalmente socio de esta asociación. En años anteriores había participado esporádicamente como "amigo" en algunas de sus actividades abiertas a no socios. Especialmente con el grupo del "Encuentro Analógico". Siempre he pensado que si perteneces a una asociación es para participar activamente en ella. Si no, no tiene sentido. En fin. Que me vi con ganas y me asocié.
No voy a entrar tampoco en relatar diversas visitas a exposiciones u otras reuniones sociales. Me dedicaré también a comentar las ocasiones para hacer fotografías en compañía.
Empezamos en febrero con una excursión de fotografía con película tradicional, en un día muy ventoso, a las ruinas del pueblo viejo de Rodén.
Muy divertido fue también el domingo por la mañana que dedicamos a fotografiar la prueba de maratón que se corrió por las calles de Zaragoza. Una de esas ocasiones en las que preferí el digital y un largo teleobjetivo, que no es lo mío habitualmente.
Muy entretenido fue el Encuentro Analógico de este año en primavera. Además de un par de talleres en los que participé compartiendo algunas de mis experiencias, tuvimos una excursión a Muel y unas cuantas sesiones de laboratorio que estuvieron muy bien. Aunque por mi viaje a Italia y Constanza no pude participar en todas las que me hubiera gustado.
De estos últimos, empezó a surgir otra actividad muy interesante, la excursión que hicimos el día de San Juan a Ejea de los Caballeros, coorganizada con la animosa Laura "Lura Photos" Calavia, y que nos dio para pasar un buen día en la capital de las Cinco Villas y para organizar un exposición en el Museo La Espiral, dedicado a promocionar la cultura en la comarca, y que todavía en estas fechas está disponible hasta el 8 o el 9 de enero de 2018. También una experiencia que generó mucha satisfacción.
Hubo también ocasiones para otras actividades puntuales relacionadas con la cultura o con el aprendizaje o práctica de distintas técnicas.
Un grupo nos juntamos a principios de julio para visitar las exposiciones de PHotoEspaña en Zaragoza.
Un grupito más pequeño nos animamos también a visitar algunas en Madrid, como os contaba ayer.
A la vuelta del verano, en septiembre, otra actividad cultural, el Festival de Arte Urbano Asalto 2017, nos volvió a reunir para recorrer el barrio de Valdefierro para ver y fotografiar las obras de este año.
Y antes de terminar ese mes, un grupo nos juntamos en el Parque del Agua para practicar entre todos la fotografía del ocaso. Yo, desde luego, fui con algunas de mis mejores cámaras de formato medio para película tradicional.
Con motivo de la exposición de Nadav Kander en el Museo Pablo Gargallo, aprovechamos para realizar un paseo por el barrio de San Pablo. Previamente, un instituto de la ciudad había cedido a la asociación algunos materiales de fotografía fotoquímica que ya no usan para su formación en audiovisual, entre ellos algunos rollos caducados de Kodak Ektachrome 100. Usé uno ese día. Que no fue mal, una vez tomada la precaución de considerar que su sensibilidad había quedado reducida a la mitad.
Y también de esa cesión de material nos llegaron unos rollos de 30,5 metros (100 pies en el sistema imperial de medidas) de película Kodak TMax 400. Reciclamos algunos chasis de película para 35 mm y aprovechamos la jornada de puertas abiertas del Taller Escuela de Cerámica de Muel para comprobar que funcionaban muy bien... si es que estábamos a la altura de las circunstancias como fotógrafos. También fue el momento de comprobar que la pequeña Olympus Pen EE3 de medio formato va bien también en color.
Espero que este nivel de actividad se mantenga en 2018.
AMISTADES FOTOGRÁFICAS
Hay actividades que realizas con personas que comparten tus mismas inquietudes y con las que te reúnes de vez en cuando a hacer algunas fotos. Reconozco que por diversos motivos soy menos asiduo a algunas de sus actividades; pero es que en esta vida hay muchas cosas para hacer y poco tiempo para hacerlas. Son gente que he conocido en FeZ, o en AFZ, o en ASAFONA (la asociación de fotógrafos de naturaleza de Aragón), o que están en los tres sitios a la vez. O en ninguno. Da lo mismo. Resumiré aquí con algunas fotos algunos de esos momentos, agradeciendo mucho a las personas con las que los he compartido el haberme permitido participar en ellos.
UN AFICIONADO A LA FOTOGRAFÍA BAJO LA INFLUENCIA...
Para terminar esta larga entrada, las siguientes fotografías corresponden a actividades que he realizado en solitario, pero bajo la influencia o como consecuencia de mi relación con otros aficionados a la fotografía.
Por ejemplo, una serie de intercambios y experiencias de otras personas me llevó a interesarme este año por la fotografía infrarroja. Y todavía seguiré un tiempo con este proyecto, aunque ahora durante el invierno no sea el momento más adecuado para practicarla.
Mis contactos en Twitter con aficionados a la fotografía fotoquímica de todo el mundo me llevaron a participar a principios de diciembre en la #FP4Party... fiesta en las redes sociales en la que la única condición era fotografiar con película de la familia Ilford FP4.
Y en el encuentro y chocolatada de diciembre de 2016 de FeZ encontré la excusa para recuperar mi cámara Polaroid. Y hoy en día, con otra con la que me hice, más la Instax de mi sobrino Diego, con quien he salido algún día a hacer fotos instantáneas, he disfrutado de la afición a este material. Al que dedico mi cuenta de Instagram...
Coincidiendo casi, semana arriba o abajo, con el primer aniversario del primer taller de fotografía estenopeica que pudimos hacer bajo la dirección de la ya amiga Beatriz Aísa, que se bajó una vez más de los Pirineos para compartir con nosotros su pasión y sus ideas sobre una de las formas más esenciales de practicar la fotografía. Una vez más, fuimos acogidos en las aulas del Centro Joaquín Roncal.
Si el año pasado fuimos Beatriz y "los ocho del estenopo", en esta ocasión en la que íbamos a profundizar un poco más en las artes y las técnicas de la fotografía "unicórnica" fuimos diez quienes nos juntamos alrededor de una gran mesa con nuestras cajas, botes, tijeras, agujas, pinturas, cintas adhesivas y aislantes, y demás aparataje. Estuvimos diez, una panda de gángsters, "The Pinhole Gang", con la pena de no poder contar entre nosotros algunos ausentes que nos acompañaron el año pasado, pero con la alegría de añadir a la banda caras nuevas. Algunas nuevas sólo en lo que se refiere a esta técnica... otras nuevas, nuevas, nuevas del todo. En todo caso, todos bienvenidos. Y a ver si pronto, en otras actividades se va sumando más gente al "gang".
Elemento importante en todo taller de Fotógraf@s en Zaragoza que se precie es la repostería de Carmina Andreu, Caramina; que en esta ocasión estuvo deliciosa como de costumbre. En cualquier caso, aquí tenemos a Carmina con una original lata en forma de zapato que creo que al final no usó, corrígeme si me equivoco Carmina, pero que desde luego sugiere mucho potencial y originalidad.
Y ya al trabajo. Algunos, como Miguel Ángel, nos turnábamos con el taladro para disponer el futuro espacio de los estenopos. Anu Medina mostraba hasta que punto había convertido sus mágicas manos, en el instrumento ideal para horadar con delicadez las láminas de aluminio por donde tan apenas íbamos a dejar pasar unos rayos de luz. Carmina, esprai en mano, se aseguraba que no hubiese reflejos de luz indeseables en el interior de las futuras cámaras. Y todo el mundo se afanaba transformando sus cajas, botes y latas en futuros instrumentos artísticos.
Finalmente, a la una de la tarde, ya estábamos en la calle todos, "cámaras" en mano, dispuestos a ir de caza de la escena y de la luz que se acomodase a la idea que nos habíamos hecho mientras construíamos las estenopeicas. Si el año pasado, con modestia, nos limitamos al concepto básico, una caja oscura, un estenopo, una hoja de papel sensible, en esta ocasión, teníamos cámaras con varios estenopos para una sola hoja, plana o envolventes, o dispositivos con varias hojas y distintas "focales" para tomar varias "instantáneas" de larga duración. La imaginación al poder.
Aunque salimos todos juntos del Centro Joaquín Roncal, finalmente nos fuimos dispersando, cada uno buscando su mejor opción para aprovechar el único, o los poquitos "disparos" disponibles. Yo tuve la ocasión de acompañar a Emilio Molins "Triboniano", y Marco Evangelisti que, entre otras cosas, intentaron una panorámica de 360º en el Puente de Piedra.
Tras el trabajo de campo, la hora de comer, alrededor de una mesa redonda, que se prestan mejor a la conversación y el intercambio, y que podemos ver a continuación en su integridad gracias al ojo de pez que me prestó José Miguel "Masjota".
Por la tarde, tocaba revelar y comprobar si nuestros esfuerzos habían tenido un desenlace feliz. En primer lugar, y con la única fotografía en color de este reportaje, el muestrario de cámaras antes de apagar la luz y extraer sus tesoros escondidos.
Y luego ya, líquidos dispuestos, por turno fuimos pasando a revelar nuestros negativos fotográficos. Unos con más fortuna, otros con menos, pero todos con la sensación de que habíamos avanzado y aprendido cosas nuevas.
Después, el laborioso proceso de lavado y secado de las hojas de papel sensible con los negativos de las fotografías. Una vez más, la tarde se nos hizo corta para lo que podría ser el último paso del proceso, el copiado y obtención del positivo por contacto. Pero las nociones estaban ahí, sembradas, para cualquiera que quiera seguirlas.
Y ya sólo me queda una cosa... quizá una de las más importantes... compartir con todos vosotros el positivo que surgió de mi propio trabajo y del que ya os hablé hace unos días.
Como el año pasado, una jornada fenomenal, que nos permitió aprender, comunicarnos, convivir, conocer más la afición común a la fotografía y conocernos más entre nosotros. Y ya, poniéndonos a pensar qué nuevas técnicas queremos probar. ¿Alguien escuchó mencionar la palabra "cianotipia"? ¿Se oyó decir que nos íbamos ir a Ejea con Laura, "Lura Photos", a hacer una jornada analógica? ¿Alguna idea más?
El sábado pasado estuvimos en Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) de taller de fotografía estenopeica, al igual que el año pasado, nos juntamos un grupo de aficionados bajo el liderazgo de Beatriz Aísa. Si el año pasado buscábamos iniciarnos en estas técnicas, este año se trataba de profundizar un poquito más. Dentro de pocos días saldrá la crónica que he preparado para el blog de FeZ, que también reproduciré aquí. Y en ella podréis ver un poco más cómo transcurrió la jornada.
Pero hoy quería contaros un poco mi experiencia personal desde un punto de vista técnico.
He de decir que me llevé tres cajas de cartón con distintas características, sin saber muy bien qué iba a hacer. Como consecuencia de la convalecencia de la especie de gripe que tuve el fin de semana anterior, no había estado muy fino en los preparativos entre semana. De hecho, llegué a pensar en dejar el taller para otra ocasión. Afortunadamente al final me apunté.
De las tres cajas, había una pequeñita, pero con diversas formas y compartimentos en su interior que podría dar mucho juego. Las otras dos eran similares pero de distintas dimensiones, la grandota de color amarillo-naranja estaba pensada como una cámara de gran formato, que con un pequeño estenopo pudiera ofrecer gran nitidez. Con la negra con lunares... pensaba en algo parecido, pero no estaba convencido de que fuera a funcionar bien. La profundidad de la misma era de sólo unos 75 mm, mientras que la superficie aprovechable del potencial fotograma era de 23 x 28 cm. Se me hacía difícil concebir que con la caída progresiva de luz que se produce en la periferia del cono de luz proyectado por el estenopo, se pudiera cubrir toda esa superficie. No me había dado tiempo a buscar las matemáticas apropiadas para preverlo.
Dio igual. Beatriz trajo algunos libros para inspirarnos y un modelo de los que vimos en el que una multiplicidad de estenopos servían para exponer una única hoja de papel me sugirió utilizar esta última caja, la negra con topos, pero con varios estenopos. Aunque las tripas me pedían hacer seis de ellos, un cierto sentido de la prudencia, por si se solapaban en exceso las imágenes, me hizo conformarme con cuatro. Que distribuí por la superficie de la caja.
Para la realización de los estenopos sobre las láminas de lata de aluminio conté con la ayuda de Anu Medina.
Los aficionados a las "pinhole" tienen la costumbre de bautizar con nombres significativos o alusivos a sus cámaras, pero en este caso, venía ya bautizada, como podemos ver en el cuarto oscuro donde cargamos el papel sensible.
With Love to You
La hoja de papel de 23 x 28 cm la recortamos de una hoja estándar de 25 x 30 cm, y quedaba sujeta por la propia tapa de la cámara, sin necesidad de adherirla con cinta adhesiva ni nada. Una vez sellada la tapa con cinta aislante negra, la hoja no se podía mover, y quedaba razonablemente plana en el fondo de la cámara oscura.
Y ya salimos a pasear para buscar nuestros motivos. Con un par de compañeros acabamos buscando motivos adecuados por la ribera del río Ebro, bajo las arcadas del puente de Piedra de Zaragoza.
Y ahí fue donde decidí dos cosas. Primero que el lugar me gustaba por el juego de luces y sombras del mediodía y por el grafismo del puente y los árboles sin hojas invernales. En segundo lugar, que en lugar de fotografiar cuatro escenas distintas sobre la misma hoja, iba a fotografiar cuatro veces seguidas la misma escena sobre la misma hoja. Dada la naturaleza "imperfecta" del proceso, las cuatro escenas tendrían algunas diferencias derivadas del propio paso del tiempo mientras se exponía cada una de ellas, y por la manipulación de la cámara entre las mismas.
Me ayudé de una aplicación del móvil para decidir la exposición. La focal calculada de la cámara era de 75 mm. Los estenopos que me ayudó a realizar Anu con gran precisión tenían un diámetro de 0,3 mm, por lo que la apertura relativa de los mismos era de f/256 aproximadamente. Para una sensibilidad del papel de 6 ISO, más mi propia estimación sobre las circunstancias del contraste de la escena decidí que la exposición correcta podía ser unos 30 segundos. Conté 25 segundos a lo que hay que añadir lo que se tarda en abrir y cerrar el estenopo con la cinta aislante.
Y el negativo que obtuve fue...
Es muy posible que si me hubiese arriesgado a poner seis estenopos, y dada las características de la escena, hubiera encajado sin problemas. Hay demasiado espacio en blanco (en sombra o negro en el positivo) entre la fila superior y la inferior, y también por de bajo de esta.
Por supuesto, hay diferencias entre las exposiciones. No todas tienen exactamente el mismo encuadre. Más allá del error de paralaje, se produjeron pequeños movimientos de la cámara entre toma y toma. En una de las inferiores el viento llevó a la cinta aislante que hace de obturador a tapar parte del fotograma, y en la última toma que hice, el miedo al viento me hizo sujetarla con las manos, y el propio movimiento de las mismas hizo que saliera trepidada.
Ya escaneada, eliminé digitalmente parte de la sombra/negritud sobrante. Y así puedo presentar el positivo final. Espero que os guste. Y que el proceso os haya sido ilustrativo.
Como previa a este artículo de hoy, os hablé el sábado pasado de mis experiencias con la fotografía instantánea a través de un modesta cámara de gama baja Polaroid de la serie 600. De alguna forma, el recuperar este material tenía como objetivo comprobar si estaba lo suficiente en forma para el uso que pensaba darle. Como cada año, Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) (Flickr, Facebook, Instagram) organiza su fiesta anual previa a las fiestas de fin de año en el segundo domingo de diciembre. Es una tarde de fiesta. Nos reunimos a las cuatro y media de la tarde para la foto de grupo, paseamos por el ambiente navideño de la plaza del Pilar de Zaragoza, cantamos nuestro "villancico" y, a las seis de la tarde, nos reunimos en un restaurante cercano para hacer el balance del año y merendar un tradicional chocolate con churros.
Este año decidí que lo iba a documentar con la Polaroid Supercolor 635. Con dos cartuchos de auténtica película Polaroid 600 que conservaba en la nevera, más dos cartuchos, uno en color y otro en blanco y negro, de Impossible Project 600 que compré el sábado, me dirigé al encuentro. Estos dos últimos no los usé. Antes de llegar al lugar de la cita, probé la cámara...
Con las condiciones de luz, tarde de niebla en Zaragoza, bajo contraste, buenos tonos en las paredes de ladrillos, una ligera sobrexposición, y tonos oscuros quizá faltos de profundidad. Pero un aspecto general agradable. O por lo menos, según mis preferencias estéticas.
Así que armado con la veterana Polaroid y su correspondiente cartucho de 10,... bueno, ya sólo 9 exposiciones. La dinámica fue la siguiente. Cuando la polaroid correspondía a un retrato individual o como mucho de dos personas, una vez completamente revelada, hice entrega de la copia al retratado a cambio de permitirme hacer una fotografía con la cámara digital de la persona y de la copia polaroid. Constancia de su existencia en mi archivo fotográfico. Por ejemplo, la polaroid de Papá Noel o la del reno.
Sin embargo, cuando la polaroid incluía un grupo de gente más amplio, la copia me la he quedado yo, se guardará convenientemente, y se digitalizará para ser compartida digitalmente. En este caso, están digitalizadas con la aplicación para el teléfono móvil PhotoScan de Google, que ofrece una resolución de sobra para la información contenida en una polaroid. Como por ejemplo, este grupo de entusiastas de la fotografía, con espíritu navideño, esperando a la foto de grupo.
Hay que considerar que las copias polaroid tienen un modesto tamaño efectivo de 7,9 cm de lado. Excluyo el marco de la imagen y la base más grande por contener los químicos para el revelado que se extienden gracias a los rodillos que la exprimen al salir la foto. Quizá el tamaño en pantalla al que se ven en esta entrada sea excesivo, y eso de sensación de baja nitidez. Pero las copias en si mismas en papel se ven simpática. Lo que me hace insistir en un tema. La fotografía de verdad está pensada para acabar copiada o impresa en papel a un tamaño adecuado y elegido por el fotógrafo.
Una vez hechas las aclaraciones técnicas, pasemos a lo que fue el ChocoEncuentro FeZ. Como digo, primero organizarse tras la Lonja de Zaragoza, junto al caballito del minutero para la foto de grupo, lo que llevó su rato de caos, dado que además había que incluir la ronda de saludos o presentaciones. Entre quienes no se veían desde hacía tiempo o los que eran novedad en el sarao.
Después de la foto de grupo, paseo por la plaza del Pilar, que más que dedicado a hacer fotografías, que se hicieron, bastantes, se dedicó a muchas conversaciones. Conversaciones sobre fotografía, y sobre otras cosas. Momento adecuado para hacer algunos retratos con la polaroid entre las personas con las que ocasionalmente entablé conversación. No voy a poner todas, sólo algunas. Por no aburrir.
Eso sí, entre medias, una vez llegados al gran árbol de navidad frente al ayuntamiento de la ciudad, nueva reunión conjunta para la segunda actividad de grupo. Cantar en forma de "villancico" nuestra felicitación a todos los aficionados de la fotografía y a todos las personas que por la plaza se encontraban en ese momento. No vamos a hacernos ricos gracias a la música, pero por lo menos hacemos unas risas.
Durante todo este tiempo, aun se fueron sumando más personas. Creo que el cálculo global estaba en más de 70 personas, que a las seis en punto nos dirigimos a un restaurante cercano como ya he dicho, para hacer el balance del año, ver un vídeo resumen de las actividades del año, comer el cchocolate con churros y realizar el tradicional sorteo de regalos.
Entre unas y otras de estás actividades, y ya con el segundo cartucho de polaroids, seguí haciendo algnos retratos más. Ya digo que no pongo todos por no cansar. Pero al final de la tarde acabé con las 20 exposiciones de los dos cartuchos originales de la marca Polaroid que me quedaban y que habían estado guardados en nevera durante al menos ocho años.
Pero todo lo bueno se acaba. Algunos más voluntariosos aun siguieron una rato más entrada ya la noche tomándose algunas cervezas. Pero otros, cansados, porque el día había sido largo al menos en mi caso, y al día siguiente había que trabajar. A las ocho de la tarde, sólo quedaba una exposición en el cartucho que sirvió para una última foto a un pequeño pero significativo grupo de personas. La experiencia de ir a cuestas con la Polaroid, muy satisfactoria y divertida. Y me quedaron los dos cartuchos de Impossible Projecto, que lo cierto es que esperaba reservar para ser usado otro día en situaciones más controladas. Es un material con el que no estoy familiarizado, muy caro, y que no sé que resultado va a ofrecer. Ya os contaré.
Y dentro de un año... un nuevo ChocoEncuentro de FeZ. O por lo menos eso esperamos todos.
Si recordáis, en el artículo que dediqué hace unos días a la excursión al Matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza, ya adelantaba que me había llevado una cámara para película tradicional de formato medio. Por otro lado, también comentaba el pasado domingo que una de las estrellas de la Photokina 2015 ha sido la presentación de una Fujifilm para formato medio, que ha levantado mucho revuelo. Pues bien... la cámara que me llevé al Matarraña fue una Fujifilm de formato medio. Bien es cierto que ya tiene unos 30 años de antigüedad. Pero bien divertida de usar que es. Ya ha venido por estas páginas en otras ocasiones, pero para aquellos que no se coscan o no habían venido antes, os presento a la Fujifilm GS645S Professional Wide 60.
Breves especificaciones... Cámara de formato medio para película tradicional en carrete tipo 120 o 220, y 15 o 30 exposiciones respectivamente, de 6 x 4,5 cm (en realidad, aproximadamente 55 x 41 mm), con un objetivo no intercambiable de focal fija 60 mm f/4. Equivale a un angular muuuuuuuyyyyyyy moderado, casi un estándar amplio, similar a un 38 mm en el formato más habitual de negativo de 24 x 36 mm. Es totalmente mecánica, las pilas sólo sirven para alimentar el fotómetro. Funciona sin ellas. Y se enfoca por telémetro de coincidencia, estilo "leica", aunque he de reconocer que es uno de los puntos débiles de la cámara. Las más de las veces enfoco por zonas estimando la distancia del sujeto pricipal, y aprovechando la escala de profundidad de campo grabada en barril del objetivo. En su posición habitual, el visor nos muestra un fotograma vertical... al contrario que con la mayoría de las cámaras. Y es ese formato el que más obtengo de esta cámara. Aunque ladeándola permite obtener fotogramas horizontales sin mayor problema.
Para la excursión me llevé varios rollos de película negativa en color Kodak Portra 400, auténtica todo terreno, que en buenas condiciones de luz uso con un índice de exposición de 200 y revelado normal con excelentes resultados. Empezamos, como ya comenté, con una visita a La Fresneda.
Como siempre, la Kodak Portra 400 es absolutamente idea para retratos, con unos colores muy naturales y gradaciones suaves. Ninguna extridencia, todo muy placentero. No he dicho que, como de costumbre, el revelado y digitalización es de Carmencita Film Lab. Pero buena parte del día, especialmente en nuestra visita al Parrizal de Beceite, estuvo trabajando en paisajes. Y la ventaja de la Portra 400 ahí es que, ofreciendo un grano razonablemente fino, especialmente cuando sobrexpones la película como hice yo, tiene una latitud de exposición muy amplia, y se merienda los contrastes fuertes sin problemas. Especialmente cuando visitas un entorno natural como un cañón en un río al mediodía.
Pasé algunos apuros con el tercer carrete de los cuatro que usé. Inadvertidamente, el ajuste de sensibilidad se colocó en 1600. Es decir, 2 puntos de subexposición en lugar de 1 punto de sobrexposición. Me di cuenta tras tres exposiciones, y decidí mantener, solicitando luego al laboratorio un revelado forzado +2. Es la primera vez que lo hacía. Hace 20 años nos decían que se podía forzar la película negativa en blanco y negro y la diapositiva en color, pero no los negativos en color porque se producían horribles alteraciones en los colores. Pero hoy en día, con las modernas emulsiones hay gente que lo hace constantemente. Las fotos se salvaron, aunque no tienen la calidad de los otros carretes.
También coincidió ese rato, con el ajuste del fotómetro cambiado, con el momento en que sobre Valderrobres se nubló y la luz fue menos intensa que en el resto del día. Me ha llegado algún consejo de que otra vez que me pase eso, que subexponga dos pasos, pida un revelado +3 en lugar de +2. Hablaré otro día del tema del forzado de las Portra 400, y no estoy del todo de acuerdo con el consejo, pero ya veremos.
El caso es que el resto del día siguió sin problemas, terminando la visita a Valderrobres y a los campos de girasoles con un último carrete expuesto como los dos primeros a un índice de exposición de 200-400.