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Dos carretes de Fujicolor Superia X-Tra 400 en el paraje de la pasarela del Bicentenario

Durante el mes de marzo dediqué algunos fines de semana a explorar el entorno de la pasarela del Bicentenario, también aquí, y La Cartuja Baja. Es un buen paseo, de unos ocho kilómetros, desde mi casa. Y permite combinar la necesidad de hacer ejercicio físico con lugares interesantes para la fotografía. Fotográficamente, el principal objetivo de esos paseos era reconectar con la película en blanco y negro Ilford HP5 Plus 400, que en un momento dado, hace unos años era frecuente en mi bolsa frecuenta, pero que después se hizo escasa. Reservada casi en exclusiva a cuando es necesario forzar, cosa que en mi caso ocurre rara vez. Como tenía bastante película de esta marca y variedad almacenada, decidí aprovecha para volver a familiarizarme con ella. Desde luego, entiendo porque es tan apreciada por muchos aficionados y profesionales de la fotografía.

Tres de las fotografías tomadas con la Minox GT-E días antes del paseo hacia la pasarela del Bicentenario.

Pero en ambos paseos llevé conmigo también alguna cámara compacta con película negativa en color. En ambos caso la misma película, la Fujicolor Superia X-Tra 400. Esta película está disponible solamente en formato 135, es decir película de 35 mm biperforada, la que conoce la mayor parte de la gente que ha fotografiado a lo largo de su vida con película tradicional. No existe en formato medio, lo cual es una lástima. Es una película que tiene una buena saturación y nitidez, y aparentemente un grano más manifiesto que las películas de gama profesional de la misma sensibilidad, pero que no suele ser molesto. Pero para mí, tiene las virtudes que tradicionalmente he adjudicado a las películas Fujifilm; son las que reproducen los colores de una forma que me resulta más agradable. Más que las Kodak. Esto ha sido una constante en película diapositiva, pero también se da hasta cierto punto con la película negativa en color, aunque en este caso mi preferencia por una o por otra es menos clara.

El sábado que llevé la Minox GT-E llegamos tarde a la puesta de sol; pero aun así aun encontramos una luz agradable en el entorno de la pasarela del Bicentenario.

En el primero de los sábados en los que nos dirigimos a la pasarela del Bicentenario, la película iba cargada sobre la Minox GT-E. El principal problema de ese día fue que no llegamos a tiempo a la pasarela antes de la puesta del sol. Nos entretuvimos por el camino, al mismo tiempo que calculamos mal la distancia que debíamos recorrer entre el puente del cuarto cinturón de Zaragoza sobre el Ebro en la ribera baja del mismo y la pasarela que era nuestro objetivo. No obstante, aún hubo ocasión de obtener algunas fotografías interesantes del lugar. Si una semana más tarde, con la misma cámara cargada con HP5 Plus hubo algunas fotos con una nitidez flojita, en este caso no fue así. Supongo que estuve más espabilado a la hora de ajustar los parámetros de la cámara a la hora de hacer la fotografía. Este carrete contenía fotografía de días anteriores, de otros paseos fotográficos, e incluso algún retrato ambiental. Todos ello quedaron bastante bien.

El sábado siguiente, puesto que llevé la Minox GT-E "ocupada" por un carrete de Ilford HP5 Plus 400, cargué la Fujicolor Superia X-Tra 400 en la Leica Minilux. En estos momentos, son las dos cámara compactas para película tradicional que prefiero usar. La Minilux tiene una lente mejor que la GT-E. El MC Minoxar 35/2,8 de la GT-E es bastante nítido, y con buen contraste gracias a su revestimiento múltiple, pero no deja de tener una fórmula óptica tipo "tessar" con sólo cuatro lentes en tres grupos. No tengo motivos de queja en general. Pero no llega al celebrado nivel del Summarit 40/2,4, con su fórmula óptica tipo "doble gauss" con seis lentes en cuatro grupos. Un diseño muy habitual durante décadas entre las focales estándar, entre los 40 y 60 mm de longitud focal para el formato de película de 24 x 36 mm, y que según algunos expertos llegó a su mayor calidad posible con este diseño. A partir de aquí, y en el mundo digital, los diseños ópticos se apartaron de estas fórmulas para introducirse en otras mucho más complejas,... y carísimas.

Sin embargo, la ergonomía de la Minilux, como he comentado en alguna ocasión, es perfectible. Grandota para ser una compacta de focal fija, su diseño en forma de paralelepípedo es agradable, pero simple. Se coge bien. Pero no es tan llevadera, no es una cámara bolsillera como la Minox. Tiene ciertas posibilidades de ajuste manual. En concreto, se puede usar en prioridad a la apertura, como la Minox. Y se puede hacer un enfoque "manual", preajustando una distancia de enfoque que corresponde a la hiperfocal, más o menos, o a un enfoque por zonas. Aunque carecemos de escala de profundidades de campo. Pero bueno, a ojímetro. Lo que pasa es que tiene un problema. Cuando ajustamos manualmente una distancia de enfoque, el objetivo no se configura inmediatamente en el momento de hacerlo. Hay que esperar al momento en que disparamos la foto para que el motor de enfoque automático lleve el grupo óptico a la posición deseada antes de que se abra el obturador y se exponga la película. Eso no pasa con el enfoque manual de la Minox. Por ello, aun con el enfoque automático, la Minilux es una cámara más lenta y menos reactiva que la GT-E. Hay otras pejigueras, pero esta es la más importante. De todos modos, uno sabe que si ajusta una apertura f/11 con una distancia de enfoque de 5 metros, o f/8 con una distancia de enfoque de 7 metros, más o menos estás en las hiperfocales, y los paisajes quedan bien. La mayor parte de las fotos que aquí muestro están realizadas así. Y esto es todo por ahora. Si visitáis hoy el Cuaderno de ruta, usaré hoy estas fotografías para tratar un tema científico, y fotográfico, de actualidad.

Hasselblad con Ilford HP5 Plus 400... fallido

Pensaba trabajar un poco más las fotografías de estos dos rollos de formato 120 de película Ilford HP5 Plus 400 que expuse el sábado pasado con la Hasselblad 500CM, pero voy a considerar la salida como fallida, y no darle muchas más vueltas. Me explicaré.

El sábado hizo un día excelente, quede con una amiga para hacer ejercicio por la tarde, una buena caminata, yo quería conocer algunos parajes poco visitados por mí, y tengo mucha película Ilford HP5 Plus 400 en formato 120 que en algún momento compré... por equivocación. Estoy casi seguro que pensaba pedir Delta 400,... pero me colé. Así que cogí la mochila, la cargué con la Hasselblad 500 CM, el Carl Zeiss Distagon 50/4 C T*, su parasol y un filtro naranja. Era la primera vez que pretendía usar este filtro con este objetivo. No está adaptado al mismo, la rosca es del mismo diámetro pero no del mismo paso, pero pensé que con un poco de cuidado se podía instalar. Y sobre el filtro, el parasol de rosca del objetivo. Aquí empecé a meter la pata... errores de novato.

La idea era salir desde mi casa e ir caminando hasta la pasarela sobre el río Ebro del camino que lleva de Zaragoza al galacho de la Alfranca en Pastriz. El recorrido total del camino son entre 15 y 16 kilómetros. Entre el comienzo del camino en Zaragoza y la pasarela son unos 8 kilómetros. Nosotros fuimos desde otro punto, y el recorrido fue de unos 9 kilómetros hasta la pasarela. La idea era llegar con tiempo para el momento del ocaso, pero alguna parada episódica para tomar alguna fotografía nos hizo retrasarnos,... una media hora. ¿Por qué explico todo esto? Porque cuando te lías con otras cosas y no te centras en el proceso fotográfico acabas por cometer errores.

Errores cometidos, fundamentalmente dos:

Aplicar en serie uno sobre otro el filtro y el parasol. El objetivo de 50 mm es un gran angular, cuyo ángulo de vista en la diagonal es similar a la de un 28 mm en el formato negativo de 24 x 36 mm. Y con estas focales hay que tener cuidado de que los filtros y parasoles no produzcan un viñeteo mecánico al entrar en el campo de visión del objetivo. Ni se me ocurrió pensar de que podía pasar... luego, pasó. Teniendo en cuenta que, para evitar perder superficie aprovechable del negativo, tiendo a encuadrar un poco justo... fotogramas echados a perder, puesto que el reencuadre con lleva una excesiva pérdida de información.

Olvidarme el fotómetro en casa, y decidir estimar la exposición a ojo. Al fin y al cabo, el día era radiante, sin nubes incordiando,... ya sabes, para ISO 400, f/16 y 1/500 segundo de exposición. Como ya estábamos hacia la caída de la tarde... pues f/11. Estupendo... pero claro, el filtro naranja quita dos pasos de exposición. Hasta que te das cuenta de la metedura de pata, negativos subexpuestos. Decidí compensar esta metedura de pata con un revelado n+1. Los conocedores del sistema de zonas saben que esto es el equivalente de "forzar un paso". Es decir, revelar como si hubiese expuesto deliberadamente a un índice de exposición 800.

El revelado lo hice con Kodak HC-110, dilución B (1+31), durante 6 minutos y 45 segundos a 21 ºC. Me han preguntado últimamente porqué uso 21 ºC en lugar de los 20 ºC tradicionales. Bueno, esto es porque estoy tomando los tiempos recomendados en la página de EMULSIVE, y como son anglosajones y usan el número redondo de los 70 ºF (Farenheit), al convertir a grados centígrados da 21 ºC (centígrados o Celsius). A mí, me cuesta lo mismo ajustar la temperatura a 20 que a 21. Los tiempos de la página funcionada me están dando unos resultados muy buenos con las películas de Ilford. Ese tipo y yo debemos de procesar de forma muy similar.

Los negativos quedaron un poco más finos de lo habitual, pero con detalle tanto en las sombras como en las luces. Ahí interviene las características de la película Ilford HP5 Plus 400. Cuando lees por ahí las características de esta película, te encuentras expresiones de lo más variadas. La ficha técnica de Ilford la describe como una película de contraste medio. En algunos sitios he leído que era de contraste alto !?, mientras que en otros se quejan de su contraste apagado, que prefieren la Tri-X de Kodak. Creo que soy de los de esta última opinión, salvo lo de la preferencia por la Tri-X. Mi experiencia me dice que la latitud de exposición es muy amplia, y por eso aguanta los errores de exposición o los tratamientos forzados, manteniendo detalle en las sombras. Y que la curva de contraste sea moderada, ayuda a tener una gama tonal bastante amplia, que hace que a algunos les parezca apagada.

El caso es que a pesar de los errores de exposición, con la medida preventiva de aumentar el tiempo de revelado, los negativos se han salvado. No hay luces empastadas como consecuencia del aumento del contraste derivado de ese mayor tiempo de revelado, y el escaneado es sencillo. Como de costumbre en formato medio, con un Epson Perfection V600 Photo. Como esta película tiene una estabilidad dimensional excelente, no se curva ni se riza, se queda plana, la nitidez del escaneado es muy buena, tan apenas hay que tocarla en el procesado digital. Y como la gama de tonos es muy amplia, escaneándola a 16 bits hay margen más que suficiente para ajustar el contraste... siempre sin pasarse. Porque el grano, aunque aparente, es mucho más moderado de lo que recordaba. Y si lo trasteas mucho en el procesado digital, acaban apareciendo granos como pelotones de Nivea. Y no digamos ya si te empeñas en jugar sin criterio con el deslizador de "Claridad", gran destructor de fotografías perfectamente razonables.

Bueno. Un tarde aciaga, porque además de echar a perder muchos negativos por el viñeteado mecánico del parasol, alguno se salvó de todas formas, porque además de llegar tarde al momento del ocaso, las prisas por recuperar tiempo hicieron que acabar resintiéndome de mi fisura en el menisco derecho. Así que los tres últimos kilómetros, de la pasarela del Ebro a la parada del autobús en el barrio de La Cartuja Baja, los hice cojeando ligeramente. Pero bueno, de todo se aprende.

Un paseo por la ribera del Ebro con la Holga 120N

Hacía tiempo que no sacaba a pasear la Holga 120N. Recordamos que se trata de una cámara fabricada en China, totalmente de plástico, con unos acabados de una calidad discutible. Utiliza película de formato medio tipo 120, con la que podemos obtener copias de 6x6 o 6x4,5 según la máscara que le pongamos. Yo la uso siempre en 6x6... porque es más grande, porque quedan más monos, por lo chic del formato cuadrado... por lo que sea. Ande o no ande... burra grande.

Ya aprendí con el tiempo que con este tipo de cámaras vale más que hay luz. Porque si no, no se comportan bien. El objetivo, fijo, un 60 mm que se comporta como una angular moderado, tiene dos posiciones de disparo, soleado y con nubes. Dicen que se corresponderían con los diafragmas de f/11 y f/8, respectivamente, pero que en realidad no sirve de nada por un defecto defabricación, y si no se modifica artesanalmente hay que asumir que estas fotografiando a f/13. En caso de que funcionen las dos posiciones, hay que asúmir que la otra será un f/20. La velocidad de obturación es única, y se asume que se corresponde con una valor en el entorno de 1/100 - 1/125 segundo... se asume. En general, todo este tipo de situaciones nos indica que si fotografías con tiempo soleado constantemente y sol en la espalda, podrás usar película de ISO 100. Pero si se te nubla algo o te metes en alguna sombra, mejor llevas una película de ISO 400.

El objetivo tiene varias posiciones de enfoque. Retrato con una persona, grupo pequeño de dos o tres personas, grupo familiar amplio y paisaje. No deja de ser la típica situación de enfoque por zonas, aprovechando la elevada profundidad de campo de las aperturas disponibles. De todos modos, un cierto cuidado y atención hay que prestar. El tamaño del negativo, 3,6 veces superior al de 24x36 mm, hace que la profundidad de campo sea reducida. Así que hay que estimar las distancias a las que hay que enfocar con cierto cuidado.

En el centro del campo la nitidez puede ser "razonable", pero cae muy deprisa en los bordes del campo, llegando a lo catastrófico en las esquinas, donde además se mezcla con fuertes viñeteos, que tienen cierto grado de arbitrariedad caprichosa. Unas veces se ven más intensos y otras menos. Mi ejemplar tiene como lente un menisco de plástico. Hay ejemplares similares pero con un menisco de cristal, la 120GN, que se supone ofrecen mejores resultados... pero sin que desaparezcan las numerosas aberraciones que les aquejan.

En esta ocasión he utilizado un rollo de película Bergger Pancro 400, una película con la que me siento muy cómodo, que me suele ofrecer unos negros profundos, sin que desaparezca nunca el detalle en las sombras, y sin que se empasten las luces. Fue revelado en el mismo tanque que la Rollei Superpan 200 de la que os hablé hace pocos días, en Rodinal (Adox APH09 en realidad), a 1+25, 7,5' a 20,5 ºC. Utilizo para ajustar los tiempos de revelado según la temperatura la calculadora que se ofrece en el Massive Developer Chart de DigitalTruth Photo. Es una calculadora de carácter general, que no tiene en cuenta las peculiaridades de cada par película/revelador, pero que con el Rodinal y afines y las películas más corrientes funciona bien.

En cualquier caso, salvo uno de los fotogramas que aparece un poquito más denso que los demás, se confirma que 400 ISO es la sensibilidad adecuada para un paseo soleado en una mañana de otoño en Zaragoza, con luces que no se estampan y sombras que no se bloquean. Si el tiempo estuviese más sombrío, quizá mereciera la pena prolongar el tiempo de revelado, asumiendo un IE 800 o 1600.

En cualquier caso, cada vez me siento más cómodo con la Pancro 400, que me da casi siempre una resultados previsibles, consistentes y que me agradan. Y sólo mantengo una pequeña reservar de HP5 Plus para forzados a IE 1600 e incluso 3200.

Una tarde en los sotos de Utebo con la Leica ME

Utebo es un pueblo de la provincia de Zaragoza (España) a unos 13 kilómetros por carretera del centro de la capital de la provincia, algo menos en línea recta, cuyo término municipal está casi rodeado por completo por el enorme término municipal de la capital, y que con el desarrollo urbanístico de las últimas décadas poco a poco se ha convertido en una pequeña ciudad dormitorio que poco a poco se acerca a los 20.000 habitantes. No obstante, aun conserva lugares característicos de su origen rural con más personalidad, como la estupenda torre octogonal de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señor de estilo mudéjar aragonés, aunque en contra de lo que yo pensaba no está incluida en el catálogo de monumentos que constituyen la Arquitectura mudéjar en Aragón como Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Pero es el estilo. Quizá demasiado moderna como para estar incluida en dicho catálogo.

Pero no vamos a hablar de la población sino de su patrimonio natural. Y es que en las proximidades se conserva alguno de los escasos sotos naturales, bosques de ribera, que antaño flanqueaban de forma mucho más abundante las orillas del río Ebro. Y allí nos fuimos guiados por un residente de la población unos cuantos aficionados a la fotografía a pasar la tarde del pasado domingo.

Fui poco previsor. Y me encontré con la mayor parte de las cámaras de objetivos intercambiables con las baterías agotadas o a punto de ello. La única que tenía reservas energéticas suficientes para pasar la tarde con garantía era la Leica ME. Sin embargo, esta cámara que ofrece una elevada nitidez, especialmente con los objetivos Leitz que le son propios, no es nada apropiada para naturaleza por estar poco adaptada a la utilización de teleobjetivos, y especialmente cuando hay que enfocar de cerca. El sistema de telémetro no permite distancias de enfoque muy cortas. Paisajes con grandes angulares sin problema, pero macro o fotografía de aproximación... chungo, chungo.

Aun así me llevé tres objetivos: el habitual de la cámara, un Summicron 35/2 Asph, un teleobjtivo ya veterano, el Elmar-C 90/4 pensado para la Leica CL, y un gran angular más amplio, un Voigtländer Color-Skopar 25/4, que aunque está un escalón por debajo en calidad de los Leitz, ofrece unos resultados más que dignos con la Leica digitales, si tienes un poco de cuidado al usarlo.

Primero recorrimos un poco el interior del soto.

Como veis, ahí usé fundamentalmente el Elmar-C 90/4. No dispongo todavía de las fotos, pero me llevé también la Fujifilm GS645S Wide Professional, por lo que las fotografías con un angular moderado las hice con película tradicional.

Después, nos desplazamos por un camino rural hacía otro punto a orillas del Ebro. Algunos campos de cultivo y algunos árboles frutales fueron los objetos fotográficos de preferencia en este trayecto, usando tanto el 90/4 como el Summicron 35/2 Asph.

De este modo llegamos al mirador sobre el Ebro, donde tomé ya plena conciencia que este soto y este mirador son lugares que yo visitaba con frecuencia en mi adolescencia, cuando venía con mis padrinos y sus amigos a pescar. Yo pensaba que aquellos sotos habían desaparecido, pero no. Son estos. Y me alegré de reencontrarme con ellos, y con la idea de volver a menudo con un equipo más adecuado para la fotografía de naturaleza.

En cualquier caso, para el atardecer y la puesta de sol opté por el Color-Skopar 25/4, con un ángulo de visión mucho más amplio, y que sólo baja de nivel cuando el sol entra de lleno en el objetivo, momento en el que las imágenes sufren una notable pérdida de contraste. Por lo demás, sin problemas.

Aunque la tarde estuvo muy luminosa, la calidad de la luz sin ser mala no fue la mejor para paisajes espectaculares, con un sol muy intenso hasta el momento de su ocultación, y con una casi total ausencia de nubes en el cielo. Vamos, que no serán paisajes que pasarán a la historia de la fotografía.

Pero sí que fue una tarde muy agradable, con una buena compañía, que se cerró tomando unas cervezas en el pueblo ya al anochecer. Para repetir en más ocasiones.