Termina la actividad de 2019 de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ como se empezó. Con un fotopaseo "Clicks & Beers". Un rato de "clicks" fotográficos, un rato de conversación con unas cervezas para terminar la mañana. El lugar elegido, el mercadillo navideño de la plaza del Pilar de Zaragoza con sus habituales atracciónes; el belén gigante, la pista de hielo y el tobogán gigante, entre otras cosas.
Ya he comentado en otras ocasiones que la asociación recibió como legado de un centro educativo unas latas de película Kodak TMax 400 por metros, ya caducadas, pero que habíamos usado con resultados razonables en ocasiones anteriores. Salvo que la base de la película parece algo más densa de lo habitual, algo normal en las películas caducadas, no parece haber mayor afectación sobre la emulsión. Las películas en blanco y negro siempre aguantan mejor el paso del tiempo que las películas en color. Los colorantes cromógenos se degradan más fácilmente.
Pero la Kodak TMax 400 no es precisamente mi película favorita. No porque sea una mala película, que no lo es. Si no por dos cuestiones. Una de rendimiento, otra de orden práctico. De orden práctico que, como la mayor parte de las películas de Kodak en blanco y negro, tiene una malísima estabilidad dimensional, y se enrolla y se curva sobre si misma tras el secado en demasía, haciendo difícil la manipulación, y aumentando la probabilidad de que se contamine de motas de polvo.
La cuestión de rendimiento es que es una película realmente muy contrastada. Demasiado para mi gusto, que siempre prefiero una película más contenida en contraste, que siempre puede ser aumentado en el procesado, sea en el laboratorio, sea en un proceso mixto fotoquímico y digital. Además, para ese sábado 14 de diciembre se preveía una mañana soleada, lo cual podría conllevar un mayor contraste en las escenas, con sombras muy densas y marcadas en las horas centrales del día. Había que pensar cómo domeñar el contraste de la TMax 400.
Después de pensar e investigar un poco, decidí que, puesto que mi revelador de uso actual es el Kodak HC-110, sería posible realizar un revelado compensador mediante la técnica del revelado desatendido. El HC-110 se diluye mucho, a 1+120, garantizando al menos 4 ml de jarabe en la solución. Es decir 4 ml de HC-110 y 480 ml de agua a 20 ºC. Se agita ligeramente al principio del revelado y se deja en reposo durante 45 minutos, con sólo unas breves inversiones a mitad del tiempo previsto. Con esta técnica, las sombras y las luces de la emulsión se revelan a distinto ritmo y con distinta intensidad, equilibrando el contraste de los negativos.
El equipo utilizado fue mi fiable Pentax MX que, además de ser ligera y cómoda de usar, tiene un fotómetro que conozco muy bien y que me permite evaluar correctamente, en un porcentaje muy elevado de fotogramas, la exposición correcta. Como ópticas, dejé descansar el SMC-M 50/1,4 que tanto había usado en las semanas anteriores, y opté por el pequeño "pancake" SMC-M 40/2,8 y el SMC-A 100/4 Macro, para cuando necesitase más "alcance". El 40 mm de Pentax no es el mejor objetivo de la marca, pero a aperturas medias, entre f/5,6 y f/11 va muy bien, sin que sea una catástrofe a su máxima apertura f/2,8, aunque los he visto mejores. Esta longitud focal me gusta mucho. Para mí es el auténtico estándar. Siempre he tenido la sensación de que el 50 mm funciona como un ligero teleobjetivo.
Para mejorar el rendimiento de la película la expuse a un índice de exposición de 200, un punto de sobreexposición sobre su sensibilidad nominal, ISO 400. Confiando en que el revelado compensador mantendría a raya las subidas de densidad en las luces. Y a funcionado bien. En varios sitios había leído que no se consideraba adecuado el revelado compensador con las modernas películas de grano tabular, como la gama de las TMax. Pero también es verdad que la mayor parte de las veces, en eso textos, el revelador usado era Rodinal. Decidí apostar por el HC-110... y no me quejo.
Por el aspecto de las fotografías que os dejo, veréis que efectivamente, aunque contrastadas, las imágenes tiene un gama tonal amplia. Y que en general no se han socarrado las luces, ni se han empastado las luces. El grano está más contenido de lo que esperaba. Decir que están digitalizadas con el Epson Perfection V600 Photo, con ajustes que maximizan la dinámica de la imagen. Sin problema. Los negativos se han dejado digitalizar sin esfuerzo.
Como no utilicé las 31 exposiciones del carrete casero que me tocó en suerte, lo terminé al día siguiente en la feria del cómic y la historieta, en un entorno donde a lo mejor le hubiera venido bien las características originales de la película... pero que tampoco quedaron más. Quería haberme llevado el 50 mm f/1,4, pero como todos los objetivos de Pentax son muy similares en tamaño y aspecto, me equivoqué y me llevé el SMC-A 35/2,8. Bien, pues vale. Tampoco pasa nada. En fin, que sepáis que desde mi punto de vista esta forma de revelar la TMax es válida, aunque sinceramente, para alcanzar unos resultados parecidos con calidad, yo lo que haría es utilizar otra película con revelados más convencionales.
El director de documentales Errol Morris nos presenta la vida y obra de esta fotógrafa amiga suya, que a caballo de la década de los años 60 y 70 del siglo XX se relacionó con muchas de las figuras, especialmente de mundo de la literatura, de la llamada Generación Beat. En el documental se resalta especialmente su relación con el poeta Allen Ginsberg, aunque fueron muchos otros los que pasaron por el domicilio y el estudio de Dorfman y fueron fotografiados por ella. Esta generación de intelectuales tuvo gran influencia en la segunda mitad del siglo XX ya que fueron los ideólogos de movimientos pacifistas, se opusieron al materialismo de la economía capitalista, abogaron por la libertad sexual, y adoptaron posturas y formas de expresión procedentes de la contracultura. Fueron básicos para el desarrollo del movimiento hippie y el surgimiento de la postmodernidad que apareció con fuerza y ha dominado la cultura occidental desde los años 70.
Desde el punto de vista fotográfico, lo que hace especial de algún modo el trabajo de Dorfman, además de la gente famosa que posó para ella, fue el uso de una gigantesca cámara Polaroid para película instantánea de 20 x 24 pulgadas. Es decir, redondeando, 51 x 64 centímetros. Esta película instantánea era de tipo peel apart, en la que tras permitir la acción de los químicos de procesado de la misma, se despegaba en dos parte, el positivo y el negativo de la imagen. Esta película, al igual que el resto de los productos fotográficos Polaroid ya no se fabrica. La compañía Impossible Project que consiguió hacerse con algunas de las máquinas de Polaroid en los Países Bajos, fabrica actualmente una película similar, aunque no igual, peel apart, de 8 x 10 pulgadas.
Para usar esta película de semejante tamaño, hacían falta cámaras especiales, de las que sólo se fabricaron seis ejemplares. Dorfman tenía una de ellas. Por ilustrar los conceptos para aquellos que piensan que un sensor de 24 x 36 mm, curiosamente denominado habitualmente full frame, es un formato "grande",... un objetivo de 300 mm sería un super gran angular en una de estas gigantescas cámaras. Pesan en torno a los 107 kilogramos. Cuando Polaroid, adquirido por un grupo empresarial ansioso por quedarse con la marca, pero al que importaba un rábano toda la herencia y el saber hacer de la empresa, anunció el cese de la fabricación de la película instantánea, Dorfman consiguió antes de la debacle de desguaces y quemas de material, salvaguardar un cierto stock de película, pero en definitiva, al final anunció que se retiraba. No le merecía la pena seguir en activo si no podía trabajar con seguridad como a ella le gustaba. No sólo famosos se fotografiaron ante su Polaroid. Mucha gente común acudió también a retratarse con unas copias que tienen un carácter único.
El problema de los refugiados, personas desplazadas de sus hogares por motivos bélicos o políticos, también por causa de la pobreza o el hambre, ha sido una de las costantes de la historia del siglo XX y en estos principios del XXI, probablemente en escalas mucho más importantes que en otros tiempos de la historia, aunque los desplazamientos más o menos masivos de poblaciones se han registrado a lo largo de toda la historia.
Han sido muchos los fotógrafos que han trabajado y documentado el tema, creando imágenes que en muchas ocasiones se han considerado un icono de una época, un conflicto o una situación. La actual situación de conflictos en el mundo, especialmente, aunque no sólo, en el mundo islámico, sumado al reforzamiento de las derechas populistas, generalmente racistas o xenófobas, la crisis financiera de 2007/2008 cuyas consecuencias todavía se arrastran y otros factores han hecho que en los últimos años las noticias sobre los problemas de los refugiados encabecen con frecencia los programas de noticias de los medios de comunicación.
Traduzco a continuación libremente la nota de prensa que se publicó con motivo de la misma, y que servirá para comentar el contenido del documental. El cortometraje sigue las andanzas de cinco fotógrafos de fama internacional que fueron encargados por la Fundación Annenberg para realizar fotografías de personas desplazadas en los cinco continentes de cara a la exposición que hemos mencionado.
Lynsey Addario, de quien os hablé hace unos días a propósito de su libro autobiográfico, cubre los problemas de los musulmanes rohinyá, minoría religiosa desplazada de sus hogares en Birmania, país de mayoría budista. ¿No habíamos quedado que los budistas eran buena gente y muy pacíficos y tolerantes? ¿No es eso lo que nos vende el dalai lama?
Omar Victor Diop, fotógrafo de moda senegalés, ha fotografiado retratos de mujeres de la República Centroafricana que han huido con sus bebés al vecino Camerún.
La mejicana Graciela Iturbide, una de las más destacadas continuadoras de la excelente tradición de fotógrafos documentalistas de ese país, con obra en muchos de los museos de arte moderno más conocidos en el continente americano, ha documentado las familias de desplaciados internos de colompia, que huyen de la violencia de los conflictos con las guerrillas y con los cárteles de la droga.
Martin Schoeller, conocido por sus intensos retratos en primer plano de destacados líderes políticos y otras figuras destacadas del mundo de la cultura y de las artes, retrata a los refugiados reasentados recientemente en los Estados Unidos.
Y el británico Tom Stoddart sigue los pasos de los refugiados de Oriente Medio que a través de Turquía llegan a Europa a través de las islas griegas del Egeo, pasan por el infierno de los Balcanes, donde quedan frecuentamente en tierra de nadie, para finalmente llegar a Berlín.
Como narradora actúa la actriz australiana Cate Blanchett, que entre otras actividades filantrópicas, desde 2016 es embajadora de buena volunta de ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados.
El documental, como ya he dicho antes, tiene una duración de sólo 23 minutos, en los cuales poco se puede profundizar en el tema. Y evidentemente tiene un tono complementario a unas fotografías de las cuales aparecen algunos ejemplos, pero que como conjunto expositivo suponemos más ricas. Pero nos da una idea, aunque sea somera, de la forma de trabajar de estos fotógrafos. Es además dinámico, y con imágenes que no dejan indiferente, aunque la imaginería del problema de los refugiados y poblaciones desplazadas en general haya empezado a saturar las sensibilidad, por otra parte lábiles, de la población privilegiada del mundo occidental. Que tampoco hace tantas décadas que sufrieron en sus propias carnes las sensaciones de ser refugiados. Por lo tanto, es un documental recomendable, tanto para el aficionado a la fotografía como al que no. Que nunca sobran este tipo de producciones.
Aunque el 95 % de este sitio web trate sobre fotografía, desde el principio se ha llamado
carloscarreter.es - La fotografía como afición y otras artes visuales
y me resisto a cambiar lo de "otras artes visuales". Porque todas ellas se influyen entre sí, se nutren unas de otras y evolucionan en conjunto conforme evoluciona la cultura y las sociedades.
Hace un par de semanas se conjuraron los gnomos para que durante unos días el diseño y su filosofía estuvieran presente en mi pensamiento. En primer lugar, junto con una compañera de trabajo nos apuntamos a Diseña Forum, unas jornadas en las que se trataba el tema de que, y cito textualmente de su presentación en su página web
"El diseño tiene cada vez un mayor peso en las distintas manifestaciones de la actividad económica, y no de una manera testimonial sino como una forma de pensamiento que se manifiesta hegemónica en la solución de problemas y en la respuesta a desafíos, de una manera innovadora y diferencial, ya sea en la configuración por las empresas de sus productos y servicios o en la definición y posicionamiento de los propios negocios. Pero se manifiesta como tal no solo en el campo de la actividad de las empresas y sus modelos de negocio, lo hace también en los ámbitos de las decisiones del sector público y del desarrollo social y cultural."
Yo no trabajo en la empresa privada, trabajo en el sector público. No nos interesaban todas las sesiones, pero escuchamos un par de ponencias sobre cómo el pensamiento del diseño (design thinking) (enlace en inglés, la wikipedia en español todavía no considera el término) se constituye como una herramienta útil a la hora de configurar y planificar servicios públicos o iniciativas de cambio social. También participamos en un breve taller, que nos supo a poco, en el que una mezcla al 60 / 40 % de diseñadores (o estudiantes de diseño) y profesionales del sector público trabajábamos en el diseño de servicios públicos para el método propio del pensamiento del diseño.
Pues bien, justamente en esos mismos días, la cadena de contenidos multimedia bajo demanda Netflix ponía a disposición de sus abonados la serie Abstract: The Art of Design... Y sin haber visto ni un minuto de la serie, y con algunos antecedentes positivos en la cadena, tenía un aspecto estupendo. En ocho capítulos de aproximadamente 45 minutos de duración, la serie documental se acerca al trabajo de ocho profesionales del diseño en distintas vertientes. Uno de ellos fotógrafo. El listado de profesionales es el siguiente:
Episodio 1. Christoph Niemann: Ilustración. Tiene en su haber un buen número de portadas de The New Yorker, por poner un ejemplo.
Episodio 2. Tinker Hatfield: Diseño de calzado. Conocido especialmente por su trabajo en la multinacional de ropa deportiva "Nike".
Episodio 3. Es Devlin: Diseño de escenarios. Muy innovadora, ha trabajado para importantes producciones teatrales y para espectáculos del mundo de la música de importantes figuras del pop y otros géneros.
Episodio 4. Bjarke Ingels: Arquitectura. Rompedor, y a ratos polémico, arquitecto danés.
Episodio 5. Ralph Gilles: Diseño automotriz. Jefe de Diseño del grupo automovislístico Fiat Chrysler Automobiles.
Episodio 6. Paula Scher: Diseño gráfico. Diseño gráfico basado especialmente en el uso de tipografías, con muchos diseños muy conocidos en su haber.
Episodio 7. Platon: Fotografía. Platon Antoniou es un fotógrafo griego que es famoso entre otros trabajos por sus retratos de líderes mundiales, desde los presidentes de EE.UU. hasta el dictador Muamar el Gadafi.
Episodio 8. Ilse Crawford: Diseño de interiores. Diseñadora de interiores y de productos para decoración con clientes tan importantes como el grupo IKEA.
Evidentemente, el episodio que más interesará a los aficionados de la fotografía que visitan estas páginas el el dedicado a Platon. Pero creo que es interesante para toda persona que se dedique de un modo a otro a las artes visuales.
A lo largo de los ocho episodios, pude constatar cómo estos creativos aplican el esquema de pensamiento que he presentado con anterioridad, de forma más explícita o más implícita.
A parte del interés que el tema puede suscitar, la serie está excelentemente realizada y filmada, aunque en algún medio especializado se quejaba de falta de profundidad en los trabajos de los diseñadores. Pero entendámonos, el fin de la serie es divulgativo y dirigido hacia el gran público, por lo que la serie tiene que ser dinámica y atractiva, aplicarse así mismo esos principios del diseño que empiezan por empatizar con el público que va a ser su potencial audiencia.
En varios sitios he visto que la consideran la "temporada 1", así que podemos esperar nuevos capítulos y nuevos creativos en el futuro.
Hace unos días Netflix, la plataforma de televisión bajo demanda, nos sorprendió con una novedad de las que no son muy anunciadas ni cacareadas pero que a mi me interesó de inmediato. No se trata de la penúltima serie de ficción televisiva de campanillas, ni nada de eso. Se trata de una pequeña serie de seis episodios en los que aprenderemos el punto de vista de fotógrafos profesionales a la hora de trabajar la fotografía de viajes y naturaleza.
Tales by Light, "La luz de las historias" en castellano, es una producción conjunta de National Geographic Australia y Canon Australia. Con estos responsables podemos imaginar el tipo de imágenes que vamos a ver. Y también podemos adivinar los equipos que van a lucir los fotógrafos que las van a recoger y que nos lo van a contar. En cada uno de los seis episodios de alrededor de 23 minutos de duración, un fotógrafo profesional, utilizando equipos fotográficos Canon, y no precisamente los más sencillitos, nos va a llevar por diversos rincones del mundo mostrándonos las motivaciones que le llevan a trabajar como fotógrafos de viaje o naturaleza y contándonos cómo afrontan sus trabajos. Los veremos planificar y realizar algunas obras fotográficas interesantes.
Por supuesto, unos gustan más que otros. Pero están muy bien escogidos. Son simpáticos, la realización está hecha con mucho dinamismo, y los 23 minutos del documental se te hacen cortos. Os presentaré a las cinco fotógrafos. Uno de ellos repite, siendo el anfitrión en dos episodios.
El orden en que aparecen en Netflix no es el mismo en el que se presentan en IMDb, pero desconozco cómo fueron apareciendo cuando por primera vez se presentaron al público. Yo los comentaré como los he visto.
El primer capítulo "Submerged (Bajo el agua)", fue presentado por el fotógrafo australiano Darren Jew, especializado en fotografía marina y submarina. Los escenarios que nos presentó fueron unas impresionantes fotografías de los cortejos de las ballenas jorobadas en el pacífico, en las cercanías del archipiélago de Tonga, ascendió a uno de los volcanes activos en las proximidades de Rabaul (Nueva Guinea),... os dejo un vídeo de un aficionado que captó una de sus frecuentes erupciones, es un riesgo subir a este volcán imprevisible...
... y allí mismo, en la bahía donde se encuentra Rabaul, se sumergió para fotografiar un antiguo biplano japonés derribado durante la Segunda Guerra Mundial, y que se ha convertido en un hogar para corales y otros seres vivos submarinos.
El segundo episodio fue "Himalaya (El Himalaya)", cuyo anfitrión fue el fotógrafo Richard I'Anson, también australiano, con el que viajamos por los monasterios budistas en Nepal y Bután, intentamos localizar, sin éxito, al leopardo de las nieves en los Himalayas de Ladakh en India, buscamos, con más éxito, fotografiar tigres salvajes en el Parque Nacional Bandhavgarh, y nos sumergimos literalmente en los colores del Festival del Holi, también en la India. Este fotógrafo es tremendamente simpático y entusiasta, y es especialmente divertido verle inmerso en la lluvia de colorantes en polvo o líquidos en el Holi. Disfruta como un niño, o lo parece.
El tercer episodio "Adrenaline (Adrenalina)" acompaña a la única fotógrafa femenina del quinteto, Krystle Wright, que confiesa no tener domicilio fijo, ya que constantemente se mueve por todo el globo buscando motivos para fotografiar. Especialmente, en el ámbito de los deportes que denominamos de riesgo y aventura. Esto hará que la acompañemos a fotografiar, bajo el agua y sin oxígeno, a resistentes buceadores en las lagunas de las islas del archipiélago de Vanuatu, le acompañaremos a visitar a equilibristas que cruzan la cuerda floja que atraviesa cañones de 600 metros de altura en el estado de Colorado (EE. UU.), o volaremos con ella en paramotor (parapente con motor) sobre el Gran Desierto del Lago Salado de Utah, también los EE. UU. Por supuesto, también es una fotógrafa australiana, aunque pase la mayor parte del tiempo lejos de la isla continente.
El cuarto episodio, "Wild (Naturaleza salvaje)", va a estar centrado en la fauna salvaje, y el anfitrión va a ser el fotógrafo Art Wolfe. En esta ocasión, no se trata de un fotógrafo australiano, sino norteamericano. De Seattle. Pero nos llevarán por distintas partes del mundo. Empezará por Alaska, donde acompañará en sus jornadas de pesca a los osos "grizzlies", variedad de gran tamaño de los osos pardos, en los ríos de este estado norteamericano durante el desove de los salmones. Luego saltará a África, donde después de acompañar a los ñus en sus migraciones en Masái Mara (Kenia), se dirigirá a las selvas de Uganda para fotografiar a los gorilas de montaña. Que le darán algún que otro susto.
El quinto episodio, "Panorama", probablemente sea mi favorito. Quizá no sea tan espectacular como algunos de los otros, pero tiene una gran belleza paisajística. Y además, de la mano de Peter Eastway, fotógrafo paisajista también australiano, vamos a seguir la ruta de la expedición de Shackleton a la Antártida, que tras naufragar y pasar una dura odisea, consiguieron ser rescatados sin ninguna víctima moral. Y también supone un homenaje al fotógrafo de aquella expedición, Frank Hurley, cuyas excelentes fotografías, tanto en la belleza de las mismas, como en el dominio que tenía de la técnica de la época, han permitido que llegue hasta nosotros impresionantes testimonios gráficos de aquella aventura que, probablemente, han permitido que haya adquirido fama y haya perdurado en el recuerdo. Por cierto, Hurley también era australiano, aunque fuese en una expedición británica.
Finalmente, el sexto episodio, "Tribes (Tribus)", vuelve a ser presentado por Art Wolfe... como hemos dicho el único no australiano del quinteto. En esta ocasión se centra en inmortalizar a algunas de las últimas tribus con culturas originales primitivas que quedan sobre la faz de la Tierra, culturas que probablemente tienen sus días contados. Primero nos lleva a las selvas de Papúa Nueva Guinea donde pasa un tiempo con los Asaro, hombres de barro, y con los Huli, y sus diálogos con los antepasados. Después, le acompañaremos a Etiopía, donde pasará un tiempo con la tribu de los Surma.
Serie de documentales que podemos considerar como muy recomendable, e imprescindible para los aficionados a la fotografía. Eso sí... no nos equivoquemos. Que son fotógrafos que trabajan para National Geographic. Que aunque de vez en cuando tengan un tono de sensibilidad social y ambiental, son de los que están para mostrar el lado amable del mundo. Y retocan digitalmente; algunos, mucho. No nos sorprendamos como cuando nos enteramos que Steve McCurry retocaba más de lo esperado sus fotografías.