Con el fin del invierno, el sol, en su recorrido por la bóveda celeste, ya lleva la suficiente altura durante un ratito para iluminar mi balcón… que está orientado al norte. De momento es poquito rato. Media hora o así. Por lo que he vuelto a hacer cianotipias. Por que sin los rayos ultravioletas del sol… no es posible.
Realizadas a partir de unos negativos recientes de formato medio, Ilford HP5 Plus 40 expuesta con la Fujifilm GS645S Wide 60, están copiados mediante internegativo digital sobre papel previamente preparado que adquirí el año pasado en Fotoimpex, pero que no me dio tiempo a utilizar en su totalidad. Eso sí… de momento sólo me da tiempo a hacer dos en cada mañana. Y con mucha planificación, porque el tiempo que tengo de sol va justo. Conforme avance la primavera, y especialmente en verano, el tiempo de insolación aumentará y habrá más posibilidades de pensar mejor lo que hago. Aunque no me quejo de mis primeras cianotipias del año.
Os contaba a finales de abril cómo había dedicado un cierto tiempo de los fines de semana del confinamiento por la epidemia de covid-19 a la realización de cianotipias, a partir de unos papeles preparados previamente que compré en Suiza hace un tiempo. Me quedé con ganas de más. Y de ir afinando el procedimiento.
En principio, preparar un papel para la realización de cianotipias no es difícil. Los químicos exigen las precauciones que debemos tener con la manipulación de cualquier producto químico, pero no son especialmente tóxicos, se pueden conseguir en comercios dedicados, y el preparado sensible se puede aplicar sobre prácticamente cualquier papel. Y no solamente papel. También tela, u otras superficies. Teniendo en cuenta que el revelado se hace con agua... pues al fin y al cabo se trata de oxidar la solución sensible que ha sido activada por la luz ultravioleta, tampoco supone mucho problema. Pero a finales de abril, lo de la apertura de los comercios parecía inminente, pero desconocíamos en qué circunstancias y condiciones.
Con este panorama, y apeteciéndome seguir con el tema de las cianotipias, me asomé a algunos comercios fotográficos dedicados a la fotografía fotoquímica y con procesos alternativos, para ver que se podía hacer. En Fotoimpex, una tienda en Berlín que tiene una potente tienda en línea, había varias posibilidades. Opté por adquirir dos. Distintas, para ir probando. Aquí os cuento de la primera de ellas.
El producto elegido es FOTOIMPEX Blue Sunprints Cyanotype Sensitized 8x10 Inch Watercolor Paper - paquete de doce hojas. Es decir, papel para bellas artes, en concreto apto para acuarela, de un tamaño de 8 x 10 pulgadas, aproximadamente 20 x 25 cm, sobre el cual se ha aplicado la solución sensible. Por las dos caras, de tal modo que puedes tener dos copias en cada hoja. Esto viene bien de dos formas. Cuando no dominas todavía el material, puedes exponer el mismo motivo por las dos caras, con distintos tiempos de exposición, y al final mostrar aquella que haya quedado mejor. O bien, si ya lo dominas, puedes copiar dos imágenes distintas en la misma hoja. Hay que tener en cuenta que si luego vas a exponer de alguna forma, salvo que cuelgues del techo, sólo ves una de las dos.
He ido usando una hoja cada semana. Desde mi casa, desde mi balcón, tengo un periodo de tiempo que varía durante el año durante el que el sol ilumina una buena parte del mismo. Durante las semanas en torno al solsticio de junio es el momento en que más dura este periodo de tiempo. Las instrucciones de las hojas hablan de un periodo de exposición con sol radiante de entre 10 y 15 minutos.
El original que uso son hojas de acetato convertidas en internegativo digital con una impresora doméstica de chorro de tinta. Durante las semanas de mayo y principios de junio, con muchos días con nubosidad variable, tuve imprecisiones en los tiempos de exposición, con copias que me quedaba mejor y otras peor. Pero en el momento en que se estabilizó el tiempo, con sol radiante, una exposición de 11 minutos es la más adecuada.
Me ha sorprendido el detalle que he conseguido en algunas de las copias, aunque una cianotipia nunca puede conseguir la gama tonal y el detalle de una copia argéntica realizada en la ampliadora y adecuadamente revelada. Casi todos los originales que he usado han sido negativos de película en blanco y negro digitalizados, muchos de ellos de los rollos expuestos durante el periodo de confinamiento. Pero también hay algunos procedentes de fotografías digitales, un par, y otros de algún rollo de película en blanco y negro expuesta en el espectro del infrarrojo, Ilford SFX 200 o Rollei Superpan 200.
Ahora tengo otro producto. De tamaño más pequeño. Con menos copias en el sobre. Y sólo sensible en una de sus caras. No me voy a poner con el de inmediato. A partir de un artículo que he visto hoy en las páginas de Ilford Photo, he pensado en exponer algún rollo de película en blanco y negro, tal vez Ilford Ortho 80 como en el artículo, y hacer la cianotipia a partir del negativo original, sin el digitalizado previo ni el negativo interdigital. Probablemente, con negativos de 6 x 12 cm realizados con la Ondu Pinhole o con la Holga Pinhole. Ambas permiten este tamaño de negativo. Ya os contaré.
Hace casi dos años, en junio de 2018, realizamos un agradable viaje de vacaciones por Francia y Suiza, algunas ciudades de ambos países que teníamos pendientes de conocer. Una de las ciudades suizas que visitamos, esta ya la conocía yo de antemano, fue Lausana. Y en Lausana, para mí, es imprescindible visitar el Musée de l'Elysée, coqueto museo de la fotografía situado en un palacete junto al Parque Olímpico y no lejos de la ribera del lago Leman. Un lugar muy agradable, con bellos jardines y vistas. Y con una envidiable actividad museística, con excelentes exposiciones y excelentes fondos propios. Y también tienen una tienda muy cuca, donde además de comprar libros y revistas de fotografía y de arte contemporáneo en general, hay otros objetos decorativos o didácticos relacionados con la fotografía. Estando allí me llamaron la atención unos sobre con lo que tenía todas las pintas de ser hojas preparadas para la realización de cianotipias. Y lo comenté.
La persona que venía conmigo pensó que podría ser algo adecuado para trabajar la curiosidad de los niños. Yo también estoy de acuerdo. Y compramos dos sobres, uno en formato cuadrado de hojas previamente sensibilizadas de aproximadamente 10 x 10 cm, y otro con hojas de tamaño Din-A4... que en estos momentos están en paradero desconocido. Pero las encontraremos. El caso es que la niña destinataria de las hojas, especialmente estas pequeñas, se trasladó con sus padres a residir a otra ciudad al poco de volver de aquellas vacaciones, y el tema quedó olvidado. Hasta que llegó el confinamiento por la Covid-19, que me acordé de ellas. Encontré las pequeñas, y decidí ir trasteando con ellas.
Dentro del sobre de cartulina, hay otro sobre de plástico negro, estanco a la luz, con doce hojas de papel sensibilizadas por una de sus caras. Son de papel muy fino, muy sencillo. Y se acompañan también de un plaquita de metacrilato transparente con el fin de mantener lo que se quiera colocar sobre el material sensible plano y ajustado, para evitar desenfoques y mantener la mayor nitidez posible. A pesar de eso, en las primeras pruebas que hice alguna me quedó algo desenfocada, por irregularidades en la base donde coloqué todo el invento.
Muchas de las personas que se inician en el proceso, lo hacen colocando objetos cotidianos sobre las hojas sensibilizadas. En el enlace sobre realización de cianotipias que encontraréis en el primer párrafo podéis leer como prepararlo vosotros mismos. Pero yo decidí que, aprovechando que dispongo de hojas de acetato transparente aptas para ser impresas en la impresora de chorro de tinta en casa, quería hacer un copia física de algunas de las fotos de mi fototeca. Tanto fotografías digitales como fotografías sobre película digitalizadas. No me decidí a usar negativos directamente como origen; quizá alguno de los de 6 x 9 cm podrían haber estado bien, pero no encontré ninguno interesante.
Las instrucciones suministradas en el producto indicaban que para exponer la cianotipia había que situar en un lugar soleado durante un tiempo entre 1 y 5 minutos, evitando pasarse de tiempo. Pero sin ninguna indicación de cómo evitar pasarse de tiempo. Pero para más lío, en mi casa, en mi balcón, en primavera sólo tengo sol directo en un intervalo de tiempo que va de las 10:15 a las 11:45 de la mañana. Y que el sol no siempre es radiante. Que en ocasiones está matizado por la neblina o la nubes ligeras, o que estas pasan por delante del mismo, ocultándolo un instante para luego volver a dejarlo lucir. Así que he realizado pruebas en todo tipo de situaciones, con tiempos de exposición que van desde los 2 hasta los 15 minutos, según las circunstancias. Sólo se me estropearon dos por motivos diversos.
Poco a poco vas comprobando cosas. Si el sujeto está muy contrastado, pasarse un poco de exposición no importa. El contraste queda marcado y la imagen es muy gráfica. Comprobar más arriba las cianotipias de la torre Eiffel de París. Pero si los tonos presentan una gradación amplia y son matizados, hay que tener cuidado de dar la exposición justa para que no se pierdan. Hay que adquirir cierta experiencia. El color de la cara sensibilizada de la hoja de cianotipias es azul. Conforme se va exponiendo al sol, va cambiando de color, llegando a casos extremos a tomar casi un tono más cálido. En cualquier caso, perdiendo tonalidad azul. Con estas hojas, he comprobado que hay que irse fijando y evitar que la tonalidad azul desaparezca del todo. Si no, será difícil mantener la gradación tonal en la copia final.
Todas las cianotipias de esta serie menos una, la segunda de las de orquídeas, están realizadas a partir de internegativos sobre acetatos. Es decir, para que en la cianotipia salga la imagen en positivo, la imagen en el acetato tiene que ser un negativo, tener los tonos invertidos. Y como no hay reproducción del color, pues mejor en blanco y negro, con un tratamiento cuidados del contraste. Las segundas orquídeas eran de color fucsia oscuro, pero las quise reproducir como blancas, por lo que no use un internegativo sino un positivo. Una vez expuestas las hojas al sol, se revelan simplemente bañándolas en agua durante un minuto o así. Y luego hay que dejar secar. Y como es papel muy finito, hay que "plancharlo" un tiempo dentro de un libro para quede liso a la hora de exponerlo o escanearlo. Otra cuestión. La cianotipia no alcanza su tono azul definitivo hasta que no culmina los procesos de oxidación sobre los reactivos. Por lo tanto, hay que dejar pasar unos días. O bien, añadir en los segundos finales un poco de agua oxigenada, peróxido de hidrógeno, al agua de revelado, para acelerar la oxidación. A mí me explicaron en su momento, que con el peróxido de hidrógeno se intensificaban los tonos y aumentaba el contraste. Pero he comprobado, y así me dijeron en un grupo de fotografía analógica, que sólo acelera. Que a la larga, con o sin el peróxido de hidrógeno, los tonos definitivos son similares.
Bueno... quiero más. Tengo que localizar las hojas en Din-A4, he pedido otras hojas distintas a Fotoimpex, y cuando termine el estado de alarma por el Covid-19, tengo que comprar los reactivos para preparar mis propias hojas con papel adecuado. A ver si para el verano podemos hacer algo interesante.
Tras los dos estupendos talleres de fotografía estenopeica que celebramos en los meses de enero de 2016 y 2017, los participantes en los mismos junto con la "jefa" Beatriz Aísa, estuvimos hablando de introducirnos en otras técnicas alternativas. Y hablando hablando, surgió la posibilidad de hacer un taller de cianotipias, una de las técnicas alternativas de fotografía que apareció en el siglo XIX y que es más sencilla de llevar a cabo. Y además ofrece resultados vistosos y estéticamente interesantes. Aunque esto último es siempre habilidad del fotógrafo.
Estando en un entorno de fotografía no digital, fotoquímica, parece lógico que la documentación del taller se haga también con medios fotográficos fotoquímicos. En este caso, aproveche que una semana antes a Diego, mi sobrino de 8 años, le tocó en un sorteo en una fiesta escolar una Fujifilm Instax Mini 8, pequeño y sencillo aparato para la fotografía instantánea,... en color azul. Que le va que ni pintado al taller de cianotipias. Os presento el aparato.
Como veis, es una cámara de aspecto informal, de plástico, cuya estética va claramente dirigida a un público infantil, o a un público juvenil predominantemente femenino, siempre que nos dejemos llevar por los estereotipos. Si nos movemos con libertad por el mundo, apta para cualquiera que tenga curiosidad por el hecho fotográfico y quiera probar y experimentar, no importa su edad y género.
Aquí están los elementos básicos para el control de la exposición de las pequeñas fotografías Instax Mini. Estas tienen el tamaño aproximado de una tarjeta de crédito o de visita, 86 mm de alto x 54 mm de ancho, con una superficie sensible y de imagen de sensibilidad 800 ISO de 62 mm de alto x 46 mm de ancho. Es decir, la imagen aprovechable no es mucho mayor que un negativo de formato medio de 6 x 4,5 cm.
Hay un flash que se dispara siempre, y que si quieres controlar su intensidad tendrás que recurrir a taparlo con el dedo total o parcialmente, o con otros objetos. Los dos orificios negros uno encima de otro es el fotómetro, hay que evitar taparlo, y automáticamente nos propone un diafragma de exposición. La velocidad de obturación es fija, de 1/60 segundo. Suficiente para una focal de 60 mm, pero que es equivalente a unos 33 mm en el tradicional formato de 24 x 36 mm. Un angular moderado. El visor ve mucho menos que la fotografía final.
Los diafragmas vienen representados por pictogramas, que debe ajustar el usuario. No es automática. El usuario tiene que actuar sobre este ajuste. Sol brillante (f/32), sol apagado ligeramente nublado (f/22), nublado o en sombra abierta (f/16). En interiores y por la noche propone un diafragma de f/12,7, pero es insuficiente para exponer la película por lo que habrá que usar siempre el flash. No tengo clara la posición "Hi-Key", pero deduzco que es más para obtener retratos en clave alta, con el uso del flash, que para otra cosa.
Nos dice que la distancia de enfoque es de 0,6 metros a infinito. Pero para conseguir las distancias de enfoque más cortas, probablemente entre 0,6 y 1,2 metros aproximadamente, hay que colocar una lupa de aproximación sobre el objetivo, que incluye un espejito para los selfis. Creo que es un accesorio que está en contante riesgo de ser perdido. El modelo nuevo que sustituye a la Mini 8, la Mini 9, creo que ya lo lleva incorporado.
Se puede usar con película en color y monocroma. Y de las dos me llevé al taller de cianotipias. A continuación podemos ver a algunos de los participantes del taller en fotos colectivas de más o menos componentes.
La técnica de la cianotipia es sencilla. En un entorno de luz suave y a ser posible artificial, con bajo contenido en radiación ultravioleta, mezclas los dos componentes. Una solución de 2 gr en 20 ml de agua de citrato verde (citrato de hierro y amonio) y una solución de prusiato amarillo (ferrocianuro de potasio) de 4 gr en 20 ml de agua. Todo ello a temperatura ambiente. Hay que contar con una sencilla balanza de precisión y algunas probetas o vasos graduados para realizar las soluciones.
Una vez mezclados, sobre un papel de nuestra elección, según el efecto que queramos conseguir, se extiende con un pincel la emulsión y se deja secar.
Veamos algunas instantáneas del momento de la preparación.
Después la exposición del material sensible así preparado se hace por contacto y colocando el preparado a la luz del día. Preferiblemente con sol para conseguir unos tiempos de exposición de unos pocos minutos. Hay que hacer pruebas para saber cual es el tiempo de exposición adecuado. Nosotros anduvimos un poco a ciegas, porque el día estuvo tormentoso, y estuvo cubierto en mayor o menor grado, algún rato hubo algo de sol, cuando no caía una tromba de agua.
Las imágenes se pueden obtener a partir de objetos como hojas, flores, plantas en general, u objetos cotidianos, pueden ser transparentes o translúcidos, en los que la capacidad creativa del artista establece el interés de la imagen final. Pero también se pueden obtener reproducciones a partir de negativos fotográficos que se positivan por contacto. Claro está, negativos que convendrá que sean grandotes. De 6 x 9 cm hacia arriba, recomiendo yo. Llevamos algunas fotografías, digitales en origen, convertidas en negativos e impresas en acetatos de tamaño Din-A4.
Después, se revela con agua, obteniéndose unas bellas imágenes entre el blanco del papel y un azul intenso. Este se puede intensificar añadiendo a un último baño de agua un pequeña cantidad de agua oxigenada (peróxido de hidrógeno). Y luego hay que dejar secar.
Siento envidia de la creatividad de los compañeros. Vimos resultados magníficos. Por cualquiera de las vías que he comentado antes. La gente que se apunta a estos talleres es muy imaginativa, te das cuenta del amplio margen que tienes para el aprendizaje y el desarrollo de la creatividad, y son muy estimulantes.
Mis resultados fueron discretos. No soy la persona más habilidosa para crear de la nada, lo mío, en fotografía, es más la documentación del mundo que me rodea. Y sobre los negativos en acetato, hay que acertar con el soporte en papel más adecuado y los tiempos de exposición oportunos. Pero desde luego, las posibilidades son muchas. Os dejo algunos de mis resultados. Y os animo a probar estas técnicas alternativas de fotografía.