En mi últimas vacaciones viajé a China, a la República Popular China o China continental. En años anteriores ya había visitado las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao, y la isla de Taiwan, un país no reconocido que, para unos es la República de China (sin Popular), para otros Taiwan, un país no reconocido, y para otros una provincia rebelde de una única China. Da lo mismo. Visitar los anteriores era fácil, uno cogía un billete de avión, iba, le sellaban el pasaporte en el control fronterizo y ya está. En esta ocasión ha habido que pagar, y a menudo precio, el visado correspondiente con antelación, ir pasando todo tipo de controles de seguridad, e ir presentando pasaporte para ir moviéndote dentro del limitado entorno en que lo hemos hecho. Con base en Shanghai, hemos visitado algunas ciudades interesantes de los alrededores, para luego movernos unos días a las montañas de Huangshan y a Hangzhou, que tampoco están muy lejos de la cosmopolita ciudad china. Y he hecho fotos, claro. Y como vengo haciendo desde hace un tiempo, me he llevado una cámara compacta con unos carretes de película negativa en blanco y negro.
Como en la última ocasión, en París, opté por llevarme la Minox GT-E, que mientras funcione bien, es con la que mejor me manejo y no abulta ni pesa casi nada. Y como película, la extremadamente polivalente Ilford XP2 Super 400, que te resuelve un montón de situaciones sin problema, con buenos resultados. Mi intención era mandarla a revelar a un buen laboratorio, que me hicieran una buena digitalización de los negativos, y a funcionar. Últimamente diversifico para estos trabajos entre Carmencita y Malvarrosa, los dos situados en Valencia, estos últimos más nuevos y algo más baratos, pero ambos con buenos y fiables resultados. Por lo demás, ofrecen servicios muy similares.
Pero a la vuelta, surgieron una serie circunstancias en mi entorno personal que me hicieron ser precavido sobre lo que iba a ser de mi vida en unas semanas. Nada malo, simplemente un lío de tiempo y organización, en el que encajar diversas actividades. Así que aprovechando que esta semana la tenía tranquila, decidí tirar por la de en medio, y revelar yo mismo los tres carretes de XP2 que expuse en China y digitalizarlos yo mismo. Luego ya, iremos repasando las fotos e integrándolas en el libro correspondiente cuando haya tiempo y ocasión. Pero sin estar pendiente.
La Ilford XP2 Super 400 es una película negativa en blanco y negro que tiene la peculiaridad de que es de tecnología cromogénica y está pensada para ser revelada en el proceso C-41, como las películas negativas en color habituales. Y de esa forma, se puede usar con índices de exposición entre 50 y 800, la sensibilidad nominal es ISO 400, con buena calidad de imagen, y con una granularidad muy discreta, especialmente cuando se usa con índices de exposición entre 50 y 200. De hecho, yo suelo ajustar el fotómetro de la cámara a IE 200, con muy buenos resultados. Sin embargo, se puede revelar sin problemas con una química habitual del blanco y negro tradicional. En tu casa.
Como está pensada para el proceso C-41, no hay tiempos de revelado oficiales para reveladores como el Rodinal o el Kodak HC-110 que usó yo habitualmente. Con estos reveladores, se puede utilizar un revelado desatendido, con altas diluciones (bajas concentraciones), de 1+100 para el Rodinal o de 1+120 o 1+160 para el HC-110, con tiempos de revelado de 45 minutos, una hora o más, sin agitación o una agitación mínima mínima mínima. Los resultados son buenos. Se controla bien el contraste. Pero tienen tendencia a presentar una granularidad mucho más marcada que en su revelado recomendado. Así que me lancé a buscar tiempos de revelado alternativos.
Encontré varias referencias de gente que había experimentado. Al final, agrupé varias de ellas y tomé una decisión operativa, porque no todas eran iguales, aunque todas se movían en situaciones similares. Decidí revelar a una dilución E modificada (1+49, en lugar de 1+47 que es la dilución E oficial; las cuentas son más sencillas), durante 6 minutos y 30 segundos a 21 ºC. Con la agitación habitual de inversiones tranquilas del tanque de revelado durante 30 segundos al inicio del revelado y luego cuatro inversiones tranquilas cada minuto. Esta dilución con estos tiempos son adecuados en principio para un índice de exposición de 200, que como he dicho es la que uso habitualmente. Aunque era consciente que tenía fotogramas expuestos a índices de exposición de 100 y 400 también. Los primeros no me suponían mayor problema, los últimos corrían algún riesgo de perder detalle en las sombras, pero había que fiarse de la latitud de exposición de la película.
Los resultados han sido buenos. La mayor parte de los negativos han quedado con buena densidad. Muy poquitos han quedado excesivamente transparentes, dos o tres de 112 negativos en total (37 negativos útiles en dos de los carretes, 38 en el otro). Bien es cierto que no he andado con las mejores luces para este tipo de película, que se maneja muy bien en situaciones de buena iluminación y algo contrastadas. Pero se puede trabajar con ellos. La granularidad ha quedado algo más alta que en el revelado y digitalizado comercial, pero bastante contenida. He digitalizado los negativos con la Panasonic Lumix G9 + Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. He utilizado el modo de alta resolución de la cámara. Como no he apurado el encuadre de los negativos, a partir de los 80 megapíxeles del RAW del modo de alta resolución de la G9 he obtenido archivos aprovechables de 50 megapíxeles. Que no está nada mal.
A partir de ahí, todo es cuestión de trabajarlos un poquito en el procesado digital para dejarlos en su sitio de luminosidad y contraste. Me faltan muchos todavía por procesar. Pero no tengo más prisas, por lo menos, ya no tengo que estar pendiente de su revelado y digitalizado. Como habréis podido ir viendo, os he ido dejando ejemplos de lo que he ido procesando hasta el momento. Shanghái, Suzhou y las montañas de Huangshan.
Cuando salgo de viaje, llevo casi 30 años con una fórmula similar a la hora de configurar mi equipo fotográfico, aunque ha habido variantes en función de la evolución de la tecnología, del estilo de viaje, del fin del mismo, y de otros factores que ahora sería prolijo mencionar. Pero el hecho que está ahí es que, en un porcentaje elevado de viajes, suelo llevar un cámara de sistema, antaño réflex, hoy en día sin espejo alguno, acompañada de una camara compacta. En los últimos años, eventualmente puedo llevar una camara para película tradicional, generalmente con pelicula en blanco y negro. Lo cual, si estoy centrado, me permite obtener fotografías alternativas de determinados lugares o situaciones, no siempre fácilmente de reproducir con las mismas sensaciones a partir de la tecnología digital. Veamos las tres cámaras que me he llevado a la República Popular China, a la región de Shanghái. Cuando hablo de "región de Shanghái" no me refiero a una región que administrativamente exista. Es más bien el área de influencia de la gran metrópolis portuaria china en la desembocadura del Yangtsé.
No voy a hablar mucho de la Minox. Es una cámara de capricho, para momentos o usos especiales, y cuando tenga revelados los carretes de película en blanco y negro que he expuesto con ella, ya haré el comentario correspondiente.
La lógica de las otras dos es sencilla. La cámara principal, la que uso cuando estoy enfocado en las visitas a los lugares de interés y en recoger un documento fotográfico que me satisfaga en lo posible es la Panasonic Lumix G9. Le acompañan un cierto número de objetivos del sistema micro cuatro tercios, y cada día, al salir del hotel, al evaluar lo que vamos a visitar, escojo el equipo mínimo para satisfacer mis necesidades sin tener que acarrear con todo el equipo. Veamos ejemplos, basados en los lugares que hemos visitados.
Shanghái
Tradicionalmente, en los últimos años, me he conformado con dos objetivos para recorrer los entornos urbanos. Un ángular moderado y un teleobjetivo corto. Con eso, suele ser suficiente. Hoy en día, con la incorporación de un ángular extremo, el Laowa 7,5/2, prefiero llevar un estándar corto como el fiel Lumix G 20/1,7 en lugar del también muy adecuado DC Summicron 15/1,7. Me da más separación entre las focales, que si es necesario cumbro con mi "zoom" preferido, los pies. Caminando de un lado a otro. Pero en esta ocasión no fue así. Había riesgo de lluvia. Así que en ese caso, se dejan las focales fijas, y usé el Olympus 12-40/2,8, que con la G9 constituye un equipo perfectamente impermeabilizado. He de decir que el Laowa 7,5 mm es tan pequeño y ligero, y único, que se ha hecho con un puesto permanente en la mochila. Como sospechaba que a la tarde, el paisaje desde el Bund de Shanghai podría precisar la potencia de un teleobjetivo, eché también en la mochila el Lumix G Vario 35-10/4-5,6. Que pesa poquito también y tiene una calidad de imagen sorprendentemente buena para sus caractaristicas.
Suzhou
El tiempo se anunciaba estable y soleado para esta "pequeña" ciudad de dos millones de habitantes según en algunas fuente, aunque en la Wikipedia habla de más de 10 millones de habitantes. Supongo que los límites o la definición de ciudad, con estos volúmenes de personas, varía y es complejo decir de qué hablamos. El núcleo urbano, la metrópoli continua, el área de influencia...
Este día fue ideal para llevar el Laowa 7,5 mm, el Lumix G 20 mm y el Lumix G Vario 35-100 mm. Y nada más. Con tranquilidad, cada que llegas a un emplazamiento interesante, evaluas visualmente el lugar y optas por una focal. Si es necesario, explotada esta, puedes usar otra. Pero sin cambios compulsivos y constantes entre ellas, que denotan la falta de claridad de ideas visuales, y motiva la preferencia hacia los objetivos de focal variable en muchas ocasiones.
Zhangzhou
Después de debatir si, con un pronóstico meteorológico dudoso, nos íbamos de excursión a una de las ciudades acuáticas del delta del Yangtsé o recorríamos los museos de Shanghái, visto que en realidad se anunciaba muchas nubes pero poca agua, y que difícilmente el museo de arte chino iba a superar al magnifício que vimos el año pasado en Taipéis, optamos por visita la ciudad acuática de Zhangzhoy. Con poca probabilidad de lluvia, repetí equipo, que poco a poco se convirtió el de preferencia en este viaje; 7,5 mm, 20 mm y 35-100 mm.
Nankín
La antigua capital china durante la dinastía Ming y durante los primeros años de la época republicana, no suele aparecer mucho en las rutas típicas de las guías turísticas. Sin embargo, es muy agradable, muy paseable, a pesar de su tamaño, y tiene alguna maravilla como la tumba de Ming Xiaoling, donde se encuentra enterrado el fundador de la dinastía Ming. Está declarada también patrimonio de la humanidad según la Unesco. Y de acuerdo a la tendencia de días anteriores, la tripleta 7,5, 20 y 35-100 mm fue la utilizada. He de decir que podría haber sustituido sin mucho problema el 35-100 mm por el 45/1,8. Hubiera perdido versatilidad en las focales, pero hubiera ganado en luminosidad y en calidad de imagen. El zoom está bien, pero no está al mismo nivel. Pero bueno... uno toma las decisiones que toma, y luego apechuga. Y no me fue mal.
Montañas amarillas de Huangshan
Aquí cambiamos por completo de planteamiento fotográfico. Curiosamente, tan apenas hubo cambios en los objetivos usados. El 20 mm siguió siento el objetivo de uso general, con eel super gran-angular 7,5 mm para paisajes específicos amplios, y el zoom 35-100 mm, diafragmado siempre a f/8 en la medidad de los posible, para separar el detalle o para componer fotografías panorámicas. Hay que decir que la elevada cantidad de bruma o polvo en suspensión hacía difícil el uso del teleobjetivo por la fuerte pérdida de contraste que causaban estos fenómenos atmosféricos.
Pero el momento más importante fue cuando nos levantamos a las 4:15 de la mañana para situarno 40 minutos más tarde en situación de esperar la salida del sol, que fue entre las 5:05 y las 5:10. El 7,5 mm y el zoom 35-100, junto con el trípode que hasta entonces había viajado tranquilo en la maleta, conveniente usado con la montura en L, fueron fundamentales para una experiencia satisfactoria. Así también cogí el 12-40 mm de Olympus, y dejé en el hotel del 20 mm fijo. Queda mucho todavía por explorar en las fotografías realizadas en las montañas. Una curiosidad, eso sí. Un panorama de los más interesantes, nos pilló después de cenar en el hotel, se cenaba entre las 17:30 y las 19:30, cuando dando un paseo por el exterior del establecimiento para bajar la cena, nos pilló una escena muy interesante sin más cámara que los teléfonos móviles,... así que hice uso de la función de fotografía panorámica del iPhone. Y no está mal... dado que es un teléfono móvil
Por supuesto, al día siguiente fuimos a cenar con mis mejores galas fotográficas, pero las condiciones para el paisaje no están ni la mitad de interesante. Por cierto, las montañas amarillas de Huangshan han sido el tercer lugar declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en este viaje. Y la única pega con ellas,... la invasión de manadas y manadas de chinos guiados por voceras con altavoces. Fuera de la hora del amanecer y del atardecer, en las que hay muy poquita gente, las recorres en fila india.
Hangzhou
Última etapa del viaje, otra populosa ciudad a una hora en tren de alta velocidad de Shanghái, en alza en las últimas décadas y que tiene como principal atractivo el Lago del Oeste, un lago artificial, como muchas de sus islas y paseos, que se remonta a casi dos mil años de antigüedad y cuyo entorno cultural y significado histórico le han granjeado también la categoría de patrimonio de la humanidad según la Unesco. Días de calor húmero, los más calurosos del viaje. Por lo tanto, seguimos con ese mínimo de objetivos, que he convertido en un clásico en este viaje; 7,5, 20 y 35-100 mm.
Y queda una cuestión en el aire. ¿Qué ha pasado con la Fujifilm XF10? Pues que es una cámara de apoyo, en una ocasión como esta. La llevo preparada en un bolsillo del pantalón, o en el bolso pequeño si lo uso, por si surge algo. Y a veces surge, ya lo creo. Y aunque tiene una ergonomía discutible a la que no me he hecho todavía, hace menos de un mes que la tengo, tiene dos ventajas incontestables. Tres. La calidad de imagen excelente, los modos de enfoque a la hiperfocal que la vuelven rapidísima de usar, y el precio. Cerremos esta entrada con algunos ejemplos de lo que es capaz de hacer.
No tengo una gran "producción" propia fotográfica reciente. Tengo algún paisaje en blanco y negro, pero al que quiero dedicar un artículo propio, puesto que además supone un comentario de mi reencuentro con la película Ilford Delta 100, un reencuentro muy feliz, he de decir. Y también estoy esperando los resultados de algunos carretes en color de hace un par de semanas... Y bueno, ayer desempolvé la cámara de cajón, la Agfa Synchro Box, pero todavía no he revelado esos Ilford FP4 Plus expuestos a IE 200. Así que tiraré de archivo para ilustrar las recomendaciones semanales de este domingo, en el que ando modorro puesto que me ayer sábado me acosté tarde. El caso es que en la velada tras la cena, se habló de viajes recientes. Y a colación salió que algunos de nosotros, en distintos momentos del año visitamos la ciudad danesa de Aarhus. O Århus. En concreto una reinterpretación en blanco y negro del amplio paseo que nos dimos por el parque y el bosque de Moesgaard, o Moesgård, hasta la playa del mismo nombre.
Es carnaval. Nunca tengo clara la vigencia de esta fiesta, dado que nadie, o casi nadie, guarda los más o menos absurdos preceptos de la cuaresma cristiana. Pero bueno, si la gente se lo pasa bien... Pero podemos ver también algún ejemplo de como el carnaval tiene su reflejo en la fotografía. No nos iremos a ver las espectaculares garotas de las escuelas de samba cariocas. De acuerdo con la propuesta de Magnum Photos, acompañaremos a la fotógrafa Susan Meiselas (en Magnum Photos) por las modesta barracas de feria con espectáculos de striptease de los fríos y desangelados carnavales de Nueva Inglaterra en los años 70 del siglo XX. Un trabajo lleno de melancolía, pero también de humanidad, que ya es un clásico de la fotografía documental.
Por cierto, en LensCulture nos proponen un libro dedicado a esta fotógrafa, Susan Meiselas, On the Frontline, una antológica de alguna de sus obras más representativas publicadas o no hasta la fecha. Creo que me lo voy a agenciar, porque no tengo ningún libro de Meiselas en la biblioteca, y este tiene muy buena pinta. Siempre he tenido la sensación de que es una de las fotógrafas más honestas que conozco.
No se ha hablado mucho de la cuestión. Pero el año pasado fue el 80º aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Sinojaponesa. La visión eurocéntrica u occidental de la historia, con el especial dominio del mundo anglosajón, hace que se considere que la Segunda Guerra Mundial comenzase un 1 de septiembre de 1939, un 7 de diciembre de 1941 para los estadounidenses. Pero diversas regiones del mundo ya estaban en guerra contra los fascismos desde años antes. Desde julio de 1936 en España, desde agosto de 1937 en China... por poner algunos ejemplos. En Photography of China nos lo recuerda con un vídeo con imágenes de Shanghái en la época.
Por cierto, recientemente se ha publicado en China el último libro de Haruki Murakami, que nos habla de lo que sucedió en Nanjin durante aquella horrible guerra. Y en un momento en que un gobierno conservador del País del Sol Naciente amenaza con el revisionismo de la historia, minimizando o negando las atrocidades niponas en territorio chino, Murakami escribe con sinceridad y sin tapujos. En España tendremos que esperar hasta otoño para disponer de una traducción al castellano. Hace casi un año que salió la versión original en japonés.
En Clavoardiendo entrevistan a Joan Fontcuberta. Fontcuberta es uno de los fotógrafos españoles con más reconocimiento internacional, habiendo ganado numerosos galardones que lo demuestran. No solamente es fotógrafo, un fotógrafo que muchas veces es deliberadamente provocador, sino que también ha escrito libros como teórico de la fotografía, como persona que reflexiona sobre la naturaleza de la misma. Con los cuales podrás estar más o menos de acuerdo, pero ahí están. Curiosamente, en los medios más o menos especializados de nuestro país, es criticado con bastante frecuencia. Diríase que algunos le tienen "paquete". Parece que no comparten su sentido del humor. O tal vez se aplique aquello de "nadie es profeta en su tierra". O es un ejemplo más del cainismo ibérico. A mí, sus obras unas veces me gustan más y otras menos, pero le tengo respeto. Y me alegro de la entrevista tranquila e interesante que aquí os propongo.
Nobuyoshi Araki es sin duda el fotógrafo japonés más conocido, y con frecuencia lo traigo a estas páginas. Es muy controvertido por la forma en que aborda la sexualidad y el modo en que a veces aparecen las mujeres en su prolífica obra. En Dazed publican un artículo sobre la obra más erótica de Araki, y la entroncan con la tradición de los grabados Shunga. Representaciones pornográficas, a veces muy extravagantes, que aun estando prohibidas durante siglos, abundan, y en su autoría participaron gente tan importante como Katsushika Hokusai. Creo que las reflexiones son interesantes. Y determinados trabajos muestran que siente un respeto por las mujeres probablemente mayor de lo que muchos que lo censuran tienen. Siempre he admirado los trabajos relacionados con su malograda esposa, fallecida a una edad temprana, y que son una tremenda declaración de amor y de duelo.
España tiene su cara oscura. Esa España profunda que muchas veces se asocia a las zonas rurales, donde persisten costumbres atávicas, a veces brutales, que cada vez nos asombran más. Siempre he creído que son más propias de la incultura que del hecho rural. Conozco demasiada buena gente que vive en los pueblos como para pensar de otra forma. Pero es cierto que ahí hay todavía un resquicio de la España más bruta y sin sentido. Probablemente sea así en todos los países en mayor o menor medida; sea algo humano y no exclusivamente ibérico. En Yorokobu nos propone un recorrido por los duros y descarnados pueblos del Mestrazgo de Castellón y Teruel, comarca de gran belleza, pero donde un tierra poble, el clima duro y el aislamiento ha condicionado el carácter y las costumbres de las gentes. El fotógrafo es Jesús Monterde que, si no le he entendido mal, es un nativo de la zona, del pueblo castellonense de Benassal. Fotografías ásperas, duras, directas en ocasiones, metafóricas en otras.
En mi Cuaderno de ruta os hablaba hace unos días del Atlas de las Islas Remotas de la alemana Judith Schalansky. Un libro que me gustó mucho. Una de las islas de las que habla es la isla de Pingelap, un atolón perdido en algún lugar del Oceano Pacífico con menos de 300 habitantes permanentes. Y en la que hay una elevada proporción de personas con acromatopsia, una forma de ceguera al color, transmitida genéticamente. En LensCulture me he encontrado esta semana con un artículo que habla del trabajo que ha realizado la fotógrafa belga radicada en Amsterdam Sanne De Wilde al respecto. Tirando de la alteración del color en la fotografía digital en el ámbito del infrarrojo o de la fotografía monocroma.
Para finalizar, de la mano de Cada día un fotógrafo/Fotógrafos en la red, os traigo la recomendación de la fotógrafa australiana Prue Stent. El artículo habla del "surrealismo" de las imágenes... aunque yo no las veo así. Creo que es más bien una reflexión sobre la estética y el cuerpo de la feminidad a partir de performances de la propia autora y otras mujeres cercanas a ellas que quedan reflejadas en las fotografías que las documentan de forma magistral. Y lo que es más, consigue que el rosa y sus derivados dejen de ser unos colores absolutamente estomagantes, tal y como se utilizan habitualmente en nuestra sociedad.
Pues esta semana ha tenido muchas noticias, y he encontrado muchos enlaces sobre fotógrafos y fotografías que me gustaría comentar. Hasta 25 enlaces me han salido guardados esta mañana. Por lo que me ha llevado un rato ir seleccionando y viendo qué tenía más interés. Espero que queden unas recomendaciones interesantes y no un artículo farragoso con un montón de nombres. En cuanto a las fotografías acompañantes, estos días he estado fotografiando el otoño con cámaras de medio formato para película tradicional. Tardarán unos días en estar los resultados, pero como siempre llevo una digital acompañante, de ahí muestro algunas imágenes de las zonas más verdes (o menos) de ZARAGOZA.
Sin duda alguna, la noticia fotográfica de la semana fue la concesión del PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA, que concede el MINISTERIO DE CULTURA, EDUCACIÓN Y DEPORTE anualmente, a la fotógrafa catalana COLITA. Y más noticia fue una horas más tarde la renuncia de la veterana fotógrafa al premio por su rechazo al modo en que se gestiona la cultura y la educación en el país, anunciando al ministro que "... no me apetece salir con usted en la foto". COLITA ha sido siempre una fotógrafa progresista y muy comprometida con los movimientos sociales y culturales de su entorno, fundamentalmente los catalanes. Sin embargo, en su carta de renuncia deja claro que su renuncia no tiene nada que ver con los acontecimientos políticos actuales sobre las iniciativas independentistas, que se siente ciudadana del mundo, y que sus motivaciones tienen que ver con su preocupación por la cultura. En cualquier caso, es recomendable recorrer y repasar la obra de esta simpática y comprometida fotógrafa.
Nos vamos a ir un momento a recorrer un poco de historia. Si hace unos días hablaba de las fotografías rescatadas de la reciente erupción de un volcán en JAPÓN, es conveniente reconocer que existen antecedentes ya históricos de fotógrafos que se arriesgan para fotografiar estos poderosos fenómenos naturales. En 1902, EDMUND OTIS HOVEY viajó a observar las erupciones de MONT PELÉE en LA MARTINIQUE, que en pocas horas del 7 de mayo de aquel año mató a más de 27.000 personas por una nube piroclástica que descendió por las laderas del volcán a más de 450 kilómetros por hora. La expedición tomó fotografías que testimonian la catástrofe.
Recientemente hubo un redescubrimiento del fotógrafo SAUL LEITER, especialmente de sus avanzadas y precoces fotografías en color. Un fotógrafo discreto, sin ánimo de notoriedad, pero que dejó un cuerpo de obra fotográfica realmente valioso. Pero no sólo fotografió en color, y aquí podemos encontrar unas interesantes, bellas y melancólicas fotografías en blanco y negro, entre el retrato y el desnudo. Sigue siendo un fotógrafo por descubrir en toda su extension.
DUANE MICHALS (TUMBLR no oficial) es otro de los fotógrafos que me viene de vez en cuando a la memoria, y que tengo la sensación que merecería más atención de los aficionados y los medios dedicados a la fotografía. Fotógrafo conceptual, lleno de humor y de ganas de contar historias. Precisamente, esta última faceta, la de contador de historias a través de sus misteriosas series de fotografías es la que nos ha interesado esta semana.
ALEX PRAGER (en LEHMANN MAUPIN) también es una fotógrafa que nos cuenta historias a su estilo, mucho más colorido. No es la primera vez que he hablado de su obra, y supongo que no será la única. Sus puestas en escena de inspiración muy cinematográficas, engarzan con una serie de artistas que han desarrollado estilos similares, con retratos muy conceptuales, aunque desde mi punto de vista me gusta más que otros u otras más famosos.
Una noticia que no me interesaba mucho, la típica maniobra de promoción de una conocida marca alemana de cámaras de prestigio, me hizo pararme no obstante en la obra del fotógrafo THOMAS HOEPKER, especialmente en sus fotografías del JAPÓN más tradicional, país que todavía dedica muchos ratos de mi tiempo libre, por el procesado de las fotografías que me traje en mi reciente viaje al país del sol naciente. Creo que no está nada mal este fotógrafo alemán, y que merece la pena el desvío.
Como cada principio de mes, ha salido el número de turno, el 68 en esta ocasión, de la revista en línea FRACTION MAGAZINE. Dos porfolios me han llamado la atención. FUTURE CITIES, sobre los fenómenos de hiperurbanización no planificada y asociada a la inmigración y la pobreza que nos muestra NOAH ADDIS, y LOST THINGS/FOUND SPACE, una mirada nostálgica a los momentos y lugares que han marcado la vida de la fotógrafa CARA HARMAN.
Por último, una muestra de las posibilidades del medio fotográfico. En unos tiempos en los que nos queda la sensación de la fugacidad de la imagen fotográfica, vista a través de las pantallas de ordenadores, tabletas o teléfonos móviles, y rápidamente olvidada, el fotógrafo SIMON PYLE ha decidido transferir las imagenes de su serie MIDDEN CITY a bloques de hormigón, sobre los que copia escenas de carácter urbano, de forma muy autorreferente.
Las recomendaciones de esta semana proceden de los siguientes sitios: