El mes pasado ya me escapé un sábado a Madrid. Hacía casi un par de años que no iba por la capital, y me había saltado las dos últimas ediciones de PHotoEspaña. También me hubiera gustado ver la exposición del Bosco en el Prado, pero al haber decidido el viaje con apenas 36 horas de antelación y siendo en sábado no tuve entradas. Esta semana pasada, estando de vacaciones, volvió a surgirme la posibilidad de acercarme a la villa y corte. De forma más programada. Y aunque también tenía algún compromiso social que atender, fijé con prioridad la visita a la mayor pinacoteca española, previendo también algunos tiempos para algunas exposiciones de fotografía que me quedaron pendientes. Os lo cuento.
Empiezo por la pintura. El Bosco es uno de mis pintores favoritos de todos los tiempos desde 1990. Lo sé con tanta seguridad porque fue el año que pasé viviendo en Madrid, y en el que algunos días de la semana el acceso al Museo del Prado era gratuito. Así que algunos miércoles me bajaba por la tarde y veía tranquilamente alguna sección del mismo. Sin agobios. No había tanto turista entonces. Y muchas veces me pasaba un momento a contemplar "El jardín de las delicias" o "El carro de heno". Me fascinaban.
Ya aviso que las fotografías de la exposición son de extranjis. El Museo del Prado tiene actualmente una política hostil a la fotografía en sus instalaciones, que contrasta con instituciones similares de otros países en los que no sólo se permite sino que se anima. Y se pide que se difunda y se cite, tanto la obra, como el autor, como la institución que lo conserva. O se promueven acciones de conciliación y pacificación de intereses como la iniciativa Tous photographes! de los museos públicos de la República Francesa. Aquí siempre vamos a la contra o hacia atrás.
En cualquier caso, una exposición sobre el pintor flamenco siempre me merece la pena, especialmente cuando a los cuadros que ya me resultaban conocidos desde hace más de 25 años, se suman otros cedidos por otros museos o colecciones del mundo. Cierto es que, a pesar del número limitado de entradas por horas, las salas de la exposición están muy concurridas, con la gente agolpándose ante las obras más conocidas. Obras que, por sus características, lleva mucho rato contemplar. Así que hay que ir armado de paciencia, para ir tomando posición ante las tablas y, una vez en primera fila, poder contemplarlas, analizarlas y disfrutarlas con calma, obviando el nerviosismo de los que por detrás están deseando que te pires.
Pero todo esto sucedió a partir de las seis y cuarto de la tarde y hasta el momento de dirigirme a la estación a coger el tren de vuelta a Zaragoza a las ocho y media. Hasta entonces había planificado algunas visitas a exposiciones de PHotoEspaña que quedaron pendientes de hace un mes.
Me extrañó en su momento que la Fundación Mapfre no ofreciera alguna buena exposición de fotografía. Tienen una tradición de hace ya años por la que siempre tienen a algún fotógrafo interesante en algunas de las salas de exposiciones que tienen en Madrid. Con estupendos catálogos, además. A finales de junio se aclaró el tema cuando vi la noticia de la inauguración en su sala de Recoleto de una retrospectiva de Hiroshi Sugimoto, bajo el título de "Black Box".
Conozco desde hace ya un tiempo la obra de este japonés residente en Estados Unidos. Sus series tienen mucho que ver con los concepto de realidad y apariencia, con el paso del tiempo, con la vida y la muerte. También es arquitecto y ha realizado fotografía de arquitectura. Tengo algún libro con ejemplos de sus obras, pero nunca había tenido la oportunidad de verlas tal y como las concibe. Trabaja con grandes formatos, tanto en el momento de la toma como a la hora de realizar las copias. Grandes copias en blanco y negro de gran perfección técnica, que transmiten como pocas cosas la sustancia y la materia que acompaña a los conceptos que subyacen en las mismas. Creo que es de las imprescindibles en el festival de este año.
Un carácter muy distinto tiene la obra de Miroslav Tichý, fotógrafo checo que tras la Segunda Guerra Mundial comenzó a estudiar bellas artes en Praga, orientándose fundamentalmente a la pintura. Pero al mismo tiempo chocando con el oficialismo del recientemente instaurado régimen comunista, de caracter totalitario. Como consecuencia, abandonó las corrientes del arte oficial, se refugió en su ciudad natal y comenzó a realizar fotografías robadas por las calles de las mismas con cámaras artesanales fabricadas por él mismo con materiales de desecho.
La calidad intrínseca de sus copias es baja. Poco nítidas, con un enfoque dudoso. Unido al motivo fundamental de las mismas, que son las mujeres de todo tipo, edad y condición, otorgan unas connotaciones voyeuristas a su obra que incluso llegan a producir desasosiego en algún momento. Viviendo al margen de la sociedad a casi todos los efectos, montando sus fotografías sobre paspartús también artesanales realizados con cartones de desecho, estuvo olvidado durante décadas hasta que fue reivindicado en la primera década del siglo XXI. Fallecido en 2011, el carácter de su obra me resulta todavía incierto, y no todos los argumentos de quienes lo reivindican me acaban de convencer. La sexualidad que desprenden algunas de sus imágenes no me acaban de convencer de cuáles fueron las intenciones de Tichý. Pero lo mejor es que cada cual vea su obra y opine. A mi me resulta un poquito grimoso. Sin dejar de reconocer los logros estéticos y formales de muchas de sus obras, a pesar de lo precario de sus materiales.
En la Fundación Canal tenemos a una de las fotógrafas de moda en todo el mundo. Se trata de la exposición "Street Photographer" dedicada a Vivian Maier, una exposición que probablemente en estos momentos podamos encontrar en varios lugares del mundo al mismo tiempo, ya que la intensa actividad publicitaria sobre la obra de la niñera convertida en fotógrafa documental de calle, una actividad totalmente desconocida para todos hasta después de su muerte, hace que la demanda sobre todo los aspectos de esta obra sea muy grande.
Cierto es que la calidad fotográfica de su obra es elevada a pesar de que la mayoría de los negativos permaneciron ocultos hasta después de la muerte de Maier. A mí no dejan de sorprenderme la precisión en la composición a la hora de mirar al mundo y lo incisivo de la mirada a la hora de acercarse a sus semejantes. Realmente, dejando de lado la intensa mercadotecnia y explotación que está sufriendo esta obra, hasta un punto que a algunos nos llega casi a la saturación, no deja de ser una exposición que merece la pena ser vista.
Después de comer, sólo teníamos intención de visitar una exposición de fotografía, dos en realidad en un mismo lugar, hasta el momento de entrar en el Museo del Prado. Pero de camino nos pilló cerca el Museo ICO donde nos encontramos con otra exposición que nos resultó sorprendente y además muy interesante. Se trata de la exposición "Desplazamientos" de Robbins & Becher (Andrea Robbins y Max Becher).
Este matrimonio que trabajan juntos no se definen como fotógrafos, sino que utilizan las fotografía para exposner sus tesis. En este caso los desplazamientos culturales a lo largo de todo el mundo. La adopción de formas y manifestaciones culturales por determinadas poblaciones que son ajenas a sus tradiciones. Barrios en extremo oriente con la arquitectura propia de los países bajos. Alemanes que se visten y actúan periódicamente como nativos norteamericanos según la visión que transmitió Karl May, un escritor que nunca salió de su Alemania natal. La tradición de los afroamericanos como "cowboys", cuando todos tenemos la imagen del vaquero blanco y rubio. Una población de la costa oeste norteamericana que "deciden" ser bávaros, aunque no tienen ningún ancestro de esa región alemana. La arquitectura de estilo colonial alemán en Namibia cuando hace 100 años que dejó de estar administrada por Alemania, que no trató especialmente bien a sus aborígenes. Una "reproducción" de los canales de Venecia en Las Vegas... Con un estilo directo, sin artificios, exposición clara de hechos, muy estilo "escuela de Duseldorf", nos ofrecen una interesante reflexión sobre la naturaleza de las culturas y las civilizaciones humanas.
Tras esta interesante exposición, tenemos hora y media antes de dirigirnos a ver el Bosco. Nos agenciamos unas bebidas portables para aliviarnos del calor bochornoso de un Madrid medio nublado, y nos dirigimos al Real Jardín Botánico, donde suele haber todos los años un par de exposiciones de PHotoEspaña, además de la librería oficial del festival.
La primera es de Linarejos Moreno, que en copias de gran formato sobre arpillera nos ofrece una irónica mirada a los modelos botánicos del siglo XIX, maquetas articuladas de plantas y desmontables de plantas, que fotografía recordando la obra de Karl Blossfeldt en los años 20 del siglo pasado, aquella dedicada a plantas auténticas. No deja de transmitir una crítica a determinadas formas de transmitir o acceder al conocimiento, o de mirar al mundo, promovidas incluso desde las instituciones oficiales y académicas. Mucha más sustancia de lo que parece, aparte de la minuciosidad técnica de su materialización.
Y además de la interesante obra de esta fotógrafa madrileña, tenemos también la exposición "La hora inmóvil, una metafísica del Mediterráneo", del siempre interesante Bernard Plossu. Plossu es un habitual de estas páginas, puesto que es uno de mis favoritos en el mundo de la fotografía, a pesar de, o precisamente debido a la falta de espectacularidad en sus imágenes. Que sin embargo suelen venir mucho más cargadas de significado e incluso de poesía de lo que nos parece. Realizadas con sencillez, que no con simplicidad, con sus Nikkormat de los años 70 y sus ópticas de 50 mm, habitualmente en blanco y negro, con una composición mucho más cuidada de lo que parece sobre sujetos de apariencia banal, intenta captar la esencia y el alma de los lugares por los que transita. En esta ocasión los países del norte del Mediterráneo. España, Italia, Grecia, Croacia,...
Plossu es como la antitesis de muchas de las propuestas fotográficas actuales que, llenas de color y artificio, carecen de significado y se limitan a repetir "ad nauseam" las mismas propuesta y las mismas imágenes. Aquí estamos ante la observación atenta del mundo y sus detalles, intentando captar no lo que es universalmente conocido si no lo que pertenece universalmente a todos. Lo cual muchas veces está en paisajes cotidianos y aparetemente banales. A mí... me sigue gustando mucho.
Con estas exposiciones, y la subsiguiente visita a los invernaderos del botánico de la que ya os hablé hace unos días en mi Cuaderno de ruta, dimos por terminada la visita a PHotoEspaña, y nos dirigimos a la exposición del Bosco por la que hemos empezado este artículo. Que espero os haya interesado y motivado.
Camino de Zaragoza, en el tren, el atardecer. Y la imaginación de posibles proyectos fotográficos, alguno de los cuales van en la cabeza, y otros en el bolso de viaje.
Vuelvo a mis recomendaciones semanales tras mi semana de parón por vacaciones. No hay mucho que contar,... porque no he estado en internet tan apenas. Pero algo hay. Lamentablemente, un par de noticias luctuosas. Pero de momento, para abrir boca, mi tablero en Pinterest de estas "dos semanas".
Las fotografías acompañantes en esta ocasión son del viaje por Islandia durante una semana que he realizado en este principio de vacaciones. En concreto, son algunos paisajes, ejemplos de los numerosos saltos de agua, algunos de ellos de los más vistosos otros más discretos, que encontramos en el país nórdico. Como información técnica del viaje, diré que como de costumbre he llevado por el mundo cámaras del sistema micro cuatro tercios por su ligereza y competencia. Me he llevado dos, la Olympus OM-D EM-5 y la rojilla Panasonic Lumix GM5. La primera ha sido la titular, especialmente combinada con el objetivo de focal variable Olympus M.Zuiko Digital ED 12-40mm F2.8 PRO. No soy muy aficionado a las focales variables. Además este objetivo es relativamente grande dentro del sistema y desequilibra un poco el uso de la cámara. Pero la EM-5 y el 12-40/2,8 tienen un atributo fundamental en estos viajes. Son resistentes al agua en situaciones de mal tiempo. Se pueden usar bajo la lluvia. Y no sabéis lo bien que viene en un país donde parece que todos los días llueve, o cuando te acercas al aerosol levantado por un potente salto de agua.
En cuanto a ópticas, la GM5, que iba como cámara de reserva, ha ido calzada la mayor parte del tiempo con el compacto teleobjetivo de focal variable Panasonic Lumix G Vario 35-100mm F4.0-5.6 ASPH. MEGA O.I.S. Este es muy compacto y económico. No soy muy de usar teleobjetivos, así que para un uso ocasional me conformo con una óptica honesta pero que no cueste mucho. Además es realmente pequeño para lo que ofrece. Y diafragmando a f/8 su calidad es bastante razonable. También a plena apertura, pero salvo que no haya luz o sea un retrato, prefiero cerrar algo el diafragma. Y además está estabilizado. Lo he usado. Y creo que con ventaja. Para situaciones en las que necesitase mucha luminosidad o un objetivo más discreto he llevado el siempre competente Panasonic Leica DG Summilux 15mm F1.7 ASPH, y como "tapa" de la Olympus para el transporte, y en un par de situaciones que lo he usado, el Olympus Fisheye Body Cap (9mm F8.0 ojo de pez).
Poco antes de salir de viaje, nos podíamos enterar del fallecimiento del fotógrafo chino Fan Ho (1931 - 2016) de quien ya había hablado previamente en estas páginas. O en el Cuaderno de ruta, no recuerdo. Fotógrafo documental que recorrió las calles de Hong Kong con su cámara, especialmente durante las décadas de los 50 y los 60 del siglo XX, con un estilo muy personal de fotografía en blanco y negro, muy estilizada y con unos valores estéticos muy notables. Dominaba como pocos la composición, el tratamiento de las formas y la armonía entre luces y sombras. Un fotógrafo cuyas imágenes deben ser estudiadas por todos los aficionados a la fotografía. La noticia apareció en múltiples medios, pero yo la traigo aquí de la mano de Quesabesde.
Y al regreso de la vacaciones, esta vez a través de PetaPixel, aunque también la noticia apareció en múltiples medios, me entero del fallecimiento del fotógrafo de moda radicado en Nueva York Bill Cunnigham (1929 - 2016). Octogenario como el anterior, este ha estado en activo hasta el final, con columna propia desde hace décadas en The New York Times. Su presencia, con un equipo muy simple, permanecía fiel a una Nikon FM2 para película tradicional con un objetivo de focal sencilla, probablemente un 50 mm pero no estoy seguro, y su característica chaqueta azul, era habitual de las calles de la Gran Manzana y en las pasarelas, donde se le trataba con un respeto cercano a la reverencia. Toda una institución a pesar de su carácter excéntrico. Hablé de él hace unos años a propósito de un documental que realizaron sobre el personaje.
Yéndonos ya a las recomendaciones de carácter habitual, y empezando como casi siempre por un clásico, conoceremos al fotógrafo belga Léonard Misonne, que vivió y trabajó a caballo entre los siglos XIX y XX, y fue adepto al pictorialismo, como nos muestran en L'Oeil de la Photographie. Aunque este estilo fue especialmente utilizado por los retratistas, especialmente aquellos que querían separarse de la fotografía de aficionado que empezaron a surgir con la popularización del medio por parte de Kodak, buscando un calidad de "obra de arte" en sus fotografías, Missone lo utiliza para documentar el paisaje natural, urbano y social de la Europa de su tiempo. Realizó y perfeccionó sus propios procesos fotoquímicos, cuidando mucho tanto la composición, como la iluminación y el resultado final.
Como vemos en las fotografías de hoy, en un viaje a Islandia el paisaje es el motivo fundamental de la fotografía del viajero. Pero frente al fresco y agreste paisaje de la isla próxima al Ártico, en Feature Shoot nos mostraron el trabajo del fotógrafo australiano Gabriel Scanu sobre las playas y costas próximas a Sidney. Los drones teledirigidos con un aparato de grabación de vídeo o fotográfico incluido se van popularizando poco a poco, lo cual permite al fotógrafo nuevos puntos de vista. Lo cual no quiere decir que todo lo que se haga de esta forma sea significativo, aunque sea más o menos espectacular. Pero el trabajo de Scanu, además de refrescante para las veraniegas fechas en las que nos movemos, me ha parecido que tiene un punto de vista interesante y que nos puede aportar algo más que unas vista bonitas.
Sigue siendo actualidad el festival PHotoEspaña 2016. Ya os hablé de mis visitas hace unas semanas a algunas de sus exposiciones en Madrid. Todavía tengo intención de volver en los días que me quedan de vacaciones. Ya tengo prevista la fecha, con billetes de tren incluido y entrada al Prado para ver al Bosco, que no solo de fotografía se alimenta uno artísticamente hablando. Pero hay otras cosas que ver en fotografía. En Clavoardiendo Magazine nos van hablando de la oferta del festival de este año.
Me extrañó en mi desplazamiento a la villa y corte en el mes de junio que la Fundación Mapfre no tuviera nada que ofrecer. Bueno, pues sí. Nada menos que al japonés Hiroshi Sugimoto, un fotógrafo muy sugestivo, del que ya he comprado algún libro. No faltaré a la cita con esta exposición.
Hace tiempo que me considero un fan incondicional de la fotografía del francés Bernard Plossu. No pudo ser en la visita anterior, me quedé corto de tiempo, pero no faltaré a mi cita con el francés en el Real Jardín Botánico.
Como ando siempre corto de tiempo, pocas veces suelo salirme de las exposiciones de la sección oficial del festival. Pero está la sección off del mismo, que puede ser también interesante, generalmente en galerías privadas. El premio de este año en esta sección va para el proyecto "Cuando aún nevaba" de Jesús Labandeira. Si puedo me acerco.
También ha salido recientemente el número 21 de Fraction Magazine Japan. Que me sigue pareciendo más interesante que el proyecto original norteamericano. Parece que en esta ocasión está especialmente dedicado a la fotografía de paisaje, y me ha resultado muy interesante. No voy a destacar ningún porfolio en especial, y sugiero que visitéis todos ellos. Bueno sí que voy a destacar alguno... Cómo no, acorde a las fotos de hoy, el trabajo de Ryotaro Horiuchi, que trabaja en blanco y negro la estética de los saltos de agua. Y también el singapureño Hui Hsien Ng, que nos ofrece paisajes de Islandia, aunque de tiempos más fríos que los que he tenido yo.
Terminaremos con una recomendación más anecdótica, que nos llega desde el facebook de Revela-T. Blade Runner fue una película que constituyó un referente fundamental para toda la ciencia ficción posterior,... aunque si que haya sido superada desde mi punto de vista. Ciertas fotografías tienen un papel importante en la película... pero no hablaré de eso. La protagonista femenina, Sean Young, parece que acarreó consigo por el rodaje una Polaroid, cuyas fotografía se pueden contemplar, no tanto por su calidad como por su cinefilia y por el hecho de que son un claro antecedente de la moda del selfi de famosa tal y como lo conocemos en la actualidad.
Esta semana, desde el punto de vista de la recogida de marcadores potencialmente interesantes para estar recomendaciones fotográficas que publico la mayor parte de los domingos, ha sido una día más corta. Porque la semana pasada publiqué esta sección en lunes. Un lunes festivo en Zaragoza. Pero eso no quiere decir que no tenga fotógrafos y fotografías interesantes que proponer. De momento, el tablero de Pinterest con las fotografías, diversas, que me han llamado la atención en estos seis días.
Para ilustrar las recomendaciones de esta semana, voy a recordar el artículo que publiqué ayer mismo por la tarde. El pasado fin de semana, en Barcelona y alrededores, utilicé mi Leica M2 con algunos carretes de Kodak Tri-X 400. Os traigo aquí algunas de las fotografías tomadas con este equipo el sábado 31 de octubre en mi desplazamiento de Barcelona a Vilassar de Dalt y durante mi estancia en esta última localidad.
La primera cuestión destacada es que esta semana el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha fallado el Premio Nacional de Fotografía 2015. Comprobaréis en el enlace anterior que la lista no está actualizada desde 2013. El año pasado la premiada, Colita, rechazó el premio por la nefasta política en materia cultural, especialmente por el bajo nivel de inversión pública en acontecimientos culturales. Estos premios no siempre son acogidos con satisfacción por los entendidos en fotografía, y se han cuestionado en ocasiones el fallo de los mismos. Pero este año, cuando vi que en Quésabesde nos anunciaban que el premiado era Juan Manuel Castro Prieto, supuse que habría satisfacción en el mundillo fotográfico, porque Castro Prieto es bastante respetado, tanto en su actividad como fotógrafo como en su trabajo ampliando y copiando con gran calidad la obra de otros fotógrafos. A mí siempre me ha gustado mucho el trabajo de este fotógrafo desde que lo conozco.
Dicho lo anterior, como de costumbre empiezo por recomendaciones de fotógrafos clásicos. Muchas veces ya fallecidos. Como es el caso de Hamaya Hiroshi, sobre el que encontré en The Red List una recopilación de sus trabajos. Su trabajo, básicamente en blanco y negro, aunque no exclusivamente, y básicamente documental, tiene una calidad estética intimista que me gusta mucho.
Comenté también hace unas semanas que en Viena estuve en una exposición retrospectiva de Joel Meyerowitz, de la cual me traje el catálogo. Allí nos contaban que en sus últimas etapas como fotógrafo, Meyerowitz ha trabajado mucho el género de la naturaleza muerta. En L'Oeil de la Photographie nos muestran esta semana el homenaje del fotógrafo al pintor Giorgio Morandi, fotografiando los objetos que Morandi trasladó a sus naturalezas muertas, y que se encuentran en Casa Morandi en Bolonia. Naturalezas muertas de gran sencillez, pero que te atrapan la vista con gran efectividad.
Y ahora pasemos a la cuestión del gran formato, que es el tema del taller que hice hace poco más de una semana en Vilassar de Dalt. Justamente esta semana en Hasta los megapíxeles nos han recordado que aun existe algún reportero que trabaja con este formato como es el caso de David Burnett con su Speed Graphic. Desde allí nos envía a las páginas de Roads & Kingdoms, donde nos hablan de cómo Burnett cogió su Speed Graphic y se fue a Santiago de Chile donde en 1973 fotografió el golpe de estado, durante el cual llegó a estar internado un tiempo en el Estadio Nacional. Una serie muy interesante, que se complementa con las fotografías de Michael Magers, que documentó el trabajo de Burnett.
Más gran formato. En esta ocasión con una cámara fabricada de forma casera, y con proceso alternativos, procedentes de las técnicas utilizadas en el siglo XIX. Nos lo cuentan en South x Southeast Photomagazine. La pareja formada por Judy Sherrod, matemática y curiosa, y Gayle Stevens, más orientado hacia lo artístico, les llevó a diseñar la cámara y a utilizar procesos como el colodión húmedo o el ferrotipo que exponen y revelan in situ, mostrándonos irreales paisajes en su serie Nocturnes. Las placas son de 20 x 20 pulgadas (aproximadamente 50 x 50 cm).
Pasemos ahora al retrato. En un salto de estilo y técnicas muy considerable nos iremos al trabajo de la holandesa Hellen van Meene. Como suele ser frecuente en los artistas de esta nacionalidad, se encuentran influenciados por el dominio de la luz de los pintores de la escuela holandesa del siglo XVII. Los sujetos en esta ocasiones, adolescentes a punto de dar el salto a la edad adulta. La verdad es que estos fotógrafos de los Países Bajos hay ocasiones en las que me resultan un poco fríos. Pero estos retratos de van Meene me han llamado la atención. Nos lo contaron en L'Oeil de la Photographie.
Esto no es un mapa (This is not a Map). Esto nos dicen y esta es la iniciativa de una editorial francesa Poetry Wanted. Una serie de desplegables similares a los mapas de carreteras pero en los que encontramos una colección de fotografías de un autor relacionados con una lugar geográfico. Había oído hablar ya de esta iniciativa, pero esta semana en L'Oeil de la Photographie nos han comentado el "no mapa" de Montalivet de Hervé Szydlowski. Montalivet es una localidad de las Landas que tiene un centro naturista que ha atraído a varios fotógrafos. Por ejemplo, Mona Kuhn y su primer libro Photographs, que comenté y compré hace poco en Viena. La iniciativa me ha parecido interesante, y he encargado un par de "no mapas". Ya os contaré cuando lleguen.
Y seguimos con las recomendaciones de L'Oeil de la Photographie, que con su nuevo formato está muy activo. Y poco a poco, conforme pulen sus defectos empieza a gustarme mucho. Y es que ayer, en su sección de los fines de semana L'Oeil des Lecteurs nos trajeron el interesante trabajo combinando el mundo de la macrofotografía, la naturaleza y la fotografía en infrarrojos, desarrollado por Pascal Girault. Colores irreales, pero de gran elegancia y belleza para un un mundo de pequeños animales que habitualmente reconocemos de otro modo. El caso es que me ha gustado mucho y estoy investigando la posibilidad de convertir mi Canon EOS 40D, una réflex digital que tengo y no uso mucho, a la fotografía infrarroja. Estoy esperando que me manden un presupuesto. Os contaré si la cosa sigue adeante.
Para finalizar, un par de recomendaciones que se repiten con cierta frecuencia. Por un lado, en L'Oeil de la Photographie siguen sacando la serie Je me souviens de Bernard Plossu, serie de fotografías no publicadas hasta el momento en muchas ocasiones en las que Plossu retrata a sus compañeros fotógrafos durante sus encuentros. Solos o con sus personas cercanas.
Y también os aviso aquí, y con esto cierro esta entrada de este domingo, cuando Steve McCurry actualiza su blog, y nos ofrece una nueva colección de coloridas y magníficas fotografías, en esta ocasión titulada The Spirit of Afghanistan, en el que destacan los retratos de los jóvenes y las jóvenes afganos.
Esta vez traigo recomendaciones de un ciclo de dos semanas, ya que el domingo pasado, al estar recién llegado de viaje, no redacté el artículo correspondiente de esta serie. Eso no quiere decir que traiga el doble de recomendaciones. Los días de viaje no reviso mis fuentes de información sobre fotografía en internet, así que la cosa queda en las magnitudes habituales. No así en lo que se refiere a la recolección de fotografías que me han llamado la atención y que podéis ver en el correspondiente tablero de Pinterest. Hay bastantes. De alguna forma, no han dejado de llegar durante estas dos semanas imágenes potentes.
Las fotografías acompañantes de hoy corresponden a una modesta sesión de bodegón que hice ayer en casa. Son las pruebas de luz realizadas con una pequeña cámara digital, la Panasonic Lumix GM5 calzada con el Panasonic Leica Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, mientras que sobre el trípode se encontraban las Hasselblad 503 CX con pelicula Kodak Tri-X para negativos en blanco y negro o la Pentax MX con película Kodak Portra 160 para negativos en color. Ya iremos viendo como quedan estas. Una amiga que estuvo presente en las algunas de las fases de la sesión sugirió como nombre de la serie "Risotto de funghi porcini con postre de granada".
Mientras estuve de vacaciones fue noticia en el mundo de la fotografía el fallecimiento de Hilla Becher. Yo he recogido especialmente la noticia tal y como la publicaron en BeAnalogic, por la amplia muestra de fotografías de la autora que nos muestran. Hilla, con su marido Bernd Becher, fueron las almas de la enseñanza de la fotografía en la Kunstakademie Düsseldorf, y de lo que se ha venido en llamar la Escuela de Dúseldorf de fotografía. Son herederos de posguerra de la Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad), que surgió especialmente en la segunda década del siglo XX. Sus fotografías se caracterizaron por su precisión y por su cuidado técnico. Sus motivos más frecuentes fueron de naturaleza arquitectónica, y especialmente rescataron visualmente la arqueología industrial en Alemania, especialmente en las zonas más industrializadas en el occidente del país. No sólo influyeron en los fotógrafos de su país; también se aprecia su influencia en la New Topographics norteamericana. Yo tuve la ocasión de visitar una exposición colectiva dedicada a la Escuela de Dúseldorf en el Museo de Arte Moderno de París en 2008. Me parece que el trabajo de estos alemanes es técnicamente impresionante. Conceptualmente interesante, a veces. Y en líneas generales, me aburre un poco. Sus correspondientes americanos me parece que tienen más alma e interés.
El recuerdo a Hilla Becher me hace pensar en las mujeres fotógrafas, que no siempre alcanzan el mismo reconocimiento que sus colegas masculinos, aunque bajo ningún concepto son inferiores técnica o conceptualmente. Por ello me viene bien como recordatorio un artículo de The Guardian dedicado a las mujeres fotógrafas olvidadas. Y realmente, algunas de ellas eran desconocidas para mí. Otras no.
Y también es casualidad que en estos días, en Aesthetica Magazine, nos hayan hablado de Candida Höfer, otra mujer fotógrafa, miembro de la Escuela de Dússeldorf, que es conocida por sus meticulosas y técnicamente perfectas imágenes de interiores en color, por ejemplo, si cogemos sus últimos trabajos, de los grandes museos y palacios de San Petersburgo, u otras ciudades del mundo. Otro ejemplo de esa forma de reproducir con precisión clínica la realidad que se percibe a través de la fotografía.
Antes he hablado de un artículo en el que nos hablaban de una serie de mujeres fotógrafas, y en el que se incluían retratos o autorretratos de algunas de ellas. Bernard Plossu, como nos cuentan en L'Oeil de la photographie, también fotografía a sus amigos fotógrafos. Solos o con otras gentes del mundo del arte y la cultura. Curiosos algunos de los retratos.
En Cada día un fotógrafo/fotógrafos en la red nos proponen conocer a Li Zhensheng (en chino, lo siento), fotoperiodista chino conocido especialmente por sus fotografías de la Revolución Cultural China, como reportero acreditado de un diario de provincias. Yo recuerdo muy vivamente la obra de Li (este es el apellido, hay que recordar que en China el apellido va delante y el nombre de pila detrás; una forma de identificar cuando hay duda, es que el que tiene más de una sílaba suele ser el apellido). Hace unos años se realizó una exposición sobre su obra en la sala de exposiciones de la Casa de los Morlanes de Zaragoza, y me impresionó notablemente.
Y no ha sido el único fotógrafo chino que nos han traído desde Cada día un fotógrafo/fotógrafos en la red. También nos hablan de de Mi Zhou, o Zhou Mi, escrito a la occidental, ya que este fotógrafo se encuentra radicado en San Francisco. Es un fotógrafo documentalista, que ha recorrido diversas partes del mundo, y cuyos retratos en blanco y negro, tomados durante sus reportajes, me parece que tienen una gran fuerza.
Dedicaré ahora algunos párrafos a los paisajes. Por ejemplo, Elizabeth Avedon nos trae al fotógrafo italiano Domingo Milella, cuyos paisajes integran con frecuencia restos arqueológicos u otros recuerdos del pasado. Paisajes de colores suaves, con saturaciones moderadas, que nos transmiten reflexión y serenidad. Y la melancolía de esos pasados perdidos.
Enrique Silguero en The HUB nos trae los paisajes de gran formato de Richard Misrach, uno del los precursores coloristas, y sus paisajes me parece que encajan bien en lo que decía al principio cuando hablaba de Hilla Becher. Este norteamericano nos proporciona imágenes precisas, técnicamente impecables, perfectamente descriptivas, pero con más alma que la de los fotógrafos alemanes. A mí me gusta mucho además cómo juega con las escalas, situando al ser humano en su pequeñez ante las dimensiones del mundo que habitamos.
Uniendo el paisaje con la denuncia, tenemos el artículo de L'Oeil de la photographie sobre el trabajo Memento de Péter Kollányi, dedicado a la catástrofe ambiental que supuso el desastre de la fábrica de aluminio de Ajka en Hungría, que liberó una cantidad ingente de "barro rojo" que inundó los campos de los pueblos cercanos.
Como la fotografía de arquitectura ha estado presente también en esta edición de las recomendaciones semanales, traeré también la entrevista que en The Phoblographer hacen al fotógrafo James Attree, especializado en fotografía de arquitectura con cámaras de gran formato. Tiene algunas imágenes realmente interesantes. No necesariamente en el artículo mencionado están sus mejores obras. Visitad la página web del fotógrafo.
Dejemos de lado un poco la fotografía más seria, y entremos en el terreno de lo humorístico o más anecdótico, sin perder por ello la calidad a la hora de ejecutar la obra fotográfica. Así, por ejemplo, también en The Phoblographer nos muestran la obra de Nathan Wirth, que incluye en sus paisajes cuidadosamente ejecutados en blanco y negro, figuras de la ficción fantástica, cinematográfica o literaria, haciendo uso de técnicas de posproducción digital. A mí me han parecido estupendas. Y es divertido reconocer las referencias cinematográficas de cada imagen.
Y en Feature Shoot nos muestran la imaginativa obra de Rich McCor, quien, jugando con la perspectiva, la profundidad de campo, a veces muy extendida, otras convenientemente reducida, y unos recortes en cartulina negra, convierte monumentos y paisajes bien conocidos en algo totalmente distinto, a veces fantástico, a veces totalmente ordinario. Muy divertido y muy bien ejecutado.
Por último, yo había oído hablar de la tarjeta Shirley (Shirley Card). Esta es una tarjeta tradicional de Kodak usada como referencia de colores, en la que durante muchos años se mostraba una sonriente señorita de piel blanca. La chica fue cambiando con el tiempo. Se supone que la primera de las chicas, en los años 40 o 50, cuando la fotografía en color se empezó a popularizar y se publicó la primera de las Shirley Cards, la modelo se llamaba Shirley. Pues bien, en Hasta los megapixeles nos cuenta como durante años las películas en color de Kodak estaban calibradas para una correcta reproducción de la piel caucásica. Las personas de piel oscura, con estas películas, mostraban una alarmante falta de detalle, que apenas se podía resolver con una sobrexposición de la imagen, ya que en ese caso sufrían el resto de los tonos. Parece que el tema se resolvió... por las quejas de los fabricantes de muebles y chocolates... En fin... En las últimas Shirley Cards que publicó Kodak, a partir de los años 90 del siglo XX, ya aparecían varias chicas de diverso color de piel. Aun hoy en día, con las tecnologías digitales, suele haber controversias sobre cómo se reproducen en prensa los tonos de las pieles oscuras. Y hoy en día el rango dinámico de las cámaras, o la latitud de exposición de las películas, no justifica estas desviaciones.
Siguiendo las novedades que inicié la semana pasada, en primer lugar os dejo el enlace al tablero de Pinterest donde podréis encontrar ejemplos de las fotografías que me han llamado la atención durante la semana. Algunas de las cuales traen algunas de las recomendaciones que ha continuación comentaré, y otras simplemente han quedado ahí para quien quiera ver y saber más.
Esta semana he tenido una actividad fotográfica personal muy moderada, casi podríamos decir que bastante baja. No he cogido mucho la cámara, y cuando lo he hecho, sin las ideas muy claras. Pero una caminata una tarde de luz suave y temperaturas más fresquitas por los pinares de Venecia en Zaragoza, me dejó algunos paisajes boscosos. No son bosques frondosos ni ricos. Son más bien pinos poco desarrollados, que crecen como pueden... pero es que tenemos pocos bosques en estas latitudes, algo que hecho mucho de menos.
Empecemos por los fotógrafos más clásicos. Una noticia en el tumblr del MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York) mencionaba las peculiares cualidades de los fotógrafos Grete Stern y Horacio Coppola. Grete Stern fue una fotógrafa alemana que estudió en la Bauhaus, que se vio obligada a exiliarse de Alemania cuando llegaron los nazis al poder, y que tras un estancia en Londres, se casó con el fotógrafo y cineasta argentino Horacio Coppola, con quien se trasladó a Buenos Aires. A partir de ese momento se consideró fotógrafa argentina, llegando a adoptar esta nacionalidad, donde vivió el resto de su vida. Su obra está muy influida por el surrealismo y el piscoanálisis, y tine un carácter muy onírico. Practico mucho el fotomontaje. Desde el momento en que se estableció en Buenos Aires, cultivó otros géneros como el retrato y la fotografía documental, siendo una fotógrafa muy interesante aunque no demasiado conocida por el público.
Otro clásico que nos han recordado esta semana ha sido el británico Cecil Beaton, a partir de un artículo en The New Yorker. Beaton fue fundamentalmente retratista, aunque eventualmente hizo a otros palos, como la fotografía documental durante la Segunda Guerra Mundial. Pero en el artículo nos recuerdan fundamentalmente su faceta como retratista de los famosos del mundo del arte y la cultura, con sus buenas dosis de glamour.
No hace mucho hablaba sobre un libro con las fotografías norteamericanas de Bernard Plossu. Y en Selektor Magazine nos vuelven a recordar esta etapa del fotógrafo francés con una estupenda selección de fotografías muy representantivas del estilo y sensibilidad de Plossu. Siento debilidad por este fotógrafo, así que cualquier excusa me sirve para traerlo a estas páginas.
Un estilo de fotografía que ahora no se ve con frecuencia es la del japonés Watanabe Katsumi en los años 60 y 70. En American Suburb X (ASX) nos recuerdan su trabajo documental en los bajos fondos tokiotas, un mundo de noche con prostitutas, travestidos, espectáculos nocturnos y los gángsters de la yakuza. Una fotografía muy directa, que muestra una realidad que se presupone bastante más difícil que sus sonrientes personajes hacen suponer. No es fácil encontrar referencias en profundidad a este fotógrafo, de todos modos.
De nuestros vecinos franceses han venido noticias relacionadas sobre todo con el festival de fotoperiodismo Visa pour l'Image que se celebra anualmente en Perpiñán. Muy en crisis permanente este sector que sin embargo ha mostrado lo potente que pueden llegar a ser sus resultados con la fotografía del pequeño Aylan Kurdi ahogado en una playa turca de la joven fotógrafa de esa nacionalidad Nilüfer Demir. De todos modos, de los diversos reportajes que se han publicado en L'Oeil de la Photographie estos días, he optado por traer uno de los menos escabrosos, pero de gran belleza formal y conceptual que nos viene de la mano del español Juan Manuel Castro Prieto, y que nos lleva a recorrer las tierras de Perú y a conocer a sus gentes.
Dos artículos han aparecido esta semana con el fotógrafo Todd Hido (tumblr) como protagonista total o parcial. Uno en Lightbox de Time y otro en Aesthetica Magazine. En ambos se trata un tema muy similar, la validez de las técnicas fotográficas con película tradicional a la hora de presentar un cuerpo de obra profesional, significativo y con una posición dentro del mundo del arte fotográfico.
Han aparecido algunas noticias interesantes sobre fotógrafos que reflexionan con sus imágenes sobre el concepto de identidad. Muy interesante me parece el trabajo de Stacey Tyrell, en el que se plantea las consecuencias personales, culturales e identitarias, de ser una persona con ancestros procedentes tanto de los africanos que fueron llevados al Caribe como de las personas de las islas Británicas que también forman de su ascendencia. Los autorretratos de sí misma en poses, con atuendos o maquillajes y peinados que la sitúan entre los tópicos de la cultura europea dominante, con los distintos roles que las mujeres de esta ascendencia suelen tener, contrasta con su clasificación habitual como persona de raza afroamericana. Una colección de sus fotografía y un comentario a este trabajo nos llega via Lenscratch.
Del habitualmente banal tumblr de la Lomographic Society nos llegan de vez en cuando propuestas muy interesantes. Incluyo entrevista en el blog de los lomógrafos. En esta ocasión de la fotógrafa turca, aunque basada en Berlín, Eylül Aslan. Procedente de una cultura muy consevadora en materia de moral con las mujeres, sus fotografías son realmente provocadoras y cargadas de sexualidad, confrontando las convenciones identitarias de las mujeres de su origen turco.
Sobre reflexiones identitarias traemos también a Eyakem Gulilat, en esta ocasión un fotógrafo masculino, aclarémoslo porque estos nombres poco conocidos nos pueden llevar a confusiones. Este fotógrafo es de origen etiope, y también sobre una obra a base de autorretratos nos proporciona una reflexión sobre sus conflictos de identidad. Actualmente está radicado en Tulsa, Oklahoma. Y su trabajo nos lo han mostrado también en Lenscratch.
El paisaje minimalista en blanco y negro, compuesto sobre un formato cuadrado, me gusta mucho. Da mucho juego y es muy elegante. Y eso lo comprobamos una vez más en la obra de Nathan Wirth, y nos lo enseñan en Cros Connect Magazine, una página dedicada al arte contemporáneo y con cierta tendencia a preferir el mundo del diseño y la ilustración, que eventualmente nos trae la obra de algún que otro fotógrafo.
Y unos breves para terminar:
En la edición dedicada a las fotografías de los lectores, L'Oeil de la Photographie nos trae el trabajo etnográfico de Martin Gros sobre la tribu de los Korowais, en Papúa. Me ha gustado.