La fotografía como afición y otras artes visuales

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Curso de macrofotografía con Asafona

Durante la semana pasada, entre 22 y el 25 de febrero de 2016, de 19:30 a 21:00 de la tarde (algo más se estiraba la sesión todos los días), estuve realizando un taller de macrofotografía con la Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza (ASAFONA). Hace un par de meses que he empezado a relacionarme y ser miembro de esta asociación, "empujado" casi literalmente por un par de colegas con quienes coincido también en Fotógraf@s en Zaragoza. He de decir que siempre me he sentido atraído por la fotografía de paisaje, aunque le he dedicado más tiempo al paisaje alterado por el ser humano que al paisaje natural propiamente dicho. No tanto por la botánica y los animales, terrenos donde me siento un poco "pez", nunca mejor dicho. Y la macrofotografía hace tiempo que es una disciplina por la que he sentido curiosidad, más por las posibilidades estéticas que por la inquietud científica, eso sí.

Algunas de las "culpables" de encontrarme en esta aventura fotográfica.

He de decir que me costó un poco entrar en la dinámica de la actividad. Cada organización tiene su cultura, sus formas de hacer las cosas, y no conocía todavía los modos de la asociación. Siempre soy introvertido hasta que voy cogiendo confianza. El curso lo impartió José Benito Ruiz, fotógrafo profesional que se dedica a diversas vertientes o géneros de la fotografía, con una gran presencia de la fotografía de naturaleza en su actividad, y que también dedica una generosa parte de su actividad profesional a la docencia y a la escritura de libros sobre fotografía. Me he quedado con una duda... ¿José Benito... es un nombre compuesto, o es nombre y apellido? La gente le llamaba más Benito que otra cosa...

José Benito Ruiz en plena explicación.

Como digo, me costó entrar en la actividad, especialmente porque el primer día lo dedicó sobre todo a repasar conceptos generales sobre fotografía, desde enfoques plenamente válidos e interesantes, pero distintos a los que he usado yo para formarme como aficionado a la fotografía desde los tiempos de la Spectrum hace 22 o 23 años. Pero en el momento en que entró en material, la macrofotografía con especial hincapié en el medio natural, mi capacidad de meterme en los conceptos se ponían sobre la mesa aumentó muchos enteros. Más cuando dijo, y demostró con imágenes, que su interés personal iba más por los aspectos artísticos o estéticos de la fotografía que por los científicos. Aunque supongo que como profesional estará a lo que demande el cliente.

Me hizo especial ilusión cuando recomendó la obra de Karl Blossfeldt, un fotógrafo alemán a caballo entre el siglo XIX y el siglo XX que acumuló una obra de enorme interés en la fotografía de formas vegetales. Recuerdo que tuve ocasión de visitar una exposición sobre la obra de Blossfeldt en el certamen Huesca Imagen en algún momento de la segunda mitad de los años 90.

José Benito Ruiz y Pili Rubio demostrando la forma de trabajar con una planta del "alcampo" o algún sitio parecido.

Lo cierto es que los materiales con los que vamos a trabajar nosotros no serán los mismos que utilizaba Blossfeldt. Me puedo imaginar al alemán con su cámara de banco de gran formato, encuadrando y enfocando minuciosamente sus muestras vegetales, con un exquisito sentido estético. Nosotros solemos usar las modernas cámaras digitales de objetivos intercambiables. Lo cual es peligroso porque en ocasiones nos hace correr más de la cuenta.

La cámara de las que tengo que mejor calidad puede darme para macrofotografía casi con toda seguridad es la Canon EOS 5D Mark II. Aunque el único objetivo específicamente macro que tengo para este sistema, un viejo Cosina MC 1:3,5 100 mm Macro que alcanza la escala de reproducción 1:2, tuvo un accidente y no funciona bien. Con una lente de aumento complementaria alcanza el 1:1. Tampoco es gran cosa... aunque ofrece unos resultados más que dignos siempre que no se use a plena apertura. Opté por llevarme para las prácticas el Canon EF 1:2,8 200 mm USM II con un juego de tubos de extensión Kenko de 12, 20 y 36 mm.

La EOS 5D Mark II con el 200 mm, los tres tubos de extensión y un multiplicador de focal 1,4x que pasaba por allí.

Tengo también un Pentax SMC-A 1:4 100 mm Macro que funciona con mis cámaras Pentax, también con una escala de reproducción nativa 1:2, al que se le puede acoplar la lente de aumento del Cosina para una escala 1:1. Y un Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 1:2,8 45 mm, para cámaras micro cuatro tercios, que alcanza de forma nativa la escala 1:1, pero tiene una distancia mínima de enfoque poco favorable.

En cualquier caso, para este curso decidí pensar en grande y me llevé el equipo Canon EOS que ya he comentado. Porque el último día de curso, repartidos por grupos hicimos algunas prácticas con las socorridas orquídeas que se venden en grandes superficies. También me llevé mi flash chino para la Canon, que vino bien. Y el trípode, claro.

El equipo Canon sobre el trípode preparado para la toma de fotografías.

Primero probé con diversas configuraciones del 200 mm con uno o varios tubos de aproximación, y utilizando el flash desde distintas orientaciones, siempre convertido en luz difusa con una plancha de policarbonato alveolar, como método barato de conseguir una luz controlada y suave.

Una de las orquídeas fotografiada con el 200 mm y los 68 mm de extensión que dan los tres tubos disponible por el juego de Kenko.
En esta ocasión, solo con el tubo de 36 mm, y un cambio en la orientación de la dirección de la luz del flash.

Algunos resultados interesantes se produjeron cuando cambiamos la luz instantánea del flash por la luz continua de una linterna Omersub Moonlight. Aunque no perfectos, los resultados me parecieron más interesantes. Sin el follón de todo el conjunto de personas participantes que iban y venían, pasaban y traspasaban, pensando un poquito, hubiéramos conseguido una composición y un esquema de luz satisfactorio.

Y también cambiando el feo fondo que eran las paredes del salón de actos de la Agrupación Artística Aragonesa, donde se celebraba el curso.

Ahora a la inversa, primero con el tubo de 36 mm en solitario...
... y finalmente con el juego completo de tubos de extensión.

Un curso que apenas llega a las ocho horas de duración da para lo que da. Lo importante es la generación de ideas, y la adquisición de alguna solución a los problemas de la práctica. Lo siguiente es practicar... hasta morir. Y así, tal vez logremos dominar algo de la técnica.

Nos vemos en la próxima.