Llevo un retraso horrible a la hosra de recopilar en estas páginas las series de cartuchos de película instantánea. Creo que con el que presento hoy, que es del mes de septiembre, son cuatro los que tengo recopilados. Uno de ellos todavía no ha empezado a aparecer en mi cuenta en Instagram, por lo tanto en realidad son tres los cartuchos que no han sido presentados de forma agrupada.
Así que sin más demora, y con casi tres meses de retraso desde que se expusieron estas fotos, os pongo el reportaje "instantáneo" de una tarde domingo a finales de septiembre en la sierra de Armantes, cerca de Calatayud.
Cámara: Polaroid Image System SE.
Película: Impossible Project Black and White type Spectra.
Hace ya mes y medio que fuimos a fotografiar los castillejos de la sierra de Armantes, no lejos de Calatayud. Ya os mostré en su momento algunas de las fotografías que realicé con la pequeña Panasonic Lumix GM5, y si os interesa en estos momentos están apareciendo en mi cuenta de Instagram algunas "polaroids" en blanco y negro que realicé en aquel momento.
Pero hubo más en aquella excursión, que en parte se vio gafada por la mala suerte. Ya comenté en su momento que mi teléfono móvil me abandonó en algún lugar del bosque de pinos que hay que atravesar caminando para llegar a los castillejos desde el lugar donde dejamos el coche. Y también tuve un percance con los carretes de película negativa en color que llevé.
Para esta excursión, y siguiendo la tónica que había adoptado durante el verano, me llevé un cámara con un 50 mm. En esta ocasión, la Leica M2 con el Carl Zeiss Planar 50/2 ZM. La M2 es una cámara ligera y muy agradable de manejar. El 50 mm de Zeiss es uno de los mejores objetivos que tengo. Creo que sólo hay otro que lo supera en nitidez, y comparte la misma montura con él. Cuando llegamos al estacionamiento, cargué la cámara con un carrete de Fujicolor C200.
La Fujicolor C200 es una película modesta; la más económica del catálogo de Fujifilm. Como en otras marcas, han optado por la sensibilidad de ISO 200, una sensibilidad un poco en tierra de nadie, para su producto más asequible. Con Kodak pasa lo mismo, el carrete que me regalaron en Seúl para probar la Leica Minilux también era un 200. Son películas que dan resultados aceptables, pero que no brillan por nada en especial. No tiene un grano más fino ni más nitidez que las de ISO 400 más prestigiosas, que son mucho más útiles cuando la luz empieza a fallar y cuando quieres conseguir profundidades de campo extendidas en paisaje. Y tampoco tiene la sutileza y reproducción de las películas de menos sensibilidad. Pero son baratas y no dejan de ofrecer buenos resultados, bien utilizadas. Es decir, no subexponer nunca, ni pasarse con la sobreexposición, para evitar desaturar en exceso los colores. Estas películas procuro exponerlas bien o sobreexponerlas un paso, pero no más.
Dicho lo cual, en combinación con el Planar 50 mm, midiendo con cuidado con un fotómetro externo, la M2 no lleva fotómetro incorporado, he obtenido negativos bien expuestos, con una aceptable gama de valores, sin luces empastadas ni sombras empastadas, y colores razonablemente fieles.
Dicho lo cual, hay que reconocer una cuestión. A la hora en que llegamos, el sol todavía estaba alto, la luz todavía no tenía una calidad muy adecuada, las escenas eran muy contrastadas, y por lo tanto, las fotografías no son las mejores que se puede conseguir en ese entorno. Mi idea era hacer un primer carrete con esa Fujicolor C200, pero llevar preparado otro con mejores características para el final de la tarde.
La película que llevaba preparada era la Fujicolor Superia XTra 400, que ya he venido utilizando con asiduidad durante el verano. Tiene un paso más de sensibilidad. Tiene un grano y una nitidez al menos del mismo nivel que la C200 si no mejores. Ofrece unos colores más saturados, adecuados para fotografía de paisaje. Y por lo tanto, si se sobreexpone un poco, aunque pierda un poco de saturación, se mantiene a buen nivel.
Si a todo lo anterior le sumas que la luz fue mejorando y haciéndose más agradable, y que llevaba encima el trípode y el cable disparados para permitirme seguir haciendo fotos cuando la luz se hiciese más débil, la cosa pintaba bien... pero no.
El problema de las Leica de hace cinco décadas o más es que tienes que tener mucho cuidado al cargar la película. No es su punto fuerte. De hecho son un verdadero grano doloroso en salva sea la parte. Y aunque estaba convencido de que había cargado correctamente el carrete de Superia 400, lo cierto es que no. Y me puse a hacer fotos que no impresionaron superficie sensible alguna. Cero. Nada.
La tarde estaba parcialmente gafada. Lo del teléfono y esto. Otra vez será. Nos tendremos que contentar con lo hecho hasta ese momento. Y eso sí, la cámara muy agradable de usar, salvo por sus problemas para cargar la película, en combinación con una óptica tan nítida como la del Zeiss Planar 50/2, ofrece mejores resultados que cualquiera de las opciones usadas previamente durante este verano para excursiones similares. Pentax MX con SMC-A 50/2, Canon EOS con EF 50/1,4, Nikomat con Auto-S 50/1,4,... todas ellas son buenas soluciones, pero menos nítidas que las que ofrece el Planar. Convencido estoy.
Entendámonos. El "mal" es relativo; como decía aquel, "si se puede arreglar con dinero". Pero maldita sea la gracia que me hacía tener que rascarme el bolsillo porque un teléfono móvil decidió ir por libre mientras recorríamos un pinar de regreso al coche, volviendo de una muy agradable tarde fotografía de paisajes en la sierra de Armantes. Este es un curioso paraje no lejos de Calatayud, que muchos comparan con Monument Valley. Creo que hay algunas diferencias de magnitud, no obstante... creo.
En fin. Que el puñetero móvil se me perdió mientras triscábamos entre los pinos cuando ya oscurecía, avanzando a la luz de las linternas. Aquí la última fotografía que hice con él, una copia que subí por ayer domingo por la tarde a las redes sociales. El fichero original no tuvo ocasión de sincronizarse con la "nube", y no lo he podido recuperar.
Nos dirigimos hacia el lugar, situado en el Sistema Ibérico zaragozano, entre la vega de los ríos Manubles, Ribota y Jalón, ayer domingo por la tarde, con tiempo para llegar, orientarnos y situarnos. Ciertamente, las formaciones denominadas "castillos" o "castillejos" son muy notables, estética y fotográficamente apetecibles.
Aquí os presentaré algunas vistas realizadas con la pequeña Panasonic Lumix GM5, que le tiene mucho más cariño a mis bolsillos que el desagradecido teléfono de marras. Eso sí, para que me quepa en un bolsillo, la GM5 va calzada del pequeño G 1:2,5/14 ASPH, un pequeño gran angular de tipo pancake, que da muy buenos resultados a condición de que lo diafragmes un poquito. A plena apertura, las esquinas son más flojitas y viñetea bastante el condenado. Pero bueno... está bien.
Estos llamados "castillos" o "castillejos" están formados por sedimentos de arcillas y margas que han quedado elevados de su entorno, más resistentes a la erosión que los yesos que los rodean.
El viento y el agua, escasa esta en la zona, pero a lo largo del tiempo su efecto se va acumulando, se han ocupado de esculpir las formaciones con formas más o menos caprichosas, esbeltas y elegantes.
La pequeña GM5 me la llevé un poco por casualidad. Su objetivo para la jornada era simplemente el de adquirir unas cuantas tomas digitales que me sirvieran para compartir en el blog y en las redes sociales. Cosa que también podría haber hecho simplemente con el móvil. Y entonces, sin tener que pelearse por es espacio en mis bolsillos, igual hubiera vuelto conmigo a casa. Pero soy persona que considera que por mucho que se puedan hacer muchas cosas interesantes con los móviles en la cosa fotográfica, todavía no igualan a un aparato expresamente diseñado, con un poco de talento, para tal fin.
Evidente, el teléfono móvil se enfadó. Y ya veis las consecuencias.
Como he venido haciendo durante el verano en distintas excursiones de interés paisajístico o fotográfico, he sido fiel a la idea que ya comenté en su momento de seguir el ejemplo de Bernard Plossu, y caminar por el mundo simplemente con una cámara mecánica para película tradicional, calzada con un simple 50 mm. En esta ocasión, me llevé la Leica M2 con el Carl Zeiss 50mm f/2 ZM Planar. Con seguridad uno de mis objetivos más nítidos. Me llevé algunos carretes de película negativa en color, de los que usé un Fujicolor C200, mientras la luz fue muy abundante, y un Fujifilm Superia XTRA 400, para cuando el sol fuese bajando y perdiendo potencia luminosa.
No creáis. La XTRA 400 no es menos nítida ni se aprecia más su grano que con la modesta C200. Pero este último carrete llevaba ya tiempo en casa, y era un buen momento para deshacerse de él, y pasar en un futuro a usar exclusivamente su hermana más prestigiosa y algo más sensible.
Tardaré todavía unas semanas en poder enseñar el resultado. Me voy dentro de pocos días de viaje, y no mandaré a revelar los carretes hasta que vuelva. Junto con algún otro que haga esta semana.
También me llevé, como he venido haciendo durante el verano, la Polaroid Image System SE con un cartucho de Impossible Project Spectra Black and White. Ya sólo me queda uno en la nevera con esta marca. Los que encargué dentro de unas semanas ya vendrán con la marca Polaroid Originals. En cualquier caso, cuando les llegue su turno, estas instantáneas irán apareciendo en mi cuenta de Instagram.
Solo me queda terminar agradeciendo doblemente al amigo José Miguel Aznar, también conocido como Masjota, por haberme invitado a esta excursión permitiéndome conocer el paraje, y por haberse ofrecido a volver hoy con su 4x4 al lugar a intentar encontrar el teléfono. En principio acepté el ofrecimiento, pero luego me di cuenta que el asunto tenía un serie de problemas que ayer por la noche no percibí... así que teléfono nuevo tengo desde hace unas horas. Igual me dedico a hacer unas cuantas fotos un rato de estos para comentar sus capacidades fotográficas.