Allí me encuentro con dos personas, fotógrafos aficionados, buenas gentes que conozco de Fotógrafos en Zaragoza, May Bazán y Alex Delgado. En algo hemos coincidido esa mañana, los tres llevamos nuestras cámaras para película tradicional. Aunque yo esa mañana no haré fotos. Por la tarde será otro cantar... y caerán un par de Fujifilm Superia 200 que no sé muy bien porqué tenía por casa, porque siendo una película bastante agradable de usar, no es de mis favoritas
Durante la conversación con May y Alex me informa que en un comercio de Zaragoza, uno de los pocos que quedan dedicados a la fotografía de forma exclusiva y con cierta variedad de servicios, tienen carretes caducados a 50 céntimos el carrete. Me hago el propósito de pasar a mirar.
Unos días más tarde me paso y veo que tienen tres tipos de carretes. Veo unos Fujifilm, negativos en color, pero de cartucho APS... es decir, inútiles para mí desde todo punto de vista... También veo unos Kodacolor Gold, creo que eran de 400 ISO, negativos en color asimismo, pero de solo 12 exposiciones por carrete. En estos momentos, con las tarifas de precios de los laboratorios que uso yo, me parece una tontería. Practicamente sale lo mismo revelar y escanear 12 que 24 que 36 exposiciones... Nah... Y por último encuentro unos Agfa CT Precisa 400, de 36 exposiciones, de los que decido llevarme unos cuantos.
Primer error relativo. Hubo un tiempo en que era fácil distinguir las películas negativas en color de las diapositivas. Agfacolor, negativos; Agfachrome, diapositivas. Fujicolor, negativos; Fujichrome, diapositivas. Perutzcolor, negativos; Perutzchrome, diapositivas. Kodacolor, negativos; Kodachrome, diapositivas. Estas últimas especiales. Las diapositivas de Kodak para revelado estándar E6 se llamaban Ektachrome. Bueno. Creo que lo habéis pillado. No te equivocabas. Si en el nombre comercial aparecía el sufijo "color" eran negativos en color, mientras que si aparecía el sufijo "chrome" eran diapositivas en color. Pero en un momento dado, cuando yo ya me sumergí en la fotografía digital, esta política más o menos universal de nombres comerciales cambió. Y no me dí cuenta que la gama Precisa era descendiente de las Agfachrome y no de las Agfacolor, como yo pensaba. Me llevé diapositivas en color... No es un drama. Yo he hecho muchas diapositivas a lo largo de me vida. Pero reconozco que hoy en día son más adecuados los negativos.
En la fotografía de la locomotora del Harz se pueden apreciar algunos de los problemas de usar diapositivas. Su latitud de exposición, concepto no igual pero con alguna similitud con el rango dinámico del mundo digital, es muy baja comparada con los negativos en color. Eso quiere decir que se lleva muy mal con las situaciones de alto contraste. La Provia 100, una de cuyas versiones se sigue comercializando, la Provia 100F, era de uso general, de colores naturales, no excesivamente saturados, aunque no tenía la latitud de exposición de alguna hermana suya pensada para el mundo del retrato, y era de contraste más suave. Pero entre el intenso color negro de la locomotora y el cielo cubierto pero mucho más luminoso que el suelo, la fotografía está en el límite de la usabilidad.
Otro problema es que las diapositivas llevan peor el paso del tiempo. Cuando una película fotográfica caduca, y va pasando el tiempo, su capacidad de reproducir correctamente los colores se pierde, y también puede verse alterada su sensibilidad. La gracia de usar película caducada es que estos "problemas" se pueden usar con fines creativos, y a quien lo consigue. Pero no me hizo gracia comprobar que mis experimentos tendrían que ser con película diapositiva. En fin. A lo hecho, pecho. Cargué un carrete de Agfa CT Precisa 400 en la Canon EOS 100, le puse el Sigma High-Speed Wide 28 mm 1:1,8, un objetivo muy moderno en su momento, yo lo estrené en Escocia en 1996, con alguna lente asférica, que lamentablemente no funciona con las EOS digitales modernas desde el modelo EOS 10D a esta parte, y me fui una tarde a probarlo.
Y he aquí los resultados...
Los resultados que me llegaron desde Carmencita Film Labs fueron muy desalentadores. Tiene una perdida de sensibilidad de por lo menos un paso. En lugar de a su sensibilidad nominal de ISO 400 debería haberla expuesto a índice de exposición entre 100 y 200. Y como veis en la imagen anterior hay un falta de saturación importante de los colores.
Presenta un grano muy marcado, aunque esto era esperable para una diapositiva de 400 ISO, y más si queda subexpuesta. Y hay un desplazamiento de los tonos cromáticos importante. El "Precisa" del nombre comercial ha saltado por los aires por completo.
Además, como podéis ver, las imágenes han quedado como un queso de Gruyère. Todas llenas de agujeritos. Raúl de Carmencita Film Lab, siempre tan atentos, me sugieren una explicación a este fenómeno que reproduzco:
"Como indicaste en nuestro order form, el carrete E6 esta muy caducado por eso veras que aun habiendo procesado el carrete desde el escaneado hasta la post edición han salido algunas dominantes y muy poca información en las sombras.
También han salido unas manchas circulares en toda la película. ¿El carrete ha sido conservado en la nevera? Pensamos que pueden haber sido gotas de agua condensada por la humedad durante mucho tiempo dentro del chasis."
Yo suelo conservar los carretes en el frigorífico y nunca me había pasado, así que supongo que dependerá de las condiciones de conservación previas...
Cuando uno usa carretes caducados debe saber que se expone a factores incontrolados en los resultados... Pero como digo siempre está la fortuna del azar. En mi caso ha sido mala fortuna. Los resultados son demasiado,... "feos"... y no voy a usar los otros carretes que compré. A 50 céntimos la pieza, poca es la pérdida.
En cualquier caso, la enseñanza está clara. Si queréis arriesgar usando carretes caducados, adelante. Pero no lo uséis para un trabajo importante. Dadles un sentido lúdico. Si luego obtenéis un buen resultado, mejor para vosotros.
Hace unas semanas, en uno de mis paseos habituales de domingo en los que recorro mercadillos o rastros en mi ciudad, Zaragoza, encontré en el de los anticuarios de la plaza de San Bruno algunos ejemplares de cámaras de formato medio de Agfa, anteriores a la Segunda Guerra Mundial. En ese momento, apenas me dio tiempo a examinar una, que me pareció interesante, pero que tenía una serie de desperfectos que impedía su puesta en marcha inmediata. Hubo otras que atrajeron mi mirada, pero en ese momento no tenía ni tiempo ni liquidez para un vistazo más detenido.
Este domingo pasado volví, con la intención de comprobar si todavía estaban por allí disponibles. Y encontré el siguiente modelo de cámara, que posteriormente he identificado como una Agfa Billy Jgetar 8.8, fabricada probablemente entre 1928 y 1931. Probablemente en este último año, porque el objetivo viene identificado como Jgestar 8.8 y no como Jgetar 8.8. Jgetar o Jgestar se leerían como Igetar o Igestar.
La marca de la cámara por lo tanto es Agfa, pertenece a su serie de cámaras Billy, de las que sería uno de los primeros sino el primer modelo, y su objetivo sería un Jgetar o Jgestar con apertura máxima f/8.8. También se podría encontrar identificada como Agfa Billy I, aunque este nombre se utilizaría posteriormente para otros modelos. Sería una cámara “popular”, para uso generalizado, sin muchas complicaciones. Usa película de tipo Agfa B2, similar y compatible con la Kodak 120. Produce 8 negativos de 6 x 9 cm en cada carrete. En realidad los negativos son algo más pequeños, estaríamos hablando de 55 x 87 mm aproximadamente, con lo que la relación de aspecto estaría más cerca del 1,6:1 que del 1,5:1.
Veamos el objetivo, que suele ser uno de los aspectos más interesantes de estas cámaras, y que condiciona en gran medida su uso.
Viene identificado como “Anastigmat”, denominación que en la época se solía aplicar a los diseños basados en el triplete de Cooke, con tres lentes. Este tipo de objetivos fueron muy frecuentes en las cámaras económicas pero dignas hasta los años 60. Podían tener unas prestaciones dignas, especialmente en el centro del campo, y corregían aceptablemente buena parte de las aberraciones ópticas más comunes. En los bordes y las esquinas del campo es esperable una apreciable merma del rendimiento, pero que forma parte de la estética de las fotografías de la época.
Como se ve, no se indica la longitud focal del objetivo. Pero todo señala a que esta es de 100–105 mm, equivalente a la diagonal del fotograma. Una focal estándar para este formato, vaya.
La apertura máxima es muy modesta, f/8,8. Esto permitía tres cosas. Por un lado realizar un objetivo compacto, que permitiera plegar sin problemas las cámara para su transporte. Por oro lado, que se minimizasen las mermas de calidad del objetivo. Finalmente, disponer de una profundidad de campo suficiente para el enfoque por estimación, que luego explicaré. Están indicadas también las aberturas de f/12,5 y f/18; probablemente se admiten todos los valores intermedios por el desplazamiento continuo de la palanquita de accionamiento del diafragma.
Una cuestión sobre los valores. La escala a la que estamos habituados hoy en día, f/2,8 — f/4 — f/5,6 — f/8 — f/11 — f/16, se utilizó inicialmente de forma preferente en Estados Unidos, mientras que en Alemania era habitual la serie f/3,5 — f/4,5 — f/6,3 — f/9 — f/12,5 — f/18. En realidad da igual una que otra, todo es cuestión de costumbre. Pero al final se impuso la americana. En esta cámara, de todos modos, tenemos la alemana.
El obturador admite tres velocidades de obturación, 1/25–1/50–1/100, más la posición B. Con estas condiciones de exposición, y teniendo en cuenta la escasa sensibilidad de las películas de la época, la cámara estaba pensada para ser usada al aire libre, con sol o con nublados moderados. Lo de disparar a mano alzada a 1/25 lo veo delicado, aunque supongo que con entrenamiento será posible. En cualquier caso, lleva rosca para fijar a trípode, así como otra para utilizar con un cable disparador, que puede ser recomendable incluso para fotografiar a mano alzada, para evitar trepidaciones.
Enfoca por zonas, admitiendo dos posiciones; “nah” (cerca) para enfocar a sujetos situados a una distancia entre 2 y 5 metros y “fern” (lejos) para los situados entre 5 metros e infinito. Retratos y paisaje, vamos. Es curioso, pero es efectivo y fácil de usar, dados los diafragmas de trabajo que vamos a usar.
Para encuadrar, disponemos de un visor de tipo “réflex”.
Este visor consiste en lo siquiente. Una lente en el frontal recoge la luz de la escena, que es rebotada por un espejo en 45º hacia una lente superior. La cámara se sitúa a nivel de la cintura, y el fotógrafo compone mirando desde arriba. El visor está articulado para permitir la composición en vertical y horizontal. La salida de la lente superior tiene forma de cruz, para los dos formatos. La imagen se ve invertida lateralmente, como en las reflex con visor de capuchón como las Hasselblad o las Rolleiflex.
No es fácil de utilizar en condiciones de poca luz y bajo contraste. Pero esta cámara no está pensada para eso, así que…
Otro problema es conseguir que la imagen quede correctamente enderezada. No es fácil, aviso.
La cámara, mediante un fuelle, tiene un objetivo retráctil. En posición de transporte, plejada, queda como una caja rectangular, con una pequeña asa, fácil de transportar en bolso, e incluso en el bolsillo de un abrigo o un gabán. Discreta.
En el frontal, apreciamos la rosca para el trípode, y la placa con la marca “Agfa” se puede levantar para formar una pata que permita colocar de forma estable la cámara sobre una superficie como una mesa o lo que sea, y usar con un disparador de cable la velocidad más lenta o la posición B (ver la primera fotografía del artículo).
En la trasera, vemos la típica ventana roja para comprobar el número de exposiciones. La película se avanza con un dispositivo de giro en un lateral. No hay ningún tope que avise de que hemos terminado de avanzar el fotograma, hay que mirar el número que aparece en la ventana roja. Y nada impide que se produzca una doble exposición si te olvidas de avanzar la película.
Veamos algunos ejemplos de fotografías realizadas con este ejemplar. Película Kodak Tri-X 400 revelada con HC-110 durante 6,5 minutos a 20 ºC. Los negativos no me quedaron muy densos, pero no había subexposición de las sombras. Dada las condiciones de iluminación, bastante decentes, me imagino que fotografiar con las sensibilidades de la época tuvo que ser algo delicado.
En condiciones de luz con poco contraste, la imagen queda muy plana. En este caso, tras escanear el negativo, aumenté el contraste en Adobe Photoshop Lightroom. Como se ve, en la zona más luminosa del cielo, se produce una pérdida de contraste adicional. Hay que tener cuidado, como pasa con muchos objetivos de la época que no estaba revestidos, con las fuentes de luz intensas que ocasionan reflejos internos.
Con una luz suave pero mejor que en la fotografía anterior, pasamos a la posición de enfoque cercano para fotografiar esta escultura en la plaza de España de Zaragoza. Sin mayor problema que la necesidad de aumentar un poquito el contraste, esto es una tónica general, y enderezar la fotografía que había quedado, como casi todas, algo inclinada.
Esta situación de alto contraste, sin embargo, se ve beneficiada por las características del objetivo, sumadas a la latitud de exposición de la película. Estamos hablando de un objetivo de hace 85 años, con un objetivo muy sencillo,… las prestaciones en el centro son honorables, dadas las circunstancias.
Una nueva prueba en la posición de enfoque “cercano”, que nos muestra que la cámara no se defiende nada mal en las distancias cortas. Hay una cosa que conviene señalar. El gran tamaño del negativo, 5,5 veces más grande que el formato llamado hoy en día pedantemente “full format” (qué ridícula esta denominación en comparación con el tamaño de estos negativos), contiene una cantidad de información impresionante. Los escaneos de los negativos están realizados a una resolución modesta, pero la óptima de mi modesto escáner, 1800 píxeles por pulgada. Con esa resolución obtengo un fichero digital de 24 megapíxeles, que no está nada mal. Aunque esto permitiría hacer ampliaciones de 40 * 60 cm, esto no haría más que poner de manifiesto las limitaciones del objetivo. Pero ampliaciones más modestas son posibles, con una calidad razonable. Estas son las grandes ventajas de los formatos más grandes.
Las hojas de estos árboles son una prueba difícil de superar para el Jgestar 8.8 de la cámara. Si bien el centro de la imagen está razonablemente nítido, el entramado fino de las hojas de los árboles o del granulado del suelo, sufre la falta de definición en las esquinas. Y eso que estaba utilizando el diafragma a su posición más cerrada, f/18. Con semejante tamaño de negativo, no hay que preocuparse por la difracción, que llegaría con diafragmas mucho más cerrados si fuesen posibles.
Para terminar, una de las pruebas más difíciles para una cámara como esta es hacer fotos a contraluz y con el sol, aunque sea parcialmente, metido en el encuadre. Lo normal es que estos objetivos antiguos y no revestidos se lleven mal con estas situaciones, haya importantes pérdidas de contraste y luces parásitas. La pérdida de contraste se produce, aunque el archivo digital permite recuperarlo con posterioridad. Conlleva una cierta pérdida de definición como se ve en las hojas de la parte superior, que se suman a la pérdida de definición por estar en el borde del campo. Luces parásitas, no. La chica aparece un poquito borrosa debido a su propio movimiento. Con una velocidad máxima de obturación de 1/100 s es difícil congelar el movimiento.
Y esto es lo que ha dado de sí de momento la experiencia con esta cámara. La seguiré usando. Conociendo sus limitaciones, puede ser muy divertida en algunos momentos, como lo son otras cámara clásicas o antiguas de las que dispongo. Como otras veces digo, no hace falta gastar mucho dinero en aparatos nuevos y malos de plástico, por muy de moda que estén, para disfrutar de la fotografía con película tradicional. Mejor rescatemos las cámaras antiguas que todavía están en uso.