Hace unos años descubrí una iniciativa en las redes sociales, en Twitter en concreto, por la que periódicamente se celebra una "fiesta" fotográfica, en la cual se participa de una forma muy sencilla.
En la primera semana del mes de la "fiesta", los participantes cargan sus cámaras con película Ilford FP4 Plus o algunas de sus variantes antiguas, si es que les quedan rollos caducados de las mismas.
En la semana siguiente, la segunda del mes, los participantes se dedican a revelar por si mismos, o remitiéndolos a laboratorios comerciales, los rollos expuestos. Y también digitalizan las fotos para...
En la tercera semana, tercera del mes, claro, se suben a las redes una selección de las fotos realizadas con la etiqueta #fp4party.
Una vez terminado este proceso, hay una selección de fotos y una votación para ver quien/es es/son los ganadores,... que no ganan nada más que la satisfacción del reconocimiento de sus pares. O nada menos.
Yo llevo participando unos años. Es una forma de "obligarte" a mantenerte activo fotográficamente hablando, de "obligarte" a planificarte un poco, de pensar qué fotos quieres hacer, con qué cámaras, con qué estilo, con qué luz según la época del año en la que transcurra. Una serie de cuestiones que nos deberíamos plantear siempre... pero que por las peripecias de eso que llaman "la vida moderna" no siempre hacemos dejándonos llevar por la improvisación. Y ahí estaba yo pensando... cuando "la vida moderna" se me cruzó y tiró por la ventana mis planes. Para el lunes en el que empezaba la semana de salir a hacer fotos, me citaron para mi primera dosis de vacuna con la covid-19. Y el martes por la tarde tuve efectos secundarios de la vacuna. Y el miércoles por la tarde menos, pero me cansé en el trabajo por la mañana y comprando al salir del trabajo, en parte por los efectos secundarios de la vacuna, y ya llegué a casa y me encerré a descansar.
Así que nos plantamos ya en el jueves por la tarde, con media semana "perdida". Por lo que decidí romper la dinámica de una forma sencilla. Cogí la Agfa Synchro Box, la cámara de cajón para película tipo 120, que ofrece ocho negativos de aproximadamente 6 x 9 cm, y tras salir del trabajo me fui a pasear y hacer las ocho fotos. Como recordatorio sirva decir que esta cámara tiene una única velocidad de obturación, que con el tiempo se ha quedado en aproximadamente 1/25 - 1/30 segundo, por lo que hay que tener mucho cuidado en no trepidar la foto, y tres posiciones de diafragma; f/16, f/11 con filtro amarillo incorporado y f/11 sin filtro amarillo. En caso de condiciones de luz con sol radiante, me gusta usar la segunda posición, f/11 con filtro amarillo, porque ofrece algo más de contraste. Y si necesito un extra de profundidad de campo, con una lente de foco fijo, teóricamente en algún punto hiperfocal, uso f/16.
Como todos los demás rollos que hice en lo que quedaba de semana los hice a la sensibilidad nominal de la FP4 Plus, ISO 125, los revelé todos juntos en el mismo tambor, con Kodak HC-110 1+19, 5 minutos y 15 segundos durante 21 ºC. El caso es que debería haber revelado este rollo por separado. Con una situación de abundante luz y con los límites en los valores de exposición que tiene la cámara, el índice de exposición efectivo fue IE 32 - 64 según las tomas. Debería haber disminuido el tiempo de revelado. O aumentado la dilución del revelador. Para matizar el contraste y evitar una excesiva densidad de los negativos. Como no los voy a ampliar en el cuarto oscuro, no me supone un excesivo problema. Las bondades de la película permiten extraer sin problema la imagen al digitalizarla, aun con una sobrexposición de dos pasos, y sin que las altas luces se vean afectadas (en exceso). Pero bueno... lo que debería haber hecho es lo que he dicho. En fin. Os dejo las fotos, y ya os hablaré del resto de los rollos de película que hice para este #FP4Party.
La cuarta semana del estado de alarma en vigor por la pandemia del nuevo coronavirus coincidió con las "fiestas" de Semana Santa. Yo sigo yendo a trabajar cotidianamente, a turnos semanales de mañana y tarde de lunes a viernes; escribo esto estando ya muy avanzada la sexta semana del estado de alarma. Pero en esos días sólo fui de lunes a miércoles. Por lo tanto, las 36 exposiciones de un rollo de 135 normal me parecía excesivas. Por ello, opté por el formato medio. Consideré que las 12 exposiciones que ofrece el formato medio en 6 x 6 cm serían suficientes. Tampoco sabía muy bien qué tiempo iba a hacer. Las predicciones del tiempo variaban con rapidez.
Puesto que todavía se percibía una necesidad de aislamiento extremos por la calle, ir por la misma cargado con una Hasselblad hubiese sido demasiado conspicuo. La mejor calidad, pero hacer números para que me parase la policía, y tener que dar explicaciones. Llevo mi "salvoconducto" oficial,... pero es un rollo tener que explicar que llevo encima la cámara para no morirme de asco el fin de semana y seguir teniendo cosas que hacer, que no es que me falten, además de tener un registro visual de mis vivencias de estos extraños tiempos. Así que opté por llevar una cámara retráctil. Después de darle vueltas al asunto, opté por la Agfa Isolette I, como la más razonable. Ya hablé de ella en su momento. De sus características y sus limitaciones.
Como película, seguí fiel a la Ilford FP4 Plus 125, que se empieza a convertir en mi película por defecto. Da buenos resultados a su sensibilidad nominal o con índices de exposición próximos a ella, con un paso de sobreexposición o subexposición. Y ya he tenido algún ejemplo de que a un IE 400 me ofrece un contraste más potente que su prima la HP5 Plus 400. Lo único que hay que cuidar es que las sombras no se bloqueen. Tenía la intención de exponer a un IE 250, y revelar un poco más largo para aumentar el contraste... pero...
Lo cierto es que las condiciones de luz fueron muy diversas. Y mi cabeza estuvo absolutamente en la luna por cuestiones que no vienen al caso aquí en este blog de fotografía. Y cuando llegó el momento de revelar el rollo, no tenía muy claro qué había hecho con él. Estuve exponiendo por estimación, sin fotómetro. Cosa que no suelo hace mal. Pero no tenía claro si en todo momento tenía en la cabeza el índice de exposición para el que estaba exponiendo. Como durante los días festivos de esa semana se me acumuló también un Delta 400 del que ya os hablé y, paradójicamente, a pesar del encierro, estaba liado con una multitud de cosas, decidí ir por lo cómodo y hacer un revelado desatendido de 45 minutos en Kodak HC-110 1:160 a 20 ºC, con unas ligeras inversiones al principio y a mitad del tiempo de revelado.
No han quedado mal. Un contraste muy moderado pero sobre el que se puede trabajar, ninguna sombra bloqueada, ninguna luz empastada. La nitidez, limitada por el sencillo objetivo que lleva la Isolette. Y de alguna forma, un resultado final que se ajusta al melancólico ambiente de aquellos días. Os dejo algunos ejemplos.
Hace ya un tiempo, Ted Forbes, en su canal The Art of Photography, nos hablaba del reto de fotografiar con cámaras baratas. O extremadamente simples. Cámaras con mínimos controles, en las que lo fundamental era saber cuando era práctico o posible usarlas y esforzarse en sacar lo máximo de ellas. Esencialmente, proponía salir a pasear con una cámara de cajón, esas cámaras que tenían forma de paralelepípedo, de las que las primeras Kodak Brownie fueron el modelo y paradigma. Una lente, un visor, un mecanismo de avance de la película, de formato medio generalmente, una única apertura, a veces dos (sol y nublado) y una única velocidad de obturación, muy lenta, teniendo en cuenta la baja sensibilidad de las películas de antaño. Y un pulsador para activar el obturador, claro. Veamos el vídeo...
Y yo me hice en su momento con una de estas cámaras, la bonita, art-decó, Agfa Synchro Box. Película tipo 120, formato 6 x 9 cm, velocidad de obturación 1/30 segundo + Bulb, y tres posiciones de apertura; f/16 para tiempo soleado, f/11 para tiempo nublado, y f/11 + filtro amarillo para tiempo soleado mejorando el contraste de la escena. Claro, quien se sepa la regla "soleado f/16", 1/30 segundo implica que una película de ISO 125 como Ilford FP4 Plus va a sufrir una sobreexposición de hasta dos pasos con tiempo soleado. Es así. La respuesta tradicional a este problema es... con película negativa en blanco y negro, reduzca el tiempo de revelado, para recolocar los valores medios y las altas luces. Pero eso conlleva una reducción del contraste de la escena que, con un objetivo tan básico como los meniscos que llevan estas cámaras, puede ser excesiva. Obviamente, en un procesado mixto químico y digital, se puede apañar en la fase de procesado digital. Pero esto suele conllevar un problema "molesto". El casi inaparente grano de la FP4 Plus cuando manejas la superficie de un negativo de 54 x 88 mm, seis veces superior a la de un 24 x 36 mm, se vuelve de repente tan aparente como si hubieras utilizado una HP5 Plus en su lugar.
De hecho, lo que te pediría el cuerpo es lo contrario. Aumentar los tiempos de revelado para dar un poco de empuje al contraste de la escena, pero es algo que no haces porque entonces los negativos quedan extremadamente densos. Por cierto, no lo he dicho, pero el revelado del carrete que hoy presento en esta página está realizado con Kodak HC-110 en dilución C (1+19), durante 5 minutos y 15 segundos a 20 ºC, según la propuesta de Emulsive. El tiempo de revelado casi dentro de mi zona de disconfort, pero bueno... controlable. Prefiero tiempos de revelado a partir de los 6 minutos, para amortiguar mejor las pequeñas variaciones en el proceso de revelado por muy cuidadoso y riguroso que seas.
Evidentemente, existen varias posibilidades de controlar la cosa. La primera es utilizar emulsiones poco sensibles. Por ejemplo, las Rollei de ISO 25 o la Ilford Pan F de ISO 50. Pero me hace duelo. Porque son emulsiones pensadas para extraer el mayor detalle posible de la escena,... que se ha perdido de antemano al pasar la luz por el limitado menisco que constituye el objetivo de estas cámaras. Si en el centro de la imagen puede haber cierta nitidez, las esquinas aparecen siempre con una mayor o menor nivel de pérdida de detalle. Es tontería, desde ese punto de vista, usar emulsiones como estas.
Otra posibilidad es colocar un filtro delante del objetivo que reduzca esos dos pasos. Un filtro rojo te roba tres pasos de sensibilidad, un filtro naranja te quita dos pasos, y un filtro neutro, pues según de lo que sea. Pero no hay una rosca pensada para ello. Hay pensar un mecanismo más o menos engorroso para ello. En algún caso lo he hecho colocando la cámara sobre trípode y sujetando con la mano un amplio filtro rojo de 58 mm. Y no me quedaron mal los resultados.
Y por supuesto, hay otra posibilidad, que ya contemplaba al principio de esta entrada. Usa la cámara exclusivamente en situaciones adaptadas a sus posibilidades. En días nublados, o en la sombra, con menos luz de la que hay en un día soleado. O confórmate con lo que hay, concéntrate en el encuadre, asume las consecuencias del revelado que te da un negativo denso pero usable, o tira de procesado digital para resolver el contraste, o de los recursos que el cuarto oscuro te brinde para ello, asumiendo los efectos secundarios, especialmente si los puedes usar a tu favor estéticamente.
En cualquier caso, recordemos que Cartier-Bresson afirmó aquello de que "la nitidez es un concepto burgués", que el contenido y la expresividad de la imagen no se pierde por defectos en la misma. Y que lo importante es como te curres la estética y el concepto de la misma.
Las fotos de hoy están tomadas en el barrio de San José de Zaragoza y en la ribera del Canal Imperial de Aragón a su paso por el límite sur de este barrio zaragozano.
No mucho que explicar sobre el funcionamiento, absolutamente básico, de la Agfa Synchro Box, sobre el que ya me explayé en su momento. No me voy a repetir en lo que ya expliqué en su momento y podéis consultar en el enlace anterior, salvo en algunos aspectos concretos en los que me apetece insistir.
La Synchro Box, con su acabado tipo art-déco, es probablemente la cámara de cajón para película de formato medio más bonita que conozco. Especialmente cuando está en tan buenas condiciones como la mía, con su estuche-bolsa bandolera original. Y como comentaba en su momento, sigue siendo un aparato absolutamente válido en el sentido de que cuanto más constreñidas están las posibilidades del fotógrafo, cuantos menos automatismos dispone, cuanta menos intervención tecnológica cabe en el momento de la toma, más debe estimular su imaginación y su creatividad para obtener un resultado decente o interesante. Lo cual es posible, incluso en una cámara de este tipo, tan elemental.
En los dos últimos meses, de abril y mayo, hemos intentado con unos amigos realizar una pequeña sesión de fotografías, de retrato, de carácter particular. Si al final se consuma, no veréis los resultados puesto que ya digo que es privada. Pero debido a que este año en Aragón hay primavera, y no hemos pasado directamente del invierno al verano, la inestabilidad meteorológica ha impedido que en las tardes de sábado en que teníamos todos los implicados disponibilidad para ejecutar el proyecto, las condiciones no han sido adecuadas. Este sábado pasado parecía que sí, incluso cogimos el coche y nos llegamos hasta Fuendetodos, donde estaba prevista la sesión, donde sigue estando prevista la sesión, que no se ha podido culminar. Al llegar allí había un nublado, a ratos importante, y amenaza de lluvia, que se concretó en un tormenta muy poquito después.
En cualquier caso, además del equipo previsto para la sesión, eché en mi mochila la Agfa Synchro Box y unos rollos de Ilford Delta 100, como complemento lúdico de la jornada.
Antes de llegar a Fuendetodos, ya nos dimos cuenta de que la tarde no iba a acompañar en las condiciones de luz, por lo que nos tomamos la cosa con tranquilidad. Entre Jaulín y Fuendetodos quedan restos de trincheras de la guerra civil española, y paramos un momento a visitarlos. Están en la misma orilla de la carretera. Luego en Fuendetodos, nos dirigimos a la Nevera Culroya, que mis acompañantes no conocían... y ya se puso a llover. Este es un nevero artificial, que algunos datan en el siglo XVIII, rehabilitado, donde se introducía la nieve para la producción de hielo.
En cualquier caso, la amenaza de lluvia nos hizo regresar al coche,... y no terminé de hacer las fotos previstas.
Por ese motivo, al día siguiente decidí darme un amplio paseo por el Parque del Agua de Zaragoza con la Synchro Box. Terminando de ese modo el rollo ya empezado, y exponiendo un segundo rollo, también de Ilford Delta 100. La mañana del domingo fue de sol radiante, y temperaturas agradables, casi podríamos decir que se pasó calor si permanecías mucho rato alejado de la protección de unas sombras.
Por ese motivo, con el fin de mejorar el contraste de las fotos, opté por usar la posición de la apertura que incluye un filtro amarillo, oscureciendo el cielo y haciendo destacar las posibles nubes que en el mismo flotasen.
Quiero recordar que la calidad de las imágenes son muy limitadas, y que sólo el amplio tamaño del negativo, en torno a los 57 x 89 mm permite obtener imágenes razonables con ampliaciones moderadas. La calidad de la imagen es decente en el centro de la imagen, pero se degrada rápidamente en los bordes del campo del fotograma y en las esquinas. Aunque eso puede formar parte de la gracia de la estética de estas fotografías. No obstante, es un aspecto a tener en cuenta a la hora de componer la fotografía, ya que el objeto principal habrá de estar centrado para que se vea con nitidez, obligando a compensar la composición de formas poco habituales, al no favorecer la famosa "regla de los tercios" la calidad fotográfica del objeto principal con estas ópticas tan sencillas.
Otro problema es que la composición a través del visor prismático de la cámara es muy precaria, y con frecuencia las fotografías me quedan inclinadas, especialmente si utilizó la cámara a mano alzada y no sobre un trípode con un nivel que nos ayude a equilibrar la composición. El uso de la cámara a mano alzada también compromete la nitidez puesto que la velocidad de obturación es muy baja, y hay un riesgo importante de trepidación si no se acciona la palanquita del disparador del obturador con cuidado.
En cualquier caso, conviene dar aire en la composición por los recortes que se introducen al enderezar la imagen con posterioridad.
El ISO 100 de sensibilidad nominal de la Ilford Delta 100 es un exceso para las condiciones de esta cámara en condiciones de luz diurna. Con sol radiante prácticamente se produce una sobrexposición de un par de pasos. Aplicando la regla del soleado f/16, para una apertura de f/16, o de f/8-11 con filtro amarillo, bastaría una velocidad de obturación de 1/100 s. Pero no creo que esta cámara obture mucho más deprisa que 1/25 o 1/30 segundo. Dos pasos de sobrexposición. Con el nublado de la tarde anterior en Fuendetodos, la sobrexposición fue de un paso como mucho, pero aun así existió. Afortunadamente, las emulsiones modernas, incluso una tan exigente en materia de exposición como las de la familia Delta de Ilford, se comen sin problemas esta sobrexposición, sin empastar las luces.
Uno pensaría que la mejor opción para revelar la película en estas condiciones de exposición es la de acortar el tiempo de revelado, para compensar el exceso de luz que impresiona la película. Pero la óptica de estas cámaras no destaca precisamente por su elevado contraste, y un revelado más corto conlleva siempre un contraste más suave en la imagen.
Yo prefiero usar una revelado desatendido con cualquiera de las variantes del Rodinal que actualmente hay en el mercado, en mi caso la Adox APH 09, con una dilución de 1+100, durante 60 minutos a 20 ºC con una agitación muy muy muy muy limitada, casi inexistente. Eso hace que las partes del negativo que más luz han recibido agoten enseguida el revelador que tienen en su vecindad, mientras que si algún fotograma hubiese quedado más limitado de luz, las sombras sigan aprovechando la acción del revelador durante todo el tiempo que dura el revelado. Es lo que se llama un revelado compensador.
No me cansaré de insistir en que, aunque muchos ven en este tipo de revelado una posibilidad de hacer un forzado sin complicarse la vida mucho en el proceso de revelado, cuando mejores resultados da es con películas de sensibilidad media o baja, bien expuestas. El grano siempre queda contenido por la propia naturaleza de estas películas, cosa que no sucede con las películas más sensibles, en las que se hace muy notorio, y conseguimos mantener la nitidez de los detalles por la acutancia que proporciona el revelador. Desde luego, la irregularidad en las exposiciones que resulta de una cámara con tan limitadas posibilidades de intervención, también habla a favor de este tipo de revelado. Con esta técnica, consigo buenos resultados.
Salvo en las fotografías con el tiempo más nublado, en las que he realizado reservas y quemados en el procesado digital una vez escaneado el negativo con mi Epson Perfection V600 Photo, el resto están prácticamente sin tocar, con muy pequeñas correcciones en la exposición para situar los tonos en su lugar adecuado.
Y bueno... llevar una de estas cámara es una forma de pasear de forma muy agradable, entretenida y creativa.
Tengo pendiente terminar un trabajo derivado de un taller de fanzines fotográficos que realicé recientemente. Pero en mis dos últimas semanas he tenido mucho menos tiempo disponible de lo que esperaba,... cosa que se puede mantener todavía hasta mis proyectadas vacaciones a principios de junio. En cualquier caso, durante las actividades de ese taller realizamos un paseo fotográfico un domingo de abril por las calles del centro de Zaragoza, que culminamos en el mercadillo dominical de la plaza de San Bruno. Y mientras buscaba oportunidades fotográficas, es decir, para realizar fotos, me encontré con otro tipo de oportunidades fotográficas. En el ámbito de las cámaras antiguas. En uno de los puestos del mercadillo me encontré por un precio muy muy barato para lo que suele ser con la siguiente cámara en un estado de conservación bastante bueno. La compré. Menos dinero que salir un sábado a cenar tomándose una cerveza al principio de la tarde y un combinado al final de la noche.
Se trata de una de las típicas cámara de objetivo retráctil y para película de formato medio, tipo 120 en este caso, que tanto abundaron entre finales de los años 20 y los años 50 del siglo XX. En este caso, se trata del modelo Agfa Isolette I, cámara alemana que ofrece negativos de 6 x 6 cm. En realidad, aproximadamente en este caso de 57 x 57 mm. Uno de los principales problemas de estas cámaras, que no puede ser revisado con claridad en el momento de la compra, es el estado del fuello, que en ocasiones puede tener filtraciones de luz, inadvertidas al inspeccionarlas. En este caso, el aspecto era muy bueno, y el vendedor aseguraba que no tenía. Al contrario que muchos otros vendedores de mercadillo, tenía una razonable cultura fotográfica.
A pesar del nombre, no es la primera iteración de los modelos Isolette de Agfa. Si no he contado mal al investigar su origen, es el tercer modelo de esta serie, cuyos primeros modelos de antes de la guerra mundial e inmediatamente posteriores a esta se estilaban como Jsolette. Todos estos modelos eran muy similares entre sí, admitiendo distintas configuraciones de objetivos y obturadores bajo la misma denominación del modelo.
Como pude comprobar más adelante, el estado general de la cámara está realmente muy bien, más allá de la impresión inicial que ofrece el aparato, que es buena. Los fuelles están en muy buen estado, sin filtraciones de luz. El objetivo enfoca con suavidad, y sus ajustes de diafragma y velocidad de obturación tampoco presentan ninguna dificultad.
El objetivo se anuncia como un Agnar 85/4,5. Un focal un poquito más larga de lo habitual en estos aparatos, habitualmente 75 u 80 mm, y una apertura bastante favorable para la época y el tamaño del aparato, en el que no era raro que la luminosidad máxima de los aparatos más populares fuese f/6,3, un paso más oscuro que este que tenemos entre manos. El obturador de tipo central ofrece velocidades de 1/25, 1/50 y 1/200 segundos, aunque se puede ajustar en cualquier posición intermedia. También ofrece una posición B y una rosca para cable disparador. El obturador hay que armarlo manualmente antes de disparar la foto. El diafragma se ajusta también de forma continua entre f/4,5 y f/32. Y el enfoque es por estimación,... con la escala de distancias en pies. Debió ser un aparato destinado a su venta en el Reino Unido.
No me supone mucho problema esta cuestión, a pesar de ser un aparato para enfocar por estimación. Las distancias de 10, 15 y 30 pies aparece marcadas. La primera y la última en rojo. Corresponden, aproximadamente, con los 3, 5 y 10 metros. Las marcas rojas corresponden a los modos de retrato y la hiperfocal, y en la escala de apertura se corresponden con una marca situada cerca del f/11, que es la apertura propuesta como más adecuada para este aparato. La distancia más corta de enfoque es de 3 pies, o sea unos 90 cm.
La película que se usa es el formato 120 de toda la vida, y el contador de exposiciones son las marcas en el papel protector de la película que se ven a través de la ventanita roja en el dorso de la cámara. Muy oscura. En condiciones de poca luz no siempre se ve bien. No hay prevención para la doble exposición. Así que si te despistas a la hora de pasar de fotograma tras la realización de una foto, es probable que cometas este error con facilidad. El visor de la cámara es un visor directo muy sencillito y no demasiado fácil de usar, especialmente si alguien lleva gafas.
¿Y qué tal las fotos?
Para probar la cámara usé un carrete de Ilford FP4 Plus que expuse a su sensibilidad nominal de ISO 125 y revelé en Rodinal según las indicaciones estándar con una dilución 1+25 durante 9 minutos a 20 ºC, con una agitación continua moderada durante medio minuto, y luego cuatro inversiones cada 60 segundos.
Los negativos me quedaron muy densos, lo cual me hace sospechar, teniendo en cuenta que fui cuidadoso a la hora de medir la luz con un fotómetro externo, que las velocidades de obturación no son exactas y son inferiores a lo anunciado. Es algo que pasa con cierta frecuencia con los obturadores mecánicos tan antiguos.
El objetivo, que se anunciaba como un triplete de tres elementos no agrupados con un revestimiento sencillo, pero revestidos al fin y al cabo, tiene un contraste entre moderado y bajo. Especialmente si no colocamos la luz principal de la escena a nuestras espaldas. Con luz lateral o frontolateral, se pierde contraste. No digamos ya si la luz principal está en el encuadre, en posición frontal.
Las fotografías que aquí muestro están digitalizadas con el Epson Perfection V600 Photo a una profundidad de color de 16 bits, en monocromo, con el fin de obtener una abundante información para un tratamiento posterior de la imagen en un proceso mixto químico-digital. Hay que esmerarse en la fase digital del procesado para obtener unas imágenes con un poco de fuerza. Y eso tiene como consecuencia que el grano de la FP4 Plus, habitualmente contenido, se haga más presente.
Desde que se me estropeó el obturador la Voigtländer Perkeo II he andado huérfano de una cámara de formato medio bolsillera de este tipo. Había oído hablar bien de estas Isolette, y mucho mejor todavía de las Super Isolette, de Agfa. Pero se nota que el objetivo de esta cámara que os comento hoy está muy por debajo del objetivo tipo Tessar que lleva la Perkeo II y, probablemente también, las Super Isolette. Estas últimas además llevan un telémetro de coincidencia que permiten enfocar con más precisión.
El enfoque por estimación no me supone problema, para el uso que habitualmente se le da a estas cámaras. La presunta lentitud del obturador que he detectado me molesta un poco más. Limita las velocidades utilizables y provoca unos negativos excesivamente densos. Pero realmente las limitaciones ópticas del Agnar son las que me han hecho enfriarme sobre las posibilidades de llevar en el bolsillo de las chaquetas esta cámara durante mis viajes como hacía con la Perkeo II.
Ahí queda de todos modos para un uso eventual y lúdico. Ya que por lo demás... la cámara está bien.