Ha sido una semana extraña. Corta, laboralmente hablando por la fiesta regional del lunes, pero intensa. Con diversidad de noticias que señalan de forma grave el divorcio entre la sociedad civil del país y sus poderes públicos, especialmente el ejecutivo... que ya era bien conocido, y de forma grave, el judicial. Con sentencias que resultan absolutamente incomprensibles, y que señalan los muy diferentes valores éticos que predominan en el conjunto de la sociedad y los que predominan entre la judicatura. Los jueces están quejosos por las protestas y los reproches que la sociedad les hace y piden respeto. Pero en la torre de marfil en la que parecen instalados, imperfecta torre de marfil de expedientes interminables y retrasos en la administración de justicia, siguen sin reflexionar de donde viene este divorcio.
No obstante, también ha habido tiempo para la fotografía. He hecho pocas. He trabajado, por primera vez, el proceso de elaboración de un fanzine fotográfico, ya os hablaré de ello. Y me llegaron los resultados de un par de carretes en color recientemente revelados. Aunque uno, del que ya os hablé, date del 5 de marzo, y el otro, que utilizaré para ilustrar esta entrada, sea de febrero. Fotos realizadas con la Leica Minilux y película Fujicolor Superia Xtra 400.
Y hoy es el día de la fotografía estenopeica... a ver si tengo tiempo esta mañana de hacer algunas fotos con alguna de mis cámaras.
En el mundo de la fotografía internacional, la noticia más destacada ha sido el fallecimiento, a una edad relativamente joven, del fotógrafo francoiraní Abbas (1944 - 2018). Un fotógrafo de larga trayectoria que ha sido testigo de muchos acontecimientos que no dudaremos en calificar de históricos. Es muy conocido, y es probablemente el trabajo por el que más se le ha recordado estos días, por sus reportajes documentando la revolución islámica en Irán. A mí me gustan más los reportajes, más pausados, estéticamente más cuidados, y con notable profundidad, que dedica a documentar las manifestaciones de las principales religiones en el mundo, especialmente las abrahámicas en un principio, pero dedicando también importantes espacios al budismo y al hinduismo. Un fenómeno, el religioso, que sigue siendo fuente de conflictos en un siglo, el XXI, en el que el conocimiento adquirido por la raza humana hace tiempo que tendría que haber puesto sordina a los dogmas irracionales de la visión del mundo de los teócratas o aspirantes a serlo.
El martes fue el aniversario del desembarco de tropas de la entente en la península de Gelibolu, más conocida por su nombre griego de Gallipoli. Además de ingleses y franceses, un gran número de tropas eran de origen australiano y neozelandés, países que en aquellos momentos eran más bien vistos como extensiones británicas que otra cosa. Pero aquel desastre en el que tantos jóvenes de esos países perdieron la vida o quedaron gravemente dañados física y psicológicamente sirvió para generar un sentimiento nacional diferenciado de su antigua metrópoli británicas. Y desde entonces se celebra el día ANZAC, nombre que recibió el cuerpo expedicionario con tropas de esos países (Australian and New Zealand Army Corp). Curiosamente, muchos de los documentos fotográficos de aquel desastre impulsado por Winston Churchill fueron tomados por los propios soldados. Kodak sacó al mercado por aquel entonces un pequeña cámara, la Vest Pocket Kodak, que admitía película de formato 127, de 46 mm de ancho, y que permitía según la cámara, realizar negativos de 4 x 3 cm, 4 x 4 cm, 4 x 6 cm, o 4 x 6,5 cm. Este último era el formato de la Vest Pocket, o sea que con un tamaño contenido, se podían tomar fotos de cierta calidad por la información recogida, a pesar de las limitaciones de la cámara. Lo curioso es que se publicitó como la cámara del soldado... como si estos se fueran de vacaciones o de campamento con alegres compañeros y no a servir de carne de cañón. Nos lo han contado en On this Date in Photography. El día ANZAC también recuerda a los fallecidos en otros conflictos, como la Segunda Guerra Mundial, en la que especialmente los australianos vieron amenazado su territorio por la belicosa actitud del Imperio del Sol Naciente.
En Magnum Photos han dedicado también un artículo a uno de los más notables trabajos de Bruce Davidson, y uno de los más tempranos, puesto que lo realizó con solo 24 años, demostrando una madurez inusual. Se trata del reportaje que realizó del mundo del circo, con una intimidad y una profundidad pocas veces vista en un mundo que ya se desvanece tal y como era conocido en aquellos momentos.
Como he comentado al principio, el mundo de la política está convulso desde hace un tiempo. Y se suceden las noticias que aumentan el divorcio entre la sociedad y los poderes públicos, como los chanchullos de la ya cesada presidenta de la Comunidad de Madrid, de cuyo nombre no quiero acordarme. Con gran tino, en el grupo de Facebook de Full Frame, alguien desempolvaba una iniciativa del diario El País hace tres años en vísperas de las elecciones que auparon a la presidencia a la energúmena en cuestión. En ella, el prestigiado fotógrafo Alberto Schommer retrataba a una serie de políticos, candidatos a alcaldías y presidencias en la Comunidad de Madrid, mostrando sus manos abiertas como símbolo de limpieza, de que nada tenían que ocultar. Una de aquellas políticas,... la energúmena en cuestión. Qué peligrosas son las declaraciones tajantes. Y cómo ha ido perdiendo este medio de comunicación su visión y capacidad crítica. Otro divorcio entre poderes y sociedad, el de los medios de comunicación. Cada vez más preocupados de defender intereses particulares que de informar verazmente a los ciudadanos.
Vayámonos por otros derroteros. Fotografía y performance. La fotografía como medio de inmortalizar otras formas de expresión del arte contemporáneo. Y en Cross Connect Magazine nos han mostrado la obra de Li Wei (inaccesible en estos momentos; mientras, probad en Very Private Gallery para apreciar más ejemplos de su obra o el Facebook del artista) (instagram), inmortalizando en fotografías las performances de personas y personajes de la China contemporánea en actitudes levitantes sobre escenarios urbanos, que implican no poco grado de reflexión y crítica social.
Otra forma de performance con reflejo fotográfico es cuando el artista adopta caracterizaciones y se fotografía a sí mismo en esos papeles. Hay numerosos ejemplos de esta forma de expresión, muy querida de artistas mujeres. El último ejemplo nos llega desde Cada día un fotógrafo/Fotografos en la red, y se trata de la austriaca Irene Andessner.
Volviendo a la cultura china, una mezcla de sensualidad femenina, pero también de sensación de soledad y alejamiento son los retratos, muchas veces parciales de Yuan Tang, que realiza a mujeres chinas que viven en Nueva York, alejadas de sus familias y sus orígenes. Y teniendo que afrontar los prejuicios de sus orígenes, aun en la ciudad cosmopolita por excelencia. Retratos realizados exclusivamente con película tradicional. Nos lo mostraron en Booooooom.
En Líneas sobre arte, una recomendación que también vino del grupo Full Frame, nos hacen un comentario sobre una fotografía de 1993 de Jeff Wall, una fotografía que es un montaje a partir de más de cien instantáneas distintas, no necesariamente tomadas por el artista, y que actualiza una obra clásica de Hokusai, una de las treinta y seis vistas del monte Fuji. Wall es un un fotógrafo conceptual que principalmente trabaja la fotografía escenificada, aunque dando la impresión de ser una fotografía espontánea, y con frecuencia se inspira en pintores clásicos. Sus obras suelen mostrarse en gran formato y en forma de transparencia retroiluminada, y tienen un fuerte compromiso social.
Y por último, me llamó la atención el artículo en Yorokubu sobre el uso del flash en fotografía. Especialmente el flash directo, el que está montado sobre la cámara. Un elemento que es considerado agresivo, casi violento por parte de muchas personas, y que es a partes iguales odiado y amado por distintos fotógrafos. Yo lo uso en escasísimas situaciones, pero hay fotógrafos que lo usan sistemáticamente. Me ha parecido una reflexión interesante.
La semana pasada esta sección dominical dedicada a mis recomendaciones fotográficas se dedicó a las exposiciones de PHotoEspaña. Por lo tanto, para este último domingo de julio, tengo acumulados enlaces de prácticamente toda la segunda quincena de julio. Espero poder irlos exponiendo sin que se haga muy pesado.
En cuanto a las fotografías acompañantes,... pues he tenido visita foránea este fin de semana. De esas que cuando llegan el viernes se te calienta el corazón, y que cuando se van el domingo, te queda una vacío muy dentro. Pero que se le va a hacer, mejor disfrutar durante un par de días que nunca. El caso es que ayer salimos por la tarde a encontrarnos con alguien que veranea en la provincia de Huesca. Y nos acercamos al castillo de Loarre. No entramos. Eran más de las siete y media cuando llegamos. Fue un paseo. Mi cámara digital fracasó estrepitosamente... porque olvidé ponerle tarjeta. Menos mal que eché a la bolsa la Pentax MX con un carrete de negativos en color y la Polaroid Image System con un cartucho de Impossible Project en blanco y negro. Os dejo algunas fotografías de este último, y os recuerdo que mi cuenta de Instagram está dedicada en exclusiva a la fotografía instantánea.
Empecemos primero por lo más antiguo cronológicamente, que no tiene porque serlo socialmente. Alice Austen fue una fotógrafa que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX, y que a los 18 años ya dominaba el oficio aunque nunca fue una profesional porque no era concebible en esa época que una mujer se dedicase profesionalmente a la fotografía. Sin embargo, sus fotografías eran mucho más frescas, espontáneas y modernas que los de sus contemporáneos. Existe la sospecha de su naturaleza homosexual, derivado del contenido de muchas de sus fotografías con mujeres que muestran afecto entre sí, realizan actividades que rompen las normas de la época o se disfrazan de hombres. Pero dadas las restricciones de esa época, es difícil de decir, o si las etiquetas simples actuales valen para definirlas. En cualquier caso, lo hemos visto y leído en Artsy y nos ha interesado.
Durante este verano, en Magnum Photos están saliendo reportajes de fotógrafos que emprenden viajes importantes y los reflejan en sus fotografías. En estas dos últimas semanas hemos podido conocer el viaje por carretera a Nueva Orleans del francoiraní Abbas cuando tenía 24 años y que resultó en su primer ensayo fotográfico, y el viaje de Dennis Stock a California en 1968, año especialmente revuelto en la historia del siglo XX. Ambos están muy bien, me gusta mucho este género de la road photography, y alguna vez he pensado en practicarlo yo un poco. Coger unas vacaciones el coche y recorrer un territorio, parando de vez en cuando a fotografiar algo que me parezca significativo o representativo. El problema es que no me gusta mucho conducir. ¿Quizá practicar la railroad photography? Eso estaría bien, aunque hoy en día los trenes van demasiado rápidos...
El mejicano Oscar Colorado nos ha realizado varias propuestas interesantes en las dos últimas semanas. Series fotográficas comentadas en profundidad y biografías de fotógrafos siempre interesantes. Recomiendo mucho seguir el blog de este profesor universitario de fotografía.
Si el pasado domingo hablaba de la obra de Antoine D'Agata en la que se sitúa a sí mismo y su atribulada vida en el centro de su obra fotográfica, no podemos olvidar que probablemente la fotógrafa más destacada en este aspecto es Nan Goldin con su seminal serie La Balada de la Dependencia Sexual, que supuso un antes y un después de cómo afrontar el reportaje fotográfico en los años 80.
Otra fotógrafa destacada en su campo es la francesa Sarah Moon (Marielle Warin), y su etérea fotografía que abraza un pictorialismo conntemporáneo para una forma distinta de afrontar la fotografía de moda. No siendo este un género que me atraiga especialmente, hay varios motivos para ello en los que no entraré ahora, y no siendo el pictorialismo mi estilo fotográfico favorito tampoco, la obra de Moon siempre me ha parecido muy interesante. Ya sabéis, la nitidez es un concepto burgués... dijo Cartier-Bresson.
Por último, ha presentado la galería dedicada a Takuma Nakahira, un fotógrafo japonés de los que asumieron las propuestas visuales de la revista Provoke. Are, bure, boke,... grano, barrido y desenfoque. Y un fuerte contraste, para una fotografía muy enganchada a la realidad social y política del país en los años 60. Un fotógrafo muy crítico y muy comprometido políticamente.
Me gusta desde hace ya un tiempo el trabajo de la fotógrafa británica Olivia Arthur. Y si ya en ocasiones había encontrado motivos para ello, su presencia el año pasado en la exposición homenaje a Inge Morath en la que recorría el Danubio acompañada de otras fotógrafas ganadoras del premio que lleva el nombre de la fotógrafa austriaca organizado por Magnum Photos. En las páginas de esta agencia ha aparecido estos días un artículo dedica a Little Mogadishu, sobre la vida de las mujeres emprendedoras en la comunidad somalí en Estados Unidos. Tienen mucha alma las fotos de Olivia Arthur, si perder su visión precisa de la realidad.
A Joan Fontcuberta hay quienes lo aman y hay quienes lo odian. Estamos en un país muy cainita. Unido al hecho de que fuera de nuestras fronteras mantiene cierto prestigio, me hace sospechar un poco de los que lo odian. Pero es cierto que de vez en cuando toma caminos arriesgados. A través de Facebook llegué a un artículo de El nacional.cat, que hablaba del reportaje sobre las vedettes del Molino realizado por un olvidado fotógrafo de los años sesenta y setenta, Ximo Berenguer. Ahora sabemos que se trata de fotos tempranas en la carrera de Fontcuberta, y que el tal Ximo Berenguer es un invento suyo. Una provocación para poner en solfa a los medios de comunicación actuales en la era de la posverdad. Es decir en la hora en la que muchos sueltan sus mentiras y nadie las pone en duda. A mí sí me convence el planteamiento, aunque no faltan como he dicho las voces críticas o dubitativas contra el fotógrafo catalán con crudeza. Pero realmente es necesario luchar duramente contra las falsedades de la época y contra la connivencia que los medios de comunicación tradicionales muestran. Y que conste que arriesgo a las iras de alguien por enlazar un artículo publicado en un medio catalán proindependentista, lo cual quiere decir que también sucumbe con frecuencia diaria en el engaño de la posverdad.
Pero pasemos a cuestiones más ligeras. Chris Lowell (Instagram) es un actor frecuente en las series de televisión norteamericanas al que últimamente hemos podido ver en GLOW, cuya primera temporada comenté recientemente en mi Cuaderno de Ruta. Pues bien, hay que añadirlo a la nómina de gentes del mundo de la interpretación a las que gusta hacer sus pinitos con la cámara de fotos. Nos lo han contado en Lomography Magazine. Armado con una Hasselblad 503CX o una Leica M7, y película Kodak Tri-X 400, hace unas fotografías que no están nada mal. Incluso nos ha ofrecido unas fotografías tras las bambalinas de GLOW. Y están bastante bien, incluso en color. O en blanco y negro.
También en el Lomography Magazine nos sorprendieron con unas curiosas fotografías de Miles Aldridge en las cuales los personajes de Game of Thrones cambiaban de época y de ambientación, trasladándonos más a las décadas de la posguerra mundial con la fuerte saturación de la Ektar 100 usada con una Rolleiflex 6001. Originalmente aparecieron en Time.com, y aunque tienden ligeramente al kitsch, como buena parte del trabajo de Aldridge, no me disgustan nada.