La fotografía como afición y otras artes visuales

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Aprendiendo a iluminar - Probando con distintos sistemas

Tradicionalmente me he considerado aficionado a fotografiar con luz ambiente. Con la luz natural en exteriores, o con la luz artificial disponible en interiores o en las ciudades de noche. Era mi preferencia, decía. Aunque desde hace unos años me venía picando la curiosidad las cosas que hacen algunos fotógrafos con uno o dos flashes. Para acabar de enredarla, hace un par de meses leí una afirmación de estas que te pican: "Aquellos que alaban la naturaleza de la luz ambiente frente a la luz de los flashes, y se niegan a usarlos, es que no saben utilizarlos". Algo de eso hay. Aparte del puntito de vagancia a la hora de acarrear un trasto (o varios) más en la bolsa.

Después ha venido otra inquietud. La de iniciarme con interés en la naturaleza muerta o bodegón. Y darte cuenta que no puedes depender siempre de tener una ventana estratégicamente situada. Que a veces hay que complementar con otra fuente de luz, o directamente crear tú la iluminación que te interesa. Nos decía Alfred Stieglitz que la principal fuente de aprendizaje del fotógrafo es observar. Y de la observación se deduce fácilmente que muchos de las más interesantes o bellas naturalezas muertas fotográficas resultan de un control muy cuidadoso de la luz.

Ya comenté hace unas semanas que estaba probando un flash para Olympus que definitivamente voy a adquirir, el FL-600R. Tiene un tamaño relativamente compacto, que tiene la ventaja de que no da tanta pereza acarrearlo, y el inconveniente de que no puede ser tan potente como los buques insignias de otras marcas. Admite una multiplicidad de modos: TTL (medición through the lens, a través del objetivo), A(utomático), M(anual), A SL(ave, esclavo), M SL y RC (remote control, control remoto). Todo tipo de formas de compensar la exposición, y se puede controlar cómodamente desde la cámara compatible en modo RC; incluso si se maneja en exposición manual, en mi caso la Olympus OM-D E-M5. Lo cual te evita toquitear en los botones y en la pantalla trasera del aparato, que no está mal, pero es mejorable. Cabezal totalmente orientable, y una luz LED continua que en un momento dado puede venir bien como luz de modelado. Permite mediante un modo estroboscópico sincronizar a todas las velocidades de obturación, a costa de perder potencia. Pero viene bien para usar como flash de relleno, ya que se puede usar con los objetivos con el diafragma bastante abierto. Para poderlo usar como esclavo sin cables, hay que disponer del pequeño flash que viene como accesorio con la cámara y que hay que instalar en la zapata de accesorios.

Tengo también un flash para Canon EOS, un Speedlite 420EX. Algo más potente que el anterior, no mucho, y también más grande, pero con un grave inconveniente. Sólo se puede usar en modo TTL, montado sobre la cámara o como esclavo, eso sí. También tiene modo estroboscópico para sincronizar a todas las velocidades de obturación, y también se puede controlar desde la cámara aunque no con todas las posibilidades que admiten los modelos más modernos. Para usarlo como esclavo sin cables, ya que la EOS 5D Mk II no tiene flash incorporado, hay que tener un flash compatible instalado sobre la zapata de accesorios. En mi caso, el pequeño Speedlite 90EX que me vendieron de segunda mano hace unos meses.

En ambos sistemas, se puede configurar para que el pequeño flash accesorio dispare el principal, pero sin que su luz intervenga en la exposición de la escena. Así que son dos sistemas muy similares, aunque el de Olympus es muchísimo más versátil por la variedad de modos de la que dispone.

De los tiempos de la cámara Pentax, tengo un flash Metz, un poquito menos potente que los anteriores, y que sólo admite los modos M y A. Ya veremos si con el tiempo lo puedo integrar en el ajo o no. Tengo una célula accesoria para que pueda ser disparado a distancia, por el destello de otro flash. Pero es mucho más simple que los anteriores.

Recientemente he adquirido un kit para iluminación que consta de un trípode para el flash, con un cabezal que permite poner el flash y un paraguas difusor o reflector, y un paraguas blanco difusor. También un conjunto de reflectores de luz 5 en 1 (blanco, translúcido, dorado, negro y plateado). Según la página de Strobist (también en español), muy respetada por quienes se inician en estos menesteres, este es el equipo mínimo para iniciarse. También se me ha recomendado que en lugar de paraguas utilice una ventana difusora, y por la mínima experiencia de este fin de semana empiezo a entender algunos porqués, pero el coste del kit con el paraguas incluido frente a los elementos comprados por separado, sin paraguas era un euro más caro. Aparte el coste de la ventana. Iremos aprendiendo con esto y luego ya iremos ampliando.

Puestos ya con todo este material, y con un juego de baterías AA de Ni-Mh cargadas, este fin de semana me he puesto a familiarizarme con el material. Nada de crear "arte" todavía. Eso no es posible si no estás perfectamente cómodo con la técnica. Es difícil tener la cabeza en dos sitios a la vez, se diga lo que se diga. Empecé el sábado con el material Canon. Como el Cosina AF 100/3,5 MC Macro intentó suicidarse y sufrió ciertos daños, decidí usar el Canon EF 70-210/3,5-4,5 USM junto con el juego de tubos de extensión de Kenko, en caso de que necesitase una distancia de enfoque más favorable. Como en los diafragmas a usar, entre f/8 y f/16, este objetivo va bastante bien, no necesitaba nada más sofisticado. Veamos la instalación.

En las recomendaciones semanales de ayer, ya se podían ver algunos ejemplos de las fotos realizadas. Todas ellas a base de bodegones muy sencillos con frutas frescas, de lo que tenía en la nevera. De paso que hacía fotos, merendaba.

Lo cierto es que no me costó casi nada familiarizarme con el funcionamiento del sistema, y el sistema E-TTL de Canon disparado a distancia funcionó de forma muy consistente. Como no tengo flashímetro, hice un par de tomas de prueba, determiné la corrección que tenía que introducir en el flash, y a funcionar. Como veremos en la siguiente prueba, el uso del reflector dorado, dotaba a las imágenes de un tono algo más cálido, que me resultaba agradable. Aunque en las frutas resultaba más natural.

Ya el domingo por la tarde, decidí a poner en serio a leerme el manual de instrucciones del FL-600R de Olympus. Porque por muy intuitivo que me pareciera el aparato en las semanas anteriores, había algunas cosas que no me estaban quedando bien. Tras comprobar todas las posibilidades, acabé probando el aparato en modo TTL y en modo manual. La instalación, más sencilla que el día anterior. El modelo otra de mis cámaras antiguas. De fondo, el partido de rugby del Seis Naciones entre Irlanda e Inglaterra, en el que la Pérfida Albión mordió el polvo.

Nuevamente, ambos modos mostraron su consistencia. Teniendo en cuenta que el fondo, y la mayor parte del fotograma, está dominada por el gris neutro de una carta Kodak, al medir la intensidad del tono y su descomposición en los tres colores primarios en Lightroom, pude medir la consistencia de la exposición.

Decir que en la parte central de la fotografía, si los valores medios teóricos tenían que ser R (rojo) 50% G (verde) 50% B (azul) 50%, lo obtenido fue aproximadamente R 46,9% G 46,4% B 46,0%. O sea casi en la diana. La exposición casi perfecta, aunque probablemente la fotografía se beneficiaría de una corrección de +1, para luego resituar los valores en Lightroom. Es decir, se podía "derechear" el histograma. Había margen para ello. Aunque no la muestro aquí, con el flash en manual, con un diafragma f/16 e ISO 200, la óptima para la OM-D E-M5, con 1/16 de potencia obtuve esa exposición que luego me podría dar el mejor resultado tras revelar el archivo RAW.

Terminé jugando con un pequeño pero eficaz difusor Walimex que compré para usar de forma portátil, sujetándolo en este caso con la mano desde el lateral, y reflejándolo contra el reflector. También con buen resultado.

En fin. Como ya he dicho, un par de tardes para familiarizarme con el material, para que poco a poco sea más instintivo su uso. Con el tiempo, espero que vengan los resultados.