Por décimo año consecutivo, despido el año con esta entrada de 12 meses representados por 12 fotografías. Iniciativa del año 2007, en el Cuaderno de ruta claro, inicialmente, que posteriormente se desdoblaría en dos, separando los viajes, y más recientemente en tres, dándole su espacio a la fotografía con película tradicional.
Como en otros años, el de la fotografía del encabezamiento, este soy yo. Con una salvedad; no la hice yo. Me la hizo mi sobrino Diego, al que en ese momento le faltaban unos días para cumplir los 7 años, en Aguarón.
Repito lo que ya dije el año pasado. Estas doce fotografías, una por cada mes del año, no pretenden ser representativas de nada,… o de todo. Están realizadas todas ellas en Zaragoza, mi ciudad, para bien y para mal, con las cosas que me gustan de ella y las que odio. Así que si estas fotografías han de representar algo es que estoy vivo y miro al mundo.
No me enrollo más, simplemente os dejo con las doce fotos de doce meses de este 2016 que se nos acaba, deseándoos todo lo mejor para el 2017 que se nos echa encima.
Y si alguien compara... sí, es casi un copia y pega de la entrada de hace un año, salvo las fotografías, pero es que ya me parece bien el texto como está.
En 2016 se ha producido un cambio notable en mis costumbres fotográficas. Si hasta el año pasado y durante las últimas rondas solares la fotografía con película tradicional era un complemento o un entretenimiento que se producía de vez en cuando, pero mi forma de fotografiar principal era la toma digital, en este año ha cambiado. En proyectos muy concretos y en los viajes, la toma digital es la predominante. Pero para mis paseos, para mi entretenimiento cotidiano, para el día a día, la película tradicional ha ocupado un lugar principal. 2016 ha sido también un año donde he hecho muchas pruebas, algunas con éxito, otras con menos. Las iré resumiendo mes a mes.
ENERO
Dos temas fundamentales. El primer el taller de fotografía estenopeica con Beatriz Aisa que reunió a ocho aficionados con esta estupenda fotógrafa y persona. El segundo la fotografía en interiores con Cinestill 800T, película cinematográfica adaptada a un uso como película negativa color de alta sensibilidad calibrada para luz de tungsteno. En ambos casos, experiencias muy satisfactorias.
MARZO
Habiendo anunciado el fabricante chino de las cámaras Holga que cesaba la producción de estas cámaras, me hice con un modelo básico. Sin flash, con lente de cristal. Lo probé en la excursión a Anento con Fotógraf@s en Zaragoza.
MARZO-ABRIL
Con febrero un mes un poco anodino en experiencias fotográficas, marzo y abril fueron sin embargo dos meses de gran experimentación. Fundamentalmente, durante esos dos meses me hice con una serie de objetivos antiguos con montura de rosca M42, de los cuales uno japonés, el Takumar 35/2 de Pentax, y el resto una colección de diversos 50 - 58 mm de los países de la antigua Europa comunista, especialmente la República Democrática Alemana y la Unión Soviética. Con ellos vinieron alguna cámara Praktica y Zenit, a precios absolutamente ridículos. La Zenit fracasó poco después. Pero es poco importante.
ABRIL
Con abril llegó también la primera de las dos quedadas analógicas que se han celebrado, con gentes de Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) y la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ). Desarrollada en el entorno de la Expo 2008, tres cámaras distintas me llevé. Aunque una de ellas quedó tocada y averiada. No sin antes proporcionarme unas dobles exposiciones muy interesantes. Y también estrené un objetivo de la antigua RDA...
También sucedió algo que plantó en mí la semilla de la inquietud por la fotografía instantánea, aunque tardaría unos meses en germinar. Emilio Molins se llevó su Instax Wide.
MAYO
En mayo estaba encantado con los dos pequeños objetivos de tras el telón de acero, que con la Pentax MX hacen un equipo compacto y ligero. Y capaz de funcionar en condiciones impensables para mí.
JUNIO
En el final de la primavera y principios de la primavera hice cosas diversas, pero destacaré dos de ellas. La excursión a Bubal y Jaca con Fotógraf@s en Zaragoza, a la que me llevé la Hasselblad 503CX, y el viaje a Islandia, al que me llevé la Olympus mju-II.
JULIO
Julio estuvo cargado de experimentación. Por ejemplo, fotografía estenopeica sobre película con una Holga Wide Pinhole o con una Ondu 6x12 Multiformat.
También usando la película cinematográfica Cinestill 50D, de baja sensibilidad y calibrada para luz de día, adaptada a su uso como negativo en color tradicional.
Y me hice con un zarrio, una Vivitar Ultra Wide & Slim, cámara de plástico con un gran angular en el entorno de los 21 mm, y que tengo que aprovechar más. No da gran calidad, pero es muy expresiva.
AGOSTO
En agosto usé varias cosas, pero lo más destacable o específico fue que desempolvé mi cámara más antigua, la Agfa Billy de 1928, con la que con un poco de cuidado se pueden conseguir fotos muy interesantes. Y con su negativo de 6 x 9 cm, recoge información en cantidad a pesar de su flojo triplete como objetivo. También, con esta serie comencé a experimentar con el revelado de la Ilford XP2 Super como película en blanco y negro tradicional en lugar de proceso C-41. Con buenos resultados.
SEPTIEMBRE
Este mes también fue dado a experimentar y probar cosas. Usé más la Hasselblad 503CX, probé los procesos forzados con película Portra 400 y me llevé la Fuji GS645S a una excursión al matarraña con Fotógraf@s en Zaragoza. Un no parar.
OCTUBRE
Empecé este complejo mes con una quedada de Fotógraf@s en Zaragoza a la que me llevé la Hasselblad 503CX.
Y el evento más importante del resto del mes fue que me traje de Hong Kong una Plaubel Makina 67, una cámara que empezó dándome unos resultados excelentes y mucha satisfacción, pero que con el uso ha empezado a mostrar filtraciones de luz y voy a tener que llevar a revisar. Una pena, porque por lo demás está en excelente estado. Pero son los riesgos de adquirir material clásico que ha podido estar mucho tiempo parado y sin mantenimiento.
OCTUBRE-NOVIEMBRE
Durante el verano me hice, por un precio ridículo, con una pequeña Olympus PEN EE3, cámara de medio formato, es decir, que en un carrete de 35 mm obtienes el doble de exposiciones que con una cámara habitual. Hice un carrete paseando por Zaragoza, en la excursión a Monreal del Campo para fotografiar la flor del azafrán y en una escapada a Madrid.
NOVIEMBRE
Dos quedadas marcaron este mes. La primera de ellas fue la segunda quedada analógica del año, continuación de la anterior que hicimos en abril, y que nos llevó al Gran Capitán en Montañana y a la Cartuja de Aula Dei en Peñaflor. Allí comprobé que definitivamente la Makina 67 no iba bien. Pero también comprobé que la Leica M2, con revelados forzados incluidos, va mejor que nunca. Con todo tipo de focales.
A la segunda quedada de noviembre, organizada por Rafael Ricote y pensada para hacer fotografía callejera por el casco viejo de Zaragoza, opté por llevarme un equipo improbable para este fin, la Hasselblad 503CX con el respaldo para Super Slides, 16 exposiciones de 4 x 4 cm.
DICIEMBRE
Y en diciembre germina la semilla de la fotografía instantánea que se planto en el mes de abril. Desempolvo la Polaroid Supercolor 635 que tengo por casa, gasto la película Polaroid 600 que me quedaba en el Chocoencuentro de Fotógraf@s en Zaragoza, y me hago con unos cartuchos de Impossible Project 600, para ir conociéndonos.
En la última semana del año, tengo una de cal y otra de arena. Busco paisajes con niebla con la Fuji GS645S, que no quedan bien por culpa de un revelado mal hecho.
Y me voy al parque con la Hasselblad 503CX y la Polaroid Supercolor 635. Con esta me llevo una lente de aproximación, consiguiendo algún modesto éxito,... pero necesito más práctica.
Comienzo como otros años con mi resumen y balance del año. El 2016 que se nos va, que como muchos años ha tenido sus cosas buenas y sus no tan buenas. Pero mi recuerdo de los años siempre lo expreso en forma de fotografías, que muchas veces llevan asociadas recuerdos. Y también muchas veces, esos recuerdos pueden ser íntimos o privados, aunque las fotografías que los representan sean públicas. Soy celoso guardián de mi intimidad, mis recuerdos más próximos son míos. Pero hay imágenes próximas que los representan y puedo y quiero publicar. Y como digo, empiezo el balance con los viajes.
No me quejo. En absoluto. Ha sido un buen año en lo que se refiere a los viajes de larga distancia y recorrido, con algún incidente, pero sin mayores consecuencias. Sin embargo, siento que no he podido aprovechar tanto en miniviajes, esas escapadas de un día o un fin de semana, que también son muy necesarias, y a las que he tenido que renunciar durante el año en varias ocasiones, por motivos diversos. Lo dicho, celoso guardián de mi privacidad.
Tras los dos primeros meses, en los que se puso de manifiesto que iba a ser un año raro y complicado para las excursiones y escapadas de fin de semana, un sábado por la mañana de marzo hubo una pequeña excursión de Fotógraf@s en Zaragoza a Anento. Fue como un punto de partida. Por sencillo que fuera.
Pocas semanas más tarde llegaba mi primer viaje internacional del año. Ya se ha convertido en un clásico mi escapada a Italia de Semana Santa, que este año, por mor de unos festivos que se nos debían, se estiró algo más. Y el destino fue las ciudades de la Umbria y el sur de la Toscana. Lugares de gran belleza, física y cultural, y que además carecen de las aglomeraciones de otros destinos más afamados en la península itálica.
Vuelta tras las vacaciones de Semana Santa a los fines de semana gafados hasta que a principios de junio consigo escaparme un sábado a Madrid para visitar algunas de las más destacadas exposiciones en PhotoEspaña 2016.
También con el comienzo de la primera mitad de mis vacaciones de verano pude escaparme con Fotógraf@s en Zaragoza al valle de Tena y Jaca, en una excursión muy divertida.
Y llega el viaje estrella del año. Islandia era un destino deseado desde hacía muchos años. Aunque siempre habían surgido problemas para hacer realidad el deseo. Incluso este año estos problemas surgieron hasta la misma víspera del viaje, pero mi decisión era clara y al final aterricé en la bella isla cercana al ártico, y a caballo de dos placas continentales. Difícil resumir la variedad de paisajes y estímulos visuales de esos días.
En julio, aprovechando todavía algunos días de vacaciones, aprovecho otro día para volver a visitar algunas exposiciones más de la interesante edición 2016 de PhotoEspaña. Y la exposición del Bosco en el Prado. Esta vez con visita a lugares poco conocidos del Jardín Botánico de Madrid.
En agosto me proponen visitar el sur de Suecia, quizá Copenhague, y si hay suerte Estocolmo. Voy de acompañante en un viaje... llamémoslo de negocios,... pero que me permitió conocer mucho del arte moderno y contemporáneo en aquellas tierras escandinavas. Y los tres lugares nos dio tiempo a visitar.
Septiembre fue saludado con una nueva escapada con Fotógraf@s en Zaragoza, que han sido los que me han permitido escapar en parte a mi maldición de las excursiones de este año. En esta ocasión, una divertida excursión a la comarca del Matarraña en la provincia de Teruel.
Y con la segunda mitad de mis vacaciones, entrado ya el otoño a principios de octubre, surge un viaje relativamente inesperado, y que va a resultar también un éxito, rico en experiencias y visualmente muy interesante. Nos vamos a Hong Kong. Y desde la antigua colonia inglesa en China, me escaparé también a visitar Macao. También difícil de resumir visualmente las experiencias de esa semana.
Octubre fue también la ocasión de compartir una día de intensa fotografía con unos estupendos colegas, esta vez de ASAFONA (Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza), a la que me apunté a principio de año, y que no he aprovechado ni la cuarta parte de lo que pensaba. Me voy a dar otro año de oportunidad, a ver cómo funciona. En esta ocasión, fotografiando la flor del azafrán en Monreal del Campo, provincia de Teruel.
Y en noviembre, organizamos una quedada de amigos diversos en Madrid, con la excusa de la exposición de Renoir en el Thyssen-Bornemisza. A pesar de la lluvia, lo pasamos bien.
Cerraremos el año con una escapada cercana a fotografiar el viaducto de alta velocidad de Rodén, en un mes de diciembre en el que también se han frustrado un por de excursiones por el mundo... Esperemos que esto mejore en 2017.
Como previa a este artículo de hoy, os hablé el sábado pasado de mis experiencias con la fotografía instantánea a través de un modesta cámara de gama baja Polaroid de la serie 600. De alguna forma, el recuperar este material tenía como objetivo comprobar si estaba lo suficiente en forma para el uso que pensaba darle. Como cada año, Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) (Flickr, Facebook, Instagram) organiza su fiesta anual previa a las fiestas de fin de año en el segundo domingo de diciembre. Es una tarde de fiesta. Nos reunimos a las cuatro y media de la tarde para la foto de grupo, paseamos por el ambiente navideño de la plaza del Pilar de Zaragoza, cantamos nuestro "villancico" y, a las seis de la tarde, nos reunimos en un restaurante cercano para hacer el balance del año y merendar un tradicional chocolate con churros.
Este año decidí que lo iba a documentar con la Polaroid Supercolor 635. Con dos cartuchos de auténtica película Polaroid 600 que conservaba en la nevera, más dos cartuchos, uno en color y otro en blanco y negro, de Impossible Project 600 que compré el sábado, me dirigé al encuentro. Estos dos últimos no los usé. Antes de llegar al lugar de la cita, probé la cámara...
Con las condiciones de luz, tarde de niebla en Zaragoza, bajo contraste, buenos tonos en las paredes de ladrillos, una ligera sobrexposición, y tonos oscuros quizá faltos de profundidad. Pero un aspecto general agradable. O por lo menos, según mis preferencias estéticas.
Así que armado con la veterana Polaroid y su correspondiente cartucho de 10,... bueno, ya sólo 9 exposiciones. La dinámica fue la siguiente. Cuando la polaroid correspondía a un retrato individual o como mucho de dos personas, una vez completamente revelada, hice entrega de la copia al retratado a cambio de permitirme hacer una fotografía con la cámara digital de la persona y de la copia polaroid. Constancia de su existencia en mi archivo fotográfico. Por ejemplo, la polaroid de Papá Noel o la del reno.
Sin embargo, cuando la polaroid incluía un grupo de gente más amplio, la copia me la he quedado yo, se guardará convenientemente, y se digitalizará para ser compartida digitalmente. En este caso, están digitalizadas con la aplicación para el teléfono móvil PhotoScan de Google, que ofrece una resolución de sobra para la información contenida en una polaroid. Como por ejemplo, este grupo de entusiastas de la fotografía, con espíritu navideño, esperando a la foto de grupo.
Hay que considerar que las copias polaroid tienen un modesto tamaño efectivo de 7,9 cm de lado. Excluyo el marco de la imagen y la base más grande por contener los químicos para el revelado que se extienden gracias a los rodillos que la exprimen al salir la foto. Quizá el tamaño en pantalla al que se ven en esta entrada sea excesivo, y eso de sensación de baja nitidez. Pero las copias en si mismas en papel se ven simpática. Lo que me hace insistir en un tema. La fotografía de verdad está pensada para acabar copiada o impresa en papel a un tamaño adecuado y elegido por el fotógrafo.
Una vez hechas las aclaraciones técnicas, pasemos a lo que fue el ChocoEncuentro FeZ. Como digo, primero organizarse tras la Lonja de Zaragoza, junto al caballito del minutero para la foto de grupo, lo que llevó su rato de caos, dado que además había que incluir la ronda de saludos o presentaciones. Entre quienes no se veían desde hacía tiempo o los que eran novedad en el sarao.
Después de la foto de grupo, paseo por la plaza del Pilar, que más que dedicado a hacer fotografías, que se hicieron, bastantes, se dedicó a muchas conversaciones. Conversaciones sobre fotografía, y sobre otras cosas. Momento adecuado para hacer algunos retratos con la polaroid entre las personas con las que ocasionalmente entablé conversación. No voy a poner todas, sólo algunas. Por no aburrir.
Eso sí, entre medias, una vez llegados al gran árbol de navidad frente al ayuntamiento de la ciudad, nueva reunión conjunta para la segunda actividad de grupo. Cantar en forma de "villancico" nuestra felicitación a todos los aficionados de la fotografía y a todos las personas que por la plaza se encontraban en ese momento. No vamos a hacernos ricos gracias a la música, pero por lo menos hacemos unas risas.
Durante todo este tiempo, aun se fueron sumando más personas. Creo que el cálculo global estaba en más de 70 personas, que a las seis en punto nos dirigimos a un restaurante cercano como ya he dicho, para hacer el balance del año, ver un vídeo resumen de las actividades del año, comer el cchocolate con churros y realizar el tradicional sorteo de regalos.
Entre unas y otras de estás actividades, y ya con el segundo cartucho de polaroids, seguí haciendo algnos retratos más. Ya digo que no pongo todos por no cansar. Pero al final de la tarde acabé con las 20 exposiciones de los dos cartuchos originales de la marca Polaroid que me quedaban y que habían estado guardados en nevera durante al menos ocho años.
Pero todo lo bueno se acaba. Algunos más voluntariosos aun siguieron una rato más entrada ya la noche tomándose algunas cervezas. Pero otros, cansados, porque el día había sido largo al menos en mi caso, y al día siguiente había que trabajar. A las ocho de la tarde, sólo quedaba una exposición en el cartucho que sirvió para una última foto a un pequeño pero significativo grupo de personas. La experiencia de ir a cuestas con la Polaroid, muy satisfactoria y divertida. Y me quedaron los dos cartuchos de Impossible Projecto, que lo cierto es que esperaba reservar para ser usado otro día en situaciones más controladas. Es un material con el que no estoy familiarizado, muy caro, y que no sé que resultado va a ofrecer. Ya os contaré.
Y dentro de un año... un nuevo ChocoEncuentro de FeZ. O por lo menos eso esperamos todos.
En varias ocasiones ya os he hablado de mi cámara Hasselblad 5003CX, uno de los modelos relativamente avanzados de la gama Hasselblad V. Que son las cámaras clásicas de Hasselblad, réflex, de medio formato, de las que uno habitualmente obtiene los conocidos fotogramas cuadrados de 55 x 55 mm aproximadamente. O redondeando, como se hace habitualmente, de 6 x 6 cm. Se diferencia de las Hasselblad H, que son las que están mejor preparadas para alojar respaldos digitales, que cuando usan respaldos para película son de fotogramas rectangulares de 6 x 4,5 cm (55 x 42 mm aprox.) Las dimensiones de los sensores digitales en los respaldos de este tipo varían.
El caso es que hay varios respaldos disponibles para el sistema Hasselblad V. El mencionado formato 6 x 6 cm se puede conseguir con el respaldo A12, 12 exposiciones con película tipo 120, o con el respaldo A24, 24 exposiciones con película tipo 220. Esta última ya no se consigue. Pero también están los respaldos A16 y A32, que ofrecen 16 y 32 fotogramas de 6 x 4,5 cm sobre película de tipos 120 y 220 respectivamente. Y estaba el impresionante respaldo A70, que ofrecía entre 100 y 200 fotogramas, según el grosor de la película, sobre rollo de 70 mm de película de doble perforación. Creo que eran fotogramas cuadrados también de 6 x 6.
Y luego estaba el A16S. Donde la S según algunos sitios viene de "square", cuadrado, es decir 16 exposiciones cuadradas sobre película del tipo 120, y según otros viene de "superslide", es decir, fotogramas aptos para los marquitos de diapostivas tipo "superslide". El marquito tenía las mismas dimensiones exteriores que uno para fotogramas de 24 x 36 mm, pero albergaba un fotograma de 40 x 40 mm aproximadamente, de los que caben 16, en efecto, en un carrete de película del tipo 120.
El caso es que, además de la 503CX, tengo otro cuerpo de Hasselblad. Un 500CM que me regalaron porque no funciona. Probablemente se pueda arreglar, no sé lo que me costaría. Pero teniendo el 503CX en funcionamiento, no he sentido la necesidad. Y venía, viene, con un respaldo de tipo A16S. Estos son poco valorados hoy en día. Supongo que el dueño original se desprendió de él, y se quedó con los A12 mucho más útiles. La única ventaja actual del respaldo A16S es que puedes hacer un 33% más de fotos que con el A12 habitual. 16 frente a 12. Pero uno hace formato medio para tener un negativo notablemente más grande y con abundancia de información ¿no? Los negativos de 6x6 tienen 3,5 veces más superficie que los de 24x36, mientras que los de 4x4 no llegan al doble. Un 85% más grandes. Que no está mal si lo pensáis bien.
Otro efecto de usar un negativo más pequeño es que la focal efectiva de los objetivos aumenta. Es lo que pasa con las cámaras digitales tipo APS-C con respeto a las de fotograma completo. En este caso, un Planar 80 mm f/2,8, que ejerce de objetivo estándar, con una ángulo de visión en la diagonal del fotograma equivalente a un 44 mm en el formato de 24 x 36 mm, se convierte en esa focal en tierra de nadie, un equivalente a un 61 mm, que ni es un estándar ni es un teleobjetivo corto.
Demasiado largo para el reportaje, un poco corto para el retrato... Psssss...
No obstante, este domingo, ante la oferta del buen amigo Rafael Ricote para salir a hace un fotopaseo el domingo por la mañana, al que se apuntaron otros cuatro animosos amantes de la fotografía, decidí utilizar este respaldo. El único motivo era... por usarlo... y por tener la posibilidad de hacer un 30% largo más de fotografías con la misma cantidad de película. Por cierto, que el amigo Rafael también ha comentado este paseo en su blog, donde aparezco yo mismo en acción.
No lo voy a negar. Entre que la focal, ese equivalente a un 60 mm, es inusual, y que para ahorrar volumen me llevé el visor de capuchón, el que nos ofrece la imagen invertida lateralmente, en lugar del pentaprisma, no me encontré tan cómodo como otras veces. Y eso se notó en algunos fallo en los fotogramas. Por ejemplo en alguna fotografía con el enfoque poco atinado. Aunque con efectos más o menos logrados.
El hecho de que a ratos nos acompañase la lluvia, con muy escasa intensidad eso sí, tampoco ayudaba a mejorar la nitidez. En ausencia de un trípode que no me apeteció llevar, difícil encontrar apoyos sin chipiarse la ropa o las manos. O la cámara. Y eso que la temperatura no estaba excesivamente fría, que eso también contribuye a veces a que los cuerpos metálicos se manejen más incomodamente. No es que eso pase con la Hasselblad que ya está pensada para que los agarres estén razonablemente protegidos. Pero al fin y al cabo es una cámara más pensada para el estudio o para la toma controlada que para la fotografía callejera improvisada. Quizá hubiera hecho mejor en llevarme el Distagon 50 mm f/4. Con el que hubiera tenido el equivalente a un 38 mm, en lugar de un equivalente a un 28 mm que es lo que sucede con el respaldo A12.
La digitalización de los negativos está hecha con la cámara digital Panasonic Lumix GM5 y el objetivo Panasonic Leica DG-Macro Elmarit 45 mm f/2,8 ASPH OIS. De esta forma, he obtenido una resolución espacial efectiva por fotograma de alrededor de 12 megapíxeles. Las tres cuartas partes de los 16 megapíxeles totales que ofrece el sensor de la GM5. Con el escáner Epson Perfection Photo V600, a su resolución óptima de 1800 píxeles por pulgada, sólo hubiera obtenido 8 megapíxeles por fotograma. Sólo merece la pena para negativos de 6 x 4,5 en adelante. Y este último tamaño, por los pelos.
En cualquier caso, fue una mañana muy provechosa y muy entretenida, donde las dos horas en las que estuvimos haciendo fotos + tomando el vermú se pasaron en un vuelo. Buena compañía, una cámara con la que no te aburres, y oportunidades para ejercitar y entrenar la mirada siempre son una buena forma de pasar el domingo por la mañana.