Cinestill son una gente que en un momento tuvieron un idea curiosa y la pusieron en práctica. De lo que se trataba era de coger película negativa cinematográfica de la gama Vision3 Kodak, que viene en grandes rollos de decenas de metros de película, y envasarla en carretes de formato estándar para cámaras fotográficas para película de 35 mm.
Las películas cinematográficas y las fotográficas están íntimamente relacionadas. Comparten tecnologías. Pero también tienen diferencias. Aunque probablemente la gama Vision3 y la gama Portra tendrán muchos puntos en común, las diferencias de uso que se les da hace que tengan unas diferencias que pueden plantear el deseo en algunos fotógrafos estáticos de querer aprovecharlas. El principal problema para usarlas directamente en nuestras cámaras fotográficas es que las películas cinematográficas tienen una capa antihalo de la que carecen las fotográficas, y por lo tanto no son compatibles con el procesado C-41 estándar para estas últimas ya que necesitan una fase previa que elimine esta capa.
Lo que hace Cinestill es eliminar la capa antihalo antes de empaquetar la película cinematográfica en los carretes estandar de formato 135. Una vez hecho, ya son aptos para su procesado estándar.
La película que quise probar en primer lugar y que nos ocupa hoy es la Cinestill Film 50Daylight Xpro C-41. Al principio, era difícil conseguir estas películas. Se vendían en pocos sitios, siempre a través de internet, y su disponibilidad dependía de la capacidad de la pequeña empresa para preparar los lotes correspondientes. Pero con el tiempo han ido aumentando los puntos de venta, y en Carmencita Film Lab, donde habitualmente mando procesar mis carretes de película fotográfica en color, venden. En estos momentos no disponen de todos modos de la versión 50D, pero sí de la Cinestill Film 800Tungsten Xpro C-41.
Analicemos el nombre del producto para entender lo que tenemos entre manos. CINESTILL - La marca. FILM - Por si alguien no se ha enterado todavía, estamos hablando de película sensible a la luz. Ahora viene lo interesante. 50Daylight - Película equilibrada para la luz solar diurna (5500 ºK) con un índice de exposición recomendado de 50; corresponde a la película cinematográfica VISION3 50D Color Negative Film 5203. 800Tungsten - Película equilibrada para luz procedente de una lámpara de incandescencia de filamento de tungstento (3200 ºK), con un índice de exposición recomendado de 800; corresponde a la película cinematográfica VISION3 500T Color Negative Film 5219. Si se quiere exponer esta película a la luz del día, habrá de hacerse con un filtro anaranjado 85B, y con un índice de exposición recomendado de 500. XPro - Esta es la "frivolité" habitual para dar importancia al producto como algo "profesional". C-41 - Esto quiere decir que se puede revelar en el procesado habitual para todo tipo de película negativa en color.
Como digo, he probado la que llamaremos 50D. Se nos promete una película con una gran latitud de exposición, apta para la luz de día, y de grano muy muy fino. A cambio, es muy poco sensible y necesita abundancia de luz. Un índice de exposición recomendado de 50 (no se habla de ISO en ningún momento, pero para aquellos no familiarizados diríamos que la sensibilidad ISO sería 50). Para que algunos se cosquen de la cosa, algunas escenas de Star Wars: The Foce Awakens y de The Hateful Eight están rodadas con película de este tipo. Eso sí... Sólo la primera ha usado la película de 35 mm susceptible en ser convertida en el producto que comercializa Cinestill. La segunda ha usado la película de 65 mm que en caso de sufrir la mencionada conversión tendría que ser usada en algún respaldo adaptado para cámaras de sistema de formato medio.
Para probar la película decidí utilizar una cámara con la que me siento muy cómodo. La Pentax MX. Usé dos objetivos distintos: un angular SMC Pentax A 35 mm f/2,8 y el peculiar SMC Pentax Soft 85 mm f/2,2. La imágenes que habéis podido ver hasta el momento en este artículo corresponde al 35 mm. En general, efectivamente se aprecia una gran latitud de exposición y grano muy fino. Sin embargo, incluso en los estupendos escaneados que hacen en Carmencita Film Lab y que proporcionan casi 20 megapixeles, comparando con otros negativos del tipo Kodak Portra 160 no percibo grandes diferencias. Sabiendo además que la Portra 160, admite sobreexposiciones de uno o dos pasos sin problema y con un grano muy fino.
Las siguientes imágenes están tomadas con el "soft focus" de Pentax.
He de decir que el día que hice la prueba olvidé coger el trípode. La prueba la hice en el pequeño soto que hay en el parque lineal situado entre la plataforma logística PlaZa y el Canal Imperial de Aragón. En algún momento, con un índice de exposición de 50, me obligó a usar aperturas muy abiertas... que aunque a la gente que se entusiasma por el manido "bokeh", no es necesariamente lo mejor para obtener lo mejor de una película de grano y detalle fino.
Pero bueno, siempre se aprende cuando se experimenta con algo nuevo. Si alguien se quiere animar a probar, ya sabe por donde empezar.
Este año, como en los anteriores, he seguido dedicando parte de mi tiempo fotográfico a mi pequeña colección de cámaras clásicas o simplemente antiguas, para película tradicional. Y la he utilizado en una diversidad de situaciones.
Por ejemplo, en la entrada de ayer sobre mis viajes, sólo aparecía una fotografía realizada con una cámara para película tradicional, la de Barcelona. Pero hubo más, como podréis comprobar a continuación.
Me gusta usar el formato medio, y me encanta utilizar la Hasselblad 503CX. Pero es muy pesada para sacarla a pasear con comodidad. Por eso la he usado mucho en casa, en bodegones. Aunque no ha sido la única.
Durante los meses de abril y mayo de 2015 realizamos un interesante taller de fotografía de retrato organizado en el seno de Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ). También me llevé a este taller algunas de mis cámaras para película tradicional, con interesantes resultados. Tanto como cámaras de reportaje como para realizar los ejercicios de retrato.
No han faltado los paisajes, tanto en su versión de naturaleza como en los paisajes urbanos que uno encuentra en sus paseos por la ciudad.
Por supuesto, cuando uno camina por las calles de la ciudad con una cámara no siempre fotografía el paisaje urbano. En ocasiones son las gentes que lo integran las que nos llaman la atención.
Otro apartado de interés es utilizar cámaras de juguete, o extremadamente antiguas... lo que los modernos llaman fotografía "lo-fi", de "baja fidelidad"... También he tenido oportunidad de usar este tipo de cámaras.
No están todas las que son, pero son todas la que están. Aun me quedan algunos carretes recientes por revelar... que a lo mejor aparecen en el resumen de dentro de un año. De momento os dejo con unas instantáneas del Museo de Zaragoza, correspondientes a los últimos carretes expuestos y revelados.
Comenté hace un par de semanas mi viaje a Barcelona para asistir a un taller de fotografía con cámaras de gran formato. También os conté que además de la pequeña cámara digital que uso para documentar lo cotidiana, me lleve la Leica M2 que usé con película negativa en blanco y negro, Kodak Tri-X 400, tanto para documentar el taller, como algunas escenas urbanas y paisajes en los desplazamientos al mismo. Pues bien, al día siguiente al taller, domingo, tenía previsto volver a Zaragoza pero por la tarde. Dándome la ocasión de pasear por la ciudad condal. Confiando en que la luz del otoño estuviese agradable. Y aunque llevaba siempre encima la pequeña Panasonic Lumix GM5, también llevé una cámara de medio formato con negativos en color.
La cámara que me llevé fue la Fujifilm GS645S Professional, cámara de formato medio para película en rollo tipo 120 o 220 (esta última prácticamente extinguida). En los rollos de tipo 120 ofrece 15 fotogramas de 6 x 4,5 cm (54 x 40,5 mm más bien). Si los hubiera, en los de tipo 220 se podrían obtener el doble, 30 fotogramas. Es una cámara que ya he comentado en estas páginas, que me traje de Nueva York hace dos años en un viaje a esa ciudad americana. Con posterioridad necesité ajustar el telémetro de coincidencia que no iba bien. En la actualidad funciona, aunque no está pensado para una actividad desenfrenada. Si las situaciones lo permiten enfoco por zonas, usando la escala de profundidad de campo de su objetivo fijo de 60 mm de longitud focal, aproximadamente equivalente a un 38 mm en una cámara para película perforada de 35 mm con negativo de 24 x 36 mm. El negativo tiene una superficie 2,5 veces superior a la de este último formato.
La película utilizada durante esta mañana fue la Kodak Portra 400, una película auténticamente polivalente, con una gran latitud de exposición, que nos ofrece unos colores muy agradables, no excesivamente saturados, suaves. También tiene un buen control del contraste, por lo que es muy adecuada para la fotografía callejera. Normalmente la uso con un índice de exposición de 200, que ofrece algo más de saturación en los colores. Pero cuando la luz falta se puede usar sin problemas con un índice de exposición equivalente a su sensibilidad nominal de 400 ISO, e incluso con un paso de subexposición, índice de exposición de 800, sin graves pérdidas. Una sobrexposición mayor no conlleva mayor problema, pero si subexponemos más, los negros y los colores se van estropeando... aunque a algunos les gusta el efecto.
En las horas que estuve paseando por Barcelona, lo hice sobretodo por el distrito de la Ciudad Vieja, en el Borne y el llamado Barrio Gótico de la capital catalana. He de decir que para mayor comodidad a la hora de exponer, al contrario de lo que es mi costumbre con esta película, no la ajusté a un índice de exposición de 200 sino a su sensibilidad nominal de 400 ISO. En las estrechas callejuelas barcelonesas hay momentos en los que la luz se hace escasa.
El objetivo Fujinon 60 mm f/4 tiene como veis una velocidad limitada. Esto tiene varios motivos. Por un lado, porque una luminosidad mayor incrementaría bastante su tamaño. Por otro lado, dada la menor profundidad de campo con la que trabajamos en el formato medio, luminosidades mayores obligarían a un telémetro con más base para una precisión suficiente con aperturas mayores. Hay que tener en cuenta que a f/4 este 60 mm ofrece una profundidad de campo equivalente a un f/2 a 38 mm en una cámara para el formato de 24 x 36 mm. El precio que hay que pagar es que cuando la luz escasea nos vemos pronto en dificultades. Quizá para un paseo como el de este domingo, con momentos en los que la luz llega con dificultad a las calles de la Ciudad Vieja de Barcelona, hubiera venido bien la Portra 800.
En cualquier caso, finalmente, salvo algún fotograma subexpuesto, la cosa quedó bien.
El principal problema que tengo con esta cámara es que si no presta mucha atención el horizonte no me queda horizontal. Y para que queden bien las fotos, salvo que el efecto sea buscado, tengo que enderezar las copias digitalizadas en el ordenador. Por lo demás, apenas están ajustadas las digitalizaciones de los negativos que he recibido de Carmencita Film Lab, donde mando revelar los negativos en color, y donde me suelen hacer un buen trabajo, con interesantes comentarios sobre cómo estaban los negativos. En alguna ocasión, algún pequeño ajuste de contraste o luminosidad. Pero poca cosa.
Y es un gusto la sensación que dejan las fotografías realizadas con un tamaño de negativo semejante. A usar más.
Os contaba hace unos días en qué había consistido y cómo había disfrutado del taller de fotografía con cámara de gran formato que se realizó en Vilassar de Dalt (Barcelona) organizado por Revela-T. Las fotografías que documentaban gráficamente el relato estaban realizadas por mi pequeña cámara digital Panasonic Lumix GM5 con el G 20/1,7 ASPH, una combinación ligera y potente en situaciones de escasa luminosidad, a pesar de que ni la cámara ni el objetivo se encuentran estabilizados.
Pero a mí me parecía un poco una herejía el llevar únicamente una cámara digital al taller, cuando la animada gente que lo organiza abogan por el uso de las tradicionales películas de haluros de plata, con o sin colorantes acoplados por capas para dar color a la imagen. Así que me llevé también la Leica M2. Con el Zeiss Distagon-C 35/2,8 ZM. La elección del objetivo fue un tema difícil. Porque este objetivo está muy bien desde muchos puntos de vista, pero es poco luminoso. Y se defiende mal en interiores. La otra opción era el Zeiss Planar 50/2 ZM. Más luminoso, pero más cerrado en su ángulo de visión. Y por otra parte, lo que gano en luminosidad, casi lo pierdo por el hecho de precisar una velocidad de obturación más rápida. Así que opté por el ángulo de visión del 35 mm, que me parecía más apropiada y polivalente.
En cuanto a la película,... pues la tarde anterior aproveché para aprovisionarme en Casanova Foto (que caros son los condenados) de Kodak Tri-X 400, así que eché tres carretes a la bolsa, de los cuales usé dos.
Enseguida comprobé que en interiores no iba a tener mucha luz... más bien poquita para la combinación de película y objetivo que llevaba. Así que en esas tomas tiré por la del medio. Ajusté el diafragma a f/2,8 y la velocidad de obturación a 1/50 s. Lo cual suponía que estaba subexponiendo, según las situaciones entre uno y tres pasos. El revelado que suelo realizar cuando llevo cámara antiguas, con exposiciones imprecisas o con una variedad de exposiciones diversa y mal controlada, es el revelado desatendido con una revelador compensador. Idealmente algún clon actual del Rodinal. Pero como no tengo en estos momentos, lo he realizado con Kodak HC-110, en una solución 1+160 (4 ml de jarabe revelador en 640 ml de agua). En alguna ocasión lo he hecho a 1+120 (6 ml de jarabe en 720 ml de agua), pero sinceramente no acabo de encontrar la diferencia. Aunque es mejor hacerlo con formatos medios. Como luego se amplían menos, el grano queda más discreto. Siendo un revelado compensador, los fotogramas correctamente expuestos no quedan mal. Si acaso, con un grano más marcado de lo habitual. Y para los subexpuestos,... pues es como si hiciese un revelado forzado.
El primer rato de la mañana del taller fue sobretodo en interiores. Y reconozco que no tenía muy claro que podía salir de allí. La sensación de que la luz era demasiado escasa... era bastante fuerte. Pero algunas cosas salieron. Aunque el escaneado de los negativos me ha dado algún que otro dolor de cabeza. Como no seas hábil, se deteriora mucho la imagen en los negativos subexpuestos,... que es lo que son los negativos forzados. Colocan los valores medios y las luces más o menos en su sitio, pero a las sombras no hay quien las rescate. Dice el viejo refrán del idioma castellano que "de donde no hay no se puede sacar".
Cuando salimos al exterior, bien para practicar en el jardín del museo-archivo de Vilassar, bien cuando fuimos a comer, la cosa fue mucho mejor. La luz extra les sentó muy bien a esos fotogramas.
Por la tarde, pronto empezamos a perder luz por el atardecer, pero la combinación de cámara, objetivo y película, se comportó bien con las escenas iluminadas arficialmente.
Bueno,... y hasta aquí dio de sí. Espero que os haya parecido interesante.
Nunca había usado antes película negativa en color Kodak Portra 800. Ni en formato pequeño ni en formato medio. Satisfecho como estoy con mis experiencias con las sensibilidades más bajas de la familia, de 160 y 400 ISO, me apetecía mucho probar esta película de alta sensibilidad. Pero desde que compré un par de carretes en formato 120, para formato medio, no había tenido ocasión.
Hace unas semanas, en el fotopaseo del X Asalto en Zaragoza patrocinado por Fujifilm, dada la hora a la que se celebraba y los lugares del Casco Viejo por los que presumiblemente iba a transcurrir, decidí que sería una buena idea llevarme estos carretes. Y ya que tengo la Fujifilm GS645S de formato medio, me pareció adecuado cargar uno en la cámara y llevármelo. Luego, como conseguí hacer durante el paseo con la X100T para probarla,... pues no hice más que una foto. Esta.
Los más sagaces o conocedores os estaréis preguntando. Si nos está hablando de una película negativa en color, ¿por qué nos enseña este tipo una foto en blanco y negro? Pues a eso vamos. A que el carrete parece que salió gafado. Y como dicen que de los errores también se aprende, para aquellos que se interesan por las técnicas fotográficas con película tradicional, os cuento lo que pasó.
Con sólo un fotograma expuesto el día del fotopaseo, este sábado que también bajamos por el Casco Viejo me volví a llevar la telemétrica de formato medio y terminé de exponer el resto del carrete. Un poquito de ambiente por aquí y por allí, algún rincón de las callejuelas del casco, y fiestas en la calle de San Pablo. Como olvidé coger el segundo carrete, cuando se terminó, 14 fotos más tarde, fiesta... a tomar unas cervezas.
Dejé el carrete en la cámara, y olvidé guardarlo en la nevera hasta mandarlo a revelar al llegar a casa.
El domingo saqué la Hasselblad y me puse a hacer bodegones con película blanco y negro. De eso os hablo otro día. Estuve por la tarde a ello. Cuando se hizo de noche y empecé a recoger la casa de las actividades del fin de semana, me dispuse a dejar la Portra 800 en la nevera, recordando que no lo había hecho, y a cargar la película en blanco y negro en el tambor de revelado para el día siguiente. Pero me equivoqué. Cargué la Portra 800 en el tambor y guardé la película en blanco y negro. Cuando fui a tirar el papel protector a la basura me di cuenta del error.
¿Carrete perdido? Pensé un poco y decidí que no. Por un carrete no me iba a meter en el lío de encargar un kit de revelado en color, que tardaría días y luego es un follón. Así que opté por tirar por la del medio, hace un revelado desatendido con Kodak HC-110, y obtener unas cuantas fotografías en blanco y negro. Porque de cualquier tipo de película puedes obtener un negativo monocromo. Sólo el revelado especial que fija los colorantes a los granos de plata permite obtener un negativo en color.
El revelado desatendido lo he comentado ya en alguna ocasión. En el caso del revelador HC-110, se diluye a 1 parte de revelador por cada 160 de agua. Es decir, uno 4 ml para 640 ml de agua. No usar menos revelador. Se agita durante un minuto y se deja en reposo durante una hora, haciendo una agitación suave a la media hora de la misma. Tienes unos negativos difíciles de positivar en una ampliadora tradicional, por la máscara naranja propia de los negativos en color, pero que se puede digitalizar en un escáner adecuado sin ningún problema. Y de ahí he obtenido las fotografías que aquí se muestran. Es decir, en caso de meter la pata, aun podemos tener algunas fotografías, aunque no fuesen las previstas.
Pero...
Cómo podéis observar, no quedaron bien muchas de las fotos. Y es que como digo, el carrete estaba gafado. O yo muy torpe. Como prefiráis. Cuando vertí el revelador en el tambor de revelado, empezó a salirse del mismo. No había cerrado correctamente el mismo. Y estaba flojo. Actué lo más rápidamente posible. Lo dejé todo lo mejor cerrado que pude, volví a preparar una dilución de revelador y ejecuté el proceso. El problema es que en algún momento entró algún rayo de luz en el tambor. Y hay zonas veladas. Mi gozo en un pozo.
Como podéis comprobar, una pena. Porque alguna de las fotos pudo quedar más o menos curiosa. En plan reportaje y fotografía callejera.
Tengo la sensación de que la tecnología digital nos hace descuidados. Ponemos la tarjeta, descargamos los archivos, los pasamos por el programa de tratamiento de imagen, los torturamos hasta que confiesan la foto que tienen (o no, pero los torturamos igual), y ya está. Pero con las técnicas tradicionales no se puede ser descuidado. Hay que ser sistemático, verificar cada paso, ser consciente de las condiciones en las que se debe realizar cada tarea del proceso. Es educativo; nos impone una disciplina. Y cuando nos dejamos llevar por la laxitud... la cagamos.
En fin. Dos enseñanzas. Si cometéis un error, es posible que lo podáis paliar y sacar algún provecho todavía de vuestras cosas. Pero como cometáis una cadena de ellos, la catástrofe está asegurada.
El caso es que todavía no sé qué tal me manejo realmente con la Kodak Portra 800... en color.