Tercera excursión de sábado por la tarde, en mi función de este verano de ser un buen anfitrión para unos huéspedes de otro país. Y en esta ocasión nos pusimos en plan fans de Game of Thrones (Juego de tronos) y nos acercamos al castillo de Zafra, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, pero a escasos kilómetros de la de Aragón, yendo por Monreal del Campo en dirección a Molina de Aragón.
El castillo se haya sobre un promontorio rocoso en la llamada sierra de Caldereros, un lugar que me pareció de gran belleza paisajística, tanto en la rocosa sierra como en las dehesas que se extienden a ambos lados de la misma. Un lugar que merece la pena seguir explorando fotográficamente.
Al igual que en las excursiones similares de sábado por la tarde que hemos realizado desde finales de julio hasta la fecha, he usado, como elementos en común, la película negativa en color Fujifilm Superia XTra 400 y un objetivo de 50 mm. Si en el castillo de Loarre fue con una cámara Pentax y en las saladas de Sástago con una Canon EOS, en esta ocasión me llevé la Nikomat FTn con el Nikkor-S Auto 50/1,4.
La cámara, más allá de las peculiaridades ergonómicas de cada una, no es un elemento excesivamente determinante del resultado final, las ópticas sí lo son. Bueno,... creo que la Nikomat sí que presenta alguna característica que puede alterar el resultado. Me explico.
En general, fotografiando con película tradicional, mi técnica fotográfica es tal que soy fiel a la vieja regla de que la velocidad de obturación segura cuando se fotografía a mano alzada con una cámara réflex de 35 mm es el inverso de la focal usada en milímetros. Para evitar pérdidas de nitidez por pequeños movimientos en el momento de realizar la toma. Estoy suponiendo equipos de cierta antigüedad que no disponen sistemas de estabilización óptica incorporados, ni en el objetivo ni en la cámara. Así, utilizando un 50 mm, la velocidad de obturación segura para mí es de 1/50 segundo. En las cámaras mecánicas, uso la más próxima disponible, 1/60 segundo. Con cámaras telemétricas, las Leica principalmente, bajo a la mitad de velocidad, 1/30 segundo. Con réflex digitales, sin estabilizador óptico, al doble de velocidad, 1/125 segundo. Y me suele ir bien. Pero por algún motivo, con la Nikomat... no. Desde ahora en adelante tengo que tener en cuenta que con esta cámara, mejor que no baje de 1/125 segundo usando el único objetivo que tengo para ella, el 50 mm.
Este objetivo también viene penalizado por el hecho de que es un diseño de 1959 o 1960, creo yo. Aunque he calculado que mi ejemplar puede estar fabricado entre 1967 y 1969. Siendo un objetivo con una apertura máxima de f/1,4 y con las técnicas de fabricación y de revestimiento de las ópticas de la época, aunque bastante nítido, tiende a las pérdidas de contraste. Las copias digitalizadas que presento aquí están procesadas un poquito más que las de las excursiones anteriores con el fin de mejorar el contraste final de la imagen.
Así pues, no seamos absurdamente fanáticos de las marcas. Nikon han realizado excelentes ópticas a lo largo de su historia, pero no podemos pretender que el paso del tiempo no se note, y este 50 mm es inferior en varios aspectos al modesto SMC-A 50/2 de Pentax y al moderno EF 50/1,4 USM de Canon. Aunque es superior a ambos en robustez estructural. Cuando publique unos resultados en blanco y negro en el espectro infrarrojo que estoy trabajando ahora, realizaré algunas observaciones sobre el mencionado 50/1,4 de Canon, ahora un poquito despreciado por su rendimiento en cámaras digitales, pero que me parece a mí que es bastante respetable.
Otro problema con el que nos enfrentamos esa tarde de sábado fue que los accesos al castillo no están demasiado bien señalizados. Como ninguno habíamos estado allí previamente, dimos varias vueltas por las carreteras y caminos del lugar hasta que atinamos con uno que nos llevó hasta el bello paraje. Eso hizo que desde que llegamos hasta que se puso el sol, dispusiéramos de menos tiempo del que hubiésemos deseado. Y por lo tanto, que para realizar las 37 fotografías que obtuve del carrete de película fuese un poco apresurado. Y eso puede afectar, y afecta, negativamente a la calidad final de las películas. Algunos encuadres del paisaje circundante no me quedaron tan "finos" como yo pensaba.
El castillo queda muy bien porque es muy vistoso. Pero el paisaje es una disciplina más compleja de lo que solemos pensar. Hay que pensar bien el encuadre y la composición, y la disposición de elementos en los mismos. Y si vas con prisa, mal. Salvé la papeleta, pero menos satisfecho que en otras ocasiones.
Las fotografías estaban bien expuestas. El laboratorio que las reveló me hizo algunos comentarios al respecto y me dijo que no había tenido problemas para trabajar con ellas, incluso en alguno de los fuertes contrastes de algunos fotogramas, incluidos los contraluces. Pero el contraste un poco escaso de algunas de las fotografías, y que como ya he dicho atribuyo a la veteranía de la óptica, ha hecho que las haya trabajado un poco más de lo habitual en estos casos digitalmente. Y una consecuencia negativa habitual de esto es que el grano de la película se ha hecho más aparente.
No nos olvidemos que estamos hablando de una película de 400 ISO. Que es cierto que las modernas películas de esta sensibilidad tienen un grano muy contenido y, por lo tanto, son auténticas todoterrenos. Pero cuando las meneas mucho, acaban poniendo de manifiesto su sensibilidad.
No estoy descontento, pero me apetece volver en otras condiciones. Probablemente con unas ópticas más modernas, con un trípode y con película de sensibilidad más contenida. Probablemente con algún carrete de Kodak Ektar 100, que da resultados más saturados además. Quizá en formato medio. Ya os lo contaré si sucede. O cuando suceda.
Comentaba hace un par de días que se acercaba un anuncio importante por parte de Polaroid, y probablemente también de The Impossible Project. Como en los últimos meses estoy interesado en mantener una línea de trabajo personal en el ámbito de la fotografía instantánea, me sentí inmediatamente interesado por las expectativas levantadas. Que eran muy elevadas por las comparaciones que establecían con determinados hitos de la historia de Polaroid.
Ya sabemos lo que ha sucedido. Efectivamente, The Impossible Project se ha hecho con las riendas de la marca Polaroid y sus productos fotográficos, y ha modificado su marca para los productos propios. No más película o cámaras Impossible Project; a partir de ahora serán Polaroid Originals. Quizá lo más destacable es la comercialización de una nueva cámara, la Polaroid OneStep 2 i-Type, que se parece muchíiiiiiiiiiiiiiisimo a las tradicionales cámaras sencillas de la antigua Polaroid. Como las One Step. Su principal diferencia es que utiliza una variante del cartucho para película de tipo 600 en la que no hay pilas incorporadas al cartucho, y por lo tanto estas tienen que ir incorporadas en la cámara. Supongo que tiene ventajas de tipo medioambiental, que no está nada mal. Pero pocas más, o ninguna más.
Pero como yo ya tengo dos cámaras totalmente funcionantes, yo no había establecido ningún desiderátum relacionado con este aspecto. No es que me parezca mal,... es que en estos momentos no me interesa nada personalmente.
Veamos qué es lo que ha pasado con los desiderátums que yo establecí
1. Que se mantuviese la variedad de películas actuales de The Impossible Project, color, blanco y negro, y alguna otra.
Se mantiene la variedad, pero bajo una nueva marca, Polaroid Originals, en lugar de la que han venido luciendo estos años, Impossible.
2. Que mejore la manejabilidad y la estabilidad de la película, para recuperar la espontaneidad en el acto fotográfico, y para garantizar la longevidad de las copias obtenidas, hoy puesta en discusión.
No consta, ni se ha informado en ningún lugar que haya habido cambios respecto a la última generación de películas Impossible. Me ha parecido leer en algún lugar que las "nuevas" películas correspondían a los "últimos" desarrollos en este ámbito. En un correo que he recibido se señala que hay mejoras en las emulsiones. En concreto en las de color, que ahora quedarían totalmente reveladas en 10-15 minutos. Supongo que dependiendo de la temperatura ambiente. Parece que la película en blanco y negro sería esencialmente la misma que últimamente.
3. Que si hay adquisición y aplicación de nuevas tecnologías, estas permitan que los cartuchos tengan las 10 fotografías de rigor y no las magras 8 exposiciones de los Impossible Project actuales.
Ningún cambio a este respecto. Siguen con 8 exposiciones por cartucho.
4. Un descenso de los precios, excesivamente caros, que son el principal obstáculo a un uso liberal de estos materiales, y que provocan que de vez en cuando eche miradas de envidia y deseo a los productos de Fufifilm. Más baratos, más fiables, aunque con menos personalidad estética que los Impossible Project.
Esta claro que si en estos tiempos atrás el modelo de negocio estaba en los consumibles para el gran parque instalado de antiguas cámaras Polaroid, ahora quieren que la gente compre la nueva cámara. Ya existía una cámara propia de The Impossible Project, que no tenía malas especificaciones, pero que era muy fea y poco atractiva. Y ya usaba la película i-Type. La "nueva" cámara es más atractiva, y con el aspecto "retro" de las antiguas Polaroid. Quieren vender de estas. Y por lo tanto la película i-Type, con la excusa de que no lleva pilas incorporadas, va a costar bastante menos que las tipo 600 o Spectra, aunque sigue siendo apreciablemente más cara que las Instax de Fujifilm. Las tipo 600 bajan un poquito de precio, y las Spectra, para mi desgracia, se mantienen.
Resumiendo, pocas de las novedades me vienen bien a mí. No me siento decepcionado, porque no confiaba mucho en que hubiera una auténtica revolución. Y los "Impossible" siempre se han caracterizado por su triunfalismo. Y su deficiente mercadotecnia. O marketing, para los anglófilos. Pero bueno, por algún sitio se empieza.
Primer hecho. Desde hace unos días, en la página de Polaroid aparecen unos mensajes que nos anuncian que el día 13 de septiembre llegará con novedades y anuncios, relacionados claramente con la película instantánea, que abandonaron miserablemente hace unos años sin prever que era un segmento que todavía tenía un mercado. Y si no que se lo pregunten a Fujifilm.
Veamos algunos ejemplos de los mensajes que aparecen.
Las referencias son muy claras, a la historia de la fotografía instantánea y a diferentes gamas de productos que la marca produjo. Me hace especial ilusión la referencia a la gama Spectra.
Segundo hecho. En las últimas semanas, The Impossible Project ha estado especialmente activo a la hora de hacer un repaso a los distintos hitos de su corta historia intentando revivir las películas instantáneas compatibles con la gama de cámaras fabricadas por Polaroid. Sus primeros pasos, sus dificultados, la ampliación de la gama de películas tras los ensayos iniciales, algunas series especiales,... de todo.
Tercer hecho. En mayo de 2017 se anunció que el principal accionista de The Impossible Project había adquirido la marca y la propiedad interlectual asociada a Polaroid, en manos hasta ese momento de un holding de empresas.
Cuarto hecho. La tienda de The Impossible Project va a estar cerrada entre el 10 y el 13 de septiembre de este año.
Creo que no hace falta ser un lince ni tener una bola mágica de cristal para sacar unas conclusiones de futuro más o menos correctas. Suponemos muchos que mañana 13 de septiembre habrá algún tipo de anuncio por el cual The Impossible Project comenzará a comercializar sus productos bajo la marca Polaroid. Eso de principio.
Otra cuestión interesante es si en la adquisición de la propiedad intelectual de Polaroid viene incluidas las patentes de fabricación de la película instantánea de la marca. Hay que recordar que las películas de The Impossible Project, aunque compatibles con las cámaras Polaroid, son desarrollo desde cero, al no haber conseguido la cesión de la patente en su momento. Y eso ha hecho que arrastraran problemas de estabilidad, de peligro de velados por la exposición a la luz en los primeros minutos tras la exposición, o de falta de fidelidad en los tonos, la luminosidad o el contraste. Esto último a jugado a favor de la creatividad de algunos fotógrafos, pero ha supuesto que otros torcieran el morro y prefirieran los productos de Fujifilm Instax. La cosa ha mejorado con las distintas versiones de las películas, pero todavía tienen un amplio margen de mejora. Cuyo recorrido se acortaría si hubiesen conseguido las patentes originales.
Mis seguidores más fieles saben que desde finales del año pasado estoy utilizando regularmente película instantánea. Fundamentalmente de The Impossible Project, aunque eventualmente he usado también la Fujifilm Instax Mini 8 de mi sobrino Diego. De las dos cámaras que tengo de marca Polaroid, prefiero usar la Image System SE, o Spectra SE en Estados Unidos, sobre la más sencilla de la serie 600. Aunque pierde el característico formato cuadrado por otro rectangular, lo cierto es que la calidad de imagen que ofrece es muy muy superior.
Los resultados de trabajar con estos materiales los podéis seguir en mi cuenta en Instagram, dedicada en exclusiva a este tipo de fotografía.
Si observáis lo que aparece en dicha cuenta, resulta evidente que poco a poco me he ido decantando por usar con más frecuencia las películas en blanco y negro. El aspecto final de estas copias me gusta. El tono cálido de las mismas, casi como virado al sepia, me resulta muy agradable. Y la nitidez de la imagen, sin llegar a los niveles de otros tipos de fotografía, alcanzan niveles que al principio me sorprendían, acostumbrado a ver los resultados de las primeras generaciones de película de The Impossible Project, asociada a la flojera de los objetivos de plástico de las cámaras Polaroid más sencillas y asequibles. En esta entrada, traigo la serie completa de la reciente visita a la saladas de Sástago, de la que ya os hablé en su momento. Esta serie ya ha aparecido progresivamente y de forma íntegra en Instagram.
Pero con los nuevos anuncios, hay una serie de expectavias que me gustaría que se cumpliesen.
En primer lugar, que se mantuviese la variedad de películas actuales de The Impossible Project, color, blanco y negro, y alguna otra.
En segundo lugar, que mejore la manejabilidad y la estabilidad de la película, para recuperar la espontaneidad en el acto fotográfico, y para garantizar la longevidad de las copias obtenidas, hoy puesta en discusión.
En tercer lugar, que si hay adquisición y aplicación de nuevas tecnologías, estas permitan que los cartuchos tengan las 10 fotografías de rigor y no las magras 8 exposiciones de los Impossible Project actuales.
En cuarto lugar, un descenso de los precios, excesivamente caros, que son el principal obstáculo a un uso liberal de estos materiales, y que provocan que de vez en cuando eche miradas de envidia y deseo a los productos de Fufifilm. Más baratos, más fiables, aunque con menos personalidad estética que los Impossible Project.
En fin, ya veremos, como dijo un ciego a otro ciego. Y espero que lo veamos mañana mismo.
Con menos frecuencia de la que esperaba, fundamentalmente por culpa del tiempo, aunque no sólo, sigo experimentando y fotografiando en el espectro del infrarrojo. Hoy, por ejemplo, tenía disponible la mañana y parte de la tarde para hacer algún nuevo carrete en los puentes del Ebro, pero estamos con un buen nublado en Zaragoza y la temperatura no ha subido de los 22 o 23 ºC. Un tiempo más otoñal que de finales de verano en esta ciudad.
Tenía previsto durante unos cuantos días el combinar la fotografía estenopeica con la infrarroja. Durante todo el fin de semana pasado tuve preparado un equipo para ello, pero hizo mucho viento. Excesivo. Los tiempos de exposición previstos iban a ser largo. Pero por fin, el martes de esta semana tuve un momento, y el tiempo fue adecuado.
Elegí una cámara estenopeica para rollos tipo 120, película de formato medio, la Ondu Pinhole 6x12 Multiformat. Os recuerdo sus características; cámara de madera fabricada por Ondu en la República Checa, que admite este tipo de película, con la posibilidad de utilizar los formatos de 6x6, 6x9 y 6x12. También el 6x8, pero desperdiciando película. No merece la pena; obtienes el mismo número de fotogramas que en 6x9, pero más pequeños.
Como material sensible, la Rollei Superpan 200 Pro expuesta con la luz atravesando un filtro Hoya IR72, y aprovechando su sensibilidad extendida al rojo profundo y al espectro del infrarrojo cercano a la luz visible. El revelado se ha realizado en casa con Rodinal a baja concentración, 1:100, para aumentar la capacidad compensadora del revelador, en revelado desatendido durante 60 minutos a 20 ºC. Se ha digitalizado también en casa con Epson Pefection V600 Photo.
La localización elegida para las fotos ha sido en un parquecillo que tengo relativamente cerca de casa, en la plaza Crónica del Alba, a orillas del Canal Imperial de Aragón, donde este separa la barriada de Santa Gema, al sur del barrio de San José, del barrio de la Paz y el de Torrero. Quizá el momento más adecuado para fotografiar en el espectro infrarrojo son las horas centrales del día, pero como no fue posible, tuvo que ser entre las 6 y las 7 de la tarde. Lo que implica que las sombras empezaban a ser largas e invadir los paisajes. Como consecuencia, el aspecto inicial de los negativos fue el de unos fotogramas subexpuestos, con poca materia en las sombras, que aparecía muy transparentes. La medición de la luz se realizó con la aplicación myLightMeter en el iPhone.
Los tiempos de exposición oscilaron entre los 2:30 minutos en las escenas más iluminadas por el sol, y los 16 minutos, en las más sombrías. Hubo varios problemas a los que hacer frente.
El primero es que la cámara no dispone de ningún dispositivo para fijar filtros en la misma, por lo que tuve que idear un sistema para abrirla varilla de madera que hace de obturador al mismo tiempo que colocaba sin solución de continuidad el filtro delante del estenopo. Y dejarlo allí quieto...
Básicamente, en las seis exposiciones de 6x12 cm aproximadamente, que es el formato que elegí, tuve que permanecer lo más quieto posible para estorbar la exposición, que como he dicho fue de varios minutos. La más prolongada, 16 minutos. Pronto me di cuanta que la Holga-120 WPC, aunque más tosca y fea de aspecto, tiene algunos "refinamientos" que la hubieran hecho más apta para la prueba. También admite los formatos de 6x9 y 6x12. No el de 6x6. Y además incluye un pequeño nivel de burbuja, que también me hubiera venido bien. Reconozco que alguna de estas fotos tiene una corrección de convergentes realizada en el procesado digital. La segunda, concretamente.
El otro gran problema que hube de afrontar es el del cálculo del tiempo de exposición. A partir de tiempos de exposición de 1 segundo, prácticamente todas las películas en blanco y negro tienen un fallo en la ley de la reciprocidad. Si el fotómetro nos da una medición 1/8 segundo a f/8 para una índice de exposición de 6 (ISO 200 menos los entre 4 y 5 pasos de pérdida por el filtro IR72), para un diafragma de f/128 nos daría un tiempo de exposición de 30 segundos. Pero esto no es así con la mayor parte de las películas; haya que dar 2, 3 o 4 veces más tiempo de exposición. La que conozco que más se aproxima a esta situación ideal es la Fujifilm Neopan 100 Acros, pero esta no tiene sensibilidad extendida al infrarrojo. Lamentablemente.
El fabricante de la Superpan 200 no nos da una curva de corrección de la exposición para tiempos calculados de más de 1 segundo. Así que tuve que buscar por ahí. Para 30 segundos, alguna curva que encontré y me pareció fiable, proponía una corrección de un poco más de dos pasos. De ahí los dos minutos y medio de exposición para las situaciones más luminosas. Y de ahí los 16 minutos para las menos. En cualquier caso, tengo la sensación de que estas curvas son optimistas, y que aún hubieran necesitado más exposición.
El círculo blanco de esta última foto marca el final del rollo. Las Rollei, fabricadas por Agfa Gevaert para Macodirect, son de las que racanean un poco en la longitud del mismo. Así que van un poco justas para el último fotograma en algunas ocasiones.
La experiencia, para ser una primera vez que combino la estenopeica y el infrarrojo, no está mal, aunque podría haberlo planificado mejor. Y quizá, con más disponibilidad de tiempo, haber buscado un entorno más chulo, para obtener unas fotos más atractivas. Pero cuando se anda justo de disponibilidad, se hace lo que se puede. Por lo menos, ahora ya sé por donde me irán los tiros la próxima vez.
Como anécdota, siempre tengo miedo que al usar estas cámaras realice, sin querer, una doble exposición. Y al digitalizar los negativos tuve la impresión de que así había sido... lo cual me extrañó porque no era consciente del error. Luego me di cuenta que había colocado dos de ellos en el portanegativos del escáner. Así que ene esta ocasión, no cometí ese error irremediable, sino otro que sí tiene fácil remedio.
La semana pasada os hablaba de fotografiar paisaje con la película Fujifilm Superia XTra-400 en el castillo de Loarre. Os recuerdo que esta es una película negativa en color pensada para el mercado de consumo o aficionado. Realmente, no tiene mucho sentido hablar de mercado de consumo, puesto que la película fotográfica ha dejado de ser un bien comúnmente consumido por la población, desplazado por las tecnologías de captura electrónica digital de la imagen. Por lo tanto, más bien habrá que hablar de una película para el aficionado a la fotografía con película tradicional, que busque una película negativa en color capaz, polivante, y no excesivamente cara. Ese es el segmento al que está dirigida esta película.
Una semana después de nuestro paseo por Loarre, también un sábado por la tarde de calor, una petición de un conocido nos llevó a la población de Sástago, a llevar un objeto con el coche. Una vez hecho el recado, propuse pasarnos por las Saladas de Sástago, que mis acompañantes no conocía. Situadas entre Sástago y Bujaraloz, en un paisaje estepario que podemos considerar ya como propio de Los Monegros, aunque oficialmente no estén todas ellas en los límites de esa comarca, son unas cuencas endorreicas en las que se forman unas lagunas y humedales, que por la alta evaporación del agua tienen una elevada concentración en sales. Esto las ha dotado en tiempo de valor económico en la zona, por la posibilidad de extraer la sal de sus aguas, ya no, y también de valor ecológico por el peculiar ecosistema que soportan.
Con el calor y la sequía del estío, las lagunas de las saladas de Sástago estaban sin agua, salvo alguna piscina artificial. Ante nosotros aparecían por lo tanto como unas amplias llanuras blanquecinas, en las que si entrabas tus pies podían hundirse inopinadamente debido a la humedad residual en el subsuelo.
Aquí y allá, encontrábamos el lecho de charcos cubierto por las sales cristalizadas durante el proceso de evaporación del agua.
Previendo la posibilidad de acercarnos hasta este paraje, cogí una bolsa con algunas cámaras fotográficas. Entre ellas la Polaroid Image System SE con un cartucho de película instantánea Impossible Project en blanco y negro. En estos días que vienen irán apareciendo en Instagram las fotografías del mismo. Con el tiempo las recopilaré todas ellas en estas páginas.
Pero también cogí un carrete de Fujifilm Superia XTra-400, aunque todavía no tenía los resultados de cómo habían quedado las fotografías de Loarre. En esta ocasión, cogí la veterana Canon EOS 650, con el EF 50/1,4 USM. Dejando del lado que se tratase una cámara de enfoque automático que apareció en el mercado 15 años después de la Pentax MX que me llevé a Loarre, la filosofía a la hora de realizar las fotografías es la misma. Paisaje sencillo, sin alaracas, con una focal normal, al estilo de Plossu, pero en color.
Os dejo por lo tanto en esta entrada el resultado de este planteamiento. La luz no estaba ideal, el cielo tenía una cierta cantidad de bruma, o más bien polvo en el ambiente. Había algo de viento, que más que limpiar la atmósfera lo que hacía era llenarla de polvo. El contraste estaba controlado porque la luz del sol empezaba a llegar ya desde una posición no demasiado elevada sobre el horizonte. Esto, y el polvo en suspensión, favorecían los tonos cálidos en la luz ambiental.
Había algunas nubes en altitudes medias, que no son ni las mejores ni las peores de cara a reflejar fotográficamente el paisaje de un lugar. Aunque salvo en un par o tres de tomas preferí ignorarlas.
En fin, espero que os haya parecido interesante la experiencia, y también la serie fotográfica del lugar.