Pensaba trabajar un poco más las fotografías de estos dos rollos de formato 120 de película Ilford HP5 Plus 400 que expuse el sábado pasado con la Hasselblad 500CM, pero voy a considerar la salida como fallida, y no darle muchas más vueltas. Me explicaré.
El sábado hizo un día excelente, quede con una amiga para hacer ejercicio por la tarde, una buena caminata, yo quería conocer algunos parajes poco visitados por mí, y tengo mucha película Ilford HP5 Plus 400 en formato 120 que en algún momento compré... por equivocación. Estoy casi seguro que pensaba pedir Delta 400,... pero me colé. Así que cogí la mochila, la cargué con la Hasselblad 500 CM, el Carl Zeiss Distagon 50/4 C T*, su parasol y un filtro naranja. Era la primera vez que pretendía usar este filtro con este objetivo. No está adaptado al mismo, la rosca es del mismo diámetro pero no del mismo paso, pero pensé que con un poco de cuidado se podía instalar. Y sobre el filtro, el parasol de rosca del objetivo. Aquí empecé a meter la pata... errores de novato.
La idea era salir desde mi casa e ir caminando hasta la pasarela sobre el río Ebro del camino que lleva de Zaragoza al galacho de la Alfranca en Pastriz. El recorrido total del camino son entre 15 y 16 kilómetros. Entre el comienzo del camino en Zaragoza y la pasarela son unos 8 kilómetros. Nosotros fuimos desde otro punto, y el recorrido fue de unos 9 kilómetros hasta la pasarela. La idea era llegar con tiempo para el momento del ocaso, pero alguna parada episódica para tomar alguna fotografía nos hizo retrasarnos,... una media hora. ¿Por qué explico todo esto? Porque cuando te lías con otras cosas y no te centras en el proceso fotográfico acabas por cometer errores.
Errores cometidos, fundamentalmente dos:
Aplicar en serie uno sobre otro el filtro y el parasol. El objetivo de 50 mm es un gran angular, cuyo ángulo de vista en la diagonal es similar a la de un 28 mm en el formato negativo de 24 x 36 mm. Y con estas focales hay que tener cuidado de que los filtros y parasoles no produzcan un viñeteo mecánico al entrar en el campo de visión del objetivo. Ni se me ocurrió pensar de que podía pasar... luego, pasó. Teniendo en cuenta que, para evitar perder superficie aprovechable del negativo, tiendo a encuadrar un poco justo... fotogramas echados a perder, puesto que el reencuadre con lleva una excesiva pérdida de información.
Olvidarme el fotómetro en casa, y decidir estimar la exposición a ojo. Al fin y al cabo, el día era radiante, sin nubes incordiando,... ya sabes, para ISO 400, f/16 y 1/500 segundo de exposición. Como ya estábamos hacia la caída de la tarde... pues f/11. Estupendo... pero claro, el filtro naranja quita dos pasos de exposición. Hasta que te das cuenta de la metedura de pata, negativos subexpuestos. Decidí compensar esta metedura de pata con un revelado n+1. Los conocedores del sistema de zonas saben que esto es el equivalente de "forzar un paso". Es decir, revelar como si hubiese expuesto deliberadamente a un índice de exposición 800.
El revelado lo hice con Kodak HC-110, dilución B (1+31), durante 6 minutos y 45 segundos a 21 ºC. Me han preguntado últimamente porqué uso 21 ºC en lugar de los 20 ºC tradicionales. Bueno, esto es porque estoy tomando los tiempos recomendados en la página de EMULSIVE, y como son anglosajones y usan el número redondo de los 70 ºF (Farenheit), al convertir a grados centígrados da 21 ºC (centígrados o Celsius). A mí, me cuesta lo mismo ajustar la temperatura a 20 que a 21. Los tiempos de la página funcionada me están dando unos resultados muy buenos con las películas de Ilford. Ese tipo y yo debemos de procesar de forma muy similar.
Los negativos quedaron un poco más finos de lo habitual, pero con detalle tanto en las sombras como en las luces. Ahí interviene las características de la película Ilford HP5 Plus 400. Cuando lees por ahí las características de esta película, te encuentras expresiones de lo más variadas. La ficha técnica de Ilford la describe como una película de contraste medio. En algunos sitios he leído que era de contraste alto !?, mientras que en otros se quejan de su contraste apagado, que prefieren la Tri-X de Kodak. Creo que soy de los de esta última opinión, salvo lo de la preferencia por la Tri-X. Mi experiencia me dice que la latitud de exposición es muy amplia, y por eso aguanta los errores de exposición o los tratamientos forzados, manteniendo detalle en las sombras. Y que la curva de contraste sea moderada, ayuda a tener una gama tonal bastante amplia, que hace que a algunos les parezca apagada.
El caso es que a pesar de los errores de exposición, con la medida preventiva de aumentar el tiempo de revelado, los negativos se han salvado. No hay luces empastadas como consecuencia del aumento del contraste derivado de ese mayor tiempo de revelado, y el escaneado es sencillo. Como de costumbre en formato medio, con un Epson Perfection V600 Photo. Como esta película tiene una estabilidad dimensional excelente, no se curva ni se riza, se queda plana, la nitidez del escaneado es muy buena, tan apenas hay que tocarla en el procesado digital. Y como la gama de tonos es muy amplia, escaneándola a 16 bits hay margen más que suficiente para ajustar el contraste... siempre sin pasarse. Porque el grano, aunque aparente, es mucho más moderado de lo que recordaba. Y si lo trasteas mucho en el procesado digital, acaban apareciendo granos como pelotones de Nivea. Y no digamos ya si te empeñas en jugar sin criterio con el deslizador de "Claridad", gran destructor de fotografías perfectamente razonables.
Bueno. Un tarde aciaga, porque además de echar a perder muchos negativos por el viñeteado mecánico del parasol, alguno se salvó de todas formas, porque además de llegar tarde al momento del ocaso, las prisas por recuperar tiempo hicieron que acabar resintiéndome de mi fisura en el menisco derecho. Así que los tres últimos kilómetros, de la pasarela del Ebro a la parada del autobús en el barrio de La Cartuja Baja, los hice cojeando ligeramente. Pero bueno, de todo se aprende.
En estas semanas atrás se ha celebrado a través de las redes sociales la tercera y última de las @FP4Party de este año. En la que he participado activamente, como hice en enero y en febrero. En febrero, por mi parte con cierto éxito. Una de mis fotos fue seleccionada como una de las fotos del día en la que la publiqué, pasando a la ronda final, en la que se votaron las que según los participantes se consideraban las mejores fotos. Cada uno eligió emitimos un voto a una de las fotografías. El caso es que la mía quedó en tercera posición. Hubo más de 200 entradas para la fiesta, es decir más de 200 fotografías, de las que se seleccionaron para la ronda final ventiuna, tres por cada día de la semana, y de ellas, tras la votación, la que ahora os muestro quedó tercera. Realizada con la Minox GT-E, con la película expuesta a un índice de exposición de 200 en lugar de su sensibilidad nominal, ISO 125, y revelada en Kodak HC-110, dilución C (1+19), durante 7 minutos a 21 ºC. Pues bien...
En marzo he participado, como en las ediciones de enero y febrero, con dos cámaras distintas. Una de formato pequeño, para película de 35 mm, con la que expuse un carrete, y otra de formato medio, con la que expuse dos rollos de formato 120. Los tres rollos de película fueron expuestos a un índice de exposición 250, un paso por encima de la sensibilidad nominal de la película. El revelado se ajustó consecuentemente, nuevamente con Kodak HC-110, dilución C (1+19), 7 minutos 30 segundos a 21 ºC. Es la receta que proponen en Emulsive, uno de los impulsores de la inciativa de la FP4Party. Lo cierto es que las recetas propuestas por esta gente funcionan bastante bien.
El carrete de 35 mm lo expuse con la Zenit 3M, versión 50 aniversario de la Revolución de Octubre, con el objetivo Mir-1 37/2,8 Grand Prix Brussels. Lo cierto es que no estuvo exenta la experiencia de problemas. Recibí un golpe de un "paseante" a toda velocidad, que me "hundió" el parasol de metal, y me descentró el objetivo. Esto me produjo cierta pérdida de nitidez en alguna zona de los negativos, muy discreta pero que yo sé apreciar, y un viñeteado mecánico del parasol. Para colmo, cuando ya estaba llegando al final del carrete, la cámara rompió la película, que tuve que sacar a oscuras de la misma, para cargarla en el tambor de revelado, varios días antes de estar en condiciones de revelarla. Como la cámara no tiene fotómetro incorporado, me apoyé en el Sekonic L-408 Multimaster, que es una garantía de medición correcta de la luz, tanto con la medición de luz incidente como reflejada. Fue una gran adquisición la que hice con este aparato.
En cualquier caso, pude aprovechar bastantes de los negativos. Como podéis ver en los ejemplos que os he mostrado, he generado unos dípticos de pares de fotografías, con alguna relación entre ellas, concebidos como unidades indivisibles. La tarde en la que hice la mayor parte de las fotografías hubo una luz muy agradable, no muy intensa, que favoreció una cómoda toma de imágenes e inspiró mi visión de lugares de apariencia banal y mil veces recorridos, el entorno del Tercer Cinturón de Zaragoza y la carretera de Castellón.
Veamos que pasó con la otra cámara.
Aquí fui sobre seguro. Utilicé la telemétrica de medio formato Fujifilm GS645S Wide 60 Professional, con su buen objetivo incorporado Fujinon 60 mm f/4, y un filtro rojo que me vino bien para mejorar el contraste en unos cielos un tanto deslavazados por una tenues cirros en altura, que venían bien para matizar la luz, pero que amenazaban con un cielo muy soso. Hice un paseo por la ribera del Ebro en horas centrales del día, y otro por la huerta de las Fuentes y el soto de Cantalobos en horas vespertinas. Como digo, los resultados que puedo esperar de esta cámara los tengo muy claros, me he familiarizado mucho con ella, y el un valor seguro. Ganas tengo de que broten las hojas en los árboles esta primavera, cosa que ya está sucediendo, para empezar a hacer con ella fotografía en el infrarrojo. De momento, os dejo con las fotos que hice en esta última FP4Party.
Cuando decidí probar la nueva diapositiva de Kodak a finales del año pasado, compre también algunos carretes de Fujichrome Provia 100F. La película inversible en color puede dar unos resultados magníficos, pero tiene una muy limitada latitud de exposición, por lo que una correcta medición y análisis de las condiciones de luz son fundamentales para obtener un buen resultado. No siempre disponemos de cámaras sofisticadas, con mediciones puntuales que nos pueden servir para medir el contraste de la escena y los valores correctos finales de apertura y velocidad de obturación, o un fotómetro externo que nos permita lo mismo. Durante muchos años, los fotómetros incorporados en las cámaras réflex se limitaban a hacer mediciones promediadas de la luminosidad global de la escena, en muchas ocasiones con una ponderación al centro, que contaba más que la periferia del cuadro a la hora de proponer una medida de luz. Pero el fotógrafo tenía que poner de su parte a la hora de decidir la exposición correcta, evaluando si el motivo de la escena era fundamentalmente claro u oscuro, no es lo mismo medir un paisaje nevado que una locomotora de vapor de color negro, así como el contraste de la global, antes de tomar la decisión sobre los parámetros finales de la escena.
Recientemente, hice varios paseos por la desembocadura del río Gállego, uno de los principales afluentes del río Ebro por su margen izquierda, de los que nacen en los Pirineos. Dicha desembocadura se encontraba cuando era niño a poca distancia de las afueras de Zaragoza. Hoy en día, prácticamente la ciudad ya ha llegado hasta ella, aunque no la ha englobado y tiene un paisaje con un interés razonable. Entre el azud del río Ebro, y el puente sobre el Gállego en el barrio de Santa Isabel, en la avenida de Cataluña, es un paseo muy agradable, especialmente cuando la primavera se nos adelanta, y las tarde del mes de febrero son templadas e invitan a la actividad en exteriores.
Para uno de estos paseos opté por llevar conmigo un par de cámaras para película tradicional; la Pentax MX con un SMC-M 28/3,5 y el SMC-A 100/4 Macro, y la Leica Minilux. En la primer cargué, la película diapositiva, la Fujichrome Provia 100F, mientras que en la compacta de la marca alemana, aunque fabricada en Japón, cargué un carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, del que hablaré otro día. A pesar de ser una cámara que tiene al menos cuarenta años, el fotómetro de la Pentax MX es muy fiable. Tiene una medida promediada ponderada al centro, en la que el círculo central pesa el 75 % y el campo periférico un 25 % a la hora de proponer la medición correcta. Siendo las últimas horas de luz de la tarde durante el paseo, hubo situaciones en las que el contraste entre la luminosidad del suelo y la del cielo era acusada. Y lo cierto es que la sensibilidad nominal de la película, ISO 100, hubo algún momento que se me quedó escasa. No llevaba trípode.
El revelado y digitalizado de las fotografía lo encargué a Carmencita Film Lab, que me informaron a la vuelta del resultado que en general las diapositivas estaban bien expuestas, con una cierta tendencia a la subexposición, esto ha sido una constante en mi vida como aficionado a la fotografía, que sólo resulta molesta en alguna escena muy contrastada con sombras muy profundas, y que ocupan mucho espacio en la imagen.
También realicé algunas tomas al día siguiente, en el que el grupo de fotógrafos estenopeicos de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ nos juntábamos para realizar unas fotos de grupo con vistas a la exposición que inauguraremos, si todo va bien, el próximo 9 de mayo, en la sala de exposiciones de la Casa de los Morlanes, perteneciente al Ayuntamiento de Zaragoza. Quedaron muy bien.
Siempre me gustaron más los colores que ofrecían las películas de Fujifilm que las de Kodak, y de momento nada me ha hecho cambiar de opinión. Es una pena que la marca japonesa esté maltratando a los aficionados y profesionales que trabajan con película tradicional, eliminando productos de su catálogo o incrementando constantemente los precios, en una estrategia que parece destinada a justificar, en un plazo no demasiado largo, su salida del negocio. Sólo le interesa lo digital, y las rentables Instax. Que estarían muy bien, si fabricasen cámaras decentes para las mismas. No lo son, las actuales en catálogo.
No es fácil encontrar en estos momentos películas negativas en color de alta sensibilidad. Hay algunas de ISO 800, y cabe la posibilidad de forzar el revelado de algunas como la Kodak Portra 400, expuestas a índice de exposición de 800 o 1600. Pero Fujifilm parece que mantiene todavía en su catálogo, esto nunca lo sé con seguridad, su película Fujicolor Natura 1600. Hace unos años, Fujifilm sacó al mercado una pequeña compacta, decían que de buena calidad, no tengo más referencias, que se llamaba Fuji Natura Classica, con un objetivo zoom 28-56 mm f/2,8-5,4. Lo de "Natura" parece que no viene de estar pensada para el fotógrafo de naturaleza, sino de estar pensada para ser usada con luz natural en una diversidad de situaciones, incluidas las de escasez de luz. Y para ello, una película negativa en color de alta sensibilidad acompañante vendría bien. Y esta es. No es barata. Contad con 12,5 euros o más, más lo costes de transporte, porque es difícil encontrarla en la ciudad que uno vive. Parece que Fujifilm siempre la pensó para el mercado interno nipón, y por ello los lotes que salen al resto del mundo son escasos y caros.
Este no es el primer carrete de este tipo que expongo. Pero sí el que mejor me ha quedado, aquel al que más partido le he sacado. Para empezar, porque no me he limitado a usarla en situaciones de escasa luminosidad. Y también por la solidez de la cámara que he utilizado, la treintañera Canon EOS 650. El revelado y digitalizado de los negativos lo he encargado en Carmencita Film Lab.
Una parte del carrete lo expuse en exteriores. El domingo 3 de enero de 2019 fue domingo de carnaval, y como es tradicional, las calles del centro de Zaragoza se animaron con las comparsas del conde del Salchichón y de Gigantes y Cabezudos. Una mañana de buen tiempo, pero si excesos de luz y contraste, por estar el cielo ligeramente velado con nubes altas y finas. Mi intención era de exponerlo a un índice de exposición 800... pero me líe... y se quedó expuesto a su sensibilidad nominal. No pasa nada.
Después, nos dirigimos hacia el Museo Pablo Gargallo, pasando por los puestos de artistas callejeros del mercado dominical de San Felipe, donde también obtuve alguna instantánea. Decir que en este rato de paseo callejero usé la cámara con el discreto Canon EF 40/2,8 STM... que la verdad es que va muy bien. Estoy muy satisfecho con el aspecto de las fotografías. En las que se nota la granularidad, como no podría ser de otro modo, con esa sensibilidad, pero no me molesta.
Ese fin de semana recibimos visitas de fuera. Fue puente en Zaragoza por la festividad local de la Cincomarzada al siguiente martes. Aunque yo trabajé el lunes. Y dado que los primeros domingos de mes los museos municipales son gratuitos, nos dirigimos al Museo Pablo Gargallo, que para mí es el más bonito y agradable. Y donde me gusta ir a hacer fotos de vez en cuando, aprovechando para probar una diversidad de combinaciones de cámaras y películas en condiciones de luz limitada o muy limitada.
Para estas fotografías en interiores había echado a la bolsa dos objetivos más luminosos que el 40/2,8. Por un lado, el Tamron 35/1,8, que además proporciona una distancia mínima de enfoque muy ventajosa y estabilización óptica de imagen. Por otro lado, un Canon EF 85/1,8 USM, para cuando quisiese cerrar el encuadre en torno al motivo principal, o cuando viniese bien mantener cierta distancia con la escena o el objeto fotografiado. Es un objetivo antiguo, con una fórmula óptica que se remonta a 1992, pero que sigue dando buenos resultados. He escuchado alguna vez la especie de que era una versión automatizada del FD 85/1,8 de 1979, pero eso no parece cierto. El objetivo 1979 tenía una fórmula óptica de seis elementos en cuatro grupos, mientras que el EF de 1992 son nueve elementos en siete grupos. Es un objetivo más complejo y mejor corregido, que sí que tiene cierto parentesco con el EF 100/2 USM, prácticamente gemelo exteriormente, pero con un elemento menos en su fórmula óptica. En cualquier caso, el EF 85/1,8 USM ha aguantado con dignidad en la avalancha de nuevos objetivos con la misma focal, de similar o superior luminosidad máxima, y de precios muy superiores, que se ha producido en los últimos años destinados a los sensores digitales más exigentes.
La experiencia con esta película me ha resultado mucho más positiva que en la ocasión anterior. Evidentemente, el primer punto a considerar es que no necesariamente hay que reservarla a situaciones de luz disponible escasa. Un uso general, pero en el que es necesaria una buena reserva de sensibilidad para conseguir velocidades de obturación elevadas, incluso cerrando algo el diafragma también le conviene sin problemas. Siempre he pensado que las películas de Fujifilm tenía colores más agradables que las de otras marcas. Mas agradables no siempre significa más fiel a la realidad. Pero sí estéticamente placenteros o que generan un carácter en la imagen que les dota un plus de expresividad. Como ya he dicho anteriormente, la estructura del grano no me disgusta en absoluto, aunque hay que evitar a toda costa la subexposición. Aunque el laboratorio intenta corregir en el digitalizado los posibles errores de exposición, cuando esta se produce por el lado de la subexposición, o cuando hay un dominio de tonos oscuros, de clave baja, el grano se hace mucho más presentes. Pero si está bien medida la luz y bien expuesta la fotografía, y además se trata de una escena en clave alta, el resultado es estupendo. Creo que si se me pone a tiro, la usaré en más ocasiones.
De la pequeña Olympus Pen EE3 ya he hablado en otras ocasiones. No voy a entrar ahora en muchos detalles sobre las características de esta sencilla cámara de medio formato, que no de formato medio. Es decir, que a partir de un carrete de película biperforada de 35 mm de 36 exposiciones ofrece 72. Aproximadamente. Siempre sale alguna más, si tienes cuidado al cargar la película. Lo cierto es que se puede hacer interminable uno de estos carretes. Aunque en una ocasión que la llevé de viaje, vino bien el aumento de capacidad. Y por cierto, aunque sea la mitad de un fotograma con una relación de aspecto 3:2, la de los negativos de esta cámara no son 3:4. Algo se pierde en el intervalo entre negativos y está más bien en el 5:7. Más que negativos de 18 x 24 mm son, en realidad, de 17 x 24 mm.
Lo cierto es que la disminución del tamaño del fotograma hace que el sacar provecho de la información que contiene por medios caseros sea complejo. La mejor solución que he encontrado ha sido la de fotografiar los fotogramas con una cámara digital y un objetivo macro. Pero la mayor relación de aumento necesaria para reproducirlo, hace que la tarea de encuadre, el paralelismo necesario entre el sensor de la cámara y la película, y el diafragma usado sean más críticos para conseguir todo el fotograma enfocado. Con una mesa de reproducción sería más fácil. Pero con el trípode que tengo, más adaptado para salir al campo, y el iPad como mesa de luz... pues hay más margen para el error que con negativos más grandes.
En esta ocasión, en la que he empleado mi último carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, que da un grano muy fino, decidí conseguir un digitalizado de mayor calidad, y la mandé a revelar a Carmencita Film Lab. Como suele suceder con los laboratorios comerciales, de escanean la película como si fuera de 24 x 36 mm, por lo que obtienes 36 imágenes dobles. Lo cual es aprovechado por muchos fotógrafos para obtener dípticos con significado en sí mismo. Las fotografías que aquí muestro intentan ofrecer paisajes, naturales, urbanos o humanos, que supongan un contraste en cada par de fotografías.
Lo cierto es que la calidad del escaneo se nota. Sin que se aprecie el grano, la gradación de gris es muy buena. Y más nitidez es difícil de pedir, por las limitaciones propias de la cámara. Hay que tener en cuenta que cuando la luz empieza a faltar, abre mucho el diafragma. Y teniendo un foco fijo, el infinito y los primeros planos pueden aparecer poco enfocados, priorizando los planos medios, retratos de cuerpo entero y similares, que sí podrían aparecer bien enfocados. Pero no el enfoque completo que se busca en los paisajes. Aunque cierto aspecto difuminado también ofrece sus virtudes estéticas.
En cualquier caso, estoy parcialmente satisfecho con los resultados obtenidos, puesto que he obtenido algunos dípticos que me parecen interesantes. Aunque tendré que pensar mejor las tomas, para mejorar los resultados globales. Espero que os gusten y os interesen.
Ah... una última cosa. Como dato. A la resolución de escaneo solicitada, el díptico tiene una resolución de algo más de 19 megapíxeles, permitiendo una ampliación de 54 x 36 cm, aproximadamente, según lo exigentes que seas. Algo menos de la mitad, si sólo quieres uno de los fotogramas del par. No está nada mal para una cámara con un negativo de este tamaño. Podría haber solicitado un nivel mayor de resolución, prácticamente el doble, pero dadas las características de la cámara, decidí que no merecía la pena el gasto. Y creo que hice bien.