El tono de esta entrada hubiera sido ligeramente distinto, sólo ligeramente, hace diez días. Muchos aficionados a la fotografía con película tradicional basada en las sales de plata, con o sin colorantes acoplados, llevamos quejándonos de algunas cosas en los últimos años. La oferta de material sensible en el mercado ha ido disminuyendo poco a poco de forma constante. Especialmente cuando hablamos de película para negativos en color. Hace veinte años la variedad más vendida, hoy en día es más sencillo encontrar película en blanco y negro. Aunque todavía ha caído mucho más la oferta de película diapositiva en color. Y los precios han ido aumentando considerablemente y de forma constante. Se nos decía que la baja demanda encarecía los costes de producción unitarios, de cada uno de los rollos. Pero en los últimos años ha habido una recuperación de la demanda y sin embargo los precios han seguido escalando.
Los más cenizos de nosotros preveíamos la extinción de algunas formas de fotografía con película negativa en color a mucho más corto plazo de lo que pensábamos, siendo más sostenible en el tiempo la fotografía en blanco y negro, más económica de producir. Pero es cierto que hay algunos elementos que mantienen en cuestión la supervivencia a largo plazo de este tipo de fotografía. No se fabrican buenas cámaras para película tradicional, salvo en nichos especializados del gran formato. Sí se fabrican bastantes cámaras de plástico, ultrasencillas, casi de juguete. Muchas veces a precios excesivos. En realidad, da la sensación de que el único nicho próspero de la película tradicional es la fotografía instantánea, en auge, especialmente con las sencillas (y mediocres) cámaras Fujifilm Instax, que derivan en abundancia de ventas en fungibles.
Hace unas semanas, los alemanes de Adox, que han recuperado instalaciones de producción de marcas de la antigua Europa oriental del otro lado del Telón de Acero, anunciaron su intención de desarrollar y recuperar la fabricación de película negativa en color. Una buena noticia, que como siempre en este ámbito hay que acoger con modesta ilusión. Uno ya esperaba la típica campaña de financiación colectiva para costear el desarrollo, pero nos sorprendieron con otra iniciativa que a mí me parece más honesta y elegante. Habían recuperado unos remanentes de película negativa en color, que estaba desarrollando una empresa que quebró, y los iban a distribuir y vender bajo la marca Adox Color Mission. Y con los beneficios, desarrollar la nueva película. Nueva... no igual que la que han puesto a comercializar bajo esta marca. Y tardarán todavía unos cuatro años nos dicen. Pero mientras... la Color Mission. Gustándome la iniciativa, encargué cinco rollos.
Expuse el primero en el mes de febrero. El segundo salió el lunes hacia el laboratorio. Pero en estas semanas otras iniciativas han surgido que hacen que veamos el futuro de la fotografía con película fotográfica en color de forma menos pesimista. Kodak ha anunciado la venta inmediata de su Gold 200 para formato 120. Cinestill ha anunciado una nueva película negativa en color de sensibilidad ISO 400 calibrada para luz de día, en lugar de la luz de tungsteno de su 800T. Supongo que también derivada de las películas para cinematografía Kodak Vision3, probablemente de la Vision3 250D Color Negative Film, al igual que la 800T deriva de la Vision3 500T Color negative Film. Y desde Japón, Bellamy Hunt nos anuncia el nuevo desarrollo de una película diapositiva en color, en colaboración con alguien de Hong Kong. Supongo que para fabricar en China, con costes más bajos, con el peculiar nombre de Fugufilm 400; fugu, un pez globo, es un pescado en plan delicatessen que tiene la peculiaridad de que debe ser preparado por alguien especialmente formado para evitar que sea muy tóxico, por una toxina producida por unas bacterias simbiontes de la especie piscícola. La alimentación como deporte de riesgo. Nadie anuncia la fabricación de nuevas cámaras serias a precio razonable. Que no sean carísimas Leica o la también carísimas Hasselblad H, con respaldos para película de formato 120 en lugar de los respaldos digitales.
La cuestión es que en febrero hice mi primer rollo de esta Adox Color Mission. Para ello, usé la Leica M6 junto con un Leitz Elmar-C 90 mm f4. La usé en paseos ciudadanos, preferentemente en las horas finales del día, buscando colores agradables. La información del distribuidor y vendedor de la película nos habla de colores saturados y con tonos no necesariamente fieles a la realidad pero agradable. Y nos nos promete, en absoluto, un grano especialmente fino (airy grain sea lo que sea que quiera significar esta expresión sobre grano aireado). El segundo rollo, que aparecerá pronto, espero, está hecho con la Canon EOS 650 y diversos objetivos en el ámbito de la floración primaveral en los parques zaragozanos.
Y he decir algo. La película me ha gustado. Lejos del excesivo desvío de los colores que encontramos en otras películas de características especiales, esta nos ofrece imágenes realistas, aunque sepamos que sus colores no lo son. Pero ninguna película reproduce de forma absolutamente fiel los colores reales, y uno elige sus películas, si hay oferta suficiente, de acuerdo a sus preferencias. Y a mí me han gustado estos colores saturados pero matizados, cálidos, llamativos, pero no chirriantes. Contrastada. Y casi lamento no haber comprado unos cuantos rollos más, para ir tirando. En estos momentos no se vende por agotamiento del primer lote, aunque han anunciado que seguirán poniendo a la venta nuevos lotes. Estaremos al tanto. Y sí, el grano es más marcado que las habituales películas negativas en color de sensibilidad ISO 200, que es la sensibilidad nominal de esta película. Eso sí, como en otras películas negativas en color, no se lleva bien con la subexposición, en la que incurrí conscientemente cuando se me estaba yendo la luz y me quedaban dos o tres negativos del rollo para terminarlo y calcé en la cámara el Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8.
Para determinadas tardes del mes de febrero, en las proximidades de la puesta del sol, tenía pensado en seguir ensayando y, quizá, profundizando en el paisaje urbano y la arquitectura que quedó como herencia de la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Y el medio que me parecía más apropiado para ello era el formato medio de la Hasselblad 500CM. Principalmente con dos objetivos; la focal estándar, el 80 mm f2,8, y el teleobjetivo corto, el 150 mm f4. Más que a la vista amplia, quería centrarme en el detalle.
En el lado del material sensible, incluí en el macuto tres tipos de película distinta para adaptar según las circunstancias de luz, pero también según la naturaleza de los motivos en cada momento. Son películas negativas en color, formato 120 claro, pero muy distintas en sus características; Kodak Ektar 100, grano muy fino, alta definición y colores saturados, Kodak Portra 400, grano menos fino, contrastes suaves y colores más matizados, muy polivalente, y Lomography CN 800, grano obvio, contraste intermedios, colores intermedios, pero valida para generar expresividad en los detalles, especialmente cuando la luz escasea.
Pero cuando fotografías al aire libre, la naturaleza va por libre, y la meteorología tomar sus propias decisiones, y también marca las tuyas. A pesar de que no se arregló la sequía que nos amenaza desde principios de año, las nubes, ausente de Zaragoza durante todo el mes de enero, empezaron a cubrir los cielos de Zaragoza, especialmente por las tardes a las horas en las que yo quería aprovechar una especial calidad de la luz. Salí varias veces para hacer fotos, tanto en fines de semana como entre semana, y apenas arrancaba una o dos fotografías en cada desplazamiento. Y no necesariamente las que yo buscaba.
A final de mes, se mezclaron otros proyectos, y me encontré conque sólo había podido exponer un rollo Kodak Portra 400. Mis previsiones eran que, si las cosas iban bien, a final de mes podía tener un par de rollos de Ektar 100, un par de rollos de Portra 400 y uno de CN 800... y con marzo llegaron otras situaciones y otros planes.
Aquí os muestro fotos de ese rollo de Portra 400, que están muy lejos de cumplir los objetivos que yo tenía en mente. Fotografías aisladas realizadas en un lapso de casi tres semanas, y que difícilmente establecen una coherencia en lo que yo quería documentar y contar. Volveremos a replantear la cosa, ya veremos cómo y cuando. Porque la "meteo" de marzo tampoco está acompañando... porque seguimos con predominio de cielos grises y luz mortecina.
Me recuerda este tiempo a las primeras semanas de pandemia en la segunda mitad del mes de marzo de 2020, cuando por la calle nos desplazábamos a nuestros trabajo los cuatro gatos que en esos momentos éramos considerados trabajadores esenciales, y hasta que a finales de abril más gente empezó a incorporarse a sus quehaceres. Quizá la meteorología acompaña el triste estado del mundo de vez en cuando. Sé que es casualidad... pero que sensación más chunga, oye.
Empieza a ser ya habitual que cuando dedico mi jornada fotográfica a la fotografía digital lleve conmigo la Olympus Trip 35 con un rollo de película. Las más de las veces película negativa en color, siendo frecuente en este caso, como en el que os comentaba hace pocas semanas, que esta sea Kodak ProImage 100, película a la que cada vez estoy más aficionado. Y si no termino el rollo en esa jornada,... pues lo llevo unos días más mientras deambulo por la ciudad y lo voy terminando.
En esta ocasión, la mayor parte del rollo lo expuse el día en que estuve estrenando el adaptador Fringer para objetivos Canon EF sobre la Fujifilm GFX 50R. Por lo que buena parte de las fotos están realizadas en el entorno de la estación ferroviaria del barrio zaragozano de Casetas y en el Parque de la Granja de Zaragoza, donde se encuentra la estación de cercanías de Miraflores donde cogí el tren para ir a Casetas. Fue un día soleado, pero un cierto grano de bruma y tenues nubes altas, que procuraban una luz agradable y más difusa que la dura luz que reinó durante los días anticiclónicos del seco mes de enero de este 2022. Una condiciones de luz en las que la Kodak ProImage 100 se desenvuelve perfectamente.
Por lo demás, la cámara, la Trip 35, tiene un fotómetro de selenio en forma, que no muestra signos de desgaste. Y es agradable de usar, con una focal, 40 mm f2,8, que me resulta cómoda y conveniente. Como ya comenté hace unas semanas, una combinación segura para manejar como bloc de notas fotográfico en días luminosos. Cuando la luz falta... hay que buscar películas más sensibles.
Últimamente acumulo experiencias fotográficas más rápidamente de lo que soy capaz de contarlas en estas páginas. Y como no sigo un orden establecido, sino que voy escribiendo de lo que más me apetece en cada momento, hay cosas que se me quedan atrás. Hace ya un mes que os comenté hace prácticamente finales de diciembre del año pasado llegaron a mi poder unos rollos de película envasada por alguien en Lituania bajo la marca NocolorStudio. Son películas, o papel en rollo, de muy distinto origen y características, que iré contando conforme los vaya utilizando. Hoy os presento los (regulares) resultados que he obtenido del segundo de los rollos que he utilizado, el NocolorStudio nº 10 Wide Spectrum.
Como su nombre indica, más o menos, es una película de sensibilidad media, ISO 100. Tiene una sensibilidad extendida al infrarrojo muy cercano, hasta 780 nm, y un alto contraste. Se anuncia como de grano muy fino, y parece que es una película técnica, según anuncia el responsable de NocolorStudio, usada para fotografía en reconocimiento aéreo a media altitud. Tambien tiene una base de PET muy transparente, lo que hace que la densidad de la base+velo tras el revelado sea muy baja.
Como el envasado de la película en el carrete es casero, claramente, recomiendan usarlo en cámaras de avance mecánico, evitando las cámaras con motor eléctrico para el avance y el rebobinado. Por ello, la utilicé con la fiable Pentax MX. Y como no quería llevar mucho engorro, e incluso permitir introducir la cámara con su objetivo en un bolsillo del chaquetón en un momento dado, le puse el objetivo pancake de la marca, el SMC-M 40 mm f2,8. No es el objetivo más nítido de la marca, pero es decente. Siempre he considerado el fotómetro de la Pentax MX como muy fiable a la hora de ayudarme a determinar la medición adecuada. Y en esta ocasión, dada la anunciada sensibilidad extendida al rojo profundo y al infrarrojo más cercano, le puse un filtro rojo Helios Rot 25.
Una película ISO 100, con un filtro rojo que se come, al menos teóricamente, tres pasos de luz, es equivalente a tirar con una película ISO 12. Así que para probar esta película busqué momentos soleados a lo largo del día. De todos modos, no estimé la exposición, sino que utilicé el fotómetro integrado en la Pentax MX para guiar los valores de exposición. Pero bueno, eso significa que a pleno sol una exposición correcta para esta película con el filtro rojo sería f8 de apertura y 1/60 segundo de velocidad de obturación. Aproximadamente. De acuerdo a lo más aproximado que se puede ajustar con la cámara. No obstante... el fotómetro me proponía equivalentes a f8 y 1/125 segundo. Como nunca he tenido problemas con el fotómetro de la cámara, ni aun intercalando filtros de distintos colores, los acepté.
No tengo tiempos de revelado "oficiales" para Kodak HC-110, y menos aún para el SPUR Acurol-N que es el otro revelador del que dispongo. Como ya comenté en la entrada a la que me he referido antes, me puse en contacto con el lituano que lleva este cotarro a través de su cuenta en Instagram, mediante un comentario en una de sus fotos, para saber si tenía experiencia con el HC-110. Me dijo que no, pero en el intercambio de comentarios, anuncié mi idea de hacer un revelado desatendido, y le pareció bien. Así que HC-110, dilución 1:160 y 50 minutos de revelado desatendido con 20 inversiones del tambor al principio y cuatro a la mitad del tiempo de revelado. La revelé en el mismo tambor que la NocolorStudio nº 5 High Contrast. Fue digitalizado con la Panasonic Lumix G9 (que ya no tengo; en el futuro usaré la Olympus OM-D E-M5 III) y el Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS. El resultado... subexposición. Menor que en el caso de la nº 5. En la fase digital del procesado, no he querido levantar a la fuerza las sombras, porque salía mucho grano desagradable. Igual que me pasó con la nº 5, al ajustar el contraste, han salido deficiencias tanto en la película como en el sensor de la Lumix G9 (manchitas), que normalmente pasan absolutamente desapercibidas, y que ahora achaco a la falta de limpieza del sensor de la cámara tras devolvérmela el servicio técnico de Panasonic en Zaragoza. Unos chapucheros. El aspecto final de las fotos es de sombras densas, no carentes de materia pero casi. Y fotografías muy contrastadas.
La película no es muy cara. Son 6,50 euros por rollo de 29 fotogramas; a mí sólo me salieron 28. Más los gastos de envío desde Lituania. No hay aduanas; son Unión Europea. Tampoco me veo yo utilizando esta película de nuevo. Por las deficiencias en la exposición, que se pueden aplicar a muchos factores... pues el efecto del filtro sólo se nota en los contrastes del cielo, en el que las nubes aparecen bien destacadas. Pero no se aprecia mucho en la vegetación, que esperaba en tonos de gris más claros, por reflejar el componente del infrarrojo cercano. Evidentemente, hay suficientes películas de esta sensibilidad o parecida, con o sin la sensibilidad extendida al infrarrojo, mucho más fiables, como para interesarme por ella de nuevo.
Uso, o he usado, con cierta frecuencia las películas para negativos en color en formato 135 (o 35 mm) de sensibilidad ISO 200. El motivo principal es que durante muchos años estaban ampliamente disponibles en el mercado, y eran las más económicas con un nivel razonable de calidad. Tanto Fujifilm con su C200 como Kodak con su ColorPlus 200 eran opciones interesantes para una fotografía sin muchas exigencias, pero que funcionase con carácter general. Utilizo el verbo en pasado, porque últimamente las veo mucho menos disponibles. Y hay quien ha dicho que pueden ser la misma emulsión... aunque yo no lo tengo claro. Pero sinceramente no lo sé. Sin embargo, como decía hace unos días, la sensibilidad ISO 200 se me queda en una zona intermedia de compromiso, que no siempre me acaba de convencer. Ni tiene la finura de grano, y por lo tanto mayor nitidez, de las ISO 100, ni tiene la reserva de sensibilidad para condiciones de luz diversas de las ISO 400. Los compromisos están bien siempre y cuando saques un beneficio neto de los mismos en algún punto.
En el viaje reciente a Madrid, a principios de febrero, como ya empecé a comentar el lunes, me lleve la Pentax MX como cámara principal. Y como material sensible una mezcla de dos tipo de películas, lo que tenía disponible en el frigorífico. Cogí los dos rollos que me quedaban de Kodak Gold 200, más cara que la ColorPlus 200, pero que en estos momentos encuentro con más facilidad en el comercio local. Y, si los agotaba, como así fue, para las últimas horas del viaje, potencialmente con menos luz, aunque en realidad no fue así, un rollo de Kodak UltraMax 400, que es el que presento en esta entrada.
He de decir que en algunos fotogramas del rollo tuve un problema. No he puesto ningún ejemplo entre las fotos que he incluido para ilustrar el texto. Pero en ellos se aprecia un oscurecimiento de una parte de la fotografía. Creo que la explicación más probable es que se me cruzaran por medio, al menos parcialmente, los enganches para la correa de bandolera de la cámara que sólo llevé puesta un ratito por la mañana. Luego preferir llevar la cámara asida por los enganches, para ser más discreto que con la cámara en el cuello. Una pena, porque algunas de esas fotos me gustaban en tema y composición.
Si comparo los resultados obtenidos con la UltraMax 400 con respecto a los de los rollos de Gold 200, lo cierto es que la diferencia en el grano de la película, y en la nitidez global de la imagen, es muy pequeña. A favor de la Gold 200, pero muy pequeña, y no compensa la ventaja de llevar una mayor reserva de sensibilidad. Cierto es que la luz de ese día en exteriores me hubiera permitido llevar algunos rollos de Kodak Pro Image 100, de los que también tenía varios en el frigorífico. Pero entonces no hubiera tenido reserva de sensibilidad para fotografiar en el interior del mercado de San Miguel. Ni aun teniendo en cuenta que el objetivo que llevaba era el SMC-M 50 mm f1,4, muy luminoso. Pero que en escenas generales prefiero no usar a máxima abertura, para tener mayor profundidad de campo.
El balance final es el que comentaba ya hace unos días. Dado que en estos momentos no encuentro las dos declinaciones económicas de película ISO 200 con tanta facilidad como hace unos años, siendo el precio una de las principales razones para usarlas, en estos momentos prefiero optar por los ISO 100 cuando busco nitidez o los ISO 400 cuando busco versatilidad. Como me ha pasado durante la mayor parte de mi vida como aficionado a la fotografía, la sensibilidad ISO 200 se queda en un terreno intermedio, en el que los compromisos adoptados no acaban de satisfacerme en ninguna de las direcciones. Aunque si es lo que hay, tampoco me importa adaptarme y usar estas películas. Que conste.