Los museos dedicados de forma exclusiva a la fotografía no es que abunden. Van apareciendo poco a poco, y no suelen ser muy conocidos. No suelen tener exposición permanente, sus colecciones son cuidadosamente guardadas y archivadas, aunque eventualmente exponen partes de sus fondos siguiendo líneas temáticas diversas. En general, su actividad se basa en las exposiciones temporales, con fotografías de fondos ajenos, y en la actividad cultural que desarrollan en torno a ellas. En España son raros e incógnitos.
Entre los que conozco, la mayor parte de ellos en Europa, Fotografiska en Suecia es uno de los más activos y con más encanto.
De trayectoria relativamente corta, se abrió en 2010, no es propiamente un museo. Carece de colección propia, y es más bien un centro sobre la fotografía contemporánea de carácter comercial. Situado en un antiguo edificio aduanero para el control de mercancías en los muelles de Estocolmo, de estilo "art nouveau", dispone además de una nutrida tienda, que vende todo tipo de mercaderías promocionales, libros, muchos libros,... y fotografías, por supuesto. Tiene bar-café y restaurante, muy animados, especialmente cuando hace buen tiempo. Y es muy visitado. Suele estar muy ambientado.
Lo visité por primera vez en 2011, cuando llevaba poco más de un año abierto, y en esta segunda visita 5 años más tarde he podido apreciar cómo el centro está integrado en la vida de la capital sueca. El plano de la ciudad que ofrecen los hoteles y las oficinas de turismo de Estocolmo lleva este año 2016 una vista de Fotografiska, como lugar que ya se considera emblemático de la ciudad.
Y lo que es más importante, las exposiciones suelen ser de alto nivel. Vamos a ellas, las que visité el pasado 13 de agosto de 2016.
NICK BRANDT - INHERIT THE DUST
Probablemente, la exposición más interesante y de más nivel fotográfico de las que había en estas fechas de mediados de agosto. Se trata del nuevo trabajo del británico Nick Brandt, un fotógrafo que fotografía fundamentalmente en África, habiéndose enfocado en documentar la vida salvaje del gran continente ancestral, abogando por su protección y denunciado los desmanes que se cometen contra la misma.
Si las anteriores series del autor se caracterizaban por la belleza y majestuosidad de los animales en libertad, con fotografías en blanco y negro de gran calidad, en esta ocasión la acción de denuncia es mucho más incisiva. Grandes fotografías de carácter casi mural que nos presentan paisajes urbanos o suburbanos de las urbes africanas, muy degradados, donde antes hubo vida salvaje floreciente. Y donde ahora mal viven sus habitantes humanos en unas sociedades en las que el progreso económico se acompaña de fuertes incrementos en las desigualdades sociales, como es propio de los desarrollos capitalistas descontrolados.
En todas las fotografías, el fotógrafo con sus ayudantes colocó un mural de una foto realizada por él para otras series, y descartada en su motivo por distintos motivos, y que en su momento pudo habitar en los entornos ahora degradados. No hay trucos digitales. Las gigantes fotografías a tamaño natural de elefantes, jirafas, leones, chimpancés,... se imprimieron y se pegaron sobre grandes tableros que se colocaron cuidadosamente en el paisaje degradado de forma armoniosa. Después con una cámara de formato medio para película tradicional en blanco y negro se tomaron series de fotografías que se tras un escaneado de alta calidad, se ensamblaron cuidadosmente para la imagen final. Sin más retoque digital que los ajustes necesarios de luminosidad y contraste tras el escaneado. El "como se hizo" se expone y se cuenta en un documental.
Supongo que esta exposición se irá moviendo por el mundo. Si en algún momento está cerca de donde os encontréis, no lo dudéis. Id a verla. Os impresionará. Mucho. Tanto por los aspectos formales como por sus conceptos y denuncias. Arte con mayúsculas.
ÅKE ERICSON - NON GRATA
La segunda exposición que visité está dedicada a un fotógrafo local, Åke Ericson, periodista gráfico que residen en Estocolmo y que presenta un trabajo sobre la discriminación que sufre el pueblo gitano en diversos países de Europa, con especial gravedad en algunos países del centro y el este de Europa, donde las débiles y poco consolidadas socialmente democracias establecidas tras las dictaduras de inspiración soviética no han conseguido regular la situación de estas personas. Países en los que también están produciéndose brotes de extremismo nacionalista, a veces de orientación fascista, que no ayudan tampoco a mejorar la situación.
En el tono de muchos reportajes que se pueden ver actualmente con contenido de denuncia social, contiene no obstante algunas imágenes notablemente potentes, y presenta algunas realidades que pueden parecernos más graves incluso de lo que nos temíamos. Es un trabajo bueno y valiente.
LA IMAGEN DE LA GARBO
Greta Garbo es un icono de la cultura popular mundial. Greta Garbo es un ídolo de la cultura de su país natal, Suecia, y de la ciudad donde vio la luz, Estocolmo. Por lo tanto, no es raro encontrar manifestaciones culturales en la capital sueca sobre una de las actrices más carismáticas de la historia del cine. Procedente de una colección privada, nos encontramos en Fotografiska con una exposición dedicada a la imagen fotográfica de la actriz, que tras una carrera prematuramente terminada, se sumió en una vida de discreción y misterio.
La mayor parte de las fotografías proceden de los archivos de la Metro Goldwin Mayer, productora con la que trabajó la actriz sueca en Hollywood. Por ello no es fácil saber a qué fotógrafo atribuir cada una de las imágenes. Eran fotógrafos a sueldo de los estudios, y no solía aparecer en los créditos de las fotografías. Pero se nos informa que la mayor parte de ellas son atribuibles a Ruth Harriet Louise (entre 1924 y 1930 aproximadamente), y a Clarence Sinclair Bull, hasta el final de la carrera de Garbo, por lo que son sus fotografías las que dominan la exposición.
BRYAN ADAMS - EXPOSED
No, no es un fotógrafo que se llama como el cantante. Es el cantante que también se dedica a fotógrafo de vez en cuando. Con la cantidad de amiguetes que tiene Bryan Adams en el mundo de la farándula, al canadiense no le resultó difícil empezar a hacer sus pinitos en el campo de la fotografía de moda y celebridades, y que algunas revistas de cierto prestigio en estos campos comenzasen a publicar sus fotografías.
Con una técnica razonablemente buena, Adams nos propone una colección de retratos de caras conocidas en los que se aprecian influencias claras de los grandes del medio como puedan ser Helmut Newton, Richard Avedon, o incluso Irving Penn, pero sin que aporte gran cosa más allá. Buen artesano capaz por lo tanto de emular a los mejores, nos presenta una exposición que interesa a la gente por la cantidad de caras conocidas. Si le pones la pimienta de algún desnudo, es ya un tópico la presencia con poca ropa en este tipo de exposiciones por parte de Kate Moss, y si tenemos en cuenta el notable tamaño de las copias, pues tienes el espectáculo montado.
Entendámonos, no quiero en absoluto menospreciar el trabajo del cantante, ya que las fotografías no son malas ni mucho menos y hay algunas que te enganchan la vista, en las que el fotógrafo parece haber captado algo más del carácter famoso que tiene en frente. Pero hay muchos buenos fotógrafos en el munde de la moda y el famoseo que pueden estar a su nivel, pero con menos proyección por falta de nombre a priori.
Eso sí, junto a "Exposed", en una sección de la exposición, encontramos "Wounded", una serie de retratos de veteranos del ejército británico heridos en acto de servicio, y que aportan algo más. Por lo menos hay ahí un reto más complejo, correctamente resuelto, y elementos de reflexión más allá de lo anecdótico del resto de la exposición.
HANNAH MODIGH - HURRICANE SEASON
Otra fotógrafa local; sueca quiero decir. De Hannah Modigh me sonaba su trabajo sobre la adolescencia y la juventud del cual en algún momento ya hablé en estas páginas. En esta ocasión, nos lleva al estado de Louisiana, a sus regiones costeras, aquellas que con más frecuencia se ven azotadas por los huracanes que se forman en las inmediaciones del golfo de Méjico.
Es un trabajo que no pretende ser un trabajo periodístico, un reportaje al uso, sino un acercamiento, un retrato de una sociedad, en general sin muchos medios económicos, que vive constantemente bajo la amenaza de los fenómenos climatológicos de carácter disruptivo. Que constantemente ponen en jaque el modo de vida de estas gentes, parte del profundo sur de los Estados Unidos. Con un tono un pelín distante, pero muy directo, más que una narración nos propone una serie de vistas de una realidad física y social.
AAPO HUHTA - JOVEN FOTÓGRAFO NÓRDICO DEL AÑO 2016
La última de las exposiciones corresponde a la pequeña sala dedicada a Aapo Huhta, fotógrafo finlandés emergente, y que presenta su trabajo Block, ensayo fotográfico en el que nos muestra paisajes urbanos con el ser humano en soledad, o anonimizado, dando un tono distópico a nuestra realidad cotidiana.
Como habéis visto, nos llevó un rato el realizar la visita al conjunto de las exposiciones, la fotografía con la que iniciaba este artículo está tomada a la salida, con una luz crepuscular, en torno a las nueve de la noche. Cuando llegamos era media tarde.
Aun tuvimos ocasión para tomar una cerveza en el bar cafetería del centro, y a regalarnos con una no demasiado asequible cena en el restaurante del mismo. En cualquier caso, visita obligada para todos los aficionados a la fotografía que se acerquen a la capital sueca, y recomendable para los no aficionados. Con horarios muy extensos. Normalmente cierra a las 10 de la noche, con días de la semana que se prolonga hasta la una de la madrugada. No hay excusa para decir que no se encuentra tiempo.
Quiero hacer un repaso aunque sea breve a las exposiciones actualmente en vigor en el Caixaforum de Zaragoza, una de pintura y otra de fotografía documental. Ya hace un par de semanas que visité estas exposiciones, pero como últimamente he tenido una diversidad de temas sobre los que escribir, se me estaban quedando ahí atrasados. Ya digo que como no tengo mucho tiempo, el comentario será breve, pero si lo sigo retrasando, llegará un momento en el que no tendrá sentido.
19º FotoPres
En primer lugar, hablar de la exposición de los fotógrafos o colectivos de fotógrafos seleccionados en la 19ª edición del certamen FotoPres. Este es un certamen de fotografía documental que patrocina la obra social de La Caixa, que busca impulsar proyectos fotográficos con un marcado contenido social, generalmente de fotógrafos o colectivos de fotógrafos españoles, aunque también latinoamericanos y de algún otro país europeo.
Este certamen tenía una periodicidad bienal hasta el año 2009, pero creo o deduzco de su página web que desde esa fecha sólo se ha convocado en dos ocasiones. La 19ª edición que se expone actualmente en el centro de Zaragoza y la 20ª que debe estar en marcha.
Yo tuve ocasión de visitar la exposición correspondiente a la edición de 2009 en Caixaforum de Madrid hace unos años, una edición que estuvo marcada por las impresionantes fotografías del reportaje sobre violencia de género que presentó Emilio Morenatti. En esta edición que ahora podemos contemplar en Zaragoza he de decir que me ha costado encontrar un trabajo que me haya impresionado, en todos los sentidos, como aquel.
Siempre he sido fiel consumidor de la fotografía documental. Además de exposiciones diversas y lo que se puede ver en internet, cada tres meses pasaba por el quiosco a por mi copia de OjodePez, revista de fotografía documental que parece que ya no se va a volver a publicar en papel, salvo que esté mal informado. Y hay una cosa que me ha pasado con el tiempo. Me ha saturado. Me ha saturado tanto la repetición de los temas (los refugiados, las prisiones latinoamericanas, las mujeres en los países en conflicto centroamericanos, los suburbios de las grandes ciudades,...) como la repetición formal o estilística de las fotografías. Parece que todos sigan una moda común sobre temas y formas de afrontarlos, y esta es la principal crítica que tengo que hacer de la exposición.
Por otro lado, no se trata de una exposición uniforme ni uniformada. Cada uno de los proyectos tiene su espacio individualizados, mejor o peor adaptado, al tema del mismo y las decisiones formales de sus creadores. Y esto es una buena cosa. Es como si estuvieras visitando varias exposiciones individuales, por lo que aprecias mejor cuál te atrae más cual te atrae menos, te centras mejor en el tema tratado, y puedes encontrar mejor aquellos hallazgos fotográficos que más te pueden gustar. Porque independientemente de los defectillos mencionados, creo que es una exposición a la que debe asistir cualquier aficionado a la fotografía.
Settecento - Obras maestras de la pintura italiana de los Staatliche Museen zu Berlin
La otra exposición en activo en estos momentos en Caixaforum Zaragoza no es de fotografía, sino de pintura. Y se trata de una selección de obras italianas del siglo XVIII conservadas en los Museos Estatales de Berlín... por lo que es fácil que algunas de ellas ya las haya contemplado in situ en alguna visita a la capital alemana.
He de decir que esta exposición tiene un hándicap... por lo menos para mí. En 1990 se celebró en Zaragoza, en el Palacio de Sástago una exposición sobre el Settecento italiano, que probablemente ha sido una de las exposiciones más importantes que se ha celebrado en ese lugar y en la ciudad a lo largo de su historia. A mí me resultó muy impresionante y la visité varias veces.
No es que el Settecento sea en su conjunto el período de la historia del arte que más me llame la atención, ni mucho menos, pero aquella exposición estaba muy bien montada, tenía obras excelentes, y sobretodo se centraba en aquellas cuestiones que a mí, por un motivo u otro más me atraían.
Las "vedute" de las ciudades italianas, así como los paisajes imaginados de ruinas del mundo clásico, otorgaban a aquellas pinturas de un equilibrio estético tan geométrico, tan propio del neoclasicismo, que se acomodaba muy bien a mi mente cuadriculada. Esa precisión en las líneas arquitectónicas con el aprovechamiento del pleno desarrollo alcanzado ya en las artes en el control de la perspectiva y la iluminación siempre me gustaron.
Esta exposición actual en Caixaforum nos devuelve a aquella época. Pero con una variedad de temas y con una limitación de obras que hace que no tenga el empaque de aquella exposición de hace 26 años que para mí supuso un antes y un después en la cosa de asistir a exposiciones o a museos.
No obstante, cualquier aficionado a la pintura y al arte en general la disfrutará, y sería tontería no recomendarla.
El mes pasado ya me escapé un sábado a Madrid. Hacía casi un par de años que no iba por la capital, y me había saltado las dos últimas ediciones de PHotoEspaña. También me hubiera gustado ver la exposición del Bosco en el Prado, pero al haber decidido el viaje con apenas 36 horas de antelación y siendo en sábado no tuve entradas. Esta semana pasada, estando de vacaciones, volvió a surgirme la posibilidad de acercarme a la villa y corte. De forma más programada. Y aunque también tenía algún compromiso social que atender, fijé con prioridad la visita a la mayor pinacoteca española, previendo también algunos tiempos para algunas exposiciones de fotografía que me quedaron pendientes. Os lo cuento.
Empiezo por la pintura. El Bosco es uno de mis pintores favoritos de todos los tiempos desde 1990. Lo sé con tanta seguridad porque fue el año que pasé viviendo en Madrid, y en el que algunos días de la semana el acceso al Museo del Prado era gratuito. Así que algunos miércoles me bajaba por la tarde y veía tranquilamente alguna sección del mismo. Sin agobios. No había tanto turista entonces. Y muchas veces me pasaba un momento a contemplar "El jardín de las delicias" o "El carro de heno". Me fascinaban.
Ya aviso que las fotografías de la exposición son de extranjis. El Museo del Prado tiene actualmente una política hostil a la fotografía en sus instalaciones, que contrasta con instituciones similares de otros países en los que no sólo se permite sino que se anima. Y se pide que se difunda y se cite, tanto la obra, como el autor, como la institución que lo conserva. O se promueven acciones de conciliación y pacificación de intereses como la iniciativa Tous photographes! de los museos públicos de la República Francesa. Aquí siempre vamos a la contra o hacia atrás.
En cualquier caso, una exposición sobre el pintor flamenco siempre me merece la pena, especialmente cuando a los cuadros que ya me resultaban conocidos desde hace más de 25 años, se suman otros cedidos por otros museos o colecciones del mundo. Cierto es que, a pesar del número limitado de entradas por horas, las salas de la exposición están muy concurridas, con la gente agolpándose ante las obras más conocidas. Obras que, por sus características, lleva mucho rato contemplar. Así que hay que ir armado de paciencia, para ir tomando posición ante las tablas y, una vez en primera fila, poder contemplarlas, analizarlas y disfrutarlas con calma, obviando el nerviosismo de los que por detrás están deseando que te pires.
Pero todo esto sucedió a partir de las seis y cuarto de la tarde y hasta el momento de dirigirme a la estación a coger el tren de vuelta a Zaragoza a las ocho y media. Hasta entonces había planificado algunas visitas a exposiciones de PHotoEspaña que quedaron pendientes de hace un mes.
Me extrañó en su momento que la Fundación Mapfre no ofreciera alguna buena exposición de fotografía. Tienen una tradición de hace ya años por la que siempre tienen a algún fotógrafo interesante en algunas de las salas de exposiciones que tienen en Madrid. Con estupendos catálogos, además. A finales de junio se aclaró el tema cuando vi la noticia de la inauguración en su sala de Recoleto de una retrospectiva de Hiroshi Sugimoto, bajo el título de "Black Box".
Conozco desde hace ya un tiempo la obra de este japonés residente en Estados Unidos. Sus series tienen mucho que ver con los concepto de realidad y apariencia, con el paso del tiempo, con la vida y la muerte. También es arquitecto y ha realizado fotografía de arquitectura. Tengo algún libro con ejemplos de sus obras, pero nunca había tenido la oportunidad de verlas tal y como las concibe. Trabaja con grandes formatos, tanto en el momento de la toma como a la hora de realizar las copias. Grandes copias en blanco y negro de gran perfección técnica, que transmiten como pocas cosas la sustancia y la materia que acompaña a los conceptos que subyacen en las mismas. Creo que es de las imprescindibles en el festival de este año.
Un carácter muy distinto tiene la obra de Miroslav Tichý, fotógrafo checo que tras la Segunda Guerra Mundial comenzó a estudiar bellas artes en Praga, orientándose fundamentalmente a la pintura. Pero al mismo tiempo chocando con el oficialismo del recientemente instaurado régimen comunista, de caracter totalitario. Como consecuencia, abandonó las corrientes del arte oficial, se refugió en su ciudad natal y comenzó a realizar fotografías robadas por las calles de las mismas con cámaras artesanales fabricadas por él mismo con materiales de desecho.
La calidad intrínseca de sus copias es baja. Poco nítidas, con un enfoque dudoso. Unido al motivo fundamental de las mismas, que son las mujeres de todo tipo, edad y condición, otorgan unas connotaciones voyeuristas a su obra que incluso llegan a producir desasosiego en algún momento. Viviendo al margen de la sociedad a casi todos los efectos, montando sus fotografías sobre paspartús también artesanales realizados con cartones de desecho, estuvo olvidado durante décadas hasta que fue reivindicado en la primera década del siglo XXI. Fallecido en 2011, el carácter de su obra me resulta todavía incierto, y no todos los argumentos de quienes lo reivindican me acaban de convencer. La sexualidad que desprenden algunas de sus imágenes no me acaban de convencer de cuáles fueron las intenciones de Tichý. Pero lo mejor es que cada cual vea su obra y opine. A mi me resulta un poquito grimoso. Sin dejar de reconocer los logros estéticos y formales de muchas de sus obras, a pesar de lo precario de sus materiales.
En la Fundación Canal tenemos a una de las fotógrafas de moda en todo el mundo. Se trata de la exposición "Street Photographer" dedicada a Vivian Maier, una exposición que probablemente en estos momentos podamos encontrar en varios lugares del mundo al mismo tiempo, ya que la intensa actividad publicitaria sobre la obra de la niñera convertida en fotógrafa documental de calle, una actividad totalmente desconocida para todos hasta después de su muerte, hace que la demanda sobre todo los aspectos de esta obra sea muy grande.
Cierto es que la calidad fotográfica de su obra es elevada a pesar de que la mayoría de los negativos permaneciron ocultos hasta después de la muerte de Maier. A mí no dejan de sorprenderme la precisión en la composición a la hora de mirar al mundo y lo incisivo de la mirada a la hora de acercarse a sus semejantes. Realmente, dejando de lado la intensa mercadotecnia y explotación que está sufriendo esta obra, hasta un punto que a algunos nos llega casi a la saturación, no deja de ser una exposición que merece la pena ser vista.
Después de comer, sólo teníamos intención de visitar una exposición de fotografía, dos en realidad en un mismo lugar, hasta el momento de entrar en el Museo del Prado. Pero de camino nos pilló cerca el Museo ICO donde nos encontramos con otra exposición que nos resultó sorprendente y además muy interesante. Se trata de la exposición "Desplazamientos" de Robbins & Becher (Andrea Robbins y Max Becher).
Este matrimonio que trabajan juntos no se definen como fotógrafos, sino que utilizan las fotografía para exposner sus tesis. En este caso los desplazamientos culturales a lo largo de todo el mundo. La adopción de formas y manifestaciones culturales por determinadas poblaciones que son ajenas a sus tradiciones. Barrios en extremo oriente con la arquitectura propia de los países bajos. Alemanes que se visten y actúan periódicamente como nativos norteamericanos según la visión que transmitió Karl May, un escritor que nunca salió de su Alemania natal. La tradición de los afroamericanos como "cowboys", cuando todos tenemos la imagen del vaquero blanco y rubio. Una población de la costa oeste norteamericana que "deciden" ser bávaros, aunque no tienen ningún ancestro de esa región alemana. La arquitectura de estilo colonial alemán en Namibia cuando hace 100 años que dejó de estar administrada por Alemania, que no trató especialmente bien a sus aborígenes. Una "reproducción" de los canales de Venecia en Las Vegas... Con un estilo directo, sin artificios, exposición clara de hechos, muy estilo "escuela de Duseldorf", nos ofrecen una interesante reflexión sobre la naturaleza de las culturas y las civilizaciones humanas.
Tras esta interesante exposición, tenemos hora y media antes de dirigirnos a ver el Bosco. Nos agenciamos unas bebidas portables para aliviarnos del calor bochornoso de un Madrid medio nublado, y nos dirigimos al Real Jardín Botánico, donde suele haber todos los años un par de exposiciones de PHotoEspaña, además de la librería oficial del festival.
La primera es de Linarejos Moreno, que en copias de gran formato sobre arpillera nos ofrece una irónica mirada a los modelos botánicos del siglo XIX, maquetas articuladas de plantas y desmontables de plantas, que fotografía recordando la obra de Karl Blossfeldt en los años 20 del siglo pasado, aquella dedicada a plantas auténticas. No deja de transmitir una crítica a determinadas formas de transmitir o acceder al conocimiento, o de mirar al mundo, promovidas incluso desde las instituciones oficiales y académicas. Mucha más sustancia de lo que parece, aparte de la minuciosidad técnica de su materialización.
Y además de la interesante obra de esta fotógrafa madrileña, tenemos también la exposición "La hora inmóvil, una metafísica del Mediterráneo", del siempre interesante Bernard Plossu. Plossu es un habitual de estas páginas, puesto que es uno de mis favoritos en el mundo de la fotografía, a pesar de, o precisamente debido a la falta de espectacularidad en sus imágenes. Que sin embargo suelen venir mucho más cargadas de significado e incluso de poesía de lo que nos parece. Realizadas con sencillez, que no con simplicidad, con sus Nikkormat de los años 70 y sus ópticas de 50 mm, habitualmente en blanco y negro, con una composición mucho más cuidada de lo que parece sobre sujetos de apariencia banal, intenta captar la esencia y el alma de los lugares por los que transita. En esta ocasión los países del norte del Mediterráneo. España, Italia, Grecia, Croacia,...
Plossu es como la antitesis de muchas de las propuestas fotográficas actuales que, llenas de color y artificio, carecen de significado y se limitan a repetir "ad nauseam" las mismas propuesta y las mismas imágenes. Aquí estamos ante la observación atenta del mundo y sus detalles, intentando captar no lo que es universalmente conocido si no lo que pertenece universalmente a todos. Lo cual muchas veces está en paisajes cotidianos y aparetemente banales. A mí... me sigue gustando mucho.
Con estas exposiciones, y la subsiguiente visita a los invernaderos del botánico de la que ya os hablé hace unos días en mi Cuaderno de ruta, dimos por terminada la visita a PHotoEspaña, y nos dirigimos a la exposición del Bosco por la que hemos empezado este artículo. Que espero os haya interesado y motivado.
Camino de Zaragoza, en el tren, el atardecer. Y la imaginación de posibles proyectos fotográficos, alguno de los cuales van en la cabeza, y otros en el bolso de viaje.
La primera de ellas es la exposición de Pat Graham, "Instrument (Instrumento)". ¿Y de qué instrumento estamos hablando? Pues básicamente de la guitarra, especialmente asociada al rock.
Nos dice un texto a la entrada de la exposición, que de la misma que el fotógrafo y su cámara desarrollan una especial relación que hace que la tradicional cantinela de que "la cámara no importa que lo que importa es el fotógrafo" sea una verdad a medias, entre el músico y su instrumento, su guitarra se genera también una relación muy especial.
Así, Pat Graham (cuenta de Twitter), su página web parece fuera de servicio), fotógrafo norteamericano establecido en Londres, empezó a seguir en su adolescencia la evolución del rock and roll en la ámbito del punk, y empezó a documentar el fenómeno con su cámara fotográfica.
Como consecuencia, tenemos ante nosotros un conjunto de imágenes en el que el fotógrafo intenta captar hasta que punto el alma del músico se ha fundido con los baqueteados instrumentos musicales… que tan mala vida llevan en el ámbito de los conciertos más energéticos, como nos cuentan los propios músicos en los textos que acompañan algunas de las fotografías.
Además de las fotografías, en la exposición podemos visualizar algunos vídeos así como escuchar algunas grabaciones de los músicos que poseyeron los instrumentos que aparecen en las fotografías.
Las fotografías de la exposición tienen calidad, pero quienes más van a disfrutar de la exposición son aquellos aficionados al rock, que además sientan algo del fetichismo hacia los instrumentos que el fotógrafo parece demostrar en sus imágenes. Y sé que por Fotógraf@s en Zaragoza alguno que otro hay que disfrutará de la muestra.
¿Para el resto? Pues no es una exposición de interés tan general como la que hemos mencionado al principio de Conesa. Pero siempre se puede aprender de los mejores, sea cual sea el género que estos practiquen. Y sí, hay fotos muy buenas.
Más interés general tiene la segunda de las exposiciones, aunque probablemente exige un mayor trabajo e interacción por parte del visitante para poder aprovecharla a fondo.
Daniel Blaufuks es portugués. Lisboeta. Sí, a pesar de ese apellido tan centroeuropeo. De hecho, la exposición es producida por el Museu Nacional de Arte Contemporânea do Chiado, MNAC, lugar que a pesar de mis variadas visitas a la capital portuguesa, no conozco. Para la próxima.
El título de la exposición, “Toda la memoria del mundo, parte uno” resulta enigmático. Lo primero que piensas es que habrá al menos una “parte dos”. No. De esto te enteras más tarde, o si has leído antes de entrar el díptico informativo de la exposición. La cual, es poco “habladora”. No hay textos ni pies de foto que ayuden al visitante. Nosotros hemos encontrado estimulante ir contemplándola con el fin de desentrañar el mensaje que nos propone. Lo voy a “destripar”, así que si alguien quiere jugar a lo mismo, quizá debiera dejar de leer aquí… pero da igual. Lo importante es visitarla y comprenderla.
Nos recibe con algunas fotografías de objetos. Objetos que se ven usados, viejos incluso. Aislados de cualquier contexto que nos den una pista de qué se trata. Me viene de repente a la memoria el trabajo de la japonesa Ishiuchi Miyako, de la cual tengo un libro. Una de las series de Ishiuchi se titula Hiroshima, y son fotografías muy similares, de objetos personales de las víctimas del bombardeo nuclear de la ciudad nipona.
Por lo tanto, empezamos a sospechar que no vamos a estar ante un tema alegre precisamente. La reflexión puede ser difícil… A continuación comprobamos que el grueso de la exposición son un conjunto de collages con imágenes de contenido diverso que se agrupan en murales o colecciones cuya relación tenemos que descubrir.
Los primeros nos desconciertan un poco. Parecen colecciones de fotografías extraídas de tarjetas postales, catálogos de viajes o guías turísticas. Pero entre ellas podemos ver también fotografías que hacen referencia a la Alemania nazi. Poco a poco vamos comprobando también que hay no pocas referencias que hacen referencia a Therensienstadt o Terezin. Este lugar se encuentra en la actual República Checa, y los alemanes instalaron allí un peculiar campo de concentración sobre el que la propaganda alemana difundía que se trataba de una “colonia” judía modelo, ejemplo de humanidad y bonhomía de la “raza superior” hacia la “inferior”.
No pocas de estas referencias nos dirigen a las obras literarias de W. G. Sebald, que como obra más conocida está aquella en la que se basó Hitchcock para su película Vertigo. También encontramos referencias a otros escritores y realizadores de cine, especialmente a Alain Resnais, del cual hay imágenes de una de sus películas más emblemáticas, El año pasado en Marienbad (L’année dernière à Marienbad), de compleja trama y enorme belleza visual, y del cortometraje Toute la memoire du monde. Sí. Casi el mismo título que el de la exposición que contemplamos. Pronto nos enteraremos que muchas de estas obras hacen referencia a los recuerdos o a la memoria, tanto la individual como la colectiva. O la memoria histórica. Seguimos avanzando entre los murales…
Nos encontramos con algunos que agrupan imágenes que se asocian a lugares de reclusión. Sean hospitales psiquiátricos antiguos, cuarteles u otros edificios de aspecto más o menos ominoso. Indudablemente asociados con la pérdida de la libertad. También observamos algunos murales que relacionamos con las manifestaciones deportivas o gimnásticas de masas a las que por los motivos que sea tan aficionados son los regímenes totalitarios. Tanto el de la Alemania nazi al que ya hemos encontrado varias referencias en la exposición, como de otras dictaduras de todo signo y lugar geográfico. En este caso sospechamos que muchas de las fotos corresponden a las dictaduras de los países del antiguo bloque soviético de la Europa oriental, además de las alemanas.
Finalmente nos encontramos con la proyección de una película, realizada por el propio Daniel Blaufuks, que dura 4 horas y 35 minutos... no la vemos entera, claro.
Con posterioridad nos enteraremos de algunos datos...
Por ejemplo que la duración de la película coincide más o menos con la duración de una visita de la Cruz Roja al campo de concentración de Therensienstadt, que sirvió a los jerarcas nazis para disimular lo que realmente hacían en otras parte de Europa con los judíos y otras minorías. También implica una crítica hacia el organismo internacional por la ineficacia de sus "inspecciones".
La película incluye tres tipos de imágenes:
Metraje filmado por el propio Blaufuks en la actual Terezin en la República Checa.
Metraje de los documentales propagandísticos que la eficiente administración alemana preparó para convencer al mundo de lo que no era.
Como vemos, en una época en la que hay abundancia de imágenes a disposición del público, especialmente en Internet, mayormente contemporáneas, pero también de épocas pasadas, el autor no confía en que sea suficiente para conservar la memoria de lo que es y que ha sido. Inspirado por algunos de los escritores y cineastas que hemos mencionado, realiza un trabajo de recuperación, ordenación y elaboración con esas imágenes para poder recuperar esa memoria. Especialmente en lo que se refiere al asesinato de judíos en Europa durante el dominio de la Alemania nazi. No lo he contado antes, pero Blaufuks debe su apellido a ser descendiente de judíos centroeuropeos que se refugiaron en su momento en Portugal huyendo las persecuciones que periódicamente se producía en en distintos puntos de Europa.
El tema principal de PHotoEspaña este año es Europa. Y de las tres exposiciones que han llegado a Zaragoza este año, la más claramente comprometida con ese tema es esta de Daniel Blaufuks, que además me ha parecido una lucida reflexión sobre una serie de conceptos que ya he comentado. Probablemente, desde el punto de vista fotográfico tal vez interese menos que otras. No hay bellas imágenes realizadas por un fotógrafo famoso mostrando sus habilidades y visión. Pero indudablemente es una instalación en la que la fotografía es un elemento fundamental a la hora de transmitir unos valores. La de la necesidad de conservar la memoria de todo lo que pasa en el mundo.
A mi es la que más me ha gustado. Nos vemos por ahí.
A la espera de tener la ocasión de ver las dos exposiciones que me faltan de visitar de las tres que ha programado el festival fotográfico PHotoEspaña 2016, recuerdo que la primera fue la de Chema Conesa en la Lonja de Zaragoza, este sábado pasado tuve la ocasión de visitar algunas de las más destacadas exposiciones que se celebran en la ciudad capital del festival, como siempre Madrid.
Siempre he encontrado "inconvenientes" las fechas en que se celebra el festival. Ir de exposiciones en Madrid, con el frecuente calor atorrador que se acumula en el centro de la capital, puede ser absolutamente agotador. De hecho, tras una mala experiencia en el 2013, he faltado a las dos últimas ediciones por no encontrar una fecha disponible con una climatología razonable, aparte de otros motivos. En esta ocasión, para este sábado, parece que se atemperaban algo las temperaturas altas que se habían dado durante la semana. Y me estaba quedando sin excusas para visitar a algunas buenas amistades que tengo en la villa y corte, a las que tenía un tanto abandonadas. Pero vamos con las exposiciones.
Cristina de Middel en el Centro Cultural Fernán Gómez y la galería de La Fábrica
Tenía muchas ganar de contemplar "en directo" la obra de Cristina De Middel. Aunque esta fotógrafa no es de antesdeyer, lo cierto es que ha sido en los últimos años, paradójicamente con más frecuencia en medios extranjeros que nacionales, cuando ha empezado a sonar con fuerza.
Sus proyectos "The Afronauts" y "Party" han dado bastante de qué hablar. Reconozco que la primera vez que me llamó poderosamente la atención fue la imagen de un joven china bailando con alegría y desenfado, acompañada por una página fuertemente censurada de la versión en inglés del libro rojo de Mao en la que lo único que se podía leer era,
"PARTY... If there is to be revolution, there must be a... ... ... ... ... party. ... ... ..."
De lo que podías deducir a partir de ahí sobre las intenciones de la autora... pues lo único que te entraban ganas es de saber más. La idea subyacente, me pareció una genialidad.
El proyecto que se presenta en el festival se titula "Muchísimo", y es como un gran "collage" en el que las imágenes de los distintos proyectos de De Middel cubren las paredes de la amplia sala de exposiciones, repitiéndose, en distintos tamaños, y dialogando unas con otras. Una exposición que se sale de los caminos trillados, que obliga a una contemplación participante de la obra, y que me gustó mucho. El catálogo de la exposición, sin embargo, no me parece a la altura, aunque lo compré.
Por la tarde tuve la ocasión de visitar también la pequeña exposición que en la librería-galería La Fábrica exhibía su serie "Antipodes"
Me hizo gracia cuando leí la entrevista que os recomendé el domingo que apareció hace unos días en Clavoardiendo. Reconocía que hay dos tipos de trabajos entre los que hace. Aquellos que tienen algo que decir pero que no funcionan bien a la hora de generar ingresos y ganarse la vida, y otros que, siendo como es en estos momentos una fotógrafa respetada, se venden bien... y son por lo tantos alimenticios y le permiten financiar los otros, que igual le apetecen más.
Por lo tanto, los paisajes que nos presenta en la galería tienen menos potencia que las imágenes vistas por la mañana. Pero no están mal... y complementan la visión del fotógrafo como artista que tiene que crear y ganarse la vida.
Juanita Biarnés en el Centro Cultural Fernán Gómez
Comparte con De Middel lugar de exposición la veterana reportera gráfica, pionera de su profesión entre las mujeres, Juana Biarnés. Totalmente diferente, aunque ambas compartan en común ser pioneras en formas de hacer cosas.
Fotoperiodista que se mantuvo en activo desde el año 1962 hasta 1985 en que dejó la profesión, está siendo reivindicada en los últimos tiempos después de haber permanecido en un olvido relativo durante todo ese tiempo. Nos sorprende con un conjunto de imágenes frescas, desenfadadas, realizadas con descaro, con poca preocupación por la técnica pero con una maestría en la composición muy superior a la que nos quiere vender. Mucho más divertida que otros fotógrafos de la misma época, sin que por ello recorte un ápice en su misión de reflejar un mundo que nos guste más o nos guste menos era como fue. O como es. Porque más allá de los aspectos externos o estéticos... no sé yo si hemos cambiado tanto como pretendemos. Se pasa bien en la exposición, y se aprecia el trabajo de la fotoperiodista
Libros de fotografía en el Museo de la Biblioteca Nacional
En los últimos tiempos, el libro de fotografía, en muchas ocasiones autoeditado o sacado adelante en pequeñas tiradas por modestas editoriales, pero con mucha imaginación, es la vía por la que muchos fotógrafos se dan a conocer y tratar de nadar en la procelosas aguas de la profesión.
En los sótanos del enorme edificio de la Biblioteca Nacional encontramos un Museo en cuyas salas se han habilitado unos expositores para contemplar los trabajos más destacados del último año. Lo cierto es que para poder apreciar convenientemente los trabajos habría que dedicar mucho más tiempo del que disponía. Y luego te quedas con las ganas de tener algunos de los volúmenes... lo cual es difícil... porque ya digo que son pequeñas tiradas que se agotan pronto. Y luego algunas de ellas alcanzan precios muy altos de segunda mano. Se convierten en objetos de colección. ¿Sabéis que un ejemplar de "The Afronauts" de De Middel en buen estado puede alcanzar los 1200 euros? Pues eso.
Fotografía sudamericana en la Casa de América
Dos exposiciones encontramos en el palacete de la Casa de América en Recoletos esquina con la plaza de Cibeles. La primera de ellas nos cuenta la desorientación del fotógrafo cubano José Alberto Figueroa a quien junto con su mujer, la caída del muro de Berlín y de los regímenes comunistas en Europa les pilló en la capital alemana... en el lado oriental, para más INRI. El título de la exposición, en alemán, "Und Jetzt?". Y ahora qué...
La otra exposición es una colectiva, realizada a partir del visionado de porfolios de fotógrafos diversos latinoamericanos, y que con el título "Cartografías íntimas, un acercamiento a las relaciones interpersonales", recoge fotografías o series de ellas que buscan evocar lugares o momentos, sensaciones o sentimientos, que marcan las relaciones entre las personas. O diálogos visuales entre las mismas. Más interesante esta que la anterior, que me parece más anecdótica, aunque no carezca de miga.
Rostros en el Centro Cibeles
El tema principal de la edición de este año de PHotoEspaña es "Europa" o el estado actual de la fotografía en el continente europeo. Me acerco a este Centro Cibeles, que no conocía, y que se encuentra en lo que es el tradicional y presuntuoso Palacio de Comunicaciones, antigua sede de los servicios de correos y telégrafos en la plaza de Cibeles. Y en la exposición que acoge me sumerjo totalmente en ese tema, Europa, a través del retrato.
Estamos ante otra exposición colectiva, esta vez con muestras del trabajo de algunos de los fotógrafos más representativos del panorama actual europeo. Nombres como García-Alix, Corbijn, Teller, Mikhailov, Dijkstra, Ruff,... entre otros muchos, muchos de ellos nombres consagrados en el panorama fotógrafíco actual, nos muestran sus capacidades para el retrato, la diversidad conceptual de los mismos, así como la diversidad que se esconde dentras del concepto de europeos, siendo las personas de este subcontinente el principal objeto de sus obras. A mí, las colectivas me suelen dejar siempre algo insatisfecho... De algunos de los fotógrafos quisiera conocer más... otros me pueden resultar superfluos. En cualquier caso, estamos ante un panorama bastante rico, que puede abrir el apetito a un mayor conocimiento de la obra de cualquiera de ellos.
Diversidad de ofertas en el Círculo de Bellas Artes
El CBA suele ser una cita ineludible cada verano. Pero al mismo tiempo, su oferta puede tener que ver, o no, con el tema principal del festival. En esta ocasión,... no nos podemos quejar. Dos de tres exposiciones se enmarcan plenamente en la temática europea. Veámoslo.
Se sale de las expectativas la muestra sobre la obra de la fotógrafa norteamericana Louise Dahl-Wolfe, "Con estilo propio". Básicamente norteamericana... fotografía de moda.
Interesante representante de lo que es la fotografía de moda y editorial en los años 40 y 50, hay que reconocer las virtudes estéticas y conceptuales de la fotógrafa. Y sin embargo, es cuándo se sale de la fotografía de moda y propone imágenes más personales, algunos desnudos, algún autorretrato, cuando se sale del famoseo y la alta costura, cuando más me interesa su obra. No obstante, como digo, se sale de las expectivas del tema del festival y, siendo interesante, da la sensción de ser un pegote.
Más en línea con el tema de Europa, y especialmente con la construcción y la identidad europea está el ensayo fotográfico "The Castle (El castillo)" de Federico Clavarino.
El italiano en una instalación fotográfica dividida en cuatro capítulos, nos desgrana su visión de la naturaleza de la identidad europea, desde el mito fundacional hasta los elementos de futuro, que con más o menos incertidumbre se asoman en el horizonte. Estamos ante una obra de claro corte conceptual, que incide más en los símbolos que en la estética o en las formas. Más compleja de comprender para muchos.
Y quizá una de las grandes exposiciones del festival, totalmente comprometida con la reflexión sobre el fenómeno europeo, es la colectiva que surge de los fondos de la colección de Nicolas Motelay con el título de "Transiciones, diez años que trastornaron Europa".
Los diez años a los que hace referencia el título de la exposición son los que van entre 1979 y 1989, y de alguna forma se relacionan, en términos europeos, aunque el fenómeno pudiera ser mundial, como el tiempo que va desde la llegada de Margaret Thatcher al poder hasta la caída del muro de Berlín. Cierto es que en la obra encontramos fotografías tomadas antes y, quizá, después de ese período de tiempo. Obras que corresponden a fotógrafos destacados del Reino Unido, Bélgica, Francia, Alemania, Rusia, Ucrania, Finlandia,... no sé si me dejo alguno. Pero que abarcar una evolución sociopolítica de carácter, cuando menos, continental. Desde los perfeccionistas pero aburridos, desde mi humilde punto de vista, fotógrafos alemanes de la escuela de Duseldorf, cuya obra nunca había encontrado también acomodada como en esta exposición, hasta las interesantes miradas de Boris Mikhailov a Rusia y Ucrania, pre y post comunismo.
Lucia Moholy en la galería Loewe Gran Vía
Desde hace unos años, la superpija tienda de Loewe en la Gran Vía madrileña patrocina y participa en el festival PHotoEspaña. Y en ocasiones con propuestas interesantes... aunque con frecuencia ignoradas por el respetable. Casi nunca me encuentro a nadie en la sala de exposiciones. Y eso que la gente de la tienda son muy amables aunque saben que lo tuyo no es comprar uno de sus bolsos.
En esta ocasión nos traen a una fotógrafa por la que siente notable simpatía, Lucia Moholy.
Lucia Moholy suele arrastrar el peso de ser más conocida por haber sido durante una etapa de su vida la esposa del artista László Moholy-Nagy, con quien pasó bastantes años trabajando en la Bauhaus. Durante esta etapa, la fotógrafa realizó un importante esfuerzo documentando con su cámara todos los aspectos de la vida académica en la institución, así como fotografiando muchos de los diseños y productos que salían de sus aulas y talleres. Poco reconocida hasta hace poco, en la actualidad su trabajo está empezando a ser mucho más considerado, siendo valorada por sí misma más allá de por las personas o los ambientes en los que se relacionó. También realizó reportajes en diversas parte de Europa.
Inge Morath, el Danubio y ocho fotógrafas contemporáneas en el Espacio Fundación Telefónica
Hablaré ahora de una de las sorpresas más agradables del festival. En los años 50, la fotógrafa austriaca Inge Morath, que nació en Graz, a orillas del río Danubio, arteria que une un considerable número de países europeos, quiso recorrer el curso del mismo y hacer un trabajo de documentación de la vida en sus orillas. No lo pudo completar en aquel momento. La guerra fría y las tensiones políticas junto con las férreas dictaduras de algunos de los países tras el telón de acero impidieron su recorrido. No fue hasta los años 90 cuando pudo cumplir su cometido.
En esta exposición encontramos 60 fotografías de ese trabajo. Y algo más. En 2014, un grupo de fotógrafas galardonadas con el premio Inge Morath, constituido con la ayuda de la Magnum Photos, decidieron seguir las huellas de Morath, y durante algo más de un mes recorrieron el Danubio, con un camión convertido en sala de exposiciones ambulantes, y documentando a su vez esa geografía humana y natural en la actualidad.
La exposición nos ofrece una buena muestra de las fotografías que recogieron cada una de las fotógrafas, cada una con su estilo muy diverso, junto con abundante material de cómo se hizo y cómo sucedió.
Reconozco que fue una de las exposiciones con las que más disfruté a lo largo del día. A la que dedicamos bastante rato, fijándonos en los detalles. Y con las ganas permanentes de qué pena no poder participar en un proyecto así. Incluso pensando en la posibilidad de hacerlo a título particular, usar unas vacaciones para desarrollar más modestamente un proyecto de conocimiento más profundo de una región emblemática por algún motivo. Vamos... cambiar la forma en que hacemos habitualmente nuestras vacaciones.
Nos han quedado muchas exposiciones interesantes sin ver. Pero un día da para lo que da, especialmente si además hay que encontrar tiempo para conversar con los amigos hace un tiempo descuidados. Me estoy planteando volver un poco más adelante... especialmente porque me apetecería complementarlo con la exposición del Bosco en el Prado. Ya veremos.
De momento, os dejo con el vídeo de la experiencia de las ocho fotógrafas en el Danubio... Es casi media hora, pero está bastante bien.