Con el final del verano han vuelto las actividades a Fotógraf@s en Zaragoza - FeZ, grupo de aficionados a la fotografía de esta ciudad, aunque hay "corresponsales" por otros rincones del mundo, que se articula y coordina a través de sus cuentas en Flickr y Facebook principalmente.
Hace ya un tiempo que se organizaron unos talleres dedicados al bodegón o naturaleza muerta, como prefiráis llamarlo, que tuvieron un gran éxito. Yo no pude realizarlos en su momento. Por ello, me alegré mucho al conocer que este mes de septiembre se iba a celebrar una nueva edición, impartida como la anteriores por Pilar Montes (pimontes en Flickr), incansable practicante de esta no-tan-fácil-como-parece modalidad artística.
Como de costumbre, el taller se celebró en el Centro Cívico Miralbueno, gracias a las buenas gestiones de Miguel Rubira. Un agradecimiento enorme a los dos.
El taller fue de 10 de la mañana a 6 de la tarde, con una pausa de un par de horas para comer. El programa, un introducción teórica sobre el bodegón o naturaleza muerta, la prácticas de toma fotográfica y, después de comer, el procesado en el ordenador.
Dicen que "cada maestrico tiene su librico". Es decir, cuando una persona transmite sus experiencias y su saber lo hace a través de su subjetividad, sus preferencias y sus valores. Lo cual no sólo no es malo, sino que está muy bien, porque te permite contrastar con los tuyos propios y, finalmente, te enriquecen. El estilo de Pilar a la hora de trabajar el bodegón implica dos cosas; una cuidadosa composición en el momento de la toma y un procesado minucioso y detallista en el ordenador sobre el archivo digital en formato RAW. El resultado tiende a tener un estilo pictorialista que se transmitió a los ejercicios que hicimos y a nuestros logros durante el taller.
Os dejo a continuación cuatro ejemplos del trabajo realizado. Es lo que hice durante las horas que duró la actividad. No he retocado nada posteriormente en casa, por lo que el resultado final quizá podría haber estado un poco más afinado de haber realizado el procesado en el ordenador de sobremesa en casa y no en el portátil "in situ".
Esta es una disciplina en la que yo me quiero ir introduciendo, como he venido diciendo desde que empezó el año, cada vez más. Aunque imagino mi estilo final menos pictorialista. Estoy reuniendo desde hace un par o tres de semanas en un tablero de Pinterest ejemplo de bodegones o naturalezas muertas que me atraen, con el fin de formar ideas y atraer un poquito, o un mucho, de inspiración. Ya os contaré.
Si ayer mismo terminaba la serie de artículos sobre el Taller de retrato organizador por Fotógraf@s en Zaragoza, también me dedicaba al mismo tiempo a la tarea, un poco aburrida aunque al final interesante, de recuperar viejos negativos y diapositivas, digitalizarlos, y poner esas fototografías de nuevo en circulación. Y entre los negativos que ayer iba digitalizando mientras escribía sobre el taller de retrato, se encontraban los negativos de mis cursos en la Galería Spectrum, de los que hice dos. El Curso Básico 1 entre noviembre de 1992 y febrero de 1993 y el Curso Básico 2 entre noviembre de 1993 y febrero de 1994.
En aquellos momentos, no existía a nivel de productos de consumo las cámaras digitales. Se oía hablar de cámaras que registraban electrónicamente la imagen, grabándolas en discos de diversos tipos, y con distintas tecnologías. Por ejemplo, Canon y Sony hablaban de las cámaras de "still video", que generaban una señal más similar a la del vídeo analógico que al vídeo o la fotografía digital. Así que los fotógrafos, profesionales o aficionados, tirábamos de cámaras para película tradicional. Los que nos iniciábamos en el arte y la técnica fotográfica, solíamos adquirir las llamadas cámaras escuela. Cámaras baratas, de tamaño contenido, usualmente vendidas con un 50 mm a una apertura máxima rondando el f/1,7 a f/2, con los mandos básicos para hacer fotografías, y generalmente de enfoque manual. A finales de los ochenta y principios de los noventa, ya era frecuente que en lugar del 50 mm vinieran con un objetivo de focal variable del tipo 35-70 mm, 28-70 mm, 28-80 mm o similiar. Yo compré en 1989 una Pentax P30N con un SMC-A 50/2. Típica cámara de aprendiz. No existen este tipo de cámaras hoy en día. Las cámaras de gama baja están más pensadas para ser utilizadas habitualmente con modos automáticos que utilizando de forma manual los parámetros de enfoque y exposición de la fotografía. Con esta combinación de cámara y objetivo realicé la mayor parte de las prácticas del Curso Básico 1 de la Galería Spectrum. Para el Básico 2, ya contaba con una Canon EOS 100 (no una EOS 100D, que ni siquiera la imaginábamos).
Realizamos tres prácticas de retrato. Pondré aquí algunos ejemplos de las mismas. Me gustaría nombrar a quienes aparecen retratados, fueran alumnos del curso o modelos traídos por Spectrum para las clases, pero no los recuerdo, ni los tengo anotados por ninguna parte. Tampoco les he podido pedir permiso. Voy a asumir que entenderán que el artículo lo escribo como experiencia, de buena fe, y sin interés económico o egoísta de ningún tipo. Pero si alguno lo ve y no quiere estar,... pues que me lo diga.
La primera práctica la realizamos entre nosotros, y nos sirvió para familiarizarnos un poco con la iluminación, que fundamentalmente eran fuentes de luz continua de tungsteno. Como trabajábamos con película negativa en blanco y negro, daba igual el equilibrio del color. Y como la luz continua es menos potente que los flashes, más barata a cambio, usábamos película negativa de 400 ISO, Ilford HP5 Plus. Veamos primero algunas de las que hice en la sesión con los compañeros de curso. Algunos de los cuales eran verdaderamente estilosos. Yo era de los torpes a la hora de posar...
Vistas hoy en día, de forma retrospectiva, me parece que no estaban nada mal. Eramos novatos, muy novatos, manejándonos con las luces,... pero éramos gente joven, mayormente entre los 18 y los 30 años, y una vez que cogimos confianza fuimos adquiriendo desparpajo. Nati Gascón, la profesora, nos animaba mucho a imaginar, a no sujetarnos a los estándares o a los cánones. Aunque eso cuesta.
La segunda sesión fue con un modelo masculino, cuya principal dificultad era fotografiar las gafas. Fue la sesión más técnica, menos imaginativa. Quizá la más "sosa"...
Y la tercera sesión fue con modelo femenina. Una chica muy dinámica, muy imaginativa, que motivó mucho al grupo de alumnos, que además nos habíamos ido sacudiendo las inhibiciones. Esto permtió que variáramos más el tipo de tomas... Que pasásemos con facilidad de planos generales a planos de detalle, de la clave alta a la clave baja... por algún motivo preferíamos esta última,... y que nos divirtiéramos mucho. Muy bien.
En aquellos momentos, la capacidad de retoque estaba mucho más limitada que hoy en día. No es que no hiciéramos nuestros pinitos en las reservas y los quemados bajo la luz de la ampliadora en el momento de la copia, pero ni nos planteábamos las capacidades de intervención sobre la imagen y el físico de los modelos que se dan hoy en día con Photoshop y similares. Intentábamos que en la cámara, en el carrete, la fotografía quedase lo mejor expuesta posible, con una composición buena que recortábamos algo al ampliar, y las manipulaciones en el laboratorio tenían más que ver con el control del tono y el contraste que con otra cosa. Se hacía de otra forma.
Por otra parte, da la sensación de que hoy en día la formación se dirige más hacia las técnicas de fotografía comercial. El retrato social, de moda, de producto sobre figura humana,... pero en aquel momento, el estímulo era imaginar, conceptualizar,... aunque técnicamente la iluminación y la toma no fueran tan perfectas. Lo digo, no tanto por mi experiencia reciente, que ha sido muy satisfactoria a pesar de las limitaciones de un grupo de 20 personas interactuando, sino por el conjunto de los resultados que veo cuando me asomo a Facebook donde mucha gente pone sus trabajos. No es ni mejor, ni peor. Distinto.
En el Curso Básico 2 dimos un paso más allá en el retrato, realizando un par de prácticas de desnudo. De esas sólo pondré un ejemplo. Evidentemente sin que se pueda identificar a la modelo, que desconozco por completo si aceptaría salir o no de forma reconocible casi 22 años más tarde... Ahí si que nos sentimos cohibidos... pero aun así también fuimos capaces de sacar alguna foto curiosa.
Llego aquí a la última entrada que dedicaré al taller de retrato que entre los meses de abril y mayo realizamos bajo el paraguas de Fotógraf@s en Zaragoza (Flickr - Facebook). Si en la entrada anterior os contaba como transcurrió los dos últimos talleres, el de retrato con iluminación de estudio y el de procesado y retoque, hoy os voy a traer algunos ejemplos de las fotografías realizadas como prácticas de los mismos.
Para el procesado os quiero recordar que no hicimos todo un curso de cómo manejar Adobe Photoshop. Tratamos algunos temas pertinentes en retrato. Con Ángel López vimos: ajuste del tono de piel, retoque de imperfecciones mediante la técnica de la separación de frecuencias, y ajuste del tono de los ojos. Pili Montes nos introduzco en algunas técnicas básicas, y discretas, de la herramienta Licuar de Photoshop.
Una cuestión de orden. No uso software pirateado en mi ordenador. Primero, porque no lo considero necesario. Segundo, porque es someter al ordenador a un riesgo, con la llegada de "porquerías" informáticas. Con una disciplina adecuada de lo que tengo instalado y no en mi iMac de finales del año 2009, este funciona perfectamente. Como la mayor parte de la fotografía que hago se puede calificar de fotografía documental, y no exige grandes retoques ni procesados, ni siquiera cuando hago paisajes, con versiones legales de Adobe Photoshop Lightroom me defiendo perfectamente para tener organizada mi fototeca y procesar mis fotografías. Hasta recientemente, si necesitaba algún retoque extra, o montar algún panorama u otras cosas, usaba la versión 10 de Adobe Photoshop Elements. Pero pocas veces.
Desde hace unos meses, voy siguiendo las betas de Affinity Photo, una nueva aplicación para Mac OS X que es mucho más potente que Photoshop Elements, en muchos casos igualando la potencia de Adobe Photoshop. Han anunciado que cuando salga al mercado como versión definitiva tendrá unos precios mucho más razonables que cualquier plan de compra de Adobe Photoshop CC, con o sin Lightroom. Y las betas son totalmente funcionales, aunque es de suponer que la versión definitiva estará más depurada y con mayores y mejores funciones. El caso es que lo que he hecho es aprender a aplicar las técnicas aprendidas en el taller con la versión de prueba de Photoshop CC en la beta de Affinity Photo. Por ello me ha costado unos cuantos días procesar las fotografías que hoy os presento. Y que pueden tener alguna deficiencia por todo estos motivos.
Las primeras fotografías corresponden a la sesión de la mañana, teniendo como modelo a Verónica Abizanda. Básicamente, sobre fondo negro, aplicamos esquemas sencillos y básicos de iluminación con una, dos y tres fuentes de luz, además de ensayar un retrato en clave baja.
He de decir que a estas alturas, ya había comprobado varias cosas. Que la mejor herramienta para ajustar la mirada, el iris de los ojos, es el Lightroom que uso habitualmente. También que Affinity Photo tiene un filtro para la separación de frecuencias mucho más rápido y práctico que Adobe Photoshop CC. Y que por lo demás, los retoques sobre las capas resultantes, la de baja frecuencia (color) y la de alta frecuencia (textura), son perfectamente cómodos de realizar. El tono de la piel también lo ajusto en Lightroom.
En la sesión de tarde contamos con la presencia de Carolina de la Rosa como modelo, y ensayamos más lo que serían técnicas de iluminación y pose de la modelo en fotografía de moda. Iluminaciones más uniformes, sobre fondo blanco (que puede hacerse gris).
La herramienta Licuar, que también existe en Affinity Photo, no la he usado... no he sentido la necesidad. Quizá más adelante. En cualquier caso, esto es lo que ha dado de sí el taller de fotografía de retrato, que ha sido una experiencia muy divertida y formativa.
En este fin de semana pasado, celebramos los dos últimos módulos del taller. Y aquí fue al revés. Usé la película tradicional para hacer el reportaje del taller y una cámara digital para las fotografías de práctica real con modelo. Hoy os contaré cómo transcurrió el taller; más adelante, cuando haya puesto en práctica lo aprendido en el tercer módulo, el del tratamiento digital de las imágenes, subiré los resultados.
El sábado pues, tras una introducción a las bases de la fotografía en estudio y algún recordatorio de lo aprendido en el primer módulo sobre los planos en el retrato y algunas posiciones del o de la modelo, pasamos a trabajar en un estudio improvisado en las instalaciones del Centro Cívico de Miralbueno. Como hice en su momento hay que dedicar un tiempo a los agradecimientos. A Ángel López, por su paciencia y buen hacer como docente. A Kino, por el impulso que da a las actividades y al organización de este a priori "desorganizado" grupo. A Miguel Rubira, por sus gestiones para conseguirnos unos espacios tan estupendos para desarrollar el trabajo.
Las fotografías de la sesión de la mañana del módulo segundo están realizadas con película tradicional, Kodak Tri-X 400 forzada a IE 1600, y revelada con HC-110, 19 minutos a 24 ºC. Usé la Pentax MX con un SMC-M 50/1,7. Por la tarde y en el módulo tercero, usé cámaras digitales.
Para sesión de la mañana del sábado contamos como modelo con Verónica Abizanda, que con gran paciencia soportó estoicamente los ratos de explicaciones de Ángel, así como las interminables rondas de disparos que los participantes en el taller íbamos haciendo.
En la sesión de tarde cambiamos de modelo y de decorado. Nos acompañó Carolina de la Rosa, que también mostró buen humos y paciencia ante los más o menos caóticos participantes del taller. Quizá un poco más caóticos que por la mañana, como podremos ver en las fotografías a continuación.
En cualquier caso, espero ofreceros como he dicho antes algunos resultados del trabajo realizado en el taller dentro de unos días. Pero previamente tengo que poner en práctica los conocimientos adquiridos en el tercer y más corto módulo del taller. Módulo que se desarrolló en la mañana del domingo, mientras la gente se dedicaba a votar y esas cosas propias de las democracias occidentales, en el Centro Cívico de las Esquinas del Psiquiátrico. Que vaya nombre para un centro cívico. Pero es que el de Miralbueno estaba ocupado por las elecciones.
Habitualmente yo utilizo Adobe Photoshop Lightroom para la organización y el procesado de mis fotografías, y me resulta suficiente en el 95 % o más de las situaciones. Pero en el caso del retrato, especialmente cuando se trabaja en estudio con temas de moda o belleza, se suele hacer un procesado más intenso, con un retoque más fino, especialmente de la luz y de las pequeñas imperfecciones de la piel de los y las modelos. No estoy hablando aquí de modificar escandalosamente el aspecto de las personas... ¿vale? Afortunadamente el taller se condujo dentro de unos criterios éticos que considero muy de agradecer. Pero aprendimos o refrescamos técnicas para depurar el tono y color de la piel, la técnica de separación de frecuencias para resolver imperfecciones, las mejores técnicas de ajuste de la nitidez final de la fotografía, y a manejar con prudencia la herramienta "Licuar", todo ello en Adobe Photoshop.
Yo llevo ya un par de días en casa poniendo en práctica los conocimientos de retoque con alguna de las fotos realizadas en la sesiones de estudio. Pero como me gusta complicarme la vida, estoy utilizando la beta de Affinity Photo, un programa de retoque fotográfico que está surgiendo como una alternativa potente y mucho más económica al conocido programa de Adobe, aunque sólo disponible para la plataforma de Mac OS X. Ya os contaré. Pero adelanto que la técnica de separación de frecuencias es mucho más rápida y sencilla de practicar.
Comienzo ya la última entrada relacionada con el primer módulo del taller de retrato organizado por Fotógraf@s en Zaragoza. El haber optado para las prácticas con modelo bajo luz ambiental de interiores y exteriores por un conjunto de películas tradicionales en lugar de la tecnología digital al uso, me ha permitido ampliar mucho la experiencia, y enriquecerla considerablemente, como habréis podido comprobar los que habéis seguido esta serie de artículos. Quedan dos módulos más, que se celebrarán el 23 y el 24 de mayo, ya veremos qué cuento de ellos.
Tras la experiencia de usar dos tipos distintos de película negativa en blanco y negro, a altas sensibilidades en interior y a sensibilidades medias (bajas las consideran muchos hoy) en exterior. Me quedaban los carretes en color, película Kodak Portra 400 (también la hay en 160 y 800 ISO), que llevé como complemento. He de decir que, como su nombre insinúa, originalmente esta película negativa en color se concibió como especializada para retrato, mientras que la marca americana dejaba la Ektar 100 como película más adecuada para paisaje, en el marco de la fotografía profesional o para aficionado avanzado. Es cierto que la formulación de la Portra se ha ido modificando para que quede adaptada a un uso más general.
Me llevé al taller mi cámara Pentax MX con un SMC-M 50/1,7 cargada con un carrete de 36 exposiciones de Portra 400. Han salido menos. No sé muy bien por qué. Pero lo esencial está ahí. Cuando uso esta combinación, suelo ajustar el exposímetro de la cámara a un índice de exposición de 200, en lugar del 400 nominal de la película. La amplia latitud de exposición de la película lo permite sin problema, obteniéndose fotografías con grano más reducido y colores algo más saturados. Os pongo aquí algunas fotografías realizadas unos días antes del taller.
Todos los negativos en color han sido revelados y digitalizados en Carmencita Film Lab, y ya adelanto que han hecho un excelente trabajo.
No obstante, por esa amplia latitud de exposición, no dudo si llega el caso en exponer algunos fotogramas a índices de exposición más bajos, sabiendo que luego en la copia o en el escaneado es fácil recuperar unos tonos y unas texturas aceptables hasta un IE 800 (algunos dicen que más). En fin, lo que hago es olvidarme del fotómetro en interiores, abrir a f/2 y ajustar la velocidad de obturación a 1/60. Y que salga el sol por Antequera. Veamos un ejemplo.
Como la primera parte de las prácticas del taller de retrato con luz ambiente fueron interiores, utilicé esta estrategia para hacer alguna foto de Sara (Sarini Modelo Imagen), la estupenda modelo que nos ayudó en estas prácticas. Veamos algún ejemplo.
Cuando se utiliza la película con un índice de exposición más alta que su sensibilidad nominal de 400 ISO, los colores quedan menos saturados, y hay riesgo de que las sombras queden deslavazadas. Por supuesto, el grano de la película es más evidente. La fotografía anterior puede tener un índice de exposición de 1600 (no lo calculé exactamente).
Ya en exteriores, a con un índice de exposición de 200, la película brilla en toda su potencialidad, y ya depende exclusivamente de la habilidad del fotógrafo el aprovechar las circunstancias que se le ofrecen. Eso lo juzgaréis vosotros con los ejemplos que pongo.
Finalmente, tras utilizar los carretes de película negativa en blanco y negro que ya he comentado, cargué el respaldo de la Hasselblad 503CX con otro carrete de Kodak Portra 400, éste con la intención de utilizarlo a sus sensibilidad nominal de 400 ISO. El objetivo usado fue el tele corto Carl Zeiss Sonnar 150/4 C.
En dos situaciones disparé fotografías. En la primera de ellas, con Sara en situación estática, sentada en un banco. Estas no supusieron mayor problema que mis propias limitaciones en la habilidad para componer o aprovechar la buena pose. Con un negativo de aproximadamente 55 x 55 mm estamos hablando de una superficie de material sensible 3,5 veces superior a la de un negativo de 24 x 36 mm o un sensor digital del mismo tamaño. Esto tiene la gran ventaja de que recoges una cantidad de información mucho mayor, algo que se nota y se agradece, y la desventaja de que la gestión del enfoque es más delicada, por su menor profundidad de campo. Las fotografías que aquí muestro fueron expuestas con diafragmas f/8 a 1/500 segundo, y a pesar de todo se aprecia la limitada profundidad de campo. Eso sí la gradación de los colores, la suavidad de los tonos y la cremosidad del desenfoque son envidiables. No he realizado ningún tratamiento digital sobre la digitalización del negativo que he recibido de Carmencita Film Lab, salvo algún ligero recorte para eliminar algún elemento superfluo en los bordes del fotograma.
La segunda situación en la que usé este carrete fue con la modelo en movimiento, simulando el caminar por una pasarela con sus giros y esas cosas. Aquí he de decir que la Hasselblad no se adapta bien a este tipo de fotografía. Hay que estar muy experimentado en su uso y tener mucha capacidad de anticipación, así que el número de éxitos ha sido pequeño. Y las que han quedado bien tienen un aspecto más estático que otra cosa.
Considerando el conjunto de la experiencia, de las cuatro entradas que he realizado, he extraído mis propias conclusiones:
Evidentemente, como fotógrafo de retrato, aun habiendo consiguiendo algunas fotografías que me gustan, tengo mucho campo para la mejora. Es una disciplina en la que es especialmente importante la atención al detalle. Además de tener un sentido de la estética y la composición, también hay que tener un técnica bien asentada.
Nunca había sido muy aficionado al forzado de la película negativa en blanco y negro, por el miedo que nos metieron haya a principios de los 90 en la Spectrum a perder la textura en las sombras. Pero me gustan las posibilidades de la Tri-X para usarla con índices de exposición altos. El revelado con HC-110 fue fácil y conservó el detalle en el negativo sin que el grano se hiciese demasiado escandoloso. A utilizar con más frecuencia.
Encantado con la Fujifilm Neopan 100 Acros. Cantidad de detalle, grano muy fino, una gama de grises de aspecto infinito. Tendré que acostumbrarme a tener en casa de todas formas un revelador de grano fino, menos enérgico que los reveladores todo terreno que suelo utilizar. El Ultrafin Plus se acabará cuando termine el envase actual, así que tendré que plantearme otras alternativas.
La película Kodak Portra 400 es y seguirá siendo durante mucho tiempo mi película en color preferida. Me gusta mucho su escala tonal y sus colores. Especialmente con la agradable luz con la que estuvimos trabajando buena parte de la mañana del día del taller. Y el resultado me resulta más agradable que la intensa nitidez que te puede dar un buen sensor digital. No ha de extrañar que en el procesado de los archivos digitales use preajustes (presets) que intente reproducir el aspecto de la película tradicional para dar un poco de organicidad a la imagen. En estos momento me siento atraído a utilizar más mis cámaras para película tradicional.
Espero que esta serie de artículos os haya gustado. Volverán después del 24 de mayo.