El pasado domingo íbamos de salida fotográfica con FOTÓGRAF@S EN ZARAGOZA (FEZ) y me llevé con mi CANON EOS 5D MK. II una tripleta de focales fijas: 20 mm, 50 mm y 100 mm macro. Una combinación bastante adecuada para paisajes y monasterios. Especialmente si no te gustan los objetivos de focal variables, los famosos zooms, voluminosos incluso con aperturas moderadas.
Entre las fotografías tomadas con el gran angular, un 21 mm f/3,5 de tamaño muy compacto están las siguientes.
Y me diréis ¿qué tiene de particular todo esto? Pues tiene de particular que el objetivo de 21 mm no es un objetivo CANON o algún otro objetivo moderno de marca independiente con montura EF. Se trata de un objetivo OLYMPUS ZUIKO 21/3,5, fabricado en los años 70 y que, con el adaptador correspondiente, es una solución razonable para tener un objetivo gran angular que produzca una razonable calidad de imagen, aunque no óptima, por un precio entre 6 y 8 veces inferior a focales fijas de gran calidad actuales, y con un tamaño también de varios órdenes inferior. Veamos como queda el conjunto.
El artilugio que hace posible esta combinación es un adaptador que compré en LEITAX, que con bastante facilidad se monta atornillado sobre la montura original para la cámaras OLYMPUS de enfoque manual de la serie OM. El grosor del adaptador es el justo y necesario para permitir el enfoque a infinito. Incluye un chip DANDELION, que permite comprobar en la visor de la cámara que el enfoque está conseguido en el punto deseado y, teóricamente, informar a la cámara de la focal del objetivo y de la apertura máxima. Lo del enfoque sin problema, pero no he conseguido programar el chip para que informe de la focal y la apertura correctas. Así que en los datos EXIF aparece como un 55/1,4. Como no tengo ninguna otra focal similar, ya me sirve para identificar las fotografías tomadas con este objetivo.
El gran inconveniente de esta solución es que se pierde el automatismo de diafragma y hay que medir la luz con el diafragma cerrado y enfocar con el diafragma abierto, para luego disparar a la apertura escogido. Con un gran angular como esto, este inconveniente es pequeño. Si usas la apertura máxima no tienes que complicarte la vida mucho, y si usas el diafragma más cerrado, dada la gran profundidad de campo del gran angular, puedes enfocar por zonas con la ayuda de la escala de profundidades de campo que incluye el objetivo. En general, con los 180 euros que me costó el objetivo más el añadido del adaptador, estoy contento. Como digo, una solución económica para unos resultados muy convenientes.
El uso de adaptadores para usar en equipos más modernos las ópticas más antiguas viene de largo. Uno de los casos más célebres es cuando LEICA cambió con la M3 su montura de rosca por una de bayoneta. Sin embargo, previó la existencia de adaptadores que permitieran el uso de los objetivos de rosca con las nuevas cámaras, conservando el valor de las preciadas ópticas firmadas por LEITZ. A continuación podéis ver, por ejemplo, una LEICA M2 de 1962 con el tradicional ELMAR 50/3,5 que durante décadas fue la óptica estándar con la que se suministraban las leicas.
Sin embargo, cuando salió la serie M una focal de apertura máxima f/3,5 ya no era deseada, se prefería el f/2 como óptica estándar. Así que esta combinación tiene más interés para un uso diletante del material clásico que otra cosa. Mucho más interés tiene la combinación que presento a continuación. Se trata de un VOIGTLÄNDER SNAPSHOT-SKOPAR 25/4 montado mediante un adaptador similar sobre una cámara digital LEICA M-E.
Seguro que no da la misma calidad que una de las prestigiosas ópticas de la casa alemana, pero puedo aseguraros que me da iguales o mejores resultados que cualquier combinación de grandes angulares que pueda tener con la EOS 5D MK. II, y tengo varias entre los 21 y los 28 mm. La única precaución que hay que tener es engañar a la cámara e introducir manualmente el dato de que se trata un 21 mm de Leica. Entonces corrige el viñeteo pronunciado y la desviación cromática de los laterales que es propia al uso de focales grandes angulares con sensores de tamaño 24 x 36 mm en cámaras sin espejo. A continuación veremos un ejemplo de su uso en un paseo por la calle de las Armas de Zaragoza y el Mercado Central de esta ciudad, donde se tomó la fotografía.
Estos no son los únicos ejemplos que se puede poner de uso de cámaras y adaptadores. Cuando salió el formato MICRO CUATRO TERCIOS, no tardaron en comercializarse adaptadores para el uso de las ópticas con montura Leica M sobre este nuevo sistema. Era cuestión de aprovechar estas ópticas, aunque con el inconveniente de que un LEICA ELMAR-C 90/4 produce un campo de visión similar a un 180 mm en una cámara con sensor de 24 x36 mm. Espera. Que a lo mejor esto no es un inconveniente. De hecho es algo que he comprobado en algún viaje, como por ejemplo en un periplo en barco por el lago Lemán, donde puedes llevar un teleobjetivo considerable con un tamaño muy compacto.
¿Quién dijo que los paisajes se hacen con un gran angular? Prejuicios tontos.
No son estos los únicos adaptadores que tengo. Tengo uno más, que me servirá para hablar del último aspecto del uso de estos chismes. Tengo un adaptador que me permite usar las diversas ópticas PENTAX con montura K con las cámaras MICRO CUATRO TERCIOS. Como no me imaginaba usando mucho estas combinaciones, compré un modelo barato. Este me permite montar el PENTAX SMC-M 200/4 sobre la OLYMPUS OM-D E-M5, produciendo una combinación equivalente a usar un 400/4 sobre una cámara de sensor de tamaño 24 x 36 mm. No es que sea mucho yo de usar grandes teleobjetivos pero ahí esta. El problema es que si el adaptador es barato se nota que las tolerancias de fabricación son mayores, el ajuste es peor, hay bailes, que potencialmente pueden producir deterioros de la imagen.
Además, el desbloqueador del objetivo para desmontarlo se ha roto y perdido. Se puede usar todavía, pero tengo que usar un objetivo punzante para desbloquear el objetivo.
Por lo tanto, la lección es clara. Si vas a utilizar un adaptador para usar un buen objetivo sobre una óptica moderna, no seas rancio. Compra el mejor adaptador que te puedas permitir, que ajuste bien, que no tenga tolerancias, y que no comprometa la calidad de la óptica. Con esas condiciones, y aunque tienen algunos trucos de manejo a los que hay que acostumbrarse, no suelen ser la mejor opción para fotografiar a la que salta, con gran rapidez, pueden ser muy divertidos de usar y dar una segunda vida honorable a objetivos que pensábamos que ya no tenía valor.
Pero bueno, a pesar de los defectos mencionados de este último adaptador,... juzgad vosotros si se puede usar o no.
Creo que no exagero que casi desde el mismo momento en qué comenzó mi afición por la fotografía, caí embrujado por el hechizo de esas míticas cámaras, utilizadas por no menos míticos fotógrafos a lo largo del siglo XX, perfectas aparentemente, carísimas,... Eran las LEICA.
Pero el problema es que una Leica es un objeto caro. Muy caro. En aquellos momentos, y durante años, lejos de mi alcance. Hasta que descubrí que siempre hay una forma de llegar a lo que quieres. El mercado de segunda mano, una cámara que funciona perfectamente, pero que tiene un aspecto cosmético muy gastado. Poco apetecible para el coleccionista caprichoso. Estos objetos tienen precios razonables, siguen siendo capaces de hacer fotos sin problemas, pero como ya se ven gastadas... pues ya no se piden precios exorbitantes. Menos si se trata del patito feo de la colección. La Leica barata. La LEICA CL. Esta leica.
La CL fue una cámara Leica, con telémetro incorporado, con montura compatible con la bayoneta de la prestigiosa serie M, que fue desarrollada en combinación con Minolta que sacó su propia versión, más pequeña, y por lo tanto más económica. Tenía dos grandes virtudes a tener en cuenta. El objetivo de serie, el pequeño pero eficaz y nítido Summicron-C 40/2, y una novedad en aquellos tiempos para las Leicas, el fotómetro incorporado para medir la luz a través del objetivo. Junto con la Leica M5, fueron las primeras en incorporar una medición de este tipo. Una medición que había que saber usar, pero que era eficaz y precisa.
Además del pequeño 40 mm, también se comercializó un Elmar-C 90/4, también como es costumbre en la marca, de muy buena calidad. Ambos se pueden montar en cualquier cámara de la serie M, y aunque dicen que por alguna diferencia en la montura puede haber errores en el enfoque, yo los he usado incluso en la digital Leica M-E sin problemas. El 40 mm es realmente muy nítido, lo que pasa es que en el visor de las cámaras de la serie M no aparece el recuadro para encuadrar con esta focal. En su lugar aparece el de la focal de 50 mm, y hay que imaginarse a ojo por donde irá la foto.
En cuanto al uso de otras ópticas Leica en la CL, todas se pueden montar sin problemas, salvo algún gran angular extremo que se introduce mucho hacia el interior de la cámara y puede dañar el sistema de medición de la luz. Por lo demás, en el visor sólo aparecen los recuadros de encuadre de las focales de 40, 50 y 90 mm. Las demás focales precisan un visor externo. Tampoco se recomiendan objetivos excesivamente luminosos a su diafragma más abierto, ya que la base del telémetro es mucho más corta que en la serie M y el enfoque podría no ser suficientemente preciso. Pero por lo demás, se pueden usar sin problemas.
Cuando compré esta cámara, viendo que funcionaba también, que el fotómetro era preciso y la calidad de las imágenes muy buena, empecé a llevármela de viaje. No fue durante mucho tiempo, porque pronto llegaron las cámaras digitales, que por razones de conveniencia en seguida desplazaron para estos menesteres a las tecnologías tradicionales basadas en las sales de plata. Pero puede aseguraros que los resultados eran muy buenos. Como se puede comprobar en algunos ejemplos tomados en Francia. En el valle del Dordoña, primero, y luego en París.
Como ya comenté hace unas semanas, las buenas experiencias y sensaciones que me transmitía este equipo fueron los que me llevaron a comprar con el tiempo la PANASONIC LUMIX GF1, similar en tamaño, que también salió al mercado con un par de ópticas equivalentes a las focales de 40 y 90 mm, esta última incluso firmada por Leica. Y que me ha producido muchas satisfacciones como ya comenté. En las siguientes fotografías, podréis comparar ambos equipos. Considerad que el tamaño del sensor de la GF1 es la cuarta parte de la superficie del fotograma de la Leica CL.
Con el advenimiento de lo digital, durante años la cámara quedó expuesta en una vitrina con escaso uso. Es cierto que, con un adaptador, se pueden usar los objetivos Leica en las cámaras micro cuatro tercios. Y así lo hice. También he de decir que adquirí otros objetivos para la CL de los que ya hablaré en otra ocasión como una gran angular 25 mm de Voigtländer y un 50 mm con montura de rosca de Canon. Ambos en buen uso todavía, y que son capaces de dar también buenos resultados, aunque quizá no tan estelares como los de la marca alemana. Pero sí al nivel de otras marcas del mercado.
En los últimos tiempos, en los que he vuelto ha usar película tradicional de vez en cuando, la he vuelto a usar eventualmente, con buenos resultados. Por ejemplo, con película en blanco y negro en las pasadas fiestas del Pilar en Zaragoza.
Resumiendo, para todo aquel que quiera tener una Leica a un precio asequible, aunque no barato, quiera recuperar las sensaciones de usar la película tradicional, y quiera saber lo que se siente al manejar una cámara telemétrica, ligera y eficaz. Esta es una buena opción. Decir que se puede usar sin pilas, al ser totalmente mecánica, aunque en ese caso no funcionará el fotómetro. Y que no se pueden conseguir sus pilar originales, de mercurio, retiradas del mercado por contaminantes. Pero que se pueden conseguir alternativas.
Os dejo a continuación un pase de imágenes tomadas con esta cámara en tiempos pasado. Espero que disfrutéis viéndolas como yo disfruté haciéndolas.
Advierto que el vídeo que os dejo aquí hoy tiene un carácter claramente publicitario. Pero creo que lo que se cuenta es válido e interesante. Ya comenté hace unos días cómo es mi equipo fotográfico para ir de viaje. Es un equipo basado en una cámara de objetivos intercambiables sin espejo. En mi opinión, en estos momentos dan una excelente calidad de imagen y son más pequeñas, ligeras e intrusivas que las grandes digitales réflex.
En esta ocasión, quien la usa es ZACK ARIAS, un fotógrafo relativamente popular en internet, que suele dedicarse a enseñar técnicas, trucos y demás, sobre todo en temas de iluminación, retrato y fotografía callejera. Bueno. Vosotros veréis si realmente os parece interesante.
Mi primer equipo fotográfico réflex fue una cámara PENTAX P30N con un objetivo de la misma marca SMC PENTAX-A 50 MM F/2. Lo compré en mayo de 1989, con el primer salario que cobré en mi vida cuando comencé a trabajar. En estos momentos recuerdo que no tenía muy claras mis ideas sobre cómo tenía que ser una cámara. Me faltaban muchos conceptos básicos para poder elegir correctamente. Sólo sabía que si una cámara tenía que ser respetable tenía que ser una réflex, y tenía que ser de objetivos intercambiables.
Dos elementos influyeron en mi compra. Una, que varios conocidos me hablaban de la "bayoneta k" de Pentax como una especie de montura universal, que varias marcas utilizaban y eran compatibles. Esta era una verdad a medias, pero no había mala intención en la recomendación. Otra, que alguno de ellos tenían ya sistemas compatibles con la marca. La definitiva es que aquella chica que me la vendió en la tienda de Fotoprix de la calle Verónica de Zaragoza sabía hacer su trabajo y me convenció de que era el modelo adecuado.
Visto con la distancia, no fue un acierto. La cámara, simpática y razonablemente eficaz, tenía una serie de limitaciones que la hacían poco eficiente. La sensibilidad sólo se podía ajustar de forma automática con el CÓDIGO DX, no tenía compensador de exposición y era limitada en sus prestaciones básicas. Pero fue mi aparato escuela durante cuatro años. Y hay una cosa cierta. La óptica Pentax iba muy bien. No así los objetivos de focal variable de Sigma que compré para complementarla, que eran bastante flojos, hasta el punto que es una marca que me produce desconfianza.
No conservo aquella cámara. En 1993 decidí pasarme con armas y bajages a un sistema CANON EOS, y poco después vendí la P30N. Sin embargo, no abandoné el sistema. Tenía un par de objetivos de focal fija con los que me sentía a gusto, y se me ocurrió que estaría bien comprar un cuerpo mecánico de segunda mano. Uno que no necesitase ni pilas para funcionar. Sólido, compacto y bien manejable. Ese cuerpo, que todavía tengo y funciona perfectamente, es la estupenda PENTAX MX, una cámara de aspiraciones profesionales de mitad de los años 70. Un cuerpo muy compacto, una de las reflex para carrete de película perforada de formato 135 más pequeña de las que se han concebito.
Además del 50 mm que adquirí en 1989, en esos años había comprado también de segunda mano un objetivo macro, un SMC PENTAX-A MACRO 100 MM F/4, también en excelente estado. Con la cámara venía incluida un pancakeSMC PENTAX-M 40 MM F/2,8, que podéis ver en la fotografía anterior montado sobre la MX. La cámara funciona perfectamente; a continuación os pongo algunas muestras de fotografías de los últimos años.
Aumentó mi parque de objetivo Pentax o compatibles en aquella época. Los dos zooms de Sigma los cambié por dos focales fijas. Un SIGMA 28 MM F/2,8 y un RICOH RIKENON 135 MM F72,8. No son mis objetivos favoritos. Me regalaron por no usarlo un SMC PENTAX-M 50 MM F/1,7, que a pesar de ser más antiguo que el 50/2, tiene más calidad todavía y es el que más he usado con la MX, aunque su aspecto cosmético es peor. Y en un momento dado me hice con un SMC PENTAX-M 200 MM F/4 y un SMC PENTAX-A 35 MM F/2,8, para tener una gama relativamente amplia de objetivos para usar. Sobre todo con película en blanco y negro, cuando la revelaba y hacía las copias yo mismo. Todo comprado de segunda mano.
A continuación podéis ver algunos de los objetivos en fotografía de familia.
Una cuestión hay que notar. Los objetivos PENTAX-A permiten usar el automatismo con prioridad a la apertura en los cuerpos que disponen de este modo de exposición, mientras que los PENTAX-M, no lo permiten, y hay que usarlos en modo de exposición manual. Pero en la PENTAX MX todos están en igualdad de condiciones.
Con la llegada de la tecnología digital, esta cámara y su sistema de objetivos quedó arrinconado. Hasta que decidí buscar algún cuerpo digital que les fuese bien. Probé, por muy poco dinero, con una PENTAX *IST DS y una PENTAX K10D. Ambos iban bien, pero quedaron en seguida muy superados. Sí que adquirí algún objetivo autofoco complementario, porque eran un buen equipo para viajes, por lo compacto del conjunto. Aunque son objetivos poco luminosos, los de la serie SMC-DA LIMITED, focales 21 MM F/3,2, 40 MM F/2,8 y 70 MM f72,4. Este último es el más interesante. Y el primero, imprescindible para tener un gran angular, ya que las Pentax digitales tienen todas captor APS-C y el factor de recorte es de 1,5. Un 50 mm tiene el angulo de visión de un 75 mm, y un 21 mm el de un 31 mm, aproximadamente.
El caso es que en un momento tuve la oportunidad de comprar por un precio muy bajo y nueva una PENTAX K-X con su zoom de kit. Un precio equivalente al de muchas compactas digitales de la época. Y con sus 12 megapixeles y su excelente calidad de imagen, se puede usar sin problemas hasta 3200 ISO, y contar de ampliar con limitaciones incluso a 6400 ISO. Desde mi punto de vista un cuerpo de cámara al que le faltan algunos refinamientos dado su carácter de gama baja, pero que es muy compacto y muy eficaz. Con él, he podido dar vida a todo ese parque de objetivos con montura K.
Aquí la vemos con el objetivo macro 100 mm, con quien forma una pareja estupenda.
Hace tiempo que descubrí que, aunque a todos nos gusta tener equipos de gran calidad, de renombre, con refinamientos, para hacer fotografías interesantes no es necesario más que esta cámara barata, usada juiciosamente con cualquiera de los veteranos objetivos mencionados en este artículo. Sus 12 megapixeles permite obtener sin ningún problema ampliaciones a tamaño 30 x 45 cm, que es más que lo que la mayor parte de los fotógrafos aficionados hacen en el 95% de las ocasiones. Y con un archivo bien expuesto, bien tratado y procesado en Lightroom, tengo en el despacho una fotografía de Burano de 40 x 60 cm que está bastante bien.
No es un equipo que use todos los días, pero es un objetivo eficaz. El uso de objetivos mecánicos manuales de hace 30 o 40 años tiene sus trucos, pero con un poquito de entrenamiento, se pueden usar sin ningún problema. E incluso he desempolvado la MX para usarla con algún carrete tradicional de vez en cuando.
Os dejo para terminar algunos ejemplos de fotografías tomadas con la Pentax K-x y el objetivo macro 100 mm. El caso es que siendo un equipo adquirido a lo largo de 25 años, y principalmente en el mercado de segunda mano, es muy completo a un precio muy asequible. Eso sí, Pentax ha desaparecido como empresa, aunque la marca se mantiene en poder de Ricoh. Desconocemos el futuro del sistema. Es cierto que recientemente se han anunciado algunas novedades en el campo de las réflex digitales bajo marca Pentax, tanto en el segmento de captor APS-C como en el des medio formato. Pero desconozco que posibilidades de supervivencia tiene el sistema. Lo disfrutaremos meintras aguante.
Hubo un tiempo en el que pensaba que el equipo ideal para ir haciendo fotografías por el mundo era una cámara réflex con un parque de objetivos que dieran una amplia gama de posibilidades. Mucha gente piensa así, y por ello, especialmente en Europa y América, las cámaras réflex digitales son las más vendidas entre los aficionados a la fotografía. Para los felices mortales que tienen otras aficiones, con la cámara del teléfono les basta.
Bien. Yo pensaba así. Como ya adelantaba cuando os hablé de la PANASONIC LUMIX GF1, hubo un momento en el que probé otra cámara, la LEICA CL, de la que ya os hablaré más adelante, que me demostró que esto no es así. Especialmente cuando se viaja. Una cámara ligera, con unos pocos objetivos no muy voluminosos pero de buena calidad, es decir, focales fijas, es un equipo fácil de transportar, que no pesa, que no cansa, que no te produce dolor en la espalda o en el cuello después de horas de caminar y recorrer mundo, y que es fácil de tener a mano y siempre dispuesto. Como ya comenté en su momento, la GF1 se convirtió en mi equipo de viaje, siempre acompañado de una cámara compacta de buena calidad, por si las moscas, o cuando una mayor discreción se impone.
Veamos cual es mi equipo de viaje en la actualidad.
Sí. Es un equipo derivado o evolucionado de aquella GF1. A los objetivos objetivos de focal angular (14/2,5) y normal (20/1,7) de PANASONIC, se suma el tele corto (45/1,8) de OLYMPUS, más luminoso y más ligero que el PANASONIC LEICA MACRO-ELMARIT 45/2,8. Hay quien echará en falta una focal más larga, y a veces he pensado en hacerme con el 75/1,8 de OLYMPUS. Pero la verdad es que las tomas con teleobjetivos medios y largos, salvo en fotografía de animales en naturaleza o en espectáculos deportivos, suelen aburrirme. Por el contrario, es la focal angular la que se me hace muy larga. Sin embargo, los dos milímetros extra y los dos tercios de diafragma de luminosidad extra del 12/2 de OLYMPUS no bastan para cambiarme a esta bien considerada óptica. Las diferencias son pequeñas, y el pequeño gran angular de PANASONIC es tan pequeño y ligero, que a veces lo he llevado en cualquier bolsillo, y se me ha olvidado en cual, cuando he ido a echar mano de él. Sólo lo cambiaría si pudiese haber una solución razonable en el intervalo de los 9 o 10 mm de focal. Recordamos que para buscar las focales equivalentes para el formato tradicional de 36 x 24 mm, hay que multiplicar las focales del sistema micro cuatro tercios por dos. Es decir, que si ahora llevo el equivalente a un 28 mm, lo cambiaría por el equivalente a un 18 o 20-21 mm. La única posibilidad actual es un zoom, un 7-14/4. Pero no me acaba de convencer. Si hubiese algo del tipo de un 10/2,8...
Además, suelo llevar una compacta.
Esta LEICA D-LUX 5 es una variante firmada por la casa alemana de la PANASONIC LUMIX LX5. Es la tercera iteración de este concepto que he utilizado. Durante un breve intervalo de tiempo usé al PANASONIC LUMIX LX2, que me agencié de urgencia en Helsinki cuando el obturador de la CANON EOS D60 que llevaba entonces entregó su alma. Cumplió con su cometido, pero el sistema no estaba del todo maduro, y la vendí. Luego sí que me convenció el modelo LX3, que incluso fue mi cámara principal en un par de viajes cortos. Hasta que la cambié por este modelo actual, firmado por LEICA aunque básicamente es como la PANASONIC, que tiene un intervalo de focales más amplio y útil. Se puede llevar en un bolsillo y tiene muy buena calidad de imagen, siempre que no subas mucho de ISO. Como tiene un muy buen estabilizador de imagen óptico, en ocasiones la he usado a mano alzada en tomas nocturnas a 200 ISO, con buenos resultados. 400 ISO es utilizable con un programa de reducción de ruido, 800 ISO sólo en casos extremos y para pequeñas ampliaciones, y más allá,... allá cada cual.
No obstante, en mi último viaje a Italia no me he llevado como segunda cámara esta, sino otra que ya conocéis.
Sí. Es la GF1 que ya conocéis. Con el accesorio tapa con lente de OLYMPUS, que se puede usar como un objetivo 15/8 cuando se transporta, para disminuir su tamaño y su transportabilidad. Bien en esta cámara o en la EM-5. La idea es que si en los últimos tiempos la GF1 ha sustituido a la D-LUX5 como cámara de llevar encima habitualmente, por qué no hacerlo también como segunda cámara. Un sensor más grande, con posibilidad de usarla con sensibilidades más altas, aun a coste de un tamaño más grande. Había que probarlo.
No me acaba de convencer la idea. Lo cierto es que la he usado mucho menos que la compacta de LEICA cuando la llevo de viaje. El pequeño tamaño, que se pueda llevar en un bolsillo, y su discreción son un plus. Pero bueno. Ha sido una prueba.
Este equipo no suelo usarlo fuera de mis vacaciones, salvo la GF1, que como ya comenté es la cámara que suelo llevar encima cuando hago mi vida cotidiana, no con intención primaria de hacer fotos. La compacta LEICA hace tiempo que no la uso por Zaragoza. Y la OLYMPUS... bueno, esta sí tiene un uso cuando no voy de viaje. Además de usarla eventualmente cuando viene bien un equipo muy compacto pero de buena calidad, suelo usarla con el PANASONIC LEICA MACRO-ELMARIT 45/2,8 ASPH para la fotografía de aproximación y macro.
Efectivamente, es mi equipo de elección para fotografiar las camáras y sus detalles que aparecen aquí, para bodegones, para salir por la naturaleza cuando preveo la posibilidad de realizar fotografía de aproximación. La buena calidad del 45/2,8 más el excelente sistema de estabilización de imagen de la cámara hacen de esta combinación una opción excelente. Es cierto que para ese uso tengo alguna otra opción, como la CANON EOS 5D MARK II con el COSINA MC MACRO 100/3,5, que tiene una calidad muy inferior, pero un distancia de enfoque mínimo más favorable, o con otros objetivos y los tubos de extensión de KENKO. Pero es más voluminosa y pesada, y además no dispone del buen sistema de estabilización de imagen. De todas formas es el equipo con el que están tomadas las fotografías de las cámaras de esta entrada.
Ahora, os dejo algún ejemplo de fotografías tomadas con el equipo mencionado en el último viaje.