En ocasiones anteriores os he hablado de una de mis cámaras más queridas, la Olympus μ(mju:)-II, una cámara de los años noventa para película tradicional de 35 mm y doble perforación, compacta bolsillera, protegida contra las inclemencias del tiempo, y con un excelente objetivo 35/2,8, que combinaba calidad óptica y una versátil elevada luminosidad. La recuperé para su uso en mi viaje a Nueva York de 2013, y con posterioridad en diversas ocasiones, entre las que puedo destacar que llevó un carrete de negativos en color en el encuentro analógico de abril de 2016, y me acompañó por Islandia, haciendo valer su protección contra las mencionadas inclemencias del tiempo.
Pero esta μ(mju:)-II tuvo una antecesora, la μ(mju:)-1, de la que os voy a hablar ahora. Antes de seguir, decir que en estados unidos la nomenclatura fue distinta, siendo la primer versión la Olympus Infinity Stylus y la segunda versión la Olympus Infinity Stylus Epic.
Esta cámara, que podéis ver en la foto de arriba, no fue mía. Cuando dejé la casa de mis padres para vivir en mi propio piso, compré a mi familia una cámara compacta que considere adecuada y en condiciones. Esta μ(mju:)-1 no era la más barata del mercado, ni mucho menos, pero tampoco llevaba los precios de otras cámaras de prestigio y con más posibilidades de intervención en la exposición. Si leéis los artículo dedicados a la μ(mju:)-II, comparte con ella muchas características. Óptica fija de 35 mm de focal, exposición totalmente automática, y un sistema general de funcionamiento, de flash y de medición parecidos, con pequeñas diferencias.
Las diferencias fundamentales era que era algo más grande, que no estaba protegida contra las inclemencias del tiempo y que la óptica, f/3,5, era 2/3 de paso menos luminosa que su sucesora. Fue como una primera versión del modelo de éxito que vino después. Un tanteo. Aquí las vemos juntas. La cámara que compré a mi familia y la pequeña que me compré yo algo después.
Con los años, me olvidé de la cámara. No recuerdo el nivel de uso que le llegaron a dar mis padres o, eventualmente, mi hermana. Creo que no mucho. Pero no lo sé muy bien. Mis padres viajaban de vez en cuando con actividades de jubilados, pero no recuerdo que ensañen o haber visto muchas fotografías. En un momento dado, acabó en un cajón donde permaneció durante muchos años. ¿15, 16, 17 años? Por lo menos. Hasta que recientemente mi hermana confesó que la había rescatado cuando murió mi padre y se llevó cosas a su casa, y me la pasó. E hice un carrete de prueba, para ver que tal funcionaba.
Como usa la misma pila que la (mju:)-II, y tenía una de estas en mi ejemplar, la pasé a la cámara y comprobé que aquello tomaba vida. La cargué en un neblinoso día de diciembre con una carrete de Kodacolor 200 que tenía por el frigorífico, y salí a hacer fotos en un paseo entre mi casa y el Parque Grande de Zaragoza.
La cámara funciona y expone las fotos correctamente. El negativo usado no es de los mejores, pero es digno. Y buscando motivos con colores adecuados, las fotos no quedaron sosas a pesar de lo gris del ambiente y del día.
Las juntas que protegen el interior de la luz parecen íntegras, con la (mju:)-II tuve algunos problemas de filtración de luz por la ventanilla trasera que te permite ver la información del carrete puesto en la cámara. Y es cierto que algunas fotos salieron desenfocadas. Supongo que a la cámara le cuesta adquirir el foco más de lo que estoy acostumbrado y que pretendiendo hacer fotos rápidas, pulsé el botón del obturador antes de tiempo, y el autofoco no cumplió correctamente con su labor.
Ahora que he recibido los resultado digitalizados, quiero asegurarme que los fallos de enfoque no se deben a otro tipo de problemas. Le he cargado un carrete en blanco y negro que revelaré yo mismo... y ya veremos.
Mis conclusiones son las mismas que cuando la compré para mis padres. Es una cámara muy decente y muy digna, con una óptica de buena calidad. Es más grande que su sucesora, pero sigue teniendo un tamaño muy ajustado. No es tan luminosa, pero comparada con las similares de óptica zoom de la época, admite situaciones de iluminación más desfavorable. Y si llueve... hay que tener cuidado. Pero salvo estas cuestiones, no hay motivo por el que no se puedan hacer buenas fotos con ella. Eso sí, tiene dos engorrosos problemas para mí, al igual que la (mju:)-II. No conserva memoria de la posición preferida del flash, desconectado, por lo que si quieres ser discreto y que no se dispare hay que acordarse de cambiarlo, recordando que cada vez que apaguemos la cámara se vuelve a poner en automático. Y no tiene ningún tipo de compensador de exposición, al mismo tiempo que la sensibilidad de la cámara es leida por los contactos DX sin posibilidad de saltárselos. Y en pasos completos, 50-100-200-400 ISO..., porque sólo tiene 4 contactos en lugar de los seis de cámaras más completas.
Pero con una película moderna... a hacer fotos de buena calidad si la circunstancia se presenta.
El día de San Valero, fiesta local en Zaragoza, como es costumbre salimos a dar un paseo y tomar un aperitivo, antes de acudir yo a la comida familiar habitual en esta fecha. Ya comentaba hace unos días que, si sale buen día, es un día propicio para probar cosas nuevas fotográficamente hablando, y de ahí mi prueba de la Rolei Superpan 200.
El caso es que nuestro paseo nos llevó a la plaza de San Bruno, detrás de La Seo. La catedral de Zaragoza para quienes no conozcan la ciudad. Es redundante e inadecuado referirse a ella como "catedral de La Seo". Los zaragozanos la conocemos simplemente como La Seo, su nombre formal es La Seo de San Salvador, y puede ser correcto denominarla Catedral de San Salvador, pero nunca "catedral de La Seo". En Zaragoza, nadie la llama simplemente "la catedral". Es La Seo. Pero retomo el hilo. En esta plaza de San Bruno, los días de fiesta se forma un mercadillo de trastos viejos. Llamarlo "anticuarios" me parece excesivo, aunque alguno de los puestos puede merecer el nombre de "puesto de antigüedades". Y eventualmente se encuentran cámaras fotográficas. Alguna he comprado por allí.
Quizá por ser día de fiesta especial, a pesar de coincidir en domingo, hubo más comerciantes que en otras ocasiones y con más variedad de artículos. También de cámaras fotográficas. He de hacer una advertencia. No son comerciantes especializados, y nunca garantizan el funcionamiento de la cámara. De hecho, muchos las venden a quienes quieren utilizar cámaras antiguas para ornamento en sus comercios, café o negocios cara al público del tipo que sea. Te dejan echarle un vistazo, accionarlas, y a partir de ahí... tú te arriesgas. Como ya digo, ese domingo de San Valero había cámaras notables. Uno de ellos tenía una Leica III (c o f), con un Summitar 50/2, que no tenía mala pinta, aunque supongo que precisaba una limpieza, ajuste y lubricado. No tenía mal precio, aunque no se podía asegurar que el Summitar estuviese en buena condición interna. Si hubiera garantía de ello, sería un chollo.
Pero a mí, que estoy un poco mohíno desde que el obturador de mi Voigtländer Perkeo II se estropeó, me llamo la atención una cámara similar, ligeramente más grande, con prestaciones menores de obturador y objetivo, pero que podía ser una sustituta económica de la Perkeo II, porque sólo me costaba 30 euros. Una cámara de formato medio con fotográma de 6x6, por una fracción del precio que las plasticosas y deficientes Lomography tienen. El aspecto general se veía bien, aunque siempre te entra la duda de que, siendo una cámara de objetivo retráctil, el fuelle pueda tener alguna fuga de luz que provoque veladuras o luces parásitas en los fotogramas. La compré.
Esta es la cámara. Con estuche incluido y sin él. Ante la iglesia románica mozárabe de San Juan de Busa en el Serrablo, Alto Aragón.
La cámara no tiene mucho misterio. Un objetivo retráctil Adoxar 75 mm f/6,3. Apertura modesta que da nombre al modelo de la cámara, Adox Golf 63, fabricada en la Alemania Occidental en algún momento entre 1954 y 1957. El objetivo cierra hasta f/22. El obturador Pronto, de tipo central incorporado en el objetivo, tiene como velocidad máxima una modesta 1/200 s. Está pensada para utilizarla con luz relativamente abundante, teniendo en cuentas las sensibilidades habituales en las películas para aficionados de su época. Con las sensibilidades altas que se encuentran hoy, se estiran un poco más sus posibilidades. Se enfoca por estimación, disponiendo de una escala de profundidad de campo, con dos marcas que señalan los puntos adecuados para el retrao y el paisaje, cuando cierras el diafragma a un punto intermedio entre f/8 y f/11.
Dispone de rosca para cable disparador, posición B y un temporizador de disparo, para quien quiera apuntarse al selfi. Rosca para trípode, por supuesto. Zapata para accesorios sin contactos para el flash, que habrá que conectar con el cable adecuado al zócalo correspondiente.
Pero veamos fotos. El día 30 de enero nos subimos tres amigos de excursión al valle de Tena y al Serrablo en el Alto Aragón. Por la mañana estaba nublado, pero no muy cerrado. Paramos en los embalses de Búbal y Lanuza a contemplar el paisaje y hacer unas fotos.
El rendimiento general de las fotografías obtenidas es bastante bueno, dadas las modestas características de la cámara. Al fin y al cabo, el objetivo no pasará de ser un triplete, sin las correcciones que aportan los diseños tipo Tessa, con cuatro lentes, por ejemplo. La cámara aprovecha bien la anchura de la película, y el cuadro de imagen está más cerca de los 56 x 56 mm que de los 54 x 54 de otros modelos.
Aunque alguna de estas imágenes me hizo sospechar que no todo iba a ser felicidad.
Cogimos de nuevo el coche y nos llegamos hasta el paso fronterizo de Portalé, donde estaba totalmente nublado y lloviendo. Estuvimos un poquito y nos bajamos a comer en las cercanías de Formigal, donde llovía intermitente. Seguí haciendo algunas fotos más.
Empezaba a confirmarse que en ocasiones se apreciaba una luz parásita, especialmente en el cuarto superior izquierdo de la imagen, probablemente debido a alguna fuga de luz en el fuelle. No siempre, y no siempre con la misma intensidad. Hasta ese momento, había dispuesto de luz muy suave por los nublados.
Al continuar el viaje paramos en Búbal de nuevo, donde las nubes se habrían, y en los contraluces, empecé a observar que las luces parásitas eran más frecuentes e intensas.
Tras abandonar el valle de Tena, siguiendo hacia Sabiñánigo, decidimos entrar a visitar alguna de las iglesias románicas mozárabes del Serrablo. En concreto, la más sencilla y aislada, que es mi favorita. San Juan de Busa.
Allí tomé varias fotografías. Algunas de las cuales quedaron bien, y otras sin embargo acusaron el problema de luces parásitas. Casi siempre asociado a luces intensas, especialmente a contraluz.
Como veis, esta última fotografía es un follón de luces de mucho cuidado. Es posible que la cámara, sin usar durante mucho tiempo, estuviera en un equilibro inestable, y al "obligarla" al zarandeo de la excursión y a exponer tres rollos, 36 exposiciones, en un día, haya ido haciendo agua, perdón "luces", progresivamente más abundantes. Aunque siempre asociadas a contraluces y a la presencia de algún foco de luz intenso en el encuadre en las peores situaciones.
Volvimo a seguir nuestro viaje de regreso hacia el sur, y paramos en las proximidades de Arto, a tres kilómetros del Hostal de Ipiés. Arto es el pueblo de nacimiento de mi abuela materna. No llegamos hasta el pueblo. Nos quedamos en un caserío en ruinas que hay 500 metros antes de llegar. El día se había vuelto a nublar.
Como veis, sin luces intensas presentes, las fotografías vuelven a tener un aspecto bastante respetable, dejan de aparecer las fugas. También puede ayudar el desplegar el objetivo en el momento de hacer la fotografía, y mantenerlo recogido el resto del tiempo.
El caso es que aun con los contratiempos mencionados, me parece que es una cámara más interesante que las Holgas, Dianas, y otros zarrios lomográficos, donde tambien pueden aparecer luces parásitas, y son al menos el doble de caros. En esta cámara tienes que realizar el esfuezo de estimar la distancia de enfoque, aunque es bien cierto que con diafragmas cerrados y enfocando por zonas, no es nada difícil conseguir la fotografía nítida. También tienes que aprender a medir la luz, seleccionando por tí mismo diafragma y velocidad de obturación. Dado que se usará fundamentalmente en exteriores, aplicar la regla de "soleado f/16" hace sencillo su uso. Yo tendí a sobrexponer y los negativos me han quedado densos, pero perfectamente explotables, y con mucha reserva de detalle en las luces y en las sombras. Utilicé película Kodak Tri-X 400 revelada en HC-110 en la dilución 1+47 (o 1:48), lo que da un tiempo de revelado de 6 minutos 30 segundos. Podría haber acortado el tiempo de revelado un poco, para obtener negativos menos densos, pero me hubieran quedado más planos de contraste, lo que con objetivos de este tipo no me convence. Así que me doy por contento con las elecciones tomadas.
Dista mucho de la perfección, pero por el precio que tiene, es utilizable como entretenimiento. E incluso como iniciación y aprendizaje de las bases del formato medio.
El sábado pasado estuvimos en Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ) de taller de fotografía estenopeica, al igual que el año pasado, nos juntamos un grupo de aficionados bajo el liderazgo de Beatriz Aísa. Si el año pasado buscábamos iniciarnos en estas técnicas, este año se trataba de profundizar un poquito más. Dentro de pocos días saldrá la crónica que he preparado para el blog de FeZ, que también reproduciré aquí. Y en ella podréis ver un poco más cómo transcurrió la jornada.
Pero hoy quería contaros un poco mi experiencia personal desde un punto de vista técnico.
He de decir que me llevé tres cajas de cartón con distintas características, sin saber muy bien qué iba a hacer. Como consecuencia de la convalecencia de la especie de gripe que tuve el fin de semana anterior, no había estado muy fino en los preparativos entre semana. De hecho, llegué a pensar en dejar el taller para otra ocasión. Afortunadamente al final me apunté.
De las tres cajas, había una pequeñita, pero con diversas formas y compartimentos en su interior que podría dar mucho juego. Las otras dos eran similares pero de distintas dimensiones, la grandota de color amarillo-naranja estaba pensada como una cámara de gran formato, que con un pequeño estenopo pudiera ofrecer gran nitidez. Con la negra con lunares... pensaba en algo parecido, pero no estaba convencido de que fuera a funcionar bien. La profundidad de la misma era de sólo unos 75 mm, mientras que la superficie aprovechable del potencial fotograma era de 23 x 28 cm. Se me hacía difícil concebir que con la caída progresiva de luz que se produce en la periferia del cono de luz proyectado por el estenopo, se pudiera cubrir toda esa superficie. No me había dado tiempo a buscar las matemáticas apropiadas para preverlo.
Dio igual. Beatriz trajo algunos libros para inspirarnos y un modelo de los que vimos en el que una multiplicidad de estenopos servían para exponer una única hoja de papel me sugirió utilizar esta última caja, la negra con topos, pero con varios estenopos. Aunque las tripas me pedían hacer seis de ellos, un cierto sentido de la prudencia, por si se solapaban en exceso las imágenes, me hizo conformarme con cuatro. Que distribuí por la superficie de la caja.
Para la realización de los estenopos sobre las láminas de lata de aluminio conté con la ayuda de Anu Medina.
Los aficionados a las "pinhole" tienen la costumbre de bautizar con nombres significativos o alusivos a sus cámaras, pero en este caso, venía ya bautizada, como podemos ver en el cuarto oscuro donde cargamos el papel sensible.
With Love to You
La hoja de papel de 23 x 28 cm la recortamos de una hoja estándar de 25 x 30 cm, y quedaba sujeta por la propia tapa de la cámara, sin necesidad de adherirla con cinta adhesiva ni nada. Una vez sellada la tapa con cinta aislante negra, la hoja no se podía mover, y quedaba razonablemente plana en el fondo de la cámara oscura.
Y ya salimos a pasear para buscar nuestros motivos. Con un par de compañeros acabamos buscando motivos adecuados por la ribera del río Ebro, bajo las arcadas del puente de Piedra de Zaragoza.
Y ahí fue donde decidí dos cosas. Primero que el lugar me gustaba por el juego de luces y sombras del mediodía y por el grafismo del puente y los árboles sin hojas invernales. En segundo lugar, que en lugar de fotografiar cuatro escenas distintas sobre la misma hoja, iba a fotografiar cuatro veces seguidas la misma escena sobre la misma hoja. Dada la naturaleza "imperfecta" del proceso, las cuatro escenas tendrían algunas diferencias derivadas del propio paso del tiempo mientras se exponía cada una de ellas, y por la manipulación de la cámara entre las mismas.
Me ayudé de una aplicación del móvil para decidir la exposición. La focal calculada de la cámara era de 75 mm. Los estenopos que me ayudó a realizar Anu con gran precisión tenían un diámetro de 0,3 mm, por lo que la apertura relativa de los mismos era de f/256 aproximadamente. Para una sensibilidad del papel de 6 ISO, más mi propia estimación sobre las circunstancias del contraste de la escena decidí que la exposición correcta podía ser unos 30 segundos. Conté 25 segundos a lo que hay que añadir lo que se tarda en abrir y cerrar el estenopo con la cinta aislante.
Y el negativo que obtuve fue...
Es muy posible que si me hubiese arriesgado a poner seis estenopos, y dada las características de la escena, hubiera encajado sin problemas. Hay demasiado espacio en blanco (en sombra o negro en el positivo) entre la fila superior y la inferior, y también por de bajo de esta.
Por supuesto, hay diferencias entre las exposiciones. No todas tienen exactamente el mismo encuadre. Más allá del error de paralaje, se produjeron pequeños movimientos de la cámara entre toma y toma. En una de las inferiores el viento llevó a la cinta aislante que hace de obturador a tapar parte del fotograma, y en la última toma que hice, el miedo al viento me hizo sujetarla con las manos, y el propio movimiento de las mismas hizo que saliera trepidada.
Ya escaneada, eliminé digitalmente parte de la sombra/negritud sobrante. Y así puedo presentar el positivo final. Espero que os guste. Y que el proceso os haya sido ilustrativo.
El mundo tiene sus ironía. Y el de la fotografía, igual o más. Os hablaba hace unas semanas de cómo había desempolvado mi Polaroid Supercolor 635 y la había ido utilizando, entre otras cosas para el ChocoEncuentro navideño de Fotógraf@s en Zaragoza. También comenté la experiencia de utilizar las modernas emulsiones de Impossible Project para este tipo de cámaras, interesantes pero muy caras. Como de todo esto hablé en mis blogs, hubo gente que hasta lo leyó. Y de repente me llegó una propuesta. Una propuesta que se llamaba Polaroid Image System SE, y que podía llegar a mi poder, para siempre, por la modesta cantidad de 27 euros. Os la presento.
La serie Image Sytem, Spectra en los Estados Unidos, pero son lo mismo, fue una serie de cámaras Poloroid que estaban pensadas para ser usadas entornos profesionales. No necesariamente por fotógrafos. Más bien por ingenieros, forenses, profesionales del peritaje de todo tipo, policías... Unas cámaras con características externas más sobrias que las de las más lúdicas serie SX-70 y 600, pero con características superiores como veremos. Comparemos el alegre aspecto de mi Supercolor 635, con la elegante sobriedad de la Imagen System SE. Supongo que eso de SE vendría de "Special Edition" o algo así...
Ambas tienen un flash incorporado, una célula de medición de la luz con un sistema de exposición automática, un botón disparador, y un sistema de carga de los cartuchos de película similares. Pero a partir de aquí, vienen las diferencias. Sigamos por el frente. Mirando la imagen, a la izquierda del objetivo de la Image System SE vemos un círculo protegido por una rejilla de circulitos. Eso un sistema de enfoque automático por sonar. Sí... como lo de los submarinos, los delfines o los murciélagos,... emite un sonido en una frecuencia que no escuchamos, rebota en el sujeto a fotografiar y calcula la distancia de enfoque. La Supercolor 635 tiene un sistema de enfoque fijo, que según las especificaciones permite obtener sujetos nítidos a distancias entre 1,2 m e infinito. Lo cierto es que los objetos distantes aparecen con menos nitidez de la deseable. La Image System SE enfoque automáticamente entre distancias de 60 cm e infinito... y bien.
El objetivo es importante...
El objetivo de la Supercolor 635 (y el de otros muchos modelos funcionalmente similares) tiene una focal de 106 o 116 mm y una apertura fija de f/11 o de f/14, no encuentro uniformidad en las especificaciones según las fuentes según, y está fabricado con una sola lente, probablemente un menisco, de plástico. Sin embargo, la Image System SE viene claramente definido como un 125 mm f/10 de apertura máxima. Cerraría hasta f/45. Y estaría fabricado con tres elementos. Aquí encuentro diferencias según las fuentes. Unos dicen que de plástico y otras que de vidrio óptico. En cualquier caso, una sistema óptico claramente superior.
En ambos casos, el obturador tendría un rango de velocidades suficiente para un uso relativamente variado, que vendrían determinadas por el programa de la cámara.
Veamos la trasera de la cámara...
Como vemos, frente a la Supercolor 635, que no tiene más posibilidades que elegir con cual de los dos disparadores queremos tomar la foto, con el principal que acciona el flash, o con el secundario que lo evita, aquí tenemos más opciones. Un botón para desconectar el flash, otro para desconectar el enfoque automático. En algún lugar he leído que en ese caso enfoca a infinito. O algún tipo de hiperfocal. Tiene otro botón para activar el temporizador en el disparador, y otro para activar o desactivar el aviso sonoro de enfoque conseguido.
Pero además la cámara, que ya digo que estaba pensada para determinados usos profesionales, tiene una funcionalidad añadida. El visor no es mudo. Aporta información. Por un lado un icono verde que indica que se puede hacer la foto sin problemas, y otro rojo que indica que la luz es insuficiente o que la foto puede salir desenfocada. Y un telémetro que nos informa de la distancia que hay hasta el sujeto enfocado, en metros o en pies. Hay una clavija para seleccionar la unidad de medida. Con una precisión al decímetro. Encuadras, pulsas el disparador parcialmente, y se activa el mecanismo de enfoque. El telémetro lee en ese momento, por ejemplo, 2,6... Es decir, 2 metros y 6 decímetros. O 260 centímetros. Genial. No sé cuál es el límite. No lo he comprobado. Pero cuando sobrepasa determinada distancia, tal vez entre 5 y 6 metros, deja de informar, aunque el enfoque es correcto y la foto sale bien. Por ejemplo, esta.
Y ahora los más observadores diréis... oye, ¡que las polaroids eran cuadradadas! Sí, pero no las del sistema Spectra/Image System. De forma rectangular, eran algo más grandes que las típicas Polaroid SX-70 o 600. Pero por lo demás, similares en sensibilidad y características a las Polaroid 600. Esto conlleva dos consecuencias. Como su precio original era más caro, estaban mejor construidas y tenían más refinamientos, se vendieron menos. Y aunque Impossible Project también fabrica actualmente película para ellas, son mucho menos populares. Y para algunos, el que no sean cuadradas, les quita gracia. En resumen. Una Spectra/Image System es una cámara más sólida y de más calidad que la mayoría del resto de las Polaroid, e incluso que de las actuales Fujifilm Instax. Pero es menos conocida y buscada, y puede resultad mucho más barata de adquirir.
El ejemplar que ha llegado a mis manos está absolutamente como nuevo. Ha venido con su embalaje prácticamente intacto. La correa de cuello o bandolera todavía en su envoltura sin desprecintar. La correa de mano viene incorporada en el cuerpo de la cámara. Incluye el manual en perfecto estado y el folleto de accesorios. E incluso llevaba insertado un cartucho de película original Polaroid, con toda seguridad caducado, al que le faltaba una foto. La pila estaba descargada, por lo tanto no se podía usar. Si lo hubiese sabido, fue una sorpresa que me encontré, a oscuras hubiera trasnferido la película a un cartucho con pila de Impossible Project, y hubiera intentado usarla. Como no lo supe, abrí el compartimento a la luz y se veló. Probablemente, desde que se compró hasta que llegó a mis manos sólo había hecho un disparo. Se guardó. Y no se volvió a usar nunca. Nueva. Funciona sin problemas.
Como veis, la he probado ya. Cuando me avisaron que me la traían, poco antes de Navidad, me llegó el 3 de enero de 2017, encargué por internet un par de cartuchos Impossible Project en color y uno en blanco y negro.
Desde luego, con las fotografías en color pude comprobar que la calidad de imagen, en comparación con las que emite la Supercolor 635, es claramente superior. También pude comprobar que a estas películas y estas cámaras, de uno u otro tipo, les gusta la luz. Mejoran mucho las cosas y los resultados. Así como si evitamos contrastes excesivos.
Como digo, también hice un cartucho de fotografías en blanco y negro. Pero el resultado fue un poquito peor... pero probablemente por mi culpa. Se me ha olvidado decir que también tiene un compensador de exposición que permite ajustar mejor el comportamiento del programa de la cámara según la escena. Y es importante hacerlo cuando estas películas tienen un latitud de exposición limitada y no se llevan bien con los contrastes excesivos. En algún momento me dejé el compensador ajustado en el sentido de la sobreexposición, y no le sentó bien a las imágenes. Pero algunas fotos hubo en blanco y negro que quedaron más o menos bien.
Sinceramente, me da igual que las fotos no sean cuadradas. La calidad de la imagen es superior a la Supercolor 635... y para un fotógrafo que sepa lo que sea hace, que no sea simplemente tomar unos recuerdos de una "fiestuqui"... es mucho más satisfactoria de usar.
Eso no quiere decir que la Supercolor no lo sea. Aprovechando el pedido de película Impossible Project Spectra, encargué también algunos cartuchos de tipo 600 que estaban de oferta por ser emulsiones antiguas. El día de reyes usamos una con la imagen circular. No pongo fotografías de los miembros de la familia... pero algunas puedo enseñar...
Divertidas, aunque se nota un punto de calidad inferior. Tanto por la nitidez que ofrece el objetivo de la Image System SE, como por los colores que ofrecen las emulsiones más recientes de Impossible Project. Pero no están mal.
Hace ya una década de años, un amigo me comentó que en su centro de trabajo tenían una cámara Polaroid. Que era usada en su momento por algunos empleados para documentar fotográficamente algunos aspectos de su trabajo, pero que las nuevas tecnologías de adquisición electrónica de la imagen, la fotografía digital, la había dejado obsoleta. Y que como yo era aficionado a la fotografía, que si la quería. No sabía si funcionaba o no, porque hacía tiempo que no se usaba. Simplemente ocupaba espacio en un cajón o en un estante o en un armario. Me la quedé. Aunque no sabía si le podría dar uso en algún momento...
Esta es la cámara, uno de los modelos más populares y vendidos de Polaroid. De los años 80, probablemente.
De entrada, la guardé. Pero poco antes de que naciera mi sobrino Diego en febrero de 2009, hacia el último trimestre de 2008 pasé por IMESA, un "difunto" comercio zaragozano en el que nos aprovisionábamos muchos aficionados a la fotografía, especialmente la tradicional fotoquímica, y allí me dijeron que tenían algunos cartuchos de película tipo 600 de Polaroid. En aquellos momentos, Polaroid había anunciado el cese de producción de película unos meses antes. Cogí tres cartuchos de 10 exposiciones.
La película instantánea Polaroid se declinó en distintos formatos y sensibilidades, siendo el formato cuadrado el más habitual. La serie 600 de cámaras y sus derivadas usaban sensibilidad de 600 ISO, como esta cámara. Luego estaba la serie SX-70 más prestigiosa, que con el mismo formato de imagen usaba película de sensibilidad de 100 ISO, lo que hacía suponer mayor calidad. La película venía en cartuchos con 10 hojas, que incluían una pila que alimentaba las funciones de la cámara que como veremos son elementales. Las hojas de película, al ser expuestas, eran expulsadas de la cámara por una ranura, donde unos rodillos exprimían y extendían por toda la superficie sensible los químicos incorporados que provocaban el revelado de la imagen.
El funcionamiento de la cámara no puede ser más elemental. La lente es un menisco de plástico con una longitud focal de 106 mm. No sé si habrá algún error en este dato, porque en muchos sitios he leído que la lente equivaldría a un objetivo moderadamente angular, pero haciendo las matemáticas, teniendo en cuenta que la imagen es un cuadrado de 79 mm de lado, a mí me sale que es un objetivo estándar corto. Da igual. El diafragma es fijo a f/11 (dato que no sé si es preciso... en algún sitio he leído que sería f/14), y tiene una célula fotométrica que alimenta un circuito para la exposición con selección automática de la velocidad de obturación entre 1/4 y 1/200 s. Tiene un mando para permitir una ligera sobreexposición o una ligera subexposición. Todo esto se ve con claridad en el frontal de la cámara.
Lleva un flash incorporado que aparentemente se dispara siempre... o lo he utilizado siempre en situaciones de luz en los que siempre se dispara. No lo sé. Hay personas a las que gusta el efecto del flashazo directo de las Polaroid, a mí no especialmente. Por lo menos, se encuentra elevado unos cuantos centímetros sobre el objetivo, minimizando el riesgo de ojos rojos.
Para accionar la cámara es sencillo, se carga el carrete, se espera a que la luz de carga del flash esté verde se apunta por el elemental visor cuadrado, y se pulsa del botón naranja. La exposición se produce y sale la hoja de película expuesta, que al cabo de pocos minutos se convertirá en una fotografía más o menos divertida o artística según la habilidad del fotógrafo. La resolución del conjunto es regular. Siempre hay un aspecto ligeramente difuso. Los objetos tienen que estar a más de 120 centímetros para que salgan enfocados.
Existieron otras cámaras Polaroid con objetivos de mejor calidad y más posibilidades de control de la exposición, así como películas con más capacidad de resolver el detalle que la tipo 600, pero esta no es así.
Utilicé uno de aquellos cartuchos de IMESA cuando nació mi sobrino Diego. Fueron las primeras fotografías de su vida. Fue divertido, sobretodo por la interacción social familiar de todos los "implicados" directa o indirectamente con el nacimiento. No quedaron mal. Los otros dos carretes los metí en la nevera y pensé: "En algún acontecimiento social más adelante los usaré".
Poco después salió a la luz pública que unos tipos con el nombre de Impossible Project habían adquirido las instalaciones abandonadas de Polaroid y se proponía reproducir la película y volver a comercializarla con otra marca, pero compatible con el enorme número de cámaras distribuidas por todo el mundo.
El caso es que en julio de 2011, volviendo de vacaciones pasé por Madrid, y en Caixaforum me compré unos cartuchos de película Impossible Project 600 BN, en blanco y negro claro. Me decía que había que tratarlas con cariño. Que había que cubrir de la luz hasta que se revelasen por completo, que tardaban en revelarse por completo, y que la estabilidad posterior era floja. En lugar de 10 exposiciones por cartucho, que ofrecía Polaroid, sólo ofrece 8 exposiciones. Y sale carísimo. Aquí algunos ejemplos de lo que hice con uno de los cartuchos.
No me gustaron nada los resultados. Hay quien los considerará "artísticos", pero el resultado fue totalmente impredectible, con una exposición excesiva. Y con defectos en la película. Estas dos que he puesto fueron las más decentes.
El caso es que este resultado, que yo consideré decepcionante, tuve algún comentario sobre las fotos muy entusiasmado... curiosamente, me hizo enfriarme muchísimo sobre el tema, y dejé aparcados. Los dos cartuchos de Polaroid que ya tenía, y el cartucho de Impossible Project que me quedaba.
Ayer me acordé... Y decidí "tirar" el cartucho de Impossible Project, guardado en la nevera durante más de cinco años, a ver que tal. Lo más "gracioso" es que cuando lo abría leí en la letra pequeña que se desaconseja guardarlos en la nevera. Pues empezamos bien...
Hice las ocho fotos. En interior, con el flash, y en exterior con el flash y tapando el flash. Os pongo algunos ejemplos.
A saber cuales son las causas de los resultados tan frustrantes. Me dicen que las emulsiones actuales de Impossible Project han mejorado mucho, pero que siguen siendo caras y lentas en el revelado. Quizá pruebe algunos cartuchos. Otros me dicen que si quiero algo instantáneo, que pase de la Polaroid y que me haga con una Fujifilm Instax. Las "Mini" me parecen muy chiquitas, aunque las cámaras son muy monas. Las "Wide" tienen un tamaño más razonable, aunque pierden el encanto del formato cuadrado. Pero las cámara son un talabarte. Dicen que se viene una Instax en formato cuadrado. Y han sacado película Instax Mini en blanco y negro. Entre los "conoisseurs" hay un acuerdo. El sistema Instax es muy simpático, pero Fujifilm ha descuidado dos aspectos. Uno, el proporcionar una película con más definición que las 10 l/mm, y que permita "ampliar" digitalmente y con aprovechamiento la pelicula. Seguro que tienen la tecnología. Las Fujifilm FP-100c y FP-3000b, con tecnología "peel apart", tenían una mayor resolución, pero están difuntas. Segundo, proporcionar alguna cámara con una lente digna y más capacidad de control de diafragma y velocidad de obturación por parte del usuario avanzado. Que por lo menos exprima esas 10 l/mm de la película, que es cierto que con las cámara actuales para qué más. Me lo estoy pensando. Quizá como regalo de navidades...
De momento, tal vez mañana aproveche un acontecimiento social de Fotógraf@s en Zaragoza para usar los dos cartuchos Polaroid que me quedan.