La fotografía como afición y otras artes visuales

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Sigma 56 mm f1,4 DC DN Contemporary para sistema Micro Cuatro Tercios

Hace tiempo, años, que este objetivo de Sigma me había entrado por el ojo. Sin embargo, en el listado de pros y contras, que pasaré a comentar, no había un hecho decisivo que inclinase la balanza de la decisión hacia el platillo de la compra. Al final ha sucedido. Y comentaré el porqué, al mismo tiempo que comento las características de esta óptica, que creo bastante interesante.

Siempre he considerado que mis mejores fotos, especialmente cuando viajo, han salido de ópticas fijas, no de objetivos de focal variable, los populares zoom, y que básicamente sólo necesito dos o tres de ellas para reflejar documentalmente y de forma adecuada cualquier proyecto viajero. Si voy con dos, un angular moderado, o incluso un estándar corto, 40 mm en el cuadro completo, 20 mm en el micro cuatro tercios, y un teleobjetivo corto son suficientes. Fue la dupla de objetivos que se presentó con la Leica CL de los años 70, el Summicron-C 40 mm f2 y el Elmar-C 90 mm f4, y que va muy bien. También coincide con los dos primeros objetivos fijos que Panasonic sacó al mercado cuando se sumó al sistema micro cuatro tercios, el Lumix G 20 mm f1,7 ASPH y el Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS. Luego ya, si da para un tercer objetivo, mejor un angular más amplio (24-28 mm en el formato de cuadro completo), aunque no extremo, y un estándar un poco más cerrado (50 mm en el formato de cuadro completo).

Las únicas fotos aprovechables realizadas con el 56 mm durante mi viaje a Andalucía.

Aunque los teleobjetivos cortos más frecuentes rondan los 85-90 mm en el formato de cuadro completo, 40-45 mm en el micro cuatro tercios, tengo experiencia dentro de Pentax en el uso de focales algo más larga. En las cámaras para película, he usado el SMC-A 100 mm f4 Macro, y en las digitales APS-C, el SMC-DA 70 mm f2,4 Limited. Este último me gusta mucho, y tiene una focal equivalente en el formato de cuadro completo de 105 mm. Y para los que gustan de una gran separación del sujeto principal respecto de los fondos, con el desenfoque de estos, os aseguro que la apertura máxima de f2,4 es más que suficiente. Si además lo acompañas de un lente de aproximación, ligera y de buena calidad, ya tienes además un objetivo adecuado para la fotografía de aproximación. Lo que le fallaba al trío de Pentax es que las focales de 21 mm (31,5 mm en equivalente con el marco completo) y 40 mm (60 mm en equivalente con el marco completo) eran un poco largas, especialmente el estándar, y poco luminosas.

El Sigma 56 mm f1,4 DC DN Contemporary encajaría en esa posibilidad de un teleobjetivo moderado, pero algo más largo, en el caso de la versión para micro cuatro tercios. Porque esta óptica es un diseño para cámaras APS-C, donde es el equivalente de un 85 mm en el marco completo, pero que también se vende con montura micro cuatro tercios, donde la equivalencia de ángulo de visión se sitúa en los 112 mm. Quizá un poquito más largo de lo conveniente, situándose en las estribaciones de los llamados teleobjetivos medios, más que cortos. Como consecuencia de su gran apertura máxima, que es un atractivo indudable de esta óptica, y de que es capaz de cubrir la superficie de un sensor APS-C, es más grandota de lo que es habitual en un objetivo micro cuatro tercios, no se equilibra bien, aunque es perfectamente utilizable, con una cámara ligera como la Panasonic Lumix G100, por hablar de las cámaras que uso actualmente, pero le va muy bien a la sólida y bien plantada Panasonic Lumix G9.

En el lado de la balanza contrario a la compra estaba un hecho muy subjetivo. A lo largo de mi historia fotográfica, tengo muy malas experiencias con objetivos Sigma. Mis primeros objetivos de focal variable, para Pentax K, eran malísimos. Ni siquiera ofrecía un exposición consistente a lo largo de su intervalo de focales. Y el objetivo más decente que he usado de la marca, un Sigma 28 mm f1,8 para montura Canon EF de los años 90, que es decente, no brillante, pero decente, no es compatible con las nuevas EOS desde la Canon EOS 10D, que salió al mercado en marzo de 2003. Así que ha quedado reservado a su uso con cámaras EOS para película tradicional. Lo uso poquísimo. Cierto es que en la última década, la marca japonesa, Sigma, ha adquirido un prestigio notable a la hora de fabricar objetivos de muy buena calidad óptica, calidad constructiva suficiente y precio ajustado. Pero las malas experiencias pesan.

El 56 mm de la gama Contemporary, forma un triada interesante con un 16 mm f1,4 y con un 30 mm f1,4, siempre y cuando se usen con una cámara APS-C. Forma la triada de angular, estándar y teleobjetivo corto que he comentado y que me gusta bastante, especialmente para moverse en el entorno urbano y con cierta discreción. Pero en micro cuatro tercios, el 16 mm y el 30 mm son demasiado largos. Especialmente este último. Les pasa un poco lo que comentaba con los objetivos Limited de Pentax, aunque con la ventaja de su mayor luminosidad. Para ser perfectos sólo les falta ser resistentes a las inclemencias del tiempo, salpicaduras y polvo especialmente, y estar estabilizados.

Finalmente, un objetivo que rondaba desde que lo sigo en el mercado entre los 425 y los 575 euros, según momentos, monturas y circunstancias del mercado, apareció en oferta recientemente por sólo 325 euros,... y eso hizo que la balanza finalmente se decantara del lado de la compra. Un objetivo pensado, en mi sistema, para ser usado con la Panasonic Lumix G9, en retratos, o como complemento a un angular moderado o estándar corto en fotografía urbana. Haría compañía al Leica DG Summilux 15 f1,7 ASPH y al Lumix G 25 mm f1,7 ASPH. Para la Lumix G100, una cámara más ligera, reservaría el Lumix G 14 mm f2,4 ASPH, el Lumix G 20 mm f1,7 y el Olympus M.Zuiko Digital 45 mm f1.8. Una combinación mucho más ligera, pero más limitada en algunas cuestiones. En fotografía de naturaleza, o cuando las condiciones atmosféricas son malas, la Lumix G9 con el Olympus M.Zuiko Digital 12-40 mm f2,8 y el Lumix G Vario 35-100 mm f/2,8 ASPH OIS II, son adecuadas por su mayor capacidad de ajuste del encuadre y por ser resistente a tormentas con lluvia, que no impiden que se pueda seguir usando.

Mi intención era probar extensivamente el 56 mm durante mi reciente viaje a Andalucía. Pero el hecho de que mi Lumix G9 siga sin estar arreglada de una avería que lleva desde hace meses, está en su tercera visita al taller, y que el tiempo fuera bastante lluvioso, hizo que lo usase muy poquito, en Jerez, y no mucho, reservando las focales más largas al resistente 35-100 mm. Como antes del viaje estaba más preocupado en saber si la G9 funcionaba o no, en ese momento parecía que sí, las fotos que hice esos días son tomadas sin ton ni son,... y muy sosas. Por eso, aprovecho las realizadas ayer en un paseo de mañana ventosa, en la que entre un ratito en el Museo Pablo Gargallo aprovechando que era primer domingo de mes y entrada libre y gratuita. Con la Lumix G100. Por si no lo había dicho todavía, la calidad óptica a simple vista me parece irreprochable.