La fotografía como afición y otras artes visuales

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Olympus Trip 35, nuevamente - probada, esta vez, con Kodak ProImage 100

Lo último que publiqué en estas páginas, antes de irme a Andalucía unos días, fue sobre mis primeros contactos con mi recién llegada Olympus Trip 35, una cámara con la que cada vez estos más encantado. Cuando me lleguen las fotos que hice con ella en Sevilla, os contaré más despacio. Pero por supuesto, también quise saber cómo se comportaba la óptica de la cámara, que como recordaremos es un objetivo tipo Tessar, de sólo cuatro elementos en tres grupos, simple pero eficaz, con su focal de 40 mm, una de mis favoritas, y su razonable apertura para una cámara compacta de f2,8.

El color siempre es más exigente que el blanco y negro para las ópticas que tienen cierta edad. Aunque en 1967, entre el público general, ya estaba bastante generalizado las fotos en color, lo cierto es que, por lo menos en España, supongo que sería parecido en todo el mundo, el revelado y copia en color solía ser más caro que el blanco y negro, al contrario que hoy en día, y con resultados diversos. En cualquier caso, el revestimientos de las ópticas ya se había generalizado y las ópticas cortas, incluso las sencillas, no sufrían gravemente de la aberración cromática, en la que se pierde nitidez por el hecho de que los distintos colores cuando pasan por una lente, o un conjunto de lentes, no enfocan en el mismo plano. El azul suele tener, para un lente convergente, las divergentes es otra historia de la que no hablaré, un plano de enfoque más adelantado que el color rojo. Y esto hace que el círculo de confusión aumente, haya menos nitidez y se produzcan artefactos de color en algunas zonas de la imagen. El problema es especialmente importante en los teleobjetivos, los cuales dieron lugar al desarrollo de vidrios especiales y sistemas apocromáticos, que luchaban contra este problema.

Pero la mayor parte de los sistemas sencillos solían pelear con el problema consiguiendo que al menos dos de los colores primarios enfocaran suficientemente próximos, y con focales no muy largas, el tercero de los colores tampoco producía efectos graves en la nitidez, consiguiéndose imágenes suficientemente nítidas. Hay que decir que no afecta sólo a la fotografía en color, que también afecta a la nitidez de la fotografía en blanco y negro, aunque en esta no se vean los feos artefactos de color. Especialmente si son emulsiones pancromáticas, sensibles a un amplio intervalo de longitudes de onda; con las ortocromáticas, el problema es menor, por no ser sensibles a los colores de mayor longitud de onda. No todos los artefactos de color, especialmente en fotografía digital, se deben a la aberración cromática. Hay otros problemas ópticos con esos sistemas.

El caso es que cuando pruebas una cámara de cierta edad, hay que probarla con blanco y negro y color porque la respuesta no es la misma, y hay que comprobar su limitaciones. Y también ese es uno de los motivos por los que con ópticas muy antiguas, de antes de la segunda guerra mundial, usar película ortocromática sea una buena idea para mejorar la nitidez. Claro que hay tenemos también problemas con la falta de revestimientos, que disminuyen el contraste de la imagen y todo se complica.

Daba por hecho que una óptica realizada por Olympus en 1967 iba a funcionar sin problemas con la película negativa en color. Y especialmente con una fórmula óptica suficientemente probada con el tiempo en sus ventajas y desventajas como son las ópticas tipo Tessar,... que a mí... me encantan. A Andalucía, además de mi quebradero de cabeza particular, las digitales de Panasonic, de eso hablo otro día, me llevé la Minox 35 GT-E para hacer blanco y negro durante todo el viaje, con un objetivo 35 mm f2,8 y una fórmula tipo Tessar, y la Olympus Trip 35, con su objetivo 40 mm f/2,8 y una fórmula óptica también tipo Tessar, como he dicho antes.

Previamente al viaje, hice este rollo de prueba con una Kodak ProImage 100. En estos momentos he agotado mis existencias de película negativa en color de 35 mm. Me quedan sólo dos rollos de Kodak Portra 800. Pero no sé si encontraré, sin tirar de internet, en el comercio local, de esta película a la que me he ido aficionando en los dos últimos años. Parece que había falta de disponibilidad en los comercios de todo el mundo. En fin... ya veré. Los resultados, buenos. Sigue sorprendiéndome la nitidez de esta óptica tan sencilla y con más de 50 años a cuestas en su diseño. En Sevilla he hecho tres rollos, lo que tenía en casa, uno de Kodak Portra 400 y dos de Kodak Ultramax 400. Espero que hayan quedado también bien. No tienen porqué no.