La fotografía como afición y otras artes visuales

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La Canon EOS 3 de Luis, con un EF 50/1,4 USM e Ilford FP4 Plus

Hace unas semanas me reencontré con Luis. No es su verdadero nombre, pero por motivos que no vienen al caso no lo voy a dar, y modificaré ligeramente sus circunstancias personales, de forma pactada con él, cuando me dio permiso para hablar un poco de su historia personal en esta entrada sobre fotografía. A Luis lo conocí cuando hice mi primer curso de fotografía. Yo había empezado a trabajar recientemente en mi "empresa" actual, tenía 29 años. Luis es más joven. Todavía estudiaba. Tendría entonces 22 o 23 años. En el curso de fotografía había 10 personas más. Todos dentro de un intervalo de edades parecido, entre los 20 y los treinta y pocos.

Y de acuerdo al paradigma del momento, casi todo el mundo llevaba alguna de las cámaras réflex recomendadas entonces para "aprender" fotografía. Cámaras como mi Pentax P30N, de enfoque manual, aunque ya se vendían muchas cámaras de enfoque automático de Canon, Nikon y Minolta, pero eran apreciablemente más caras. De todas formas, predominaban las Yashicas FX-3 y las Minoltas X-300. Eran lo que te vendían entonces. Y eran cámaras capaces; sencillas, pero eficaces. Y efectivamente, adecuadas para aprender. Tenían su modo de exposición manual y, la mayor parte de ellas algún automatismo con prioridad al diafragma. Mi P30N tenía también prioridad a la velocidad y modo programa. Pero Pentax cometió el pecado de no incluir una compensación de la exposición o la posibilidad de modificar manualmente la sensibilidad ISO, que era leída por los contactos DX. Así que, como cámara escuela, había que usarla en modo manual.

Luis era el raro. Estaba estudiando todavía, pero tenía posibles. Y se había comprado un capricho. Él mismo lo reconoce. Es un caprichoso. Sus compras, más allá de la necesidad o el interés funcional que tengan los objetos, siempre tienen un punto de capricho. Como era de "buena familia", en el sentido figurado de la expresión, en el real, ciertamente es una buena familia, le habían regalado, o se había comprado con un dinero que le habían dado, una Canon EOS 700. Esta cámara de enfoque automático, era más bien pequeña y manejable y tenía una serie de elementos que le daban originalidad. Por un lado, el objetivo con el que venía, un EF 35-80/4-5,6 PZ estaba motorizado. Lo de PZ venía de Power Zoom. Lo cual siempre me pareció una lata. Menos preciso y rápido que uno manual. Por otro lado, al colocar la película, esta quedaba extraída por completo de su carrete, con el motor de avance de la misma, y al hacer las fotos estas quedaban automáticamente rebobinadas en el carrete conforme se exponían. A mí esto siempre me pareció un buen inventó, pero no se generalizó.

Pero el tema más curioso eran sus modos de exposición. La rueda de selección de modos de exposición tenía dos caras. Si la montabas por un lado, sólo tenías modos de exposición programados a base de modos escénicos; retrato, paisaje, macro, nocturno... así hasta ocho de ellos. Si la montabas por el otro lado, convertía el aparato en una cámara con prioridad a la velocidad de obturación, incluido un modo B para largas exposiciones, aunque no tengo ni idea de qué diafragma colocaba la cámara en ese caso. No tenía ningún control para corregir la exposición, ni tampoco se podía modificar la sensibilidad ISO que se leía mediante contactos DX. Por lo que, no había más remedio que aceptar la exposición programada para la cámara. Lo cual la hacía inconveniente como aparato escuela. Pero llamaba la atención. Y lo pasamos bien en el curso. No se le daba mal la cosa, y encuadraba y componía con gusto. Pero sus negativos, en escenas en clave alta o en clave baja, no quedaban expuestos correctamente. Aunque la latitud de exposición de la película negativa hacía que el problema no fuera grave. Pero en la práctica era como una cámara compacta con objetivos intercambiables.

Hicimos un cierto grado de amistad. Después del curso quedábamos de vez en cuando a tomar algún chisme o a hacer algunas fotos. Yo me compré no mucho después mi Canon EOS 100, por lo que le podía prestar algún objetivo EF con más posibilidades que su objetivo zoom motorizado. Nunca se compró más objetivos. Entendió que la cámara tenía unas limitaciones que frenaron sus deseos de expansión. Y por otra parte, un año y medio más tarde terminó la carrera y encontró trabajo fuera de Zaragoza. Y hay perdimos contacto. Todavía no estaba generalizado internet, que sólo lo veíamos aparecer tímidamente en algunas empresas y, más frecuentemente, en las universidades.

Hace un par de años... más bien tres, me localizó por internet y me contactó por las redes sociales. Retomamos un cierto contacto a distancia, pues seguía viviendo fuera. Y cuando terminó el periodo de confinamiento de la pandemia, en verano pasado, empezó a venir a Zaragoza con frecuencia por motivos familiares. Y hace dos meses se ha vuelto a establecer en su ciudad natal. Y hablando de fotografía en el reencuentro en vivo y en directo comprobé... que sigue siendo un caprichoso. Cuando empezó a trabajar, en seguida se sitúo muy bien en su empresa, con un buen sueldo, y cuando sustituyó la EOS 700, lo hizo nada más y nada menos que con la Canon EOS 3 con la que he hecho las fotos de hoy. Nunca entendió bien que lo importante eran los objetivos... y se conformó con el ¿infame? EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, uno de los primeros objetivos estabilizados de la gama de ópticas de Canon, pero que siempre me ha parecido flojo en sus prestaciones ópticas. Tengo uno. Hablaré más de las características de la EOS 3 en otro artículo, cuando venga revelado un rollo de película en color que he hecho.

Me la ha dejado. Y es interesante de usar. Es un pedazo de cámara. Aunque el eterno policarbonato de los años 90 la hace parecer más "barata" de lo que era y de lo que merece. Pero sus prestaciones son impresionantes. Demasiado grande para mi gusto. Pero lo mejor de la gama Canon EOS para película tradicional, aunque las distintas iteraciones de la EOS 5 gozaran de más popularidad. Dejando aparte las distintas iteraciones de la EOS-1, claro. Muy rápida. El primer rollo que le hice, podéis ver algunas fotos, es un Ilford FP4 Plus, expuesto a su sensibilidad nominal, ISO 125, revelado en Kodak HC-110 C (1+19), durante 5' 15" a 21 ºC. Ha quedado fenomenalmente expuesto. No he usado su objetivo zoom. Las fotos las hice con mi EF 50/1,4 USM. No la vende. Aunque no la usa. Luis dice que aunque nunca la usó mucho, nunca aprovechó su potencial, es su capricho y la tendrá para siempre. Pero me la deja. Y como ahora vivimos cerca, pasaré alguna que otra vez a que me la deje. Pero el sigue siendo un caprichoso. Por supuesto, se pasó al digital en cuanto fue posible, durante muchos años con Canon EOS digital. Pero ahora, como buen caprichoso, y aunque siga sin sacarle partido a sus cámaras, va por el mundo con una Leica SL y un objetivo SL Vario-Elmarit 28-90/2,8-4. Que usa de pascuas a ramos porque es un talabarte. Una pena, porque sigue teniendo buen gusto para encuadrar y componer. Ya he tirado alguna foto con la Leica SL... pero más allá de la pijadita del círculo rojo, me produce poca emoción. Es como mi Lumix G9, pero más grande y estilizada y con el sensor grandote.

Hablaré más de la Canon EOS 3 en un futuro. Especialmente, del enfoque guiado por el ojo.