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Renovando mi equipo (digital) más portable - Panasonic Lumix GX9

Estoy observando que el tiempo que puedo usar una cámara digital con cierta intensidad, que variará según el tipo de cámara y el uso al que esté destinado, viene a rondar los seis años. Puede haber excepciones por exceso, como la Canon EOS 5D Mark II, pero cierto es que es una cámara que no uso continuamente, que reservo para determinadas ocasiones. Pero en lo que es mi uso habitual, estoy en esos 6 años. Cinco si es un modelo de gama baja con limitaciones en su construcción. Seis años fue lo que aguantó con fiabilidad la Olympus OM-D E-M5 hasta que la cambié por la Panasonic Lumix G9. Todavía funciona... pero con algunos problemas de fiabilidad.

A la cámara principal de uso digital, que uso para viajes y otras circunstancias, suelo asociar otra cámara de tamaño más contenido. Cuando no puedes llevar mucho equipaje, cuando sólo puedes ir con una pequeña bolsa de bandolera, cuando quieres ser discreto,... Hace seis años, opté por la Leica D-Lux (typ 109), clon de la Panasonic Lumix LX100, como cámara secundaria. Y fue un acierto. Unos meses después me regalaron, una Panasonic Lumix GM5, muy compacta, que comparte buena parte de la electrónica con la LX100/D-Lux (typ 109), pero con objetivos intercambiables del sistema micro cuatro tercios. Eran dos soluciones posibles para un mismo uso. Según los casos he usado una u otra. Y no he acabado por preferir la una a la otra. Pero la D-Lux tiene ya seis años. Y la Lumix GM5 tiene un nivel de construcción, en plástico, por debajo del resto de las cámaras de las que hablo, y con cinco años de vida me crea algunos quebraderos de cabeza. Era hora de sustituir a ambas, con algún modelo consistente y competente. Mi mente siempre ha estado centrada en mi buena experiencia con la Panasonic Lumix GF1 de 2009. Algo por el estilo, adaptado a los tiempos, sería lo ideal. Reservando la Lumix G9 para los trabajos más duros, sobre todo en naturaleza o en condiciones climatológicas complejas. Y también para uso con objetivos grandotes.

Pero dado como está el año, con limitaciones para viajar... tampoco me he dado mucho mal. Para qué aperesurarse. Además, hace un año, con una oferta muy buena, decidí probar la opción de la cámara bolsillera, con sensor razonable grandote, pero objetivo de focal fija no intercambiable. La Fujifilm XF10 ha resultado una cámara que da una calidad de imagen buena, que tendría cierto sentido para cierto estilo de fotografía de reportaje, pero que viene penalizada por una ergonomía y una lentitud desastrosas. Me costó muy económica por lo que el roto no es muy grande. Y la seguiré usando en determinadas situaciones. Pero carece de la versatilidad de las anteriores, aunque su amplio sensor APS-C y sus 24 megapíxeles garanticen unas fotos de buen calidad si las circunstancias lo permiten. No es una solución. Puede ser un complemento, pero no una solución. Quizá si fuera un poco más rápida, con una focal de 35-40 mm... pero Fujifilm hace la X100 (V en la actualidad) y no va a competir contra sí misma, cuando esta última la cobra y se la compran a 1400 o 1500 euros.

Cuando compré la Lumix G9... no estaba muy interesado en esa cámara. Estaba esperando la heredera de la Lumix GX8, una cámara de gama alta en construcción y prestaciones dentro de la gama de Panasonic, pero con un tamaño contenido y orientado al reportaje. Pero su sucesora, la GX9 vino con algunos inconvenientes. El primero, que frente a la E-M5 o a la G9, no está protegida contra la lluvia y otras inclemencias de la intemperie. Otro inconveniente es que es realmente recogido, más que la GX8, y no se equilibra bien con objetivos consistentes como el Olympus M.Zuiko Digital 12-40/2,8 Pro. Mis experiencias en viajes con la Lumix G9 muestran que mereció la pena optar por esta cámara aunque fuera mucho más grande y con prestaciones por encima de lo que yo necesitaba. Pero las tormentas intensas en Roma, las lluvias en los Alpes en Chamonix, las montañas de Huangshan, las altas humedades en Hangzhou o en Kansai, o la amenaza constante de los aerosoles de las aguas del mar en las costas de Ise... entre otros, han mostrado que es una buena cámara principal para los viajes. Estando bien equilibrada cuando le pones el 12-40/2,8, el 35-100/2,8, con o sin los filtros del sistema Lee 100. Y puede durar bastante tiempo.

En estas reflexiones estaba cuando me surgió la posibilidad de comprar hace unas semanas una Panasonic Lumix GX9 por un precio... al 60 % de lo que costaba cuando salió nueva y entre 200 y 300 euros de lo que cuesta en estos momentos habitualmente. Acompañada del pequeño G Vario 12-32/3,5-5,6 OIS, del que ya tengo uno, aunque no va muy bien por un golpe. Dado que el ahorro obligado de los tiempos de la Covid-19 mejoró mucho mi capacidad económica... Me la agencié. Ya tengo la sustituta a la D-LUX/GM5, aunque es algo más grande, y desde muchos puntos de vista se compara con mi querida Lumix GF1, pero con adaptaciones a la modernidad que la hacen mucho más interesante. De entrada, tiene un excelente visor electrónico orientable incorporado.

La calidad de la imagen era sabida desde el principio. Sus tripas electrónicas son muy muy muy similares a la Lumix G9. No es tan rápida... pero en lo que se refiere a la calidad de los archivos de imagen, ambas cámaras son probablemente indistinguibles. Lo cual también es una ventaja de cara a ser usadas conjuntamente, aumentando la congruencia del conjunto de fotografías. Muy ligera, discreta y portable con los objetivos de focal fija, va de maravilla con los Summilux 14/1,7 ASPH, G 20/1,7 ASPH u Olympus 45/1,8. El Olympus 12-40/2,8 es usable, pero el peso del objetivo desequilibra un poco su uso. No es agradable. Curiosamente, el G Vario 35-100/2,8 Power OIS II, menos pesado que el zoom de Olympus, sí que resulta razonablemente equilibrado, a pesar de su tamaño. Aunque ya digo, su vocación es la de cámara discreta con una focal fija. Después de haber tenido ocasión de probar ambas, por muy bonita que sea la Fujifilm X100V, con la GX9 obtengo una funcionalidad muy similar por casi un tercio de su precio, teniendo en cuenta que ya tengo los objetivos precisos, y más versatil por su capacidad para cambiarlos. Sin duda.

Después de las primeras pruebas que han ido desde ir tirando con las focales fijas a distintas horas, volver a probar el 12-32/3,5-5,6, que da buenos resultados aunque tengo unas limitaciones algo enojosas como la falta de aro de enfoque, o la de salir a cazar un cometa de madrugada con el 35-100/2,8, me siento ya con la cámara como si llevara conmigo toda la vida. Y eso que todavía no la he terminado de personalizar a mi gusto. A lo largo de esta semana, haré limpieza. Retiraré a los cajones de almacenaje todo lo que queda superado con esta cámara... y empezaré a disfrutarla, esperando que llegue el momento en que podamos viajar a gusto y disfrutarla. Qué excelente cámara ciudadana va a ser. Seguro.