Llegando a Malmö y recorriendo sus calles y parques
He estado unos días en Escandinavia. La idea era estar unos días en las orillas del ORESUND, para luego terminar con un par de días en ESTOCOLMO. Pero he tenido que obviar esta última parte por cuestiones familiares que no vienen ahora al caso.
Lo que si viene al caso es que el viernes 4 de julio cogí un avión con destino al aeropuerto de KASTRUP en COPENHAGUE (DK), donde cada 20 minutos pasa un ÖRESUNDTÄG, tren que te lleva a MALMÖ (S), en algo menos de media hora, cruzando el tunel, la isla artificial y el puente que permite salver el ÖRESUND, el último de los estrechos que unen el MAR DEL NORTE con el MAR BÁLTICO
Una vez instalado en MALMÖ, tocó dar un amplio paseo por esta ciudad en el extremo sur de la península escandinava que goza de un excelente clima, dadas las latitudes en las que nos encontramos. Todo en términos relativos. Tiene una vida social muy animada como se puede comprobar por la animación de sus calles y terrazas. Y no faltan algunos bonitos edificios de antaño.
Pero seguramente lo más llamativo desde el punto de vista de los que procedemos de las secas tierras del VALLE DEL EBRO sean los extensos y frondosos parques que salpican la ciudad. De una breve estancia anterior, ya me llamó la atención que algunos de ellos ejercen también como cementerio, como el GAMLA KYRKOGÅRDEN (no sé si es el jardín viejo de la iglesia o el jardín de la iglesia vieja). Como cementerio, aunque no tiene muchas tumbas, está activo. Se ve alguna reciente.
Y sobre todo, los amplios jardines que rodean el castillo, con sus canales, sus frondosas arboledas, sus invernaderos, sus rosaledas, y todo aquello que puede hacer feliz a cualquier aficionado a los parques. Incluido un elegante molino de viento.
Conforme el sol va bajando y la tarde va avanzando, nos dirigimos a cenar. Una hora adecuada para mí, tarde para los amigos suecos. No es difícil encontrar un lugar tranquilo con un plato razonable de pescado con abundancia de vegetales. No son magos de la gastronomía, pero no se come mal. Además tienen una gran obsesión por la comida sana.
La noche tarda en llegar en esta época, todavía cercana al solsticio de verano. Así que nos retiramos todavía con luz en el cielo a pesar de que la hora ya va muy adelantada.