La fotografía como afición y otras artes visuales

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Trasteando con mi "nuevo" SMC-M Pentax 50/1,4

Una de mis cámaras más queridas es la Pentax MX. Cámara mecánica, réflex, muy contenida de tamaño, mucho. Que funciona muy bien. Y que salió al mercado hace la friolera de 43 años, en 1976. Fue la más prestigiosa de la serie M, cámaras con montura de bayoneta K y tamaño muy compacto, aunque quizá las más populares fueron las ME y ME Super. La MX es totalmente mecánica, puede funcionar sin pilas, mientras que las ME son electrónicas, necesitan alimentación eléctrica, aunque suelen llevar una velocidad mecánica de emergencia, que suele coincidir con la de sincronización del flash. En agosto me la llevé como cámara principal en una escapada a Berlín, y volví muy satisfecho de los resultados.

El caso es que con la serie M de Pentax, también se produjo una renovación de la gama de ópticas de la marca, hacia modelos de calidad, pero de tamaño muy contenido. En aquella época, todavía era el objetivo de la marca alcanzar en calidad óptica a Carl Zeiss. Su tecnología de revestimiento de las lentes, SMC Super Multicoated, pretendía competir con las prestigiosas T* de las alemanas. Mientras que las fórmulas ópticas replicaban con bastante éxito los diseños más conocidos de Zeiss. La focal estándar, alrededor de la que se construía el resto del sistema, eran los 50 mm. De los que Pentax puso en el mercado cuatro diseños, todos ellos basados de una forma u otra en el diseño de los Planar de Zeiss. Aunque este diseño de finales del siglo XIX, aplicado a ópticas luminosas de f/2 o más abiertos, fue desarrollado inicialmente por Taylor-Hobson. Los 50 mm de Pentax tuvieron las luminosidades, con sus fórmulas ópticas [lentes/grupos], de f/2 [5/5], f/1,7 [6/5], f/1,4 [7/6] y f/1,2 [7/6]. Como se puede ver, cuanto más luminoso el objetivo, más complejo el diseño óptico. También más grande es el objetivo. Aunque manteniéndose en tamaños compactos. Yo tengo un SMC-A Pentax 50/2, que me vino con mi primera Pentax, P30N, que vendí. La "A" en lugar de la "M", indica que tiene posición para el automatismo con prioridad a la velocidad de obturación y automatismo completo de velocidad y apertura. Los "M" admiten los modos totalmente manuales y la prioridad a la abertura, pero no los otros dos. Después, con la Pentax MX me vino el SMC-M 50/1,7. Que está muy bien,... pero siempre supe que tenía una pieza no bien ajustada. Que no afectaba a la calidad óptica, pero... que se ha terminado de romper. Así que encontré por eBay una oferta muy buena de un SMC-M 50/1,4, y es el que he estrenado recientemente. Veamos los tres objetivos para comparar sus tamaños relativos.

He de decir que los tres están bien reputados ópticamente. Pero que hay diferencias de calidad en determinadas aperturas. Digamos que los resultados a f/2 o f/2,8 son mejores cuanto mayor es la apertura máxima. A las aperturas intermedias, óptimas, entre f/5,6 y f/11, todos buenos, con una elevada transmisión de la luz. Mucha gente se pirra por el 50/1,2; pero es mucho más caro, y solo aporta una luminosidad de 1/3 de diafragma, quizá algo más, por encima del f/1,4, y es más grandote. Hay que saber ver las cosas en perspectiva.

Tengo otros dos 50 mm f/1,4. Uno es el Nikkor S Auto 50/,14 con la Nikomat FTn, con 7 elementos en 6 grupos, pero dispuestos de forma diferente a los de Pentax. Es un diseño y construcción de la década de los años 60. Más pesado y grande. Nunca me he sentido muy cómodo con él. El otro es un objetivo de 1993 para Canon EOS, el Canon EF 50/1,4 USM, con el que sí que me he sentido a gusto muchas veces. Es un objetivo de enfoque automático, con motor ultrasónico, un verdadero adelanto e innovación en su época. Ahora muchos lo desacreditan... Pero tengamos en cuenta que todos estos diseños ópticos estaban pensados para la película tradicional y no para la captura electrónica. Y a sus aperturas ópticas funciona. Sí que es cuestionable la antigüedad de su diseño, ya que hay quienes dicen que no es más que una adaptación del FD 50/1,4 de 1971. Probablemente sea su punto de partida aunque con mejoras en los vidrios utilizados. Veamos mis 50 mm f/1,4.

Como veis, el Pentax, que está en el centro, con el Nikkor a la derecha y el Canon a la izquierda, es mucho más compacto.

La pregunta es... ¿lo has probado? ¿Va bien?

Como ya he comentado, es un objetivo de 1976... pensado para la captura con película fotográfica. Todavía no he revelado ningún carrete realizado con él. Pero seguro que va bien. Por supuesto que tendrá unas aperturas óptimas, f/5,6 a f/11, otras utilizables sin problemas cuando la luz falla, f/2 a f/4, la máxima apertura, para retratos o cuando la luz es extremadamente baja, pero que no tendrá la misma nitidez, y las aperturas más cerradas,... que no suelo usar. Cuando necesito una profundidad de campo extrema.

Las fotos que aquí voy presentando están hechas con una cámara digital, la Pentax K-S1, con un sensor de 20 megapíxeles. Vamos a relativizar la situación. Si en lugar de ser un sensor recortado de tipo APS-C fuera un sensor de 24 x 36 mm con la misma densidad de fotositios, se traduciría en una imagen de casi 45 megapíxeles. Id a ver en los catálogos de las marcas cómo son los 50 mm f/1,4 pensados para ese tipo de sensores. Sus tamaños. Y sus precios. Pues no. No da la misma calidad.

Usando aperturas óptimas, como f/8 u f/11, las primeras fotos que he mostrado, los resultados son más que razonables. Pero en cuanto abres el diafragma. Especialmente en las cinco últimas fotos que muestro, a f/1,4, aparecen todo tipo de problemas. Probablemente queda no poco residuo de aberración esférica. Y también aparecen problemas cromáticos en los límites entre zonas de alto contraste. Y la imagen en las esquinas se degrada bastante. Dejando a un lado, que a f/1,4, no es fácil enfocar si te aproximas lo suficiente al objeto de tu interés.

Lo cual no quiere decir que no sea aplicable a determinadas utilizaciones y con motivos bien elegidos. En peores plazas hemos toreado. De todos modos, mi intención es disfrutar con este objetivo de mi Pentax MX, y con ella se va a llevar estupendamente. Fueron hechos el uno para la otra. Literalmente.

Entre vehículos de bomberos con una Hasselblad y película Fujicolor Pro 400H

Comenzamos el mes de noviembre con un fin de semana largo, que yo todavía alargué más cogiéndome un par de días de fiesta. Para resolver cuestiones domésticas preferentemente, pero que también me sirvieron para darme algunos amplios paseos con mis cámaras fotográficas para película tradicional. Entre ellas, una que más vio la luz en esos días fue la Hasselblad 500CM, para los rollos de formato medio en color.

Los primeros domingos de mes son gratuitos los museos municipales de Zaragoza. Entrada libre. Con frecuencia, por el que más nos gusta pasear antes de tomar un aperitivo y volver a casa a comer es el Museo Pablo Gargallo. Pero en esta ocasión teníamos un "cuerpo extraño" que introducía una variable nueva en la ecuación de dónde ir. Unos viejos amigos que viven "exiliados" en una ciudad castellana desde hace muchos años por cuestión de trabajo, adoptaron hace un tiempo a una joven señorita que ahora tiene diez años, y que es absolutamente encantadora. Por ese motivo, decidimos abandonar los museos más artísticos para buscar algo más entretenido para esas edades. Y nos fuimos al Museo del Fuego y los Bomberos, situado en el claustro del antiguo Convento de Franciscanos Mínimos y que también aloja uno de los parques de bomberos de la ciudad. Es un lugar muy agradable. Y colorido.

Yo decidí llevarme la Hasselblad 500CM con su objetivo estándar, el Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF T*. Como película, tenía varias opciones. Por el día soleado que hacía, que repercute en la luz del claustro, supuse que un índice de exposición de 400 sería suficiente. Podía llevar alguno de los rollos de Kodak Portra 400 que tenía en el refrigerador o un rollo suelto que andaba por ahí pululando desde hace un tiempo de Fujifilm Fujicolor Pro 400H. Opté por este último. Luego comprobé que quizá hubiese sido buena idea coger alguno de los Lomography Color 800 que tengo y que recientemente probé. En algún momento, hubiera agradecido el paso extra de sensibilidad.

El rollo fue mandado a revelar a Malvarrosa Film Lab, donde hicieron un buen trabajo. En el comentario de retorno me decía que la Fujicolor Pro 400H agradece algo más de luz, pero sinceramente me gustan los tonos obtenidos. Creo que con uno o dos pasos de luz más, hubiera obtenido un aspecto agradable, de tonos para matizados, menos saturados y menos grano, pero lo cierto es que el grano que ofrece esta película a su sensibilidad nominal es perfectamente asumible, y al motivo, los coches de bomberos y otros objetos, le sientan bien unos colores más saturados y contrastados.

El principal problema lo tuve con el enfoque. Teniendo que trabajar con aperturas que van entre el f/5,6 para los motivos mejor iluminados y el f/2,8 para los más sombríos, con la escasa profundidad de campo que obtenemos con un 80 mm en formato medio, la precisión en el enfoque es fundamental. Y mi visión para la visión de cerca ya no es lo que era. No pudiendo introducir corrección dióptrica en el visor, como en mis cámaras digitales, y llevándose mal mis gafas de presbicia con la lupa de enfoque de la Hasselblad, en entornos sombríos cometo algún que otro error en el enfoque. Llevo pensando cómo resolver esto. ¿Comprar una pantalla de enfoque más brillante? ¿Entrenarme mejor,... ir más despacio? ¿Usar trípode siempre que sea posible? ¿Pasar del visor de capuchón y usar el pentaprisma, aunque aumente el volumen de la cámara al transportar?

Bueno, no os doy más la brasa, ved las imágenes y ya está. Y si queréis decir algo, soy libres. Seguiré hablando de la Hasselblad y distintos tipo de película negativa en color en fechas próximas.

Abandonando Adobe; breve comentario sobre Luminar 4

Durante años he sido usuario de Adobe Photoshop Lightroom como principal herramienta para la gestión y ajuste de mis fotografías digitales, así como de las de película tradicional digitalizadas. En su momento, con una de las cámaras compactas de marca Leica me llegó un versión de este software, y con actualizaciones cada dos años con un precio contenido, me parecía una solución potente y razonable a mis necesidades.

Como software complementario para correcciones que superaban las capacidades de Lightroom probé varias cosas. Desde hace años, procuro que todo el software instalado en mi iMac sea legal y en condiciones. Adobe Photoshop estaba fuera cuestión. Su potencia era excesiva para mí, pero su precio también lo era. Durante un tiempo funcioné con Photoshop Elements, que tenía un precio más razonable. Pero Adobe le imponía unas limitaciones muy irritantes, con la excusa de que estaba pensado para un entorno más bien informal y familiar. Desde ese punto de vista, lo cierto es que el precio de este software me resulta elevado. En 2015, salió al mercado Affinity Photo, con una potencia cercana a la de Adobe Photoshop, en algunas herramientas incluso superior, y con un precio mucho más barato. Incluso notablemente más barato que el de Photoshop Elements. Y más todavía durante el período de promoción durante el lanzamiento al mercado. Lo estuve probando en sus versiones beta, y no lo dudé. No he vuelto a gastar un euro en este asunto, con actualizaciones periódicas y con mis necesidades cubiertas de sobra.

Pero en 2017, Adobe volvió dar otro mazazo a sus clientes. Decidió que todas sus aplicaciones de cierto nivel sólo se podrían usar bajo un sistema de suscripción que en cualquiera de sus variantes en estos momentos supone gastar unos 150 euros al año. Prácticamente el cuádruple. Mi versión Lightroom 6 quedó funcionante, pero sin mantenimiento ni actualizaciones para adaptarla a equipos o sistemas operativos futuros. De hecho, hubo indicios alarmantes de que podía no funcionar, o no hacerlo bien, en cuanto Mac OS X se actualizase a su última versión, "Catalina", este mes de octubre pasado. El mío funciona, aunque ya se advierte que el programa de instalación no lo hará. Así que tarde o temprano, dejaré de poder usarlo.

Ya en 2017 decidí buscar una alternativa. En aquel momento aparecía en el mercado Luminar 2018, nueva versión de una versión de un programa de tratamiento de imágenes prometedor, asequible y relativamente fácil de usar. También probé su versión beta. En aquel momento no llevaba módulo de gestión de la biblioteca de fotos, pero se prometió una actualización durante 2018 con ella, sin coste añadido. Decidí arriesgar. Pero la cosa no iba bien. Aunque el programa de tratamiento de imágenes era utilizable, la gestión de la biblioteca de fotografías era lenta, muy lenta en ocasiones, y con frecuentes caídas de la aplicación. Y octubre de 2019 se acercaba. Y llegó. Había otras opciones en el mercado, pero la que más me gusta y me convence después de haberla probado, Capture One, cuya versión más sencilla tengo porque venía con la Fujifilm XF10, es muy cara en su versión completa. Más que las suscripciones de Adobe. Estas pueden estar bien para un profesional, pero no para un aficionado. Al que además no le apetece confiar sus fotos a una compañía tan rapaz y poco considerada con los usuarios de sus productos. Es algo que le viene de largo. Adobe siempre ha sido una compañía muy prepotente por su condición dominante en un oligopolio.

Tras procesar mis fotos del viaje a Japón durante este mes de octubre pasado, decidí actualizar el iMac a "Catalina". Lightroom, como decía todavía funciona. Pero había que tomar decisiones. Skylum estaba a punto de actualizar a Luminar 4. La actualización de Luminar 2018 con el gestor de imagen se llamó Luminar 3... así que, Luminar 4. Todo indicaba que venía con cambios importantes... pero tenía cierta desconfianza. Hay un tema añadido. No me gusta cómo promocionan su producto. Todas las demostraciones que hacen de sus herramientas basadas en "inteligencia artificial", según ellos, conllevan la generación de imágenes que no me gustan. Saturadas en exceso, efectistas, antinaturales... Os voy a poner un ejemplo realizado con Luminar 4 sobre una fotografía realizada por mí en el templo de Kiyomizudera en Kioto.

Está realizada con la Fujifilm XF10. Cuando viajo, en estos momentos, mi cámara principal es la Panasonic Lumix G9 con un conjunto de objetivos que varían día a día según lo que vayamos a visitar. Pero la llevo guardadica en la mochila hasta que es necesaria para hacer una foto con enjundia. Mientras, llevo la compacta XF10 en la mano para tomar notas o documentar el lugar en el que estamos, aun en situaciones que sé que son fotos que no son interesantes o con buenas condiciones. Lo cual sucedió con esta pagoda de tres pisos, en un de situación de luz apagada y poco contrastada. La imagen de la izquierda es con un tratamiento moderado en Lightroom, mientras que la derecha es con todos los filtros de "inteligencia artificial" de Luminar 4, incluido el reemplazo de cielos. La imagen resultante, que es el tipo de imágenes que promocionan, me parece un truño. Poco natural y efectista. Aunque hay personas a las que gustan estas cosas... Bueeeno...

Pero cuando uno prueba una aplicación tiene que ser sensato. Y una de las cosas sensatas que hay que hacer al procesar una fotografía digital es ser moderado en el uso de los "deslizadores" de las herramientas de la aplicación. Pequeños incrementos en varias herramientas pueden generar un efecto potente pero razonable. Grandes incrementos nos llevan al exceso, al "kitsch", a la horterada. Veamos otra imagen.

El original está apagado. Porque es como queda el archivo raw recien importado. De la Fujfilm XF10. Fue el momento en que exploraba encuadres y posibilidades de Meoto Iwa, las "rocas casadas" de Fujimi en Ise. No era una fotografía definitiva. Era una exploración. Pero la segunda imagen es una aproximación del ambiente que había en el lugar a las cinco de la tarde. El sol se ponía a las seis menos cuarto. La imagen es razonable. Aunque no es especial. Y hay diferencias con el original. Pequeños cambios en varias herramientas.

Una vez explorado el lugar, saqué la Lumix G9, el trípode, un filtro degradado y el "Big Stopper" de Lee (densidad neutra que rebaja la exposición 10 pasos). Y procedí a la foto, tras pelear contra el viento y las salpicaduras de agua en los filtros. Que me parece más interesante.

Luminar 4 funciona muy bien. El gestor de imágenes tiene mucha más velocidad y es estable. Al nivel de Lightroom. Y las herramientas de procesado se han reorganizado con respecto a la versión anterior de forma muy racional. Son muy potentes. Y lo único que hay que hacer para obtener buenos resultados es ser moderado y cauto en el uso de sus herramientas más potentes. A las que llaman "filtros". Y un precio de la actualización, 69 euros, mucho más razonable. Teniendo en cuenta que el ciclo de actualizaciones es cada dos años, es un gasto razonable. Unos 35 euros al año. Para un aficionado, una opción casi perfecta.

Y con el Affinity Photo de apoyo. Por ejemplo, los defectos en la fotografía debidos a las salpicaduras en el filtro que no pude "erradicar" las resolví con el pincel de restauración de esta aplicación. Luminar 4 también tiene la suya, pero no funciona también. No pasa nada.

Mas fotografías.

Luminar 4 tiene lo que llama "looks", que son similares a los "presets" de Lightroom. Las anteriores fotografías realizadas en las calles más tradicionales de Higashiyama en Kioto están procesadas usando alguno de los que proceden de una colección que es posible descargar de la página de Skylum, el desarrollador de Luminar 4. Quedan bien. Si hay alguno que te conviene, lo aplicas, y luego terminas de ajustarlo a tu gusto.

O puedes desarrollar tus propios preajustes. Por ejemplo, para eliminar la dominante azulada de los filtros de densidad neutra de Lee. O los siguientes que he elaborado con el fin de instruirme a mi mismo, en los que trato de imitar el aspecto de las fotografías de algunos fotógrafos japoneses del grupo Provoke, que usaban la Kodak Tri-X 400 forzada un par de pasos, para obtener fotografía en blanco y negro abundantemente contrastadas y con un grano muy aparente. Yo, el grano lo he matizado un poquito más.

En lo que vengo usando el programa desde que salió la versión definitiva de Luminar 4 hace unos días, no tengo quejas. Las fotos que han aparecido en mis blogs, o en mis cuentas de instagram o facebook, en estos últimos días ya proceden de Luminar 4. Las he obtenido de forma rápida y sin problemas. Y exactamente lo que yo buscaba. No intentéis emular los ejemplos que Skylum propone en su publicidad. Usad la moderación y encontrad vuestro estilo. Y veréis que es un programa muy útil. Y adecuado para aficionados serios a la fotografía.

Termino con otra fotografía procedente de la Fujifilm XF10, realizada en Umeda, Osaka. En la que una vez más he buscado reflejar las condiciones de luz y contraste de la realidad. Otras aplicaciones que he considerado pero he desechado son: DxO PhotoLab, ON 1 Photo Raw y Darktable. Esta última, software libre, muy potente, pero con una interfaz de usuario absolutamente infame.

Buscando el otoño en la ciudad; Canon EOS 650 con Fujicolor C200

Como viene sucediendo en los últimos años, el otoño en Zaragoza tiene un carácter bastante benigno hasta que no llega noviembre. Y aun así, aunque refresca, puede haber alguna lluvia, o levantarse algo de viento, parecen haber desaparecido las desapacibles nieblas que hace unos años llegaban por estas fechas. Pero volviendo al mes de octubre, se convierte más en una especie de segunda primavera. O el veratoño, que dicen algunos.

Una de las consecuencias es que, cuando sales a caminar por las zonas verdes de la ciudad, cuesta encontrar los colores ocres en las hojas de los árboles caducifolios. Las hojas permanecen verdes, quizá con una tendencia hacia el amarillo, pero rara vez aparecen los colores más cálidos y más intensos. Luego, en cuento llega el tiempo más fresco, y se levanta el viento, las hojas caen directamente sin haber recorrido todo el espectro cromático que nos gusta a los fotógrafos.

Aprovechando las temperaturas benignas, durante los fines de semana de octubre y el puente del primero de noviembre, realicé una serie de paseos por las zonas verdes de la ciudad "armado" con cámaras para película tradicional y distintos tipos de película negativa en color. De esta forma, poder tener al final un recorrido por los distintos matices cromáticos que cada una de estas películas pueden proporcionar a nuestras fotografías.

Las que hoy os muestro, junto con las que aparecieron en la entrada de mi Cuaderno de ruta del pasado domingo, están realizadas con la Canon EOS 650 calzada con el objetivo estándar EF 50/1,4 USM. Un objetivo curiosamente poco apreciado por algunos "sabios", y que a mí me parece un objetivo muy digno para su precio. Probablemente, a su apertura más abierta f/1,4, no pueda ser comparable a los modernos 50/1,4 de diseño telecéntrico, con aubundancia de elementos ópticos, grandísimos y carísimos. Estamos hablando de los 300 y poco euros que me costó este objetivo frente a los más baratos, de Sigma, que doblan este precio. Y no digamos los más de 1000 euros para los objetivos de marca más prestigiosa. Pero a aperturas medias... me cuesta entender que la inmensa mayoría de la gente encuentre alguna diferencia.

Como material sensible, la muy modesta Fujifilm Fujicolor C200, una de las películas negativas en color más baratas del mercado, que sin embargo da buenos resultados con tal de que seas un poco fino al exponer sus fotogramas, poniendo especial interés en no subexponer. Sus tonos me parecen adecuados para un uso polivalente, pero en especial para paisajes sutiles, sin estridencias en los colores.

La última del lote "lomográfico"; Lomography Color 800 con Hasselblad 500CM

Ya comenté en mis artículos sobre la Berlin y la Potsdam de Lomography que recibí estas películas en un lote de regalo durante el mes de septiembre. De momento, probé las dos películas en blanco y negro, con resultados satisfactorios en cuanto a calidad de este material sensible, pero con escepticismo sobre un uso futuro, por los elevados precios de las mismas. Bien es cierto que aun me quedan unos cuantos carretes de ambas. Pero con estas películas en blanco y negro venía también un pack de tres rollos de formato 120 de la película Lomography Color 800, que tampoco había probado nunca.

El último fin de semana de octubre, un sábado por la tarde, con la luz ya atenuándose, salí a pasear por el casco histórico de Zaragoza con la Hasselblad 500CM calzada con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF T* y un rollo de Lomography Color 800. Las umbrías calles de la parte más antigua de la ciudad en las últimas horas de la tarde me parecían una buena ocasión para probar una película de alta sensibilidad. Y por otro lado, las temperaturas eran muy benignas todavía en esos días, por lo que era agradable el caminar con la cámara por esas calles.

El rollo de ISO 800 lo mandé a continuación a revelar a Carmencita Film Lab, junto con otros carretes de película expuestos durante el mes de octubre de los que hablaré en otro momento. Pero los resultados se han esperar, no por culpa de los "carmencitos", sino porque durante estas semanas atrás los servicios de correos de este país han funcionado con mucha lentitud por culpa de la sobrecarga debida al estúpido proceso electoral al que la irresponsabilidad de los partidos políticos nos sometió hace unos días.

Volvemos a lo de siempre. Desde hace años, muchos años, asocio la marca Lomography a productos excesivamente caros para una calidad excesivamente baja. Sucede con la práctica totalidad de sus cámaras fotográficas. El modelo de negocio es claro. Fabrico barato, pero vendo caro porque es "cool", es "guay", lo hacen los "hipsters", es un modelo de "libertad"... y mucha gente, especialmente jóvenes sin conocimiento previo con la fotografía tradicional con película creen que lo suyo es la imagen poco nítida, con colores exagerados, con viñeteados enormes, con marcas de pelos y polvo, es lo que era. Y no. Lomo era una marca de cámaras soviéticas conocida por ser copia de marcas occidentales o japonesas, pero con escasos controles de calidad que provocaban una imagen de escasa calidad y con defectos y aberraciones excesivas. Evidentemente, eso se puede usar legítimamente como una herramienta expresiva. Pero no justifica los precios ni la expectación.

Sin embargo, reconozco que las dos película en blanco y negro mencionadas a principio del artículo no están mal, aunque son excesivamente caras para lo que ofrecen. Se puede hacer fotografía en blanco y negro de buena calidad con mucho menos dinero. La Lomography Color 800 no sé quien se las fabrica. Hay dos fabricantes, que yo sepa, comercializando película de ISO 800. Lomography no fabrica; vende productos fabricados por otros bajo su marca. Esos dos fabricantes son Kodak, con su Portra 800, y Fujifilm, con su Superia X-Tra 800, aunque también se puede encontrar con otras denominaciones, como Superia Venus 800, o simplemente como Fujicolor 800 en sus cámaras de un solo uso. Pero no parece ser ninguna de esas denominaciones. La Cinestill 800T es originalmente película de cien fabricada por Kodak. Definitivamente no tengo ni idea de quien fabrica esta película.

Pero la cuestión es que está bien. Los colores están bien, el granulado con el que han venido, teniendo en cuenta que son negativos de 56 x 56 mm, también es muy discreto, las fotos han resultado nítidas... la verdad es que apetece usarla en más ocasiones. Las muestras que pongo aquí pueden tener algún problema de nitidez, pero son problemas de enfoque debidos a que mi vista ya no es la que era y la luz era relativamente escasa, lo cual empeora el problema. Es más difícil enfocar el formato medio que otros formatos más pequeños. Pero ¿a qué coste?. Unos 20 euros el "pack" de tres rollos de formato 120. En este caso es más barato que otras opciones. Creo que Fujifilm no ofrece su película de ISO 800 en formato medio, y como no siempre es fácil encontrar el de 35 mm, suele ser caro. Y las Portra 800 es posible encontrarlas a poco más de 10 euros el rollo, pero es más frecuente que sean rondando los 15 euros. Las Cinestill 800T también superan los 11 euros por rollo. Por lo tanto, la principal contrincante de esta Lomography Color 800 sería la Kodak Portra 400 forzada un paso... Mmmm... esta película de Lomography sí que es una opción a tener en cuenta en función de su calidad y su precio. A pesar de que sea Lomography. Anotado queda.

Un problema que tengo con determinadas marcas es que el último fotograma de los 12 que produce la Hasselblad en un rollo de formato 120 me aparece cortado.